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PARA TI DE DIOS

Acepta el consejo.
Escucho tu lamento.
Éste atraviesa la oscuridad, se filtra a través de las
nubes, se mezcla con la luz de las estrellas y se abre
camino hasta mi corazón siguiendo la trayectoria de un rayo
de sol.
Me he angustiado al escuchar el lamento de una
liebre asfixiándose en el lazo de una trampa del cazador,
por el gorrión que ha caído del nido de su madre, por un
niño que se debate impotente en un estanque, y por un hijo
que vierte su sangre clavado en una cruz.
Sabes que también te escucho a ti. Está en paz, está
tranquilo.
Te traigo alivio para tu pena, porque conozco su
causa… y también se cura.
Lloras por todos los sueños de tu infancia, que se han
desvanecido con el transcurso de los años.
Lloras por toda tu dignidad que se ha visto
corrompida por el fracaso.
Lloras por todo ese potencial que tienes y que has
troncado por la seguridad.
Lloras por toda tu individualidad que ha sido
pisoteada por las multitudes.

Lloras por todo tu talento que se ha desperdiciado por


el mal uso que has hecho de él.
Te consideras a ti mismo con vergüenza y te apartas
aterrado de la imagen que vez reflejada en el estanque.
¿Quién es ese remedo de humanidad que te devuelve la
mirada con los insensibles ojos de la vergüenza?
¿En dónde han quedado la gracia de tus modales, la
belleza de tu figura, la agilidad de tus movimientos, lo
talentoso de tu conversación? ¿Quién te despojó de tus
bienes? ¿Conoces la identidad del ladrón, como la conozco
yo?

Una vez colocaste tu cabeza cobre una almohada de


césped en el campo de tu padre y alzaste la mirada hasta
una catedral de nubes y entonces supiste que con el tiempo,
todo el oro de Babilonia sería tuyo.
Alguna vez leíste incontables libros y escribiste en
muchas tablillas, convencido más allá de toda duda de que
llegarías a igualar, e incluso a superar, todas las sabidurías
de Salomón
Y las estaciones seguirían fluyendo hasta
desembocar en años y he aquí que reinarías como
soberano supremo en tu propio jardín del Edén
¿acaso no recuerdas quién implantó en tu ser todos
esos planes y sueños y esas semillas de esperanzas?
No puedes recordarlo.
¿No tienes el menor recuerdo del momento en que
emergiste del vientre de tu madre y yo coloqué mi mano
sobre tu suave frente, ni del secreto que murmuré en tu
pequeño oído cuando te concedí todas mis bendiciones?
¿Recuerdas nuestro secreto?
No puedes recordarlo.
El paso de los años ha destruido tus remembranzas,
ya que ha saturado tu mente de temores, dudas,
ansiedades, remordimientos y odio y ya no queda lugar para
los recuerdos agradables en su sitio en donde moran todas
esas bestias.

Ya no llores más. Estoy contigo … y ese momento


marca la línea divisoria de tu vida. Todo eso que ha
sucedido antes no es sino algo muy semejante a todo ese
tiempo en que dormiste en el seno de tu madre. Lo pasado
está muerto. Deja que los muertos sepulten a los muertos.
Este día regresas de entre los que están muertos en
vida.
Este día, igual que Eliseo con el hijo de la viuda, me
extiendo tres veces por encima de ti y vuelves a vivir.
Este día, lo mismo que Elías con el hijo de la
sunamita, uno mis labios a los tuyos y mis ojos a los tuyos y
pongo mis manos sobre las tuyas y tus carnes vuelven a
recobrar el calor.

Este día, lo mismo que Jesús frente a la tumba de


Lázaro, te ordeno que te levantes y abandones la sepultura
de tu ruina a fin de que inicies una nueva vida.
Éste es el día en que naces. Es tu nueva fecha de
nacimiento. La primera parte de tu vida, como sucede en
una obra de teatro, solamente fue un ensayo. Esta vez se
ha alzado el telón. En esta ocasión el mundo observa y
espera para aplaudirte, esta vez no fallarán.
Enciende tus velas. Comparte tu pastel. Escancia el
vino. Has vuelto a nacer.

Como una mariposa que rompe su crisálida, podrás


volar … vuela tan alto como lo desees y ni las avispas ni las
libélulas, ni las mantis de la humanidad serán un obstáculo
para tu misión o para tu búsqueda en pos de las verdaderas
riquezas de la vida.
Siente mi mano sobre tu cabeza.
Atiende a mi sabiduría.
Deja que comparta contigo, una vez más, el secreto
que escuchaste en el momento de tu nacimiento y del cual
te has olvidado.
Tú eres mi milagro más grande.
Tú eres el milagro más grande del mundo.
Ésas fueron las primeras palabras que escuchaste.
Después lloraste. Todos lloran.
En ese momento no me creíste … y durante todos
estos años pasado no ha sucedido algo que enmiende tu
incredulidad. Pues ¿cómo podrías ser un milagro cuando te
consideras un fracaso en la más humilde tarea? ¿cómo
puedes ser un milagro cuando tienes tan poca confianza
para enfrentarte a la más trivial de las responsabilidades?
¿Cómo puedes se un milagro cuando las deudas y
permaneces despierto, atormentado al pensar de dónde
vendrá el pan del día de mañana?

Ya basta. La leche que se derrama es agria. Sin


embargo, ¿cuántos profetas, cuántos hombres sabios,
cuántos poetas, cuántos artistas, cuántos compositores,
cuántos científicos, cuántos filósofos y mensajeros he
enviado con tu potencial para alcanzar la santidad y para
hablarte de los secretos del logro? ¿Y cómo los trataste?
Pero a pesar de todo te sigo amando y en estos
momentos estoy contigo, a través de estas palabras, para
cumplir con las palabras, para cumplir con las palabras del
profeta que anuncio que el Señor volverá a posar su mano,
por segunda vez, para recuperar los remanentes de su
pueblo.
He vuelto a posar mi mano.
Ésta es la segunda vez.
Sería en vano preguntar, ¿acaso no lo has sabido, no
lo has escuchado, no se te dijo desde el principio, no lo has
comprendido desde los fundamentos de la Tierra?
No lo has sabido; no lo has escuchado; no lo has
comprendido.
Se te ha dicho que eras una divinidad disfrazada, un
dios haciendo el papel de un tonto.
Se te ha dicho que eres una obra especial, noble en
su razón, infinita en sus facultades, precisa y admirable en
su forma y movimiento, como un ángel en acción, como un
dios en cautiverio.
Se te a dicho que eres la sal de la Tierra.
Te fue concedido incluso el secreto de mover las
montañas, de realizar lo imposible.
Pero no le creíste a nadie. Quemaste el mapa que te
conduciría a la felicidad, abandonaste tu derecho a la paz
mental, apagaste de un soplo las velas que se habían
colocado a lo largo del sendero a la gloria que se te había
destinado y después tropezaste, perdido y atemorizado, en
medio de l oscuridad de la utilidad y la autocompasión,
hasta que al final caíste en un infierno de tu propia creación.

Entonces lloraste y te diste golpes en el pecho,


maldiciendo la suerte que te había correspondido. Te
rehúsas te aceptar las consecuencias de tus propios
pensamientos mezquinos y de tus acciones índoles y casa
son chivo expiatorio a quién culpar de tu fracaso. Que
pronto lo encontraste.
¡Me culpaste a mí!
Te lamentas te diciendo que tus impedimentos, tú
mediocridad, tu falta de oportunidades, tus fracasos ... ¡eran
la voluntad de Dios!
¡Estabas equivocado!

Hagamos un inventario. En primer lugar, vamos a


hacer una lista de desventajas. Porque ¿Cómo puedo poner
una nueva vida si no dispones de las herramientas
necesarias?
¿Estas ciego? ¿Acaso el sol sale y se pone sin que tú
seas testigo de ello?
No. Puedes ver … y los cien millones de receptores
que he instalado en tus ojos te permiten disfrutar de la
magia de una hoja, de un copo de nieve, de un estanque, de
un águila, de un niño, de una nueve, de una estrella, de una
rosa, de un arco iris … y de una mirada de amor. Anota una
bendición.
¿Estás sordo? ¿Puede un bebé llorar o reír sin atraer
tu atención?

No. Puedes oír … y los veinticuatro mil filamentos que


he construido en cada uno de tus oídos vibran con el viento
que sopla entre los árboles, con las olas que azotan contra
las rocas, con la majestuosidad de una ópera, con la súplica
de un petirrojo, con las risas de los niños mientras juegan …
y con las palabras “Te amo”. Anota otra bendición.
¿Estas mudo? ¿Acaso tus labios se mueven y sólo
producen saliva?

No. Puedes hablar … como no puedes hacerlo


ninguna otra de mis criaturas, y tus palabras pueden calmar
al colérico, animar al desesperado, estimular al cobarde,
alentar al desdichado, brindarle amistad al solitario, alabar al
proceder, darle ánimo al vencido, enseñar al ignorante … y
decir te amo. Anota otra bendición.
¿Estás paralítico? ¿Tu desvalida forma es un despojo
de la tierra?

No. Puedes moverte. No eres un árbol condenado a


permanecer en una pequeña parcela de tierra, mientras el
viento y el mundo abusan de ti. Puedes estirar tus miembros
y correr, bailar y trabajar, ya que en tu interior he diseñado
quinientos músculos, doscientos huesos y once kilómetros
de fibras nerviosas, todo ello sincronizado por mí para
obedecer tus mandatos. Anota otra bendición.
¿No amas ni eres amado? ¿Te sientes hundido en la
soledad, noche y día?
No. Ya no. Puesto que ahora ya conoces el secreto
del amor, que para recibir amor debes darlo sin la
esperanza de que sea retribuido. Amar por obligación, por
satisfacción o por orgullo no es amar. El amor es un don por
el cual no se exige nada a cambio. Ahora ya sabes que el
amor sin egoísmo encuentra en sí su propia recompensa. E
incluso en el caso de que el amor no sea correspondido no
se pierde, puesto que ese amor que no te ha sido devuelto
volverá a fluir hacia ti, suavizando y purificando tu corazón.
Anota otra bendición. Y anótala como si fuese doble.
¿Está afectando tu corazón? ¿sientes que se te
escapa y se agota para mantenerte con vida?
No. Tu corazón es fuerte. Lleva tu mano al pecho y
siente su ritmo, latiendo una hora tras otra, día y noche,
treinta y seis millones de latidos cada año, un año tras otros,
dormido o despierto, bombeando tu sangre a lo largo de
más de noventa y seis mil kilómetros de venas, arterias y
tuberías, bombeando más de dos millones doscientos
setenta mil litros de sangre cada año. El hombre jamás ha
creado una máquina semejante. Anota otra bendición.

¿Padeces alguna enfermedad de la piel? ¿Acaso las


personas se dan vuelta horrorizadas cuando te acercas a
ellas?
No. Tu piel está sana y es una maravilla de la
creación, que solo necesita que cuides de ella con agua y
jabón, un cepillo y amor. Con el tiempo, todos los aceros se
deslustran y se enmohecen, pero no tu piel. A la larga, el
mas resistente de los metales se desgasta con el uso, pero
eso no sucede con esa capa que he construido a tu
alrededor. Constantemente se renueva a sí misma y nuevas
células reemplazan a las viejas, asi como u antiguo yo ahora
se está viendo reemplazado por el nuevo. Anota otra
bendición.
¿Están contaminados tus pulmones? ¿El aliento de la
vida lucha por entrar a tu cuerpo?
No. Tus portañolas que se abren a la vida te
sostienen incluso en el más repugnante de los ambientes de
tu propia creación, y siempre trabajan para filtrar el oxígeno
vivificante a través de seiscientos millones de cavidades
formadas por los pliegues de tu carne, al mismo tiempo que
liberan a tu organismo de los desperdicios gaseosos. Anota
otra bendición.

¿Está envenenada tu sangre? ¿Está diluida con agua


y pus?
No, dentro de cinco litros de sangre hay veintidós
billones de células sanguíneas y dentro de cada molécula
hay un átomo que oscila a más de diez millones de veces
cada segundo. Cada segundo muere dos millones de tus
células sanguíneas para ser reemplazadas por otros do
millones más en una resurrección que no se ha visto
interrumpida desde el momento de tu nacimiento. Anota otra
bendición.
¿Eres débil mental? ¿Ya no puedes pensar por ti
mismo?
No. Tu cerebro es la estructura más compleja de todo
el universo. Lo se. En sus mil trescientos gramos de peso
hay quince mil millones de células, una cifra tres veces
mayor que el número de personas que habitan sobre la faz
de tu planeta. Para ayudarte a archivar cada percepción,
cada sonido, cada sabor, cada olor, cada acción que has
experimentado desde el día de tu nacimiento, he implantado
en el interior de tus células mas de mil trillones de moléculas
proteicas. Cada uno de los incidentes de tu vida se
encuentran almacenados, allí, en espera solo de tu
recordación. Y para auxiliar a tu cerebro, he dispersado por
todo tu organismo cuatro millones de estructuras sensibles
al dolor, quinientos mil detectores tácticos y mas de
doscientos mil detectores de temperatura. Ninguna nación
tiene reservas de oro mejor protegidas de lo que lo estas tú.
Ninguna de sus antiguas maravillas es mas grandiosa que
tú.
Tú eres mi mejor creación.
Dentro de tu ser existe la suficiente energía atómica
para destruir cualquiera de las ciudades mas grandes del
mundo … y para reconstruirla.
¿Eres pobre? ¿No tienes oro ni plata en tus bolsillos?
No. ¡Eres rico! Juntos acabamos de hacer un
inventario de tus riquezas. Estudia bien la lista. Vuelve a
contarlas. ¡Cuenta tus bienes!

¿por qué te has traicionado? ¿Por qué te has


lamentado diciendo que fuiste despojado de todas las
bendiciones de la humanidad? ¿Por qué te engañaste
pensando que eras impotente para cambiar de vida?
¿Acabo careces de talento, sentido, habilidades, placeres,
instintos, sensaciones y orgullo? ¿Hs perdido toda
esperanza? ¿Por qué te arrastras entre las sombras, como
un gigante derrotado en espera sólo de un compasivo
transporte hacia el bienvenido vacío y la humedad del
infierno?
Tienes tantas cosas. Tus bendiciones se desbordan
de tu copa … y tú te has mostrado negligente con ellas,
como un niño mimado en medio de los lujos, puesto que Yo
te las he conferido con generosidad y con regularidad.
Respóndeme.
Respóndete a ti mismo.
¿Qué hombre opulento, anciano y enfermo, débil e
impotente, no cambiaria todo el oro que hay en sus bóvedas
por todas las bendiciones que tú has tratado tan a la ligera?
Aprende entonces a conocer el primer secreto para
alcanzar la felicidad y el éxito … que tú posees incluso en
este momento, todas las bendiciones necesarias para
obtener una inmensa gloria. Son tu tesoro, tus herramientas
con las cuales construir, a partir del día de hoy, los
cimientos para una vida nueva y mejor.
Por tanto, haz como te digo, cuenta tus bendiciones y
sabe que ya eres mi máxima creación. Esta es la primera
ley a la cual debes obedecer a fin se realizar el milagro mas
grande del mundo, el regreso de tu humanidad desde la
muerte en vida.
Y muéstrate agradecido por las lecciones que has
aprendido en medio de la pobreza. Ya que no es pobre el
que tiene poco; sólo lo es aquel que desea mucho … y la
verdadera seguridad radica no en las cosas que un individuo
posee, sino en las cosas de las cuales puede rescindir.
¿En dónde están las desventajas que ocasionaron tu
fracaso? Sólo existían en tu mente.
Cuenta tus bendiciones.
Y la segunda ley es muy semejante a la primera.
Proclama tu naturaleza excepcional, tu individualidad.
Te habías condenado a un fosa común y allí yacías,
incapaz de perdonar tu propio fracaso, destruyéndote con el
odio hacia ti mismo, con autoincriminaciones y repugnancia
entre los crímenes que cometiste en contra de ti mismo y de
los demás.
¿Acaso no te sientes perplejo?
¿no te preguntas por qué Yo puedo perdonar tus
fracasos, tus transgresiones, tu despreciable conducta …
cuando tú no eres capaz de perdonarte a ti mismo?
Ahora, me dirijo a ti por tes razones. Me necesitas.
No eres individuo entre una muchedumbre que se encamina
hacia la destrucción en medio de una grisácea masa de
mediocridad. Y … eres algo excepcional y maravilloso.
Examina una pintura de Rembrandt, un bronce de
Degas, Un violín hecho por Stradivarius o una obra de
Shakespeare. Tienen un gran valor por dos razones: sus
creadores fueron maestros y su número es muy reducido.
Sin embargo, hay más de uno en cada una de esas ramas.
Si nos basamos en este razonamiento, tú eres el
tesoro más valioso sobre la faz de la Tierra, puesto que
sabes quién fue tu creador y también sabes que solo hay un
ser como tú.
Jamás, entre los setenta mil millones de seres
humanos que han caminado sobre este planeta desde el
inicio de los tiempos habido alguien que sea exactamente
igual a ti.
Nunca, hasta el final de los tiempos, existirá otro ser
humano igual a ti.
No has demostrado que conoces o aprecias tu
singularidad.
Y sin embargo, eres el ser más raro y singular de
todo el mundo.

Desde tu padre, en su momento de supremo amor,


fluyeron incontables semillas de amor, cuyo número sumo
más de cuatrocientos millones. Todas ellas, mientras
nadaban en el seno de tu madre, entregaron el alma y
murieron. ¡Todas excepto una! Tú.
Solamente tú perseverante en el amoroso calor del
cuerpo de tu madre, en busca de tu otra mitad, una sola
célula de tu madre, tan pequeña que se necesitarían más de
dos millones de ellas para llenar la cáscara de una bellota.
En este vasto océano de oscuridad y desastre, tú
perseverante y lograste encontrar esa infinitesimal célula, te
uniste a ella para iniciar una nueva vida. Tu vida.
Llegaste trayendo contigo, cómo lo hace cada niño, el
mensaje de que aún no me he decepcionado del hombre.
Dos células, unidad ahora en milagro. Dos células cada una
de ellas conteniendo veintitrés cromosomas y dentro de
cada cromosoma cientos de genes, los cuales controlarían
cada una de tus características, desde el calor de tus ojos
hasta el encanto de tus modales y el tamaño de tu cerebro.
Teniendo bajo mi mano todas esas combinaciones,
empezando con ese único espermatozoide entre los cuatro
millones de tu padre, gracias a los cientos de genes en cada
uno de los cromosomas de tu madre y de tu padre, podría
haber creado trescientos mil millones de seres humanos,
cada uno de ellos diferente de los demás.
Pero ¿quién fue el ser creado por mí?
¡Tu! Único en su clase. El más excepcional entre los
más excepcionales. Un tesoro inapreciable, poseedor de
cualidades mentales y de lenguaje, de movimiento y de
apariencia y capaz de acciones como ningún otro ser que
haya vivido, viva o vivirá.
¿Porque te has valorado en centavos cuando eres
digno del rescate de un rey?
¿Porque te has valorado en centavos cuando eres
digno del rescate de un rey?

Acepta el consejo. Ya no ocultes tu singularidad en la


oscuridad. Haz que salga a relucir. Muestrasela al mundo.
Nota de fuerzas por caminar como camino a tu hermano, ni
en hablar como habla tu líder, bien trabajar como lo hace el
mediocre. Jamás hagas lo que hacen los demás. Nunca
imites. Porque como podrás saber que no estás invitando el
mal; y aquel que imita el mal siempre va más allá del
ejemplo que le han dado, mientras que limita el bien siempre
se queda corto. No imites a nadie. Sé tú mismo.
Demuéstrale al mundo tu singularidad y todos te cubrirán de
oro. Esta es, entonces, la segunda ley.
Proclama tu singularidad.
Y ahora ya ha recibido dos leyes.
¡Cuenta tus bendiciones! ¡Proclama tu singularidad!
No tienes ninguna desventaja. No eres un ser
mediocre.
Asientes. Luces una sonrisa forzada. Reconoces que
te has engañado a ti mismo.
¿Y qué me dices de tu siguiente queja? ¡La
oportunidad jamás sale a tu encuentro!
Acepta el consejo y te saldrá al paso, ya que ahora te
ofrezco la ley del éxito en toda empresa. Hace muchos
siglos se les dio esta ley a tus antepasados, desde la cima
de una montaña, algunos acataron la ley y aquí, su vida se
vio colmada Con el fruto de la felicidad, el logro, el oro y la
paz mental. La mayoría no escucho, pues buscaba medios
mágicos, senderos tortuosos o esperaba que El dominio
llamado fuerte les hiciera entrega de todas las riquezas de la
vida. Todos ellos esperaron en vano ... Así como tú
esperaste, y después se lamentaron, lo mismo que tú te
lamentaste, culpando de su falta de suerte a mi voluntad.

La ley es muy sencilla. Jóvenes o ancianos,


mendigos o Reyes, blancos o negros, hombres o mujeres ...
Todos pueden emplear este secreto en beneficio propio; ya
que, de todas las reglas, de todos los discursos y escritos
que versan sobre el éxito y la forma de alcanzarlo, solo hay
un método que jamás has fallado... A quien quiera que te
exija que lo acompañes un kilómetro... acompáñalo dos.
Esta es, entonces, la tercera ley ... El secreto que te
producirá riquezas y qué hará que seas aclamados más allá
de todos tus sueños. ¡Siempre sigue adelante otro kilómetro!

El único medio seguro para alcanzar el éxito es


prestar más y mejores servicios de los que se esperan de ti,
sin importar cuáles pueden ser las tareas. Es un hábito que
han seguido todas las personas que han tenido éxito desde
los inicios de los tiempos. Por tanto, te digo que el camino
más seguro para condenarte a la mediocridad es
desempeñar únicamente aquellas tareas por las cuales te
pagan.
No pienses que te estafan se rinde más de las
monedas de plata que recibes. Y ya que en la vida hay un
péndulo para todo y el sudor de tu frente, si no se vio
recompensado el día de hoy, lo será el día de mañana,
multiplicado por diez veces. El mediocre nunca camina otro
kilómetro, ya que piensa que por que habría estafaser
asimismo. Pero tú no eres mediocre. Caminar un kilómetro
más es un privilegio del cual debes apropiarse por iniciativa
propia. No puedes, no debes evitarlo. Despreocúpate, y solo
tampoco como los demás y la responsabilidad de tus
fracasos será únicamente tuya.

No puedes prestar un servicio sin recibir la justa


recompensa, cómo tampoco puedes evitar prestarlo sin
sufrir la pérdida de la recompensa. Causa y efecto, medios y
fines, semilla y fruto, son cosas que no es posible separar.
El efecto y a flores en la causa, el fin preexiste en el medio y
el fruto siempre está en la semilla.
Sigue adelante otro kilómetro. No te preocupes si
sirves aún amo ingrato. Sírvelo aún más.
Y en vez de él, permite que sea yo tu deudor, ya que
entonces sabrás que cada minuto, cada esfuerzo de un
servicio adicional te serán pagados con creces. Y no te
preocupes en caso de que tú recompensa no llegue pronto.
Ya que entre más tiempo te fea retenido el pago, tanto mejor
para ti ... Puesto que el mayor beneficio de la ley son los
intereses compuestos sobre los intereses compuestos.
No puedes exigir el éxito, solo puedes merecerlo ... Y
ahora ya conoces el maravilloso secreto qué es necesario
para merecer su singularidad de recompensa.
¡Camina otro kilómetro!

¿En dónde está ese campo desde donde una vez la


maestra es que no había la menor oportunidad? ¡Mira! Mira
a tu alrededor. Observa, en dónde apenas ayer te
revolcabas en los desechos de la autocompasión, ahora
camina erguido sobre una alfombra de oro. nada ha
cambiado... Excepto tú. Pero tú lo eres todo.
Tú eres mi milagro más grande.
Tú eres el milagro más grande del mundo.
Y ahora las leyes de la felicidad y el éxito son tres.
¡Cuenta tus bendiciones! ¡Proclama tu singularidad!
¡Camina otro kilómetro!
Muéstrate paciente con tu progreso. Contar tus
bendiciones con gratitud, proclamar con orgullo tu
singularidad, avanzar un kilómetro adicional y después otro,
son actos que no se llevan a cabo en ninguna abrir y cerrar
de ojos. Sin embargo, todo aquello que se adquiere con más
dificultad es lo que se conserva durante mayor tiempo; cómo
quiénes han ganado una fortuna se muestran más
cuidadosos de ella que aquellos que la han heredado.
Y no temas al adentrarte en tu nueva vida. Toda
adquisición noble va acompañada de riesgos. El que teme
tropezarse con estos últimos no debe esperar el logro de la
primera. Ahora ya sabes que eres un milagro. Y no puede
existir el temor en un milagro.
Siéntete orgulloso. No eres el capricho momentáneo
de un despreocupado creador que experimenta en el
laboratorio de la vida. No eres esclavo de fuerzas que no
puedes comprender. Eres una libre manifestación de una
fuerza que solo es mía, de un amor que solo es mío, fuiste
creado con un propósito.
Siente mi mano, escucha mis palabras.
Tú me necesitas ... Y yo necesito de ti.
Tenemos un mundo que debemos reconstruir ... Y si
para ello se necesita hace un milagro, ¿qué significa eso
para nosotros? Ambos somos un milagro y ahora nos
tenemos el uno al otro.
Jamás he perdido la fe en ti, desde ese día en que
por vez primera te hice girar en una gigantesca ola,
arrojando te impotente sobre la arena. Según tu manera de
medir el tiempo, eso sucedió hace más de quinientos
millones de años. Hubo un gran número de modelos,
muchas formas y muchos tamaños antes de llegar a la
perfección en ti hace más de treinta mil años. Entonces dos
años, no he vuelto a hacer ningún esfuerzo adicional por
mejorar lo que hice en ti.

¿Ya que como es posible mejorar un milagro? Fuiste


algo maravilloso de contemplar y me sentí complacido. Te
entregue este mundo y el dominio sobre él. Después, a fin
de permitirte que alcanzarás tu pleno potencial, coloque mi
mano sobre ti, una vez más, y te dote poderes desconocidos
para cualquier otra criatura en el universo, incluso hasta
este día.
Te concedí el poder de pensar.
Te concedí el poder de amar.
Te concedí el poder de desear.
Te concedí el poder de reír.
Te concedí el poder de imaginar.
Te concedí el poder de crear.
Te concedí el poder de planear.
Te concedí el poder de hablar.
Te concedí el poder de orar.
Mi orgullo en ti no conoció límites. Fuiste mi máxima
creación, mi milagro más grande. Un ser viviente completo.
Un ser capaz de adaptarse a cualquier clima, cualquier
penuria, de enfrentarse a cualquier desafío. Un ser capaz de
controlar su propio destino sin ninguna interferencia de mi
parte. Un ser capaz de traducir una sensación o una
percepción, no por instinto, sino a través del pensamiento y
la liberación, en cualquier acción que sea mejor para sí
mismo y para toda la humanidad.
Así hemos llegado la cuarta ley para alcanzar el éxito
y la felicidad ... Ya que te concedió un poder más, un poder
tan grandioso que ni siquiera mis ángeles locos.
Te concedí ... El poder de elegir.
Esteban tecito a incluso por encima de mis Ángeles ...
Ya que los Ángeles no son libres de elegir el pecado. Te
concedió un control absoluto sobre tu destino. Te dije que
deberías determinar, por ti mismo, tu propia naturaleza de
acuerdo con tu libre albedrío. Al no ser de naturaleza divina
mi terrenal, estuviste en libertad de moldearte en cualquier
forma que prefieras. Tuviste el poder de elegir si querías de
generar en una las formas más bajas de vida, pero también
tuviste el poder, de acuerdo con el juicio de tu espíritu, de
renacer en las formas más elevadas, qué son divinas.
Jamás te he quitado ese grandioso poder, el poder de
elegir.
¿Qué has hecho con esa tremenda fuerza?
Contempla te a ti mismo. Piensa en las elecciones que has
hecho en tu vida y recuerda, ahora, esos amargos
momentos en que habrías estado dispuesto a caer de
rodillas si tan solo hubieses tenido la oportunidad de volver
a elegir.
Lo pasado, pasado está ... Y ahora ya conoces la
cuarta gran ley de la felicidad y el éxito ... Emplea con
sabiduría que poder de elección.
Elige amar ... En vez de odiar.
Elige reír ... en vez de llorar.
Elige crear ... en vez de destruir.
Elige perseverar ... en vez de renunciar.
Elige a lavar ... en vez de criticar.
Elige curar ... en vez de herir.
Elige actuar ... en vez de aplazar.
Elige crecer ... en vez de corromper.
Elige orar ... en vez de maldecir.
Elige vivir ... en vez de morir.
Ahora ya sabes que tus infortunios no fueron obra de
mi voluntad, ya que se te había conferido todo el poder, y la
acumulación de hechos y pensamientos que te colocaron
entre los despojos de la humanidad fueron obra tuya, no
mía. Mis dones de poder resultaron demasiado grandes
para su pequeña naturaleza. Ahora has crecido y has
adquirido sabiduría y tuyos eran los frutos de la Tierra.
Eres algo más que un ser humano, eres un ser
humano digo.
Eres capaz de lograr grandes maravillas. Tú potencial
es ilimitado. ¿Quién más, entre mis criaturas, ha dominado
el fuego? ¿Quién más, entre mis criaturas, ha conquistado
la ley de la gravedad, a cruzado los cielos, ha conquistado,
a la enfermedad, la peste y la sequía?
¡Jamás vuelvas a menospreciarte!
¡Jamás te conformes con las migajas de la vida!
¡A partir de este día, jamás ocultes tus talentos!
Recuerda al niño que dice: "cuando sea un niño
grande". Pero, ¿qué significa eso? Ya que el niño grande
dice:” cuando sea adulto". Y cuándo ha llegado a la edad
adulta, dice: "cuando contraiga matrimonio". Pero después
de todo, ¿qué significa estar casado? Entonces ese
pensamiento cambia a “cuando me jubile". Y después llega
la jubilación y Mira hacia atrás del paisaje que ha recorrido;
un viento helado loba barrido y de alguna manera se ha
perdido de todo y ahora ha desaparecido.
Disfruta de este, día el día de hoy... Y mañana,
disfruta el mañana.
Realizado el milagro más grande del mundo.
Has regresado de una muerte en vida.
Ya no volverás a sentir compasión de ti mismo y cada
nuevo día será un desafío y una alegría.
Has vuelto a nacer ... Pero lo mismo que antes,
puedes elegir entre el fracaso y la desesperación, o el éxito
o la felicidad. La elección es solo tuya. Yo únicamente
puedo observar, como antes ... Lleno de orgullo ... O de
pesadumbre.
Recuerda, entonces, las cuatro leyes de la felicidad y
el éxito.
Cuenta tus bendiciones.
Proclamar tu singularidad.
Camina otro kilómetro.
Empleada con sabiduría tu poder de elegir.
Y hay otra más, para cumplir con las otras cuatro.
Haz todas las cosas con amor ... Amor hacia ti mismo, amor
hacia los demás y amor hacia mí.
Enjuaga tus lágrimas. Estira tu mano, toma la mía y
mantente erguido.
Permíteme cortar la mortaja que te ha mantenido
atado.
El día de hoy ha sido notificado.

TÚ ERES EL MILAGRO MÁS GRANDE DEL


MUNDO

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