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EL HONRADO LEÑADOR

Érase una vez un leñador que a diario cortaba leña en el bosque para sostener a su familia.
Un atardecer, mientras cortaba un árbol en la orilla del río, el hacha resbaló de sus manos y
cayó al agua. Desesperado, el leñador se sentó a llorar por su hacha perdida.
En ese instante, apareció una ninfa frente a él y le preguntó por qué lloraba. Cuando escuchó
lo sucedido, sintió mucha lástima por el leñador.
—Espérame aquí buen hombre, creo que puedo ayudarte —dijo la ninfa.
Entonces, se zambulló en el río y sacó del agua un hacha de oro, se la mostró al leñador y le
preguntó:
—¿Es esta tu hacha?
—No lo es —dijo el leñador.
Por segunda vez se sumergió la ninfa en el río, para reaparecer con un hacha de plata.
—¿Es esta tu hacha? —preguntó la ninfa.
—No lo es —dijo el leñador nuevamente.
Entonces, la ninfa entró por tercera vez en el agua trayendo el hacha perdida.
—¿Es esta tu hacha?
—¡Oh, gracias! ¡Esa es mi hacha! —dijo el leñador llorando de alegría.
La ninfa estaba tan complacida con la honestidad del leñador que le regaló las hachas de oro
y plata.
Moraleja: Aquel que prefiere la honradez a la mentira, siempre será ganador.
TÍO TIGRE Y TÍO CONEJO
Una calurosa mañana, se encontraba Tío Conejo recolectando zanahorias para el almuerzo.
De repente, escuchó un rugido aterrador: ¡era Tío Tigre!
—¡Ajá, Tío Conejo! —dijo el felino—. No tienes escapatoria, pronto te convertirás en un
delicioso bocadillo.
En ese instante, Tío Conejo notó unas piedras muy grandes en lo alto de la colina e ideó un
plan.
—Puede que yo sea un delicioso bocadillo, pero estoy muy flaquito —dijo Tío Conejo—. Mira
hacia la cima de la colina, ahí tengo mis vacas y te puedo traer una. ¿Por qué conformarte
con un pequeño bocadillo, cuando puedes darte un gran banquete?
Como Tío Tigre se encontraba de cara al sol, no podía ver con claridad y aceptó la propuesta.
Entonces le permitió a Tío Conejo ir colina arriba mientras él esperaba abajo.
Al llegar a la cima de la colina, Tío Conejo gritó:
—Abre bien los brazos Tío Tigre, estoy arreando la vaca más gordita.
Entonces, Tío Conejo se acercó a la piedra más grande y la empujó con todas sus fuerzas. La
piedra rodó rápidamente.
Tío Tigre estaba tan emocionado que no vio la enorme piedra que lo aplastó, dejándolo
adolorido por meses.
Tío Conejo huyó saltando de alegría.
Moraleja: Más vale ser astuto que fuerte.

EL SOL Y LA LUNA
Esta leyenda
corta narra cómo es que el Sol llega a ser el astro rey que gobierna durante el día y la Luna
llega a ser quien gobierna durante la noche propiciando la diversión y el placer. Sol y Luna
eran dos hermanas que vivían en el lejano reino de los Astros. Ellas eran unas hermosas
princesas destinadas a iluminar la tierra de noche y de día. Luna era la hermana mayor y
debía ser la reina, pero le gustaba sentirse libre, conocer gente, tener muchos amigos y tener
una vida de mucho placer. En cambio, Sol deseaba en su corazón ser la reina pues era muy
ambiciosa y le gustaba tener poder. Se acercaba el día de la coronación y una mañana, al
levantarse, las hermanas conversaban y se pusieron de acuerdo para cambiar de lugar
aprovechando que eran muy parecidas. Acordaron que por unos días Sol, la hermana menor,
ocuparía el lugar de Luna hasta que regresara para la coronación.
Luna se divertía tanto conociendo amigos y disfrutando de placeres, que se olvidó de la
coronación, siendo coronada como reina su hermana Sol. Cuando Luna por fin regresó al
palacio, su madre se dio cuenta que habían coronado a Sol y no a Luna como debía ser. La
mamá habló con Luna y le dijo que Sol ya había sido coronada como reina y que tendría que
ser así por la eternidad, aunque ello fuera contra el deseo de todo el reino. Sin embargo, solo
la madre sabía la verdad y todo el reino pensaba que Luna era la reina recientemente elegida.
Sin embargo, Luna no estaba triste, sino que por el contrario estaba feliz pues sabía que
ahora ella iluminaría la noche y la llenaría de emoción para los vagos y para todo aquel que
busque placer y quiera sentirse libre como ella.

"LA TIERRA ESTA ENFERMITA"


El Sol como cada mañana acaricia con sus rayos a la Tierra. El Planeta Azul no se encuentra
muy bien, tiene fiebre y su capa protectora cada vez está más dañada. La contaminación del
suelo, del agua y del aire van acabando con su belleza transformándolo en un planeta triste,
apagado, sin color. Dos astronautas viajan al espacio para observarlo mejor y advierten que la
capa de ozono se empieza a romper. Rápidamente dan la voz de alarma y todo el mundo se
pone en acción. Hay que limpiarlo, tirar las basuras en las papeleras, reciclar, plantar árboles,
cuidar los ríos y mares. Si lo hacemos todos juntos, poco a poco nuestro planeta se sentirá
mejor.
Este cuento nos ha puesto un poquitín tristes y nos ha hecho reflexionar sobre lo que
debemos hacer para cuidar nuestro entorno, van a tenerlo limpio y saludable. Algunos
consejillos a tener en cuenta son: cuidar del parque y zonas verdes, utilizar los contenedores
de basura, ahorrar papel, plantar árboles, cerrar los grifos, ducharse en vez de bañarse,
apagar las luces, usar las papeleras...

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