Está en la página 1de 7

Jornadas Universitarias de Intercambio - Psicología en la educación: un campo epistémico en construcción

EDUCACION Y FAMILIA: ¿INSTITUCIONES EN CRISIS?1


Lic. Alejandro Raggio

Lejos de lo que comúnmente se cree y reiteradamente escuchamos decir, incluso con cierto
dramatismo, la institución educativa no está en crisis. Tampoco lo está la institución
familiar, como también es común escuchar. Es cierto que, con relación a esta última,
normalmente se la nombra familia, así como, en cuanto a la primera, en un juego metonímico
se la reduce a la escuela. Lo cierto es que, en el contexto de estas formaciones discursivas, la
mayor parte de las veces, no se sabe bien de que se está hablando. Esta particular
configuración confusional, tiene lugar, básicamente en los espacios mediáticos, poblados de
discursos especializados y especialistas de dudosa especialización. Estos espacios virtuales,
ostentadores de una relevante impostura analítica, por lo general, son correlativos a los
procesos de regulación y administración política de situaciones imposibles de regular y
administrar plenamente.

Lo anterior es una forma breve y distendida de fundamentar la necesidad de establecer, a


modo de inicio, una discriminación en las categorías de análisis que utilizamos en nuestras
reflexiones. Si es cierto que no podemos, como lo hace el habitualmente el actor político o el
administrador público, confundir formas sociales singulares (Lourau, 1975) con normas
universales, inmediatamente tenemos que establecer un nivel metaempírico que nos permita
ocupar el lugar y establecer la distancia que como universitarios estamos requeridos.

El establecimiento de este nivel requiere discriminación, no hay pensamiento posible que no


constituya, simultáneamente un proceso discriminado del nivel material-concreto que se esté
abordando. En otros términos, no hay concepto que no haya significado la superación del
obstáculo primero que representa el dato empírico (Bachelard, 1972).

Más de uno se preguntará, cuál es el objeto de una comunicación (esta) redundar en su inicio
sobre obviedades. Otros, incluso, podrían sentirse ofendidos, subvalorados en sus capacidades
y conocimientos. Si esto es así, pido me concedan el derecho a este aparente destrato
intelectual. Entiendo que, nos encontramos, ante un conjunto de fenómenos (procesos de

1
En Universidad de la República (Uruguay). Facultad de Psicología, Área de Psicología Educacional (2003).
Psicología en la educación: un campo epistémico en construcción. Montevideo: UdelaR, Facultad de Psicología.
Jornadas Universitarias de Intercambio - Psicología en la educación: un campo epistémico en construcción

socialización) altamente sobrecodificados por organizadores de altísimo nivel de


formalización y desde un punto de vista político, de una importancia estratégica. Lo
anterior significa, en la consideración pública de estos asuntos, la puesta en acto de un
conjunto significativo de naturalizaciones que por eficacia simbólica invade el ámbito
académico2.

El pragmatismo reinante, en materia de políticas dirigidas a la familia y a la educación, tiende


a focalizar la dimensión organizacional instituida (en un proceso casi alucinatorio), ubicando
el problema en esa única dimensión y jerarquizando la necesidad de nuevas regulaciones, lo
cual desvía la atención de las fuerzas instituyentes actuales y sus reales efectos. Es decir, en
realidad no se trata de generar nuevas regulaciones o “reformas” más o menos eficaces en el
alcance de los objetivos institucionales, por más loables que se los entienda, sino, por la vía
de los hechos y de forma no explícita, se busca instituir una nueva e inédita organización
de la educación y la familia, funcional a los reordenamientos económicos y sociales de
nuestras sociedades.

De lo anterior se desprende la importancia de situar con precisión las tensiones


institucionales actuales y sus contenidos simbólicos, ya que, en materia de eficacia, la que
importa en definitiva, es la correspondiente a este “circuito simbólico socialmente
sancionado, en el cual se combinan, en proporciones y relaciones variables, un componente
funcional y un componente imaginario” (Cardan, 1965).

Destaco la relevancia del citado componente imaginario, ya que, más allá del estatuto
ontológico que se le quiera adjudicar a la noción de imaginario, vale en esta ocasión su
operatividad en la visualización de los procesos de subjetivación, de las nuevas vías de la
subjetividad (Guattari, 1998). En la tensión existente en las configuraciones institucionales
dedicadas a la socialización actualmente, el sistema simbólico de tendencia aparentemente
dominante, articula un imaginario que identifica el valor de las acciones socializadoras de
acuerdo a una rentabilidad actual y futura (valor de cambio) y ubica el imaginario individual,
no ya en un régimen de desempeño cívico y moral, sino en uno enteramente mercantil. Si esto
es efectivamente así, es una obligación determinar que sistemas están siendo desplazados y
que tipo de efectos sociales y psicosociales ese desplazamiento genera.

2
Como ejemplo actual se puede ubicar al pragmático paradigma de la innovación pedagógica, en su
jerarquización de logros eficaces por encima de finalidades ético-sociales.
Jornadas Universitarias de Intercambio - Psicología en la educación: un campo epistémico en construcción

La presencia de los niveles imaginarios antedichos y sus respectivos universos simbólicos, no


son azarosos, se habrá entendido que, son correlativos a una organización social del trabajo, la
educación y la familia, funcional a un orden económico cuasi autónomo a los sistemas de
control social (Touraine, 2000).

Me parece que, a partir de este momento de la exposición, podrían quedar un poco más claros
los objetivos de esta comunicación: promover la reflexión acerca de las transformaciones en
los sistemas simbólicos, ordenadores de las formas específicas de los sistemas de
socialización. Interesan, fundamentalmente, las transformaciones resultantes en la
organización de la educación en relación directa con las transformaciones de la
organización familiar, en el contexto generado con la entrada en escena de un nuevo actor, o
por lo menos, actualmente poseedor de un protagonismo hace treinta años insospechado en
nuestras latitudes: el mercado.

Recordemos que, el traslado de funciones de la familia a las organizaciones educativas, es


el movimiento que inauguró el campo de acción de la educación moderna. En la sociedades
precapitalistas, las funciones educativas, estaban depositadas en la familia (Castro, 1980). Las
formaciones sociales modernas establecen un régimen de reflexividad institucional (Giddens,
1995), absolutamente extraño a las sociedades pre-modernas, promotor de una rearticulación
de las relaciones sociales en universos simbólicos radicalmente novedosos propios de
sistemas institucionales igualmente inéditos.

Esa rearticulación de las relaciones sociales en sistemas institucionales y correlativas lógicas


abstractas de vinculación social, es lo que Anthony Giddens (1995) denomina desenclave,
estrictamente sería el desprendimiento de las relaciones sociales de sus contextos locales y su
recombinación en sistemas institucionales prescindentes de coordenadas de espacio y tiempo.
Es decir, todo el conjunto de relaciones y prácticas sociales, que teniendo como ámbito
natural la familia, estaban destinadas a socializar e instruir un futuro integrante de nuestra
sociedad, son sustraídas de ese ámbito y recombinadas en uno enteramente nuevo: el ámbito
educativo formal integrado en la organización del Estado moderno.
Jornadas Universitarias de Intercambio - Psicología en la educación: un campo epistémico en construcción

Si analizamos la actualidad de estas tramas institucionales, combinadas con la presencia de


este nuevo actor denominado mercado, nos vamos a encontrar con nuevos procesos de
desenclave y una compleja diseminación de las funciones educativas.

La privatización de funciones es el modo de traslación o desenclave. De a poco van


perdiendo más funciones la familia y la educación formal y las van adoptando agentes
privados. Por la vía de los hechos parte relevante de los procesos de socialización quedan
rearticulados en agentes, cuya funcionalidad originaria nada tiene que ver con funciones
relativas a esos procesos.

En ese proceso, aunque esto llevaría un desarrollo específico imposible de realizar aquí, es
imprescindible ponderar el papel de los llamados medios masivos de comunicación en los
nuevos procesos de desenclave y de correlativa producción de subjetividad. Por la vía de los
hechos, los mass-media se vienen integrando en la organización social como agentes de
socialización de primer orden. Seguramente para muchos niños y adolescentes, es más
conocido un determinado personaje de la televisión que un familiar directo. Además, no
podemos perder de vista el agenciamiento medios-capitalismo, sin duda uno de los factores
más importantes en el carácter integral del capitalismo actual (Guattari, 1998).

Voy a presentar un par de viñetas, como ejemplo posible de algunas de las cosas que estoy
diciendo.
Viñeta 1: Año 1998, 5os. y 6os. años de una Escuela pública de un barrio semi-periférico de
Montevideo, de nivel socio-económico, predominantemente medio-bajo y bajo. Las maestras
mandan como deberes, averiguar en casa, con los mayores, que ocurrió el 20 de julio de 1969,
es decir el alunizaje en el “Mar de la Tranquilidad” del Apolo 11. Para la sorpresa de muchas
maestras, un conjunto importante de niños venía con la información correcta, adquirida en el
infalible 0900 20 20.
No sólo se frustran los denodados intentos de muchas maestras y de muchas escuelas de crear
interfases sólidas entre familia y escuela, reinvolucrando a los familiares en la educación de
los hijos, sino que, la memoria histórica de la humanidad queda reubicada en la base de datos
de un servicio privado, transformada en mercancía.

Viñeta 2: Fines del milenio. Una conocida actriz de nuestro medio nos dice por televisión que
no debemos preocuparnos más por como resolver familiarmente el problema de los enfermos
Jornadas Universitarias de Intercambio - Psicología en la educación: un campo epistémico en construcción

que deben ser cuidados en hospitales o incluso en su casa, ya que ahora, tenemos un servicio
que es nuestra “segunda familia”.

Antes de continuar, una advertencia, creo que debemos evitar las lecturas mecanicistas y en
ese sentido hay que aclarar que, estos procesos de privatización de funciones, no son
separables de reordenamientos en la organización del trabajo y de la propia organización
familiar. Sabemos que la incorporación de la mujer en el ámbito laboral y educativo superior,
la liberación -vía píldora- de la sexualidad femenina de la función reproductora y el
correlativo desprendimiento de las hegemónicas funciones de madre y esposa, han impactado
violentamente en la organización familiar burguesa. No son impactos menores, ya que, la
fuerza instituyente de estos procesos, impacta en el corazón simbólico de la institución: el
pater famulus3. Pero por otra parte, surge un problema real de tiempo, ya que, si la mujer
trabaja, ¿quién cuida a los hijos?. Estrictamente, se trata de un impacto que, indirectamente
golpea también el lugar del padre en la organización familiar moderna, o mejor dicho el no-
lugar. En efecto, lo que queda visible es su ausencia.

Volviendo a la educación y en el caso de la Escuela Pública, es evidente la disfuncionalidad


de la misma respecto de los reordenamientos económicos: la educación tiende a adoptar ante
todo un valor de cambio, en función de su consideración actual o futura en la lógica de
sentido del mercado, por lo tanto una educación liberal que privilegie la formación de
ciudadanos, aparece, ante los ojos del nuevo orden económico, como, por lo menos,
desactualizada. Por otra parte, los procesos de desintegración de la organización familiar
nuclear, tienden a trasladar a la Escuela, funciones que poco tienen que ver con lo educativo4.

Esta disfuncionalidad es más evidente, en el caso de la formación universitaria. La ideología


de la modernización y la eficiencia, y la violenta mercantilización del cuerpo social, están
llevando sutilmente a considerar también a la formación superior un servicio más en el mercado
(Raggio, 1995). Se articula una modalidad neo-sofista y mercantil, en el cual los
establecimientos de enseñanza “venden” un servicio y los estudiantes lo “consumen”. El
conocimiento va perdiendo cada vez más su valor de uso en aras de un valor de cambio a

3
Me pregunto si no habría que incorporar una perspectiva analítica de este tipo en la consideración del fenómeno
llamado “violencia contra la mujer” y/o “violencia familiar”.
4
Higiene, alimentación, etc.
Jornadas Universitarias de Intercambio - Psicología en la educación: un campo epistémico en construcción

volcarse en cierta capacitación profesional, destinada a posibilitar la inserción en un mercado


laboral.

Queda aún el aspecto más relevante, por lo menos desde un punto de vista psicológico: la
descomposición de los soportes vinculares (afectivos) en los que los procesos de
socialización vienen teniendo lugar. Es decir, la rearticulación de dichos procesos en sistemas
institucionales privados, que se materializan en dispositivos empresariales y mediáticos
anómicos y desafectivizados, no puede tener efectos ingenuos.

Los sistemas simbólicos emergentes de estos procesos se presentan con dudosa consistencia a
los efectos de sostener los procesos colectivos en los que el fenómeno psicológico se produce.
Sea la posibilidad de procesos identificatorios, o la articulación de “espacios transicionales”
(Winnicott, 1972) en los cuales tramitar la integración en el cuerpo social, requieren soportes
simbólicos y afectivo-vinculares, sin los cuales dicha integración sólo puede constituir un fallido.

Se trate de las lógicas institucionales y organizativas derivadas directamente de los procesos de


privatización, se trate de las lógicas mediáticas, sus “conductores simbólicos” (Freud, 1976) y
las “comunidades” resultantes, nos encontramos delante de alteridades virtuales, especulares y
fugaces, en gran medida incapaces de soporte vincular alguno.

A modo de cierre, quiero decir que queda aquí discutida y cuestionada, cualquier ligereza que
pretenda disolver la naturaleza de las actuales transformaciones de los procesos de socialización,
en generalizaciones analíticas que escamotean las interfases claves en el análisis de estas
transformaciones, o en análisis pragmáticos que no buscan otra cosa que la eficacia. En otros
términos, no habrá análisis posible de los procesos de socialización y de las subjetividades
emergentes, sino se compone con el análisis del estado actual de sus soportes sociales e
institucionales.
Jornadas Universitarias de Intercambio - Psicología en la educación: un campo epistémico en construcción

Bibliografía
Bachelard, Gastón (1972). La formación del espíritu científico. Buenos Aires: Siglo XXI.
Castro, S. (1980). Para construir un concepto de familia, en Revista Uruguaya de Psicología, Tomo I Nº 4.
Montevideo.

Cardan, P. (1965). Citado por Lourau (1975) El análisis institucional. Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1976). Psicología de las masas y análisis del yo (1921). Buenos Aires: Amorrortu.
Giddens, A. (1995). Modernidad e identidad del yo. Barcelona: Península.
Guattari, F. (1998). El devenir de la subjetividad. Santiago de Chile: Dolmen.
Lourau, R. (1975). El análisis institucional. Buenos Aires: Amorrortu.
Raggio, A. (1995). Acontecer formativo y docencia. En: Acontecer, Diversidad, Docencia. Montevideo.
Multiplicidades.
Touraine, A. (2000). La globalización no existe. Entrevista publicada en El País Cultural, Año XI, N° 565, setiembre
2000.

Winnicott, D. W. (1972). Realidad y juego. Buenos Aires: Granica.

También podría gustarte