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Caso Darío

Psicopatología
Instituto Superior IDRA

El exceso de sadismo moviliza los mecanismos más primitivos del yo para defenderse del peligro.
Dos fuentes de peligro: el propio sadismo del sujeto - el objeto atacado. 1

Esto puede verse en Darío cuando se muestra su imagen en el espejo, esto lo hace entrar en estado
de furia y descontrol absoluto. Rompe el espejo. No se reconoce porque no tiene una imagen
unificada de sí mismo. Cuando se le presentan muñecos les hunde los ojos (como si los muñecos lo
atacaran con la mirada), los destroza (arrancándoles la cabeza, brazos y piernas). Los muñecos, los
espejos también lo remiten a aquello que no soporta ver: una forma humana.

El juego es considerado un medio de expresión simbólica de fantasías, deseos y experiencias, a


través del cual el niño elabora situaciones traumáticas y siente alivio de la presión superyoica a
través del mecanismo de personificación. Al representar un papel el niño puede separar las ideas
imperantes en su inconsciente y expulsarlas (escisión y proyección de imagos) con una sensación
consecuente de alivio.2

Se puede ver así en las actividades estereotipadas de los niños autistas (como es en el caso de
Darío) el funcionamiento de la pulsión de dominio, pero falta el placer. Y sin placer no hay juego. A
la vez, la estereotipia tiene que ver las sensaciones, mientras que el juego es una cuestión de
representación. En este último hay un conflicto que queda simbolizado.

Es clara la diferencia entre la producción de un niño que juega y que resiste a las modificaciones
impuestas por otros, pero que va modificando el juego, siguiendo la línea de una repetición
creativa y la de un niño que no soporta la más mínima diferencia por terror frente a todo cambio.
Esto último es lo que insiste en las patologías graves. Cuestión que aparece claramente en la
oposición entre la fascinación de un bebe frente al movimiento de otro humano y la de un niño
autista frente a un movimiento circular (la rueda en el caso de Darío).

1
M. Klein.
2
M. Klein.
Caso Darío
Psicopatología
Instituto Superior IDRA

Cada individuo necesitará ciertas relaciones o actividades con las que conectar con su propio
mundo interno, con su espontaneidad y creatividad propias, sin la exigencia de estar integrado.

Se podría entender el estrés desde estas premisas como la permanente vigencia de los repetidos y
agotadores estímulos externos, y la consecuente incapacidad de conexión consigo mismo.

En caso de gran separación entre verdadero y falso self, lo que hace desaparecer por completo al
verdadero self, suele advertirse una pobre capacidad para la simbolización y una vida
culturalmente muy empobrecida.3

Se puede observar claramente en el caso de Darío, donde su entorno familiar era poco estimulante
ya que su madre atravesaba por una depresión debido a la muerte de su padre. Su abuela materna
“vive conectada al televisor”. La abuela paterna es una persona muy autoritaria. Los padres de
Darío no tienen casi vínculos con otras personas.

Las funciones maternas primordiales son tres: el sostenimiento o sostén (holding), la manipulación
o manejo (handling), y la presentación objetal (objet-presenting). Estas tres funciones determinan,
de forma correlativa, una forma de desarrollo en el bebé: un primer proceso de integración, en la
fase de dependencia absoluta; un proceso de personificación en aras de la unidad psiquesoma; y
un proceso de realización, que fundamenta la capacidad de establecer relaciones interpersonales. 4

En el caso de Darío, la madre tiende a fluctuar entre un llanto desesperado y una expresión de
“todo está bien”. Luego de varias consultas con distintos profesionales y distintos diagnósticos, la
madre de Darío, estuvo un tiempo casi inmovilizada y desconectada de sus hijos, en un estado de
desesperación. Se podría decir que Darío sintió una disolución de si, cuando su madre atravesó un
periodo de depresión.

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Winnicott
4
Winnicott

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