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No es para nadie un secreto que desde hace mucho tiempo la simple aplicación

de la ley no basta para resolver ciertos tipos de problema, problemas de


naturaleza delicada pues tienden ser temática sensible donde la escueta
aplicación de una norma puede calificarse como injusto, insuficiente e incluso
en contra de nuestra moral. Pero porqué la simple aplicación de la ley puede
llegar a ser tan controversial en una disciplina como lo es el derecho, que se
predica que la ley es aquello a lo cual el derecho por medio de su aplicación
otorga vida y mantiene el orden en un sistema de derecho. Esto sucede porque
la ley en sí misma es inerte, está a las expensas de ser aplicada, pero previamente
antes de que un operador del derecho aplique una ley, esta debe ser interpretada,
y para interpretar correctamente una norma no solo atendemos a lo que dice
explícitamente, sino a su sentido, su finalidad, su razón de ser, su esencia y si
queremos ubicar dónde encontramos esa esencia que motiva a determinada ley
o norma, podemos terminar encontrándonos en los mandamientos
constitucionales. Estos están para ceñir todo un sistema jurídico, dotarlo de
uniformidad, de caracterización, y de garantías, la garantía de que ningún
extremo del poder se sobrepase de sus funciones y deberes y pretenda
arbitrariamente tener una injerencia sobre el control político. La Constitución
se encarga de mantener a flote los valores de un pueblo, los principios, la
Constitución emana las lecciones que fueron aprendidas de experiencias
pasadas para no volver a caer en los mismos errores. Así que en aras de
preservar la justicia, la igualdad, el orden público y jurídico, la esencia de una
nación y el contrapeso de los poderes, la Constitución viene a ser la garante de
la seguridad y estabilidad jurídica, es entonces que al momento de aplicar las
leyes establecidas en determinado sistema política, se atienden a los
mandamientos y contenidos de la Constitución para que no sea la simple
aplicación de la ley, sino que esta funcione tal y como es el sentido o esencia de
la norma, es cuando el intérprete de la ley atiende a los parámetros de los
principios, los valores y las reglas constitucionales. Este trio de conceptos
suelen ser confundidos comúnmente, si bien tienen cierta relación, es
importante a la hora de analizar una norma jurídica tener bien claro la diferencia
entre estos conceptos. Según Robert Alexy la distinción entre estos constituye
la base de la fundamentación iusfundamental y es una clave para la solución de
problemas centrales de la dogmática de los derechos fundamentales. Sin ella,
no puede existir una teoría adecuada de los límites, ni una teoría satisfactoria de
la colisión y tampoco una teoría suficiente acerca del papel que juegan los
derechos fundamentales en el sistema jurídico
Sobre las reglas constitucionales podemos decir que son hechas con el propósito
de ser cumplidas a cabalidad sin que tome importancia ninguna circunstancia
fáctica o jurídica. Estas son disposiciones imperativas que ordenan una
consecuencia jurídica, lo cual solo puede ocurrir que sea cumplida o que sea
incumplida, no hay términos medios.
A diferencia de las normas, los principios han sido definidos por Alexy como
un mandato de optimización, los principios ordenan ser cumplidos en la mayor
medida posible, es decir que sean optimizados, así que admiten distintos niveles
de cumplimiento y sí está condicionada la aplicación a circunstancias fácticas o
jurídicas. Por ejemplo tenemos dos normas donde una funge como principio y
la otra como regla:
Norma 1: Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física,
psíquica y moral.
Norma 2: Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a
las siguientes garantías mínimas: a) derecho del inculpado de ser asistido
gratuitamente por el traductor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma
del juzgado o tribunal
La primera hace sus veces de principio pues este si bien este ordena o dispone,
su aplicación está condicionada las circunstancias de los hechos o jurídicas, por
ejemplo, si en medio de nuestro actuar en defensa propia, herimos o lesionamos
la integridad del atacante, podríamos decir que ese principio fue quebrantado,
pero por eso es por lo que los principios deben ser cumplidos en la medida de
lo posible.
La segunda contiene una disposición que debe ser cumplida sin importar
ninguna condición, pues no hay ninguna justificación que valga el
desconocimiento de la norma, es de obligatorio cumplimiento.
En el caso entre un choque de principios el juez aplicará el test de ponderación,
decidirá le precedencia de uno sobre otro, sin anular el que no se ha preferido,
dejando claro que su juicio de preferencia se vincula con los hechos o
circunstancias de la causa.
Mientras que en el caso de colisión normativa, este test de ponderación no
aplica, en este caso la solución será la aplicación clásica del código civil,
atendiendo a cuál es la norma más reciente y cual norma desarrolla más
especialmente el asunto que una de carácter general.
Según la Corte Constitucional en la Sentencia C-1287 del 2001 los principios
son una pauta de interpretación ineludible por la razón de que son parte de la
Constitución y están dotados de toda la fuerza normativa otorgada por el
artículo 4to del texto fundamental, sin embargo no siempre son suficientes por
sí solos para determinar la solución necesaria de un caso concreto, pese a tener
valor normativo, tienen una textura abierta, pueden ser o no ser aplicados en
ciertos casos sin que esto desmerite su fuerza normativa.
En el caso de los valores, a estos se les suele dar erróneamente la misma
significación que a los principios, pero sobre estos podemos decir que los
valores son fines y objetivos que nos proponemos realizar mediante una
decisión de nuestra voluntad. Estos se derivan de lo axiológico, del deber ser
ideal, y si pensamos en valores constitucionales son los parámetros que
establecen son los objetivos por realizar dentro del sistema jurídico. Así que si
bien los valores son el fundamento axiológico de un Estado, y de igual forma
constituyen una especie de utopía axiológica realizable, a lo que debe aspirar
todo el conglomerado jurídico político de una sociedad.
La Corte Constitucional (Sentencia C-1287-01) establece la diferencia entre
valores y principios constitucionales:
“Los principios Constitucionales, a diferencia de los valores que establecen
fines, consagran prescripciones jurídicas generales que suponen una
delimitación política y axiológica reconocida y, en consecuencia, restringen el
espacio de interpretación, lo cual hace de ellos normas de aplicación inmediata,
tanto por el legislador como por el juez constitucional. Son principios
constitucionales, entre otros, los consagrados en los artículos primero y tercero:
el Estado social de derecho, la forma de organización política y territorial, la
democracia participativa y pluralista, el respeto de la dignidad humana, el
trabajo, la solidaridad, la prevalencia del interés general (artículo 1); la
soberanía popular y la supremacía de la Constitución (artículo 2). Ellos se
refieren a la naturaleza política y organizativa del Estado y de las relaciones
entre los gobernantes y los gobernados. Su alcance normativo no consiste en la
enunciación de ideales que deben guiar los destinos institucionales y sociales
con el objeto de que algún día se llegue a ellos; su valor normativo debe ser
entendido de tal manera que signifiquen una definición en el presente, una base
axiológico-jurídica sin la cual cambiaría la naturaleza misma de la Constitución
y por lo tanto toda la parte organizativa perdería su significado y su razón de
ser. Los principios expresan normas jurídicas para el presente; son el inicio
del nuevo orden. Los valores, en cambio, expresan fines jurídicos para el
futuro; son la mira que jalona hacia el orden del mañana.”
Los valores son utilizados frecuentemente como una solución hermenéutica
pues apoyan el proceso de interpretación, no tienen suficiente carga para
solucionar o cerrar un problema jurídico, pero pueden hacer parte del argumento
que plantee la solución a este.
Finalmente concluimos entonces que la utilización de estos contenidos
constitucionales nos ayuda a preservar la integridad de las disposiciones de la
Constitución, sobre las problemáticas jurídicas, en especial las que involucran
derechos fundamentales, tales disposiciones existen para proteger el balance, la
uniformidad, la funcionalidad y justicia de un sistema jurídico a presente y a
futuro.

REFERENCIAS

1. GUERRA MORENO, D. 2020. Constitución y principios procesales.


Cúcuta. Grupo Editorial Ibáñez
2. MP. Marco Gerardo Monroy Cabra. Sentencia C-1287. 2001.

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