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Tema 3: Responsabilidad penal de las personas jurídicas - Versión 01/01/2020

Tema 3:
Responsabilidad penal
de las personas jurídicas

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Tema 3: Responsabilidad penal de las personas jurídicas - Versión 01/01/2020

Índice sistemático
1. Presentación

2. Concepto jurídico-penal de persona jurídica

3. Acción

4. Tipicidad objetiva I

5. Tipicidad objetiva II

6. Culpabilidad I

7. Culpabilidad II

8. Culpabilidad III

9. Tipos penales

10. Atenuantes

11. Participación a título lucrativo

12. Penas que pueden imponerse a la persona jurídica

13. Pena de multa

14. Penas privativas de derechos

15. Reglas de determinación de las penas I

16. Reglas de determinación de las penas II

17. Responsabilidad civil de la persona jurídica

18. Bibliografía

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1. Presentación

La responsabilidad penal de las personas jurídicas no excluirá la de las personas físicas, ni la de éstas excluirá la
responsabilidad penal de aquéllas.

Además, debe destacarse, en caso de entramado de sociedades en los que a veces resulta difícil determinar la
autoría, que debe acudirse a lo que se conoce como doctrina del «levantamiento del velo» de la persona jurídica.
Expresión que es adaptación de la anglosajona disgregar, y de la germana Durchgriff, y que tiene como función
evitar el abuso de una pura fórmula jurídica que desvela las verdaderas situaciones en orden a la personalidad, para
evitar ficciones fraudulentas. La idea básica es que no cabe la alegación de la separación de patrimonios de la
persona jurídica por razón de tener personalidad jurídica, cuando tal separación es, en la realidad, una ficción que
pretende obtener un fin fraudulento, como incumplir un contrato, eludir la responsabilidad contractual o
extracontractual, aparentar insolvencia, etc.

El tema se iniciará con el concepto jurídico-penal de la persona jurídica. Con posterioridad trasladaremos nuestro
estudio a la acción y la tipicidad objetiva. La culpabilidad y los tipos penales serán los siguientes objetos de nuestra
atención. A continuación, se dedicará el análisis a las atenuantes. Se avanzará acometiendo la participación a título
lucrativo. Se proseguirá con el tratamiento de las penas que pueden imponerse a la persona jurídica, pena de multa y
penas privativas de derechos junto a las reglas de determinación de las penas, para concluir con la responsabilidad
civil de la persona jurídica.

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2. Concepto jurídico-penal de persona jurídica

España se ha incorporado al modelo que acepta la posibilidad de sancionar a las personas jurídicas que cada vez
es el más adoptado en el panorama del Derecho penal comparado. El modelo escogido por el legislador español se
caracteriza por ser de numerus clausus, es decir, no todo delito susceptible de ser cometido por las personas
físicas puede ser de forma simultánea imputado a entes colectivos, sino exclusivamente un grupo concreto de
ellos.

Con la responsabilidad penal de las personas jurídicas se busca un efecto preventivo al estimular a quienes ostenten
funciones de dirección a implementar sistema de operar en el mercado que sean respetuosos con la legalidad jurídico
penal. Además, el reconocimiento de responsabilidad penal de las personas jurídicas evita forzar la condena de las
personas físicas concretas para, de esa manera, posibilitar resarcir a las víctimas.
Son los arts. 31bis y 129 CP los que aluden a las personas jurídicas como entidades a las que se les puede imputar la
comisión de delitos. Tres requerimientos deben concurrir para que se pueda imputar la comisión de un delito a una entidad.
Por una parte, debe tratarse de una organización que posea algún tipo de reconocimiento por parte del Derecho positivo
que conduzca a sostener que nos encontramos ante una persona jurídica a la que se le pueden imputar derechos y
obligaciones. Por otra parte, debe disponer de potencialidad para afectar al bien jurídico protegido por la norma. Y, por
último, debe poseer capacidad abstracta para hacer frente a la pena de multa, es decir, disponer de un patrimonio
autónomo sobre el que hacer efectiva la sanción. Respecto a este último debe ser citado el art. 129 CP que establece:

«En el caso de delitos cometidos en el seno, con la colaboración, a través o por medio de empresas,
organizaciones, grupos o cualquier otra clase de entidades o agrupaciones que, por carecer de personalidad
jurídica, no estén comprendidas en el art. 31 bis de este Código, el Juez o Tribuna podrá imponer
motivadamente a dichas empresas, organizaciones, grupos, entidades o agrupaciones una o varias
consecuencias accesorias…».

El CP parece haber optado en el caso en que se pueda imputar un determinado delito a una entidad o agrupación sin
personalidad jurídica por imponerle sólo medidas accesorias. El papel del art. 129 CP sería puramente residual, como
cláusula de cierre del sistema. Además, la aplicación del art. 129 CP debe entenderse sin perjuicio de la responsabilidad
penal en la que puedan incurrir tales personas físicas o jurídicas, bien a título de coautoría, bien a título de pluriautoría.

Debe admitirse simultáneamente la posibilidad de que existan diversas formas de participación en el delito cuando
alguno de los intervinientes en los hechos lo sea una persona jurídica. En abstracto, es posible concebir muy
diversas combinaciones: inducción de persona jurídica a persona jurídica, inducción de persona jurídica a persona
física, inducción de persona física a jurídica. Combinaciones que resultan trasladables a la cooperación necesaria
y a la complicidad.

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3. Acción

La Ley española ignorando por completo el criterio de quienes niegan a las personas jurídicas capacidad de
acción, parece inequívocamente otorgársela. Así, la admisión de la responsabilidad penal de las personas jurídicas
no ha supuesto variación alguna de la definición derivada del art. 10 CP, conforme al cual constituyen delitos las
acciones u omisiones dolosas o imprudentes establecidas en la Ley. En definitiva, parece que el legislador pretende
mantener una definición de delito común en el Derecho penal de las personas físicas y en el de las jurídicas.

En definitiva, la acción supone el sustrato o requisito previo para la existencia del propio delito con las siguientes
funciones atribuidas:

1. Clasificación al requerir que todo hecho jurídico penalmente relevante pueda ser doloso e imprudente, activo-
positivo u omisivo.

2. Enlace o unión puesto que la acción debe ser concepto neutro que no anticipe el contenido de los restantes
elementos del delito, pero disponer del suficiente contenido como para poder sostener la tipicidad, la antijuridicidad y
la culpabilidad.

3. Delimitación permitiendo excluir de la consideración jurídica todo hecho que ya ab initio no es relevante.

La existencia de acción exige una manifestación de la personalidad del ente colectivo, un hecho que implique una
exteriorización de su forma interna de organizarse. Por ejemplo, cuando a causa de un atentado terrorista, tuviese
lugar una rotura de tuberías que provocase un vertido contaminante no cabría imputar responsabilidad penal debido
a la ausencia de acción de la persona jurídica puesto que la rotura de tubería ha derivado de un hecho ajeno a la
organización de la persona jurídica y por completo incontrolable.

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4. Tipicidad objetiva I

La tipicidad de los delitos cometidos por las personas jurídicas se encuentra condicionada por dos factores: los
tipos penales están mayoritariamente diseñados para conductas de las personas físicas y las personas jurídicas no
tienen existencia física. Ello nos lleva a señalar que la tipicidad, en el ámbito del Derecho penal de las personas
jurídicas, requiere de un juicio de atribución de la responsabilidad derivado de la lesión o puesta en peligro de un
bien jurídico por medio de la realización de una acción típica descrita en la ley. Acción que deberá haber sido
llevada a cabo por una persona física.

Lo injusto en el caso de delitos de personas jurídicas consiste en la realización de un hecho objetivamente típico por
parte de un sujeto físico, el cual se imputa a la organización. Lo decisivo será que el hecho aparezca externamente como un
hecho de empresa, con independencia de que proceda o no de un defecto organizativo. Lo penalmente significativo no
sería sólo el defecto de organización, sino también el resultado, salvo que el delito de la persona física se configure
como una artificial condición objetiva de punibilidad.
Lo injusto característico de las personas jurídicas resulta ser de naturaleza compleja derivado de la sinergia de la
actuación de la persona física con las especiales posibilidades estructurales y medios de la persona jurídica efectivamente
utilizados e implica necesariamente la lesión o puesta en riesgo de bienes jurídicos.
Por tanto, la tipicidad en el caso de delitos imputables a una persona jurídica exige, en primer lugar, el hecho de conexión
que supone que una persona física o una pluralidad de ellas, hayan actuado, o dejado de actuar, en el contexto empresarial,
societario o asociativo, o como expresa el propio CP, en nombre o por cuenta de la persona jurídica y en su beneficio
directo o indirecto. Pero debe aclararse que la exigencia de un hecho de conexión no implica que la responsabilidad penal
de las personas jurídicas sea siempre responsabilidad por hechos de otro. La persona jurídica responderá por su propio
injusto y culpabilidad fundados en:

• Incomunicabilidad de circunstancias agravantes y atenuantes de la responsabilidad entre la persona física actuante


u omitente, y la persona jurídica a la que se imputa el delito (art. 31.2 ter CP).

• Muerte de la persona física no excluye la responsabilidad de la persona jurídica.

De los arts. 31bis y 52.4 CP exige para el reconocimiento de responsabilidad penal a una persona jurídica ha de
constatarse la comisión de un delito por parte de una persona física. En estos preceptos debería entenderse que la
expresión delito se está refiriendo a la comisión de un hecho objetivamente típico. En cualquier caso, no tienen que
coincidir en todo caso y necesariamente los delitos por los que son condenados la persona física y la jurídica.

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5. Tipicidad objetiva II

El art. 31.1 bis CP comienza refiriéndose exclusivamente a la responsabilidad de la persona jurídica por acciones u
omisiones de sus representantes legales o por las personas autorizadas para tomar decisiones en nombre de la
persona jurídica o con facultades de organización y control. Sin embargo, en el apartado b), admite que cualquier
otra persona física que actúe, u omita hacerlo, en el contexto societario, entendido en sentido muy amplio, pueda
determinar la imputación del delito a la persona jurídica.

El modelo español parece acomodarse al estándar respondeat superior puesto que acepta que los actos de cualquier
trabajador por debajo de quien realmente posee capacidad de decisión social determinen la responsabilidad de la empresa.
En la normativa española no es necesaria una vinculación laboral con la empresa, sino que es suficiente, una menos
consistente, como es el mero arrendamiento de servicios o que el trabajador preste sus servicios por cuenta de una
empresa de trabajo temporal.
No obstante, el CP ha restringido el alcance potencial de la regla característica del estándar respondeat superior, en la
medida en que no sería suficiente sin más con la actuación de cualquier trabajador sin poder de decisión, sino, que,
cumulativamente, es preciso que éste haya podido actuar por haberse incumplido «los deberes de supervisión, vigilancia
y control de su actividad atendidas las concretas circunstancias del caso».
En la dicción del art. 31.1.b) bis CP la exigencia de que la acción u omisión del personal subordinado se lleve a cabo «en
el ejercicio de actividades sociales». Esta exigencia, por el contrario, no aparece en el caso de los cargos directivos, en
el art. 31.1.a) bis CP. Pero cuesta encontrar supuestos donde los dirigentes puedan llevar a cabo acciones u omitir
conductas que no sean en ejercicio de la actividad social y que puedan comprometer a la persona jurídica. Como máximo,
pues, tal requisito sirve para subrayar la exigencia del sentido social de la conducta del individuo para determinar la
responsabilidad de la entidad.
Las personas jurídicas serán penalmente responsables de los delitos cometidos en su beneficio directo o indirecto. Ello
supone la constatación de la idoneidad material del hecho de conexión llevado a cabo por directivos, mandos intermedios
u operarios requerirá, al menos, que la conducta se enmarcase dentro de los objetivos de la organización. En definitiva, el
CP requiere que se trate de un hecho de empresa.

Por último, señalar que la responsabilidad penal únicamente podrá ser declarada en aquellos supuestos donde
expresamente se prevea y no podrá ser exigida al Estado, a las Administraciones Públicas territoriales e
institucionales, a los Organismos Reguladores, las Agencias y Entidades Públicas Empresariales, a las
organizaciones internacionales de derecho público, ni a aquellas otras que ejerzan potestades públicas de
soberanía, administrativas (art. 31.1 quinquies CP). Por otra parte, las Sociedades mercantiles públicas que
ejecuten políticas públicas o presten servicios de interés económico general, solamente les podrán ser impuestas una
pena de multa por cuotas o proporcional y una pena por intervención judicial para salvaguardar los derechos de los
trabajadores o de los acreedores por el tiempo que se estime necesario, que no podrá exceder de 5 años previstas
respectivamente en los apartados a) y g) del art. 33.7 CP. Esta limitación no será aplicable cuando el juez o tribunal
aprecie que se trata de una forma jurídica creada por sus promotores, fundadores, administradores o
representantes con el propósito de eludir una eventual responsabilidad penal (art. 31.2 quinquies CP).

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6. Culpabilidad I

Sistemáticamente, siguiendo el modelo de la teoría del delito tradicional, tras el examen de la tipicidad objetiva
procedería el análisis de la tipicidad subjetiva. Cuando el delito es cometido por una persona jurídica, como
defecto de organización, tal defectuosa organización será mayor, más reprochable, cuando la conducta del concreto
sujeto físico que actúa sea intencional, que cuando sea meramente imprudente. Por consiguiente, estamos ante
elementos que requieren de la consideración de la culpabilidad.

La culpabilidad implicaría un juicio de censura que se formula frente a una persona jurídica porque ha omitido la opción
de las medidas que le son exigibles para garantizar un desarrollo ordenado y no infractor de la actividad relativa al hecho de
la empresa. La culpabilidad de las entidades colectivas implicaría un complejo juicio valorativo que requiere la
ponderación de numerosas cuestiones por parte del juez, entre las más importantes, podrían ser mencionados:

• Existencia o ausencia de un programa de cumplimiento, o en palabras del CP modelos de «organización y


gestión que incluyen las medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir delitos de la misma naturaleza o para
reducir de forma significativa el riesgo de su comisión». Correrá a cargo de la persona jurídica la prueba de una
organización no defectuosa, lo que permitirá afirmar que la plena exención de responsabilidad será una situación
excepcional, aunque no imposible (no así la mera atenuación). No obstante, debe señalarse que en la mayor parte de
las ocasiones la verificación del delito o de la infracción administrativa será un síntoma de que el programa no estaba
correctamente diseñado. Sólo cabría entender como excepcional el que el programa estuviese correctamente
diseñado e implementado y, pese a ello, el delito o la infracción se cometa.

• Existencia de una adecuada vigilancia de supervisión o control sobre el personal sin poder de dirección;
• Existencia de un cúmulo de incorrectas operaciones individuales de personas físicas insertas en la estructura
propia del ente colectivo de que se trate.

• Existencia de instrucciones expresas por parte de quien tiene poder de dirección frente al trabajador a fin de que
se abstenga de llevar a cabo la conducta que acaba desencadenando el correspondiente procedimiento penal.

• Existencia o ausencia de causas de disculpa, de inimputabilidad o error de prohibición.

Se admite la posibilidad de que se cometa el delito en el seno de la persona jurídica, pese a la existencia de un
sistema de control adecuado o de una organización cuidadosa, la cual excluiría la responsabilidad de la entidad.
Esto último sólo puede acaecer, en principio, por imposibilidad de imputar el delito, presencia de causas d e
justificación o por exclusión de la culpabilidad.

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7. Culpabilidad II

En relación al estándar de prueba necesario para eximir de responsabilidad parece razonable el criterio de que lo
estándar no es el de la prueba más alá de toda duda razonable, sino, por el contrario, el más permisivo del balance de
probabilidades. Trasladado al Código penal habría que diferenciar:

• Por un lado, el art. 31.2. bis CP establece que, si el delito fuere cometido por los representantes legales o quienes
están autorizados para tomar decisiones, la persona jurídica quedará exenta de responsabilidad si se cumplen las
siguientes condiciones:
1. El órgano de administración ha adoptado y ejecutado con eficacia, antes de la comisión del delito, modelos
de organización y gestión que incluyen las medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir delitos de la
misma naturaleza o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión;

2. La supervisión del funcionamiento y del cumplimiento del modelo de prevención implantado ha sido confiada
a un órgano de la persona jurídica con poderes autónomos de iniciativa y de control o que tenga encomendada
legalmente la función de supervisar la eficacia de los controles internos de la persona jurídica;

3. Los autores individuales han cometido el delito eludiendo fraudulentamente los modelos de organización y de
prevención y

4. No se ha producido una omisión o un ejercicio insuficiente de sus funciones de supervisión, vigilancia y


control por parte del órgano al que se refiere la condición 2.ª

• Por otro lado, si el delito fuera cometido por cualquier persona que actúa en el ámbito societario, la persona jurídica
quedará exenta de responsabilidad si, antes de la comisión del delito, ha adoptado y ejecutado eficazmente un
modelo de organización y gestión que resulte adecuado para prevenir delitos de la naturaleza del que fue cometido
o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión

• No obstante, el art. 31.2 bis CP dispone que, en los casos en los que las anteriores circunstancias solamente puedan
ser objeto de acreditación parcial, esta circunstancia será valorada a los efectos de atenuación de la pena. Esto
supone que deberán acreditarse las circunstancias que eximen de responsabilidad. En este caso la existencia de un
programa de cumplimiento serio, eficaz, correctamente implementado y actualizado. Recaerá la prueba sobre quien
alegue la ausencia de defectos organizativos, esto es, a la persona jurídica misma.

• En las personas jurídicas de pequeñas dimensiones, las funciones de supervisión a que se refiere la condición 2.ª
podrán ser asumidas directamente por el órgano de administración. Se precisa que son personas jurídicas de
pequeñas dimensiones aquéllas que, según la legislación aplicable, estén autorizadas a presentar cuenta de pérdidas y
ganancias abreviada.

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8. Culpabilidad III

Los modelos de organización y gestión deberán cumplir los siguientes requisitos (art. 31.5 bis CP):

1.º Identificarán las actividades en cuyo ámbito puedan ser cometidos los delitos que deben ser prevenidos.
2.º Establecerán los protocolos o procedimientos que concreten el proceso de formación de la voluntad de la
persona jurídica, de adopción de decisiones y de ejecución de las mismas con relación a aquéllos.

3.º Dispondrán de modelos de gestión de los recursos financieros adecuados para impedir la comisión de los
delitos que deben ser prevenidos.

4.º Impondrán la obligación de informar de posibles riesgos e incumplimientos al organismo encargado de vigilar
el funcionamiento y observancia del modelo de prevención.

5.º Establecerán un sistema disciplinario que sancione adecuadamente el incumplimiento de las medidas que
establezca el modelo.

6.º Realizarán una verificación periódica del modelo y de su eventual modificación cuando se pongan de
manifiesto infracciones relevantes de sus disposiciones, o cuando se produzcan cambios en la organización, en la
estructura de control o en la actividad desarrollada que los hagan necesarios.

Debe indicarse que el art. 66 bis CP prevé la posibilidad de agravar la sanción a la entidad en función del puesto que en la
estructura de la persona jurídica ocupe la persona física u órgano que incumplió el deber de control. En consecuencia, a
mayor implicación del alto directivo en el hecho criminal, mayor debe ser el reproche en sede de la persona jurídica, por
cuanto son los dirigentes de la corporación quienes, en la práctica, diseñan y ejecutan la política empresarial.

La norma atiende a las peculiaridades propias de la actividad empresarial, caracterizada por la división técnica del
trabajo y la especialización, la complementariedad de las diferentes aportaciones de los sujetos en el contexto de un
plan común, y la jerarquía, en virtud de la cual, las aportaciones de los individuos no son libres, sino que están
sometidas a una común dirección que puede aceptarlas, rechazarlas o modificarlas. En definitiva, la
responsabilización de las personas jurídicas tiene por objeto evitar que se cometan ilícitos penales en su ámbito de
actividad, bien por parte de la cúpula —gestores, administradores, representantes legales— bien por los empleados
y colaboradores de la misma.

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9. Tipos penales

Los supuestos expresamente previstos de responsabilidad penal de las personas jurídicas son:

✓ Tráfico ilegal de órganos humanos (art. 156.3 bis CP)


✓ Trata de seres humanos (art. 177.7 bis CP)
✓ Delitos relativos a la prostitución y la corrupción de menores (art 189 bis CP)
✓ Delitos contra la intimidad y allanamientos informáticos (arts. 197, 197 bis y 197 ter CP)
✓ Estafas y fraudes de los arts. 251 y 251 bis CP
✓ Frustración de la ejecución (art. 258 ter CP)
✓ Insolvencias punibles (art. 261 bis CP)
✓ Daños informáticos (art. 264 quater CP)
✓ Delitos contra la propiedad intelectual e industrial, el mercado y los consumidores (art. 288 CP)
✓ Receptación y blanqueo de capitales (art. 302 CP)
✓ Financiación ilegal de partidos políticos (art. 304 bis CP)
✓ Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social (art. 310 bis CP)
✓ Delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros (art. 318 bis CP)
✓ Delitos sobre la ordenación del territorio y urbanismo (art. 319.4 CP)
✓ Delitos contra el medio ambiente (arts. 327, 328.6 y 343.3 CP)
✓ Delitos relativos a la energía nuclear y a las radiaciones ionizantes (art. 343 CP)
✓ Delitos de riesgo provocado por explosivos y otros agentes (art. 348 CP)
✓ Delitos sobre alimentos y dopaje (art. 366 CP)
✓ Delitos contra la salud pública en la modalidad de tráfico de drogas (art. 369 bis CP)
✓ Falsificación de moneda (art. 386.5 CP)
✓ Falsedad en medios de pago. Falsificación de tarjetas de crédito y débito y cheques de viaje (art. 399 bis
CP)

✓ Cohecho (art. 427 bis CP)


✓ Tráfico de influencias (art. 430 CP)
✓ Corrupción de funcionario extranjero (art. 445 CP)
✓ Negociaciones prohibidas (art. 445.2 CP)
✓ Delitos contra los Derechos Fundamentales (art. 510 bis CP)
✓ Financiación del terrorismo (art. 576.3 bis CP)

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✓ Contrabando (art. 2.6 LO Contrabando)

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10. Atenuantes

El CP regula taxativamente los supuestos de atenuación de la responsabilidad de las personas jurídicas. Por lo
tanto, la responsabilidad de la persona jurídica no obedece a la pretendida culpabilidad de la empresa sino a un
mecanismo normativo de transferencia, donde todas las conductas que atenúan la responsabilidad de las personas
jurídicas son posteriores a la comisión del delito. Por otra parte, tampoco se ha previsto que ninguna de ellas, ni
otras diferentes, sean apreciadas con valor de eximente, ya sea completa o incompleta.

Las atenuantes previstas son las siguientes:

a) Haber procedido, antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige contra ella, a confesar la
infracción a las autoridades. No se especifica ante qué autoridades debe producirse la confesión, si bien la
interpretación más razonable es que la misma pueda realizarse tanto ante jueces y fiscales como ante autoridades
policiales y/o administrativas.

b) Haber colaborado en la investigación del hecho aportando pruebas, en cualquier momento del proceso, que
fueran nuevas y decisivas para esclarecer las responsabilidades penales dimanantes de los hechos. Exige la
apreciación de la atenuante que se aporte al procedimiento material probatorio inédito que además sea concreta y
particularmente eficaz. La simple prueba de carácter accesorio o que tan solo sirva para apuntalar hechos
suficientemente acreditados por otros medios, no integra el sustrato fáctico de la atenuante, que está orientada más
hacia los resultados de la colaboración que hacia los esfuerzos por la misma.

c) Haber procedido en cualquier momento del procedimiento y con anterioridad al juicio oral a reparar o disminuir
el daño causado por el delito.

d) Haber establecido, antes del comienzo del juicio oral, medidas eficaces para prevenir y descubrir los delitos
que en el futuro pudieran cometerse con los medios o bajo la cobertura de la persona jurídica. Exige de las empresas
una reorganización preventiva e investigadora y el establecimiento de medidas eficaces para prevenir y/o evitar, y en
su caso, descubrir los delitos. Si bien es cierto que habrá que considerar insuficientes las operaciones de simple
mejora de la imagen empresarial, también habrá de evitar el excesivo formalismo, de modo que se valore en abstracto
la aptitud de tales medidas para prevenir y/o detectar razonablemente la comisión de delitos en el seno de la
corporación.

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11. Participación a título lucrativo

El art. 122 CP contiene una regla relativa a la llamada «receptación civil», o participación a título lucrativo, la cual
puede tener particular relevancia en el ámbito de la responsabilidad civil derivada de un delito imputable a las personas
jurídicas. La jurisprudencia viene exigiendo los siguientes requisitos:

1. Que alguien se aproveche del delito o falta.


2. Que la persona obligada a restituir o resarcir no haya sido condenada como autora o cómplice de la infracción
penal, correspondiente.

3. Que tal participación a los efectos de aprovechamiento civil ha de tener como causa un título lucrativo no
oneroso.

El fundamento de la receptación civil es impedir un enriquecimiento ilícito al implicar una responsabilidad civil
derivada de la nulidad de los contratos como causa ilícita. Además, se trata de una responsabilidad solidaria y no
acumulativa puesto que el tercero responsable civil no es que tenga que pagar una cantidad adicional a sumar a la
correspondiente al responsable penal principal, respondiendo del importe de su beneficio.

Es una responsabilidad subsidiaria al aplicarse el art. 122 CP cuando no resulte exigible la responsabilidad civil subsidiaria
impuesta a las empresas y sociedades por los delitos cometidos por sus representantes, empleados o dependientes (arts.
120 y 121 CP).

Por última, es una responsabilidad limitada al beneficio obtenido por el partícipe lucrativo y a que el partícipe a
título lucrativo haya sido parte en el correspondiente proceso.

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12. Penas que pueden imponerse a la persona jurídica

Existe un catálogo general de penas específicas susceptibles de ser impuestas a la persona jurídica en el art. 33.7
CP, con sus propias reglas de determinación en el art. 66 bis CP. Las penas aplicables a las personas jurídicas tienen todas,
la consideración de graves y, por lo tanto, prescriben a los 10 años (art. 133 CP) y sus antecedentes penales se cancelan
pasados 10 años sin haber delinquido desde la extinción de la pena (art. 136 CP). Además, se distingue entre pena
pecuniaria, exclusivamente la de multa, y penas interdictivas o privativas de derechos.

PENAS PARA PERSONAS JURÍDICAS


Multa de cuantía relacionada con el beneficio obtenido (tanto al duplo, del doble al triplo, del triple al quíntuple…)
Multas Multa 6m a 1 año = mínimo 5.400, máximo 1.800.000 €Multa 6 meses a 2 años = mínimo 5.400, máximo 3.600.000 €
Multa 1 a 3 años = mínimo 10.800, máximo 5.400.000 €Multa 2 a 5 años = mínimo 21.600, máximo 9M €
Suspensión de sus actividades por un plazo que no podrá exceder de 5 años.
Clausura de sus locales y establecimientos por un plazo que no podrá exceder de 5 años.
Prohibición de realizar en el futuro las actividades en cuyo ejercicio se haya cometido, favorecido o encubierto el delito. Podrá ser
Penas privativas temporal o definitiva. Si fuese temporal, el plazo no podrá exceder de 15 años.
de derechos Inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas, para contratar con el sector público y para gozar de beneficios e
incentivos fiscales o de la Seguridad Social, por un plazo que no podrá exceder de 15 años.
Intervención judicial por tiempo que no podrá exceder de 5 años.
Disolución de la persona jurídica

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13. Pena de multa

Según el delito cometido por la persona física de que se trate, adoptará una de las dos formas previstas para la sanción
pecuniaria de la persona física: la de cuotas diarias o la proporcional. Se prevén las siguientes normas específicas para
la correcta fijación de su importe para personas jurídicas:

• Extensión mínima de 10 días y máxima de 5 años (art. 50.3 CP).


• Cuota diaria de un mínimo de 30 y un máximo de 5.000 euros. A efectos de cómputo, cuando se fije la duración
por meses o por años, se entenderá que los meses son de treinta días y los años de trescientos sesenta (art. 50.4 CP).

• Pena de multa para las personas jurídicas en proporción al beneficio obtenido o facilitado, al perjuicio causado,
al valor del objeto, o a la cantidad defraudada o indebidamente obtenida, de no ser posible el cálculo en base a tales
conceptos, el Juez o Tribunal motivará la imposibilidad de proceder a tal cálculo y las multas previstas se sustituirán
por las siguientes (art. 52.4 CP):
○ Multa de 2 a 5 años, si el delito cometido por la persona física tiene prevista una pena de prisión de más de 5
años.

○ Multa de 1 a 3 años, si el delito cometido por la persona física tiene prevista una pena de prisión de más de 2
años no incluida en el inciso anterior.

○ Multa de 6 meses a 2 años, en el resto de los casos.


• Podrá ser fraccionado el pago de la multa impuesta a una persona jurídica, durante un período de hasta 5
años, cuando su cuantía ponga probadamente en peligro la supervivencia de aquélla o el mantenimiento de los
puestos de trabajo existentes en la misma, o cuando lo aconseje el interés general. Si la persona jurídica condenada
no satisficiere, voluntariamente o por vía de apremio, la multa impuesta en el plazo que se hubiere señalado, el
Tribunal podrá acordar su intervención hasta el pago total de la misma (art. 53 CP).

• Modulación de las multas impuestas simultáneamente a la persona física y a la persona jurídica por la
comisión de los mismos hechos (art. 31 ter 1 CP): los jueces o tribunales modularán las respectivas cuantías, de
modo que la suma resultante no sea desproporcionada en relación con la gravedad de dichos hechos.

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14. Penas privativas de derechos

El Código penal incluye, en su art. 33.7 C.P, una serie de supuestos:

• Disolución de la persona jurídica.


• Intervención judicial.
• Suspensión de actividades.
• Clausura de locales y establecimientos.
• Prohibición de realización de actividades.
• Inhabilitación para obtener subvenciones y ayudas públicas.
• Inhabilitación para contratar con el sector público y gozar de beneficios e incentivos fiscales o de la seguridad
social.

Desde el punto de vista de su duración temporal:

• Para algunas se fija un carácter definitivo o máximo de quince años (prohibición de actividades).
• Para otras una temporalidad máxima de quince años (inhabilitaciones para la obtención de subvenciones, ayudas,
beneficios o incentivos fiscales o de la Seguridad Social) o de cinco años como máximo (suspensión de actividades,
cierre de locales o establecimientos o intervención judicial).

Se hace una detallada regulación del contenido de la pena de intervención judicial, cuya finalidad ha de ser la de
salvaguardar los derechos de los trabajadores o de los acreedores de la persona jurídica, que se concreta en que: "La
intervención podrá afectar a la totalidad de la organización o limitarse a alguna de sus instalaciones, secciones o
unidades de negocio. El Juez o Tribunal, en la sentencia o, posteriormente, mediante auto, determinará exactamente el
contenido de la intervención y determinará quién se hará cargo de la intervención y en qué plazos deberá realizar
informes de seguimiento para el órgano judicial. La intervención se podrá modificar o suspender en todo momento
previo informe del interventor y del Ministerio Fiscal. El interventor tendrá derecho a acceder a todas las instalaciones
y locales de la empresa o persona jurídica y a recibir cuanta información estime necesaria para el ejercicio de sus
funciones. Reglamentariamente se determinarán los aspectos relacionados con el ejercicio de la función de
interventor, como la retribución o la cualificación necesaria".

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15. Reglas de determinación de las penas I

El art. 66 bis CP, recoge una serie de reglas para la determinación e individualización para las sanciones privativas
de derechos y destinadas a la persona jurídica:

• Se aplican a la persona jurídica las reglas contenidas en el art. 66 CP, aplicables a las penas de la persona física,
todas ellas excepto la 5ª relativa a la concurrencia de la agravante de reincidencia con habitualidad. En este caso
habría un error de la norma al disponer la aplicación de las referidas reglas sin advertir que en el caso de la persona
jurídica no existen agravantes de carácter genérico, teniendo en cuenta que las reglas tercera, cuarta y séptima de
determinación de pena, hacen alusión a supuestos en los que concurra alguna de esas circunstancias de agravación, lo
que les hará de imposible aplicación para la persona jurídica.

• Se fijan los siguientes criterios respecto de las reglas generales para determinar la concreta extensión de las
penas interdictivas a imponer:
○ Necesidad para prevenir la continuidad de la actividad delictiva o de sus efectos.
○ Consecuencias económicas y sociales, especialmente para los trabajadores dependientes de la persona
jurídica, que la imposición de la pena produzca.

○ Puesto que ocupe en la estructura de la persona jurídica la persona física autora del delito o el órgano que
incumplió el deber de control.

• Cuando las penas previstas en las letras c) a g) del apartado 7 del art. 33 CP se impongan con una duración
limitada, ésta no podrá exceder la duración máxima de la pena privativa de libertad prevista para el caso de que el
delito fuera cometido por persona física.

• Cuando la responsabilidad de la persona jurídica, en los casos previstos en la letra b) del apartado 1 del art. 31 bis
CP, derive de un incumplimiento de los deberes de supervisión, vigilancia y control que no tenga carácter grave,
estas penas tendrán en todo caso una duración máxima de dos años.

• Para la aplicación de penas interdictivas temporales con una duración superior a los 2 años, se exige que
concurra al menos una de las dos siguientes circunstancias, que pasan a configurarse como verdaderas circunstancias
agravantes en el régimen especial de la responsabilidad penal de las personas jurídicas:
○ Reincidencia, que habrá de concurrir en los términos y con los requisitos establecidos para la persona física
en el art. 21.7 CP.

○ Utilización instrumental de la persona jurídica para la comisión de delitos, que se producirá siempre que
la actividad legal de la persona jurídica tenga menor relevancia que la ilegal.

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16. Reglas de determinación de las penas II

Continuando con las reglas para la determinación e individualización para las sanciones privativas de derechos y
destinadas a la persona jurídica:

• Para la imposición de sanción interdictiva de carácter permanente (disolución de la persona jurídica o


prohibición de actividades) o por plazo superior a cinco años, cuando este resultare posible como en el caso de la
prohibición de actividades, la inhabilitación para obtención de subvenciones y ayudas públicas etc., será también
imprescindible, la concurrencia de al menos una de las dos circunstancias siguientes:
○ Multirreincidencia, en los términos previstos en el art. 66.1. 5º CP, es decir, cuando conste la comisión de
al menos tres delitos en los cinco años anteriores.

○ Utilización instrumental de la persona jurídica para la comisión de ilícitos penales en idéntico sentido al
ya descrito anteriormente. Así, el Tribunal Supremo, en su sentencia 154/2016, de 29 de febrero, señala que se
requerirá, cuando menos, motivar adecuadamente el criterio de ponderación entre la relevancia diferente de su
actividad legal y el delito cometido en su seno, en busca de una respuesta proporcionada tanto a la gravedad de
su actuar culpable como a los intereses de terceros afectados y ajenos a cualquier clase de responsabilidad.

• El Juez puede moderar el traslado de la pena a la persona jurídica en la que se transforme, quede fusionada,
absorbida, etc., en función de la "proporción" que tenga ésta en relación con la autora del hecho sancionado,
originariamente responsable del mismo, incluyendo así una fórmula de modulación de la pena incorporada a ese
régimen de transmisión de la responsabilidad penal (art. 130.2 párrafo 1.º in fine CP). Así, el Tribunal Supremo, en su
sentencia 154/2016, de 29 de febrero, ha dejado dicho que todas estas reglas de determinación de las penas aplicables
a las personas jurídicas habrán de aplicarse atendiendo a "sus consecuencias económicas y sociales, y especialmente
los efectos para los trabajadores".

Finalmente, añadir que según la Ley de contratación en el sector público, no procederá, sin embargo, declarar la
prohibición de contratar cuando, en sede del trámite de audiencia del procedimiento correspondiente, la persona
incursa acredite el pago o compromiso de pago de las multas e indemnizaciones fijadas por la sentencia penal o
resolución administrativa de las que derive la causa de prohibición de contratar, siempre y cuando las citadas
personas hayan sido declaradas responsables del pago de la misma en la citada sentencia o resolución, y la
adopción de medidas técnicas, organizativas y de personal apropiadas para evitar la comisión de futuros delitos o
infracciones administrativas, entre las que quedará incluido el acogerse al programa de clemencia en materia de
falseamiento de la competencia (art. 72.5 CP)

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17. Responsabilidad civil de la persona jurídica

Respecto a la responsabilidad civil de la persona jurídicas se distinguen dos supuestos:

• Responsabilidad civil directa y solidaria de la persona jurídica conforme a los términos establecidos en el art.
110 CP, de forma solidaria con las personas físicas que fuesen condenadas por los mismos hechos (art. 116.3 CP).
Es la consecuencia lógica del régimen general de la responsabilidad civil derivada del delito que atribuye la obligación
de reparación al que participe en la comisión de la infracción y de la nueva posible consideración como tal de
la persona jurídica.

• Responsabilidad civil subsidiaria de la persona jurídica en los supuestos del art. 120.2º, 3º, 4º y 5º CP:
○ En los casos de delitos no susceptibles de responsabilidad penal de las personas jurídicas, y
○ En los casos de delitos de los que puede ser responsable una persona jurídica que no conlleven, en el caso
concreto, esa especial responsabilidad para la persona jurídica, pero sí que concurran los requisitos necesarios
para establecer la responsabilidad civil subsidiaria descrita en el referido precepto.

Los requisitos para apreciar la responsabilidad civil subsidiaria del art. 120.4 CP son los siguientes, según ha establecido
reiteradamente el Tribunal Supremo, como en su sentencia 479/2013, de 2 de junio):

1. Existencia de una relación de dependencia entre el autor del ilícito penal y el principal, ya sea persona jurídica o
física bajo cuya dependencia se encuentre, sin que sea preciso que la misma tenga carácter jurídico, sea retribuida o
permanente, bastando que la actividad así desarrollada cuente con la anuencia o conformidad del principal, sin que,
por tanto, la dependencia se identifique con la jerárquica u orgánica siendo suficiente la meramente funcional.
Explica el Tribunal Supremo, en su sentencia 260/2017, de 6 de abril, que para delimitar los supuestos en que el
empleado o subordinado vincula la responsabilidad civil subsidiaria de su principal puede atenderse a la doctrina de la
apariencia. Así, la sentencia del Tribunal Supremo 348/2014, de 1 de abril, precisa que «el principal ha de responder
si el conjunto de funciones encomendadas al autor del delito le confieren una apariencia externa de legitimidad en su
relación con los terceros, en el sentido de permitirles confiar en que el autor del delito está actuando en su condición
de empleado o dependiente del principal, aunque en relación a la actividad concreta delictiva el beneficio patrimonial
buscado redundase exclusivamente en el responsable penal y no en el principal».

2. Que el delito que genera la responsabilidad se haya inscrito dentro del ejercicio, normal o anormal, de las
funciones así desarrolladas por el infractor, perteneciendo a su ámbito de actuación.
La sentencia del Tribunal Supremo 252/2017, de 6 de abril, afirma que la interpretación de aquellos dos requisitos
debe efectuarse con amplitud, apoyándose la fundamentación de tal responsabilidad civil subsidiaria no solo «en los
pilares tradicionales de la culpa "in eligendo y la culpa in vigilando", sino también sobre todo en la teoría del riesgo,
conforme al principio "qui sentire commodum, debet sentire incommodum". Así, quien se beneficia de actividades
que de alguna forma puedan generar un riesgo para terceros debe soportar las eventuales consecuencias negativas de
orden civil respecto de esos terceros cuando resulten perjudicados.

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18. Bibliografía

Obras de carácter general


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Pérez Machío, A. I., La responsabilidad penal de las personas jurídicas en el Código Penal español, Granada, 2018.
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VV.AA., Casos prácticos de Derecho penal económico con jurisprudencia, Madrid, 2016.
Obras monográficas
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Casanovas Ysla, A., Compliance penal normalizado, Pamplona, 2017
Gimeno Beviá, J., Compliance y proceso penal, Madrid, 2016.
Goena Vives, B., Responsabilidad penal y atenuantes en la persona jurídica, Madrid, 2017.
Gómez-Jara Díez, C., El Tribunal Supremo ante la responsabilidad penal de las personas jurídica, Pamplona, 2017.
Lucas Romero, D., Los delitos cometidos en el seno de la empresa y su defensa legal, Madrid, 2020.
Magro Servet, V., Guía práctica sobre responsabilidad penal de empresas y planes de prevención (Compliance), Madrid,
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Neira Pena, A. M.ª, Las instrucciones de los procesos penales frente a las personas jurídicas, Valencia, 2017.
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VV.AA., Derecho penal de las personas jurídicas, Madrid, 2016.
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