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EL MICROSISTEMA

El microsistema es conocido y asumido desde los estudios de Lewin (1935) y la

formulación de su célebre teoría del campo, que la conducta o actuación del individuo en un

momento dado es producto de su interacción con un ambiente específico [Conducta = función

(persona-ambiente)]. Según el autor Lewin (1935), la psicología definida como ciencia de la

conducta daría a la parte independiente de la ecuación una sustancial importancia. Dicho de otro

modo, que se investigaría pormenorizadamente a la persona, al ambiente y a la interacción entre

ambos. La estructura o entorno más interno (el microsistema), es el sistema más inmediato que

rodea a la persona. Es un patrón de actividades, roles, y relaciones interpersonales que el

individuo en desarrollo experimenta en un entorno determinado, ya sea la familia, la escuela o la

comunidad. Generando tanto efectos positivos como negativos: por tal razón, se deben impartir

principios desde la familia y desarrollar los conjuntamente por medio de la educación para

formar seres humanos que cuiden, conserven y valoren el medio ambiente, generando prácticas

en pro del bienestar del entorno, de lo contrario, solo se formaran seres de destrucción!

La Teoría Ecológica del Desarrollo de Bronfenbrenner (1979), proporciona datos

importantes para comprender todos los factores que influyen en el desarrollo de niños y niñas,

este proceso debe visualizarse como un proceso transaccional, esto significa que el niño o niña

interactúa con su medioambiente físico y social y tanto el individuo como el medio producen

efectos que ajustan al otro. Esta forma de abordar el desarrollo es más útil que el enfoque de

maduración o de socialización que proponen un papel más pasivo. Según (Rodrigo y Palacios,

2003: 33), es importante resaltar, que la familia tiene entre sus roles la tarea de trasmitir a los

niños y a las niñas valores, que son las actitudes y conductas que la sociedad considera

indispensables para una buena convivencia, mantener el orden y el bien en general, más
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específicamente, los valores morales y éticos. Bronfenbrenner citado por Blanco y Cáceres

(2001), señaló que cualquier fuerza o circunstancia que interfiera en la formación,

mantenimiento o desarrollo continuo del sistema madre-niño puede entorpecer el desarrollo de

éste. Estas fuerzas pueden ser impuestas por el ambiente ya que son las que se presentan con

frecuencia en las poblaciones en desventaja socioeconómica, tales como: viviendas inadecuadas,

bajos ingresos, cuidados de salud inadecuados, acceso limitado a la educación, el abandono de la

crianza de los hijos por parte de la madre como consecuencia de la necesidad económica de la

familia, etc.

El propio Bronfenbrenner pone el siguiente ejemplo: Se supone que tanto un padre como

un profesor dan orientación a los jóvenes y, por tanto, se espera que éstos últimos acepten tal

orientación en una relación caracterizada por un nivel elevado de reciprocidad, afecto mutuo y

equilibrio de poderes en favor del adulto. Pero, respecto del padre, se supone que el grado de

reciprocidad y afecto mutuo ha de ser mayor y que la autoridad paterna abarca una parte mayor

de la vida del joven que la del profesor o al menos así se entiende en las sociedades occidentales.

Estas expectativas están definidas al nivel de la subcultura o de la cultura en su totalidad, el rol,

que funciona como un elemento del microsistema, tiene sus raíces en el macrosistema, la

ideología y las estructuras institucionales que se asocian con él. Por ende, la familia junto a la

escuela, como contextos culturales, terminan por compartir una base común que se traduce en

exigencias similares para los niños y niñas que crecen en ellos y en una meta educativa: la

estimulación y el desarrollo global de la persona. Sin embargo, la cultura familiar se centra en

mayor medida en la supervivencia y la socialización, mientras que la escuela enfatiza en el

desarrollo de habilidades mentales específicas. (Oliva y Palacios, 1998).


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Recomendaciones:

Crear entornos positivos no violentos para y con los niños y niñas, en sus hogares,

escuelas, otras instituciones y en las comunidades, inclusive por medio de la educación pública

de padres y madres, y la realización de campañas de sensibilización y capacitación, sobre el

cuidado del medio ambiente y la implementación de reciclaje y buen trato con el entorno social y

cultural.

Fortalecer a la familia como una fuente de protección, apoyo y armonía consigo mismo y

con los demás.


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Referencias:

López, G., & Guaimaro, Y. (2016). El rol de la familia en los procesos de educación y

desarrollo humano de los niños y niñas. Ixaya. Revista Universitaria de Desarrollo Social, (10),

31-55. http://revistaixaya.cucsh.udg.mx/index.php/ixa/article/view/6742

Pérez-Fernández, F. (2004). El medio social como estructura psicológica. Reflexiones a

partir del modelo ecológico de Bronfenbrenner. eduPsykhé. Vol. 3, No. 2, (pp. 161-

177).https://bibliotecavirtual.unad.edu.co/login?url=http://search.ebscohost.com/login.aspx?

direct=true&db=edsbas&AN=edsbas.84AD586E&lang=es&site=eds-live&scope=site disponible

en http://hdl.handle.net/20.500.12020/108

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