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César Mureddu
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Alma y psique. Del mito al método
ANTECEDENTES
humanas. De esta forma tenernos que uno de los pensadores presocráticos más
connotados, Parménides de Elea, emplea la palabra para designar concreta-
mente el sentido del camino intelectual. Entonces, nos es lícito preguntarnos
¿qué sentido puede tener seguir un camino, al referirnos a la vida intelectual?,
¿de qué camino se b·ata?, ¿qué se pretende lograr al seguir un camino por el que
transita el intelecto?
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El método entre los griegos
1
Parménides de Elea, "Poema de la Verdad y la Opinión", en Kirk y Rayen (eds.), Fragmentos de los
Presocráticos. Credos, Madrid, 1981, pp. 374-375.
2
Platón, "Parménides o de las ideas", en Obras. EDAF (Los Clásicos), Madrid, 1972, pp. 553 y ss. Teetetes
o el Sofista, loe. cit., pp. 641 y ss.
'Cfr. Aristóteles, "En torno a el Alma", "Organon", "XII Libros de la Metafísica", en Obras completas.
Aguilar, Madrid, 1973.
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Los Jonios habían detectado que los hechos que sucedían en la realidad,
llamada por ellos physis, tenían la característica fundamental de ser totalmente
cambiantes. Por tal razón, el intelecto humano no podía aferrar nada de ellos, si
no el mismo cambio y su multiplicidad. Los Eleatas, por el contrario, afirmaban
que la mutación constante de la realidad era mera apariencia, el ser es uno e
inmutable, y el intelecto humano capta esa característica en el orden y la armonía
que están más allá de los mismos cambios.
La polémica se extendió por muchos años y la aportación de Platón pre-
tendió resolver el problema, introduciendo como real y existente el mundo de
las ideas, que correspondería a lo inmutable y eterno, capaz de otorgar al intelecto
humano la seguridad de la certeza; mientras que los cambios de la realidad,
captados por los sentidos, corresponderían al mundo de los fenómenos, es
decir al mundo de las apariencias, que otorgan al intelecto la oportunidad de
recordar las ideas arquetípicas, en cuyo mundo vivió antes el alma. Aristóteles
retoma todos estos planteamientos y los problemas que entrañan,4 y con ellos
formula doce dificultades o aporías, 5 las cuales exponen las diversas posiciones
que se tenían sobre el conocimiento y la constitución del ser en el pensamiento
presocrático y platónico.
Para desarrollar su posición, el Maestro de Estagira parte de un principio
filosófico sumamente claro: "los elementos de una explicación no deben mul-
tiplicarse sin necesidad"/ lo que quiere decir que si se enfrentan dos teorías
para comprender cabalmente un hecho, siempre será preferible aquella que
requiera de menos elementos para explicarlo, plenamente.
Sin entrar en detalles de la teoría aristotélica del conocimiento, porque no
es el terna, mediante la solución a las dificultades planteadas, Aristóteles va
delineando los trazos principales del método, por el cual se puede llegar a decir
que conocemos algo.
4
Aristóteles, Libros de la Metafí.;ica 1 y 11 (edición trilingüe a cargo de Vicente GJrcía Yebra). Credos,
Madrid, 1970.
5
A-porós, etimológicamente significa sin salida. Aristóteles denominó de esta maneril las doce dificultades
que le planteó a Platón, las cuales están desarrolladas en la Metafísica y constituyen el punto de partida de
la reflexión aristotélica sobre el ser, la esencia y el modo de captarlos por el conocimiento.
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El enunciado medieval de este principio que retoma una tradición mucho más antigua, se expresaba
de la siguiente manera en latín: en!Ja non sunt multiplicanda sine nccessitale. Cao,i lodoo, los autores medievales
lo utilizaron: Pedro Lombardo, Tomás de Aquino, Duns Scoto, Buenaventura o J\oger Bacon. Que se le
conozca como la navaja de Ockam no implica que tal autor lo haya inventado, simplemente lo usaba como
todos los medievales.
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Aristóteles acepta, con los Jonios, que el mundo real es cambiante; acepta, ade-
más, que los sentidos están dirigidos a captar esa característica fundamental de
lo real. Lo que no acepta, en contra de Eleatas y de Platón, es que el movimien-
to y cambio que se constata en la realidad sea mera apariencia. Que el mundo
físico exista y que sea cambiante es una constatación empírica que se impone.
La constatación y captación de las cualidades que preceden provocan o
siguen a los cambios que se dan en el mundo físico, son actividades propias de
la experiencia sensorial. Esta actividad en el ser humano se dirige a proveer
de los elementos fundamentales para que pueda darse el acto intelectivo.
El método inductivo
Al proceso por el cual son captadas las cualidades sensibles, Aristóteles lo llamó
inducción. Donde mejor aparece la actividad inductiva es en el Organon. En
efecto, en este libro, al hablar del producto mental denominado concepto,
Aristóteles plantea el proceso inductivo, mediante el cual se reúnen los materiales
sobre los que versará posteriormente la abstracción, la cual posibilita la gene-
ración del concepto.
Por tanto, una de las formas que tenemos para conocer la realidad y, para
poder vencer la mutabilidad constante que ésta presenta, es la inducción, ligada
a la experiencia sensorial, por la cual se captan aquellas cualidades que están en
todos los casos, sólo en ellos y siempre en ellos.8 En eso, precisamente, consiste
el método inductivo. En verificar y aislar aquéllas cualidades que acompañan
al hecho en todas las circunstancias posibles en las que lo pueda situar la expe-
rimentación. Basado en esta observación aristotélica, muchos siglos más tarde,
en el siglo XIV, Roger Bacon elaborará las reglas de la observación empírica, las
cuales aún hoy son vigentes.
Este gran camino intelectual indudablemente produce un conocimiento
ligado a los datos sensoriales y, de partida, asigna una labor extraordinaria a la
observación empírica en el proceso intelectual por el cual se puede afirmar que
el intelecto humano conoce, según la explicación aristotélica. Se puede decir
que por él se amplía la cantidad y la calidad de los datos que caen bajo la con-
7
Cfr. Aristóteles, Analítica Primera, ll, 23, loe. cit., p. 345.
8
En la Lógica clásíca, recopilada por Porfirio y comentada por Boecio, se dice que estas cualidades
sensibles acompañan a los cambios fenoménicos. A través de dichos cambios el intelecto humano capta la
necesidad, más allá de la generalidad. Tal es la denominación técnica de este tipo de cualidades.
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El método deductivo
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Cfr. Aristóteles, sobre todo en Libros de las Categorías, De la Interpretación, Analílicos Primeros y
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Todo el ejemplo que se plantea en este escrito deriva de una exposición libre de los argumentos
principales del famoso libro Peri Psixé ("En torno al alma"), citado anteriormente en las Obras co111pletns de
Aristóteles de Editorial Aguilar.
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El método entre los griegos
No obstante, los sentidos nos indican que los dos están ahí, frente a nuestra
consideración y que, a pesar de eso, presentan características diferentes. En
este punto inicia la siguiente fase del método inductivo.
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principio el ente vivo muere. De aquí también se sigue una concepción especí-
fica de cómo pueda ser definida la muerte.
Aun cuando es común a todo ente vivo el nacer, crecer, reproducirse y morir,
no todas las actividades que presentan los entes vivos son iguales. Si así es, se
puede postular que hay distintos tipos de vida y, por lo mismo, diversos princi-
pios vitales o almas.
Así, Aristóteles distingue entes vivos que presentan actividades vitales muy
simples o, las podríamos llamar, de primer nivel: todavía hoy se denominan ac-
tividades vegetativas. Lo más característico de ellas es que hay ausencia de sen-
sación, de emoción, como si se redujeran simplemente al mero hecho de nacer,
crecer, reproducirse y morir. De esa observación concluye que debe haber un
principio ordenador de la materia, llamada psique cuya característica principal
sea ser eso, únicamente alma vegetativa.
Un segundo nivel de actividad vital sería aquella que acompaña a otro tipo
de ente vivo, que además de las actividades meramente vegetativas presenta
actividades sensitivas. Por sensitivas se refiere Aristóteles a aquellas propias de
los sentidos y también a aquellas otras propias de las emociones. Este segundo
nivel de vida deberá estar organizado por un principio vital distinto al anterior,
capaz de llevar a cabo tanto las actividades vegetativas, como estas nuevas acti-
vidades sensoriales y emotivas. Se tratará del alma sensitiva que corresponde a
la vida animal.
Un tercer nivel de actividad vital será aquel que acompaña a otro tipo de
ente vivo, que es, en todo caso, aquel que nos caracteriza. En efecto, en el caso
del ser humano encontramos que además de presentar todas las características
anteriores, propias de las entidades vegetativas y sensitivas, presenta una carac-
terística propia, que como tal sólo se encuentra en este tipo de entidad viva: la
capacidad de pensamiento lógico abstracto. A este tipo de vida cuya máxima
expresión consiste en una doble capacidad de auto-dirección volitiva y capaci-
dad de pensamiento racional abstracto, deberá corresponderle un tipo espe-
cífico de alma, denominada racional.
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Bibliografía
Fuentes
Aristóteles,Obrru Completru, Madrid, Aguilar, 1973
-Metafisica, edición trilingüe, a cargo de Vicente García Yebra, Madrid,
ed. Gredos, 1970.
Kirk, G.S., y Raven, J.E., Los Frtósofos Presocráticos, Madrid, ed. Gre-
dos, 1981.
Platón, Obrru, (Diálogos y la República o el Estado), Madrid, EDAF,
1973.
Comentarios:
Aquino, Sto. Tomás, Commentaria in Metaphysicam Aristotelis, (ed. Catha-
la), Taurini, Marietti, 1935.
-Commentarium, (ed. Pirotta), Taurini, Marietti, 1936.
Gilson, E., L'Etre et l'Essence, Paris, Vrin, 1948.
Jaeger, W., Aristóteles, Tr. de José Gaos, México, FCE, 1946.
Ross, W.D., Aristote, (vers. Fr.), Paris, Alean, 1944.
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