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PINGÜECULA
Desde el punto de vista histopatológico, estas lesiones se describen como una forma
de degeneración elastoide1,3 del tejido de colágeno subepitelial y engrosamiento
subsecuente de las fibras elásticas de la conjuntiva bulbar localizada en la hendidura
palpebral, junto al limbo nasal o temporal. Es un cambio en el tejido normal que resulta
en un depósito de proteína, grasa y/o calcio, pero que a diferencia del pterigio, no
crece hacia la córnea. La base del engrosamiento que suele tener forma triangular (a
menudo localizado en el área nasal) será paralela al limbo corneal y la punta estará
dirigida hacia el ángulo del párpado.2
Tiene cierto carácter hereditario, pero la edad avanzada y la exposición al sol, viento y
polvo favorecen aun más la aparición de la patología.
PTERIGIO
Es una de las causas más frecuentes de consulta en los servicios de oftalmología.
El término pterigio deriva del griego pterygion que significa "ala". Se trata de una
tumoración benigna triangular de la conjuntiva, que se extiende progresivamente hacia
la córnea. La punta del triangulo recibe el nombre de cabeza y la base es el cuerpo del
pterigio.
EPIDEMIOLOGÍA:
Esta tumoración se sitúa en la hendidura interpalpebral, localizándose con mayor
frecuencia en el lado nasal (90%), pero puede haber pterigios temporales (5%) o
dobles (5%). Ubicación: nasal: 85%. Bilateral: 14. 8% 6
PATOGENIA:
Se considera un fenómeno irritativo, cuya causa es aún desconocida, pero se sabe
que en su génesis los factores medioambientales juegan un papel muy importante,
destacándose el estimulo de la luz ultravioleta (UV-B) sobre la superficie ocular entre
otros factores como la desecación, climas tropicales, circunstancias que causan
irritación crónica ocular, aumentando así su incidencia en personas que pasan gran
parte de su vida en exteriores, áreas soleadas, polvorientas o arenosas, expuestas a
fuertes corrientes de aire e irritantes, tal es el caso de los pescadores y agricultores;
sin embargo, también se ha visto en países como Groenlandia4, donde por la reflexión
en la nieve se multiplica la luz ultravioleta que recibe el ojo, también hay una alta
incidencia.
La cabeza gris del pterigio puede crecer gradualmente hacia el centro de la córnea y
en ella se encuentran fibroblastos de la sustancia propia, que están dañados
actínicamente y producen neoformación de fibras elásticas. Se presume que esta
progresión es el resultado de una alteración de la capa de Bowman de la córnea que
proporciona el sustrato de crecimiento necesario para el pterigio, haciendo que esta
capa sea reemplazada por tejido hialino elástico.
SINTOMATOLOGÍA:
Al hablar de la sintomatología de los pterigios, hay que tener presente que esta va a
depender de las características clínicas y los factores desencadenantes a los que esté
expuesto el individuo; hay un amplio espectro que va desde molestias leves llegando
incluso a ser muy sintomáticos, con alteraciones marcadas en su tamaño y grado de
resequedad. Si se trata de un pterigio pequeño, plano, poco congestionado, sus
síntomas pueden ser muy pocos, llevando al paciente a consultar por enrojecimiento o
inflamación, irritación, prurito.
En casos más avanzados, estos síntomas pueden acentuarse y el paciente puede
manifestar constante sensación de cuerpo extraño, ojo rojo y malestar (inconfort) y
cuando la lesión llega o se acerca al eje visual, puede alterar la visión por dos
mecanismos, generando astigmatismo, por la fuerza de tensión ejercida sobre la
córnea, u ocluyendo el eje visual, lo que lo constituyéndose en una indicación de
cirugía.
CLASIFICACIÓN:
La manera más fácil de clasificar los pterigios es por el grado de invasión corneal así:
PTERIGIO GRADO I: compromete limbo.
PTERIGIO GRADO II: invade cornea sin comprometer área pupilar.
PTERIGIO GRADO III: sobrepasa o compromete área pupilar.
TRATAMIENTO:
MÉDICO:
No todo pterigio es quirúrgico, incluso, en algunos casos, no hay necesidad de
tratamiento. Cuando son pterigios pequeños, se le puede recomendar al paciente que
se proteja del medio ambiente y del sol principalmente, utilizando algún tipo de gafas
protectoras con filtro UV y pueden manejarse estos casos con lubricantes
acompañados de ciclos cortos y controlados de vasoconstrictores o esteroides de
poca penetración al globo ocular como las flurometolonas o el loteprednol.
MANEJO QUIRÚRGICO:
Hay otros pterigios que son más agresivos, congestivos, elevados en la cabeza y
causan síntomas importantes como ardor, prurito, sensación de cuerpo extraño, ojo
rojo, resequedad, haciendo que se pueda requerir manejo quirúrgico. Así mismo se
hará necesaria su remoción cuando este crece lo suficiente para acercarse al centro
de la córnea, llegando a impedir el paso de la luz y produciendo una disminución
importante de la visión.
La escisión quirúrgica completa del pterigio (cabeza, cuello y cuerpo) sin recurrencia o
reproducción es el objetivo y para lograr esta meta se han utilizado y descrito múltiples
técnicas quirúrgicas, a las cuales se le han agregado fármacos y/o elementos
radioactivos.
En la literatura están consignados reportes que datan de tiempos tan lejanos como
desde antes de Cristo, en los que se describen las presentaciones clínicas del pterigio,
así como su cirugía y los instrumentos que para este fin se han utilizado. 17
A lo largo de la historia de la Oftalmología se ha hablado de múltiples y variadas
técnicas para remover estas lesiones; entres estas se encuentra la llamada cirugía
convencional sin sutura o exéresis simple, donde se resecaba la totalidad de la lesión
dejando la esclera subyacente expuesta o desnuda. De estos reportes se recata
adicionalmente la incidencia de recidivas y la ocurrencia de lesiones secundarias como
el mal denominado “granuloma piógeno”, que no es más que proliferación
fibrovascular que aparece tras cirugía o trauma; este por su parte puede llegar a
requerir su resección quirúrgico, aunque en algunos casos responde al tratamiento con
esteroides. 19
El procedimiento generalmente se realiza con anestesia tópica o por infiltración local.
AUTOINJERTO CONJUNTIVAL:
Desde hace algo mas de cien años (1872 Arlt) se describe la autoplastia conjuntival,
técnica quirúrgica que ha sufrido múltiples modificaciones hasta lo que es hoy, el
procedimiento de elección, y el que enseñamos de forma convencional en nuestra
escuela.
Con la utilización de estos autoinjertos o plastias, en los que se usa el tejido sano, se
utiliza también su red vascular superficial intacta y células de la superficie obteniendo
así una fuente normal de células caliciformes, de superficie columnar y de células
madre para reponer en el lugar de la resección.
Esta es la técnica que recomendamos para el manejo quirúrgico del pterigio primario
así como en de los casos de reproducción. El procedimiento se inicia con la resección
simple del pterigio (descrita previamente) y se complementa con la obtención de un
injerto conjuntival libre de aproximadamente el mismo tamaño del área resecada,
obtenido de la conjuntiva bulbar superior, del mismo ojo o del contralateral al cual se
le retira la mayor cantidad de tenon posible, teniendo cuidado de no producirle
perforaciones. Este injerto se traslada al lecho receptor, orientándolo de tal manera
que el borde límbico coincida con el limbo expuesto y la superficie epitelial sea la
anterior, luego de lo cual se procede a suturarlo a los bordes de la conjuntiva receptora
con puntos separados y/o sutura continua y anclándolos a epiesclera en los ángulos
del rectángulo de resección.
Otras técnicas similares de injerto conjuntival han sido descritas y son de uso
frecuente por algunos cirujanos y consisten en obtener colgajos pediculados de
conjuntiva a los que se también se les reseca tenon y por medio de deslizamiento o
rotación son utilizados para recubrir el área escleral expuesta, utilizando sutura
continua o puntos separados.
En general este tipo de cirugías se asocia con recidivas que varían entre el 2-39%
según diferentes autores.
Con una adecuada técnica quirúrgica y los cuidados respectivos después de la cirugía,
se obtienen excelentes resultados estructurales y cosméticos, con una baja o nula tasa
de recidiva.
Pero aun así, existe la posibilidad de recidiva o reproducción y si esto se presenta,
tendrá que llevarse nuevamente a cirugía, porque el crecimiento bajo estas
circunstancias tiende a ser más agresivo.
Es conveniente no dejar avanzar demasiado el pterigio pues puede dejarle una cicatriz
indeseable o leucoma residual, a pesar de una resección quirúrgica adecuada. La
recurrencia después de una resección correcta del pterigio puede ocurrir,
especialmente en personas jóvenes. El porcentaje de riesgo de recurrencia es variable
según la técnica quirúrgica. La irradiación con beta terapia del lecho quirúrgico como
método de prevención de la reproducción, fue muy popular hace varios años, pero se
ha descontinuado por asociarse a complicaciones tardías, como las ulceras esclerales
o escleromalasia, dellen, y cataratas.
Sin embargo, la manera más eficaz para prevenir reapariciones es limitar la exposición
a factores ambientales que pueden contribuir a su crecimiento. En este aspecto se
incluye una adecuada protección ocular contra la excesiva luz ultravioleta mediante el
uso de gafas para sol, protección adecuada contra condiciones secas y polvorientas
en las que se puede adicionar el uso de lágrimas artificiales (gotas) en estas
condiciones agrestes para los ojos.
COMPLICACIONES:
Intraoperatorias:
Adelgazamiento de esclera o cornea por disección o fresado excesivos.
Cauterio excesivo que puede generar necrosis de tejido.
Corte o trauma inadvertido de músculo recto subyacente.
Perforación de globo ocular.
Postoperatorias:
Recurrencia
Necrosis de plastia: cuya causa puede deberse a la orientación errónea
inadvertida de esta quedando el epitelio conjuntival adosado a la esclera; o al
manejo excesivamente traumático de la plastia durante su obtención, disección
de tenon o sutura al lecho receptor. Cuando esto ocurre y se identifica de
manera temprana se procede a la obtención y sutura de una nueva plastia
conjuntival o de membrana amniótica buscando no dejar lecho escleral
descubierto para una cicatrización por segunda intención ya que el porcentaje
de recidiva del pterigio en estos casos es muy alto
Desinserción de plastia total o parcial: Cuando es total el manejo es similar al
caso anterior si se ha perdido la plastia, o debemos proceder a resuturarla si
esta existe o ha sido parcial su desinserción.
Escleritis y/o queratitis infecciosas: deben ser tratadas con los antibióticos
tópicos y sistémicos que indiquen el frotis, cultivo y antibiograma solicitados.
Necrosis esclerocorneal no microbiana: generalmente están relacionadas con
enfermedades autoinmunes del colágeno y requieren para su manejo, la
sospecha, el diagnostico y el tratamiento conjunto con reumatólogo o
inmunólogo por los efectos devastadores para el globo ocular en que pueden
terminar.
Granuloma piogeno: el cual se presenta en áreas donde han quedado tenon
y/o esclera descubiertos y se manejan con resección del granuloma,
cauterización de su base y de ser posible cobertura del área con conjuntiva
mediante disección del área circundante y sutura y afrontamiento de bordes.
Dellen: Se presentan por diferencia de espesores de los tejidos receptor y
transplantado lo que genera áreas de mala lubricación y perdida de espesor de
esclera o córnea por deshidratación marcada. Se manejan con buena
lubricación y oclusión ocular.
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