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Asignatura

psicoterapia

tema
unidad 5

participante
Rosanny del c. Vargas Valerio

Matricula
2019-01224

Facilitadora
Mirian Polanco
1. En un ensayo explicativo, responda a la pregunta problematizadora de
¿Cuáles son las técnicas y los principios más importantes a la hora de organizar un
grupo psicoterapéutico?
De entrada, gracias por haber contado conmigo para este curso. En especial a Roberto
Fernández quien se sigue esforzando en esta idea de divulgar y fortalecer el grupo
análisis en Mallorca.

Como inicio de este curso académico organizado por el Instituto de Grupo análisis de la
Fundación OMIE, me proponen que aborde el tema de cómo organizar un grupo de
psicoterapia. Por lo que me pongo las pilas y os cuento. Pero dado que soy poco capaz
de remitiros directamente a mi texto de 2008, intentaré reescribir lo que ahí dije
adaptándolo a lo que cinco años después pienso. Parece lógico pensar que es aquella en
la que utilizamos el grupo para esa función curativa. Pero, ¿cómo y qué utilizamos del
grupo? Todo depende de qué es lo que entendemos por grupo.

A simple vista un grupo es el nombre que damos a un conjunto de varias personas. Pero
en realidad para que ese conjunto sea un grupo hay que poderlo diferenciar de otro tipo
de conjuntos de personas. De esta forma la gente que está en una plaza no
necesariamente puede ser considerada como grupo. Pueden ser personas que se
encuentren accidentalmente en cuyo caso, no podríamos llamarlo grupo. Ahora bien, si
sucede algo que hace que estas personas se agrupen, entonces sí que podemos pensar
que aquello es un grupo; aunque ese estado sea pasajero. Por ejemplo, si en la plaza
alguien se desmaya y lo ven varias personas entonces es probable que se agrupen en su
alrededor y miren de encontrar soluciones a su situación. Es más, pueden ir convocando
a más observadores que se agrupan en torno al suceso. Pero estos grupos tienen una
existencia fugaz, pasajera.

Si en torno a ese hecho del desmayo emerge alguien que propone que acudan todos a
protestar a la alcaldía del lugar porque no es normal que se den esas cosas en la plaza y,
tras esa propuesta, varios se agrupan en torno a quien la hizo y van hacia la alcaldía, eso
ya comienza a ser un grupo diferente al primero: al haber un convocante y personas que
acuden a la convocatoria podemos considerar que se dan algunas de las condiciones
para que pensemos en un grupo.

Si estas personas tras la visita al alcalde deciden organizarse en comisión para pensar en
soluciones al respecto, ese grupo ya tiene una segunda característica de lo grupal: que se
agrupan para una razón concreta. Con estas dos condiciones, la comisión recién creada
precisa organizarse un poco más: buscan un lugar de encuentro, unos horarios y una
frecuencia de reuniones. Tenemos aquí que a las dos primeras condiciones aparece una
tercera que es la que determina las características de la vida de ese grupo.

Este grupo comienza a reunirse y aparece un debate: ¿qué hacemos? Hay quienes
pretenden organizar manifestaciones públicas para forzar al ayuntamiento, otros son de la
opinión de que es mejor realizar un estudio y presentar un escrito, otros prefieren sentarse
y ponerse a hablar y a reunir toda la información posible para que, una vez tenida en
cuenta, aparezca un dosier que se le entregará al alcalde. Finalmente, y tras el debate,
acuerdan la tercera alternativa. Pues bien, este grupo, ha introducido una cuarta razón
para que ese grupo tenga tal consideración: ha decidido utilizar un instrumento de
comunicación concreto.
Cuando hablábamos de las funciones que se deben tener en cuenta no aclaré un punto
fundamental: ¿por qué le llamo función?

La idea fundamental proviene de Bion. Este autor cuya lectura recomiendo firmemente,
nos habla de la complejidad del pensar. Los procesos del pensamiento, los procesos
mediante los que procesamos las cosas que pensamos son complejos. Consideremos,
por ejemplo, que una persona debe pensar sobre cómo tomar una decisión X. Podría
tomar la decisión a la brava, casi sin consultar más que lo que le dice la intuición o
sencillamente las ganas de hacerlo o no. Está bien, claro. Es cierto que tomamos muchas
decisiones sin que éstas pasen por el horno del pensamiento. En tanto que las
consecuencias de las mismas no sean peligrosas en sí, no tiene por qué ser malo o
negativo que sean las vísceras quienes asuman la responsabilidad de pensar. Ahora bien,
no suele ser su función. Las vísceras están más por la labor de sentir, de conectar con los
sentimientos y no a procesarlos de forma que puedan valorarse los pros y contras de tales
circunstancias. De hecho, es lo que sucede en los grupos grandes: el tamaño del grupo
activa procesos de proyección e identificación tan masivos que la capacidad de pensar
queda paralizada. Por eso una masa, una muchedumbre es peligrosa.

Procesar las cosas supone otro factor. Señalaba el genial psiquiatra que nuestras
percepciones tienen la categoría que él llamaba elementos β. Son las percepciones de las
cosas sin más, en estado bruto. Son las que activan por sí mismas los procesos
viscerales. Cuando elaboramos las cosas, cuando procesamos las percepciones (y
pensamientos, fantasías, etc.) esas primeras impresiones van adquiriendo una tonalidad y
cualidad que las convierte accesibles a los procesos de pensar, a los procesos primarios
del pensamiento. Eso es, se transforman en elementos α. Al proceso de convertir los
elementos β en α, lo llama Función.

Siguiendo este planteamiento, la Función convocante supone muchas cosas. Entre otras


supone pensar e imaginar el grupo que vamos a llevar. Hay que pensar en las personas
con las que vamos a trabajar, su temporalidad, su ritmo, sus normas, sus objetivos. Y
pensar en los objetivos del o los conductores, en su viabilidad, su formación profesional,
sus ambiciones, y otros elementos de su identidad. Eso requiere tiempo y poder hablar
con las personas con las que vamos a interactuar en la realización de este proyecto.
La función psicoterapéutica. O terapéutica. Porque es otra de las cosas que uno tiene que
poder elaborar también. No es lo mismo un objetivo u otro. Y en pro de este objetivo
tendremos que ir diseñando las tácticas de trabajo y las variantes que podamos necesitar.
La función higiénica conlleva tener claras las normas de funcionamiento. La
confidencialidad, los horarios, la asistencia, las normas internas de funcionamiento.
La función verbalizante supone primar el poder hablar sobre el actuar. Y si por alguna
razón optamos por técnicas en las que esté presente la actuación, ésta debe venir
seguida por espacios en los que se hable sobre esa misma experiencia.
La función teorizante. Es la más peliaguda porque, desgraciadamente, es en la que
tenemos más carencias. Seguramente es la consecuencia de nuestro sistema educativo y
formativo general. Hemos ido tendiendo a una simplicidad de las cosas que atañen a
todo, y en especial en lo que nos atañe, que nos ha llevado a considerar que con estar
con los pacientes y ayudarles a ir haciendo cosas, ya es suficiente. Como si estuvieran
reñidos ese componente con el de sacar conclusiones de porqué las cosas son como son.
Muy posiblemente los “viejos” en la materia seamos los responsables de ello, es decir, no
hayamos sido capaces de transmitir el deseo de saber, de ir un poco más allá de lo que
hacemos diariamente. Hemos ido alimentando la comida rápida, el uso del microondas
intelectual olvidándonos del puchero en el que se van cocinando las cosas. Y eso no es
solo nuestro: también los pacientes –reflejo de lo social –, acaban pidiendo menús
rápidos, menús de hamburguesa. Sin embargo, saber por qué las cosas son como son, es
necesario.

Sus funciones básicas son:

1. Función convocante: se precisa que alguien convoque a los pacientes.


2. Función psicoterapéutica: se precisa que la razón por la que se reúne al personal sea
con finalidades psicoterapéuticas.
3. Función higiénica: se precisa que el grupo se ciña a una serie de normas internas con
las que regirse. De esta forma podremos entender qué es lo que sucede en la vida del
grupo.
4. Función verbalizante: este grupo decide que la manera que van a tener para atender a
la razón de su existencia es mediante la palabra. Venimos a hablar de nuestras cosas.
Pero esas cuatro funciones precisan de un particular esfuerzo que no aparece en el
ejemplo, aunque podríamos haberlo incluido. De hecho, si la persona convocante fuese
miembro de un partido político es posible que diese a las reuniones un determinado estilo
y forma de pensar y procesar.
Este sería el quinto elemento que trasladado a la situación psicoterapéutica lo denomino:
5. Función teorizante: esta tarea supone que el profesional dispone de un bagaje
conceptual sobre el que edificar hipótesis que le permitan pensar lo que sucede en el
grupo.

¿Cuál es el rol de los terapeutas dentro del marco de un grup o?

Ayudar a los miembros del grupo a comprenderse a ellos mismos, entendiendo su


comportamiento en el grupo. El guía tiene el reto de decidir como el grupo puede ser
ayudado de la mejor forma. Varias decisiones están involucradas en ello, entre ellos están

1-Qué decir, cuanto decir y cuando decirlo.

2- Cuanta atención prestar a la experiencia presente versus a los eventos pasados o las
esperanzas futuras.

3- Cuanta atención dar a los individuos mientras también se está observando las
interacciones entre los miembros del grupo.

4- Cuanto valorar dar a los sensaciones y experiencias emocionales sin ignorar el


razonamiento y la comprensión intelectual.

·5-Cómo integrar el diálogo sobre los miembros del grupo con las discusiones sobre gente
fuera del grupo.
6- Cómo mezclar la comprensión del contenido (el significado obvio) con el proceso (el
significado simbólico).

7-Cuánto responder a las demandas o deseos del grupo.

8- Cuánta información personal compartir.

Todas estas decisiones de mando están influidas por orientaciones teóricas, por la
personalidad y por el contexto del grupo. Además, todo son matices de una graduación,
no todo o nada, y cada decisión tiene consecuencias para el grupo.

Durante las sesiones, el terapeuta trata de resolver los problemas de conducta


individuales mediante el análisis de las interacciones familiares. Los problemas más
frecuentemente tratados en estas terapias son: depresión, inadaptación a la vida,
académica, social o laboral o rebeldía. Para conseguir sus propósitos, el terapeuta
examina los patrones de relación entre los distintos miembros con el fin de resolver
diversos problemas y conflictos. A través de la terapia familiar, el terapeuta trata de
mejorar la comunicación entre padres e hijos, hermanos o conyugues. A partir de aquí,
sola o combinada con otros métodos, puede suponer una gran ayuda para resolver
problemas psicológicos o de conducta individuales. Otro de los enfoques de estos
familiares es intentar mejorar la capacidad de los miembros de la familia para apoyarse
mutuamente. Al usar con mayor eficiencia los recursos de apoyo, este tipo de terapia
puede resultar clave para gestionar los acontecimientos vitales estresantes tales como:
una situación de Bull ying en el entorno escolar, problemas de adicciones (drogas,
alcohol, juegos, tecnologías), una enfermedad grave o el fallecimiento de un familiar. Otro
beneficio del trabajo de los terapeutas es tratar de potenciar la función de pertenencia que
de por sí ya tiene la familia. Con un buen terapeuta especializado en terapia familiar es
posible dotar de un mayor sentido a esta pertenencia e incrementar sus posibilidades
de individualizar a cada uno de sus miembros.

Esto significa que dentro del contexto familiar la persona, y en especial el niño o


adolescente, aprende ser independiente, tener confianza en sí mismo y adquirir las
herramientas indispensables para sobrellevar los problemas y crisis de la vida.  

 
Bibliografía

http://www.mailxmail.com/curso-terapias-grupo-psicoterapias/terapia-grupo-
terapeuta#:~:text=%C2%BFCU%C3%81L%20ES%20EL%20ROL%20DEL,su
%20comportamiento%20en%20el%20grupo.&text=%C2%B7%20Cuanta%20atenci
%C3%B3n%20dar%20a%20los,entre%20los%20miembros%20del%20grupo.

https://www.grupoanalisis.net/como-organizar-un-grupo-de-psicoterapia/

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