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MARIOLOGÍA

SESIÓN # 12
Sergio César Espinosa G., mg
MARÍA
EN EL DIÁLOGO ECUMÉNICO
E INTERRELIGIOSO

Fuente: D. Cerbelaud
María, un itinerario dogmático
San Esteban - EDIBESA
Salamanca – Madrid, 2005
Pp. 231-282
1. MARÍA EN LA TRADICIÓN ORTOD0XA

Si queremos conocer el lugar que María ocupa en la


tradición ortodoxa (a veces llamada también bizantina),
hemos de buscar ante todo en la liturgia, más que en
textos teológicos.
Son las fiestas marianas las que nos iluminan sobre el
papel preponderante de María en esa tradición eclesial.
“La liturgia bizantina es la más marial de todas las
liturgias” (A. Kniazeff).
María está siempre presente.
La fiestas marianas del primer milenio eran comunes a toda la
iglesia, aunque con acentos propios en Oriente y Occidente.

A la Navidad, Presentación y Anunciación de Jesucristo, en las


que María también está presente, se añadieron otras fiestas
más claramente marianas: la “memoria de María” (Madre de
Dios), la natividad de María, la dormición o asunción, y más
tarde la presentación de María y la concepción.

Después de la ruptura, Oriente creó aún más fiestas, como la


de la Protección o Intercesión de la Madre de Dios, y otras en
honor de iconos, apariciones o devociones locales.
Lugar destacado ocupan los himnos.
Para los himnos, Oriente recurre a las Escrituras,
que lee y desarrolla con mucha libertad,
mezclándolas a veces con textos apócrifos y con
otros elementos meramente devocionales.
De esta manera hace un retrato muy amplio y
detallado de María, no exento de cierta fantasía
piadosa.
Himno de la fiesta de la Anunciación.
9ª. Oda. Hirmos: Como el arca viviente de
Dios, jamás tocada por mano profana, pero
que los labios de los fieles no dejen de
cantar a la Madre de Dios la palabra de
ángel, y que, en su transporte, le aclamen:
“Salve, llena de gracia, el Señor está
contigo ….
Los iconos también tienen una larguísima tradición y
sobrevivieron la crisis iconoclasta.
No son imágenes en el sentido de ‘retratos’, sino
‘representaciones’ teológicas del misterio (lo quieren
hacer presente).
No pretenden ser una Biblia en imágenes, sino una
liturgia en imágenes.
Las más clásicas son la Theotokos (Madre de Dios), la
Eleusa (De la ternura), la Hodiguitria (la que muestra
el camino) y la Platytera (Orante, intercesora).
Hay iconos para cada fiesta de María.
Protección o Intercesión (Pokrov). 1 de octubre.
+
Oriente tiene una mariología muy elevada.
La liturgia no se interesa por un perfil humano
de María, sino por su perfil teológico: la toda-
santa; la siempre-virgen; la madre-de-Dios; la
que entra en la esfera celeste, siguiendo a su
Hijo.

Le suplican así: “¡Santísima Madre de Dios,


sálvanos!” (Corredentora)
María es el límite entre lo increado y lo creado
(Gregorio Palamas).
Ella es la causa de lo que le precedió, preside lo
que vino después de Ella y procura los bienes
eternos (V. Lossky).
Como se ve, no están lejos de la devoción
católica de María (medianera de todas las
gracias).
Aunque la jerarquía y los teólogos ortodoxos aceptan sin
más la tradición de María como la Madre de Dios (Éfeso) y
la siempre virgen, no vieron bien la definición de la
inmaculada concepción de María (1854).
No les pareció y rechazaron que el Papa pudiera proclamar
un dogma sin la participación de un concilio; pensaban más
en la santidad personal de María que en una ‘exención’ del
pecado original; y tampoco vieron bien que se formularan
dogmas cuando no hay doctrina heterodoxa en cuestión.
Otro tanto ocurrió con el dogma de la asunción (1950), no
por el contenido, sino por lo antes dicho.
2. MARÍA EN OTRAS TRADICIONES
ORIENTALES
El Oriente cristiano no es monolíticamente ortodoxo, hay
iglesias que surgieron después del cisma des siglo V. La
nestoriana y monofisitas que perviven hasta ahora.

Las iglesias nestorianas no tiene una mariología


desarrollada. Sólo tiene dos fiestas marianas, la felicitación
a la Virgen (el viernes después de Navidad) y la de María,
protectora de las semillas (15 de mayo).
Unos nestorianos volvieron al seno de la iglesia católica (los
llamados Caldeos), y los demás firmaron una declaración
cristológica común con los católicos (11.11.1994)
Por su parte, entre las iglesias monofisitas hay
muchas diferencias notables en su liturgia
mariana:
 Los coptos egipcios están cerca de los
ortodoxos.
Natividad de la Virgen: 9 de mayo y 21 de sept.
Presentación en ele Templo: 12 de diciembre.
Dormición: 26 de enero
 Los siro-jacobitas que tienen el mismo sistema
de calendario de los Nestorianos, viven un
minimalismo mariano, la evocan con
sobriedad.
 Los armenios están más bien cerca de los
católicos. Celebran la Natividad de María y su
Dormición, también su Concepción.
 Los coptos etíopes tienden a un maximalismo
mariano. Superabundancia de fiestas con
anáforas propias.
Todos ven a María en lugar especial entre los
santos y todos la aclaman como Theotokos
3. MARÍA EN LAS IGLESIAS DE LA REFORMA
Es un universo muy diferente. Aquí no es posible recurrir a la liturgia
porque prácticamente todo el santoral desapareció pronto de la
liturgia reformada. No queda sino recurrir a las “confesiones de fe” y
a las explicaciones clásicas o más actuales de sus teólogos. Se
descubre un minimalismo mariano:
1° Por la vuelta a la Escritura (lugar Teológico primero y esencial),
Lutero y sus seguidores privilegian un sentido literal de los textos. Así,
por ejemplo, Lutero rechaza cualquier intento de lectura mariana de
Gen 3, 15 (el ‘protoevangelio’). También busca una traducción
‘auténtica’ (al menos a como a él le parecía que debía ser).
2° Y quizás la razón más poderosa para los reformadores sea la de
salvaguardar la única mediación de Cristo, que les parece amenazada
por el culto a María y a los santos.
Para los reformadores, por su crítica del culto a los
santos”, María está totalmente ordenada a
Jesucristo (¡al igual que para los católicos!) y la
reconocen como Madre de Jesús (no siempre
aceptan el llamarla Madre de Dios), aluden a la
concepción virginal (no a la posterior virginidad de
María) y ponen de relieve el aspecto de María como
creyente (obviamente sin importar las obras).
“La única ‘grandeza’ de María le viene de la gracia
de Dios, a la que ella se adhirió con una fe íntegra.
Es natural que sea éste el aspecto que les parece
más a destacar: la fe de María.
4. MARÍA EN EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO
CON LOS JUDÍOS
4.1 Las polémicas de los primeros siglos
María fue obviamente judía.
Tras el anuncio cristiano, la iglesia será calumniada y
perseguida en los ámbitos judíos.
En el tema que nos concierne, María fue objeto de burlas
y calumnias sobre todo por el asunto de la concepción
virginal: engañada, violada, divorciada, amante infiel…
hay insinuaciones o acusaciones de todo tipo.
Jesús sería, entonces, un bastardo.
Del lado cristiano, hay una ‘cristianización de
María’, en la que se le despoja de todo lo que
recuerde o insinúe su judaísmo.
Nunca se menciona de manera positiva su
pertenencia al pueblo de Israel.
En la literatura apócrifa los judíos aparecen
como enemigos de María. Ellos son los malvados
y faltos de fe, ella es la buena y creyente.
Es una forma peculiar del anti-judaísmo que se
vivió en la Iglesia.
4.2 Opiniones más recientes
De ambos lados el ambiente se ha ido serenando.
Del lado judío: Al igual que Jesús, María está siendo
estudiada con respeto por teólogos judíos.
Se hace una relectura benévola y minimalista de María.

En la abundante literatura judía acerca de Jesús en la


época contemporánea, María aparece con un carácter
muy secundario y es considerada como esposa de José,
ya que Jesús sería el hijo de ambos.
María y José habrían tenido una numerosa familia.
Del lado cristiano hay intentos por ver en María
no sólo la figura de la Iglesia, sino ante todo
como al figura de Israel.
Se buscan antecedentes en personajes
femeninos judíos.
María ofrece una respuesta creyente, si no del
pueblo de Israel en su conjunto, sí de esa
porción ‘fiel’: la que escucha y pone en práctica
(Ex 24, 7; Lc 1, 38; 8, 21)
5. MARÍA EN EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO
CON EL ISLAM
El Islam (=Sumisión) es la más reciente de las grandes
religiones monoteístas y toma mucho de la revelación bíblica.
Varios personajes bíblicos del AT y del NT aparecen también
en su libro sagrado, el Quran o Corán. Tal es el caso de María.
De hecho el Corán no menciona a María, la madre de Jesús,
sino a Jesús, el hijo de María (22 veces). Se ocupa, pues, más
bien de Jesús, a quien a veces pone a la par de Moisés, o
después de los profetas, con no poco desorden cronológico.
No se le da a Jesús, el hijo de María, un lugar prominente, a
pesar de denominarlo a veces como Mesías, pero rechazando
cualquier título divino. Jesús es un enviado de Dios. El Islam
vuelve al monoteísmo estricto, y no acepta la Trinidad.
Dos veces evoca el Islam el nacimiento de Jesús. El
pasaje más extenso es la sura (capítulo) 19, titulado
‘María’. Hay un relato cercano a la anunciación,
según Lucas, y se implica la concepción virginal.
Sin embargo hay bastante confusión en la identidad
del ‘visitante’, que es llamado ‘Espíritu’ en perfecta
forma humana.
Ya en el nacimiento hay una visión muy diferente a
la cristiana, pues el niño se pone inmediatamente a
hablar.
En la sura 3 se habla del nacimiento y la infancia de
María. Parece que hay una confusión con la hermana
de Aarón y Moisés. En otros aspectos sigue de cerca al
Protoevangelio de Santiago (internada en el Templo,
alimentada por ángeles, le sortean un hombre que la
cuidará…).
“A la que permaneció virgen… infundimos nuestro
Espíritu. Hicimos de ella y de su hijo un signo para los
mundos…” (Sura 21, 91).
Se entenderá que es un signo de contradicción, pues
varias veces se hablara de la mala acogida por parte
de los judíos al hijo de María.
Entre aciertos, confusiones y diversas alusiones
es como avanza el Corán en este tema.

Lo interesante es que la tradición musulmana


concluye declarando la santidad eminente de
María y de Jesús, ambos exentos de mancha y
preservados de los ataques del diablo (Iblis) . No
son pocos los musulmanes que visitan algunos
santuarios marianos en diversos lugares (Líbano,
Turquía, Francia, etc.)
CONCLUSIÓN
Para el diálogo con los ortodoxos y otras iglesias orientales,
el tema acerca de María no es un obstáculo, sino todo lo
contrario. Es un terreno de acercamiento común, aunque
haya detalles que generan diferencias.

En cambio con los protestantes, el asunto es muy distinto.


Hay quienes hablan de una ‘herejía mariana’ en la Iglesia
católica (por ejemplo K. Barth) y no quieren ni oír hablar al
respecto, mientras que otros están más dispuestos a un
diálogo, sin conceder mucho en algunos puntos que no sean
estrictamente bíblicos.
Si las “calumnias judías” sobre María irritan a los autores
cristianos, la presentación coránica los desconcierta.
¿Hay base para un diálogo?
María aparece en continuidad con la figura de Abraham, el
“padre” de las tres religiones monoteístas, y así aparece
como creyente, portadora de la esperanza de Israel y sumisa
a la voluntad divina.
El Vaticano II ve un rayo de esperanza en la declaración
Nostra Aetate (# 3 y 4) al mencionar un par de veces a
María tanto al hablar del Islam como del Judaísmo.
¿Será una discreta insinuación sobre el posible papel de
María en las reconciliaciones que la Iglesia quiere lograr?

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