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POLÍTICAS PÚBLICAS
CICLO DE LICENCIATURA EN GESTIÓN EDUCATIVA-LICENCIATURA EN
EDUCACIÓN
POLÍTICA, ESTADO Y EDUCACIÓN
DOCENTE: Carlos A. Casali
CLASE 5: 3/5/2021
Entremos en tema. Hagamos una breve síntesis del camino recorrido. Todo
aquello que vimos organizarse y estructurase a partir de la modernidad -Estado,
sociedad civil, sistemas educativos (mediado por los sistemas educativos, para ser
más preciso) (unidad 1)- entró luego en un proceso de crisis (“desorganización”,
“desestructuración”) con la “globalización”, crisis que impactó sobre cada una de
estos términos o componentes estructurales (el Estado, la sociedad civil, los
sistemas educativos) para reconfigurarlos o resignificarlos (unidad 2). En la unidad
3 seguiremos el desarrollo del mismo tema (la crisis), pero con el foco puesto
ahora de modo más directo sobre los procesos educativos.
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sociedad. El abordaje de esta conexión no pasaría de repetir obviedades si no
explicitamos o problematizamos ambos términos. Así, el “conocimiento” no tiene
aquí un significado vago y general –y finalmente vacío- que lo hace equivalente a
“cualquier contenido mental valioso” sino el significado de recurso productivo. El
conocimiento (en el sentido de la “Sociedad del conocimiento”) es el que tiene
utilidad (instrumental) dentro de un proceso productivo. Podríamos decir, sin
mayores precisiones, que se trata del conocimiento en cuanto “técnica” o
“tecnología”. Es decir: recurso productivo (como escribíamos más arriba).
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plantea cierta crisis de la modernidad a partir de la idea de “libertad”: ¿en qué
sentido somos “sujetos” y además “sujetos libres” en una sociedad que posiciona
nuestras capacidades de elección (podríamos decir que eso es la “libertad”) dentro
de un abanico de ofertas a consumir? (se incluye aquí la “oferta educativa”; habrán
notado que la “educación” es también una mercancía que se ofrece y que nosotros
consumimos). Lo mismo se puede plantear respecto de los temas desarrollados
por Castel: ¿en qué sentido puede llamarse “sociedad” a una “asociación de
individuos” que no logran ser el individuo que se espera o se supone que son?
(fundamentalmente, los “individuos por defecto”, pero, también, los “individuos por
exceso”).
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límite más allá del cual se está excluido. Ahora bien, a diferencia de la pirámide
que es jerárquica el círculo se presenta como más igualitario (no es vertical sino
horizontal). Sin embargo, no hay lugar en él para quien está más allá del límite (la
exclusión social); como sí hay lugar en la base del esquema piramidal para el
explotado (el explotado constituye, justamente, la base que sostiene el privilegio
de las élites, el vértice). Recordarán que mucho de estas cosas estaban presentes
en el texto de García Delgado. De paso, a esto se llama, en esas sociedades (del
capitalismo tradicional o de la “modernidad sólida”) el “compromiso” entre
opresores y oprimidos y, en las nuevas, las de la modernidad líquida, el
“descompromiso” (entre “privilegiados” y “vulnerados”; prefiero usar este término
en lugar de “vulnerables” que tiene un significado más bien ambiguo).
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de cada individuo. Se forma así una sociedad de doble vía, ganadores y
perdedores, determinada por una matriz biológica frente a la cual la sociedad no
tiene mucho para hacer. Tomen de este apartado lo siguiente: la idea de que una
“sociedad” pueda encontrar un límite para avanzar en procesos de una mayor
igualdad no es tanto el reconocimiento explicativo de un fracaso sino la
legitimación ideológica de un privilegio.
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No me voy a detener en “las transformaciones culturales” (p. 39). Lean ustedes
todo esto (hasta p. 50). Hagan acopio de lo dicho allí respecto de los “cambios en
la familia” (pp. 40-44); les servirá más adelante para completar la lectura de un
texto de N. López (unidad 4). Reparen sólo en dos cosas: la familia como primera
institución socializadora, está supuesta como siendo de cierta manera (familia
tradicional) por la segunda institución socializadora (es decir, la escuela). ¿Qué
pasa con la escuela (y sus posibilidades) cuando la familia no es como se espera?
Lo segundo, la familia como institución (tradicional) funciona como una fábrica de
subjetividad: su producto son los hijos. Dicho desde el otro lado: cada uno (cada
hijo) se explica (se comprende) por el proceso de producción que lo antecede. Hay
allí un cierto capital familiar (cultural) que se transmite de generación en
generación. Pero esa transmisión supone la estabilidad de los nexos familiares.
Cuando esos nexos varían o fluyen (Bauman) -la conyugalidad no coincide con la
filiación- entonces la producción de identidad no va en línea recta desde el pasado
(ancestros y el capital cultural que transmiten) hacia el futuro sino desde el
presente hacia el futuro: está permanentemente recreada en función da lazos
familiares fluidos que resignifican el pasado en función de nuevas filiaciones a
partir de nuevas conyugalidades. Así la producción de identidad no sigue un molde
institucional y eso es tanto una liberación de los sujetos respectos de las herencias
inerciales del pasado (podríamos ubicar aquí la crisis del modelo patriarcal) y
también una fuente constante de incertidumbre (lean con atención los reglones
finales del apartado “Cambios en la familia” (p. 44). La tradicional pregunta por el
capital cultural que el sistema escolar transmite para la reproducción social
encuentra aquí un punto problemático. ¿Cómo opera esto hoy y qué efectos
produce sobre el funcionamiento de la “máquina” escolar?
No hará falta que les muestre los puntos de contacto entre el texto de Castel
trabajado la semana pasada y el apartado “La evolución del individualismo” (pp.
44-46); los podrán ver por ustedes mismos. Por último el apartado “Cohesión
social y conocimiento: la naturaleza reflexiva de la modernidad” (pp. 50-56). Lean
este apartado poniendo atención en el significado del término “reflexión”
(“naturaleza reflexiva”). El término tiene un significado de apariencia ambigua: por
un lado, indica flexionado sobre sí mismo, vuelto sobre sí mismo; por otro lado,
reflejado. Sin embargo, ambos significados son coincidentes: si tomamos por base
el argumento cartesiano (de Descartes) como descripción filosófica del modo en
que la subjetividad moderna se constituye, diremos que en la duda el individuo ve
reflejada su propia realidad (en cuanto dudo, pienso; en cuanto pienso existo). La
idea de “reflejo” especular (“espéculo” es espejo) equivale aquí al desdoblamiento
y redoblamiento de la conciencia sobre sí misma (ser consciente de ser
consciente). Pero ese es también un movimiento de repliegue (re-flexión) sobre sí
mismo: el individuo moderno se constituye como sujeto en la medida en que se
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retira (repliega) del mundo; vuelve sobre sí; es sujeto pero no objeto. Sabrán
disculpar ciertos excesos filosóficos en todo esto pero creo que comprender bien
este proceso de formación de la subjetividad moderna es lo que permite
comprender cierto malestar que la caracteriza: la incertidumbre. No los aburro más
con estas cosas. Lean este último apartado del texto de Tedesco en conexión con
el de Bauman: la modernidad siempre es reflexiva o fluida pero en condiciones de
“posmodernidad” esa fluidez se acentúa a la vez que –o en la medida en que-
carece de bases sobre las que apoyarse: las instituciones. Ya vimos cómo
describe Bauman ese proceso (las instituciones zombies). Tedesco lo plantea
como marco referencial a partir del cual puede suceder ese movimiento de
repliegue o reflejo: ese marco referencial se ha vuelto móvil (y por consiguiente no
puede ser punto o criterio de referencia).