Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Caso PROTESIA
PROTESIA es una empresa fabricante de aparatos de ortopedia. Su labor comer-
cial, que incluye dar a conocer sus productos a médicos de la Seguridad Social, es
llevada a cabo por varias decenas de trabajadores autónomos.
Ángel A., uno de esos trabajadores pide a su hermano, funcionario en la Conse-
jería de Sanidad, que influya sobre varios funcionarios médicos para que prescriban
las prótesis ortopédicas de PROTESIA. Finalmente, en varios de los hospitales de la
Comunidad Autónoma comienzan a prescribirse estas prótesis.
En esta conducta, Ángel A. contravino las directrices y soslayó los controles de la
compañía. PROTESIA obliga a sus comerciales a firmar mensualmente un listado de
los familiares que tienen en la administración sanitaria y les prohíbe instar contratos
con esas administraciones. Ángel había falseado el listado, al no recoger en él a su
hermano y su puesto de trabajo en la Consejería de Sanidad.
Berta B., otra de esas comerciales autónomas, organiza unas jornadas científicas
sobre ortopedia, y contrata como ponentes a 12 médicos de la Seguridad Social. Berta
firma varias órdenes de pago para que se retribuya a cada ponente con 5.000 € por
cada jornada, una cifra desproporcionadamente alta para pagar a conferenciantes sin
historial investigador en la materia. El Consejero delegado de PROTESIA, informado
por el Director financiero, aprueba el pago (un importe total pagado de 60.000 €),
129
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
pese a saber que la retribución es desproporcionada para este caso, que Berta care-
ce de cualificación científica para organizar unas jornadas y que no forma parte de
ningún departamento científico, sino que en realidad es una agente comercial cuya
función es conseguir negocio para PROTESIA. A los pocos días 8 de estos ponentes
comienzan a prescribir estas prótesis por primera vez.
(Caso ficticio).
130
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
Como se puede ver, en el caso PROTESIA el primer grupo de hechos (los de em-
pleado que comete tráfico de influencias) se encuadrarían en la segunda vía, pues Án-
gel A. es un empleado que está sometido a la autoridad de los gestores y directivos de
PROTESIA.
Sin embargo, en el segundo grupo de hechos hablamos de un delito en el que están
implicados dolosamente sus máximos responsables, por lo que procedería anali-
zar si es aplicable la primera vía del art. 31 bis a).
131
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
132
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
Aquí el Código penal sí atiende a una relación entre ambas responsabilidades para
evitar que la acumulación de ambas penas determine una reacción punitiva despro-
porcionada (lo cual ocurrirá habitualmente en el caso de empresas de menor tamaño,
donde en realidad cabría decir que la empresa en realidad no es sino parte del patri-
monio del socio administrador, por lo que sancionar por una parte a dicho socio y
por otra a la empresa materialmente se podría ver como una doble punición por los
mismos hechos).
133
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
Los entes sin personalidad jurídica no pueden ser penados; aunque en el artículo
129 se establece para ellos un régimen de consecuencias accesorias facultativas (ver
infra, VIII).
134
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
Las sociedades mercantiles estatales son aquellas en las que el Estado posee más
del 50% del capital o bien que con una participación menor ejerce, directa o indirecta-
mente, control sobre ella (art. 111 Ley 40/2015).
Este régimen restringido no es aplicable si la sociedad fue creada con el propósito
de eludir una eventual responsabilidad penal.
Por el contrario, cuando se trate de una empresa de economía real que se presta,
a cambio de precio o cualquier otra contraprestación, a dar apariencia de legalidad a
la actividad delictiva de otro, no se tratará de una simple empresa de pantalla, sino de
una intervención delictiva en beneficio de la persona jurídica.
135
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
Art. 31 bis.
1. En los supuestos previstos en este Código, las personas jurídicas serán penal-
mente responsables:
a) De los delitos cometidos en nombre o por cuenta de las mismas, y en su be-
neficio directo o indirecto, por sus representantes legales o por aquellos que ac-
tuando individualmente o como integrantes de un órgano de la persona jurídica, están
autorizados para tomar decisiones en nombre de la persona jurídica u ostentan
facultades de organización y control dentro de la misma.
b) De los delitos cometidos, en el ejercicio de actividades sociales y por cuenta
y en beneficio directo o indirecto de las mismas, por quienes, estando sometidos
136
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
Algunos autores han planteado dudas respecto de que tal “responsabilidad vicarial”
pudiese ser inconstitucional por suponer un caso de responsabilidad objetiva o res-
ponsabilidad por hecho ajeno; y que debe interpretarse el Código Penal en el sentido
de que siempre la responsabilidad penal de la persona jurídica se deriva de la omisa
supervisión sobre quien cometió el delito. Por ello, para evitar la tacha de responsabi-
lidad por hecho ajeno, sólo se podría fundar la responsabilidad de la persona jurídica
por la primera vía en la omisión de controles sobre los administradores.
Tal planteamiento resulta excesivo. La conducta de un administrador ac-
tuando en nombre o por cuenta de una persona jurídica, o que omite un
deber que ostenta precisamente en tanto que administrador, no puede ser
considerado un hecho ajeno a ésta, sino, por el contrario, el hecho para-
digmáticamente más propio del ente colectivo. De no ser así, ¿qué hecho cabría
definir como propio de la persona jurídica?
Y es que resulta irrazonable entender que en el caso del delito cometido por cual-
quier empleado basta demostrar la falta de cuidado de los órganos de gobierno para
fundar la responsabilidad penal de la persona jurídica; pero que si estos órganos, en
vez de haber sido negligentes en la prevención, hubiesen sido quienes dolosamente lo
hubiesen cometido, entonces sería necesario para la acusación probar algo más: que
había habido falta de control sobre el propio dirigente.
Sí procedería hablar de responsabilidad objetiva si la responsabilidad de la empre-
sa se desencadenase directamente por la conducta delictiva de cualquier empleado sin
necesidad de reprochar a los órganos de gobierno de la entidad ni siquiera una culpa
in vigilando, pues en ese caso se trataría de penar a la persona jurídica por un hecho
que sus órganos de gobierno no habrían podido evitar. Pero si hablamos del delito
137
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
cometido por los integrantes de sus órganos de gobierno en ejercicio de sus funciones,
en principio cabe sancionar a la persona jurídica sin que ello implique responsabilidad
objetiva.
No obstante, hay un matiz importante: sí hay casos en que, pese a que el delito
haya sido cometido por un administrador en tanto que tal, no cabe reprochárselo a la
persona jurídica, pues aquél cometió el delito eludiendo unas medidas dispuestas por
la entidad, que resultaban idóneas para evitar esa eventualidad. De esos casos trata el
art. 31 bis 2 y sobre ellos volveremos más adelante.
138
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
A. El delito cometido.
Como hemos visto, según el art. 31 ter no se exige que se haya podido identificar
qué persona física cometió el delito, siempre que quede acreditado que fue una de las
mencionadas en el art. 31 bis 1.
139
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
140
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
La Fiscalía General del Estado entiende, no obstante, que esta mención debe exten-
derse más allá del nivel de los administradores de hecho, para abarcar otras muchas
personas que en la empresa pueden desarrollar tareas organizativas, aunque sean sim-
ples cuadros medios de la empresa. Esta interpretación es criticable, entre otras cosas,
porque:
1º No respeta la distinción que hace el art. 31 bis 1 entre las personas con funciones
dirigentes (apartado a) y las sometidas a la autoridad de las anteriores (apartado b).
Por ello, en el apartado a) no deben incluirse cuadros medios, que están sometidos a la
autoridad de los administradores de hecho y de Derecho.
2º Conduce a conclusiones irrazonables. El número de personas autorizadas a rea-
lizar cualesquiera funciones de organización o control en una empresa es extensísimo.
La primera vía debe estar reservada para las personas que tienen poder de mando so-
bre la empresa, pues justo eso es lo que permite atribuir el delito de este sujeto, cuando
actúa en ejercicio de sus funciones, a la persona jurídica (y es el término que emplean
todas las Directivas y Decisiones Marco sobre responsabilidad penal de las personas
jurídicas que España ha debido trasponer).
141
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
142
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
143
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
sión hayan dejado de prestar el control debido, sino sólo que un empleado lo
ha ejecutado de modo incorrecto.
También hablaríamos de una infracción del deber de control por parte de
las personas con capacidad de decisión, organización y control si, pese a ha-
ber ordenado la implantación de protocolos o medidas preventivas, poste-
riormente recibiesen noticia de que se está cometiendo un delito por parte
de un subordinado y, a sabiendas, no hiciesen nada para impedirlo.
Para hablar de una diligencia suficiente, es necesario que las medidas
preventivas sean idóneas para prevenir un delito como el cometido.
Así, no son suficientes meros códigos éticos, directrices o guías de conducta
interna si no están acompañados de medidas efectivas de control para
cuya elusión sea necesario un mínimo de energía por parte del empleado.
Tampoco son suficientes políticas genéricas de prevención de delitos: debe
analizarse si hubo diligencia para prevenir un delito como el que se co-
metió.
El incumplimiento del control debido puede tener lugar como mero in-
cumplimiento imprudente de los deberes de control -lo que será más
sencillo de probar- o como tolerancia dolosa -con dolo directo o eventual-
de los máximos responsables de la entidad ante el delito del subordinado (o,
a fortiori, como directa inducción a su comisión, en una modalidad que sería
encuadrable en ambas vías de imputación). Sin embargo, el Código Penal no
introduce una diferencia de marco penal entre la culpa in vigilando y la to-
lerancia dolosa. La única posibilidad de contemplar esa diferencia está en la
facultad genérica del juez para la consideración de todas las circunstancias
del hecho en la determinación de la pena.
En cualquier caso, para imputar responsabilidad penal a la persona jurídi-
ca, la falta del “debido control” debe haberse debido, como mínimo, a impru-
dencia grave, como dice el art. 31 bis 1 b. Las infracciones no graves del deber
de supervisión no generan responsabilidad por esta vía.
144
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
carácter grave (!), estas penas [scil. todas menos la multa] tendrán en todo caso una
duración máxima de dos años”.
Se trata de un grave error del legislador, pues según el art. 31 bis 1 b) los incumpli-
mientos no graves del deber de supervisión no generan responsabilidad penal. Se trata
de una regla de determinación de la pena para un caso en el que no hay responsabili-
dad penal.
145
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
En esta primera vía, establecer este modelo organizativo de “control del controla-
dor” no es en sentido estricto un deber jurídico de la persona jurídica. No existe una
obligación legal de implementar este tipo de modelo de organización con supervisión
de sus máximos responsables, de modo que si una empresa cualquiera no establece un
sistema de vigilancia sobre sus administradores no incumple un deber jurídico (por
eso es erróneo afirmar que la responsabilidad de la persona jurídica se funda en la
infracción de la obligación de controlar a los administradores).
146
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
147
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
Aunque el Código no nos dice mucho sobre los estándares de diligencia exigibles
en este punto, si atendemos a las pautas que se han dado en otros ordenamientos, cabe
afirmar que este tipo de medidas variarán dependiendo de diversos factores: la natu-
raleza y envergadura de la organización, de la actividad a la que se dedique, del riesgo
en concreto al que se refiera, etc. Son exigibles medidas proporcionadas al riesgo en
cuestión y a la actividad de la que se trate; y no lo son las irrazonables o exageradas, ni
las que puedan paralizar la actividad empresarial, ni aquellas que por su coste carezcan
de lógica empresarial.
Normas técnicas como la UNE 19601 nos dan pautas sobre la diligente gestión del
compliance penal en el seno de la empresa; otras como la UNE-ISO 37001 establecen
las pautas de prevención de la corrupción. Aunque no se trate de normas jurídicas esta-
tales, sin embargo pueden emplearse a la hora de interpretar cuál es el estándar de di-
ligencia preventiva que se maneja en este sector. Siendo así, una empresa que haya
desatendido estos estándares (por ejemplo: que contra lo que indica la UNE-ISO
148
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
149
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
B. Órgano de vigilancia.
150
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
C. Elusión fraudulenta.
La cláusula de exención sólo será aplicable si, adoptadas todas estas medi-
das y supervisado el modelo de organización y gestión por un “órgano de vi-
gilancia”, el delito fue posible debido a que su autor eludió fraudulentamente
las medidas dispuestas para su prevención. Es decir: si el delito no se cometió
debido a que no había medidas preventivas, sino precisamente a pesar de
que sí había medidas preventivas.
Este requisito es indicativo de la clase de medidas preventivas que
exige la cláusula de exención: deben ser de tal entidad que, para su elusión,
la persona física debe haber desarrollado algún tipo de energía o actividad
fraudulenta. En este sentido, como hemos señalado, no son suficientes meras
directrices o guías de conducta interna si no se acompañan de controles adi-
cionales, pues la mera infracción de la norma de un código interno no es una
“elusión fraudulenta”.
151
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
Veamos ahora los tres rasgos básicos del sistema de penas a personas ju-
rídicas:
1º. Catálogo de penas numerus clausus. El art. 33.7 recoge un ca-
tálogo cerrado de penas a personas jurídicas, y las califica todas como penas
graves. Se trata de las siguientes:
152
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
2. La pena de multa.
No obstante, cuando no sea posible determinar esos elementos, el art. 52.4 estable-
ce unas directrices alternativas para el cómputo de la pena de multa, que suponen su
transformación en una multa por cuotas diarias:
153
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
A. La disolución.
Son penas con una vertiente preventiva especial, que buscan mitigar los
riesgos de una continuidad delictiva. Por ello, a la hora de imponerlas el Juez
debe identificar cuáles son las actividades o locales asociados al riesgo de con-
tinuidad delictiva.
C. Inhabilitaciones.
El art. 33.7.f) no recoge una sola pena, sino un conjunto de ellas. El juez
puede decidir imponer una o varias de ellas atendiendo a las necesidades pre-
ventivo-especiales.
154
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
D. La intervención judicial.
155
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
Debe tenerse en cuenta que para poder aplicar esta previsión, previamente debe
poderse atribuir el delito a una persona jurídica; y ello requiere que el hecho se haya
156
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
cometido en beneficio de dicha persona jurídica, es decir, previendo que iba a reportar-
le algún tipo de provecho. Desde este punto de vista, el concepto de “persona jurídica
utilizada instrumentalmente para la comisión de ilícitos penales” no es de fácil apli-
cación, pues lo más frecuente será que cuando una persona jurídica es utilizada como
instrumento para cometer delitos no sea la beneficiaria de esos delitos.
5. Determinación de la pena.
A. Atenuantes y agravantes.
B. Confesión.
- ¿Quiénes son los sujetos cuya confesión produce un efecto atenuante? El Código
Penal exige que la confesión se realice “a través de sus representantes legales”. No
obstante, no hace falta que la confesión sea realizada directa y personalmente por el
representante legal: su ejecución material puede ser delegada.
157
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
- ¿Cuándo conoce una persona jurídica que el procedimiento se dirige contra ella?
La respuesta más intuitiva es derivarlo del conocimiento que tenga la persona que debe
confesar (es decir: el representante legal) y no del que tenga cualquier trabajador.
C. Reparación.
Subsiste la duda sobre qué papel debe tener el representante legal. Obviamente, no
ha de ser él quien materialmente realice el acto de reparación o disminución del daño.
158
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
Por otra parte, si dicho programa es idóneo para impedir una continuidad de la
actividad delictiva o de sus efectos y su adopción resulta creíble y fiable, tiene además
un segundo efecto: impide que se le impongan a la persona jurídica penas interdictivas
o de disolución, ya que decaerá el requisito principal del art. 66 bis 1ª (la necesidad
de interrumpir una continuidad delictiva o sus efectos); quizá con la excepción de la
intervención judicial, pues dada la flexibilidad con la que está configurada, podría im-
ponerse con la finalidad de supervisar la correcta implantación de dichas medidas.
159
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
Por supuesto, no será posible atenuar la pena a una empresa que ha implantado
en su seno un programa de cumplimiento inoperante, simplemente para fingir que
cumplía con esas tareas preventivas (“cosmetic compliance”). Así, si la falta de cum-
plimiento es de un grado tal que permite hablar como mínimo de una imprudencia
grave en la prevención del delito, no debe ser aplicable la atenuación.
Más difícil aún es interpretar esa mención al efecto atenuante de la diligencia “par-
cialmente acreditada” que hace el art. 31 bis 4 en relación con los delitos cometidos
por personal subordinado. Ello es así porque para que pueda haber responsabilidad de
la persona jurídica por esta segunda vía es necesario que haya un incumplimiento
grave de los deberes de supervisión, vigilancia y control (si el incumplimiento es leve,
no existe responsabilidad criminal, por lo que no tiene sentido hablar de atenuantes).
Entonces ¿a qué supuestos es aplicable la atenuación? ¿A casos en los que existía un
programa de cumplimiento tan inoperante que permite decir que los máximos respon-
sables de la persona jurídica han incurrido en un incumplimiento grave? La cláusula
del art. 31 bis 4 es fruto de una legislación irreflexiva.
160
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
161
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
Nótese que no hablamos de que una persona jurídica adquiera las acciones o parti-
cipaciones sociales de otra, sino de que la entidad absorbida se extinga y se inte-
gre en la absorbente, o de que se fundan ambas en una nueva persona jurídica.
162
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
Imaginemos que en 2017 una sociedad mercantil nacida en 2016 absorbe a una
pequeña empresa que en 2015 había cometido un delito. Juzgar y condenar a la entidad
absorbente, que ni siquiera existía cuando se cometieron los hechos, se antoja extraño.
Hubiese sido notoriamente menos problemático regular para estos casos un régi-
men de “responsabilidad de la entidad absorbente en el pago de la multa de la entidad
absorbida”, similar al que contenía el derogado art. 31.2 en la redacción que le dio la
Ley Orgánica 15/2003. Y si lo que se pretendía era, como decía el Preámbulo de la Ley
Orgánica 5/2010, evitar que la responsabilidad penal pudiese ser “burlada”, entonces
deberían haberse arbitrado mecanismos que permitiesen la retroacción y anulación de
la absorción o fusión, para procesar y sancionar a la persona jurídica verdaderamente
infractora.
Para evitar que el art. 130.2 conduzca en estos casos a una responsabilidad penal
objetiva, Ortiz de Urbina (2011) ha propuesto que sólo se traslade a la entidad absor-
bente la responsabilidad penal de la absorbida cuando aquélla no haya prestado el
cuidado debido en la absorción, realizando un análisis de indicios que pudiesen reve-
lar que la entidad absorbida estaba o podía llegar a estar imputada (“due diligence”);
pues en tal caso ya cabe hallar un momento de responsabilidad subjetiva en la entidad
absorbente.
La propuesta ha de ser apreciada en la medida en que permite evitar en algunos
supuestos el “traslado de la responsabilidad penal”. Sin embargo, no resuelve el pro-
blema de inconstitucionalidad. No cabe concluir que si la entidad fue negligente en el
momento de la absorción, esa negligencia ya permite, sin tacha de responsabilidad
objetiva, condenar a la sociedad absorbente por el delito cometido por la absorbida
quizá años antes. Y ello, porque se trata de dos infracciones distintas. Retomemos
el ejemplo anterior (en 2017 una sociedad mercantil nacida en 2016 absorbe a una
pequeña empresa que en 2015 había cometido un cohecho). No se puede atribuir a la
empresa absorbente responsabilidad por un cohecho cometido en el año 2015 (¡cuan-
do ni siquiera existía!), y fundar ese reproche con una supuesta infracción de un deber
de cuidado cometida en el momento de la absorción, en 2017.
Sea como fuere, lo que bajo ningún concepto cabe interpretar es que pue-
dan trasladarse a la entidad absorbente las penas interdictivas o la disolución
163
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
(art. 33.7, apartados b) a g). La imposición de esas penas exige atender a las
características preventivo-especiales que tenía la entidad en el momento de
cometer el delito y comprobar si continúan en el momento de la imposición.
Al ser distinta la persona jurídica que cometió el delito y aquélla a la que se
impone la pena, no es posible tal continuidad.
Se impone, pues, una revisión de este precepto. Imagínese tan sólo en los riesgos a
los que se expone cualquier sociedad mercantil que absorba a otra: a una condena por
un delito pretérito de la entidad absorbida (con las consecuencias que puede ello tener
en el terreno extrapenal: exclusión de la contratación con las administraciones, daño
reputacional, etc.). Un riesgo para cuyo control la regulación vigente no ofrece apoyo
alguno.
1. Introducción.
164
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
La regulación del art. 129 es defectuosa. Basta señalar que el legislador olvidó in-
cluir cuál es la finalidad de la aplicación de estas medidas: nótese cómo el art. 129.3 ha-
bla de aplicar estas consecuencias como medidas cautelares “a los efectos establecidos
en este artículo”, pero el artículo no menciona cuáles son esos efectos. Como se verá,
una interpretación sistemática abona la idea de que se trata de consecuencias jurídicas
dirigidas a controlar la peligrosidad de este tipo de entidades o instalaciones, por lo
que su naturaleza se asemeja a la de las medidas de seguridad (en este sentido, ya antes
de 2010, Silva Sánchez; siguiéndole, STS 480/2009, de 22 de Mayo de 2009, FD 193).
El art. 129 entiende que cabe aplicar estas medidas accesorias en dos su-
puestos:
1º. cuando se cometa uno de los delitos para los que el Código prevé res-
ponsabilidad penal de las personas jurídicas, pero “en el seno, con la colabo-
ración, a través o por medio de” un ente colectivo sin personalidad jurídica; o
2º. cuando un específico precepto del Código Penal directamente remita a
estas “medidas”.
Finalidad de estas medidas. Por otra parte, una interpretación siste-
mática revela que, tanto por su naturaleza jurídica como por la expresa men-
ción del art. 66 bis, se trata de medidas que buscan prevenir una continuidad
delictiva. Por ello, debe entenderse que la imposición de estas medidas sólo
procede cuando sea necesario interrumpir una continuidad delicti-
va o sus efectos, y con atención a las consecuencias sociales, eco-
nómicas y laborales de su imposición. Esto es lo que deberá motivarse
en la sentencia.
165
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
Así, sí cabe entender comprendidas en este precepto a entidades como por ejemplo
las sociedades civiles secretas, en las que el pacto societario se mantiene oculto y los
socios contratan con terceros aparentemente en nombre propio (art. 1669 CC), las co-
munidades de bienes, etc.
Es claro que las consecuencias del art. 129 son aplicables también a las
UTEs. Una UTE es una empresa sin personalidad jurídica: una entidad
colectiva en la que participan dos o más empresas -éstas sí dotadas de per-
sonalidad jurídica- para la realización de una concreta obra o servicio. Las
UTEs cuentan con órganos propios, similares a los de una sociedad de capital
(“Junta de empresarios” en vez de Junta General, “Comité de gerencia” en vez
de Consejo de Administración), tienen establecimientos propios, etc., pero
carecen de personalidad jurídica.
Algunos autores, y también la Circular 1/2011 de la Fiscalía General del Estado, han
afirmado que la regulación del art. 129 es aplicable a los grupos de empresas que,
como tal, no tienen personalidad jurídica. No obstante, se trata de una interpretación
errónea.
166
RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS
Ello es así porque imponer las “medidas” del art. 129 a grupos de empresas supone
imponérselas directamente a las concretas personas jurídicas que los integran. Las ac-
tividades que se realizan en un grupo de empresas las realizan esas concretas personas
jurídicas. Por ello, medidas como la prohibición de actividades, la clausura de locales
o la intervención judicial, cuando se dirigen a un grupo de empresas sin personalidad
jurídica, han de recaer necesariamente de modo directo sobre esas personas jurídicas.
¡No es posible clausurar los locales de un grupo de sociedades sin clausurar los de las
sociedades en sí!
Por ello, sería absurdo que para imponer una clausura a una sola persona jurídica
hubiese que cumplir un complejo conjunto de requisitos que imponen los artículos 31
bis y 66 bis CP, pero para imponérselo a algunas o a todas las personas jurídicas que
integran un grupo de sociedades bastase con probar los requisitos tan genéricos que
exige el art. 129 (como que el grupo de empresas “colaboró” en el delito o que éste se
cometió “en su seno”).
Nótese la diferencia con las UTEs: cabe perfectamente clausurar los locales de una
UTE, suspender sus actividades, etc., sin que ello suponga clausurar los locales ni sus-
pender las actividades de las personas jurídicas que participan en ella.
De todo ello se deduce que a los grupos de empresas no les son aplicables las
consecuencias del art. 129. Para imponer suspensiones de actividades, clausuras de
locales, intervención judicial, etc. a cada una de las personas jurídicas que integran un gru-
po de empresas, debe hacerse a través del régimen general de los artículos 31 bis y 66 bis.
167
DERECHO PENAL ECONÓMICO Y DE LA EMPRESA
Lecturas recomendadas:
168