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Décima Época

Registro: 160323
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Materia(s): Civil
Tesis: I.3o.C. J/66 (9a.)
Página: 2078

COSA JUZGADA. INFLUENCIA DE UN JUICIO ANTERIOR POR SER REFLEJA AL


QUE VA A FALLARSE, NO OBSTANTE QUE NO EXISTA IDENTIDAD EN LAS COSAS
O ACCIONES EJERCITADAS.

Para que exista cosa juzgada es necesario que entre el caso resuelto por sentencia
definitiva y aquel en que se invoca, concurran identidad de las cosas, en las causas, en
las personas de los litigantes y en la calidad con que lo fueren, esto es, que se haya
hecho con anterioridad un pronunciamiento de derecho entre las mismas partes, sobre las
mismas acciones, la misma cosa y la misma causa de pedir. De ese modo las
excepciones vertidas por la demandada, que derivan de haber celebrado un contrato
verbal de compraventa respecto del inmueble materia de la controversia, quedó resuelto
en forma definitiva al considerarse que no acreditó la existencia del citado contrato,
respecto de lo cual sí existe un pronunciamiento de fondo, que causó ejecutoria y
constituye cosa juzgada, misma que no se puede variar a riesgo de vulnerar la garantía
de seguridad jurídica. Ahora bien, la cosa juzgada refleja opera cuando existen
circunstancias extraordinarias que, aun cuando no sería posible oponer la excepción de
cosa juzgada a pesar de existir identidad de objeto de un contrato, así como de las partes
en dos juicios, no ocurre la identidad de acciones en los litigios, pero no obstante esa
situación, influye la cosa juzgada de un pleito anterior en otro futuro; es decir, el primero
sirve de sustento al siguiente para resolver, con la finalidad de impedir sentencias
contradictorias, creando efectos en esta última, ya sea de manera positiva o negativa,
pero siempre reflejantes. La cosa juzgada tiene por objeto, en términos generales, evitar
la duplicidad de procedimientos cuando en el primero de ellos se resuelve una cuestión
jurídica, y para que surta efectos en otro juicio es necesario que entre el caso resuelto por
la sentencia ejecutoriada y aquel en que ésta sea invocada, concurran identidad de cosas,
causas y personas de los litigantes, así como la calidad con que contendieron; y no
obstante que en el caso no exista identidad en las cosas o acciones ejercitadas, no puede
negarse la influencia que ejerce la cosa juzgada del pleito anterior sobre el que va a
fallarse, la cual es refleja.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 12293/99. Estela Rabinovich Shaderman. 30 de noviembre de 2000.


Unanimidad de votos. Ponente: José Atanacio Alpuche Marrufo. Secretario: Alfredo Lugo
Pérez.

Amparo directo 2083/2001. María Hilaria Santeliz López. 18 de mayo de 2001.


Unanimidad de votos. Ponente: María Soledad Hernández de Mosqueda. Secretario:
Hilario Salazar Zavaleta.

Amparo directo 2603/2002. Bayer de México, S.A. de C.V. 14 de marzo de 2002.


Unanimidad de votos. Ponente: Armando Cortés Galván. Secretario: Francisco Peñaloza
Heras.

Amparo directo 171/2008. Rubén González Mendoza. 14 de agosto de 2008. Unanimidad


de votos. Ponente: Víctor Francisco Mota Cienfuegos. Secretario: Salvador Andrés
González Bárcena.

Amparo en revisión 107/2009. **********. 11 de junio de 2009. Unanimidad de votos.


Ponente: Neófito López Ramos. Secretario: José Luis Evaristo Villegas.
No. de registro: 23402
10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992

COSA JUZGADA. INFLUENCIA DE UN JUICIO ANTERIOR POR SER REFLEJA AL QUE


VA A FALLARSE, NO OBSTANTE QUE NO EXISTA IDENTIDAD EN LAS COSAS O
ACCIONES EJERCITADAS.
AMPARO EN REVISIÓN 107/2009. 11 DE JUNIO DE 2009. UNANIMIDAD DE VOTOS.
PONENTE: NEÓFITO LÓPEZ RAMOS. SECRETARIO: JOSÉ LUIS EVARISTO
VILLEGAS.
CONSIDERANDO:
SEXTO. Improcedencia del recurso de revisión interpuesto por **********, en contra de la
sentencia dictada en la audiencia constitucional pronunciada en el juicio de amparo
indirecto **********.
Este Tribunal Colegiado advierte que el recurso de revisión interpuesto por **********, en
contra del fallo recurrido, debe desecharse por no contar con legitimación para
promoverlo, es decir, la resolución impugnada no le causa ningún perjuicio ni trasciende a
su esfera jurídica o importa una modificación al acto reclamado objeto de la litis
constitucional, que altere su situación como parte en el juicio de amparo.
En efecto, el recurso de revisión en contra de las sentencias dictadas por el Juez de
Distrito en la audiencia constitucional sólo puede ser interpuesto por una persona física o
moral a quien afecta la resolución impugnada.
Así, se desprende de la teleología de los artículos 107, fracción VIII, incisos a) y b),
párrafo tercero, de la Constitución Federal y 83, fracción IV, 86 y 88 de la Ley de Amparo,
en tanto que disponen que el recurso de revisión en amparo indirecto sólo procederá
cuando se presente oportunamente y que con el dictado de la resolución que se impugna
se causen agravios al recurrente.
Esto es, para interponer recursos en el juicio de amparo, como el de revisión, se requiere
que exista legitimación, es decir, un interés concreto para que no subsista o desaparezca
la resolución impugnada porque le causa al recurrente un agravio personal y directo, pues
sólo de esta manera se puede acreditar el elemento fundamental y estructural del
principio de instancia de parte agraviada que rige al juicio de amparo tanto para ejercer la
acción constitucional como para continuar esta última hasta su decisión definitiva, a fin de
que se modifique o revoque una resolución previa o anterior.
En la especie, se afirma que está actualizado un motivo para desechar por falta de
legitimación el recurso de que se trata, porque en la sentencia que dictó el Juez de
Distrito, en la audiencia constitucional celebrada el siete de enero de dos mil nueve, negó
el amparo y protección de la Justicia Federal a la quejosa **********.
De ahí que se sostenga que la resolución recurrida no irroga perjuicio a la tercera
perjudicada, ahora recurrente, en su esfera jurídica o material y, con apoyo en lo previsto
en la última parte del artículo 85 de la Ley de Amparo, debe desecharse el recurso
interpuesto en contra de la sentencia dictada por el Juez de Distrito.
Lo expuesto, sin que pase inadvertido para este tribunal que los argumentos que esgrime
la recurrente estén dirigidos a poner de manifiesto que el juicio de amparo promovido por
********** es improcedente, ya que tales aspectos, por tratarse de la procedencia del juicio
de amparo, atañen a cuestiones de orden público que serán analizados en un apartado
posterior por este tribunal.
En mérito de lo anterior, deberá desecharse el recurso de revisión de mérito, sobre la
base de que no obstante que fue admitido por auto de presidencia de veinte de abril de
dos mil nueve, esa determinación no causa estado al ser producto de un examen
preliminar del asunto, correspondiendo en todo caso al órgano colegiado el estudio
definitivo sobre su procedencia, como ahora se resuelve.
SÉPTIMO. Análisis de los argumentos de la tercera perjudicada que estiman que el juicio
de amparo es improcedente.
*********, antes **********, sostiene que la sentencia es incongruente porque el a quo no
advirtió que en el caso se actualizó la causa de improcedencia prevista en el artículo 73,
fracción XVIII, en relación con el diverso 114, fracción I, de la Ley de Amparo, y
transgredió lo previsto en los artículos 74, 76, 77 y 78 del mismo ordenamiento.
Que lo anterior es así, porque la sentencia reclamada no constituyó el primer acto de
aplicación de la ley en perjuicio de la quejosa **********, ya que la norma tildada de
inconstitucional fue efectivamente aplicada en la sentencia de veintisiete de noviembre de
dos mil siete, en el toca **********, de la Quinta Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal.
Esos motivos de inconformidad son infundados.
De las constancias de autos queda claro que la quejosa en la ampliación de la demanda
de garantías tildó de inconstitucionales los artículos 126, 127, 128, 129, 130 y 131 de la
Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, y al efecto expresó los
conceptos de violación correspondientes que sustancialmente hizo consistir en que al fijar
el arancel que por concepto de costas tendrán derecho a cobrar las partes en litigio en los
juicios mercantiles invaden la esfera de atribuciones reservada a la autoridad federal, por
encontrarse destinado ese ordenamiento a regir en la capital de la República, en un
asunto que es de competencia exclusiva de la autoridad federal, como se trata de los
juicios mercantiles, lo que contravino los artículos 14, 16 y 73 fracción X, de la
Constitución Federal.
Ya se ha determinado que el veintidós de marzo de dos mil cuatro, la Quinta Sala Civil del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal resolvió el recurso de apelación
interpuesto por la actora en contra de la sentencia definitiva y, entre otras cosas, condenó
a la enjuiciante al pago de las costas de ambas instancias.
También se ha ponderado, que esa resolución constituye la sentencia definitiva en el
juicio natural y, conforme al criterio jurisprudencial apuntado, debe ser tomada en cuenta
para determinar la ley vigente conforme a la cual se cuantificarán las costas.
En el caso de que se trata, se desprende que en la sentencia interlocutoria dictada el
veinticuatro de mayo de dos mil seis, cuyas consideraciones han quedado transcritas en
el considerando que antecede, la Sala responsable decidió el recurso de apelación en
contra del fallo de primer grado que desestimó la planilla de liquidación de costas
propuesta por la demandada ejecutante.
Los puntos torales que al efecto tomó en cuenta para resolver como lo hizo, son los
siguientes:
a. No existe violación a los artículos 1324, 1325, 1326, 1327, 1328 y 1329, en relación con
los diversos 1287, fracción III, 1292 y 1294 del Código de Comercio; 128, inciso c) y
último párrafo, de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal,
porque de la revisión de las actuaciones judiciales y, en específico de la sentencia
recurrida, se desprende que fue legal la actuación del a quo al sostener que no se
acreditaron los extremos de la planilla de liquidación de gastos y costas pues se trata de
un asunto de cuantía indeterminada, por lo que no procedía realizar la liquidación con
base en el arancel previsto en el artículo 128 de la ley orgánica de referencia.
b. Que lo anterior era así ya que, ni en la sentencia definitiva ni en las prestaciones
reclamadas en la demanda por la actora, existe cantidad líquida alguna que permita
concluir la existencia de una cuantía determinada, ya que si bien era cierto la demanda
debía analizarse como un acto jurídico integral y que en los hechos décimo segundo,
décimo tercero y décimo cuarto, la cuantía por la que litigaron las partes es
indeterminada, habida cuenta que las prestaciones que la actora precisó en los incisos a)
y b) de la demanda, no se desprende que haya enderezado una reclamación específica y
determinada, pues en esos hechos tampoco se reclamó cantidad líquida sino que
manifestó que el monto del adeudo por esos conceptos podrían sufrir modificaciones en
virtud de conciliaciones, compensaciones y pagos que operaran por las partes con
posterioridad a la presentación de la demanda.
c. Que la cuantía indeterminada se sustenta, además, en que la actora pretendía que se
determinara el monto de lo adeudado.
d. No era obstáculo a lo anterior, que la actora en el recurso de revisión que promovió en
contra de la sentencia dictada el seis de mayo de dos mil dos, por el Juez Cuarto de
Distrito en Materia Civil en el Distrito Federal, en el expediente **********, hubiera
manifestado que era claro que para analizar la cuantía de las prestaciones reclamadas y
sobre ellas calcular el monto de la contrafianza que fijó el Juez natural para levantar la
medida precautoria decretada, debían considerarse los hechos décimo segundo, décimo
tercero y décimo cuarto de la demanda, por constituir un todo y que, con base en ello, se
fijó la contragarantía respectiva.
e. Que era así, porque el Juez estimó que el importe de la contrafianza y la cuantía del
negocio para el efecto del cálculo de costas, son diversos; que igual consideración debía
realizarse en relación con el argumento relativo a que el a quo infringió el principio de la
cosa juzgada al llevar a cabo una interpretación defectuosa de la sentencia de veintiuno
de noviembre de dos mil dos, dictada por este Tribunal Colegiado al resolver el recurso de
revisión RC. **********, pues las cantidades de referencia no podían considerarse como
base líquida del juicio, pues se encontraban sujetas a valoración posterior.
Como se ve, es cierto que en la sentencia de veinticuatro de mayo de dos mil seis se
aplicó implícitamente lo dispuesto por los artículos 126, 127, 128 y 129 de la Ley Orgánica
del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, ya que se parte de la base de que
las costas son una sanción para el actor en el juicio natural cuyo trámite debe hacerse de
manera incidental al no haberse resuelto lo relativo en la sentencia definitiva, y las
consideraciones del fallo determinan que fue legal que el a quo considerara el asunto
como de cuantía indeterminada, fundándose en ese precepto, lo cual se ponderó
conjuntamente con el diverso criterio normativo que establece cómo se calcularán las
costas cuando el asunto es de cuantía indeterminada.
Sin embargo, ese fallo interlocutorio no afectó los intereses o esfera jurídica de la
demandada incidentista porque la Sala responsable no aprobó la planilla de liquidación
propuesta por la actora y, en esa medida, la aplicación de las normas referidas ningún
perjuicio le causó, porque no trascendió a su esfera jurídica.
Del mismo modo, debe establecerse que en el fallo dictado por la Sala responsable el
veintisiete de noviembre de dos mil siete, que dio cumplimiento a la ejecutoria dictada por
este Tribunal Colegiado en el recurso de revisión RC. **********, transcrito en el
considerando que antecede, se consideró lo siguiente:
a. Son parcialmente fundados los motivos de inconformidad, ya que no fue correcta la
actuación del a quo al haber considerado que la recurrente no acreditó los extremos de la
planilla de liquidación de gastos y costas por estimar que, en el caso, el asunto era de
cuantía indeterminada y era inaplicable el artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, al ponderarse que ni en la sentencia definitiva ni
en las prestaciones de la demanda exista cantidad líquida alguna.
b. De las actuaciones judiciales se desprende que se trata de un asunto de cuantía
determinada porque si bien es cierto que en las prestaciones de la demanda, en los
incisos a) y b), no precisó una cantidad líquida, también lo es que debe atenderse a la
causa de pedir, que implica el análisis de la relación jurídica narrada en los hechos y
procede analizar la demanda con los demás datos contenidos en ella, que permitan
evaluar pecuniariamente las prestaciones, su carácter líquido y, en su caso, determinable,
porque se ajuste a uno de los parámetros establecidos en la ley procesal o de la
naturaleza propia de lo resuelto.
c. En forma contraria a lo sostenido por el Juez, el hecho de que se haya planteado un
reclamo de condena genérica en las prestaciones no lo convierte en cuantía
indeterminada, pues debe atenderse a la naturaleza del reclamo y, los hechos en que se
sustentó la pretensión, para concluir sobre si es determinada o indeterminada, sin que
quepa distinguir entre una y otra naturaleza, que no se obtenga por la actora lo que pidió
y, que la demandada haya sido absuelta, porque se permitiría la aplicación diferenciada
de la ley.
d. De los hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto de la demanda, se
colige que la actora reclamó diversas prestaciones líquidas que estimaba que la
enjuiciada le adeudaba, que revela que el asunto era de cuantía determinada, porque
existe una reclamación específica y determinada en contra de la demandada, y era
procedente analizar la planilla de liquidación en términos del artículo 128 de la Ley
Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
e. El a quo violó el principio de cosa juzgada al llevar a cabo una interpretación
defectuosa de la sentencia dictada por este Tribunal Colegiado, el veintiuno de noviembre
de dos mil dos, en el recurso de revisión RC. **********, en el que se determinó, con
carácter de cosa juzgada, que al analizar las prestaciones de la demanda y los hechos
referidos, sí se precisaron cantidades líquidas que la actora estimaba que la demandada
le adeudaba; de modo que lo resuelto en ese fallo debió servir para determinar que sí
hubo cuantía determinada del asunto.
f. No se aprobaba la planilla de liquidación pero por una razón distinta a la original, ya que
de los hechos analizados se desprende que la cuantía del negocio por la que litigaron las
partes fue de *********, y la cantidad de *********, y la actora cuantificó en su planilla de
liquidación la cantidad de *********, y la cantidad de **********, que multiplicadas por el
ocho por ciento a que se refiere el artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior
de Justicia del Distrito Federal, arrojaron las cantidades de ********* y *********, por lo que
no era de aprobarse la planilla porque la inconforme cuantificó en dicha planilla intereses
moratorios, a razón del seis por ciento anual, previsto en el artículo 362 del Código de
Comercio, y ese reclamo no se hizo en cantidad líquida y determinada, ni en el capítulo de
prestaciones ni en los hechos, como sí ocurrió respecto de las cantidades que "integran la
suerte principal".
Como se aprecia, en la sentencia de mérito se aplicaron los artículos 126, 127, 128 y 129
de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, por estimarse
que el asunto era de cuantía determinada y, por ello, se toman en consideración las bases
para liquidar las costas, y se parte de la base de que las costas son una sanción para el
actor en el juicio natural cuyo trámite debe hacerse de manera incidental, al no haberse
resuelto lo relativo en la sentencia definitiva.
Esa sentencia que confirmó el fallo de primer grado no afectó los intereses de la
demandada incidentista, ahora quejosa, porque la Sala responsable no aprobó la planilla
de liquidación propuesta por la actora, y en esa medida, la aplicación de las normas
referidas ningún perjuicio le causó a la impetrante de amparo, porque no trascendió a su
esfera jurídica.
Lo anterior se corrobora aún más, si se toma en consideración que la demandada
incidentista, ahora quejosa recurrente, combatió en amparo indirecto ante el Juez Cuarto
de Distrito en Materia Civil en el Distrito Federal, ese fallo de la Sala responsable, para
tratar de demostrar su inconstitucionalidad por no tomar en consideración diversos
argumentos que habrían evidenciado la improcedencia de la planilla de liquidación
propuesta por su contraria.
Los conceptos de violación planteados en esa demanda de amparo se declararon
inoperantes por el Juez de Distrito y dieron lugar a que se le negara el amparo solicitado
en el expediente **********.
Al analizarse por este Tribunal Colegiado, los agravios contenidos en el recurso de
revisión que interpuso la quejosa, fueron declarados inoperantes pero sobre la base de
que el juicio de garantías era improcedente, porque el acto reclamado no le irrogaba
perjuicio.
En efecto, este tribunal en el recurso de revisión RC. **********, resuelto el diecinueve de
septiembre de dos mil ocho, falló, en lo que interesa, lo siguiente:
"CUARTO. Causa de improcedencia actualizada en el juicio de amparo **********
promovido por **********.
"Este Tribunal Colegiado advierte que en el juicio de amparo indirecto promovido por
**********, se actualiza la causa de improcedencia prevista en la fracción V del artículo 73
de la Ley de Amparo, que establece que el juicio de amparo únicamente puede
promoverse por la parte a quien perjudique la ley, el tratado internacional o el reglamento
o cualquier otro acto que se reclame.
"En la especie se afirma que está actualizada la causa de improcedencia invocada porque
la sentencia interlocutoria de veintisiete de noviembre de dos mil siete, dictada en el toca
**********, formado con motivo del recurso de apelación interpuesto por la demandada en
el principal y actora incidentista, en contra de la sentencia de cuatro de abril de dos mil
seis, relativa al incidente de regulación de gastos y costas, promovido por **********, en el
juicio ordinario mercantil **********, ante el Juzgado Tercero de lo Civil del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, que figura como acto reclamado en la demanda
de amparo, confirmó el fallo de primer grado que no aprobó la planilla de liquidación de
gastos y costas y no hizo especial condena en costas a cargo de las partes.
"Por tales motivos, se estima actualizada la causal de improcedencia invocada, dado que
el acto reclamado no decretó una condena en contra de la peticionaria de garantías, hoy
recurrente y, por tanto, no le irroga algún perjuicio, lo que motiva a sobreseer con
fundamento en el artículo 74, fracción III, de la Ley de Amparo.
"En mérito de lo anterior, son inoperantes los argumentos que se dirigen a controvertir:
"* Los argumentos relativos a que en sus conceptos de violación hizo valer esos
argumentos ‘para robustecer el sentido del fallo de apelación que desaprobó la planilla de
liquidación de costas, fundándose para ello en una cuestión cuyo estudio, incluso, debía
emprenderse de oficio por el tribunal ad quem’ pues el hecho de que la Sala no hubiese
desestimado el incidente de liquidación en costas, con base en lo alegado en los
conceptos de violación no implica que la recurrente estuviere impedida para hacer valer
esas circunstancias, porque atañen a los presupuestos de procedencia del incidente
planteado que están relacionados con el monto del negocio que estableció que el asunto
era de cuantía determinada.
"* Y, los referidos a que lo que pretendió es que se tomaran en cuenta diversos aspectos
que no fueron apreciados por la Sala responsable, con miras a obtener igualmente la
declaración de improcedencia de la planilla de liquidación de costas formulada, por lo que
sus argumentos no podían ser declarados inoperantes; y si se hubieran tenido en cuenta
las circunstancias hechas valer, se habría concluido de igual forma en la improcedencia
del incidente de mérito, por guardar estrecha relación con el tema relativo a que era de
cuantía indeterminada, atentos a los parámetros establecidos por este Tribunal Colegiado
en la resolución dictada en el recurso de revisión RC. **********.
"La inoperancia radica en que se dirigen a controvertir el fondo del asunto y existe un
obstáculo legal para proceder a su análisis.
"No obstante, aunque se considerara procedente su examen porque se surtieran los
presupuestos procesales de la acción de amparo, serían igualmente inoperantes.
"Efectivamente, este Tribunal Colegiado ha establecido, en diversos precedentes sobre el
tema, que en principio, la litis de la segunda instancia queda circunscrita a lo
No. de registro: 23402
10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992

planteado por la parte apelante en el escrito por el que interpuso el recurso de apelación
en contra del fallo de primer grado, es decir, aquélla se fijó por las consideraciones de la
sentencia de primer grado y los agravios dirigidos a demostrar su ilegalidad.
"Al respecto, debe ponderarse que los agravios son la medida de la apelación y a ellos
deba ceñirse, por regla general, el estudio de la autoridad de alzada lo cual, ciertamente
ocurre, dado que el recurso de apelación tiene, en términos del artículo 1336 del Código
de Comercio, por objeto la confirmación, revocación o modificación de la resolución del
inferior, por parte del superior, lo cual se determina una vez que este último ha efectuado
un nuevo examen o reacertamiento sobre la actuación de aquél con base, única y
exclusivamente, en los agravios expresados por la parte apelante, de forma tal que la litis
en ese medio de impugnación ordinario se integra con las consideraciones de la sentencia
recurrida y los argumentos del impugnante.
"Son aplicables, en ese aspecto, los criterios de la Tercera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, que tienen los datos de localización, rubro y texto siguientes:
"‘Localización:
"‘Séptima Época
"‘Registro: 239404
"‘Instancia: Tercera Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"‘Volúmenes: 217-228, Cuarta Parte
"‘Página: 22
"‘Materia(s): Civil
"‘Tesis aislada
"‘APELACIÓN. ES INNECESARIO EL EXAMEN DEL ESCRITO DE CONTESTACIÓN DE
AGRAVIOS. La circunstancia de que la autoridad responsable no se refiera en su
sentencia al escrito de contestación de agravios, no redunda en perjuicio de los intereses
jurídicos del apelado, ya que la materia de la sentencia de segunda instancia se limita
generalmente al examen de la resolución recurrida con vista de los agravios que expresa
el apelante y que fundan el recurso; la intervención del apelado a través de su escrito de
contestación de los agravios no desarrolla más función que la de sostener, desvirtuando
tales agravios, la legalidad de la sentencia recurrida pronunciada en sentido favorable a
sus intereses.’
"‘Localización:
"‘Séptima Época
"‘Registro: 239624
"‘Instancia: Tercera Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"‘Volúmenes: 217-228, Cuarta Parte
"‘Página: 188
"‘Tesis aislada
"‘Materia(s): Común
"‘LITIS, APELACIÓN EN LA. SE INTEGRA CON LA SENTENCIA RECURRIDA Y LOS
AGRAVIOS. Los argumentos hechos valer en el escrito de contestación de agravios no
forman parte de la litis en la apelación, pues ésta se integra exclusivamente con la
sentencia recurrida y los agravios, pero de ninguna manera con el escrito en que se
contestan los agravios.’
"‘Localización:
"‘Sexta Época
"‘Registro: 272266
"‘Instancia: Tercera Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"‘Volúmenes: XVII, Cuarta Parte
"‘Página: 48
"‘Tesis aislada
"‘Materia(s): Civil
"‘APELACIÓN, MATERIA DE LA LITIS EN LA (LEGISLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL
Y DEL ESTADO DE SINALOA). Fuera de los casos previstos en el artículo 716 del
Código de Procedimientos Civiles del Distrito y 712 del de Sinaloa y conforme a los
artículos 81 y 705 del código del Distrito, que respectivamente, corresponden al 81 y al
702 del código de Sinaloa, el tribunal de alzada sólo recobra su plenitud de jurisdicción, y
para no violar el principio de la congruencia consignado en dicho artículo 81, en las
precisas cuestiones que se someten a su decisión mediante la expresión de agravios y
conforme al conocido aforismo, «tantum devolutum quantum apellatum», a tal grado que
los invocados artículos 705 del código del Distrito y 702 del de Sinaloa establecen que la
falta de expresión de agravios por el apelante trae como consecuencia que se tenga como
desierto el recurso, o lo que significa que los agravios son los medios que proporcionan
materia de examen al tribunal de alzada y al mismo tiempo, la medida del quantum en que
recobra su plenitud de jurisdicción; y por donde se concluye que si en el fallo que se
combate, la hoy quejosa, en el escrito de expresión de agravios que formuló, «omitió por
completo atacar las consideraciones del juzgador del primer conocimiento que lo
condujeron a abstenerse de estudiar y decidir la cuestión de dominio introducida por las
partes, pues las inconformidades contenidas en los agravios se reducen a reclamar que el
inferior omitió el estudio de ciertas pruebas (la pericial, la de inspección judicial y la
confesional, mencionadas expresamente en el primer agravio, así como la documental y
la de inspección ocular mencionadas en el tercero, y que por cierto, y según se ha visto,
fueron estudiadas), dejando así fuera la litis de esta segunda instancia la mencionada
cuestión, toda vez que la materia de la litis en la alzada está constituida por los agravios y
la resolución referida y no por las acciones hechas valer en primera instancia», mismas
que solamente podrían ser materias del libre conocimiento en la apelación si, como antes
se dijo, se tratara de acciones sobre las cuales no se hubiera hecho ninguna declaración
ni hubiera sido oída una de las partes por no ser la apelante y no haber tenido por lo tanto
oportunidad de impugnar la sentencia, pero que ostensiblemente no es el caso.’
"Este Tribunal Colegiado también ha precisado que la regla descrita sobre la delimitación
de la litis en el recurso de apelación es general y no absoluta, pues de ningún modo
impide que, por una parte, la autoridad de segunda instancia examine cuestiones ajenas a
algún planteamiento específico en los agravios, pero que son fundamentales para la
existencia de un proceso civil válido, como deriva de lo sustentado por la Suprema Corte
de Justicia de la Nación al resolver contradicciones de tesis que atañen a presupuestos
procesales como el litisconsorcio pasivo necesario y la vía, según puede advertirse de las
jurisprudencias cuyos datos de localización, rubro y texto se indican enseguida:
"‘Localización:
"‘Novena Época
"‘Instancia: Primera Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"‘Tomo: XXIV, septiembre de 2006
"‘Página: 125
"‘Tesis: 1a./J. 47/2006
"‘Jurisprudencia
"‘Materia(s): Civil
"‘LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO. AL SER UN PRESUPUESTO PROCESAL,
EL TRIBUNAL DE ALZADA DEBE MANDAR REPONER EL PROCEDIMIENTO
OFICIOSAMENTE CUANDO ADVIERTA QUE NO TODOS LOS INTERESADOS
FUERON LLAMADOS AL JUICIO NATURAL (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO
VIGENTE A PARTIR DE JULIO DE 2002). El litisconsorcio pasivo necesario implica
pluralidad de demandados y unidad de acción; de ahí que deban ser llamados a juicio
todos los litisconsortes, quienes al estar vinculados entre sí por un derecho litigioso deben
ser afectados por una sola sentencia, conforme a los artículos 1.86, 1.87 y 1.88 del
Código de Procedimientos Civiles del Estado de México. En ese sentido, cuando se
interpone un recurso de apelación y el tribunal de alzada advierte que en el juicio natural
hubo litisconsortes que no fueron llamados, aunque no medie petición de parte, en
cualquier etapa del procedimiento está obligado a mandar reponerlo de oficio, para el
efecto de que el Juez de primera instancia los oiga y dicte una sentencia completa, en
atención a los principios de igualdad, seguridad jurídica y economía procesal, siendo que
en términos del último numeral, los efectos son reponer el procedimiento a fin de que el
Juez de primer grado prevenga al actor para que amplíe su demanda o la reconvención
contra las personas que formen el litisconsorcio necesario. Lo anterior en virtud de que el
litisconsorcio constituye un presupuesto procesal sin cuyos requisitos no puede dictarse
una sentencia válida en tanto que involucra cuestiones de orden público; por lo que la
carga procesal de citar a todas las partes corresponde al órgano jurisdiccional.’
"‘Localización:
"‘Novena Época
"‘Instancia: Primera Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"‘Tomo: XXI, abril de 2005
"‘Página: 576
"‘Tesis: 1a./J. 25/2005
"‘Jurisprudencia
"‘Materia(s): Común
"‘PROCEDENCIA DE LA VÍA. ES UN PRESUPUESTO PROCESAL QUE DEBE
ESTUDIARSE DE OFICIO ANTES DE RESOLVER EL FONDO DE LA CUESTIÓN
PLANTEADA. El derecho a la tutela jurisdiccional establecido por el artículo 17 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no es ilimitado, sino que está
restringido por diversas condiciones y plazos utilizados para garantizar la seguridad
jurídica. Así, las leyes procesales determinan cuál es la vía en que debe intentarse cada
acción, por lo cual, la prosecución de un juicio en la forma establecida por aquéllas tiene
el carácter de presupuesto procesal que debe atenderse previamente a la decisión de
fondo, porque el análisis de las acciones sólo puede llevarse a efecto si el juicio, en la vía
escogida por el actor, es procedente, pues de no serlo, el Juez estaría impedido para
resolver sobre las acciones planteadas. Por ello, el estudio de la procedencia del juicio, al
ser una cuestión de orden público, debe analizarse de oficio porque la ley expresamente
ordena el procedimiento en que deben tramitarse las diversas controversias, sin permitirse
a los particulares adoptar diversas formas de juicio salvo las excepciones expresamente
señaladas en la ley. En consecuencia, aunque exista un auto que admita la demanda y la
vía propuesta por la parte solicitante, sin que la parte demandada la hubiere impugnado
mediante el recurso correspondiente o a través de una excepción, ello no implica que, por
el supuesto consentimiento de los gobernados, la vía establecida por el legislador no deba
tomarse en cuenta. Por tanto, el juzgador estudiará de oficio dicho presupuesto, porque
de otra manera se vulnerarían las garantías de legalidad y seguridad jurídica establecidas
en el artículo 14 constitucional, de acuerdo con las cuales nadie puede ser privado de la
vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio
seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las
formalidades esenciales del procedimiento. Luego entonces, el juzgador, en aras de
garantizar la seguridad jurídica de las partes en el proceso, debe asegurarse siempre de
que la vía elegida por el solicitante de justicia sea la procedente, en cualquier momento de
la contienda, incluso en el momento de dictar la sentencia definitiva, por lo que debe
realizar de manera oficiosa el estudio de la procedencia de la vía, aun cuando las partes
no la hubieran impugnado previamente.’
"En ese sentido, puede estimarse correcta la actuación de la autoridad responsable,
cuando en la segunda instancia, los agravios se dirigen a establecer que el Juez del
conocimiento apreció incorrectamente la litis y de su análisis los estima fundados, por lo
que atendiendo al principio de congruencia que debe prevalecer en toda resolución
judicial, con plenitud de jurisdicción, está autorizada para resolver la controversia
planteada estudiando, inclusive, todos los puntos del debate y las pruebas que tienen
relación con él, a fin de no dejar inaudita a la parte que obtuvo todo lo que pidió en la
primera instancia.
"Lo anterior, debido a la inexistencia del reenvío en el recurso de apelación que prevalece
en el sistema procesal civil vigente, que compele al órgano de alzada a examinar las
cuestiones indebidamente omitidas o inexactamente estudiadas en la sentencia recurrida,
conforme al planteamiento de los agravios, lo que implica el análisis de la litis del juicio de
origen, ante la imposibilidad de devolver los autos al inferior para que éste subsane las
omisiones o inexactitudes en que incurrió, es decir, la falta de reenvío, que deriva del
objeto del recurso de apelación, a saber, confirmar, revocar o modificar la resolución de
primer grado.
"Sirve de apoyo a lo anterior, el criterio sustentado por la Tercera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, publicado en el Semanario Judicial de la Federación, Sexta
Época, Volumen CXXIX, Cuarta Parte, página 29, que establece:
"‘APELACIÓN, NO EXISTE REENVÍO EN LA. La función jurisdiccional la ejercen los
Tribunales Superiores de Justicia, considerándose, por ficción legal, que éstos delegan a
los Jueces dicha función, entendiéndose asimismo que cuando las partes se alzan contra
sus decisiones, se devuelve a aquéllos, con plenitud, la jurisdicción que habían delegado,
significándose que, al resolver el tribunal de alzada la apelación interpuesta, puede y debe
hacerlo de una manera integral, ya que, por razón de la naturaleza del recurso, no existe
ni puede existir reenvío, porque, evidentemente, en la apelación no se decide para que el
inferior llene las omisiones o corrija los errores en que haya incurrido en la resolución
apelada, sino que, atendiendo a la plenitud de jurisdicción de que el superior se encuentra
investido, debe asimismo llegar a corregir las omisiones o errores cometidos, puesto que
puede confirmar o revocar la resolución impugnada; razones por las cuales, con la
sentencia definitiva que dicta el a quo, éste consuma totalmente la facultad y la obligación
que la ley le confiere de fallar el negocio en la primera instancia.’
"En el mismo sentido, obra el criterio de la propia Tercera Sala, visible en el Semanario
Judicial de la Federación, Séptima Época, Volumen 80, Cuarta Parte, página 14, que es
del tenor siguiente:
"‘APELACIÓN, FALTA DE REENVÍO EN LA. No existiendo reenvío en la apelación,
puesto que como es sabido, no puede el tribunal de alzada devolver las actuaciones para
que el a quo llene las omisiones en las que hubiese incurrido, está en lo justo aquella
autoridad al haber estudiado integralmente, en ejercicio de la plenitud de jurisdicción de
que se halla investida, el pleito sometido a su consideración, para resolver conforme a lo
que considere apegado a la ley y a la justicia. No es exacto, por tanto, que las omisiones
en que incurra la primera instancia en la sentencia recurrida, obliguen al tribunal de
apelación ni a declarar la nulidad de lo actuado ni a absolver de las reclamaciones
formuladas, puesto que se ve claro que lo uno no se sigue de lo otro, sino que, sentada la
existencia de las referidas omisiones, lo que se sigue es que las mismas sean llenadas
por la autoridad responsable, si aparece que la falta de motivación de la sentencia de
primera instancia, da origen a que la segunda sea motivada como antes se dice, de
manera detenida.’
"Empero, esa reasunción de la plenitud de la jurisdicción del tribunal de alzada está
motivada por haberse estimados fundados los agravios contra la parte considerativa de la
sentencia de primera instancia, con motivo del medio de impugnación correspondiente,
como en el caso, el recurso de apelación previsto en el artículo 1336 del Código de
Comercio, interpuesto por la única persona que estuvo legitimada para interponer el
recurso.
"De acuerdo con lo expuesto, el tribunal de alzada no se excede en sus atribuciones
cuando, por un lado, sólo se ajusta a lo señalado en los agravios y las constancias de
autos para resolver el recurso de apelación interpuesto en contra del fallo de primer
grado, en la parte que perjudica al apelante y, por otra parte, analiza oficiosamente la
procedencia de la acción planteada atendiendo al principio de congruencia judicial y a la
observancia efectiva de la garantía de defensa de las partes, conforme a la litis de primera
instancia, para no dejar en indefensión a quien no apeló por haber obtenido todo lo que
pidió en la primera instancia.
"Esto es así, porque debe garantizarse en la segunda instancia la garantía de audiencia a
la parte que al obtener todo lo que pidió en la primera instancia, no impugnó el fallo en la
parte considerativa que le perjudicaba, pero que no trascendió a la resolutiva, y que es la
que causa perjuicio y legitima para apelar, puesto que se declararon procedentes todas y
cada una de las prestaciones reclamadas, o bien, fue absuelta de todo lo que se exigió.
"Efectivamente, al no existir gravamen que se refleje en un punto resolutivo de la
sentencia de primer grado, la parte que obtuvo todo lo que pidió o que fue absuelta de lo
reclamado, no tiene legitimación para interponer el recurso de apelación previsto por el
artículo 1336 del Código de Comercio y, aunque lo hubiere interpuesto, habría sido
desechado por el tribunal de alzada al momento en que se pronunciara sobre su
admisibilidad, porque el artículo 1337 de ese ordenamiento dispone que pueden apelar,
esto es, que están en legitimados para hacerlo, el litigante condenado en el fallo si cree
haber recibido algún agravio, el vencedor que aunque haya obtenido en el litigio, no ha
obtenido la restitución de frutos, la indemnización de daños y perjuicios o el pago de
costas.
"Tampoco en segunda instancia podría estimarse que sea necesario que el tribunal de
alzada analice la litis de manera integral, a través de la expresión de agravios de la actora
que pudieran ventilarse con la interposición de la apelación adhesiva, porque ésta según
lo dispone el artículo 1337, fracción III, del Código de Comercio, establece su procedencia
a que se interponga dentro de los tres días siguientes a la admisión del recurso o dentro
de los tres días siguientes a esa notificación, pero sólo con la finalidad de expresar
argumentos tendientes a mejorar las consideraciones vertidas por el Juez, en la
resolución de que se trate, en la inteligencia de que la adhesión al recurso sigue la suerte
de éste, es decir, la apelación adhesiva es accesoria a la apelación principal y su objetivo
es reforzar las consideraciones de la sentencia, de modo tal que no prosperen los
agravios planteados por la apelante principal.
"De ese modo, de existir la adhesión al recurso de apelación y ser fundados los agravios
de la parte adherente, se habría podido impedir que la apelación principal prosperara, en
cuyo caso sería innecesario que la autoridad de alzada reasumiera jurisdicción para
decidir la litis de primer grado; empero, si los agravios de la adhesión hubieren sido
desestimados la Sala tendría que pronunciarse en uso de la jurisdicción que le
corresponde.
"Ello, demuestra que la interposición de la apelación adhesiva sólo tiene relevancia para
impedir que se reasuma la jurisdicción originaria en caso de que logre obstaculizar la
apelación principal, y que en caso contrario, es inocua, porque deberá producirse la
reasunción indicada.
"Tiene aplicación, de manera analógica, el criterio sustentado por este Tribunal Colegiado
en la tesis I.3o.C.382 C, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XVII, enero de dos mil tres, página 1725, bajo los siguientes rubro y
texto:
"‘APELACIÓN ADHESIVA. NO SON SU MATERIA LOS ARGUMENTOS TENDIENTES A
MODIFICAR LOS RESOLUTIVOS DE LA RESOLUCIÓN APELADA (LEGISLACIÓN DEL
DISTRITO FEDERAL). De conformidad con lo dispuesto en el artículo 690 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, la figura de la apelación adhesiva tiene
como finalidad que quien obtuvo sentencia favorable en un juicio pueda expresar agravios
para reforzar los fundamentos de derecho y motivos fácticos de la decisión judicial,
cuando su contraparte la impugne, los cuales deben estar dirigidos a los puntos tratados
por el Juez del conocimiento, a fin de mejorar sus consideraciones y tratar de que no
prosperen los agravios del recurso de apelación principal. Por consiguiente, no es posible
estudiar a través de la adhesión, aspectos tendientes a modificar los puntos resolutivos
que determinan la condena, esto es, obtener un fallo aún más favorable, pues, en todo
caso, tales argumentos debieron ser materia de una apelación autónoma.’
"Consecuentemente, la autoridad de segunda instancia no está impedida para analizar
integralmente la litis, ya sea porque haya sido desestimado o indebidamente omitido el
estudio de una parte de él, que no pudo ser combatida por una de las partes del proceso,
a través del

No. de registro: 23402


10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992

recurso de apelación correspondiente, en tanto que la parte resolutiva de la sentencia de


primer grado le fue favorable y la sola consideración que sí le afectaba no trascendió a la
parte resolutiva.
"Esa peculiar situación provoca indefensión a la parte que obtuvo todo lo que pidió y no
tiene legitimación para la apelación principal, si es que la autoridad de segunda instancia
de declarar fundados los agravios de quien sí apeló no reasume plenitud de jurisdicción, y
no estudia oficiosamente la legalidad de la consideración del Juez que no trascendió al
resolutivo en primera instancia, pero que por el resultado del estudio de los agravios
dejaría firme una consideración que sólo hasta ese mismo momento puede verificarse su
trascendencia.
"Por esa razón, el estudio oficioso reasumiendo plenitud de jurisdicción, se justifica tanto
en aquellos casos en que:
"a. Se trate del análisis de un presupuesto del proceso o en que se alegue una omisión
del juzgador o un examen deficiente de la litis planteado en los agravios respectivos, que
se estiman fundados y, observando el principio de congruencia judicial, el análisis integral
de la acción procede cuando deben analizarse todos los temas que, de no tomarse en
cuenta, darían lugar a dejar inaudita a la parte que no pudo plantearlos, por haber
obtenido un fallo favorable en la primera instancia.
"b. Ese examen oficioso de la legalidad de la consideración que afectó a la contraparte de
la apelante, pero que no pudo apelar porque no trascendió a los resolutivos en la primera
instancia, tiende a asegurar la observancia de la garantía de defensa y a que se discutan
y decidan todos los puntos del debate que el a quo omitió analizar en la primera instancia
o que analizó defectuosamente, porque de lo contrario esa consideración del Juez
quedaría cubierta por un tecnicismo procesal que provoca indefensión.
"c. Dada la especial configuración de la litis de segunda instancia y el contenido de la
sentencia de primer grado, de no efectuarse ese análisis oficioso, se dejaría en
indefensión, sin ser oída, a la parte que no pudo apelar por no haber resentido agravio en
la parte resolutiva, y quedaría oculta la ilegalidad de lo considerado por el Juez, y no
podría hacerlos valer en agravio en ningún momento de la segunda instancia, ante la falta
de legitimación para apelar en lo principal contra una consideración de la sentencia de
primer grado, que no trascendió a ningún resolutivo en su perjuicio; y ante la inexistencia
de un medio ordinario de impugnación adecuado para ello.
"Consecuentemente, si en el caso de que se trata la sentencia de primera instancia que
declaró improcedente la planilla de liquidación de gastos y costas, fue confirmada en la
segunda instancia en razón de resultar infundados los agravios planteados por la actora
incidentista, la Sala responsable no estaba obligada a analizar cuestiones diversas a los
argumentos planteados por la apelante, porque con ello no modificó, en modo alguno, el
sentido del fallo impugnado ni le produjo indefensión alguna o inobservancia de la
garantía de defensa a la parte que no apeló por haber resultado absuelta de lo reclamado.
"Luego, la sentencia no puede estimarse incongruente por el hecho de que la Sala
responsable, al declarar infundados los agravios planteados por la parte recurrente,
confirme el fallo recurrido y con ello omita estudiar cuestiones que no le fueron planteadas
oportunamente a través del recurso de apelación correspondiente, salvo que se trate de
aquellos casos en que se advierta la inobservancia a un presupuesto del proceso o del
dictado de una sentencia válida, porque la medida de su jurisdicción son los argumentos
de inconformidad que le planteó la parte que apeló, y a menos que declare fundados
aquéllos, estará en aptitud de analizar integralmente la litis por estimar que el a quo no lo
hizo debidamente o bien omitió una parte de ella.
"En esa tesitura, resulta correcta la determinación del juzgador federal de calificar de
inoperantes los conceptos de violación expresados por la parte quejosa, por estimar que
no se dirigían a combatir las consideraciones del fallo reclamado relativas a considerar
legales los argumentos del a quo, que advirtieron que la actora estaba introduciendo en la
cuantificación, el rubro de intereses que no se habían pedido en cantidad líquida, sino que
pretendían establecer que la sentencia reclamada podía haber analizado diversos
aspectos atinentes a que las cantidades fijadas como monto del negocio podían ser
modificadas en virtud de conciliaciones, compensaciones o pagos que operaran entre las
partes con posterioridad a la presentación de la demanda que dio lugar al juicio natural.
"En el caso de que se trata, la intención de la quejosa al expresar los conceptos de
violación contenidos en la demanda de garantías, era la de robustecer las
consideraciones del fallo reclamado a fin de que subsistiera la declaración de
improcedencia de la liquidación de gastos y costas propuesta por la actora incidental, lo
cual no puede ser analizado en el juicio de amparo indirecto que se promovió en la
ejecución de sentencia, ya que éste tiene como propósito fundamental establecer la
inconstitucionalidad o constitucionalidad del fallo reclamado y, cuando acontece lo
primero, su finalidad es que se deje insubsistente el fallo y se dicte uno nuevo en el que la
autoridad judicial cumpla en el sentido que ordene la garantía individual que se estimó
violada, pero en modo alguno puede tener como objeto, el que se analicen nuevos
agravios o cuestiones que servirán para reforzar los fundamentos de derecho y motivos
fácticos de la decisión judicial, para que insista en el sentido del fallo, mejorando las
consideraciones en que se apoyó y que tales aspectos únicamente confirmen los puntos
resolutivos.
"Se afirma lo anterior, porque el resultado que pretende la recurrente con el análisis de los
conceptos de violación que fueron declarados inoperantes por el Juez de Distrito no es
compatible con los procedimientos y formas que rigen al juicio de amparo, como se verá.
"Los artículos 103 y 107, fracciones I, II, primer párrafo, III y VII, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, 114, 158, 159 y 161 de la Ley de Amparo, disponen lo
siguiente:
"‘Artículo 103. Los tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se
suscite:
"‘I. Por leyes o actos de la autoridad que violen las garantías individuales.
"‘II. Por leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o restrinjan la soberanía de los
Estados o la esfera de competencia del Distrito Federal, y
"‘III. Por leyes o actos de las autoridades de los Estados o del Distrito Federal que invadan
la esfera de competencia de la autoridad federal.’
"‘Artículo 107. Todas las controversias de que habla el artículo 103 se sujetarán a los
procedimientos y formas del orden jurídico que determine la ley, de acuerdo a las bases
siguientes:
"‘I. El juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte agraviada;
"‘II. La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos particulares,
limitándose a ampararlos y protegerlos en el caso especial sobre el que verse la queja, sin
hacer una declaración general respecto de la ley o acto que la motivare.
"‘...
"‘III. Cuando se reclamen actos de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo, el
amparo sólo procederá en los casos siguientes:
"‘a) Contra sentencias definitivas o laudos y resoluciones que pongan fin al juicio, respecto
de las cuales no proceda ningún recurso ordinario por el que puedan ser modificados o
reformados, ya sea que la violación se cometa en ellos o que, cometida durante el
procedimiento, afecte a las defensas del quejoso, trascendiendo al resultado del fallo;
siempre que en materia civil haya sido impugnada la violación en el curso del
procedimiento mediante el recurso ordinario establecido por la ley e invocada como
agravio en la segunda instancia, si se cometió en la primera. Estos requisitos no serán
exigibles en el amparo contra sentencias dictadas en controversias sobre acciones del
estado civil o que afecten al orden y a la estabilidad de la familia;
"‘b) Contra actos en juicio cuya ejecución sea de imposible reparación, fuera de juicio o
después de concluido, una vez agotados los recursos que en su caso procedan, y
"‘c) Contra actos que afecten a personas extrañas al juicio;
"‘VII. El amparo contra actos en juicio, fuera de juicio o después de concluido, o que
afecten a personas extrañas al juicio, contra leyes o contra actos de autoridad
administrativa, se interpondrá ante el Juez de Distrito bajo cuya jurisdicción se encuentre
el lugar en el que el acto reclamado se ejecute o trate de ejecutarse, y su tramitación se
limitará al informe de la autoridad, a una audiencia para la que se citará en el mismo auto
en el que se mande pedir el informe y se recibirán las pruebas que las partes interesadas
ofrezcan y oirán los alegatos, pronunciándose en la misma audiencia la sentencia. ...’
"‘Artículo 114. El amparo se pedirá ante el Juez de Distrito:
"‘I. Contra leyes federales o locales, tratados internacionales, reglamentos expedidos por
el presidente de la República de acuerdo con la fracción I del artículo 89 constitucional,
reglamentos de leyes locales expedidos por los gobernadores de los Estados, u otros
reglamentos, decretos o acuerdos de observancia general, que por su sola entrada en
vigor o con motivo del primer acto de aplicación, causen perjuicios al quejoso;
"‘II. Contra actos que no provengan de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo.
"‘En estos casos, cuando el acto reclamado emane de un procedimiento seguido en forma
de juicio, el amparo sólo podrá promoverse contra la resolución definitiva por violaciones
cometidas en la misma resolución o durante el procedimiento, si por virtud de estas
últimas hubiere quedado sin defensa el quejoso o privado de los derechos que la ley de la
materia le conceda, a no ser que el amparo sea promovido por persona extraña a la
controversia.
"‘III. Contra actos de tribunales judiciales, administrativos o del trabajo ejecutados fuera de
juicio o después de concluido.
"‘Si se trata de actos de ejecución de sentencia, sólo podrá promoverse el amparo contra
la última resolución dictada en el procedimiento respectivo, pudiendo reclamarse en la
misma demanda las demás violaciones cometidas durante ese procedimiento, que
hubieren dejado sin defensa al quejoso.
"‘Tratándose de remates, sólo podrá promoverse el juicio contra la resolución definitiva en
que se aprueben o desaprueben.
"‘IV. Contra actos en el juicio que tengan sobre las personas o las cosas una ejecución
que sea de imposible reparación;
"‘V. Contra actos ejecutados dentro o fuera de juicio, que afecten a personas extrañas a
él, cuando la ley no establezca a favor del afectado algún recurso ordinario o medio de
defensa que pueda tener por efecto modificarlos o revocarlos, siempre que no se trate del
juicio de tercería;
"‘VI. Contra leyes o actos de la autoridad federal o de los Estados, en los casos de las
fracciones II y III del artículo 1o. de esta ley.
"‘VII. Contra las resoluciones del Ministerio Público que confirmen el no ejercicio o el
desistimiento de la acción penal, en los términos de lo dispuesto por el párrafo cuarto del
artículo 21 constitucional.’
"‘Artículo 158. El juicio de amparo directo es competencia del Tribunal Colegiado de
Circuito que corresponda, en los términos establecidos por las fracciones V y VI del
artículo 107 constitucional, y procede contra sentencias definitivas o laudos y resoluciones
que pongan fin al juicio, dictados por tribunales judiciales, administrativos o del trabajo,
respecto de los cuales no proceda ningún recurso ordinario por el que puedan ser
modificados o revocados, ya sea que la violación se cometa en ellos o que, cometida
durante el procedimiento, afecte a las defensas del quejoso, trascendiendo al resultado
del fallo, y por violaciones de garantías cometidas en las propias sentencias, laudos o
resoluciones indicados.
"‘Para los efectos de este artículo, sólo será procedente el juicio de amparo directo contra
sentencias definitivas o laudos y resoluciones que pongan fin al juicio, dictados por
tribunales civiles, administrativos o del trabajo, cuando sean contrarios a la letra de la ley
aplicable al caso, a su interpretación jurídica o a los principios generales de derecho a
falta de ley aplicable, cuando comprendan acciones, excepciones o cosas que no hayan
sido objeto del juicio, o cuando no las comprendan todas, por omisión o negación
expresa.
"‘Cuando dentro del juicio surjan cuestiones, que no sean de imposible reparación, sobre
constitucionalidad de leyes, tratados internacionales o reglamentos, sólo podrán hacerse
valer en el amparo directo que proceda en contra de la sentencia definitiva, laudo o
resolución que ponga fin al juicio.’
"‘Artículo 159. En los juicios seguidos ante tribunales civiles, administrativos o del trabajo,
se considerarán violadas las leyes del procedimiento y que se afectan las defensas del
quejoso:
"‘I. Cuando no se le cite al juicio o se le cite en forma distinta de la prevenida por la ley;
"‘II. Cuando el quejoso haya sido mala o falsamente representado en el juicio de que se
trate;
"‘III. Cuando no se le reciban las pruebas que legalmente haya ofrecido, o cuando no se
reciban conforme a la ley;
"‘IV. Cuando se declare ilegalmente confeso al quejoso, a su representante o apoderado;
"‘V. Cuando se resuelva ilegalmente un incidente de nulidad;
"‘VI. Cuando no se le concedan los términos o prórrogas a que tuviere derecho con
arreglo a la ley;
"‘VII. Cuando sin su culpa se reciban, sin su conocimiento, las pruebas ofrecidas por las
otras partes, con excepción de las que fueren instrumentos públicos;
"‘VIII. Cuando no se le muestren algunos documentos o piezas de autos de manera que
no pueda alegar sobre ellos;
"‘IX. Cuando se le desechen los recursos a que tuviere derecho con arreglo a la ley,
respecto de providencias que afecten partes substanciales de procedimiento que
produzcan indefensión, de acuerdo con las demás fracciones de este mismo artículo;
"‘X. Cuando el tribunal judicial, administrativo o del trabajo, continúe el procedimiento
después de haberse promovido una competencia, o cuando el Juez, Magistrado o
miembro de un tribunal del trabajo impedido o recusado, continúe conociendo del juicio,
salvo los casos en que la ley lo faculte expresamente para proceder;
"‘...
"‘XII. En los demás casos análogos a los de las fracciones que preceden, a juicio de la
Suprema Corte de Justicia o de los Tribunales Colegiados de Circuito, según
corresponda.’
"‘Artículo 161. Las violaciones a las leyes del procedimiento a que se refieren los dos
artículos anteriores sólo podrán reclamarse en la vía de amparo al promoverse la
demanda contra la sentencia definitiva, laudo o resolución que ponga fin al juicio.
"‘En los juicios civiles, el agraviado se sujetará a las siguientes reglas:
"‘I. Deberá impugnar la violación en el curso mismo del procedimiento mediante el recurso
ordinario y dentro del término que la ley respectiva señale.
"‘II. Si la ley no concede el recurso ordinario a que se refiere la fracción anterior o si,
concediéndolo, el recurso fuere desechado o declarado improcedente, deberá invocar la
violación como agravio en la segunda instancia, si se cometió en la primera.
"‘Estos requisitos no serán exigibles en amparos contra actos que afecten derechos de
menores o incapaces, ni en los promovidos contra sentencias dictadas en controversias
sobre acciones del estado civil o que afecten el orden y a la estabilidad de la familia.’
"De la lectura armónica de dichos preceptos se desprende con claridad que los tribunales
federales resolverán toda controversia que se suscite por leyes o actos de autoridad que
violen las garantías individuales; por leyes o actos de la autoridad federal que vulneren o
restrinjan la soberanía de los Estados o la esfera de competencia del Distrito Federal y
contra leyes o actos de las autoridades de los Estados que invadan la esfera de
competencia de la autoridad federal. Dichas controversias se sujetarán a los
procedimientos y formas del orden público que determine la ley, conforme a determinadas
bases.
"En efecto, como principios rectores de la acción de amparo, se dispone que debe
seguirse siempre a instancia de parte agraviada y la sentencia que se dicte será siempre
tal que se ocupe únicamente de individuos particulares, limitándose a ampararlos y
protegerlos en el caso especial sobre el que verse la queja pero sin hacer una declaración
general respecto de la ley o acto que la motivare.
"Asimismo, se dispone que cuando se reclamen actos de tribunales judiciales,
administrativos o del trabajo, el amparo sólo procederá contra sentencias definitivas o
laudos y resoluciones que pongan fin al juicio, en relación con los cuales no proceda
ningún recurso ordinario por el que puedan ser modificados o reformados, sea que la
violación se cometa en ellos o en el procedimiento y afecte las defensas del quejoso;
pero, en materia civil, se establece como requisito que la violación de que se trate haya
sido impugnada en el curso del procedimiento, mediante el recurso ordinario establecido
en la ley que rige el acto e invocada como agravio en la segunda instancia si se cometió
en la primera.
"También procederá el amparo contra actos en juicio cuya ejecución sea de imposible
reparación, fuera de juicio o después de concluido, una vez agotados los recursos que en
su caso procedan; y, contra actos que afecten a personas extrañas al juicio.
"Asimismo, se dispone será ante un Juez de Distrito con quien se tramitará el juicio de
amparo contra actos en juicio, fuera de juicio o después de concluido o que afecten a
personas extrañas al juicio, contra leyes o contra actos de autoridad administrativa.
"Lo expuesto corrobora que el Poder Constituyente al regular la institución del juicio de
amparo tomó en consideración la peculiar situación de la procedencia del mismo, en
aquellos casos en que los actos reclamados provienen de una autoridad judicial civil; lo
anterior es así en la medida en que como regla genérica estableció el examen de la
legalidad de las sentencias definitivas, laudos o resoluciones que ponen fin al juicio
cuando ya no exista recurso ordinario que la pueda modificar o revocar, es decir, que
haya la posibilidad legal y procesal de que el fallo pueda tener un sentido diverso en sus
consideraciones, que trascienda a los resolutivos que vinculan definitivamente a las
partes.
"El propio Poder Constituyente, acotó la impugnación de las violaciones al procedimiento
que dejen sin defensa al quejoso, al estudio conjunto que de las mismas se realice con la
sentencia definitiva, laudo o resolución que ponga fin al juicio; además, impuso un
procedimiento agravado para que el tribunal de amparo esté en condiciones de analizar
dichas violaciones, a saber, que la violación de que se trate haya sido impugnada en el
curso del procedimiento, mediante el recurso ordinario establecido en la ley que rige el
acto e invocada como agravio en la segunda instancia si se cometió en la primera.
"Con lo anterior, tuvo la intención de que las controversias sobre la legalidad de las
resoluciones definitivas dictadas en los juicios civiles fuesen objeto de análisis en la vía de
amparo directo, pero acotándolas a que cualesquiera violación al procedimiento que no
fuera de naturaleza o ejecución irreparable, se analizara conjuntamente con aquélla;
entonces, se advierte con claridad que es en esa instancia constitucional en que se
analizarán todos y cada uno de los aspectos que vulneren la esfera jurídica del quejoso,
porque lo dejaron sin defensa en el procedimiento o en el

No. de registro: 23402


10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992

dictado mismo de la sentencia, de modo que pueda realizarse un examen integral,


conforme a lo planteado en la demanda de amparo, de los puntos sobre los que exista
controversia porque se estime que contrarían los principios de legalidad y seguridad
jurídicas tutelados en los artículos 14 y 16 de la Constitución Federal.
"Lo anterior, deriva de la igual naturaleza de las controversias judiciales civiles en las que
se dirime una pretensión o conjunto de pretensiones que una vez seguido el
procedimiento que establezca la ley que rige el acto reclamado, tendrá como
consecuencia el establecimiento, en su caso, de una nueva situación jurídica o derecho
-esto es que regirá las relaciones jurídicas de las partes-, que otorga un rango de
seguridad y certeza jurídica para los justiciables que no puede ser vulnerado o
reexaminado nuevamente, sino que su estudio se clausura con la conformidad de las
partes con la sentencia definitiva que se emita o su posibilidad de anulación, mediante el
amparo directo.
"El criterio anterior y los principios que lo informan también resulta útil para establecer la
procedencia del juicio de amparo indirecto en materia judicial civil, que se restringe en el
texto constitucional, esto es, sólo procede contra actos en juicio cuya ejecución sea de
imposible reparación, fuera de juicio o después de concluido, una vez agotados los
recursos que en su caso procedan y contra actos que afecten a personas extrañas al
juicio.
"Así las cosas, lo que importa en el juicio de amparo en materia judicial civil es el examen
de la constitucionalidad de una sentencia y determinar si lo que decidió sobre el derecho
controvertido en el proceso del que emanó el acto reclamado resulta o no contrario a las
garantías de legalidad y seguridad jurídicas tuteladas en la Constitución Federal, y como
resultado de ese juicio constitucional, la declaración de que el proceder de la autoridad
responsable, en su caso, emitió un fallo que violentó o no las garantías individuales del
quejoso, contenidas en los artículos 14 y 16 de dicho Ordenamiento Supremo o inobservó
otros derechos fundamentales, sobre la base de que la sentencia reclamada crea una
situación jurídica para las partes que constituye cosa juzgada y que deben observarse en
su cumplimiento, los principios de seguridad y certeza de las relaciones jurídicas, sólo que
sea anulada por una sentencia de amparo, como control jurisdiccional del principio de
supremacía de la Constitución.
"Es evidente que el juicio de amparo indirecto en materia judicial civil, de manera residual,
se constreñirá a estudiar aspectos diversos de los que trata el amparo directo, es decir, no
podrá realizarse el examen de un tema de legalidad que fue objeto de análisis en el
amparo directo, sino que se referirá a otros, como la constitucionalidad de los dictados en
el juicio, relativos a la ejecución de actos de imposible reparación que afecten derechos
sustantivos del quejoso, cuyo examen no puede esperar a su estudio en el juicio de
amparo directo, que en su caso se promoverá, o si son actos, después de concluido el
juicio, a aquellos casos en que son posteriores a la sentencia definitiva que es cosa
juzgada pero altere algún derecho creado por la misma. Cuando se trata de actos fuera
de juicio o dentro de juicio que tiendan al aseguramiento del derecho que se decidirá en
un juicio que se prepare o esté en curso; o que tengan autonomía en el procedimiento de
ejecución y por exclusión, deben entenderse comprendidos para su examen en esa vía
biinstancial, los actos dictados antes o fuera del juicio, y la aprobación o desaprobación
del remate.
"Lo anterior demuestra que el artículo 107, fracción I, de la Constitución Federal dispone
como principio nuclear que funda la acción de amparo, que los tribunales de la Federación
resolverán toda controversia que se suscite por leyes o actos de la autoridad que violen
las garantías individuales, lo cual se corrobora en el artículo 4o. de la Ley de Amparo, al
señalar que el amparo sólo puede promoverse por la parte a quien perjudique la ley, el
tratado internacional, el reglamento o cualquier otro acto que se reclame, esto es, se
exige el agravio al interés jurídico para que el particular pueda promover la acción de
mérito, entendiendo por agravio el menoscabo, lesión u ofensa que se hace a los
derechos o intereses de una persona; y conviene establecer que cuando se resuelve la
acción de amparo, debe tomarse en cuenta lo previsto por el artículo 78 de la Ley de
Amparo, que establece la obligación del juzgador de observar el principio de congruencia
judicial, de modo tal que en las sentencias que dicte en los juicios de amparo, aprecie el
acto tal y como aparezca probado ante la autoridad responsable, por lo que no admitirá ni
tomará en cuenta pruebas que no se hubiesen rendido ante dicha autoridad para
comprobar los hechos que motivaron o fueron objeto de la resolución reclamada, por lo
que sólo se tomarán en consideración aquellas que justifiquen la existencia del acto
reclamado y su constitucionalidad o inconstitucionalidad, y acorde con los principios
establecidos en el artículo 77 del mismo ordenamiento, deberá fijar de manera clara y
precisa su existencia y las pruebas que lo tengan por demostrado, así como los
fundamentos legales en que se apoye para sobreseer, negar o conceder el amparo y los
puntos resolutivos en que se refleje dicha decisión.
"En ese sentido, la finalidad de la concesión del amparo, con arreglo a lo previsto por el
artículo 80 de la Ley de Amparo, tendrá por objeto restituir al agraviado en el pleno goce
de la garantía individual violada, restableciendo las cosas al estado que guardaban antes
de la violación, cuando el acto reclamado es de carácter positivo; si es de carácter
negativo, el efecto será el de obligar a la autoridad responsable a que obre en el sentido
de respetar la garantía de que se trata y a cumplir lo que la misma garantía exija.
"Estos principios nucleares destacan en el juicio de amparo indirecto en materia judicial
civil, ya que deben tener una finalidad práctica y permitida por el propio ordenamiento,
que se sustenta en el hecho de que en tratándose de resoluciones emitidas por las
autoridades judiciales, para su impugnación extraordinaria en el juicio de garantías, deben
contener consideraciones que le afectan al quejoso y que se reflejen en los puntos
resolutivos de la sentencia que decide definitivamente la cuestión planteada, a fin de que
esté en condiciones de cumplir, conforme a sus atribuciones, con la finalidad prevista en
la Ley de Amparo, en los casos en que demostrada la inconstitucionalidad del acto,
asegure la restitución al quejoso de las garantías individuales que se estimaron violadas.
"De esa manera, el enjuiciamiento del acto reclamado a través del amparo indirecto no
puede tener como finalidad medular reforzar o mejorar los fundamentos de derecho y
motivos fácticos de la decisión judicial contenidos en las consideraciones, y se reitere el
sentido y puntos resolutivos con que concluye vinculatoriamente para las partes, tal y
como se trata de los medios ordinarios que adhesivamente se interponen al recurso de
impugnación principal, para los casos en que, de estimarse fundada la impugnación de la
parte contraria, se analicen los argumentos de quien se adhiere a fin de mejorar las
consideraciones del fallo recurrido, que implique lo infundado de los agravios del
recurrente principal y subsista en su sentido.
"Es así, porque la finalidad de una sentencia de amparo es la de restablecer las cosas al
estado que guardaban antes de la violación, restituyendo al quejoso en su pleno goce y,
en esa medida, conforme a la interpretación sistemática y armónica de las normas
constitucionales y legales enunciadas, su objeto no puede constituirlo, el reforzar las
consideraciones que sustenten el sentido del mismo, sino de dictar un nuevo fallo que
colme los efectos del artículo 80 de la Ley de Amparo.
"En esa medida, las tesis invocadas por el juzgador federal para declarar la inoperancia
de los conceptos de violación expresados en la demanda de garantías son aplicables al
caso, en cuanto que establecen el fundamento legal para omitir su estudio por existir un
obstáculo procesal para ello, porque no puede confrontarse la sentencia reclamada con el
texto constitucional con la finalidad de que destacadamente se establezca la deficiente
parte considerativa que la apoya, a fin de reforzarla en el propio acto reclamado y que
éste subsista en su sentido, sino que atentos a la técnica del juicio de garantías, los
conceptos de violación deben dirigirse a impugnar las consideraciones del fallo emitido
por la autoridad judicial, que demuestren su inconstitucionalidad por transgredir los
derechos sustantivos del quejoso, como se sustenta en los criterios invocados en la
sentencia recurrida, para que se emita un nuevo acto, diferente del reclamado, que
restituya al quejoso en el goce de la garantía individual violada.
"Además, el hecho de que la quejosa no haya podido hacer valer como agravios lo que
expuso como conceptos de violación en el recurso de apelación interpuesto en contra del
primer fallo, para que la Sala responsable estuviere en aptitud de pronunciarse sobre ello,
que derivó en que fue absuelta de lo reclamado y en ese sentido obtuvo lo que pidió, no
puede ser motivo para que el Juez Federal analizara el fondo de la cuestión planteada en
ellos, porque como se ha precisado, las sentencias de primera y segunda instancias le
fueron favorables y en esa medida ningún agravio concreto le causa la que figura como
acto reclamado, lo cual constituye además un presupuesto necesario para estudiar sus
motivos de queja; por lo que la posibilidad del examen de los diversos argumentos de
cuya omisión se dolió, sólo procedería en el caso en que, de concederse el amparo que
promoviera su contraria en contra del mismo fallo, obligara a la Sala responsable, en
razón de encontrar fundados sus agravios a asumir su plenitud de jurisdicción y observar
la garantía de defensa de las partes y, no obstante, tal situación los ignorara causándole
indefensión que trascendiera al sentido del fallo, sin tener la oportunidad de poderlos
plantear novedosamente en esa instancia, a través del recurso correspondiente por no
tener legitimación para ello al haber obtenido todo lo que pidió."
Lo antes transcrito evidencia que la recurrente no estaba en condiciones de combatir la
aplicación de las normas que tilda de inconstitucionales, porque la sentencia de segundo
grado que confirmó la dictada en primera instancia, que no aprobó la planilla de
liquidación de gastos y costas, no le afectó su esfera jurídica, porque no existió condena
alguna en su contra.
Las consideraciones del fallo de siete de octubre de dos mil ocho, que es el acto
reclamado en esta instancia constitucional, son esencialmente las siguientes:
a. Son parcialmente fundados los motivos de inconformidad, ya que no fue correcta la
actuación del a quo al haber considerado que la recurrente no acreditó los extremos de la
planilla de liquidación de gastos y costas, por estimar que en el caso el asunto era de
cuantía indeterminada y era inaplicable el artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, al ponderarse que ni en la sentencia definitiva ni
en las prestaciones de la demanda exista cantidad líquida alguna.
b. De las actuaciones judiciales se colige que se trata de un asunto de cuantía
determinada, porque si bien es cierto que en las prestaciones de la demanda no precisó
una cantidad líquida, también lo es que debe atenderse a la causa de pedir, que implica el
análisis de la relación jurídica narrada en los hechos, y procede analizar en la demanda
los demás datos contenidos en ella, que permitan evaluar pecuniariamente las
prestaciones, su carácter líquido y, en su caso, determinable.
c. En forma contraria a lo sostenido por el Juez, el hecho de que se haya planteado un
reclamo de condena genérica en las prestaciones no lo convierte en cuantía
indeterminada, pues debe atenderse a la naturaleza del reclamo y los hechos en que se
sustentó la pretensión para concluir sobre si es determinada o indeterminada, sin que
quepa distinguir entre una y otra naturaleza, que no se obtenga por la actora lo que pidió y
que la demandada haya sido absuelta, porque se permitiría la aplicación diferenciada de
la ley.
d. De los hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto de la demanda, se
colige que la actora reclamó diversas prestaciones líquidas que estimaba que la
enjuiciada le adeudaba, que revela que el asunto era de cuantía determinada, porque
existe una reclamación específica y determinada en contra de la demandada, y era
procedente analizar la planilla de liquidación, en términos del artículo 128 de la Ley
Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
e. El a quo violó el principio de cosa juzgada al llevar a cabo una interpretación
defectuosa de la sentencia dictada por este Tribunal Colegiado, el veintiuno de noviembre
de dos mil dos, en el recurso de revisión RC. **********, en el que se determinó con
carácter de cosa juzgada, que al analizar las prestaciones de la demanda y los hechos
referidos, sí se precisaron cantidades líquidas que la actora estimaba que la demandada
le adeudaba; de modo que lo resuelto en ese fallo debió servir para determinar que sí
hubo cuantía determinada del asunto.
f. No se aprobó la planilla de liquidación en los términos que se planteó porque se
pretendía calcular el monto del negocio con la suma que resultaba de los intereses
moratorios respectivos "por lo que debía demostrar fehacientemente que en la demanda
sí existían las bases suficientes para estimar que las cifras que se reclamaron de pago
por su contraria no estaban sujetas a compensación, conciliación o pago alguno y que,
por ello, sí eran una deuda líquida y que bastaba una simple operación aritmética para
determinar los intereses moratorios respectivos".
g. Que si la actora incidentista reclamó el pago de intereses moratorios al seis por ciento
anual sobre las cantidades reclamadas que se sujetaron a que hubieran compensaciones,
conciliaciones y pagos, no puede estimarse que sea una deuda líquida y exigible en los
términos del artículo 2189 del Código Civil Federal, porque no está determinada, ya que
se fijó que tal aspecto dependería de la liquidación respectiva, ni era determinable dentro
del plazo de nueve días.
h. Si la cuantía del negocio por la que litigaron las partes contendientes fue de *********, y
la cantidad de *********, es inconcuso que esas cantidades son la base sobre la que se
determina el importe de gastos y costas reclamado por la actora incidentista, que
multiplicadas por el ocho por ciento a que se refiere el artículo 128 de la Ley Orgánica del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, arrojan la cantidad de ********* y *********.
Como se advierte, este fallo condenó a la demandada al pago de una cantidad cierta por
concepto de costas.
También se colige que la Sala responsable aplicó implícitamente los artículos 126 y 127
de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, que se refieren a
la procedencia de las costas como sanción a los litigantes que actuaron de mala fe, con
falsedad o sin derecho, y al trámite incidental para determinar el monto líquido de
aquéllas.
Además, aplicó los artículos 128 y 129 de la referida ley, al considerar que la cuantía del
negocio para el efecto de calcular las costas era determinada.
Entonces, es evidente que se trata del primer acto de aplicación de las normas referidas
en perjuicio de la quejosa y que, por ello, puede realizarse el estudio de la
constitucionalidad de las normas como lo pretende la quejosa en esta instancia.
Por tanto, adversamente a lo señalado por la tercera perjudicada, en el caso de que se
trata existe la oportunidad para que la inconstitucionalidad de las normas legales
invocadas por la quejosa sea analizada por este Tribunal Colegiado, al tenor de los
agravios expuestos por la recurrente.
OCTAVO. Improcedencia del juicio de amparo respecto de los actos reclamados
consistentes en la inconstitucionalidad de los artículos 130 y 131 de la Ley Orgánica del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
El artículo 114, fracción I, de la Ley de Amparo dispone que el amparo se pedirá ante el
Juez de Distrito cuando se promueva contra leyes federales o locales, tratados
internacionales, reglamentos expedidos por el presidente de la República de acuerdo con
la fracción I del artículo 89 de la Constitución Federal, reglamentos de leyes locales
expedidos por los gobernadores de los Estados y otros reglamentos, decretos o acuerdos
de observancia general que, por su sola entrada en vigor, o bien, con motivo del primer
acto de aplicación, causen perjuicio al quejoso.
De la disposición señalada se advierte que el juicio de amparo indirecto contra leyes
puede promoverse cuando se reclamen leyes autoaplicativas o heteroaplicativas, ya que
la ley no establece distinción en cuanto a la naturaleza de la disposición general
reclamada, máxime que en la parte final de la citada fracción se alude genéricamente a
que la ley puede reclamarse cuando "por su sola entrada en vigor o con motivo del primer
acto de aplicación, causen perjuicios al quejoso".
La procedencia del juicio de garantías no es irrestricta, sino que deben observarse ciertas
reglas y principios fundamentales sobre los cuales ha sido estructurado el juicio de
amparo, y que adquieren un efecto distinto en tratándose de que la ley o norma sea
autoaplicativa o heteroaplicativa, y de que se dicten dentro del juicio o fuera de él.
En tratándose de los actos dictados dentro del procedimiento judicial, la procedencia del
juicio de amparo se rige bajo, entre otros, el principio de definitividad, mismo que supone
el agotamiento o ejercicio previo de todos los recursos ordinarios previstos en la ley que
rige el acto reclamado, a fin de que sea modificado, revocado o nulificado.
En ese sentido, si existiendo dicho medio ordinario de impugnación no lo interpone el
quejoso, previo a la promoción del juicio de garantías, el amparo es improcedente por
carecer de definitividad.
Este principio se fundamenta en la naturaleza misma del amparo, pues es un medio
extraordinario de defensa destinado a invalidar los actos de las autoridades que se
estimen violatorios de garantías cuando ya se han recorrido todas las jurisdicciones y
competencias, en virtud del ejercicio de los recursos ordinarios.
Este Tribunal Colegiado ha sostenido en diverso precedente sobre el tema relativo a la
impugnación de leyes consideradas inconstitucionales a través del juicio de amparo
indirecto, que:
* El juicio constitucional constituye un medio extraordinario de defensa, cuya procedencia
y tramitación está regida por reglas especiales y por principios fundamentales que lo
estructuran, como el principio de definitividad.
* Ese principio, como presupuesto de procedencia del juicio de amparo, implica que antes
de acudir a dicho juicio, se deben agotar los recursos que prevé la ley ordinaria y que
sean idóneos para modificar, revocar o anular el acto de que se trate.
* El fundamento constitucional del principio en comento, está contenido en el artículo 107,
fracciones III, incisos a) y b), IV y V, inciso b). Por su parte, la Ley de Amparo regula en su
artículo 114, fracciones II, III y V, la forma en que opera el principio de definitividad, como
presupuesto de procedencia del juicio de amparo indirecto y los artículos 158 y 161 in
fine, cuando se trate del amparo directo; en el entendido de que la citada ley establece
como sanción por el incumplimiento del principio de definitividad, la improcedencia del
juicio (artículo 73, fracciones XII, XIII, XIV y XV).
* Lo expuesto confirma la regla que se deriva
No. de registro: 23402
10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992

del principio de definitividad según la cual, para que proceda el juicio de garantías, debe
tratarse de actos definitivos en la acepción que la ley da de dichos actos, por lo que
resulta lógico que la inobservancia del principio traiga como consecuencia, por regla
general, la improcedencia de la acción constitucional intentada.
* Que es así porque si bien la fracción XII del artículo 73 de la Ley de Amparo establece
como causa de improcedencia, la derivada de actos consentidos tácitamente,
entendiéndose por tales aquellos contra los que no se promueva el juicio de amparo
dentro de los términos que se señalan en los diversos artículos 21, 22 y 218; que esa
misma disposición también establece que cuando contra el primer acto de aplicación de
una ley proceda algún recurso o medio de defensa legal, en virtud del cual pueda ser
modificado, revocado o nulificado, será optativo para el interesado hacerlo valer o
impugnar, desde luego, la ley en el juicio de amparo.
* En los supuestos establecidos en las fracciones XIII, XIV y XV del artículo 73 de la Ley
de Amparo (con sus excepciones atendiendo, particularmente, a la persona y situación del
quejoso y a la naturaleza del acto reclamado), el acto reclamado carece de definitividad y
no es, por consiguiente, recurrible en amparo.
* El principio de definitividad tiene una doble connotación, ya sea que se trate de un
presupuesto de procedencia, o bien, de una causa de improcedencia del juicio de amparo
que, como regla de aplicación general, tiene ciertas excepciones, en que no será
necesario que se agoten los recursos ordinarios o medios de impugnación procedentes,
como son cuando el quejoso no haya sido emplazado a juicio; sea extraño al
procedimiento o al juicio; si el acto reclamado carece de fundamentación; en materia
administrativa, siempre que el recurso procedente no contemple la suspensión del acto
reclamado o si previéndola exige mayores requisitos que los previstos en el artículo 124
de la Ley de Amparo; en materia civil, cuando se impugnen en amparo directo violaciones
procesales que afecten a las defensas del quejoso trascendiendo al resultado del fallo,
tratándose de sentencias en controversias sobre acciones del estado civil o que afecten al
orden y estabilidad de la familia o a menores e incapaces; y en el caso en que se
demande la inconstitucionalidad de una ley.
* Tratándose de actos provenientes de autoridades judiciales en la materia civil, si bien es
cierto que rige el principio de definitividad, también lo es que tratándose de la
impugnación de una ley con motivo de su primer acto de aplicación dentro del
procedimiento judicial, opera la excepción al principio de definitividad contenida en el
párrafo tercero de la fracción XII del artículo 73 de la Ley de Amparo, de cuya literalidad
no se advierte que limite la posibilidad de optar por la interposición del recurso y promover
el juicio de garantías, en función de la autoridad que realice el acto de aplicación de la ley
sino que, en todo caso, la posibilidad de impugnación en amparo indirecto, puede darse
en atención a si el acto de aplicación de la ley, tratado internacional o reglamento, dentro
del proceso judicial, es de ejecución de imposible reparación y si no reúne esta
característica, tendrá que reclamarse en el amparo directo a través de los conceptos de
violación, siempre que la norma se haya aplicado dentro del juicio, constituyendo una
violación procesal que afecte las defensas del quejoso y trascienda al resultado del fallo,
en términos del artículo 158 de la Ley de Amparo.
* Entonces, el elemento de ejecución de imposible reparación debe atenderse para
determinar si un acto de aplicación de la ley permite la impugnación a través del amparo
indirecto.
Ese criterio se encuentra contenido en la tesis cuyos datos de localización, rubro y texto
indican:
"Novena Época
"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XXII, julio de 2005
"Página: 1370
"Tesis: I.3o.C.481 C
"Tesis aislada
"Materia(s): Civil
"AMPARO CONTRA LEYES CON MOTIVO DE UNA RESOLUCIÓN DICTADA DENTRO
DEL PROCESO JUDICIAL CIVIL. EL PRESUPUESTO DE QUE SE TRATE DEL PRIMER
ACTO DE APLICACIÓN DE LA LEY CONSTITUYE UNA EXCEPCIÓN AL PRINCIPIO DE
DEFINITIVIDAD ESTABLECIDO POR LA FRACCIÓN XIII DEL ARTÍCULO 73 DE LA LEY
DE LA MATERIA. De la interpretación armónica de lo dispuesto en las fracciones XII y XIII
del artículo 73 de la Ley de Amparo, se advierte que tratándose de actos provenientes de
autoridades judiciales en la materia civil, es cierto que rige el principio de definitividad
contenido en la segunda de las fracciones en cita, pero también lo es que cuando se
impugna una ley con motivo de su primer acto de aplicación dentro de dicho
procedimiento, opera la excepción al principio de definitividad contenida en el párrafo
tercero de la fracción XII del artículo 73 de la Ley de Amparo, de cuya literalidad no se
advierte limitación alguna a la posibilidad entre optar por la interposición del recurso y
promover el juicio de amparo, en función de la autoridad que realice el acto de aplicación
de la ley; razón por la cual lo que se debe considerar para impugnarlo o no en amparo
indirecto, es si el acto de aplicación de la ley, tratado internacional o reglamento, dentro
del proceso judicial, reviste una ejecución de imposible reparación, y si no reúne esta
característica tendrá que reclamarse en el amparo directo a través de los conceptos de
violación, siempre que la norma que se haya aplicado dentro del juicio constituya una
violación procesal que afecte las defensas del quejoso y trascienda al resultado del fallo,
en términos de lo dispuesto en el artículo 158 de la Ley de Amparo."
En relación con lo anterior, también debe destacarse el hecho de que la ley que se
impugne de inconstitucional sea aplicada en la fase ejecutiva del juicio en donde ya existe
una sentencia que es cosa juzgada, porque en ese caso, el juicio de amparo procederá
cuando se reclame la última resolución dictada en el procedimiento respectivo y, si se
trata de remate, sólo podrá promoverse el juicio contra la resolución en que se apruebe o
desapruebe, pudiendo reclamarse en la misma demanda las demás violaciones
cometidas durante ese procedimiento, que hubieren dejado sin defensa al quejoso.
Así se colige de la jurisprudencia de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, cuyos datos de localización, rubro y texto indican:
"Novena Época
"Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: III, junio de 1996
"Página: 226
"Tesis: 2a./J. 29/96
"Jurisprudencia
"Materia(s): Común
"AMPARO CONTRA UNA LEY CON MOTIVO DE UNA RESOLUCIÓN DICTADA
DENTRO DE UN PROCEDIMIENTO DE EJECUCIÓN DE SENTENCIA, O EN EL DE
REMATE. SÓLO PROCEDE CUANDO SE RECLAMA LA RESOLUCIÓN DEFINITIVA
RESPECTIVA. El artículo 114, fracción III, párrafos segundo y tercero, de la Ley de
Amparo, establece que cuando se trata de actos de ejecución de sentencia, el juicio de
amparo indirecto sólo podrá promoverse contra la última resolución dictada en el
procedimiento respectivo, pudiendo reclamarse en la misma demanda las demás
violaciones cometidas durante ese procedimiento, que hubieren dejado sin defensa al
quejoso, y que tratándose de remates, sólo podrá promoverse contra la resolución
definitiva en que se aprueben o desaprueben. Esta regla específica de procedencia del
juicio de amparo indirecto rige incluso cuando la resolución dictada dentro del
procedimiento de ejecución de sentencia, que no es la definitiva, constituye el primer acto
de aplicación de una ley en perjuicio del quejoso y se reclame también ésta, pues esos
actos procesales tienen como base la existencia de una sentencia que tiene el carácter de
cosa juzgada, cuya ejecución no debe obstaculizarse, de modo que, mientras no se emita
la resolución definitiva correspondiente, los actos realizados dentro de ese procedimiento,
así como el problema de inconstitucionalidad del precepto legal aplicado, no podrán
impugnarse a través del juicio de amparo indirecto, sino hasta que se pronuncie la última
resolución dictada en el procedimiento de ejecución, y si se trata del remate, contra la
resolución que lo apruebe o desapruebe."
Además, si el quejoso reclama una norma por inconstitucional, para que sea examinada
en el juicio de amparo indirecto, debe ser con motivo del primer acto de aplicación; esto
es, que debe existir plena evidencia de que se trata del primer acto que trasciende a la
esfera jurídica del particular.
De modo que si el acto de aplicación no existe, debe sobreseerse en el juicio de amparo
y, si se trata de un segundo acto en que se aplica la ley o norma cuestionada, el juicio de
amparo resulta improcedente porque ya existe un consentimiento tácito que refleja la
conformidad del particular con la aplicación de la norma y clausura el derecho del quejoso
de acceder a la tutela judicial para lograr el estudio de la constitucionalidad referida.
Así se advierte de la jurisprudencia de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, cuyos datos de localización, rubro y texto indican:
"Novena Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo IX, febrero de 1999
"Página: 103
"Tesis: 1a./J. 4/99
"Jurisprudencia
"Materia(s): Común
"LEY RECLAMADA CON MOTIVO DEL PRIMER ACTO DE APLICACIÓN. SI ÉSTE NO
SE ACREDITA DEBE SOBRESEERSE EN EL JUICIO DE AMPARO. Si el quejoso
reclama la inconstitucionalidad de un dispositivo legal como heteroaplicativo, con motivo
del primer acto de aplicación en su perjuicio, y no acredita su existencia, procede
sobreseer en el juicio de garantías, por falta de interés jurídico, con fundamento en los
artículos 73, fracción V y 74, fracción III, de la Ley de Amparo."
En igual forma, tiene que demostrarse que la ley o norma tildada de inconstitucional
afecta o menoscaba en su patrimonio o persona al quejoso, es decir, que debe
acreditarse el perjuicio que produce el acto para que sea examinada su constitucionalidad
en el juicio biinstancial, porque de no cumplirse satisfactoriamente con esa carga de la
prueba, el juicio resultará improcedente.
Sobre el particular resultan aplicables las tesis de la Segunda Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, cuyos rubro, texto y datos de localización son los siguientes:
"AMPARO CONTRA LEYES CON MOTIVO DEL PRIMER ACTO DE APLICACIÓN. SI
ÉSTE NO CAUSA PERJUICIO AL QUEJOSO, DEBE SOBRESEERSE POR LA LEY, SIN
QUE ELLO IMPIDA AL PROMOVENTE IMPUGNARLA EN LA OPORTUNIDAD EN QUE
SE APLIQUE EN SU PERJUICIO. Si el quejoso reclama la inconstitucionalidad de una
disposición con motivo del primer acto de aplicación debe demostrar que lo perjudica; si
éste no existe debe decretarse el sobreseimiento por falta de interés jurídico, con
fundamento en los artículos 73, fracción V, y 74, fracción III, de la Ley de Amparo, pero el
sobreseimiento en los términos indicados no le impide volver a impugnar la ley o
reglamento cuando en realidad se le aplique en su perjuicio." (Novena Época, Segunda
Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo X, julio de 1999, tesis 2a./J.
67/99, página 104).
"LEYES HETEROAPLICATIVAS QUE NO CAUSEN PERJUICIO AL QUEJOSO. EL
AMPARO ES IMPROCEDENTE EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 73, FRACCIÓN XVIII,
EN RELACIÓN CON EL 114, FRACCIÓN I, A CONTRARIO SENSU, AMBOS DE LA LEY
DE AMPARO. Conforme a la técnica del juicio de garantías, para analizar el aspecto
sustantivo de una norma, con motivo de su primer acto de aplicación, debe existir como
presupuesto que la misma haya irrumpido en la individualidad de un gobernado, al grado
de ocasionarle un agravio en su esfera jurídica, ya sea que se le aplique formal o
materialmente, de manera escrita o de hecho, pues basta que dicho ordenamiento
materialice sus efectos en el mundo fáctico y altere el ámbito jurídico de la persona, para
que se estime aplicada. De no ser así, la ley reclamada no causa perjuicio y el amparo
resulta improcedente, de conformidad con el artículo 73, fracción XVIII, ésta en
concordancia con el artículo 114, fracción I, a contrario sensu, de la ley de la materia."
(Novena Época, Segunda Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo
VII, marzo de 1998, tesis 2a./J. 12/98, página 323).
Además, el Juez de Distrito deberá apreciar en cada caso si el acto de aplicación de la
norma se actualiza de manera expresa o implícita como un presupuesto para analizar su
inconstitucionalidad, pues el dato relevante es que, con independencia de la modalidad de
su aplicación, se debe verificar por su resultado, el perjuicio directo y actual a la esfera
jurídica de la parte quejosa.
Sobre el particular resulta aplicable la tesis 2a. LXII/2009, de la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Novena Época, Tomo XXXIX, julio de 2009,
página 320 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, cuyos rubro y texto
indican:
"REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO. LA APLICACIÓN IMPLÍCITA DE NORMAS
CONSIDERADAS INCONSTITUCIONALES NO LA HACE IMPROCEDENTE. La Segunda
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia 2a./J. 53/2005, de
rubro: ‘AMPARO DIRECTO CONTRA LEYES. REQUISITOS PARA QUE PROCEDA
ANALIZAR SU CONSTITUCIONALIDAD, CUANDO SE IMPUGNEN POR SU
APLICACIÓN EN EL ACTO O RESOLUCIÓN DE ORIGEN Y NO SE ACTUALICE LA
HIPÓTESIS DE SUPLENCIA DE LA QUEJA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 76 BIS,
FRACCIÓN I, DE LA LEY DE AMPARO (MATERIA ADMINISTRATIVA).’, estableció como
requisito de procedencia del amparo directo, el acreditamiento de la aplicación de la
norma controvertida y el perjuicio directo y actual a la esfera jurídica del quejoso. Ahora
bien, para efectos de la revisión en amparo directo no existe inconveniente legal alguno
en que dicha aplicación sea implícita, pues lo importante es identificar el perjuicio que
aquélla genera en la esfera jurídica del gobernado, el cual se evidencia por el resultado
que produce la referida aplicación de la norma."
Es decir, como presupuesto de su estudio debe fijarse la correcta interpretación de la
norma controvertida porque sólo de esa manera podrá desprenderse si es contraria a la
norma constitucional o si se trata de una indebida interpretación efectuada por la
autoridad responsable o el Juez de Distrito, porque en este último caso, deberá corregirse
ese proceder y resolver en consecuencia.
Del mismo modo, sobre la base de que la cuestión de constitucionalidad implica una
confrontación de la norma ordinaria con el texto constitucional, siempre deberá atenderse
al alcance de la norma constitucional cuya infracción se alega y a la interpretación de la
norma controvertida, la cual debe fijarse en su justo y correcto alcance, con
independencia, inclusive, de la que haya efectuado la autoridad judicial responsable,
porque el órgano colegiado en las cuestiones de su competencia, como tribunal terminal,
debe fijar correctamente la litis que comprende los hechos y las normas aplicadas y que
deben aplicarse, pues sólo de esa manera puede resolverse efectivamente la cuestión
planteada.
Sobre el particular, resulta aplicable por analogía, la tesis 2a. LXXII de la Segunda Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Novena Época, Tomo XXX, julio de 2009,
página 467 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, cuyo rubro y texto
indican:
"REVISIÓN EN AMPARO INDIRECTO. DENTRO DE LAS CUESTIONES PROPIAMENTE
CONSTITUCIONALES QUE SON MATERIA DE ESA INSTANCIA, SE ENCUENTRA LA
RELATIVA A LA INTERPRETACIÓN DE LA LEY CONTROVERTIDA, CON
INDEPENDENCIA DE QUE SEA DIVERSA A LA REALIZADA POR EL JUEZ DE
DISTRITO EN LA SENTENCIA RECURRIDA. Del artículo 107, fracción VIII, inciso a), de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se advierte que la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, como órgano terminal en materia de constitucionalidad de
leyes, está facultada para conocer del recurso de revisión contra sentencias que en
amparo indirecto pronuncien los Jueces de Distrito, cuando en la demanda de amparo se
hayan impugnado leyes federales o locales, tratados internacionales, reglamentos
expedidos por el Presidente de la República de acuerdo con la fracción I del artículo 89
constitucional y reglamentos de leyes locales expedidos por los gobernadores de los
Estados o por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, siempre que en esa instancia
subsistan cuestiones propiamente constitucionales, las cuales comprenden los
argumentos relativos a la confrontación de la norma ordinaria con la Constitución General
de la República, así como todos aquellos cuyo estudio pueda trascender directa o
indirectamente a la materia de constitucionalidad. En ese tenor, si en todo análisis de
constitucionalidad de una ley se atiende a dos premisas lógicas: a) el alcance de la norma
constitucional cuya transgresión se aduce; y, b) la interpretación de la disposición de
observancia general controvertida; se concluye que entre las cuestiones propiamente
constitucionales que son materia del recurso de revisión en amparo indirecto, se
encuentra la de fijar el justo alcance de la norma impugnada, de ahí que al conocer el Alto
Tribunal del referido recurso, debe partir de su propia interpretación, independientemente
de que sea diversa a la realizada por el Juez de Distrito que conoció del amparo indirecto.
Estimar lo contrario afectaría gravemente el principio de seguridad jurídica, pues al
vincular y sujetar el análisis que corresponde realizar al órgano terminal en materia de
constitucionalidad de leyes a lo considerado por un órgano jurisdiccional jerárquicamente
inferior, podría provocar determinaciones de inconstitucionalidad de normas apegadas a
lo previsto en la Norma Fundamental o viceversa."
En ese contexto, a fin de poder estar en condiciones de resolver la cuestión planteada, es
menester advertir que la exigencia del artículo 77 de la Ley de Amparo, sobre las
sentencias que deben dictarse en los juicios respectivos, cuando se trata del análisis de la
posible actualización de una causa de improcedencia, implica:
a. Fijar de manera clara y precisa los actos reclamados.
b. Verificar su certeza con base en el examen de las pruebas ofrecidas en el juicio.
c. Examinar la procedencia de la acción en relación con cada uno de los actos.
d. Reflejar en los puntos resolutivos del fallo, el producto de la decisión judicial,
precisando aquellos por los que sobresea, conceda o niegue la protección federal.
De ese modo es que el Juez Federal tiene la obligación de analizar cuál es el acto
reclamado; el contenido de las disposiciones reclamadas, y determinar su contenido y
alcance normativo, porque puede tratarse de una norma que sólo se comprenda en el
contexto de otras más de la ley, o bien, que contenga diversos supuestos jurídicos, a fin
de establecer cuáles de ellas son las que efectivamente se reclaman y que guardan
relación con el caso concreto.
Esto último, porque pueden advertirse casos en que se impugnen vicios formales de la
ley, porque no se observaron los requisitos previstos para su formación y obligatoriedad,
en cuyo caso ese examen precede al estudio de normas impugnadas en específico, por
haberse aplicado en el acto reclamado de modo implícito o expreso.
En efecto, las normas jurídicas tienen una pertenencia a cierto orden que viene
determinado por la autoridad legislativa que las expide, la cual, a su vez, sólo puede
emitirlas porque tiene competencia para ello, al existir una norma superior que la autoriza
a hacerlo.
En esa medida, las normas creadas pertenecen a un sistema en el cual guardan
relaciones de origen, lógicas o de interdependencia, ya sea que se complementen unas a
otras, o resulten su presupuesto o consecuencia normativa.
Esa característica de pertenencia que tienen las normas, resulta útil para establecer sus
características comunes y el ámbito de validez
No. de registro: 23402
10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992

espacial o temporal en el que deben ser aplicadas, de manera que, por regla general, su
análisis no debe ser aislado, sino contextual, entendiendo por ello no sólo a la ley en que
se insertan, sino al sistema jurídico al que pertenecen.
Con base en ello, puede determinarse si la norma fue creada por la autoridad legislativa
competente y si su contenido y alcance no contraviene, inobserva o desconoce los otros
principios rectores del sistema jurídico, como el de legalidad, división de competencias o
de supremacía constitucional.
También resulta útil ese criterio de estudio porque existen normas que se aplican de modo
automático o se sobreentiende su aplicación para un caso determinado al lado o
conjuntamente con otras normas, precisamente porque se comprenden dentro de un
sistema y que resultan válidas para regular un caso que prevé dicho sistema, ya sea que
indique sus reglas de aplicación, orden o establezca una definición legal de los casos que
deben regularse o excluirse.
Lo anterior, no implica que exista algún impedimento para analizar de manera aislada una
norma pues en cada caso deberá ponderarse si su contenido regula un caso especial,
diverso o de excepción a los que prevé la ley en que se encuentra ubicada, o que puede
ser excluyente de las demás las normas pertenecientes al mismo sistema.
De esa guisa, se desprende que corresponde al Juez de amparo analizar en qué
supuesto se encuentra el quejoso y cómo es que se aduce la afectación en su esfera
jurídica, en relación con la aplicación de la norma, para determinar si procede analizar su
constitucionalidad o inconstitucionalidad, ya sea que el estudio de la norma sea aislado o
sistemático, según el supuesto que regule, porque en función de ello puede actualizarse
una causa de improcedencia que motive el sobreseimiento en el juicio.
Los artículos 126, 127, 128, 129, 130 y 131 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, que se impugnan, se encuentran insertos en el capítulo
primero, denominado "De las costas", del título séptimo intitulado "De las costas y de los
aranceles", y disponen lo siguiente:
"Artículo 126. Las costas son la sanción impuesta en los términos de la ley a los litigantes
que hayan actuado de mala fe, con falsedad o sin derecho, cuyo objeto es el pago de los
gastos legales que el juicio implicó a la contraparte."
"Artículo 127. Los Jueces y Magistrados al momento de dictar la sentencia que condene a
costas determinarán el monto líquido de las mismas si ello fuese posible, de no serlo se
determinará por vía incidental. En su caso, las partes deberán aportar los elementos
necesarios para efectuar la liquidación correspondiente y en su defecto, el Juez la
determinará con los elementos que se desprendan del propio expediente. Las partes
siempre tendrán derecho al cobro de las costas establecidas en esta ley, cuando
acrediten haber sido asesorados, durante el juicio, por licenciado en Derecho con cédula
profesional expedida por la autoridad o institución legalmente facultada para ello. Para el
efecto de la acreditación, los licenciados en derecho patronos registrarán su cédula
profesional ante la Primera Secretaría de Acuerdos a la Presidencia y del Pleno del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal... . En caso de que la parte favorecida
con el resultado del juicio haya sido asesorada por tercero, podrá solicitar al Juez que las
costas sean determinadas en la sentencia a favor del abogado o la institución que lo haya
patrocinado."
"Artículo 128. Las costas en primera instancia se causarán conforme a las siguientes
bases:
"a) Cuando el monto del negocio no exceda del equivalente a tres mil días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal, se causará el 10%;
"b) Cuando el monto del negocio exceda del equivalente a tres mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal y sea hasta de seis mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal, se causará el 8%; y
"c) Cuando el monto del negocio exceda del equivalente a seis mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal, se causará el 6%.
"Si el asunto tuviere que resolverse a través de una segunda instancia, las cuotas
anteriores se aumentarán en 2%."
"Artículo 129. En los negocios de cuantía indeterminada se causarán las costas
siguientes:
"I. Por el estudio del negocio para plantear la demanda, el equivalente a cien días de
salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"II. Por el escrito de demanda, el equivalente a sesenta días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal;
"III. Por el escrito de contestación a la demanda, el equivalente a sesenta días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"IV. Por la lectura de escritos o promociones presentados por el contrario, por foja, el
equivalente a cinco días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"V. Por el escrito en que se promueva un incidente o recurso del que deba conocer el
mismo Juez de los autos, o se evacue el traslado o vistas de promociones de la contraria,
el equivalente a diez días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"VI. Por cada escrito proponiendo pruebas, el equivalente a veinte días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"VII. Por cada interrogatorio de posiciones a la contraria, de preguntas o repreguntas a los
testigos, o cuestionarios a los peritos, por hoja, el equivalente a cinco días de salario
mínimo vigente en el Distrito Federal;
"VIII. Por la asistencia a juntas, audiencias o diligencias en el local del juzgado, por cada
hora o fracción, el equivalente a ocho días de salario mínimo general vigente en el Distrito
Federal;
"IX. Por la asistencia a cualquier diligencia fuera del juzgado, por cada hora o fracción,
contada a partir de la salida del juzgado, el equivalente a diez días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"X. Por la notificación o vista de proveídos, el equivalente a cinco días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal; y
"XI. Por notificación o vista de sentencia, el equivalente a ocho días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"Las costas a que se refiere esta fracción y la anterior, se cobrarán sólo cuando conste en
autos que el abogado fue notificado directamente por el actuario. En cualquier otro caso,
por cada notificación se cobrará el equivalente a dos días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal, siempre que la promoción posterior revele que el abogado
tuvo conocimiento del proveído o sentencia relativos;
"XII. Por los alegatos en lo principal, según la importancia o dificultad del caso a juicio del
Juez, el equivalente a seis y hasta doce días de salario mínimo general vigente en el
Distrito Federal, y
"XIII. Por el escrito de agravios o contestación de los mismos, el equivalente a cien días
de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal.
"Las cantidades a que se refiere este artículo serán actualizadas conforme al incremento
anualizado que se dé en el Índice Nacional de Precios al Consumidor señalado por el
Banco de México."
"Artículo 130. Si en un juicio civil o mercantil hubiere condenación en costas y los escritos
relativos no estuvieren firmados por abogado alguno, pero pudiere comprobarse
plenamente la intervención de éste y sus gestiones en el negocio, la regulación de costas
se hará de acuerdo con este arancel."
"Artículo 131. Los abogados que intervengan en juicios civiles o mercantiles por derecho
propio, cobrarán las costas que fija el presente arancel, aun cuando no sean patrocinados
por otro abogado."
De la lectura del artículo 126 de la referida ley orgánica en cita, se advierte con claridad
que las costas son una sanción impuesta en los términos de la ley a los litigantes que
actuaron de mala fe, con falsedad o sin derecho y tiene como objeto, el pago de los
gastos legales que el juicio implicó a la contraparte.
El diverso artículo 127 dispone que los Jueces y Magistrados, al momento de dictar
sentencia que condene a costas, determinarán el monto líquido de las mismas, si fuere
posible y, de no serlo, se hará en la vía incidental, en que las partes deberán aportar los
elementos necesarios para efectuar la liquidación correspondiente y, en su defecto, el
Juez determinará aquélla con los elementos que se desprendan del expediente.
Además, dispone que las partes siempre tendrán derecho al cobro de las costas
establecidas en la citada ley, cuando acrediten haber sido asesorados, durante el juicio,
por licenciado en derecho con cédula profesional expedida por la autoridad o institución
legalmente facultada para ello.
Sobre esto último, ese precepto dispone que para el efecto de la acreditación, los
licenciados en derecho patronos registrarán su cédula profesional ante la Primera
Secretaría de Acuerdos de la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal y, en el caso de que la parte favorecida con el resultado del juicio haya sido
asesorada por tercero, podrá solicitar al Juez que las costas sean determinadas en la
sentencia a favor del abogado o la institución que lo haya patrocinado.
Por otro lado, el artículo 128 de la ley en comento establece la forma en que se causarán
costas en la primera y segunda instancias, en negocios de cuantía determinada, ya que
señala claramente los diversos montos equivalentes en días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal sobre los que debe causarse costas en un determinado
porcentaje.
En tanto que el diverso 129 establece la regulación respectiva para los negocios de
cuantía indeterminada y precisa las cantidades (equivalentes en días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal) que deben cubrirse por las actuaciones procesales
ahí detalladas, mismas que serán actualizadas conforme al incremento anualizado que se
dé en el Índice Nacional de Precios al Consumidor señalado por el Banco de México.
Por su parte, el artículo 130 de la ley en comento indica que si en un juicio civil o mercantil
hubiere condenación en costas y los escritos relativos no estuvieren firmados por
abogado alguno, pero pudiere comprobarse plenamente la intervención de éste y sus
gestiones en el negocio, la regulación de costas se hará de acuerdo con este arancel.
Además, el diverso artículo 131 de esa ley establece que los abogados que intervengan
en juicios civiles o mercantiles por derecho propio, cobrarán las costas que fija el arancel,
aun cuando no sean patrocinados por otro abogado.
Las normas analizadas aunque están insertas en el capítulo de costas tiene, cada una, su
contenido y alcance según el supuesto que regula.
De esa manera, el artículo 126 establece una norma definitoria en cuanto a que las costas
constituyen una sanción impuesta en los términos de la ley a los litigantes que actuaron
de mala fe, con falsedad o sin derecho y tiene como objeto el pago de los gastos legales
que el juicio implicó a la contraparte.
El diverso artículo 127 establece la oportunidad procesal en que debe imponerse la
condena en costas, esto es, al momento de dictar sentencia, y de no serlo, se hará en la
vía incidental, en que las partes deberán aportar los elementos necesarios para efectuar
la liquidación correspondiente y, en su defecto, el Juez determinará aquélla con los
elementos que se desprendan del expediente.
Los casos regulados por dichas normas son genéricos y atañen a cualesquiera de los
casos en que la cuantía sea determinada o indeterminada, porque lo que regulan y
reconocen es la existencia de una obligación para quien actuó de mala fe, falsedad o sin
derecho.
En cambio, el artículo 128 establece la forma en que se causarán costas en la primera y
segunda instancias en negocios de cuantía determinada, mientras que el artículo 129
establece la regulación respectiva para los negocios de cuantía indeterminada y precisa
las cantidades, equivalentes en días de salario mínimo general vigente en el Distrito
Federal, que deben cubrirse por las actuaciones procesales ahí detalladas.
Los artículos 130 y 131 regulan situaciones particulares que pueden acontecer en un
juicio, en cuanto que estima procedente la regulación respectiva cuando en un juicio civil o
mercantil hubiere condenación en costas y los escritos relativos no estuvieren firmados
por abogado alguno, pero pudiere comprobarse plenamente la intervención de éste y sus
gestiones en el negocio o bien cuando quienes, siendo abogados, intervengan en juicios
civiles o mercantiles por derecho propio, cobrarán las costas que fija el presente arancel,
aun cuando no sean patrocinados por otro abogado.
De ese modo, debe distinguirse el carácter de la situación general o genérica que regula
la norma al establecer una sanción determinada o una definición que hace entendible la
aplicación de la ley, de aquellos otros casos en que regula situaciones concretas por
estimar que, por su importancia, excepcionalidad o por razones de interés público, deben
ser expresamente reguladas para evitar interpretaciones o aplicación indebida de las
razones jurídicas que informan la institución de que se trate.
En ese sentido es que debe apreciarse que en el caso de que se trata no se aplicaron los
artículos 130 y 131 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal.
En efecto, ya ha quedado precisado que en el fallo reclamado la Sala responsable aplicó
implícitamente los artículos 126 y 127 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal, que se refieren a la procedencia de las costas como sanción a los
litigantes que actuaron de mala fe, con falsedad o sin derecho, y al trámite incidental para
determinar el monto líquido de aquéllas.
Además, está demostrado que la autoridad judicial responsable aplicó los artículos 128 y
129 de la referida ley, al considerar que la cuantía del negocio para el efecto de calcular
las costas era determinada, y con base en ello fundó la condena realizada a la
demandada consistente en el pago de una cantidad cierta por concepto de gastos y
costas.
En ese contexto, debe ponderarse que los artículos 130 y 131 de la ley en cita constituyen
la regulación de casos específicos e independientes de los demás supuestos regulados
por la ley sobre el tema de costas, cuya naturaleza o situación son sancionados por el
sistema jurídico, y que se refieren a que cuando:
a. En un juicio civil o mercantil hubiere condenación en costas y en los escritos relativos
no estuvieren firmados por abogado alguno, pero pudiere comprobarse plenamente la
intervención de éste y sus gestiones en el negocio, la regulación de costas se hará de
acuerdo con el arancel que fije la propia ley orgánica (artículo 130).
b. Los abogados que intervengan en juicios civiles o mercantiles por derecho propio,
cobrarán las costas que fija el arancel de la ley orgánica aun cuando no sean
patrocinados por otro abogado (artículo 131).
De acuerdo con la controversia incidental que planteó la regulación en costas, el fallo de
primer grado que desestimó la planilla propuesta por la actora incidentista y el fallo
reclamado en esta instancia constitucional que lo declaró procedente, se aprecia que las
normas en comento no se aplicaron expresamente, como tampoco constan datos de los
que pueda inferirse su aplicación.
Así, debe precisarse que los artículos 126, 127, 128 y 129 de la Ley Orgánica del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, que ya fueron analizados, se refieren a casos
relacionados a la condena en costas considerada como de cuantía determinada o
indeterminada y cuando se trata, inclusive de ésta última tasa, cada tipo de actuación
realizada por las partes relativa a:
* El estudio del negocio para plantear la demanda.
* El escrito de demanda.
* El escrito de contestación a la demanda.
* Por la lectura de escritos o promociones presentados por el contrario.
* Por el escrito en que se promueva un incidente o recurso del que deba conocer el
mismo Juez de los autos, o se evacue el traslado o vistas de promociones de la contraria.
* Por cada escrito proponiendo pruebas.
* Por cada interrogatorio de posiciones a la contraria, de preguntas o repreguntas a los
testigos o cuestionarios a los peritos.
* Por la asistencia a juntas, audiencias o diligencias en el local del juzgado.
* Por la asistencia a cualquier diligencia fuera del juzgado.
* Por la notificación o vista de proveídos.
* Por la notificación o vista de sentencia.
Esto último guarda relevancia porque cuando el artículo 130 del ordenamiento en cita,
refiere que si los escritos relativos no estuvieren firmados por abogado alguno, pero se
pudiera comprobar su intervención y sus gestiones en el negocio, la regulación en costas
se hará conforme a este arancel, esto es, hace una referencia concreta a las actuaciones
que pueden tomarse en consideración para fijar las costas.
Entonces, la cuestión prevista en el artículo 130 de la ley en cita, constituye un supuesto
concreto de aplicación complementaria a la regla general que no se actualizó, en el caso
de que se trata, porque la Sala responsable no invocó alguna cuestión fáctica de modo
expreso o implícito que suponga su aplicación.
Similar consideración debe realizarse respecto del artículo 131 de la ley en cita, porque se
refiere al supuesto concreto en que quien interviene en un juicio civil o mercantil, por
derecho propio cobrará, las costas que fija el referido arancel.
Efectivamente, la norma en análisis supone una calidad específica de quien tiene derecho
a cobrar las costas conforme al arancel y se refiere a una persona física que ejerce la
profesión de abogado, cuando intervienen por derecho propio, lo cual no podría atribuirse
en modo alguno a una persona moral, como son las que intervinieron con calidad de
actora y demandada incidentistas en el presente asunto.
Lo anterior no se contrapone con el análisis sistemático que el juzgador puede hacer con
relación a la aplicación de determinadas normas, cuya inconstitucionalidad se hace valer
por la quejosa, como las examinadas, porque si bien es cierto que se encuentran dentro
del capítulo de costas de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal, también lo es que regulan supuestos concretos e independientes al propio
sistema que exige la comprobación de su aplicación al caso, lo cual no sucedió.
De ese modo es que se demuestra que no existió la aplicación de los artículos 130 y 131
de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en la medida en
que se trata de supuestos independientes del resto de las normas que regulan de modo
sistemático, las costas por cuantía determinada e indeterminada, que no sirvieron de
sustento al fallo reclamado; y esto último debe apreciarse sobre la base de que su
aplicación no sea inminente sino que exista y es actual, lo que no sucede en la especie.
Entonces, lo que procede es sobreseer en el juicio de amparo respecto de los actos
reclamados de la Asamblea Legislativa, jefe de Gobierno, secretario de Gobierno,
consejero jurídico y de Servicios Legales y del director de la Gaceta, todos del Distrito
Federal, así como del director del Diario Oficial de la Federación, que se hicieron consistir
en la aprobación, expedición, promulgación, refrendo y publicación del decreto de la Ley
Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, realizada en la Gaceta
Oficial del Distrito Federal y en el Diario Oficial de la Federación, el siete de febrero de mil
novecientos noventa y seis, respecto de los artículos 130 y 131 de la Ley Orgánica del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, por falta de interés jurídico, con
fundamento en los artículos 73, fracción V y 74, fracción III, de la Ley de Amparo.
Sobre el
No. de registro: 23402
10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992

particular, resulta aplicable la tesis del Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación cuyos datos de localización, rubro y texto indican:
"Localización:
"Séptima Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volúmenes: 181-186, Primera Parte
"Página: 251
"Jurisprudencia
"Materia(s): Constitucional
"LEYES O REGLAMENTOS, AMPARO CONTRA, PROMOVIDO CON MOTIVO DE SU
APLICACIÓN. Cuando se promueve un juicio de amparo en contra de una ley o
reglamento con motivo de su aplicación concreta en perjuicio del quejoso, el Juez no
puede desvincular el estudio de la ley o reglamento del que concierne a su aplicación,
acto éste que es precisamente el que causa perjuicio al promovente del juicio, y no por sí
solos, considerados en abstracto, la ley o el reglamento. La estrecha vinculación entre el
ordenamiento general y el acto concreto de su aplicación, que impide examinar al uno
prescindiendo del otro, se hace manifiesta si se considera: a) que la improcedencia del
juicio en cuanto al acto de aplicación necesariamente comprende a la ley o reglamento; b)
que la negativa del amparo contra estos últimos, por estimarse que no adolecen de
inconstitucionalidad, debe abarcar el acto de aplicación, si el mismo no se combate por
vicios propios; y c) que la concesión del amparo contra la ley o el reglamento, por
considerarlos inconstitucionales, en todo caso debe comprender también el acto de su
aplicación."
De acuerdo con lo anterior, lo que procede es modificar el fallo reclamado y sobreseer en
el juicio de amparo por los actos precisados.
NOVENO. Análisis de los argumentos que controvierten las consideraciones del Juez de
Distrito que desestimaron los conceptos de violación tendientes a demostrar que los
artículos 126, 127, 128 y 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia son
inconstitucionales.
En el primer agravio la recurrente **********, se duele sustancialmente de que el a quo
federal:
a. No fue claro, ni preciso ni congruente con lo alegado en la demanda de amparo y con
las constancias de autos.
b. Que la inconstitucionalidad no se hizo consistir en que la Asamblea Legislativa
careciera de competencia para emitir la ley orgánica referida, sino que al regular el
arancel que por concepto de costas tienen derecho a cobrar las partes en los juicios
mercantiles, invadía la esfera de atribuciones reservada a la autoridad federal; lo cual, al
no ser considerado así, implicó que se apartara de la litis.
c. Que es indudable que la Asamblea Legislativa tiene facultades para emitir la Ley
Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, pero no para que sus
normas se apliquen a los juicios de carácter mercantil, porque esta última es una facultad
exclusiva del Congreso de la Unión, como se aprecia de lo dispuesto por el artículo 122
de la Constitución Federal, en el que se dispone la competencia de la Asamblea
Legislativa sin que comprenda la materia de comercio.
d. Que las autoridades del Estado sólo pueden realizar los actos previstos en el
ordenamiento jurídico y, en especial, en la Constitución Federal, máxime que el artículo
73 de ese ordenamiento no hace discriminación alguna respecto de las leyes en materia
comercial que puede expedir el Congreso de la Unión, por lo que a éste le corresponde
legislar en cuanto a las bases aplicables para el cálculo de costas en los juicios
mercantiles.
e. Que el hecho de que no esté prevista la cuantificación de las costas en el Código de
Comercio anterior a las reformas de trece de junio de dos mil dos, y establezca la
supletoriedad de la ley de procedimientos local, su aplicación es subsidiaria y debe ser
calificada a la luz de la Constitución Federal, que no permite que una autoridad diversa al
Congreso de la Unión legisle en materia de comercio, ni se autoriza a un órgano no
facultado, para que expida las reglas o aranceles conforme a los cuales debe efectuarse
el cálculo de las costas en juicios mercantiles, apoya su criterio en la tesis cuyo rubro es:
"COSTAS EN AMPARO. EL ARTÍCULO 235 DE LA LEY ORGÁNICA DE LOS
TRIBUNALES DE JUSTICIA DEL FUERO COMÚN DEL DISTRITO Y TERRITORIOS
FEDERALES QUE LAS ESTABLECE EN JUICIOS DE AMPARO, INVADE LA ESFERA
DE LA FEDERACIÓN (LEGISLACIÓN ABROGADA MEDIANTE DECRETO PUBLICADO
EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 7 DE FEBRERO DE 1996)."
f. La fijación de las costas no se realizaría de manera arbitraria sino que debe efectuarse
en función de las expensas que acredite el vencedor con documento fehaciente que
realizó en el procedimiento, lo que constituye el espíritu del capítulo de costas del Código
de Comercio, según lo indica el artículo 1085 de ese ordenamiento; lo cual no implica
riesgo para las partes, porque de acuerdo con el artículo 1088 del Código de Comercio, el
Juez en ejercicio de sus facultades discrecionales debe resolver sobre el tema, como se
desprende de la jurisprudencia cuyo rubro es: "PLANILLA DE LIQUIDACIÓN EN EL
JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. AUNQUE NO SE OPONGA A ELLA EL
CONDENADO, EL JUEZ TIENE FACULTADES PARA EXAMINAR DE OFICIO SU
PROCEDENCIA."
g. No resulta aplicable el artículo 1089 del Código de Comercio porque se refiere a peritos
o cualquier otro funcionario no sujeto a arancel y no se establece la referencia de los
aranceles para el cálculo de costas, por lo que no procede la aplicación analógica, porque
remite a la figura de honorarios lo que es diferente de aquéllas.
h. No resulta aplicable la tesis invocada por el a quo cuyo rubro es: "COSTAS EN
MATERIA MERCANTIL. PARA SU CUANTIFICACIÓN TRATÁNDOSE DE JUICIOS
TRAMITADOS EN EL DISTRITO FEDERAL, DEBEN APLICARSE DE MANERA
SUPLETORIA LAS BASES PREVISTAS EN LOS ARTÍCULOS 128 Y 129 DE LA LEY
ORGÁNICA DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE ESA ENTIDAD
FEDERATIVA."; lo anterior, porque no se desprende que se hayan valorado los artículos
130 y 131 de la ley orgánica de mérito, que establecen referencias a los juicios
mercantiles en materia de costas, en un ordenamiento emitido por una autoridad
legislativa local.
i. En ningún momento destacó que los artículos 126 a 131 de la ley en cita fuesen
aplicables sólo a los juicios mercantiles sino que precisó que al regular dichos numerales
el arancel que por concepto de costas tienen derecho a cobrar las partes, inclusive en
juicios mercantiles, ese proceder era invasor de la competencia de la autoridad federal.
Esos motivos de inconformidad son fundados pero inoperantes en parte e infundados en
otra.
En efecto, el Juez de Distrito analizó la litis constitucional, a partir de los siguientes
supuestos:
* La Asamblea Legislativa del Distrito Federal tiene facultades constitucionales para emitir
la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en términos del
artículo 122, base primera, fracción V, inciso m), de la Constitución Federal, y que por
ello, la emisión de la ley de mérito no es violatoria de lo previsto en el artículo 16 de la
Constitución Federal.
* Las costas procesales con gastos, que hacen las partes durante el juicio, y obedece a
intereses de orden público tutelados por el artículo 17 constitucional, en tanto asegura que
el vencedor de un juicio se vea resarcido por la disminución patrimonial que sufrió al
erogar diversas cantidades para el reconocimiento judicial de su derecho.
* Las costas provienen de un acto procesal propio de un juicio, que no es exclusivo de la
materia mercantil sino que depende de la acción ejercida y del hecho de que una parte
puso en movimiento al aparato jurisdiccional a través de la presentación de la demanda,
lo que indudablemente propició que su contraparte fuera llamada a juicio y erogara gastos
para su defensa.
* La condena en costas sólo es dable en el universo que el juicio integra, por lo que puede
obsequiarse (sic) por actuaciones dentro de éste o en incidentes, y el artículo 1082 del
Código de Comercio establece que cada parte será inmediatamente responsable de las
costas que originen las diligencias que promueva y, en caso de condena en costas, la
condenada indemnizará a la otra de todas las que se hubieren causado.
* El artículo 73, fracción X, de la Constitución Federal otorga facultades al Congreso de la
Unión para emitir leyes en materia comercial, y en tratándose de costas en contra de la
parte vencida en el juicio cuya cuantificación no se encuentra prevista en la legislación
procesal correspondiente, por lo que deben aplicarse de manera supletoria las bases
previstas en los artículos 128 y 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal.
* De conformidad con los artículos 2o. y 1054 del Código de Comercio anterior a la
reforma de trece de junio de dos mil dos, se establece la supletoriedad de las normas
procesales locales y que, a falta de disposiciones en el Código de Comercio, serán
aplicables a los actos de comercio las del derecho común.
* De entre las normas de derecho común destacan los artículos 1082 (sic) y 2607 del
Código Civil Federal, los cuales disponen, en lo conducente, que la parte que pierde debe
reembolsar a su contraria las costas del proceso y que si los servicios prestados
estuvieran regulados por arancel, éste servirá de norma para fijar el importe de los
honorarios, de lo que se advierte la inexistencia de regulación para la cuantificación de las
costas procesales, y se justifica la aplicación de los artículos 128 y 129 de la Ley Orgánica
del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, a fin de integrar la norma mercantil,
aunado a que el artículo 1089 del Código de Comercio autoriza que las costas se regulen
conforme a aranceles y sólo en su defecto acudir a mecanismos diferentes.
* Cito en apoyo de lo anterior la tesis cuyo rubro es: "COSTAS EN MATERIA
MERCANTIL. PARA SU CUANTIFICACIÓN TRATÁNDOSE DE JUICIOS TRAMITADOS
EN EL DISTRITO FEDERAL, DEBEN APLICARSE DE MANERA SUPLETORIA LAS
BASES PREVISTAS EN LOS ARTÍCULOS 128 Y 129 DE LA LEY ORGÁNICA DEL
TRIBUNAL SUPERIOR DE ESA ENTIDAD FEDERATIVA."
* Concluye el Juez Federal que de acuerdo con lo expuesto no existe invasión de esferas
competenciales por parte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y lo que procede
es negar el amparo.
Como lo aduce la recurrente, el Juez de Distrito se apartó de la litis planteada en el juicio
de amparo, en la medida en que la cuestión de inconstitucionalidad de los artículos 126 a
129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, se hizo
consistir por la quejosa en que al regularse en dichos numerales el arancel que por
concepto de costas tienen derecho a cobrar las partes en los juicios mercantiles, la
Asamblea Legislativa invadió la esfera de atribuciones reservada a la autoridad federal y
no en que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal careciera de competencia para
emitir la citada ley, lo cual no se cuestionó.
Ese proceder jurisdiccional infringió lo previsto en el artículo 77, fracción I, de la Ley de
Amparo y es suficiente para que este tribunal subsane esa incongruencia y analice el
fondo de la cuestión planteada, que revela que los conceptos de violación son infundados.
Lo anterior, porque de la confrontación de las normas secundarias con la Constitución
Federal, no se desprende que el legislador haya invadido la esfera federal, porque
únicamente regulan la institución de las costas y la forma de cuantificarlas, lo cual es
materia de legislación local, que no está expresa ni implícitamente otorgada al Congreso
de la Unión como Poder Legislativo Federal.
En efecto, los artículos 126 a 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal disponen lo siguiente:
"Artículo 126. Las costas son la sanción impuesta en los términos de la ley a los litigantes
que hayan actuado de mala fe, con falsedad o sin derecho, cuyo objeto es el pago de los
gastos legales que el juicio implicó a la contraparte."
"Artículo 127. Los Jueces y Magistrados al momento de dictar la sentencia que condene a
costas determinarán el monto líquido de las mismas si ello fuese posible, de no serlo se
determinará por vía incidental. En su caso, las partes deberán aportar los elementos
necesarios para efectuar la liquidación correspondiente y en su defecto, el Juez la
determinará con los elementos que se desprendan del propio expediente. Las partes
siempre tendrán derecho al cobro de las costas establecidas en esta ley, cuando
acrediten haber sido asesorados, durante el juicio, por licenciado en derecho con cédula
profesional expedida por la autoridad o institución legalmente facultada para ello. Para el
efecto de la acreditación, los licenciados en derecho patronos registrarán su cédula
profesional ante la Primera Secretaría de Acuerdos a la Presidencia del Tribunal Superior
de Justicia del Distrito Federal... . En caso de que la parte favorecida con el resultado del
juicio haya sido asesorada por terceros, podrá solicitar al Juez que las costas sean
determinadas en la sentencia a favor del abogado o la institución que lo haya
patrocinado."
"Artículo 128. Las costas en primera instancia se causarán conforme a las siguientes
bases:
"a) Cuando el monto del negocio no exceda del equivalente a tres mil días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal, se causará el 10%;
"b) Cuando el monto del negocio exceda del equivalente a tres mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal y sea hasta de seis mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal, se causará el 8%; y
"c) Cuando el monto del negocio exceda del equivalente a seis mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal, se causará el 6%.
"Si el asunto tuviere que resolverse a través de una segunda instancia, las cuotas
anteriores se aumentarán en 2%."
"Artículo 129. En los negocios de cuantía indeterminada se causarán las costas
siguientes:
"I. Por el estudio del negocio para plantear la demanda, el equivalente a cien días de
salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"II. Por el escrito de demanda, el equivalente a sesenta días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal;
"III. Por el escrito de contestación a la demanda, el equivalente a sesenta días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"IV. Por la lectura de escritos o promociones presentados por el contrario, por foja, el
equivalente a cinco días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"V. Por el escrito en que se promueva un incidente o recurso del que deba conocer el
mismo Juez de los autos, o se evacue el traslado o vistas de promociones de la contraria,
el equivalente a diez días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"VI. Por cada escrito proponiendo pruebas, el equivalente a veinte días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"VII. Por cada interrogatorio de posiciones a la contraria, de preguntas o repreguntas a los
testigos, o cuestionarios a los peritos, por hoja, el equivalente a cinco días de salario
mínimo vigente en el Distrito Federal;
"VIII. Por la asistencia a juntas, audiencias o diligencias en el local del juzgado, por cada
hora o fracción, el equivalente a ocho días de salario mínimo general vigente en el Distrito
Federal;
"IX. Por la asistencia a cualquier diligencia fuera del juzgado, por cada hora o fracción,
contada a partir de la salida del juzgado, el equivalente a diez días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"X. Por la notificación o vista de proveídos, el equivalente a cinco días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal; y
"XI. Por notificación o vista de sentencia, el equivalente a ocho días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"Las costas a que se refiere esta fracción y la anterior, se cobrarán sólo cuando conste en
autos que el abogado fue notificado directamente por el actuario. En cualquier otro caso,
por cada notificación se cobrará el equivalente a dos días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal, siempre que la promoción posterior revele que el abogado
tuvo conocimiento del proveído o sentencia relativos;
"XII. Por los alegatos en lo principal, según la importancia o dificultad del caso a juicio del
Juez, el equivalente a seis y hasta doce días de salario mínimo general vigente en el
Distrito Federal, y
"XIII. Por el escrito de agravios o contestación de los mismos, el equivalente a cien días
de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal.
"Las cantidades a que se refiere este artículo serán actualizadas conforme al incremento
anualizado que se dé en el Índice Nacional de Precios al Consumidor señalado por el
Banco de México."
Las normas transcritas disponen que las costas son una sanción impuesta, en los
términos de la ley, a los litigantes que actuaron de mala fe, con falsedad o sin derecho y
tienen como objeto el pago de los gastos legales que el juicio implicó a la contraparte.
También prevén el supuesto de que los Jueces y Magistrados al momento de dictar
sentencia que condene a costas determinarán el monto líquido de las mismas, si fuere
posible y, de no serlo, se hará en la vía incidental, en que las partes deberán aportar los
elementos necesarios para efectuar la liquidación correspondiente y, en su defecto, el
Juez determinará aquélla con los elementos que se desprendan del expediente.
Además, disponen que las partes siempre tendrán derecho al cobro de las costas
establecidas en esta ley, cuando acrediten haber sido asesorados, durante el juicio, por
licenciado en derecho con cédula profesional expedida por la autoridad o institución
legalmente facultada para ello.
Igualmente, se establece que para el efecto de la acreditación, los licenciados en derecho
patronos registrarán su cédula profesional ante la Primera Secretaría de Acuerdos de la
Presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y, en el caso de que la
parte favorecida con el resultado del juicio haya sido asesorada por tercero, podrá solicitar
al Juez que las costas sean determinadas en la sentencia a favor del abogado o la
institución que lo haya patrocinado.
El artículo 128 de la ley en comento establece la forma en que se causarán costas en la
primera y segunda instancias en negocios de cuantía determinada, ya que señala
claramente los diversos montos equivalentes en días de salario mínimo general vigente
en el Distrito Federal sobre los que debe causarse costas en un determinado porcentaje.
El artículo 129 establece la regulación respectiva para los negocios de cuantía
indeterminada y precisa las cantidades (equivalentes en días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal) que deben cubrirse por las actuaciones procesales ahí
detalladas, mismas que serán actualizadas conforme al incremento anualizado que se dé
en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, señalado por el Banco de México.
De lo expuesto se desprende que las normas examinadas establecen las reglas para el
cálculo de las costas, dependiendo de que sean de cuantía determinada o indeterminada,
como sanción para el litigante que actuó con falsedad o sin derecho.
Por tanto, no regulan ningún caso en que deban causarse costas en juicios mercantiles,
que dé lugar a estimar que la Asamblea Legislativa invadió la esfera de competencia
reservada al Congreso de la Unión sobre la materia de comercio, que implica la ley
sustantiva y procesal mercantil, como se desprende de la fracción X del artículo 73 de la
Constitución Federal pues, únicamente, prevén supuestos genéricos para la
determinación de las costas en los juicios sin hacer alusión expresa a los juicios
mercantiles.
Esto es así, además, porque la inconstitucionalidad de las normas secundarias debe
provenir de su propio contenido y su confrontación con el texto de la Constitución Federal
y no se determina por el acto

No. de registro: 23402


10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992
concreto de aplicación, del que la quejosa pretende derivar la referida
inconstitucionalidad.
Lo expuesto no se contrapone con lo señalado por este Tribunal Colegiado, en cuanto a
que las normas deben analizarse como parte o elementos de un sistema, y que deben
entenderse implicadas otras normas que regulan su funcionamiento, porque si bien es
cierto que la quejosa aduce que los artículos 130 y 131 de la referida ley aluden de modo
concreto a los casos en que proceden las costas en juicios civiles y mercantiles, también
lo es que revela una invasión a la competencia de la autoridad legislativa federal, esto
último no determina la inconstitucionalidad de las normas examinadas.
Se afirma lo anterior, porque ya se estableció que las normas que se impugnan de
inconstitucionales pueden guardar íntima relación con otras, que pueden resultar
aplicadas como consecuencia de la aplicación de las primeras, y como resultado de
comprenderlas como integrantes de un sistema normativo.
Sin embargo, también las normas de una determinada ley, comprendidas dentro del
sistema normativo, pueden regular hipótesis diferentes, diversas o excluyentes de otras,
que no supone que ante la aplicación de unas de ellas se tengan como implícita o
tácitamente aplicadas, precisamente, por su carácter autónomo, excepcional o diverso.
Éste es el caso de los artículos 126, 127, 128 y 129 de la Ley Orgánica del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, porque atañen a reglas genéricas para
cuantificación de las costas en los juicios ventilados en el Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal y, por ende, regulan supuestos distintos de los previstos en los artículos
130 y 131 de la citada ley, que atañen a la cuantificación de costas en juicios civiles o
mercantiles sobre situaciones fácticas concretas atinentes a que si los escritos relativos
no estuvieren firmados por abogado alguno, pero pudiera comprobarse su intervención y
sus gestiones en el negocio, la regulación en costas se hará conforme a este arancel; y
que quien interviene en un juicio civil o mercantil por derecho propio cobrará las costas
que fija el referido arancel.
De manera que, aunque dichas normas pertenecen a un mismo sistema normativo, debe
discriminarse su aplicación porque se trata de casos distintos que no suponen su
aplicación automática, de manera implícita o tácita, sino la existencia de una situación
particular y que, como tal, se encuentra ligada al acto de aplicación, respecto del que no
se advierte, como ya se precisó, que dichas normas sean aplicadas como consecuencia
de las que regulan supuestos genéricos, como los enunciados.
En esas condiciones es que procede modificar, por las razones expuestas, el fallo
recurrido y negar el amparo contra actos de la Asamblea Legislativa, jefe de Gobierno,
secretario de Gobierno, consejero jurídico y de Servicios Legales y del director de la
Gaceta Oficial, todos del Distrito Federal así como del director del Diario Oficial de la
Federación, consistentes en la aprobación, expedición, promulgación, refrendo y
publicación de los artículos 126, 127, 128 y 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior
de Justicia del Distrito Federal.
DÉCIMO. Argumentos que aducen la inobservancia del Juez de Distrito de
consideraciones que son cosa juzgada sobre la cuantificación de la condena en costas en
el juicio natural.
La recurrente **********, expone sustancialmente que:
a. El fallo no es preciso, claro, ni congruente con lo alegado en la demanda y con las
constancias de autos, las que tienen pleno valor probatorio.
b. Asiste razón al Juez Federal cuando señala que el asunto es de cuantía determinada,
sin embargo, de las consideraciones de los fallos emitidos por este tribunal en los
recursos de revisión RC. ********** y RC. ********** existen consideraciones que, sin
desconocer la naturaleza de cuantía determinada del juicio, permiten calificar el alcance
de los hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto de la demanda, que no
determinan, de suyo, la inoperancia de los conceptos de violación.
c. El Juez Federal destaca del fallo emitido en el recurso de revisión RC. **********, las
consideraciones atinentes a que por asuntos de cuantía determinada deben entenderse
no sólo aquellos en que se reclame una cantidad líquida, sino los que son susceptibles de
valuarse pecuniariamente en la medida en que inciden en el patrimonio de los litigantes o
porque tienen una significación económica que no está limitada por la naturaleza de la
prestación reclamada; que para realizar esa determinación debe atenderse como hecho
relevante, que la materia litigiosa es susceptible de ser valuada pecuniariamente
atendiendo a los hechos narrados como causa de pedir; que el hecho de que se plantee
un reclamo genérico no convierte el asunto en cuantía determinada, sino que debe
atenderse a la naturaleza del reclamo y a los hechos en que se sustentó la pretensión y
que, en el caso de los hechos de la demanda, décimo segundo, décimo tercero y décimo
cuarto sí se precisaron diversas cantidades líquidas, por lo que el asunto era de cuantía
determinada.
Que se obtiene como verdad legal derivada del fallo dictado por este Tribunal Colegiado
en el expediente RC. **********, que es cosa juzgada, que para llegar a la cuantía
determinada del negocio debe atenderse a diversas cantidades líquidas referidas en los
hechos de la demanda e identificados como décimo segundo, décimo tercero y décimo
cuarto.
d. Que de las consideraciones torales del recurso de revisión RC. ********** resuelto por
este Tribunal Colegiado, se colige que la cuantía del negocio para los efectos de la
cuantificación y pago de costas se define a partir de lo que se reclamó en la demanda y
que de ser objeto de condena, puede determinarse en la etapa de liquidación respectiva,
por lo que debe estimarse correcta la determinación del a quo en el sentido de que los
intereses forman parte del negocio, porque se refleja el valor de la relación jurídica en que
se apoyan las pretensiones de las partes.
e. La recurrente también destaca de esa ejecutoria, que se apreció que en el caso
concreto, todos los reclamos en que la parte actora fijó una cantidad líquida en los hechos
citados, la sujetó a que pudiera sufrir modificaciones, en virtud de conciliaciones,
compensaciones y pagos que operaran entre las partes con posterioridad a la
presentación de la demanda, porque era necesario que se conocieran aquéllos para que
arrojara una cantidad neta, que conforme a las prestaciones y hechos le correspondía a la
actora demostrarlas, a fin de fijar la cantidad líquida que podía ser pagada y por
consecuencia "cuál era el interés moratorio que debería cubrírsele"; de modo que si la
actora incidentista pretendía calcular el monto del negocio con la suma que resultara de
intereses moratorios respectivos por estimar que existían cantidades líquidas en las
prestaciones de la demanda y los hechos, debía demostrar que sí existían bases
suficientes para estimar que las cifras que se reclamaron de pago no estaban sujetas a
compensación, conciliación o pago; que sí ocurrieron esas modificaciones o que no
existieron.
f. La inconforme destaca del fallo referido, que también se ponderó que no podía
estimarse que en el caso del interés hubiera una deuda líquida y exigible en los términos
previstos por el artículo 2189 del Código Civil Federal, porque no estaba determinada al
haberse señalado que tal aspecto dependería de la liquidación respectiva en ejecución de
sentencia y tampoco era determinable, dentro del plazo de nueve días porque se sujetó a
que en el juicio existieran conciliaciones, compensaciones y pagos, lo que no se demostró
en el proceso, ya que para demostrar la liquidez de los intereses se requería acreditar que
se trataba de una suma fácilmente comprobable sobre su monto, sin necesidad de
realizar depuración alguna, aunado a que para calcular el monto del negocio como
parámetro para fijar las costas del juicio debía acreditarse que existió una deuda conforme
a la cual se generó aquel concepto, en términos de lo dispuesto por el artículo 362 del
Código de Comercio.
g. Por lo anterior, aduce la inconforme, el que haya quedado resuelto que el asunto es de
cuantía determinada con base en los hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo
cuarto de la demanda, lo que es cosa juzgada, no es obstáculo para apreciarlo con los
diversos argumentos expresados por este Tribunal Colegiado en el recurso de revisión
RC. **********, porque si bien se expresan a propósito de los intereses legales reclamados
en la demanda "bien pueden ser aplicados de igual forma a las cantidades referidas en
aquellos apartados del escrito inicial".
h. Que es así porque este Tribunal Colegiado estableció, al resolver ese recurso de
revisión, que en todos los reclamos la actora fijó una cantidad líquida en los hechos
décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto de la demanda, que sujetó a las
modificaciones que pudiera sufrir por las conciliaciones, compensaciones o pagos que
operaran entre las partes, con posterioridad a la presentación de la demanda, por lo que
era necesario que en función de la relación comercial habida entre las partes, se
reconocieran aquéllas para que se arrojara la cantidad neta y le correspondía a la actora
en el juicio natural demostrar esos extremos, como le correspondía a la actora incidentista
demostrar que sí existían bases suficientes para estimar que las cifras reclamadas no
estaban sujetas a compensación, conciliación o pago y que eran una deuda líquida, por lo
que bastaba una operación aritmética para determinar los intereses como elemento
integrante del monto del negocio o que las modificaciones sucedieron o no existieron.
i. Que esas consideraciones referidas al concepto de intereses pueden ser aplicadas en
su conjunto a las demás sumas de dinero referidas en los hechos décimo segundo,
décimo tercero y décimo cuarto de la demanda, por los conceptos de derechos de paso,
fletes interlineales y derechos de arrastre, porque así como los intereses quedarían
sujetos a las conciliaciones, compensaciones o pagos, lo mismo acontecería con las
cantidades líquidas mencionadas en esos apartados.
j. Que como esas consideraciones constituyeron cosa juzgada, debieron reflejar sus
efectos en la sentencia reclamada para que, partiendo de la base de que el juicio es de
cuantía determinada se analizara si con relación a las cantidades mencionadas en los
hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto de la demanda se encontraban
demostradas las conciliaciones, compensaciones o pagos, que pudiera arrojar una
cantidad líquida y fácilmente comprobable, lo que no fue acreditado en autos por ninguna
de las partes.
En su apoyo cita las tesis cuyos rubros son: "COSA JUZGADA FORMAL Y COSA
JUZGADA MATERIAL. DISTINCIÓN Y EFECTOS.", "COSA JUZGADA REFLEJA.",
"COSA JUZGADA, EFICACIA REFLEJA DE LA." y "COSA JUZGADA. EFICACIA
REFLEJA DE LA."
k. Resulta simplista el argumento del Juez de Distrito en el sentido de que los conceptos
de violación son inoperantes ya que para analizar en su justa medida los alcances de la
cosa juzgada debió atender a las consideraciones que apoyaron los fallos dictados en los
recursos de revisión RC. ********** y RC. **********, que dejan al descubierto que dentro de
los hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto de la demanda debían
atenderse a las diversas cantidades líquidas que, después precisó este Tribunal
Colegiado en la segunda resolución, a propósito de los intereses, que por igualdad de
razón deben aplicarse a aquellas sumas, eran aquéllas que una vez demostradas las
conciliaciones, compensaciones y pagos, afectarían todos los reclamos contenidos en
esos hechos, que debían acreditarse por las partes, lo que no sucedió.
l. Que debe apreciarse que las cantidades líquidas mencionadas en los hechos de la
demanda en términos del artículo 2189 del Código Civil Federal importan una cuantía
"que se haya determinado o pueda determinarse dentro del plazo de nueve días, según
se resolvió en el recurso de revisión RC. ********** y, sobre todo, en el diverso expediente
RC. **********, es de concluirse que aun dentro de los hechos décimo segundo, décimo
tercero y décimo cuarto de la demanda inicial, están mencionadas cantidades que en
sentido estricto no deben ser comprendidas como deudas líquidas, por carecer de un dato
objetivo, que las hace imposibles de cuantificar y que no pueden considerarse para la
cuantificación del monto de las costas" (sic), que omite apreciar el a quo, al declarar
inoperantes sus conceptos de violación, cuando lo que pretende con ellos es respetar los
alcances de la cosa juzgada y aplicarlos de modo que reflejen sus efectos.
m. No debe perderse de vista, que los saldos estimados son sólo una aproximación del
monto de las partidas registradas por los rubros materia del juicio, en la contabilidad de la
recurrente, sin que exista una manera precisa de medirlas, determinarlas o calcularlas
dentro del plazo de nueve días, porque sólo tienden a evaluar un beneficio esperado, pero
que no es cierto, inamovible ni objetivo, como se aprecia de las cantidades que se refieren
en los hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto de la demanda.
n. Que lo anterior no implica que se pretendan examinar cuestiones relacionadas con el
fondo del negocio, al invocar las consideraciones de la ejecutoria dictada el tres de
febrero de dos mil cinco, por este Tribunal Colegiado en el expediente DC. **********, que
le negó el amparo; que lo que pretende ilustrar es que los documentos denominados
"integración de la cuenta por cobrar" fueron desestimados y no se les atribuyó valor
probatorio alguno, por considerarse que no existían elementos que demostraran que la
información en ellos consignada sea un reflejo de lo asentado en los libros contables de
**********, por lo que es claro que de acuerdo con lo resuelto, no son de considerarse
aquellas estimaciones o saldos estimados como una suma de dinero líquida fácilmente
comprobable, cuya cuantía esté determinada o pueda determinarse dentro de nueve días,
de donde se sigue sin lugar a dudas que debían ser excluidos del monto del negocio.
o. Que a lo anterior no se opone la jurisprudencia invocada por el Juez de Distrito, con la
finalidad de ilustrar cómo se integra el monto del negocio, cuyo rubro es: "CUANTÍA DEL
NEGOCIO, INCLUYE A LA SUERTE PRINCIPAL Y LOS INTERESES DEMANDADOS
PARA EL EFECTO DE REGULAR LOS HONORARIOS DE LOS ABOGADOS
(LEGISLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL)."; que es así porque según lo fallado por este
Tribunal Colegiado en las ejecutorias de mérito, la apreciación de ese concepto quedó
sujeta a aquellas cantidades líquidas, en la que no todas las sumas mencionadas en los
hechos de la demanda participan de sus características, y deben ser excluidas del
concepto monto del negocio, para efectos del cálculo de costas, de manera que los
criterios invocados en la demanda de amparo sí resultan aplicables y favorables a su
interés.
Punto de litis. De acuerdo con los hechos antecedentes del acto reclamado, las
consideraciones del fallo reclamado, los razonamientos expuestos en la sentencia
recurrida y los agravios que la controvierte, se colige que en esta instancia constitucional
un punto toral de la litis consiste sustancialmente en determinar si:
a. Fue correcto que el a quo federal determinara que los conceptos de violación
resultaban inoperantes, porque pretendían que se reexaminara un punto que constituye
cosa juzgada, en atención a las diversas ejecutorias de este Tribunal Colegiado, sobre el
carácter de cuantía determinada del asunto, para el efecto del cálculo sobre costas, en
razón de que en el diverso recurso de revisión RC. ********** sostuvo que los intereses
que la actora incidentista tomó en consideración, para cuantificar el monto de las costas,
no era determinado ni era determinable, en términos del artículo 2189 del Código Civil
Federal, porque le correspondía a la actora incidentista demostrar que sí existían bases
suficientes para estimar que las cifras reclamadas no estaban sujetas a compensación,
conciliación o pago y que eran una deuda líquida, por lo que bastaba una operación
aritmética para determinar los intereses como elemento integrante del monto del negocio,
o que las modificaciones sucedieron o no existieron, lo que no ocurrió.
b. Si resulta procedente que las consideraciones vertidas en esta última ejecutoria,
referidas al concepto de intereses, sean aplicadas en su conjunto a las demás sumas de
dinero referidas en los hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto de la
demanda, por los conceptos de derechos de paso, fletes interlineales y derechos de
arrastre, porque así como los intereses quedarían sujetos a las conciliaciones,
compensaciones o pagos, lo mismo acontecería con las cantidades líquidas mencionadas
en esos apartados.
c. Si es legal que se interpreten las consideraciones del fallo referido, a fin de respetar los
alcances de la cosa juzgada y aplicarlos de modo que reflejen sus efectos.
A fin de resolver la cuestión planteada, deben ponderarse las consideraciones torales que
expresó este Tribunal Colegiado, en el recurso de revisión RC. **********, resuelto el
treinta y uno de octubre de dos mil siete, y que constituyen cosa juzgada sobre el tema.
En ese fallo se sostuvieron medularmente los criterios que constituyen la base para
determinar cuándo un juicio es de cuantía determinada o indeterminada, y son los
siguientes:
1. Las costas causadas en el proceso deben cuantificarse conforme a la ley vigente en la
fecha en que se dicta la sentencia definitiva, y que como la sentencia definitiva fue dictada
el veintidós de marzo de dos mil cuatro, esa situación debía ser tomada en cuenta para
determinar la ley vigente conforme a la cual se cuantificarían las costas, así como que se
trataba de un juicio ordinario mercantil en el que resulta aplicable supletoriamente el
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, en la materia referida a las
costas, en términos del artículo 1054 del Código de Comercio.
2. De la lectura de los artículos 139 y 141 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal y 126, 127, 128 y 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal, se advierte, con claridad, en lo que interesa, que cada parte se hará
responsable de los gastos y costas de las diligencias que promueva y, que la condena en
costas no comprenderá la remuneración del abogado patrono ni la del procurador, si no
estuvieren legalmente autorizados para ejercer la abogacía y que los abogados
extranjeros no podrán cobrar gastos sino cuando estén autorizados legalmente para
ejercer la abogacía, así como el trámite que debe darse para su liquidación; y además, se
fijan los parámetros para determinar cuando se trata de asuntos de cuantía determinada e
indeterminada y el régimen que debe aplicársele a cada uno de ellos.
3. De lo anterior se advirtió que hay cuantía determinada del pleito, en aquellos casos en
que existe un reclamo líquido y específico dentro del juicio; y en dicha hipótesis deben
comprenderse los de una cuantía determinable, con apoyo en los criterios que la ley
señala o se plantean en la ejecución de sentencia; por lo que en este supuesto resulta
aplicable para la determinación en costas, lo previsto en el artículo 128 de la Ley Orgánica
del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
4. Se estableció al interpretar esas normas que existía cuantía indeterminada del pleito,
en los asuntos de cuantía inestimable o no pecuniarios, esto es, aquellos en que el juicio
no es susceptible de valoración económica; los asuntos de cuantía indeterminada que
parten del supuesto de que siendo el asunto de carácter económico la ley procesal no
establece una regla específica para concretarla; los asuntos de cuantía no determinada
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Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
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porque no se ha fijado la cuantía de la pretensión en la demanda.


5. En todos estos casos, a falta de determinación de la cuantía del asunto, según lo prevé
el artículo 129 de la ley en cita, se toma en cuenta la actividad desplegada en el estudio
del asunto, la naturaleza del litigio en razón de las diversas eventualidades ocurridas en el
proceso: demanda, contestación, lectura de escritos o promociones presentados; escritos
por los que se promueve un incidente; escrito ofertorio de pruebas; interrogatorios para el
desahogo de aquéllas; asistencia a juntas, audiencias o diligencias en el local del juzgado;
diligencias fuera del juzgado; notificación y vista de proveídos y sentencias, alegatos y
agravios, conforme a un parámetro objetivo previamente señalado en la ley.
6. Así se concluye, que las costas deben determinarse tomando en cuenta que son una
sanción impuesta por la ley, a la conducta procesal de los litigantes; además, por asuntos
de cuantía determinada debe entenderse no sólo aquellos en que se reclame una
cantidad líquida, sino también aquellos que son susceptibles de evaluarse
pecuniariamente, en la medida en que inciden en el patrimonio de los litigantes o porque
tienen una significación económica que no se encuentra limitada por la naturaleza de la
prestación que se reclama en el juicio, pues éste es sólo el reflejo de una situación de
hecho o de derecho que puede ser valorada y determinada patrimonialmente.
7. El dato de la cuantía determinada o indeterminada, para el efecto de determinar las
costas, en principio se definirá por el valor del negocio cuando éste se plantee en forma
líquida en la demanda, tal y como se desprende del artículo 128 de la Ley Orgánica del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y deberá estimarse que se trata de
aquellos de naturaleza "indeterminada" en los casos en que en la demanda exista
imposibilidad de determinarlo y sea necesario hacerlo en ejecución de sentencia, salvo
que sea determinable, como cuando se trata de los juicios reivindicatorios en que su
cuantía viene determinada por el valor del inmueble y constituye un dato relevante desde
el momento de la demanda.
8. En el Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal existen parámetros que
permiten establecer, en primer lugar, la naturaleza determinable de la cuantía del asunto
o, en su caso, su "cuantía indeterminada", y que pueden adminicularse con los criterios
establecidos en el artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal, que se coligen de los artículos 157 y 158 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal, de modo que tratándose de controversias sobre propiedad,
posesión o derechos reales, la competencia se define por el valor del inmueble materia de
la litis, y ese dato que sirve para definir al juzgador que resolverá la controversia, también
resulta útil para demostrar que se trata de aquellos que pueden ser susceptibles de
evaluarse, para los efectos de condena en costas y equipararse a los de cuantía
determinada.
9. La cuantía determinada o indeterminada del negocio es susceptible de ser definida
para los efectos de la cuantificación y pago de aquéllas, precisamente a partir de lo que
se reclamó en la demanda y que de ser objeto de condena, puede determinarse en la
etapa de liquidación respectiva, en donde sólo falta traducirla a cantidad líquida, sin
importar que se trate de aquellos casos en que del capítulo de prestaciones de la
demanda no derive el reclamo de una cantidad líquida, sino que debe tomarse como
hecho relevante que la materia litigiosa sea susceptible de ser evaluada pecuniariamente,
atendiendo a los hechos narrados como causa de pedir, porque es precisamente lo que
en principio es determinante de la competencia del Juez, y para lo cual las reglas
establecidas en los artículos 157 y 158 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal, constituyen un aspecto normativo a favor de esa postura.
10. El hecho de que en el capítulo de las prestaciones de una demanda no se reclame
una cantidad líquida, no por ello debe considerarse que el asunto es de cuantía
indeterminada para resolver el tema de las costas, sino que debe atenderse a la causa de
pedir, lo que implica el análisis de la relación jurídica narrada en los hechos; de modo que
en cada caso concreto debe ponderarse la naturaleza de la prestación que se reclama y si
ésta puede ser estimada pecuniariamente y, además, si es determinable, en razón de que
se ajuste a alguno de los parámetros establecidos en la ley procesal respectiva o de la
naturaleza propia de lo pedido.
11. En ese sentido, cuando la condena genérica no prospera, pero existe un derecho al
cobro de costas de quien no resultó vencido, ello no afecta la naturaleza de la cuantía del
negocio que, aunque no fue determinada, puede ser determinable, tomando como base
los datos aportados en el escrito de demanda, aunque ello solo sea para los efectos del
pago de las costas.
Sobre esta base considerativa, este Tribunal Colegiado precisó sus consecuencias para el
caso concreto, en el siguiente sentido:
* En el caso concreto, debe atenderse a la naturaleza del reclamo y los hechos en que se
sustentó la pretensión de la actora para poder concluir si efectivamente el asunto era
susceptible de apreciarse económicamente y, en su caso, de determinarse su cuantía o la
indeterminación de ésta, sin que para distinguir entre una y otra naturaleza, en el mismo
caso, resulte trascendente el que la enjuiciante no haya obtenido lo que pidió y la
demandada haya sido absuelta de lo reclamado, porque de ser así se permitiría la
aplicación diferenciada de la ley para establecer la cuantía determinada en aquellos casos
en que la condena genérica prosperó y su liquidación se reserva para ejecución de
sentencia, que será la base de la respectiva liquidación en costas; y, por otro lado, cuando
dicha pretensión no tiene éxito, sea indeterminada.
* El a quo federal debió tomar en consideración los datos que se advirtieron de las
prestaciones y de los hechos de la demanda (décimo segundo, décimo tercero y décimo
cuarto) incoada por la actora en el juicio natural del que emana el acto reclamado,
considerándolos como un todo armónico, a fin de poder examinar si de su lectura y
análisis exhaustivo y detallado se advertían datos que revelaran el carácter líquido,
determinado o determinable de la cuantía del asunto.
* Del análisis de las prestaciones y hechos de la demanda décimo segundo, décimo
tercero y décimo cuarto, que sustentan la causa de pedir en el juicio promovido por
**********, en contra de **********, se advierte que la enjuiciante esencialmente solicitó del
órgano jurisdiccional:
*Una declaración judicial, en virtud de la cual se determinara el monto que por concepto
de contraprestaciones derivadas del derecho de paso, tráfico interlineal y derecho de
arrastre, le adeudaba ********** "en términos de los hechos y actos jurídicos que se
detallan en el apartado correspondiente de esta demanda" y precisó que dichos
conceptos se reclamaban en forma genérica, cuya cuantificación se realizaría, previa su
condena, en ejecución de sentencia.
*Precisó que se le pagara la cantidad que resultare por los conceptos señalados
"reclamándose en forma genérica aquella cantidad", ya que su cuantificación se realizaría
previa su condena, en ejecución de sentencia.
*Reclamó el pago de los intereses moratorios, a razón del tipo legal del seis por ciento
anual previsto en el artículo 362 del Código de Comercio, computados respecto de los
adeudos "documentados en las facturas y notas de crédito pendientes de pago que se
acompañan a la presente demanda", y en relación con los adeudos derivados de
estimaciones "no facturados pero sí debidos", los intereses se calcularían desde la fecha
del emplazamiento, que serviría de interpelación judicial y hasta el pago de las cantidades
principales correspondientes adeudadas, lo cual reclamaba de manera genérica y que
calcularía en ejecución de sentencia, previa su condena, en vía incidental.
*También solicitó la declaración judicial de que la demandada había incumplido con las
obligaciones recíprocas habidas entre las partes, con respecto de los hechos, actos
jurídicos y documentos que se especificaban en los hechos de la demanda y que la
enjuiciante no se encontraba obligada a permitir a la reo derecho de paso, tráfico
interlineal y derecho de arrastre, a través de las vías férreas cuyo uso y aprovechamiento
le correspondía, en tanto subsistiera el incumplimiento de las obligaciones a cargo de la
demandada; finalmente, reclamó el pago de los gastos y costas que el juicio originara.
* De acuerdo con lo anterior, se precisó que la pretensión de condena de la actora se
apoyó en un primer momento en un reclamo genérico de pago, que matizó al establecer
que esa deuda derivaba de los hechos y actos que detallaría en la demanda, y de los
documentos que a la misma acompañó; y de los que se advierte de los hechos que sí se
precisaron diversas cantidades líquidas, de manera que el asunto es de cuantía
determinada y, por tanto, sería procedente analizar la planilla de liquidación de gastos y
costas, en términos del artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal.
* No pueden tomarse en cuenta aspectos diversos, para establecer la naturaleza de la
cuantía determinada o indeterminada de un asunto, que no se encuentren planteados en
la demanda, cuando en ella se hacen reclamos de pago de cantidades líquidas, o bien, a
determinarse en ejecución de sentencia, cuando se trata de pretensiones de condena
genéricas cuyas bases están clarificadas en los hechos como causa de pedir; de modo
que desde la demanda dan un valor específico a la relación jurídica invocada como causa
de pedir.
* Si en el caso concreto, se ofreció la prueba confesional a cargo de la demandada
(actora en el incidente de regulación de gastos y costas), que fue absuelta de las
prestaciones reclamadas en el juicio natural a fin de demostrar la cuantía indeterminada
de lo exigido en aquél, deviene una prueba inconducente, porque con su desahogo en la
etapa de ejecución de sentencia y, particularmente, en el incidente de regulación de
gastos y costas, no podría desvirtuarse lo manifestado por las partes en la demanda en
que se fijó su pretensión, sobre reclamos de adeudo de cantidades líquidas.
* De haberse analizado el contenido de la ejecutoria dictada por este Tribunal Colegiado,
el veintiuno de noviembre de dos mil dos, en el juicio de amparo en revisión RC. **********,
se habría advertido un dato relevante para establecer la cuantía determinada del asunto
en cuestión, pues se determinó con carácter de cosa juzgada, que al analizar las
prestaciones de la demanda y los hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo
cuarto, sí se precisaron cantidades líquidas que la actora estimaba que la parte
demandada le adeudaba.
* Que lo anterior es así, pues con base en esa premisa se determinó modificar el fallo
recurrido en esa instancia y conceder la protección constitucional, a fin de que la
autoridad judicial responsable, al analizar el agravio tendiente a demostrar que la
contragarantía que se decretara debía otorgarse tomando en cuenta los hechos de
referencia, porque en ellos sí se precisaron cantidades que no son ilíquidas y que no tenía
porqué considerar hechos inciertos, como lo eran las modificaciones que la actora informó
que podrían surgir entre las partes con posterioridad a la presentación de la demanda.
* Que esas consideraciones constituyen cosa juzgada y producen una eficacia refleja
sobre el juicio del que emanan los actos reclamados, que no podía ser desestimado por la
autoridad judicial responsable.
* Lo resuelto en ese fallo, en lo conducente, debió servir de base para establecer que sí
hubo cuantía determinada del asunto, a fin de resolver sobre la procedencia de la planilla
de liquidación de gastos y costas promovida, pues se pone en evidencia que existe un
elemento común relativo al análisis de las prestaciones y hechos de la demanda, que no
puede ser desconocido y puede ser tomado en el incidente de liquidación de que se trata,
para establecer que sí existe un reclamo líquido, ya sea para fijar la cuantía del negocio
para efectos de competencia, para el señalamiento de la contragarantía o bien para la
liquidación de gastos y costas.
Estos aspectos resueltos en el fallo de referencia son claros, en cuanto a establecer que
la demanda que dio origen al juicio natural debía analizarse como un todo en que se
comprendiera las prestaciones y los hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo
cuarto, para los efectos de determinar que sí existe un reclamo líquido o sea respecto de
cantidades concretas que la actora estimó le eran adeudados por la demandada.
Es decir, quedó fijado como cosa juzgada, que del análisis de las prestaciones y hechos
referidos sí existía un reclamo de cantidad líquida y, que tal aspecto le daba un carácter
de cuantía determinada al asunto para el efecto de calcular las costas del juicio, en
términos del artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal.
Por otro lado, en el fallo dictado en el recurso de revisión RC. ********** se resolvió con
carácter de cosa juzgada, en lo que interesa, lo siguiente:
+ La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver la
contradicción de tesis 54/97, entre las sustentadas por el Tercer y Quinto Tribunales
Colegiados ambos en Materia Civil del Primer Circuito, el seis de mayo de mil novecientos
noventa y ocho, señaló expresamente que el artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal establece, para efectos de regular las costas, que
para determinar los honorarios de los abogados debe atenderse al monto del negocio,
expresión referida al valor total del asunto en la que se incluye tanto la suerte principal
como los accesorios, dentro de los que comprende a los intereses reclamados en la
demanda, en virtud de que el profesionista litiga, presta sus servicios y adquiere
responsabilidad sobre la totalidad de las prestaciones que se discuten en el juicio.
+ Se precisó que el anterior criterio es orientador para regular los casos del pago de
honorarios de los abogados intervinientes en un juicio, y por extensión, resulta ilustrativo
para fijar que en tratándose de la determinación de las costas a favor del vencedor en un
juicio, a que se refiere el artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal, va ligada con la precisión del monto del negocio, esto es, del valor del
asunto en que se incluye tanto la suerte principal como los accesorios, como los
intereses, que pueden ser determinables y que son reclamados en la demanda, que es la
base para fijar por cuánto litigarán las partes, una con el ánimo de que se condene a su
contraria al pago de lo reclamado, y la otra, con la finalidad de que se le absuelva de
dicho pago; inclusive, para determinar la competencia por cuantía del órgano judicial
correspondiente que deberá conocer y resolver la controversia.
+ Debe estimarse correcta la determinación del Juez de Distrito, en el sentido de que los
intereses forman parte del monto del negocio, porque refleja el valor de la relación jurídica
en que se apoyan las prestaciones de las partes y, consecuentemente, son susceptibles
de servir de parámetro para liquidar la condena al pago de gastos y costas de la parte
vencida en el juicio del que emana el acto reclamado.
+ No resulta obstáculo para lo anterior, que los intereses no estén determinados porque
su quántum o medida se hizo depender de que la parte actora obtuviera una sentencia
favorable en el juicio, tomando como parámetro la procedencia de la condena al pago de
otros conceptos, que señaló como suerte principal.
+ Las costas se determinan atendiendo al monto del negocio y, un parámetro objetivo
para fijar este último, proviene de su naturaleza y de lo reclamado, que comprende
diversas hipótesis.
+ Debe destacarse el caso en que el actor reclama el pago de una suerte principal
determinada o determinable así como los intereses respectivos y, al no obtener lo que
pretendía en el juicio, fue condenado al pago de costas.
+ Las costas sobre el monto del negocio también comprenden la suerte principal y sus
accesorios, entre los que se incluyen los intereses, que estén determinados o sean
fácilmente determinables; de modo que la parte a cuyo favor fue decretada la condena en
costas, porque el actor no obtuvo lo que pidió, tiene derecho a que se cubran a su favor,
pero debe tomar en cuenta que el monto del negocio debe fijarse comprendiendo la
suerte principal y los accesorios.
+ Por lo que hace, a la suerte principal como a los accesorios, en que se comprenden los
intereses, su reclamo deberá acotarse a los que hubiesen sido generados al momento de
la presentación de la demanda, al ser un dato cierto y objetivo para fijar el monto del
negocio, como lo prevé el artículo 158 del Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal.
+ Tanto el actor como el demandado al comparecer al juicio están conscientes y saben
cuál es la naturaleza y monto de la prestación reclamada, por lo menos, por lo que hace a
la suerte principal y los intereses generados hasta el momento de la presentación de la
demanda -por ser el dato con el que el propio Juez del conocimiento determina su
competencia- y que de prosperar dicha pretensión tanto las prestaciones accesorias como
los intereses, se modificarán en igual forma, por el tiempo transcurrido desde que se
exigió su pago hasta que éste se verifique; con base en esos datos, además, están
conscientes de su responsabilidad procesal de incoar, allanarse u oponerse a lo
pretendido por su contrario.
+ Cuando en la sentencia que decide el fondo del negocio se determina que la acción no
prosperó, absolviendo al demandado, de las prestaciones, y se decreta a su favor el pago
de costas, este último tiene derecho a determinar éstas, comprendiendo la suerte principal
y los intereses, que en conjunto forman el monto del negocio, pero estos últimos no
podrán liquidarse tomando como parámetro la cantidad o monto que resulte de actualizar
los generados a la fecha del reclamo y la fecha en que se paguen, porque este último
dato no será posible obtenerlo, dado que se hizo depender de un derecho principal que no
se estimó procedente.
+ Lo anterior no significa que tenga que reclamar las costas sobre el monto del negocio
omitiendo integrar el rubro de intereses, es decir, conserva ese derecho que viene
determinado por la condena en costas, pero acotado en su monto a lo que como
expectativa concreta y objetiva exista al momento en que se presentó la demanda por la
cual fue llamado a juicio, sobre la base de que existe un monto determinado o
determinable de la suerte principal.
+ De esa manera se garantiza tanto la obligación de pago cierto del condenado a cubrir
las costas porque se deja claro que si reclamó el pago de accesorios, como los intereses,
sobre un derecho que no prosperó, ese proceder debe ser sancionado integralmente,
considerando ambos conceptos, pero tomando como base lo que es susceptible de ser
cuantificado objetivamente, como es el momento en que se presenta la demanda.
+ Las costas suponen la existencia de un proceso decidido en sentencia definitiva, en el
que los derechos de litigio deben tener un valor puro y constante, aunque puedan variar
de modo secundario, por su carácter determinable, o la naturaleza de los accesorios que
correspondan, que no debe representar una disminución patrimonial para la parte que
obtiene como demandante o demandado, sino la garantía y límite de ser indemnizado por
las erogaciones que realizó para comparecer al juicio.
+ De esa manera se impide que exista un cálculo de
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intereses para los efectos de determinar el monto principal sobre el que se fijarán las
costas, que en lugar de reparar al vencedor los gastos del juicio, le produzcan un
enriquecimiento indebido a costa de su contrario, lo que no es el propósito de las costas,
es decir, su finalidad es la de sancionar las conductas desplegadas por las personas que
ejercitan una acción determinada en contra de otras y ésta resulta infructuosa, con el
pago de todas aquellas erogaciones que realizó la parte a la cual se pretendió una
condena en su contra.
+ Resultaron infundados los argumentos que aducen ilegalidad en el fallo recurrido en la
medida en que el Juez de Distrito estimó que los intereses sí podían ser tomados en
consideración para la cuantificación de costas y que ese tema no fue materia de
pronunciamiento, en la diversa ejecutoria emitida por este Tribunal Colegiado en el
recurso de revisión RC. ********** promovido por **********, al indicar ese fallo que debía
atenderse sólo a los hechos que precisaban cantidades líquidas, sin que se hubiere
realizado valoración alguna, respecto de los porcentajes que por conceptos de interés
legal reclamó la actora incidentista.
+ El a quo federal no infringió las reglas de la valoración del fallo de treinta y uno de
octubre de dos mil siete pronunciado por este Tribunal Colegiado, en el recurso de
revisión RC. ********** promovido por **********, en cuanto a que en éste se hubiere
determinado con carácter de cosa juzgada, que para determinar la cuantía determinada
del asunto debía atenderse sólo a los hechos que precisaban cantidades líquidas, como
resultado de una valoración de la causa de pedir planteada en el juicio natural y que no
prosperó.
+ Esto es así, porque en dicho fallo se discutió y decidió medularmente que el asunto
tenía una cuantía determinada si se analizaba la causa de pedir sustentada no sólo en las
prestaciones del juicio sino en los hechos de la demanda, ya que existían datos que
evidenciaban ese sentido.
+ Aunque es cierto que no se abordó singular y específicamente el tema del reclamo del
pago de los intereses, no significa que no deban tomarse en cuenta para la determinación
del monto del negocio sobre el que deben calcularse las costas; en primer lugar, porque el
tema toral de la litis en dicho juicio fue determinar si su cuantía era de naturaleza
determinada o indeterminada, a fin de establecer qué procedimiento de liquidación de
costas era el procedente, esto es, alguno de los previstos por los artículos 128 y 129 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
+ De ese modo, cuando previamente se ha decidido que aquél es de cuantía
determinada, la inclusión de las prestaciones accesorias es automática y corresponde a la
parte interesada regularlo, para que el Juez conforme a las atribuciones que le concede la
ley, lo apruebe o no.
+ Fue correcta la determinación del a quo federal y congruente con el fallo transcrito, al
establecer que no era necesario que en su escrito de demanda ********** reclamara el
pago de los intereses en cantidad líquida, para que se consideren comprendidos como
elemento para determinar el monto del negocio y, con base en ello, precisar en cantidad
líquida la condena en costas.
+ El interés constituye una cuestión accesoria que deriva como fruto periódico producido
por el capital que, según el papel o función económica que desempeñan puede ser
compensatorio o moratorio, siendo la naturaleza del primero su carácter retributivo,
porque se paguen por el uso del capital ajeno y, en el segundo caso, se paguen en
concepto del perjuicio sufrido por el acreedor por el retardo en cumplir la obligación
principal de la que depende.
+ El reclamo del pago de los intereses en un juicio está sujeto, por tanto, a que se
reconozca la facultad de cobrar el derecho del que aquéllos dependen o por virtud del
cual se producen.
+ Razones de orden práctico y requisitos fijados por la ley, como son los que se refieren a
la determinación del valor de la relación jurídica que sustenta un juicio y, seguidamente, la
competencia del Juez por razón de cuantía, pueden conducir a que las partes planteen en
un juicio el pago de un derecho u obligación que consideran exigible, conjuntamente con
los intereses que aquél pueda producir en alguna de sus modalidades, que estiman que
están generados al momento de la interposición de la demanda, porque son determinados
o determinables, en atención a que los conceptos de que se hacen depender involucren
una operación aritmética simple que refleje el valor del negocio.
+ El artículo 157 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal señala que
para determinar la competencia, por razón de la cuantía del negocio, debe tomarse en
cuenta lo que demanda el actor y que sólo pueden ser tenidos en consideración los
réditos, daños o perjuicios que no sean posteriores a la demanda y, es un criterio válido
para el caso de que se trata; más aún, ese interés económico contenido en la relación
jurídica que abre el juicio, debe ser determinable mediante una simple operación
aritmética, porque de suyo debe tratarse de una cuestión que sea objetiva y evidente, que
no pueda negarse por ser fácilmente ponderada por un empleo ordinario de la inteligencia
de las personas; que además, brinda certeza para las partes.
+ El Código de Comercio no precisa qué debe entenderse por deuda líquida, determinada
o fácilmente determinable, como supuesto en que descansa el reclamo de pago de una
suerte principal y la naturaleza de sus accesorios.
+ Debe atenderse a las reglas del derecho común y, en particular, a lo previsto en el
artículo 2189 del Código Civil Federal, que comprende dos supuestos conforme a los que
puede considerarse existente la deuda líquida: a) La deuda cuya cuantía se haya
determinado; y b) La deuda que puede determinarse dentro del plazo de nueve días.
+ Una deuda líquida, para los efectos del artículo 2189 del Código Civil Federal, es
aquella determinada en su cuantía o determinable en un plazo de nueve días, entendido
este último como los días naturales en que puede realizarse una operación concreta para
fijar el monto de la misma en cantidad o valor, que atiende a consideraciones de equidad
y conveniencia para formular la liquidación, como medio de procurar la compensación,
que no está sujeta a disputa o por vía ejemplificativa, al cumplimiento de una condición, a
la discusión de una cuenta, al éxito de un proceso, o a la llegada de cierto día.
+ El alcance del artículo 2189 del Código Civil Federal está determinado por la voluntad
del legislador, pero adecuado a la etapa histórica en que se aplica, resulta que aquél tiene
como propósito establecer que las deudas líquidas son aquellas determinadas por tener
un valor cierto, y las determinables dentro del plazo de nueve días, son aquellas que
atendiendo a consideraciones de equidad y conveniencia así como a los desarrollos
organizacionales y de contabilidad; el auge de nuevas tecnologías de información y la
necesidad de garantizar la circulación de la riqueza, como la fácil realización de las
obligaciones contraídas por los particulares, puede realizarse ordinariamente por éstos y
no está sujeta a condición alguna como la depuración de una cuenta o crédito, su
discusión; al éxito de un proceso, o a la llegada de cierto día, sino que es el propio
acreedor quien puede determinarla en su valor, sin mayores elementos que el
conocimiento e inteligencia de un hombre promedio.
+ El juicio natural del que deriva el acto reclamado es de cuantía determinada y se trata
de un aspecto que tiene el carácter de cosa juzgada refleja, toda vez que ya se consideró
que de la lectura conjunta del capítulo de las prestaciones y de los hechos de la demanda,
sí se advierte que se particularizó una cantidad líquida, como se desprende de los hechos
décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto.
+ La actora en el juicio natural exigió el pago de intereses moratorios, a razón del tipo
legal del seis por ciento anual, previsto por el artículo 362 del Código de Comercio,
respecto de dos conceptos: a) Los adeudos documentados en las facturas y notas de
crédito pendientes de pago que se acompañan a la demanda, desde el día de su
expedición y hasta la total solución de los adeudos respectivos. b) Los adeudos derivados
de estimaciones (no facturados pero sí debidos) los intereses se calcularán desde la
fecha de emplazamiento, que servirá como interpelación judicial y hasta el pago de las
cantidades principales correspondientes adeudadas; conceptos que se reclaman en forma
genérica y se calcularán y cuantificarán previa su condena, en ejecución de sentencia
mediante el incidente respectivo.
+ En ambos casos, la actora hizo depender el quántum o monto de los intereses a lo que
proviniera de los documentos o de las cantidades de los adeudos derivados de
estimaciones (no facturados pero sí debidos), que sí indican cantidades líquidas; esa
interrelación del reclamo de pago de los intereses moratorios y de los hechos de la
demanda se corrobora con la transcripción de los marcados en la demanda como décimo
segundo, décimo tercero y décimo cuarto.
+ Se aprecia que en todos los reclamos en que la actora fijó una cantidad líquida, la sujetó
a que "pudiera sufrir modificaciones en virtud de conciliaciones, compensaciones o pagos
que operen entre las partes, con posterioridad a la presentación de la demanda, porque
según los propios hechos de la demanda era necesario, en virtud de la relación comercial
habida entre las partes, que por las prestaciones, periódicas habidas entre ellas, de
diversos servicios ,se reconocieran los pagos o conciliaciones, así como compensaciones
por dichos rubros para que arrojara una cantidad neta, y correspondía a la actora en el
juicio natural demostrar las bases conforme a las cuales podían determinarse, en
definitiva, esas conciliaciones, compensaciones y pagos, a fin de fijar la cantidad líquida
que debía ser pagada y, por vía de consecuencia, cuál era el interés moratorio que debía
cubrírsele.
+ Si en el incidente de liquidación de gastos y costas la demandada en el juicio natural,
que obtuvo a su favor el pago de dicho concepto, pretende calcular el monto del negocio
con la suma que resulta de intereses moratorios respectivos, por estimar que existen
cantidades líquidas señaladas en las prestaciones de la demanda y en los hechos que
sustentaron esa causa de pedir, debía demostrar fehacientemente que en la demanda
respectiva sí existían las bases suficientes para estimar que las cifras que se reclamaron
de pago por su contraria, no estaban sujetas a compensación, conciliación o pago alguno
y que por ello, sí eran una deuda líquida y que bastaba una simple operación aritmética
para determinar los intereses moratorios respectivos, como elemento integrante del monto
del negocio del que derivaría la suma total de la condena en costas.
+ Si la parte actora en el juicio principal reclamó el pago de intereses moratorios, al seis
por ciento anual sobre las cantidades reclamadas ya precisadas, que sujetó a que
hubieran compensaciones, conciliaciones y pagos, sobre la base del dictado de una
condena genérica y a que existiera una liquidación en ejecución de sentencia, no puede
estimarse que en el caso del interés haya una deuda líquida y exigible, porque no cumple
los supuestos del artículo 2189 del Código Civil Federal, ya que no está determinada,
pues claramente se fijó que tal aspecto dependería de la liquidación respectiva en
ejecución de sentencia; y tampoco es determinable dentro del plazo de nueve días,
porque aquélla se sujetó precisamente a que en el juicio existieran compensaciones,
conciliaciones y pagos y, fue el aspecto toral de prueba en el juicio principal, porque la
propia enjuiciante lo hizo depender de la depuración que existiera entre los adeudos de
las partes, esto es, lo sujetó a una condición específica.
+ En el caso, no puede estimarse que los intereses para los efectos de cálculo de las
costas, puedan constituir una deuda líquida, por lo menos al momento de presentación de
la demanda, que es el dato objetivo para fijar el monto del asunto, porque aquéllos no
estaban determinados, sino que debían ser calculados en ejecución de sentencia; ni
puede estimarse que eran fácilmente determinables ya que dependían de que se surtiera
la condición de ser sujetos de compensaciones, conciliaciones o pago, lo cual no podía
demostrarse en el plazo de nueve días, como lo prevé el artículo 2189 del Código Civil
Federal, en primer lugar, porque ello no lo demostró en el propio proceso y, además,
porque según la interpretación de esa norma, para demostrar la liquidez de los intereses
se requería acreditar que se trataba de una suma fácilmente comprobable sobre su
monto, sin necesidad de realizar depuración alguna, como fue propuesto en la demanda.
+ No se cuenta con parámetros objetivos y fáciles para determinar el monto de intereses
en el plazo señalado por la ley, porque aun cuando se tomara en consideración tanto la
suerte principal o el valor que el actor dio a la relación jurídica que constituyó la causa de
pedir, los intereses, no se fijaron en cantidad líquida, y su determinación o liquidez se hizo
depender de la depuración de la suertes principales cuyo pago reclamó.
+ Aunque los intereses tienen un carácter accesorio cuyo quántum o monto depende de la
suerte principal, no están determinados ni son fácilmente determinables, en función de los
parámetros que se indicaron para su cálculo por la enjuiciante porque se hicieron
depender de una condición relativa a que existieran compensaciones, conciliaciones y
pago entre las partes.
+ Si lo que pretende la incidentista al calcular el monto del juicio para los efectos de las
costas es que se incluyan los intereses, tiene la carga procesal de demostrar tanto que
existe una suerte principal depurada o que no era objeto de depuración, porque el adeudo
reclamado sí existió, así como que los intereses podían ser determinados en términos del
artículo 2189 del Código Civil Federal.
+ El tribunal de alzada en el fallo reclamado determinó que no era de aprobarse la planilla,
en relación con la cuantificación de intereses moratorios ya que no se hizo en cantidad
líquida y determinada, ni en el capítulo de prestaciones o en los hechos de la demanda,
como sí ocurre con las cantidades que integran la suerte principal, lo cual no es
incongruente porque claramente señaló que el asunto era de cuantía determinada, por así
advertirse del análisis armónico de la demanda, en que precisaron cantidades que no
eran líquidas y, aunque estimó que para los efectos de la determinación de las costas
incluye tomar en cuenta la suerte principal y los intereses, estos últimos no fueron fijados
en cantidad líquida y determinada, de manera que no existe ninguna contradicción entre
una afirmación y otra, sino que precisa el carácter líquido de las cantidades reclamadas
como suerte principal y la falta de determinación y liquidez de los intereses, por los que
estimó que no debía aprobar la planilla de liquidación propuesta.
+ El artículo 2189 del Código Civil Federal, aplicable al caso, tiene como propósito
establecer que las deudas líquidas son aquellas determinadas por tener un valor cierto, y
las determinables dentro del plazo de nueve días, son aquellas que atendiendo a
consideraciones de equidad y conveniencia así como a los desarrollos organizacionales y
de contabilidad; el auge de nuevas tecnologías de información y la necesidad de
garantizar la circulación de la riqueza como la fácil realización de las obligaciones
contraídas por los particulares, puede realizarse ordinariamente por éstos y no está sujeta
a condición alguna como la depuración de una cuenta o crédito, su discusión; al éxito de
un proceso, o a la llegada de cierto día, sino que es el propio acreedor quien puede
determinarla en su valor, sin mayores elementos que el conocimiento e inteligencia de un
hombre promedio; y resulta que en el caso, esa prestación reclamada en el juicio principal
se hizo depender de una depuración de la suerte principal proveniente de las
conciliaciones, compensaciones y pagos habidos entre las partes por los servicios
prestados entre sí, lo que revela su carácter indeterminado; de ahí lo infundado de la
inconformidad.
+ Si la Sala responsable decidió que el asunto de que se trata es de cuantía determinada,
pero que no era procedente considerar los intereses moratorios por no tratarse de un
concepto determinado o determinable, en términos del artículo 2189 del Código Civil
Federal le correspondía conforme a las atribuciones que le concede el artículo 1088 del
Código de Comercio, aprobarlo o no en lo que fuere procedente y justo, con lo cual se
observarían los principios de celeridad y economía procesal y se cumpliría
adecuadamente la función de tribunal de jurisdicción plena para resolver sobre las
cuestiones indebidamente omitidas por el juzgador.
Conforme a las consideraciones antes precisadas, derivadas de las ejecutorias dictadas
en los expedientes RC. ********** y RC. **********, se colige que fue correcto que el Juez
de Distrito considerara que en el caso de que se trata, los conceptos de violación
resultaron inoperantes porque pretenden que se reexamine una cuestión que ya es cosa
juzgada.
En efecto, se reitera que ya se decidió definitivamente que el asunto es de cuantía
determinada, por lo que resulta procedente analizar la planilla de liquidación de gastos y
costas, en términos del artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal.
De la misma manera, se partió de la base de que la pretensión de condena de la actora
se apoyó en un primer momento en un reclamo genérico de pago, que matizó al
establecer que esa deuda derivaba de los hechos y actos que detallaría en la demanda y
los documentos que a la misma acompañó, y de los que se advirtió que sí se precisaron
diversas cantidades líquidas.
Por tanto, ya se decidió que sí existen cantidades líquidas que por su propia naturaleza
están determinadas y no requieren ser determinables, pues su señalamiento es concreto
por la actora en la propia demanda, de modo que el cálculo de las costas debía realizarse
tomando en consideración el artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal.
Entonces, como lo refiere el a quo federal, son inoperantes los conceptos de violación
planteados por la quejosa en torno a que la Sala responsable debió haber analizado lo
resuelto por este Tribunal Colegiado en el recurso de revisión RC. **********, para concluir
que las cantidades a que se refirió en la demanda, comprendida como un todo, debían
sujetarse a modificaciones derivadas de compensaciones, conciliaciones o pagos habidos
con posterioridad a la presentación de la demanda y, que ello, demostraba que no eran
líquidas.
Esto es así, porque ya se decidió de modo claro y preciso, en una ejecutoria anterior, que
sí existen cantidades líquidas en la demanda y que son una base para calcular las costas
del juicio.
Lo anterior no se contrapone con lo decidido en la ejecutoria dictada por este Tribunal
Colegiado en el recurso de revisión RC. **********.
Es así porque en este último fallo, el punto medular de la litis fue establecer si en el caso
concreto la actora reclamó los intereses en cantidad líquida, a fin de establecer si podían
ser considerados como un elemento que sirviera para calcular el monto del negocio como
base para determinar las costas.
La litis constitucional en ese fallo, se basó en las premisas sostenidas en las
consideraciones de la ejecutoria dictada en el recurso de revisión RC. **********, en cuanto
a que el juicio natural era de cuantía determinada y se trataba de un aspecto que tenía el
carácter de cosa juzgada refleja, pues ya se consideró que de la lectura conjunta del
capítulo de las prestaciones y de los
No. de registro: 23402
10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992

hechos de la demanda, que se particularizó una cantidad líquida, como se desprende de


los hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto.
Sobre la consideración anterior este Tribunal Colegiado estableció que si en el incidente
de liquidación de gastos y costas la demandada en el juicio natural que obtuvo a su favor
el pago de dicho concepto, pretendía calcular el monto del negocio con la suma que
resultara de intereses moratorios respectivos, por estimar que existían cantidades líquidas
señaladas en las prestaciones de la demanda y en los hechos que sustentaron esa causa
de pedir, debía demostrar fehacientemente que en la demanda respectiva sí existían las
bases suficientes para estimar que las cifras cuyo pago le reclamó su contraria no
estaban sujetas a compensación, conciliación o pago alguno y que por ello, sí eran una
deuda líquida y que bastaba una simple operación aritmética para determinar los
intereses moratorios respectivos, como elemento integrante del monto del negocio del que
derivaría la suma total de la condena en costas.
Entonces, queda claro que esa consideración sobre cómo debía demostrarse el carácter
líquido de los intereses, como elemento para que integrara y se calculara el monto del
negocio, para los efectos de la determinación de las costas, se basó en el punto concreto
de la litis, porque se ponderó que la parte actora en el juicio principal reclamó el pago de
intereses moratorios al seis por ciento anual sobre las cantidades reclamadas precisadas
en la demanda (prestaciones y hechos), que sujetó a que hubieran compensaciones,
conciliaciones y pagos, sobre la base del dictado de una condena genérica y a que
existiera una liquidación en ejecución de sentencia.
De ahí que este Tribunal Colegiado determinó que no podía estimarse que en el caso del
interés existiera una deuda líquida y exigible, porque no se cumplían los supuestos del
artículo 2189 del Código Civil Federal, ya que no estaba determinada, pues se fijó que tal
aspecto dependería de la liquidación respectiva en ejecución de sentencia; y tampoco era
determinable dentro del plazo de nueve días, porque aquélla se sujetó, precisamente, a
que en el juicio existieran compensaciones, conciliaciones y pagos, y fue el aspecto toral
de prueba en el juicio principal, porque la propia enjuiciante lo hizo depender de la
depuración que existiera entre los adeudos de las partes, esto es, lo sujetó a una
condición específica.
Esa situación es muy diversa de aquella que se refiere a las diversas prestaciones
reclamadas en la demanda y que guardan relación con los hechos décimo segundo,
décimo tercero y décimo cuarto, que ya se estableció en una ejecutoria anterior, que
revelan que existe una cantidad líquida y que es susceptible de tomarse en cuenta para el
cálculo de costas.
De manera que si se ha determinado que en la demanda que dio origen al juicio natural,
analizada integralmente en las prestaciones y hechos referidos, existe una cantidad
líquida, no puede reexaminarse ese tópico aun cuando en una ejecutoria posterior se
hayan realizado sobre la naturaleza ilíquida, indeterminada o no determinable en el plazo
establecido en el artículo 2189 del Código Civil Federal, respecto de los intereses para
efectos de ser incluidos para el pago de las costas; pues este último pronunciamiento
partió de la base de que el reclamo de intereses por la enjuiciante, nunca se fijó en
cantidad líquida, como sí lo fueron las diversas prestaciones enunciadas, que revelan
únicamente el carácter complementario de las ejecutorias de amparo sin que una implique
contradicción con la otra o el reexamen de lo resuelto en la otra.
Esto último, porque lo resuelto en la primera ejecutoria de amparo con calidad de cosa
juzgada tiene efectos reflejos sobre la segunda en cita, porque en la dictada en el juicio de
amparo en revisión RC. **********, fue resuelto un aspecto fundamental, como la
naturaleza líquida del negocio atendiendo a las prestaciones y hechos referidos, que sirvió
de base para decidir el diverso recurso de revisión planteado en el expediente RC.
**********, en que se discutió la naturaleza ilíquida del reclamo de intereses y la posibilidad
de tomarse en cuenta para calcular el monto del negocio con arreglo al cual se
determinarían las costas, y existe influencia de la cosa juzgada de un pleito anterior en el
posterior, es decir, el primero sirve de sustento al siguiente para resolver, con la finalidad
de impedir sentencias contradictorias, creando efectos en esta última, ya sea de manera
positiva o negativa, pero siempre reflejantes.
Luego, como la controversia ya fue decidida en uno de sus aspectos al establecer que el
asunto es de cuantía determinada, ya no es susceptible de discutirse, en aras de
salvaguardar la garantía de acceso a la justicia prevista en el segundo párrafo del artículo
17 constitucional, que se traduce en la garantía eficaz de la ejecución de los fallos, como
principio esencial en que se funda la seguridad jurídica.
Sobre el particular, resulta aplicable la tesis de este Tribunal Colegiado, cuyos datos de
localización, rubro y texto indican:
"Registro No. 189750
"Localización:
"Novena Época
"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
"Tesis Aislada
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XIII, mayo de 2001
"Materia(s): Civil
"Tesis: I.3o.C.224 C
"Página: 1114
"COSA JUZGADA. INFLUENCIA DE UN JUICIO ANTERIOR POR SER REFLEJA AL
QUE VA A FALLARSE, NO OBSTANTE QUE NO EXISTA IDENTIDAD EN LAS COSAS
O ACCIONES EJERCITADAS.-Para que exista cosa juzgada es necesario que entre el
caso resuelto por sentencia definitiva y aquel en que se invoca, concurran identidad de las
cosas, en las causas, en las personas de los litigantes y en la calidad con que lo fueren,
esto es, que se haya hecho con anterioridad un pronunciamiento de derecho entre las
mismas partes, sobre las mismas acciones, la misma cosa y la misma causa de pedir. De
ese modo las excepciones vertidas por la demandada, que derivan de haber celebrado un
contrato verbal de compraventa respecto del inmueble materia de la controversia, quedó
resuelto en forma definitiva al considerarse que no acreditó la existencia del citado
contrato, respecto de lo cual sí existe un pronunciamiento de fondo, que causó ejecutoria
y constituye cosa juzgada, misma que no se puede variar a riesgo de vulnerar la garantía
de seguridad jurídica. Ahora bien, la cosa juzgada refleja opera cuando existen
circunstancias extraordinarias que, aun cuando no sería posible oponer la excepción de
cosa juzgada a pesar de existir identidad de objeto de un contrato, así como de las partes
en dos juicios, no ocurre la identidad de acciones en los litigios, pero no obstante esa
situación, influye la cosa juzgada de un pleito anterior en otro futuro; es decir, el primero
sirve de sustento al siguiente para resolver, con la finalidad de impedir sentencias
contradictorias, creando efectos en esta última, ya sea de manera positiva o negativa,
pero siempre reflejantes. La cosa juzgada tiene por objeto, en términos generales, evitar
la duplicidad de procedimientos cuando en el primero de ellos se resuelve una cuestión
jurídica, y para que surta efectos en otro juicio es necesario que entre el caso resuelto por
la sentencia ejecutoriada y aquel en que ésta sea invocada, concurran identidad de cosas,
causas y personas de los litigantes, así como la calidad con que contendieron; y no
obstante que en el caso no exista identidad en las cosas o acciones ejercitadas, no puede
negarse la influencia que ejerce la cosa juzgada del pleito anterior sobre el que va a
fallarse, la cual es refleja. Luego, si en un primer juicio de terminación de contrato de
arrendamiento inmobiliario se resolvió que en el aviso de terminación del contrato no se le
habían concedido los días establecidos en el mismo, sino un término menor, y que la
demandada no había acreditado que hubiera celebrado un contrato verbal de
compraventa, respecto del inmueble materia de la controversia con la parte actora, y en el
juicio posterior se reconvino el otorgamiento y firma de escritura de ese mismo contrato,
en tal virtud, lo reclamado en el segundo juicio estaría en pugna con lo fallado por
sentencia firme del anterior, pues no puede resolverse sobre el otorgamiento y firma de
escritura del contrato de compraventa que con anterioridad se determinó que no existía
porque no fue debidamente acreditado, ya que de hacerse así, ambas sentencias serían
contradictorias."
En mérito de lo anterior, es que resultan inoperantes los diversos motivos de agravio que
se refieren a que el fallo del Juez Federal es ilegal porque no ponderó que dentro de los
hechos décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto de la demanda que dio origen al
juicio, están mencionadas cantidades que en sentido estricto no deben ser comprendidas
como deudas líquidas, por carecer de un dato objetivo que las hace imposibles de
cuantificar dentro del plazo de nueve días y que no pueden considerarse para la
cuantificación del monto de las costas, como son las estimaciones sin facturar o saldos
estimados, que son "sólo una aproximación del monto de las partidas registradas por los
rubros materia del juicio, en la contabilidad de la hoy quejosa", que no cuentan con
documentación comprobatoria suficiente; y que el a quo federal debía aplicar por mayoría
de razón, lo resuelto a propósito de la naturaleza ilíquida de los intereses.
Esto último, porque ya fue resuelto en un asunto anterior con calidad de cosa juzgada,
que en la demanda sí se plantearon en los hechos cantidades líquidas, para efecto de fijar
la litis y la cuantía del negocio, porque las conciliaciones, compensaciones y pagos
posteriores a la presentación de la demanda, dependerían de lo actuado en el juicio,
mientras que la cuantía del negocio quedó determinada desde lo expuesto en esos
hechos de la demanda; en cambio, si fue posible analizar esa naturaleza líquida de
aquéllas, para el único efecto de establecer si había lugar a tomar en cuenta una cantidad
que hubiera podido generar intereses, para efecto de la cuantificación de las costas.
Es decir, ya se determinó que la cuantía determinada del negocio atiende al valor de lo
que se demanda y la causa de pedir en que el actor sustenta su pretensión, esto es,
atendiendo al valor de la relación jurídica, pero en los límites de lo pedido y que sea
apreciable económicamente.
De lo que se sigue, que esas consideraciones rigen el sentido y la interpretación que debe
hacerse respecto de las prestaciones reclamadas y los hechos referidos en la demanda y,
aunque el monto del adeudo cuyo pago se reclamó se sujetó a que pudiera sufrir
modificaciones en virtud de conciliaciones, compensaciones o pagos, posteriores a la
demanda, no le resta certeza a lo referido en esta última, porque se trata de un dato
objetivo que revela cuál era el valor de lo pretendido, ni se desvirtúa por el hecho de que,
según la recurrente, existieran estimaciones sin facturar o saldos estimados en esos
hechos, porque respecto de todos ellos la enjuiciante fijó el monto del negocio y lo hizo de
manera líquida, y sobre esas bases se determinó la cuantía determinada del asunto.
Similar calificación de inoperancia debe hacerse respecto de los argumentos relativos a
que con las consideraciones de la ejecutoria dictada en el juicio de amparo directo DC.
**********, sobre el valor probatorio de los documentos denominados "integración de la
cuenta por cobrar", se acreditaría que no existe una cuantía fácilmente comprobable y que
sí son aplicables las tesis que invocó para determinar que sí puede analizarse el carácter
ilíquido de las cantidades referidas en los hechos de la demanda.
Esto último, porque ya ha sido desestimado el argumento toral relativo a que no existe
cosa juzgada sobre el carácter líquido de las cantidades precisadas en los hechos de la
demanda, que son susceptibles de ser tomadas en cuenta para realizar la cuantificación
de las costas; de modo que al haber sido desestimado este punto de controversia, la
suerte de los argumentos secundarios o accesorios como los referidos deben tener igual
consecuencia.
Sobre el particular resulta aplicable la tesis del Primer Tribunal Colegiado en Materias
Civil y de Trabajo del Décimo Séptimo Circuito, que este Tribunal Colegiado comparte,
cuyos datos de localización, rubro y texto son:
"Localización:
"Novena Época
"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XXI, abril de 2005
"Página: 1154
"Tesis: XVII.1o.C.T. J/4
"Jurisprudencia
"Materia(s): Común
"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. SON INOPERANTES LOS QUE PARTEN O SE HACEN
DESCANSAR SUSTANCIALMENTE EN LO ARGUMENTADO EN OTROS QUE FUERON
DESESTIMADOS.-Si de lo alegado en un concepto de violación se advierte que la
impugnación planteada se hace descansar, sustancialmente, en lo que se argumentó en
otro u otros conceptos de violación que fueron anteriormente desestimados en la misma
ejecutoria, en tanto que resultaron infundados, inoperantes o inatendibles, ello hace que
aquél resulte a su vez inoperante, dado que de ninguna manera resultará procedente,
fundado u operante lo que en dicho concepto se aduce, por basarse en la supuesta
procedencia de aquéllos."
En mérito de lo anterior, al resultar infundados e inoperantes los agravios expuestos por la
recurrente, lo que procede es modificar el fallo reclamado.
Por lo expuesto, fundado y con apoyo, además, en los artículos 76 a 79, 83, fracción IV,
85, fracción II, 90, 91, 184, 188 y 190 de la Ley de Amparo, se resuelve:
PRIMERO.-Se desecha el recurso de revisión interpuesto por *********, antes **********.
SEGUNDO.-Se modifica la resolución recurrida.
TERCERO.-Se sobresee en el juicio de amparo promovido por **********, contra actos de
la Asamblea Legislativa, jefe de Gobierno, secretario de Gobierno, consejero jurídico y de
Servicios Legales y del director de la Gaceta, todos del Distrito Federal así como del
director del Diario Oficial de la Federación, consistentes en la aprobación, expedición,
promulgación, refrendo y publicación de los artículos 130 y 131 de la Ley Orgánica del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
CUARTO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a **********, contra actos de la
Asamblea Legislativa, jefe de Gobierno, secretario de Gobierno, consejero jurídico y de
Servicios Legales y del director de la Gaceta, todos del Distrito Federal, así como del
director del Diario Oficial de la Federación, consistentes en la aprobación, expedición,
promulgación, refrendo y publicación de los artículos 126, 127, 128 y 129 de la Ley
Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
QUINTO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a ********** contra actos de la
Quinta Sala Civil y Juez Tercero de lo Civil, ambas autoridades del Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, consistentes en la sentencia de siete de octubre de dos mil
ocho, dictada en el toca **********; y su ejecución.
Notifíquese; con testimonio de esta resolución al Juez de Distrito que lo remitió y, en su
oportunidad, archívese este toca como asunto concluido.
Así, lo resolvió el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, por
unanimidad de votos de los señores Magistrados presidente Neófito López Ramos, Benito
Alva Zenteno y Víctor Francisco Mota Cienfuegos. Fue ponente el primero de los
nombrados.
En términos de lo previsto en los artículos 3, fracciones II, VI, XII y XIV, inciso c), 4,
fracción III, 8, 13, fracción IV, 14, fracción I, 18, fracciones I y II, 19, 20, fracción VI, 21 y
61 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental,
en esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como
reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.

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