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1. 1. Índice Leyendas de la costa . LOS GIGANTES DE SANTA ELENA .

LAS PIEDRAS
.LA DIOSA DE UMIÑA .EL TINTIN .LA TUNDA SE CONVIERTE EN .GALLINA .LA
TUNDA .LA DAMA TAPADA .LOS AMANTES DE SUMPA .LA LLORONA LEYENDA
DE LA SIERRA .BRUJAS SOBRE IBARRA .LAS VELAS DEL AMADOR .UN SANTO
ARISTOCRARAS Y SIN ZAPATOS .QUIMERA Y EL TESORO DEL INCA LA
LEYENDA DE GUAMBONA EL TAITA IMBABURA Y LA MAMA COTACACHI
2. 2. LEYENDA DE GALAPAGOS .LOS EUROPEOS Y LOS .FLOREANO .LA
TORTUGA GALAPAGOS .ISLA DE FANTASIA .EL PIRATA LEWIS .ISLA CRUZ
LEYENDA DEL ORIENTE .LA BOA Y EL TIGRE .SANGRE DE DRAGO .EL
MISTERIO DE LA BOCANA DEL RIO MISAHUALLI .EL CHIUTA Y EL SUMACO .EL
ÁRBOL DE LA ABUNDANCIA .EL PODEROSO RAYO .EL DELFIN ROSADO
3. 3. LOS GIGANTES DE SANTA ELENA Cierta mañana los habitantes de Simpa fueron
sorprendidos en alta mar por unas balsas monstruosas, que dejaron LEYENDAS DE
LAS COSTAS
4. 4. desembarcar a tripulantes a quienes el agua les llegaba a la cintura y el mas
corpulento de los Sum peños les llegaba a la rodilla.Cuentan que eran tan grandes que
un ojo era del tamaño de un plato pequeño, los dedos del pie cada uno era del grueso
de un mangle mediano del sector, tenían cabellera larga, hasta la cintura, pero como
contrario, no tenían ni un pelo en la cara, unos traían traje de pieles, otros la
mayoríatraían trajes paradisiacos.Se tendieron en la playa a descansar, agotados, se
durmieron, cuando despertaron se dispusieron a preparar el desayuno para lo que
recogieron leña para avisar el fuego, leña que fue tomada de las palmas y arboles que
estaban sembrados a orilla del mar, en un santiamén armaron la fogata, a
continuación fueron en busca de un atado de gallinas que encontraron mas adelante y
se las engulleron de un bocado, se notaba que tenían hambre atrasada. Recordemos
que la Puntilla de Santa Elena, la misma que bien llevaría el nombre de Cabo, es el
punto mas saliente de la costa Ecuatoriana, Los gigantes decidieron construir ahí sus
habitaciones, con rocas que era lo que abundaba en el territorio, formaron una especie
de fortaleza, que estaba destinada a albergarlos.Un día se adentraron tierra, y cayeron
sobre el tirano que gobernaba a los Sum peños, lo encerraron y murió preso, más el
pueblo no pudo alegrarse de su muerte, pues caer en manos de los nuevos tiranos
resulto peor. Estos gigantes, acabaron con el rebaño, destruyeron sembríos
completos, hasta ahuyentaron a los peces del agua, como el agua de los pozos de los
Simpemos, no les dieran abasto, labraron en las peñas profundas cisternas, donde
reposan hasta hoy gran cantidad de agua cristalina y pura que invita a saciar la sed
ahí. Imaginan lo espectacular que resulto que estos gigantes enamoraran a las
pequeñas Supeditas….. Los Simpemos cansados de que estos gigantes terminaran
con todo a su paso, incluidas sus mujeres, decidieron un día enfrentarlos, mas cuando
los gigantes percibieron el hecho se
5. 5. armaron con ramas de los árboles y procedieron a perseguirlos, los Simpemos se
rindieron, no era para menos se imaginan ser perseguidas por un grupo de gente que
nos doble o triplique en tamaño y grosor. Desde entonces los gigantes precavidos,
decidieron acabar con todo Sompeso que en broma o en serio intentara revelarse ante
ellos, pero cuenta la historia que un día del cielo se oyó un trueno, era Pachamanca,
quien de un solo sablazo termino con todos los gigantes, luego una bocanada de
fuego quemo todo, y tan solo quedaron unos cuantos huesos y calaveras que el fuego
dejo,enterrados bajo tierra.Así los Simpemos volvieron a respirar a pulmónlleno, y no
es sino hasta nuestra época en que ya no se pone en duda la existencia de los
Gigantes, debido al sin número de excavaciones y hallazgos que se han hecho en
todo la Provincia. LA LEYENDA DE LA PIEDRA
6. 6. Peñas arriba después de cruzar los tres ríos, que le dieron nombre al pueblo, en las
laderas cubiertas de cafetales, briñones y bosques, se encuentran varias piedras de
gran tamaño, superpuestas unas sobre otras como travesuras de gigante. Las
irregularidades de las rocas forman una cueva, donde la imaginación popular se ha
entretenido en crear seres fantásticos con extraños poderes. Además, se tejió una
hermosa leyenda de amor entre una bella mujer descendiente de españoles, y un indio
de sangre real, pues era hijo de caciques. Hablamos de la Piedra del Encanto en el
Cerro de La Carpintera, Tres Ríos o La Unión. Pero no es una piedra, sino varias -
como ya anotamos- las que forman el conjunto, que hoy día se encuentra al final de un
trillo enmontado, y más o menos a la mitad de La Carpintera. Arboles de regular
tamaño sombrean el lugar por donde se desliza, pequeño y claro, un yurro o riachuelo.
La leyenda romántica está asociada con los indígenas, que Tres Ríos fue tierra de
indios. Y cuando las circunstancias la despoblaron, el Gobernador español
7. 7. de turno se encargó de volver a plantar la piel aborigen trasplantada desde Tala
manca. Se dice que si usted visita la piedra y se sienta por allí a descansar, de
inmediato desfila por su mente la vieja historia. Cuenta esta narración que don Pánfilo
Aguilar, viejo Cartago, su señora y sus tres hijos, rumbearon a Tres Ríos en busca de
mejores tierras. Eran los tiempos heroicos de la colonia. En las cercanías del Tiribi
construyó don Pánfilo su rancho y poco a poco crecieron las sementeras y aumentó el
hato. Los hijos fueron hombres trabajadores y valerosos y la muchacha -que eran dos
varones y una mujer-la más bella criatura” que ojos humanos vieron”. Los viajes
domingueros de don Pánfilo y familia a Cartago, por la ruta de Coris, sólo servían para
que los otros metropolitanos se extasiaran con aquel ángel de los Tres Ríos; y vestida
de ángel, precisamente, salió en una semana santa la niña Catalina, que este era el
nombre de la muchacha. Pero a pesar de que más de un mancebo Cartago puso en
ella sus ojos y el fuego de su corazón, los latidos en el pecho de la Aguilar andaban
por otros rumbos, ya que era íntima amiga de Sebe y Me queche, los hijos de un
cacique que habitaba por los predios cercanos a La Carpintera, Elativa. Poco a poco
se estrechó la amistad entre Catalina y Me queche, especialmente cuando el joven
indio aprendió todos los secretos de los grandes de su tribu y Catalina veía en él al
héroe de sus sueños. Pero esta amistad, que terminó en un gran amor, fue motivo de
alarma para la familia del viejo español. Hubo consejo de
8. 8. familia y finalmente se adoptó una decisión: trasladar a Catalina a Cartago, para
alejarla del indígena. Ante esta situación, una voz le dijo al muchacho: “Roba a tu
amada”. Así lo hizo, con la complacencia de Catalina. Cuando los Aguilar se dieron
cuenta de la desaparición de su hija, movieron cielo y tierra para encontrarla. “Tal vez
esté en la cueva de la montaña”, arguyó un muchacho. Y todos se fueron hacia una
enorme cueva que había en La Carpintera. Pero resultó que en vez de la cueva
encontraron las piedras de que hablábamos al comienzo de esta nota. Solamente se
veía una cueva muy pequeña y una hendidura. “Todas las esperanzas de encontrar a
Me queche y Catalina se desvanecieron y aseguran los enamorados que visitan la
piedra en noches de luna llena, que sobre ella se ve a una joven de cabellos rubios
que acaricia a un joven moreno, desnudo hasta la cintura y adornado con sus armas
de caza”. Tal la leyenda. Fuente: “La leyenda de la piedra del encanto”. La Nación, 9
de enero de 1975, p. 14. c. (Suplemento Gentes y Paisajes). LA DIOSA UMIÑA
9. 9. Los Mantas fueron politeístas. Cieza de León atestigua una gran religiosidad.
Hacían sacrificios humanos y quemaban incienso en sus templos. Tenían una diosa
con poderes curativos, era una esmeralda del tamaño de un huevo de avestruz a la
que llamaban "Umiña". La Diosa Umiña era ídolo era una piedra de fina esmeralda,
cuyo valor podía exceder a todos los tesoros juntos de muchos templos. Su adoración
se la realizaba en el templo construido en la isla de La Plata, hasta donde llegaban
enfermos de todas partes. Luego que el gran sacerdote recibía la ofrenda (oro, plata y
piedras preciosas) hacía sus deprecaciones postrado en tierra, y después de tomar
con un paño blanco y limpio a la Umiña, frotaba con el mismo paño la cabeza del
enfermo. Muchos enfermos sanaron. Tanta fama alcanzó en la época prehispánica
que incluso desde Centroamérica llegaban enfermos en busaca de sanación.Pero con
la llegada de los españoles, que siempre buscaron la piedra para robarla, los indios la
escondieron de manera que ese tesoro no se lo ha podido encontrar. EL TINTIN
10. 10. El TINTIN es un personaje mítico propio de la zona montubia del Ecuador. Al
parecer el Tintín es un hijo del dios Puna de la fecundidad llamado Tin. A este
personaje se lo conoce como un enano, con gran cabeza, pies vueltos hacía atrás y el
miembro viril sumamente desarrollado. Además de su descripción usa un sombrero
que llega un poco más abajo de las orejas y produce un silbido lúgubre. Se dice que
Tintín persigue y asecha a las mujeres casadas, preferentemente pelonas y cejonas
para poseerlas carnalmente, claro, luego de sumirlas en un trance hipnótico cuando se
les aparece. La gente del lugar cree que cuando él se enamora de una mujer sale por
las noches de los huecos donde vive, llevando una piedra como imán en un mate, la
cual coloca debajo de las escaleras para que todos los habitantes de la casa duerman
para así disfrutar de su mujer dormida;
11. 11. Según el mito, una vez dormidas y tiernamente asechadas, él se las lleva al monte
y ahí las posee sexualmente, con la cabeza para abajo y las nalgas para arriba. Las
mujeres que han sido víctimas del Tintín no recuerdan nada, solamente amanecen con
moretones y dolor en el cuerpo. Para mala suerte de aquel esposo que en alguna
ocasión descubre al Tintín de forma infraganti con su esposa raptada y se atreve a
insultarlo, ella muere en el acto. El deseo de este curioso personaje es que las
mujeres casadas solo puedan quedar embarazadas de él, y cuando así sucede, ellas
dan a luz por lo general niños de apariencia normal, pero sin esqueleto, por lo que
pronto fallecen. Según los lugareños, aquellos niños son enterrados o abandonados
en los cardos y luego se los quema, o simplemente se los amarra a los palos más
altos de las barandas para atraer la buena suerte en las labores de la pesca, que es
una actividad común en el lugar. Los hijos del Tintín que sobreviven y tuvieron algo de
suerte para poseer esqueleto, con el pasar de los años se vuelven seductores natos
de mujeres, a las que consiguen y embaucan con mil artimañas.
12. 12. LA TUNDA SE CONVIERTE EN GALLINA En “Juyungo” se cuenta que un
muchachito esmeraldeño fue enviado a eso de las cinco de la tarde, hora de oración, a
recoger a unas cuantas gallinas que andaban desperdigadas por los contornos. De
pronto una linda gallina blanca atrajo la atención del chicuelo. “Cho, cho, jurón, jurón”
gritaba, corriendo detrás de ella pero esta era una experta y lo fue llevando hacia el
monte. Cuando quiso regresar ya era tarde, estaba perdido. Era la temible “Tunda”
que se había convertido en gallina. Pero la Tunda teme a los perros y el solo ladrido
de uno de ellos la hace desaparecer; por eso los parientes de la víctima corrieron por
los montes con una verdadera jauría, hasta encontrarlo al tercer día, casi muerto del
susto e indigesto de tanto camarón. ¡Qué mala es la Tunda! Dicen que la tunda no es
negra, si no negrisísisima como una noche sin luna ni estrellas como una casa sin
puertas ni ventanas. La Tunda no tiene bemba, sino bembísima, quiere decir una
bemba así y asá. En vez de pierna derecha, maneja una pata de molinillo, que suena
¡tun!
13. 13. Cuando camina por el monte. Más cuando ella se ríe, se ilumina la noche y llueve
cocos recién pelados. Vuelan mariposas blancas. Entonces, la gente que ya sabe, se
da cuenta que la Tunda anda por allí. Y al más pesado se le aparecen en el camino
meneando sus caderas. A uno de la comunidad se le apareció, no una mujer sino
como perico, que cuando él más caminaba el Perico se iba más lejos. Tanto que le
hizo caminar toda la noche y no lo pudo cazar. Tuvo que amanecer en el monte,
cruzando por espinales u matorrales, pero él no se hizo daño porque sentía que
alguien le cargaba para pasar las espinas. La comunidad se preocupó de si
desaparición y fueron a buscarle con la madrina, bombo, cununo, guasa. Cuando lo
encontraron, tuvieron que echarle agua bendita, porque gritaba, tenía los ojos que se
le querían salir y el cuerpo gelatinoso, pues había comido el tapao de camarón hecho
por ella. Y esa era la forma de embobar a sus víctimas.Así, cuando ya cumplía sus
propósitos los abandonaba e iba por otro.
14. 14. LA TUNDA Una mujer fea, que tiene un pie de molinillo o de raíz de un árbol y el
otro como el De un bebé se lleva a los bebés sin bautismo y a los desobedientes. Este
es un mito propio de los departamentos que poseen costa en el Océano Pacífico.
Cuentan los que saben que este personaje mítico es una mujer fea, que tiene un pie
de molinillo o de tingui-tingui (raíz de un árbol) y el otro como el de un bebé. Se lleva a
los moritos (bebés sin bautismo), a los niños desobedientes, a los maridos
trasnochadores e infieles y a jóvenes hombres o mujeres, a los confines del monte
para convertirlos en sus amantes. "La Tunda" engaña a sus víctimas tomando la
apariencia de sus madres u otro ser querido para que la sigan al monte; ya en sus
dominios, los alimenta con camarones y cangrejos. Con sus malos olores emboba a
sus víctimas, y les saca la sangre. Los “entundados” aprenden ha amar a dicha mujer
y rechazan
15. 15. a los humanos. Para poder rescatarlos de "La Tunda", es necesario formar una
comisión con el padrino y la madrina del “entundado”, un sacerdote, amigos y otros
familiares. Todos ellos se internan en el monte tocando tambores (cununos y bombos),
quemando pólvora, disparando escopetas, rezando las oraciones y diciendo palabras
soeces para que ella desaparezca. Algunos dicen que "La Tunda" es negra y que
huele muy mal, es un ser que experimenta sentimientos humanos, se enamora, se
queja y odia, especialmente a los niños. A pesar de sus sentimientos y acciones
humanas, "La Tunda" tiene poderes sobrehumanos, pues es ella quien produce la
conjugación de sol y lluvia, y cuando esto pasa la gente del Pacífico dice que: “la
Tunda está pariendo”. Se dice que en una zona rural del municipio de Buenaventura,
existe la Mantuda, la mamá de la Tunda. Una vez en una fiesta, se organizó un
concurso de baile y "La Tunda" componía una de las parejas finalistas, pero alguien la
descubrió al mirar la pata de molinillo y gritó “¡vela Tunda, esa es la Tunda!” y esta
salió corriendo.
16. 16. LA DAMA TAPADA Esta historia es parte de la creencia popular ecuatoriana, paso
en guayaquil. Según la tradición, este ocurrió cerca del año 1700, y varias personas
murieron a causa de la Dama. Se dice que en Guayaquil, la Dama Tapada, se
aparecía en horas cercanas a la media noche a personas que frecuentaban callejones
no muy concurridos. Según las historias relatadas por muchas personas acerca de
estos acontecimientos, una joven se les aparecía, vistiendo un elegante vestido de la
época, con sombrilla, pero algo muy particular en ella era que llevaba su rostro tapado
con un velo, el cual no permitía que las víctimas la reconocieran. Despedía a su
entorno una fragancia agradable, y casi todos los que la veían quedaban impactados
al verla. Hacía
17. 17. señales para que la siguiesen y, en trance, las víctimas accedían a la causa pero
ella no permitía que se les acercara lo suficiente. Los alejaba del centro urbano y en
lugares remotos empezaba a detenerse. Cuando las víctimas se le acercaban a
descubrirle el rostro un olor nauseabundo contaminaba el ambiente, y al ver su rostro
apreciaban un cadáver aún en proceso de putrefacción. Sus ojos parecían destellantes
bolas de fuego. La mayoría de las víctimas morían, algunos por el susto y otros por la
pestilente fragancia que emanaba el espectro. Muy pocos sobrevivían y en la cultura
popular los llamaban tunantes. LOS AMANTES DE SUMPA
18. 18. Con este nombre, se reconoce a un particular entierro de una pareja perteneciente
a la cultura Las Vegas, de aproximadamente entre 5.000 y 6.000 años a. C,
descubierto en un cementerio cercano a la población de Santa Elena, en la península
del mismo nombre. Se trata de un entierro doble de un hombre y una mujer de
aproximadamente 20 y 25 años de edad, que fueron sepultados cuidadosamente
juntos. El hombre con su mano derecha sobre la cintura de la mujer y con la pierna
derecha sobre la pelvis de ella. La mujer, por su parte, se encuentra en posición
flexionada, con un brazo sobre su cabeza. Aspecto poco común de este “entierro” son
6 piedras grandes que fueron colocadas encima de los cadáveres de la pareja. LA
LLORONA
19. 19. A principio de los años 1500, la Llorona era la chica más bonita en un pequeño
pueblo de Texas. Todo hombre en aquel lugar deseaba contraerla en matrimonio, pero
hubo uno que siempre ella quiso. Este afortunado caballero, entonces, se hizo amigo
de la familia de ella, y así la cortejó durante años, hasta que decidieron casarse. Al
tercer año del matrimonio tuvieron su primer hijo, seguido por dos más. Apenas un día
antes del cumpleaños del hijo mayor, el esposo salió de casa, diciendo ir ‘’a comprar
un regalo’’. Pero este nunca llegó. Despidiéndose de su esposa e hijos dejó el pueblo
para siempre. Para jamás ser visto de nuevo. Algunos dicen que se casó con una
muchacha más joven, otros corrían rumores que había sido asesinado, pero nunca se
supo la razón por la cual abandonó a su familia. Los años pasaron, y eventualmente,
La Llorona aceptó la realidad de su abandono. Luego de olvidarse del ingrato entregó
su corazón a un rico hacendado de la zona. Ella le pidió casarse con él. Pero este se
rehusó debido a los tres hijos que tenía. Enojada por su respuesta, corrió hasta su
casa, le dijo a sus pequeños que irían al río a darse un baño. Los chicos
20. 20. obedecieron y fueron adentrándose en la parte menos profunda del río Grande.
Pero su madre tenía otros planes. Les dijo que eran suficientemente mayores para
estar en la parte honda del río. Allí, ella pretendía lavar sus cabellos, pero de repente
comenzó a presionar sus cabezas, y a empujar sus menudos cuerpos dentro del agua
firmemente, sin parar, hasta encontrar a los tres pequeños totalmente ahogados.
Después de observar los cadáveres de sus preciados hijos se dirigió hacia la casa de
su amado, y le explicó lo ocurrido. El hombre, sin creerlo declaró que jamás se casaría
con tal asesina, y la ordenó que se marchara de su casa en ese momento. Al tiempo
se dio cuenta del tan grave mal que le había causado a su familia; y desamparada,
corrió al río. Allí permaneció, llorando insaciablemente, sin comer o conseguir dormir,
hasta que finalmente murió. Su alma condenada vaga ahora por los ríos, llorando
desesperadamente, en busca de sus hijos perdidos.
21. 21. LEYENDAS DE LA SIERRA BRUJAS SOBRE IBARRA
22. 22. (Leyenda imbabureña) Eran muchas las noches que los vecinos decían sentir y oir
algo volando sobre la “Ciudad Blanca”. Los mayores aseguraban que se trataba de las
Brujas de Mira, Pimampiro y Urcuquí, quienes a diferencia de sus parientas europeas,
vestían de un prístino blanco y volaban extendiendo sus propios brazos por lo cual
rasgaban el viento produciendo un sonido ya conocido. No faltó quien descubriera que
una de las maneras de combatirlas era tendiéndose al suelo en forma de cruz. El
efecto era instantáneo y caían al suelo de forma inmediata destruyéndose
completamente. Sin embargo para aquel que quisiera encontrar la identidad de las
voladoras no tenía más que pedirles una nueva visita para el día siguiente y que les
recibiría con sal. Engaños de uno y otro lado generaron estrategias de protección,
cada bando buscando la supremacía sobre el otro. Aquellos burlones eran convertidos
en gallos o mulas. Cuenta la leyenda que esto fue lo que le pasó al incrédulo doctor
Rafael Miranda, quien desapareció un buen día sin dejar rastro y pese a la intensa
búsqueda de amigos y parientes no pudo ser encontrado. Un buen tiempo pasó
cuando un amigo del médico desaparecido creyó verlo en persona, portando un
azadón en la mano y fuera de toda la etiqueta de vestido que su condición de
profesional le imponía. Su imagen y actitud, contó luego, era muy similar al de un gallo
escarbando la tierra.
23. 23. LAS VELAS DEL AMADOR Don Juan Tenorio había llorado sobre la tumba de
Doña Inés. Al final, acaso, había entendido que el Amor era una expiación. Por eso, en
la escena del teatro se develaba una estatua. En medio de las sombras Doña Inés
sale de su tumba y exclama: "Don Juan mi mano asegura/esta mano que a la
altura/tendió tu contrito afán/y Dios perdona a Don Juan/al pie de la sepultura".
Cuando el relato de Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, cruzó el mar desde España, el
actor llegó tan maltrecho que se lo confundió con cualquier personaje entregado a los
lances amorosos. Y había una diferencia: los donjuanes de América no sufrían por
amor. Sin embargo el personaje se había convertido en sinónimo de buscador de
aventuras amatorias y por eso no fue casual que en San Miguelito, en Tungurahua, el
cazador de fragancias del pueblo sea conocido como Don Tenorio, olvidándose el de
Juan, porque hasta el nombre no había podido desembarcar de España. Este mozuelo
llevaba una máxima: la empresa amatoria más ardua lo catapultaría a ser la
admiración de todas las muchachas del pueblo. Por este motivo eligió a una hija de
María, como se conocía a las doncellas que estaban con la profesión de beatas en el
cuello. La joven llegaba temprano a la iglesia envuelta en una chalina negra y su cara
cubierta de un velo casi imperceptible, aunque se podía intuir su cabellera larga. Don
Tenorio la esperó con paciencia. Sabía que no hay diligencia mejor que la realizada
con cautela. La damisela declinó, al inició, la invitación pero ante los ruegos aceptó
encontrarse en las primeras sombras de la tarde. Los jóvenes parecieron entenderse
con las miradas. La mujer lo condujo hasta una casa apartada. Al cerrar la puerta una
habitación mínima se develó ante la insistencia de un escaso fuego producido por
siete velas.
24. 24. Las siluetas se proyectaron en las paredes ásperas con olor a tierra. Las sombras
parecían disiparse y cuando Don Tenorio se acercó el leve resplandor se consumió.
Las palabras se quedaron flotando en el aire. El joven llamó tiernamente a su futura
amada pero no obtuvo respuesta. Después a tientas intentó localizar una cerilla pero
fue inútil. Palpó la pared y tampoco encontró la salida. Fue allí que comenzaron los
fatigosos gritos envueltos en un eco bronco, en medio de una estancia oscura. Su
cuerpo cayó al suelo sólo para comprobar que la tierra era más húmeda que antes.
Para el tercer día Don Tenorio tenia la garganta lacerada y sus leves quejidos eran
cada vez más distantes. Pero no dio tregua y siguió gritando mientras sus manos
arañaban la pared, con rastros de sangre. Ese día el sepulturero del pueblo llegó mas
temprano y escucho unas voces que salían de una tumba. Antes de que el aliento se
le termine llego hasta la casa del teniente político con la inesperada noticia y la cara
desencajada como un mal agüero. Cuando los dos hombres se dirigieron al
cementerio ya les acompañaba una muchedumbre ansiosa por escuchar las voces
que salían del cementerio. El panteonero, junto con algunos vecinos, cavó
rápidamente la fosa y en medio de terrones negruzcos apareció la cabeza de Don
Tenorio, con los ojos lastimados por la luz. Fue sacado al vilo y antes que pudiera
decir nada se arrodilló delante de medio pueblo y pidió perdón por su único delito:
burlador de mujeres. Los viejos de San Miguelito aun no se ponen de acuerdo en las
versiones del hecho. Hay quienes aseguran que Don Tenorio entró en un convento;
otros dicen que un alma del otro mundo se enamoró del mozuelo. Más, en los textos
de Zorrilla se puede encontrar una alegoría de lo sucedido en San Miguelito y es
cuando la sombra de Doña Inés exclama.
25. 25. UN SANTO ARISTÓCRATA Y SIN ZAPATOS En el Año 1910, los vecinos de San
Roque se sorprendían de ver caminando por sus calles a un caballero alto, distinguido
de ojos azules y barba rubia que solía vestir humildemente y caminar descalzo.
Durante muchos años ocupó una tiendita oscura y húmeda que quedaba en la calle
Roca fuerte, frente a la iglesia del barrio. En aquel cuarto tan austero, este singular
personaje montó una zapatería con una mesa y unas pocas hormas, planchas de
machacar, suelas y otros artículos necesarios para ejercer el oficio de zapatero
remendón. Dos muchachitos sanroqueños ayudaban al extraño zapatero y además de
aprender el oficio, ganaban un peso diario más comida, una remuneración que era
casi una fortuna para aquella época en que se compraba un huevo por un calé y una
gallina ponedora por seis reales. Toda bondad y gentileza era el "zapatero descalzo"
como lo empezó a llamar la barriada. Cobraba muy barato y cuando el cliente era
pobre, no le cobraba nada. Fue por eso que la gente le comenzó a conocer después
como "El Santo Descalzo". Los vecinos de Quito veían con ojos incrédulos como todos
26. 26. los domingos el zapatero dejaba su taller a las ocho de la mañana vestido con
chaqueta, chaleco de fantasía, camisa con botones de perlas, gemelos de oro en los
puños y un bastón con empuñadura de marfil y plata. Pero tanta elegancia contrastaba
con sus pies siempre descalzos. Parecía que llegaba al éxtasis. Oía la santa misa con
gran devoción y en muchas ocasiones lo vieron llorar. Llegado a su taller se encerraba
y el lunes, como todos los días, abría su taller a las seis de la mañana, caminaba a la
tienda realizaba las compras de la semana. Comía humildemente, pero a sus
operarios siempre les brindó pastas, dulces y finas conservas. Con los pies desnudos
bajaba por la Rocafuerte hasta llegar al Arco de la Reina, en el hospital San Juan de
Dios, luego tomaba la García Moreno o calle de las Siete Cruces para llegar a la
iglesia del Carmen Alto en donde entraba luego de rezar un Ave María y un Padre
Nuestro. Después, se dirigía a la iglesia de la Compañía para asistir a la misa de
nueve. Allí tomaba su reclinatorio forrado de terciopelo rojo y escuchaba todo el
servicio religioso de rodillas. Más allá de la Leyenda: Con el tiempo se desveló el
misterio del "Santo Descalzo". Incluso se descubrió su verdadero nombre, se trataba
nada menos que de Miguel Araque Dávalos, hijo de una de las familias aristocráticas y
de dinero de la ciudad de Riobamba. Muchas suposiciones trataban de explicar porqué
una persona de tan alta alcurnia se comportaba de forma tan humilde con toda la
gente y aún más con los pobres La razón hay que buscarla en los misterios del amor.
Don Miguel se había enamorado de una mujer de mala
27. 27. reputación y poco decente y aunque trató de olvidarla, no pudo. Para tratar de
apagar las brasas de la pasión, decidió abandonar su Riobamba natal para venir a
Quito donde trató de enamorarse de otra mujeres aunque nunca lo logró. Un día leyó
sobre el milagro de La Dolorosa del colegio San Gabriel sucedido un 20 de abril de
1906 y desde ahí se encomendó a la Madre Dios y a cambio de que le hiciera olvidar a
la mujer que le robó el corazón, Miguel se comprometió a caminar descalzo durante un
año y trabajar durante ese mismo tiempo como un humilde zapatero. A la final, logró
conseguir a la mujer pero porque esta se fue con un gringo que había venido a trabajar
en el ferrocarril. Miguel ya no sufrió más y dicen que se curó por obra de la Dolorosa y
así ha vivido en el recuerdo de los quiteños como el "Santo Descalzo".
28. 28. QUIMERA Y EL TESORO DEL INCA Esta historia tiene mucho de leyenda, y de
magia también. Llanganates o Llanganati es el nombre de un extenso espacio en la
serranía del Ecuador, mitad páramo mitad selva, sobre los cuatro mil metros de altura,
donde la historia y decenas de exploradores aseguran que está escondido el tesoro de
Atahualpa, el último emperador Inca. No existe un mapa que alcance a detallar su
geografía con exactitud, lo que sí sabemos es que está formado por decenas de
montes y pantanos, uno sobre otro, como la jungla, pero una muy fría. Además,
normalmente, una espesa neblina oculta su magnitud, tiene aguaceros que duran
semanas enteras, y si alguien decide explorar aquel espacio, lo primero que debe
saber es que por más experiencia de aventurero y expedicionario que tenga, andar por
los Llanganatis se puede convertir en una pesadilla. La única vez que estuve ahí, fue
hace un par de años, y solamente en las afueras. Desde muy pequeño, la reputación
de este páramo estuvo presente entre mis
29. 29. conocidos como un lugar agresivo, peligroso, y lleno de misterios. En julio del
2011, junto a dos amigos bordeamos la entrada norte de los Llanganatis en la
comodidad de un carro. No pude dejar de sorprenderme con su extensión, su
humedad, su neblina, y su repentino descenso hacia la Amazonía. Supuestamente, en
este declive se encuentran ocultas miles de joyas incas, fundidas en oro con piedras
preciosas, en formas de soles, jaguares, dioses, y por consiguiente, demonios. Alhajas
más valiosas por su historia que por su peso. “Los porteadores de Píllaro nos dijeron
que ahí han visto extraterrestres” me chismoseó ayer Mateo, un primo de treinta y-no-
sé-cuántos- años que vivió la inmersión a esos páramos durante noviembre del 2011.
Y como su recado, en el mundo tienen que haber miles. El día que rodeé a los
Llangantis, sin embargo, aún no había leído la entrevista que Ileana Matamoros hace a
Andrés Fernández Salvador en la revista Dinero publicada de octubre del año pasado.
Mientras devoraba esta valiosa obra periodística descubrí que la reputación de aquel
sitio no era una simple quimera fantasiosa. Sino que decenas de hombres, en su
mayoría extranjeros (gringos, suecos, alemanes, etc.), habían dedicado sino sus vidas
enteras, parte de ellas a la búsqueda del tesoro de Atahualpa. Andrés cuenta sus
múltiples inmersiones a los Llanganatis durante sesenta y un años de su vida, y a
pesar que en la actualidad supera los ochenta años,
30. 30. asegura que si tuviera la oportunidad de entrar una vez más, encontraría la
fortuna, la cuál, supuestamente se encuentra dentro de un socavón gigante. Ahí
empezó a entrarme este misterio, más que por el tesoro, por las historias que han
transcurrido motivadas en la búsqueda. Luego leí “Llanganati” de Jorge Anhalzer,
donde el expedicionario ecuatoriano narra la historia de manera muy detallada, y como
un efecto consiguiente, no pude evitar morirme de las ganas de aventurarme en sus
páramos durante una semana o más, con el objetivo de vivir aquel misterio.
Lamentablemente, por falta de tiempo y de recursos, pero más tiempo que nada, esa
expedición queda pendiente. Al realizarla, sin embargo, esperaré poder contar la
experiencia y publicar algunas fotos en este medio. Por ahora, el objetivo de este post
y los consiguientes será contar la historia del tesoro de Atahualpa , y tal vez contagiar
la sensación de fantasía y realidad que esto conlleva, o que al menos, me produjo a
mí. Las tres piedras
31. 31. EL TAITA IMBABURA Y LA MAMA COTACACHI Ni de Otavalo, ni de Cotacachi,
se puede hablar con el gran volcán. Para observarlo en el rostro, en los ojos, hace
falta acercarse a su lado sur: solo de ahí se puede admirar su belleza. El Cotacachi es
en realidad una mujer, bastante joven y muy linda llamada “Mama Chavica” o “María
Isabela de las Nieves”. La leyenda cuenta que hace mucho tiempo, donde hoy se ve la
laguna de Cuicocha, existía una montaña mucho más grande que el mismo
Chimborazo. Esta tenía la forma de una mujer muy vieja, así que los otros volcanes ni
siquiera se fijaban en ella. La gran montaña sufría mucho por esto, así que un día
decidió morir para renacer más joven. Se unción en las entrañas de la tierra y cerca
del lugar, surgió en forma de nuevo volcán: la espléndida Cotacachi a 4939 metros.
Pero la mala suerte en asuntos sentimentales no abandonó a la nueva montaña. El
primer cerro que se dio cuenta y apreció la belleza del volcán fue el viejo Pichincha, el
Rucu Pichincha.
32. 32. De su amor nació el Guagua Pichincha, que originalmente vivía junto a la madre.
Cuando la mama Cotacachi se dio cuenta que cerca de ella había otro cerro, el
Imbabura, mucho mas joven y lindo que su esposo, decidió quedarse con él, sin hacer
caso a que se dijera que era un mujeriego. De hecho era cierto que el Imbabura sabía
hacer el amor con muchas otras montañas, pero como esto lo hacía envejecer
rápidamente, pronto decidió quedarse con la mama Cotacachi. Cuando de noche el
Imbabura visitaba la mama, ella se despertaba cubierta de nieve, y hasta hoy sigue
siendo así. La nueva pareja tuvo un hijo, el Yanahurco (cerro negro), que
lastimosamente muRío joven, así que hoy se ve velado y llorado por tres montañas
llamadas las viudas. La traición de la mama Cotacachi no quedó sin castigo. Su viejo
esposo, el Rucu Pichincha no toleró ser abandonado así y buscó su venganza. Una
noche se acercó a la mama y le quitó su primer hijo, el Guagua Pichincha,
llevándoselo y poniéndolo cerca de sí, pero de manera que la mama pudiera verlo y
sufrir de su lejanía. La mama se puso a llorar y hasta ahora no acaba. Quien visita la
laguna de Cuicocha, nacida del dolor del volcán puede notar el torrente de lágrimas,
llamado Chumaví, que baja del rostro del Cotacachi. Hace tiempo, el taita Imbabura
solía visitar más frecuentemente a la mama Cotacachi que hoy; había a menudo nieve
y los indígenas habían aprendido a aprovechar este recurso. Los hieleros de
Cotacachi en las décadas entre 1960 y 1980 subían al volcán con las alpargatas y sin
ninguna protección contra el sol y el frío buscando los yacimientos de nieve.
33. 33. LEYENDA DE LA TORTUGA GALÁPAGOS
34. 34. Escrito por maria.ruiz on Noviembre 19, 2012 en 3:01 am - Cuentan que hace
mucho tiempo una tortuga y un cangrejo gigante peleaban por un caparazón. La
tortuga era noble y el cangrejo era muy ambicioso, ventajoso y maloso. El cangrejo le
decía que él necesitaba muchísimo más el caparazón que ella, en cambio la tortuga le
decía que tenía que ocultarse de los depredadores o moriría. El Dios de los animales
los oyó discutir y les dijo: -Tú cangrejo, te doy tenazas para poderte defender, tu casita
para que siempre la traigas contigo y serás pequeño para que te puedas ocultar junto
con ella. A ti tortuga te entrego el caparazón para que te protejas de todos los
depredadores ISLA DE LA FANTASIA
35. 35. Para disfrutar a pleno la visita a Galápagos hay que estar dispuesto a caminar
mucho y, sobre todo, navegar entre isla e isla en pequeños lanchones. En ocasiones,
esas travesías pueden demandar una o dos horas que no siempre garantizan
comodidad a quienes se aventuran. Como sea: vale la pena. Es recomendable elegir
in situ las excursiones. Alrededor del muelle principal de Puerto Ayora está repleto de
agencias que ofrecen tours en los que se puede acordar según los intereses y el
tiempo disponible. También es preciso estar atento a aprovechar el clima cambiante
que suele primar en el archipiélago. Rodeadas de leyendas, las islas Galápagos
fueron descubiertas por el obispo Tomás de Berlanga en 1535. En una carta al rey
Carlos I, el prelado resume al describir lo visto: Muchos lobos marinos, tortugas,
iguanas, galápagos, muchas aves de las de España, pero tan bobas que no sabían
huir, e muchas tomaban a manos lo mas della está lleno de piedras muy grandes, que
parece quen algun tiempo llovió Dios piedras. Aquí, la naturaleza ordena, según los
ciclos de las especies, la agenda de interés de los visitantes. La población, por otra
parte, es en general amable y bien dispuesta a guiar los recorridos. En Isabela, la más
grande de las Galápagos -hay que navegar dos horas para llegar desde Ayora-, los
paisajes costeros repletos de manglares son incomparables, tanto como la imperdible
experiencia de practicar snorkel para ver peces de colores increíbles, mantarrayas, y
pequeños y pacíficos tiburones. También se pueden
36. 36. escuchar las tristes historias alrededor de la vieja prisión que allí funcionaba a
mediados del siglo pasado, donde peligrosos internos eran obligados a realizar
trabajos forzados, entre ellos la construcción de un muro de piedras que formaría los
límites de la propia cárcel. Otras dos recomendaciones para visitar: Floreana (ver
recuadro), habitada por leyendas de piratas que cazaban tortugas y ballenas, y
Fernandina, la isla más remota hacia el Oeste, con playas de arena negra y reciente
actividad volcánica. En Santa Cruz se concentra el mayor desarrollo turístico con una
amplia y diversa oferta, desde hoteles cinco estrellas hasta económicas habitaciones
en casas de familia, pasando por la posibilidad de hacer noche en alguno de los
cruceros que suelen atracar cerca del muelle principal
37. 37. EL PIRATA LEWIS De tiempo en tiempo el abandonaba la isla nadie sabia con que
propósito lo hacia y luego regresaba para continuar con su vida tranquila y monótona.
Por esos azares de la vida el se hizo gran amigo de Manuel Cobos y como sentía que
su fin estaba próximo el decidió revelarle el secreto de sus viajes. El pirata Lewis tenía
enterrado en algunas de las islas del archipiélago producto de lo que se cree era un
asaltante de barcos y cuando tenía apuros económicos visitaba en una destartalada
chalupa la isla donde tenía su tesoro mal habido de sus robos en el pasado y volvía
con lo suficiente para solventar sus gastos por algún tiempo. Para el efecto tomaron
entonces una embarcación de pesca y acompañado de cuatro marinos se hicieron al
mar. Las cosas en la embarcación parecían llevarse con normalidad pero
aproximadamente a la mitad del trayecto el pirata Lewis comenzó a actuar de una
manera desquiciada el se había puesto totalmente descontrolado, amenazaba con
hundir el barco para que todos mueran, estaba hablando cosas sin sentido
38. 38. gritaba y saltaba sin control y la tripulación le temía por todo lo que estaba
haciendo. Al ver las cosas inexplicables el Sr. Cobos ordeno inmediatamente regresar
a San Cristóbal mientras que el pirata seguía todo el trayecto de regreso delirando con
sus locuras y cuando desembarcaron en la isla los cuatro marinos huyeron
despavorida mente para ponerse a salvo de lo que pudiera hacer. Una vez los
tripulantes huyeron el se calmó y le explico al Sr. Cobos por que tuvo que actuar de
esa manera y fue por que descubrio que la tripulación planeaba acabar con ellos dos
una vez que el tesoro fuera desenterrado de su sitio. El Sr. Cobos tuvo que aceptar la
decisión del pirata de actuar así luego de un tiempo el pirata se fue el solo donde
estaba el tesoro pero le dijo que si volvería pero nunca más se volvió a saber de el
aunque algunos dicen que el si llego donde estaba el tesoro pero que murió enterrado
con el por el mal estado en el que se encontraban las islas por las tormentas y lluvias
de esa época LEYENDA DE LA ISLA CRUZ
39. 39. Don Panchito Andino, un viejecito muy simpático que vivió en el barrio de La Tola,
fue un verdadero tesoro de tradiciones, leyendas y otros temas quiteños muy curiosos.
A sus ochenta y cinco años, conservaba su memoria fresca y relataba con los más
pequeños detalles de acontecimientos muy antiguos. A las diez de la mañana, Don
Panchito acostumbraba sentarse en un rincón del patio de su casa, para recibir el sol
mientras acariciaba al último de sus nietos, un travieso pimpollo de tres años de edad.
Era el momento más oportuno para charlar con él, sobre todo si esta charla se la
iniciaba con un buen cigarrillo. El viejecito entonces, torcía sus barbas blancas,
avivaba su mirada algo caída por el peso de los años, cogía su bastón entre sus
gruesas manos y empezaba a conversar. “Dicen que a usted le agrada saber tantas
cosas que han pasado en Quito, pues yo sé muchas, porque cuando muchacho era
muy metido en los conventos. Me gustaba acolitar las misas, y los padrecitos de Santo
Domingo, para qué quejarme, me trataban muy bien. Ah! no me olvido de ese rico
dulce de higos que me daban los días de fiesta, y el dulce de toronjas; pero en una
escudilla grande, con un pansote y casi medio queso!
40. 40. Y haber tenido que vivir para ver lo de este mísero tiempo! No! No! Bueno; por eso
sé muchas historias verídicas que sucedieron aún mucho antes de que yo sea niño.
Pero voy a empezar por la leyenda de la cruz de piedra de la Catedral. Óigame
muchacho. “
41. 41. LA BOA Y EL TIGRE. (ORIENTE) Por el camino que lleva a Misahuallí, a 6 Km. de
Puerto Napo, en la comunidad de Latas vivía una familia indígena dedicada a lavar oro
en las orillas del río Napo. Un día la madre lavaba ropa de la familia, mientras la hija
más pequeña jugaba tranquilamente en la playa: tan concentrada estaba la señora en
su duro trabajo, que no se percató que la niña se acercaba peligrosamente al agua,
justo en el lugar donde el río era más profundo. Una súbita corazonada la obligó a
levantar su cabeza, pero ya era demasiado tarde; la nińa era arrastrada por la fuerte
correntada y sólo su cabecita aparecía por momentos en las crestas de las agitadas
aguas. La mujer transida de dolor y desesperación, hincando sus rodillas en la arena
implora a gritos... yaya Dios! .... yaya Dios! Te lo suplico salva a mi guagua, y Oh!
sorpresa, la tierna nińa retorna en la boca de una inmensa boa de casi 14 metros de
largo, que la deposita sana y salva en la mismísima playa; la mujer abrazando a la
niña llora y sonríe agradecida. Desde aquel día la enorme boa se convirtió en un
miembro más de la familia, a tal punto que cuando el matrimonio salía al trabajo
cotidiano, el gigantesco reptil se encargaba del cuidado de los niños.
42. 42. Pero un tormentoso día, cuando los padres fueron a la selva en busca de guatusas
para la cena, la boa no llegó a vigilar a los niños como solía hacerlo todos los días.
Este descuido fue aprovechado por un inmenso y hambriento tigre, que se hizo
presente con intenciones malignas. Los muchachos desesperados gritaron a todo
pulmón “!yacuman amarul! (boa del agua), el gigantesco reptil al oír las voces de los
niños salió del río y deslizándose velozmente entró a la casa; se colocó junto a la
puerta, para recibir al tigre que trataba de entrar sigilosamente en el hogar de sus
amigos; la lucha que se desató fue a muerte; la boa se enroscó en el cuerpo de felino,
pese a las dentelladas del sanguinario animal; los anillos constrictores del reptil se
cerraron con fuerza, mientras el tigre la mordía justo en la parte de la cabeza, al final
se escuchó un crujido de huesos rotos y ambos animales quedaron muertos en la
entrada de la casa. Cuando regresaron los padres de los chicos, recogieron con dolor
los restos de su boa amiga y ceremoniosamente la velaron durante dos días, para
luego enterrarla con todos los honores y ritos que se acostumbraban utilizar para con
los seres queridos.
43. 43. SANGRE DE DRAGO Cuenta la leyenda que, hace muchísimos años, desembarcó
en la costa norte de Achinech (Tenerife), exactamente en la playa que lleva
actualmente el nombre de "San Marcos" (Icod de los Vinos), un mercader con ansias
de tomar esclavas para un harén. Cuando llegó a la la costa se fijó en unas jóvenes
muchachas que se divertían bañándose en aquélla cálida tarde de verano. El
mercader se frotó las manos pues vió que estaban solas y serían presa fácil. A
escondidas remó hasta la costa y se lanzó a perseguirlas. Logró alcanzar a una y
pensó en lo fácil que le había resultado. La chica planeó rápidamente su huída y, en
lugar de tratar de luchar para huir, le ofreció sabrosos y jugosos frutos de la isla. Tan
complacido se sintió el confiado mercader, que se sentó a comer todo cuanto le
ofrecía la jóven y no se dió cuenta que, la astuta muchacha, aprovechó para saltar al
otro lado de un barranco y huir para esconderse en la espesa maleza que, por esa
época, poblaba la zona norte de la isla.
44. 44. La jóven trepó entre las tupidas ramas del Drago de Icod y se acurrucó en silencio.
El mercader llegó pronto, de muy mal humor, hasta la zona donde creyó verla huir.
Con su espada cortaba la maleza para poder atravezarla pero no daba con la chica.
De pronto se topó ante un árbol desconocido para él y pensó que era una especie de
"monstruo" prehistórico. Aterrado, pues nunca había visto un árbol así, pensó que tal
vez estuviese escondida, la muchacha, entre sus "brazos" (sus ramas) y, sin pensarlo
lanzó sobre su tronco su afilada arma. Su espada se clavó con facilidad, pues su
tronco es muy tierno, y sus ojos se aterraron al ver salir un líquido rojo y denso como
la sangre. Ante tal visión el hombre, aterrado, pensó que tal vez el monstruo
despertaría y lo perseguiría por lo que decidió huir lo más rápido que sus piernas
pudiesen. Subió en su embarcación y se perdió mar adentro.
45. 45. EL MISTERIO DE LA BOCANA DEL RIO MISAHUALLI Cuando recién se iniciaba
la colonización del Oriente ecuatoriano, aguas arriba de la bocana del río Misahuallí y
en un fresco claro de la selva, asentó su campamento un hombre blanco, que se
dedicaba a la explotación del árbol de caucho en la cuenca del río Aguarico. Así
pasaron los meses y un nuevo colono llegó al lugar acompańado de su hermosísima
hija, la que inmediatamente causó estragos en el corazón del cauchero. La playa, las
aves y las flores, propiciaron el florecimiento del amor, y el romance sonreía en los
recodos del río. Como vivían en plena selva y ante la ausencia de una autoridad que
legalizara la relación de la pareja, ésta decidió unir sus cuerpos y sus destinos a la
sombra de los frondosos y florecidos árboles de guaba. Pero como el amor no produce
para vivir, el cauchero tuvo que viajar una vez más al Aguarico para recoger la balata
recolectada por sus trabajadores y llevarla a los mercados de Iquitos. La bella chica
con el recuerdo de su amado en la hermosa sonrisa de sus labios, recorría la extensa
playa solitaria cuando la bańaba el suave sol de la mańana, era ésta una costumbre
que le había impuesto el amor. Mas el tiempo pasaba inmisericorde y al final de su
paso el cauchero jamás volvió.
46. 46. La bellísima mujer presa de una indescriptible pena, desapareció un aciago día
como si se la hubiera tragado la tierra. Sus familiares y amigos la buscaron
afanosamente por doquier, pero todo fue en vano; las lágrimas y el tiempo, fueron
borrando el dolor de su ausencia. Los ańos pasaron dándole espacio a la historia y
una mańana brumosa y fría, unos indígenas que pescaban por el sector, vieron a una
hermosísima mujer parada en la piedra grande de la margen izquierda del río; se
acercaron a ella y cuando le preguntaron donde vivía solo seńalo el agua, y
lanzándose al torrente sin salpicar una gota ni producir una onda en la superficie se
sumergió. Los ancianos al escuchar lo ocurrido, aseguraron que la dama era el espíritu
de aquella mujer que desapareció sin dejar rastros. En esa enorme piedra rojiza de
estructura volcánica asentada en el recodo del río Misahuallí, se escucha con
frecuencia en las mańanas, una dulce voz de mujer que canta a su amor perdido.
Algunas veces ella se aparece a los que pescan en el río, pero quien acude al lugar
con intención expresa de encontrarse con ella, nunca logran su objetivo.
47. 47. EL CHIUTA Y EL SUMACO Cuando el ińachic yaya (padre creador), castigó el
pecado de las personas con el gran diluvio universal, los cielos descargaron torrentes
de agua que empezaron a inundar la selva. La gente desesperada no sabía que hacer
todas las que vivían en las zonas bajas empezaron a morir ahogadas, muchos
subieron al volcán Sumaco por ser la elevación más alta de la zona y unos pocos se
fueron hacia el Chiuta, que es un cerrito pequeño que queda en la comunidad de el
Calvario. Los que estaban en el Sumaco, se reían de aquellos que estaban en la
cumbre del Chiuta. Son unos tontos decían unos, con toda seguridad los vamos a ver
ahogarse decían otros. Pero la risa les duró poco, pues el nivel de las aguas a medida
que llovía subía inexorablemente, y cosa rara; ĄOh milagro! El Chiuta también crecía.
No pasaron muchos días y desapareció el Sumaco, con todos los indígenas que
estaban subidos en un gesto desesperado en las copas de los árboles. El Chiuta en
cambio, se había convertido en un monte muy alto, tan alto que su cumbre sobresalía
de las aguas. Cuando por fin cesó de llover y las aguas empezaron a bajar su nivel, el
Chiuta a la par que ellas se iba haciendo cada vez más pequeño, hasta que al final
llegó a su tamaño normal, que es como lo conocemos actualmente. Del castigo de
yaya Dios (papá Dios), solo se salvaron los indígenas que estuvieron en la cumbre del
Chiuta. Se dice que en las noches cuando llueve torrencialmente, se escucha los
lamentos de los indígenas que se ahogaron en el Sumaco y las voces de alegría de
los que estuvieron en el Chiuta, un cerro donde habitan los espíritus y al que muy
pocos se atreven a subir.
48. 48. EL ARBOL DE LA ABUNDANCIA Hace muchos, pero muchísimos años, los
gemelos indígenas Cuillor y Ducero fueron de visita al tambo de su amigo Mangla para
solicitarle comida. La Amazonía estaba soportando una prolongada ausencia de lluvias
y las chacras en su mayoría se habían arruinado. Cuando llegaron donde Mangla, éste
les brindó chicha de yuca y también de chonta, durante el tiempo que duró la
conversación entre ellos, los gemelos se dieron cuenta que en una esquina de la casa
había unas escamas de pescado, que por su tamaño hacían presumir cuán grande
había sido el pez al que se las habían quitado; indagaron a su amigo el lugar donde el
pescaba y Mangla les indicó que en una cocha cercana (poza, laguna) y los invitó a
que participen ishInca (trampa de canuto en forma de embudo) en mano, en esta
actividad. Cuando llegaron a la cocha, a pesar de que estuvieron varias horas tratando
de capturar una pieza, no lograron nada; Cuillor y ducero, agarraron a su amigo y bajo
amenaza de propinarle una descomunal paliza ´por mentiroso, lograron que les
declare la verdad. Arrepentido de su embuste Mangla les contó que por la cordillera de
los Guacamayos, crecía un árbol tan grueso y gigantesco, que en su copa albergaba
una gran
49. 49. laguna poblada de una gran variedad de peces, aves y animales. Los hermanos
siguieron presionando a su amigo, para que los lleve hasta el lugar exacto donde
crecía el maravilloso árbol. Una vez que se pusieron de acuerdo, Mangla y los
gemelos iniciaron la larga marcha. Avanzaron por senderos de animales, sortearon
pantanos y se toparon con una impresionante boa de 15 metros de longitud que se
encontraba dormida, tratando de digerir el venado adulto que le había servido de
alimento. Manchones de caña guadua, pintaban de amarillo y verde el paisaje ante sus
ojos, el frío se fue haciendo gradualmente más intenso, de tal forma que les calaba los
huesos y por fin en un extenso claro de la selva, llegaron al sitio donde se erguía el
descomunal árbol. Los gemelos y su amigo ayunaron durante tres días con sus
respectivas noches, con el propósito de descubrir la forma de derribar las varias veces
milenario árbol. Tomaron una porción de la alucinante ayahuasca (planta alucinógena)
y nada malo vieron en su viaje hacia las fronteras de lo misterioso y sobrenatural.
Cuando salieron del trance en que los sumió la ayahuasca, pidieron ayuda a los
animales y los insectos para que los ayudaran a derribar el portentoso árbol: guatusas,
ardillas, pájaros carpinteros, comejenes, abejorros, etc. trabajaron hasta el
agotamiento, en
50. 50. largas jornadas de sol a sol; los turnos eran seguidos y sin períodos de descanso y
al final, el tronco fue limpiamente cortado pero el gigantesco árbol no caía. Un
hermoso halcón que por allí pasaba se acercó a uno de los gemelos y le dijo al oído
que el misterio no estaba abajo en el tronco, sino arriba en la copa; luego de que pasó
esta información el halcón se alejó raudamente lanzando al aire su grito de combate y
dejando tras de sí una estela dorada. El gemelo ante esta revelación tomó una pócima
de hojas y raíces y acompañándola de unas cuantas palabras mágicas quedó
convertido en ardilla. Ágilmente trepó hasta la copa del gigantesco árbol y quedó
gratamente sorprendido, ante la vista de una enorme y hermosa laguna, de agua pura
y cristalina con islotes llenos de animales y aves. En el centro de la laguna y del islote
más grande, un colosal bejuco subía verticalmente hacia el infinito; él era la razón por
la que el árbol no caía. Inmediatamente la ardilla se lanzó al agua y nadando ágil y
rápidamente llegó hasta el islote donde estaba el bejuco y con un gran esfuerzo lo
cortó con sus afilados dientes. El milenario árbol haciendo un ruido monstruoso cayó
derribado al suelo, el agua de la gran laguna se
51. 51. esparció por doquier y los peces nadaron en los arroyos que se formaron
buscando un cause permanente. Todas las especies de animales y aves que poblaban
la laguna se refugiaron en la selva y el torrente de agua llegó hasta los ríos,
volviéndolos más anchos y navegables. Los únicos que no pudieron disfrutar de esta
nueva abundancia, fueron los gemelos Cuillor, Ducero y su amigo Mangla, pues
murieron aplastados por unas enormes rocas negras que saltaron del fondo de la
laguna, en el momento en que el gigantesco árbol al ser derribado impactó contra la
tierra.
52. 52. EL PODEROSO RAYO A unos cuantos kilómetros de Hillu yacu (río Hollín) vivía la
familia siquihua; el jefe era un diestro cazador y un hábil pescador, esto hacía que la
despensa de la casa estuviera siempre llena, pero como hasta la abundancia molesta
a cierta gente, en una ocasión su mujer empezó a quejarse de un fuerte dolor en los
brazos, por la dura labor de ahumar la carne de monte y los pescados. Por esta razón
siquihua tuvo que dejar la cacería y la pesca, que no sólo eran su mejor
entretenimiento, sino también la forma de mantener a su familia. Pasado algún tiempo
y cuando la comida empezó a escasear, salió a cazar al monte y no consiguió atrapar
ningún animal, fue a pescar y el río le negó los peces. Era como si hubiera perdido el
toque de gran cazador y hábil pescador y así pasaron los días y su mala suerte se
acentuaba. Su familia dejó de hablarle y su esposa le dijo que era un inútil y que lo
detestaba. Siquihua como todo indígena cuando se encuentra en problemas, acudió
en busca de ayuda donde el brujo de la comarca, quien le recomendó un estricto
ayuno y le prohibió la sal, el ají y el vinillo. Siquihua así lo hizo, cumplió al pie de la
letra las recomendaciones del sabio anciano y una noche de luna salió a pescar al rio
Hillu Yacu, en donde estuvo por horas lanzando su atarraya, sin lograr pescar nada,
probó con el anzuelo y el resultado fue el mismo, trató con el huami (embudo
53. 53. de carrizo) y tampoco tuvo suerte. En eso la lluvia, los truenos y los relámpagos
pusieron dramatismo a su desesperado accionar y Siquihua tuvo que refugiarse tras
una gran roca para esperar que pasara el fuerte temporal; estaba meditando en su
mala suerte actual, cuando a lo lejos divisó la figura de un gigante que resplandecía al
mismo ritmo que la tormenta eléctrica y lanzaba una gigantesca red primero hacia un
lado y luego hacia el otro lado del río; en cada movimiento que hacía, los fenómenos
atmosféricos tomaban mucho más fuerza y consistencia. Cuando aquel impresionante
gigante estuvo casi sobre la roca que le servía de refugio a Siquihua, lanzó la red en
varios sitios del río, recogiendo una abundante cantidad de hojas, las mismas que
depositadas en la playa, se convertían en grandes y apetitosos peces: había de todo,
jandias, bocachicos, bagres, etc. Siquihua trató de apoderarse de uno de los peces,
pero el gigante al darse cuenta de su presencia, con un vozarrón de trueno que lo
llenó de miedo le dijo: “no te atrevas a coger lo que no te pertenece; pide y yo te daré
lo que desees; pues soy el dueño, amo y señor de los ríos”. Por favor amigo le suplicó
Siquihua, mi mujer y mis hijos se mueren de hambre, sólo te pido que me des mucha
suerte para pescar como tú lo haces. El gigante suavizando un poco su voz de trueno
le contestó: “mi nombre es Rayu Apaya (Poderoso Rayo) y desde el día de hoy cada
vez que vengas al río invócame y vendré en tu ayuda. Con mi protección cogerás
muchos peces y tu familia no pasará hambre; ahora acompáñame río arriba”. Siquihua
siguió al
54. 54. centellante gigante y llegaron a una cocha profunda, donde rayu lanzó su red; una
enorme y pesada boa fue atrapada y depositada en la playa. Rayu le aplastó la cabeza
con sus dedos, tan fuertes como una enorme prensa y le pidió a Siquihua que
recogiera piedras negras y las colocara alrededor de la boa. Cuando el círculo de las
piedras se hubo cerrado, el gigante las apuntó con su dedo y musitó unas extrañas
palabras, de su dedo salió una fuerte descarga eléctrica y las piedras golpeando entre
sí produjeron chispas que se convirtieron en llamas, prendiendo a los leños puestos
alrededor, de esta manera pronto la boa estuvo asada. La comida estuvo deliciosa,
todo lo que sobró Siquihua lo envolvió en ñachi pangas (hojas para maitos) y
despidiéndose de su gigantesco amigo llevó todo ese alimento para su familia. Mas
cuando cansado pero feliz llegó a su casa, su mujer lo llenó de insultos y no quiso
recibirlo; de nada sirvieron regalos ni explicaciones; lleno de ira Siquihua se acordó de
su gigante amigo y lo invocó: Rayu, Rayu, Rayu. De pronto un gigantesco rayo cayó
en su casa y acabó con la vida de la mala mujer. Desde aquel acontecimiento, en las
noches de truenos y rayos, Siquihua desaparecía misteriosamente y no regresaba sino
hasta el amanecer, con un cargamento de grandes pescados, que siempre repartía
entre los más necesitados. Siquihua es famoso por su generosidad y tanto en su
comunidad como en los alrededores la gente lo llamaba Aycha yaya (padre pescador).
55. 55. LEYENDA DEL DELFÍN ROSADO DEL AMAZONAS Cuando el sol se esconde, la
selva empieza a verse en contraluz y es difícil divisar con claridad cualquier cosa, en el
agua del río algo empieza amoverse. Emerge y se sumerge. En el río Amazonas que
pasa por la selva colombiana vamos a encontrar a su habitante más característico
denominado por los indígenas bote o el delfín rosado. Este es el delfín de agua dulce
más grande del mundo. Alcanza Longitudes de hasta 2.80 m y pesos de 180 kg. Su
color rosado está determinado genéticamente, pero su intensidad depende de la
actividad física del animal. De acuerdo con la leyenda, el delfín rosado fue un joven
guerrero indígena. Pero uno de los dioses le envidió sus atributos masculinos y decidió
transformarlo el delfín y con esto condenarlo a vivir en los ríos y lagos de la Amazonia.
En junio, mes de fiestas, danzas, fuegos y música, cuando los indígenas celebran los
natalicios de sus santos y los hombres están ocupados

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