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MISION DE LA UNIVERSIDAD
JOSÉ ORTEGA Y GASSET
Por otro lado manifiesta que “la universidad enseña a ser médicos, farmacéuticos,
abogados, notarios, economistas, administrador entre otros”, pero que la
educación no se basa en solo estudiar por estudiar, no, que no es culpa de la
universidad o en creer que no es su misión, que en ocasiones es por falta de
vocación. “la enseñanza superior consiste, pues, en profesionalismo e
investigación” dice Gasset.
La universidad, desde mi punto de vista sí, deben enseñar las profesiones, pero el
profesional, ante todo, debe ser un hombre culto, conocedor del cosmos físico y el
lugar del planeta en el que habita debe tener una imagen medianamente
ordenada, de los grandes cambios del pensamiento, de las ideas biológicas y de
conflictos histórico y sociales que han traído a la humanidad hasta el momento
actual.
Ortega concluye que la enseñanza superior debe ser primordialmente “enseñanza
de la cultura o transmisión de la nueva generación del sistema de ideas sobre el
mundo y el hombre que llego a madurez en la anterior”. De acuerdo a lo antes
expuesto, la enseñanza universitaria, debe tener integrada tres funciones:
transmisión de la cultura, enseñanza de las profesiones e investigación científica y
educación de nuevos hombres de ciencia.
II
El Principio de la Economía en la Enseñanza.
Ortega y Gasset, previendo la polémica que podría generar con su cuarto lema,
hace hincapié en la necesidad de hacer una distinción clara entre profesión y
ciencia. O mejor deslindar, para efectos de definir, de manera realista la misión de
la universidad. El lema de la enseñanza de las profesiones, frente a la ilusión de la
enseñanza de “la actividad científica” y por tanto exigencia de ella, al estudiante
medio. En su propio y autentico sentido. Explica: “la ciencia es solo investigación:
plantearse problemas, trabajar en resolverlos y llegar a una solución. Por eso no
es ciencia aprender una ciencia ni enseñarla, como no lo es usarla ni aplicarla”
Pretender que “el estudiante normal sea un científico es, por lo pronto, una
pretensión ridícula que solo ha podido abrigar”. Para Ortega y Gasset es una
pretensión natamente fuera de lugar, puesto a que este requiere de una vocación
especial, que nazca de sí mismo. El autor es consecuente de sus ideas
acogiéndose nuevamente al Principio de Realidad: que no se pretenda que la
Universidad sea más de lo que en realidad puede ser, pues se plantearía así
mismo una mentira, perdería su autenticidad y desviaría su misión esencial: la
enseñanza y la transmisión de las culturas y las profesiones, con el simple hecho
de que en las Universidades egresen hombres y mujeres cultos, convirtiéndolos en
grandes profesionales.
En este texto: “hay, pues, que sacudir bien de ciencia el árbol de las profesiones, a
fin de que quede de ella la estrictamente necesario y pueda atenderse a las
profesiones mismas, cuya enseñanza se hallan hoy completamente silvestre. En
este punto todo está por iniciar. Una ingeniosa racionalización pedagógica
permitiría enseñar mucho más eficaz y redondeadamente las profesiones, en
menos tiempo y con mucho esfuerzo. En este sentido remata, haciendo ilusión o
de alguna manera al principio de la economía de la enseñanza, surgiendo la
necesidad de investigar sobre el perfil de cada profesión, de la pedagogía y de la
didáctica más conveniente de cada una de ellas.
IV
Cultura y Ciencia
Por otro lado el hombre, pues el espíritu humano, consiente o no de ello, se forja
una interpretación intelectual del mundo y de si mismo dentro del mundo.
Finalmente determinara sus sueños, sus pasiones, sus ideas, sus valores y
desencadenara en sus prácticas. El quid del asunto la relación de ello frente a la
Educación superior es que la “casi” totalidad de esas convicciones del hombre las
recibe de su medio histórico, de su tiempo. Pero, entonces es obvio que en cada
tiempo, conviven muchos sistemas de convicciones: muchos antagónicos,
arcaicos. Así, el papel de la Universidad, respecto a los estudiantes que tienen el
privilegio de acceder a ella, es transmitir a estos el sistema de ideas, que
representa el nivel superior de su tiempo.
La cultura, ese sustento espiritual que necesita cada hombre, cada sociedad y
desde sus inicios, es la vida misma. Como “sistema completo, integral y
claramente estructurado que le guía por la selva de la existencia”. Es necesario,
que la Universidad brinde las condiciones para que el hombre que a ella asista,
viva a la altura de las mejores ideas de su tiempo y que la tarea central de la
Universidad sea “enseñarle al hombre la plena cultura de su tiempo, de descubrirle
con claridad y precisión el gigantesco mundo presente, donde tiene que encajarse
su vida para ser autentica”
V
Lo que la Universidad tiene que ser “además”