Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Asertividad y Estilos de Comunicación
Asertividad y Estilos de Comunicación
2- La asertividad
Introducción
Adiestrarse a la asertividad ayuda a expresar los propios sentimientos, pensamientos y
deseos, y a defender los propios legítimos derechos sin violar los de los demás.
La asertividad es una habilidad que puede ser adquirida, no un rasgo de personalidad que
se tiene o no se tiene desde el nacimiento. En modo similar, a la agresividad y a la
pasividad, se trata de un comportamiento que puede ser aprendido.
No hay nadie que sea siempre y a pesar de todo asertivo.
Con los hijos, por ejemplo, se puede ser asertivos en una situación, agresivos en otra y
pasivos en otra.
Podemos no tener dificultad en ser asertivos con nuestros familiares y quizá no lo
logremos con los desconocidos.
Practicar la asertividad puede ayudar a ensanchar la cantidad de situaciones sociales en
las cuales poder reaccionar en modo asertivo en lugar que con pasividad o agresividad.
Aprender a ser asertivos no significa comportarse siempre así.
Hay situaciones en las cuales es perfectamente legítimo ser agresivos como por ejemplo
en presencia de una amenaza a la propia vida o a los propios bienes.
Hay momentos en los cuales es justo ser pasivos, como cuando un juez está leyendo una
sentencia que tiene que ver con nosotros.
Aprender a ser asertivos significa poder elegir cuando y donde afirmarse a sí mismo.
2- Nuestros legítimos derechos
Muy temprano en nuestra vida hemos adquirido un conjunto de convicciones que nos
ayudan a movernos en el ámbito social.
Se trata en sustancia de un conjunto de reglas acerca de los comportamientos “justos” o
“equivocados” que se adquirieron como herencia de nuestros padres y encontrados luego
en una serie de modelos que han caracterizado la imagen de los distintos roles.
Si es verdad que tales reglas nos han ayudado a relacionarnos con las personas con las
cuales hemos crecido, es también verdad que no constituyen leyes absolutas y que nada
nos impide alejarnos de ellas.
Actividades
Lee esta lista de típicas certezas a priori.
¿Hay alguna que les recuerda a reglas que han adquirido desde chicos?
Al lado de cada una de ellas hemos insertado una afirmación del propio legítimo derecho
en cuanto adultos. Tales derechos sirven para recordarnos que podemos elegir qué cosa
creer ahora que somos adultos con varias alternativas.
¿Eres del parecer que se aplican a ustedes también como adultos?
a) El estilo pasivo
- O, lo escondemos completamente.
- Cuando alguien nos pide algo que no queremos, estamos más inclinados a consentir o encontrar
una excusa antes que resistirnos.
- En el hablar, un estilo pasivo, implica una voz baja, débil, hasta temblorosa. Pausas y titubeos son
muy comunes. Muchas veces no encuentran palabras. Se divaga, se es vago, se usan muchas
veces interjecciones como “no ve” …. ¿qué otras?
- Se hace mucha referencia a los otros para que adivinen aquello que se pretende decir. La postura
es probablemente encorvada, y la persona muchas veces se apoya a algo para sostenerse.
- Las manos son frías, sudadas y nerviosas. Mirarse a los ojos es muy difícil: se prefiere mirar hacia
abajo o mirar a otra parte. Desde el momento que no se dice lo que se espera decir, se tiene la
impresión de no ser sincero cuando se habla.
b) El estilo agresivo
- En el estilo agresivo, estamos en grado de decir cómo nos sentimos, qué pensamos y qué
queremos, pero muchas veces a expensas de los derechos y de los sentimientos de los demás.
- Tenemos la tendencia de humillar a los demás con el sarcasmo y palabritas que lastiman.
- Se comienza muchas veces por el ataque cuando no se obtiene lo que se quiere y suscitamos en
los demás sentido de culpa y resentimiento apuntando el dedo acusatorio.
- Nuestras frases inician siempre con un “TU” seguido de un ataque o de una etiqueta negativa.
- Nos servimos muchas veces de términos absolutos, como “siempre” y “nunca”, y cuando
describimos las cosas en un modo que implica nuestro ser superiores y estar en lo correcto.
- Cuando nos comportamos en modo agresivo, se tiene tendencia a moverse con un aire de
superioridad y de fuerza.
- La gama es muy amplia: de una actitud fría y silenciosa a una insolente y sarcástica, hasta llegar a
gritos y violencias verbales.
- La postura es de quien quiere dar la idea de una sólida roca, pies bien plantados y abiertos,
manos en la cintura, mandíbula apretada y salida, gestos rígidos, bruscos e intimidantes.
- Se está tan concentrado sobre el estar en lo correcto que no se escucha aquello que los otros
dicen, ni cuando dirigen una pregunta directa.
3- El estilo asertivo
- Escuchamos con atención y hacemos entender a los demás que les hemos escuchado.
- Sabemos hacer y recibir halagos, dar inicio y poner fin a una conversación, saber gestionar las
críticas en modo eficaz, sin ser hostil o ponernos a la defensiva.
- Cuando nos comportamos en modo asertivo, emanamos una fuerza que da seguridad y la
capacidad de comprender a los demás.
Después de haber leído, anota lo que te gustaría conversar, lo que te parece importante, lo que
te inquieta o te cuestiona.