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LIA SAMARA OLAYA FARFAN

DNI: 76445699
DIPLOMADO EN DERECHO CONSTITUCIONAL
EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD Y LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES

El principio de proporcionalidad cumple la función de estructurar el procedimiento


interpretativo para la determinación del contenido de los derechos fundamentales que
resulta vinculante para el Legislador y para la fundamentación de dicho contenido en las
decisiones de control de constitucionalidad de las leyes.

El concepto de derecho fundamental como un todo”, designada como derecho


fundamental en sentido lato, formulado por Robert Alexy para esclarecer la estructura
de cada uno de los derechos fundamentales, se estructura como un haz de posiciones y
normas, vinculadas interpretativamente a una disposición de derecho fundamental.

Las disposiciones de derecho fundamental son los enunciados de la Constitución que


tipifican los derechos fundamentales. Casi todas las disposiciones de derecho
fundamental presentan un elevado grado de indeterminación normativa. Como
consecuencia de esta circunstancia, a cada una de estas disposiciones puede serle
adscrita interpretativamente una multiplicidad de normas de derecho fundamental.

Las normas de derecho fundamental se definen como el conjunto de significados


prescriptivos de las disposiciones de derecho fundamental. Este conjunto de
significados se expresa mediante proposiciones prescriptivas que establecen que algo
está iusfundamentalmente ordenado. La diferencia entre las disposiciones y las normas
de derecho fundamental es una especie de la distinción genérica entre las disposiciones
y Ias normas, conocida en la teoría jurídica.

La posición de derecho fundamental o el derecho fundamental en sentido estricto,


constituyen el correlato de las normas de esta misma naturaleza, cuando los operadores
jurídicos se refieren a los derechos fundamentales, son relaciones jurídicas que en su
forma más común presentan una estructura triádica, compuesta por un sujeto activo, un
sujeto pasivo y un objeto son relaciones jurídicas que, en su forma más común,
presentan una estructura triádica, compuesta por un sujeto activo, un sujeto pasivo y un
objeto. Las posiciones iusfundamentales de defensa tienen por objeto una abstención
estatal, es decir, una omisión que el sujeto activo, un particular, puede exigir de un
poder del Estado que se sitúa en el lugar del sujeto pasivo, las posiciones
iusfundamentales de prestación es una conducta positiva del Estado y las llamadas
garantías institucionales son posiciones de derecho fundamental que tienen como objeto
una específica abstención; las garantías institucionales prescriben a los poderes del
Estado el deber de abstenerse de abolir una determinada institución: el matrimonio, el
sufragio o la propiedad.

EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD COMO CRITERIO DE


RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS CONSTITUCIONALES

La argumentación jurídica se extiende más allá del interés teórico suscitado en tiempos
recientes, pues puede considerarse que se trata de una cuestión indisolublemente ligada
a la propia noción de decisión jurídica correcta o justificada: en la medida en que se
considere que una decisión de una autoridad (ya sea legislativa, judicial o
administrativa) está justificada si es conforme a derecho, esta actividad argumentativa o
justificatoria no plantea demasiados problemas, porque los elementos jurídicos y
fácticos están claramente determinados, y la respuesta se obtiene fácilmente, en
ocasiones casi de una manera automática o mecánica, a partir de esos elementos. Pero
como todo jurista sabe, en muchos otros casos surgen problemas o dificultades que
complican la determinación de la respuesta, y por consiguiente su justificación. Existe
una tipología de conflictos normativos que resulta especialmente interesante y
problemática, tanto por la importancia de los elementos involucrados como por los
desafíos teóricos y prácticos que conlleva su análisis y resolución. A este tipo de
conflictos, que podrían denominarse genéricamente como “conflictos constitucionales”,
situaciones en las que una acción o decisión parece al menos prima facie amparada por
uno de estos preceptos de rango constitucional, pero simultáneamente parece, también
prima facie, ser contraria a algún otro precepto igualmente fundamental.

Los elementos involucrados en el conflicto (derechos y libertades fundamentales, bienes


constitucionalmente protegidos, etcétera) son principios, por contraposición a las reglas.
Las antinomias o conflictos entre reglas surgen porque existe una incompatibilidad
lógica o contradicción entre los preceptos involucrados, de modo que necesariamente se
plantea un conflicto cada vez que ambos preceptos son simultáneamente aplicables. O
bien un mismo comportamiento es calificado deónticamente de manera incompatible
(un precepto obliga a realizar lo que otro prohíbe, por ejemplo), o bien el problema es
que los comportamientos calificados normativamente resultan mutuamente
incompatibles no pueden resolverse por los mecanismos tradicionales de resolución de
las antinomias (lex superior, lex posterior, etcétera). En primer lugar, lo usual es que ni
siquiera resulten de aplicación por no darse los requisitos para ello (los preceptos
involucrados son todos de rango constitucional, aprobados en un mismo momento, y
entre ellos no suelen plantearse relaciones de especialidad).

La ponderación se aborda desde otra perspectiva, relativamente independiente de la


anterior: se trata de la dimensión normativa de la ponderación. En muchos casos, hablar
de “ponderación” hace referencia a algún mecanismo, procedimiento, conjunto de
criterios, etcétera, cuyo seguimiento determina que la respuesta al conflicto es correcta o
justificada, o que al menos resulta aceptable.

El principio de proporcionalidad exigiría comprobar si la medida o decisión a considerar


persigue un interés o fin constitucionalmente legítimo, y de ser así, si se trataría de una
medida adecuada, efectiva o idónea para la consecución de dicho fin. Un criterio a tener
en cuenta para determinar cuándo nos encontramos ante manifestaciones de la vida
privada protegible frente a intromisiones ilegítimas es el de las expectativas razonables
que la propia persona, o cualquier otra en su lugar en esa circunstancia, podría tener de
encontrarse al resguardo de la observación o del escrutinio ajeno.

¿SON IGUALES LAS NOCIONES DE CONTENIDO DE LOS


DERECHOS FUNDAMENTALES Y DE CONTENIDO
CONSTITUCIONALMENTE PROTEGIDO?

La identificación entre el «contenido constitucionalmente protegido» y el «contenido


del derecho» es errónea, entre otras consideraciones, porque la determinación del
contenido (esencial) de un derecho fundamental es el resultado final de un proceso
constitucional, reconocimiento que no puede realizarse al inicio de este, al evaluarse la
procedencia de la demanda. Los derechos fundamentales suelen abordarse a partir del
concepto de “contenido esencial”, porque este término se emplea en algunas
Constituciones para hacer referencia a la protección del contenido de los derechos
constitucionales, se ha cuestionado esta idea de “contenido esencial”, pues parece
admitir que existen ámbitos “no esenciales” de los derechos fundamentales, y por tanto
menos protegidos (o incluso desprotegidos).
Teoría relativa del contenido esencial, parte de entender a los derechos fundamentales
como límites al poder público, que cualquier intromisión irrazonable en estos derechos
es contraria a su contenido esencial. En sentido inverso, el contenido esencial de los
derechos fundamentales sería aquel que resulta protegido frente a posibles intromisiones
del Estado (y los poderes privados, desde una perspectiva más amplia), siendo necesario
someter a los exámenes de razonabilidad y proporcionalidad las limitaciones o
restricciones de los derechos para que sea válida. Se determina algunas características
que definen a la teoría relativa: El límite para las restricciones de los derechos
fundamentales es la razonabilidad, no existe un contenido mínimo identificable como
“contenido esencial” y el contenido del derecho fundamental es homogéneo.

Teoría absoluta del contenido esencial, postula que en el contenido de todo derecho
fundamental existe un espacio mínimo que identifica a la esencia misma del derecho, el
cual no puede ser restringido: ese es el denominado “contenido esencial”. Puede
caracterizarse de la siguiente manera: El parámetro para evaluar las restricciones al
derecho es el derecho mismo, existe un contenido específico reconocido como
“contenido esencial” y los derechos fundamentales admiten contenidos diversos o
“capas”.

Teoría de los límites inmanentes, sostiene que el contenido de los derechos


fundamentales siempre surge limitado, reconociendo en su seno límites internos
(propios de la esencia o finalidad del derecho) y límites externos (surgidos de otros
derechos, principios o valores constitucionales) los cuales se armonizan, a propósito de
un caso específico. e las características del contenido iusfundamental, propias de esta
teoría, encontramos: La naturaleza del derecho y el ordenamiento constitucional sirven
de parámetro para determinar el contenido protegido de los derechos fundamentales,
todo el contenido del derecho es “esencial”, el contenido del derecho es una unidad y
plantea un método propio de determinación de los derechos.

La teoría institucional del contenido de los derechos fundamentales pretende, conciliar


la teoría absoluta con la teoría relativa; asimismo, aparece como una de las primeras
formulaciones doctrinarias sobre los límites inmanentes.

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