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La respuesta es que el espacio político popular se constituye en aquellas situaciones en

las que, a través de una cadena de equivalencias democráticas, hay una lógica política
que, tendencialmente, apunta hacia una eliminación de la brecha entre espacio político y
sociedad como referente empírico [si todo lo que hay es discurso ¿qué es un referente
empírico?]. Esto significa que las luchas populares, concebidas de este modo, sólo se
dan en el caso de relaciones de extrema exterioridad entre los grupos dominantes y el
resto de la comunidad. En el caso del milenarismo que antes indicáramos, el punto
resulta evidente: entre la comunidad campesina y la comunidad urbana dominante no
hay prácticamente elementos en común y, en esa medida, todos los rasgos de la cultura
urbana pueden ser símbolos de la anticomunidad. 227

Un punto importante antes de concluir. En el argumento anterior hemos hablado de


«formación social» como de un referente empírico [¿qué es un referente empírico
cuando todo es discurso?] y de «formación hegemónica» como de una totalidad
articulada de diferencias. El mismo término —«formación»— es usado, por
consiguiente, en dos sentidos totalmente diferentes, lo que hace necesario que
eliminemos la ambigüedad resultante. El problema, en su forma más general, puede ser
formulado de este modo: si un conjunto de agentes empíricamente dados (en el caso de
la formación social), o un conjunto de momentos discursivos (en el caso de la formación
hegemónica) son incluidos en la totalidad implicada por la noción de formación, es
porque a través de esa totalidad es posible distinguirlos respecto a algo distinto de esta
última. Es decir, que una formación se conforma como totalidad a partir de sus propios
límites. Si en el caso de la formación hegemónica planteamos el problema de la
construcción de estos límites, tendremos que distinguir dos niveles: el relacionado con
las condiciones abstractas de posibilidad de toda «formación», y el relacionado con la
diferencia específica que la lógica de la hegemonía introduce en ellas. 243

el término «formación social», cuando es usado para designar a un referente, carece de


sentido. Los agentes sociales, en tanto referentes, no constituyen ninguna formación.
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