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Registro: 160323
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Materia(s): Civil
Tesis: I.3o.C. J/66 (9a.)
Página: 2078
Para que exista cosa juzgada es necesario que entre el caso resuelto por sentencia
definitiva y aquel en que se invoca, concurran identidad de las cosas, en las causas, en
las personas de los litigantes y en la calidad con que lo fueren, esto es, que se haya
hecho con anterioridad un pronunciamiento de derecho entre las mismas partes, sobre las
mismas acciones, la misma cosa y la misma causa de pedir. De ese modo las
excepciones vertidas por la demandada, que derivan de haber celebrado un contrato
verbal de compraventa respecto del inmueble materia de la controversia, quedó resuelto
en forma definitiva al considerarse que no acreditó la existencia del citado contrato,
respecto de lo cual sí existe un pronunciamiento de fondo, que causó ejecutoria y
constituye cosa juzgada, misma que no se puede variar a riesgo de vulnerar la garantía
de seguridad jurídica. Ahora bien, la cosa juzgada refleja opera cuando existen
circunstancias extraordinarias que, aun cuando no sería posible oponer la excepción de
cosa juzgada a pesar de existir identidad de objeto de un contrato, así como de las partes
en dos juicios, no ocurre la identidad de acciones en los litigios, pero no obstante esa
situación, influye la cosa juzgada de un pleito anterior en otro futuro; es decir, el primero
sirve de sustento al siguiente para resolver, con la finalidad de impedir sentencias
contradictorias, creando efectos en esta última, ya sea de manera positiva o negativa,
pero siempre reflejantes. La cosa juzgada tiene por objeto, en términos generales, evitar
la duplicidad de procedimientos cuando en el primero de ellos se resuelve una cuestión
jurídica, y para que surta efectos en otro juicio es necesario que entre el caso resuelto por
la sentencia ejecutoriada y aquel en que ésta sea invocada, concurran identidad de cosas,
causas y personas de los litigantes, así como la calidad con que contendieron; y no
obstante que en el caso no exista identidad en las cosas o acciones ejercitadas, no puede
negarse la influencia que ejerce la cosa juzgada del pleito anterior sobre el que va a
fallarse, la cual es refleja.
planteado por la parte apelante en el escrito por el que interpuso el recurso de apelación
en contra del fallo de primer grado, es decir, aquélla se fijó por las consideraciones de la
sentencia de primer grado y los agravios dirigidos a demostrar su ilegalidad.
"Al respecto, debe ponderarse que los agravios son la medida de la apelación y a ellos
deba ceñirse, por regla general, el estudio de la autoridad de alzada lo cual, ciertamente
ocurre, dado que el recurso de apelación tiene, en términos del artículo 1336 del Código
de Comercio, por objeto la confirmación, revocación o modificación de la resolución del
inferior, por parte del superior, lo cual se determina una vez que este último ha efectuado
un nuevo examen o reacertamiento sobre la actuación de aquél con base, única y
exclusivamente, en los agravios expresados por la parte apelante, de forma tal que la litis
en ese medio de impugnación ordinario se integra con las consideraciones de la sentencia
recurrida y los argumentos del impugnante.
"Son aplicables, en ese aspecto, los criterios de la Tercera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, que tienen los datos de localización, rubro y texto siguientes:
"‘Localización:
"‘Séptima Época
"‘Registro: 239404
"‘Instancia: Tercera Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"‘Volúmenes: 217-228, Cuarta Parte
"‘Página: 22
"‘Materia(s): Civil
"‘Tesis aislada
"‘APELACIÓN. ES INNECESARIO EL EXAMEN DEL ESCRITO DE CONTESTACIÓN DE
AGRAVIOS. La circunstancia de que la autoridad responsable no se refiera en su
sentencia al escrito de contestación de agravios, no redunda en perjuicio de los intereses
jurídicos del apelado, ya que la materia de la sentencia de segunda instancia se limita
generalmente al examen de la resolución recurrida con vista de los agravios que expresa
el apelante y que fundan el recurso; la intervención del apelado a través de su escrito de
contestación de los agravios no desarrolla más función que la de sostener, desvirtuando
tales agravios, la legalidad de la sentencia recurrida pronunciada en sentido favorable a
sus intereses.’
"‘Localización:
"‘Séptima Época
"‘Registro: 239624
"‘Instancia: Tercera Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"‘Volúmenes: 217-228, Cuarta Parte
"‘Página: 188
"‘Tesis aislada
"‘Materia(s): Común
"‘LITIS, APELACIÓN EN LA. SE INTEGRA CON LA SENTENCIA RECURRIDA Y LOS
AGRAVIOS. Los argumentos hechos valer en el escrito de contestación de agravios no
forman parte de la litis en la apelación, pues ésta se integra exclusivamente con la
sentencia recurrida y los agravios, pero de ninguna manera con el escrito en que se
contestan los agravios.’
"‘Localización:
"‘Sexta Época
"‘Registro: 272266
"‘Instancia: Tercera Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"‘Volúmenes: XVII, Cuarta Parte
"‘Página: 48
"‘Tesis aislada
"‘Materia(s): Civil
"‘APELACIÓN, MATERIA DE LA LITIS EN LA (LEGISLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL
Y DEL ESTADO DE SINALOA). Fuera de los casos previstos en el artículo 716 del
Código de Procedimientos Civiles del Distrito y 712 del de Sinaloa y conforme a los
artículos 81 y 705 del código del Distrito, que respectivamente, corresponden al 81 y al
702 del código de Sinaloa, el tribunal de alzada sólo recobra su plenitud de jurisdicción, y
para no violar el principio de la congruencia consignado en dicho artículo 81, en las
precisas cuestiones que se someten a su decisión mediante la expresión de agravios y
conforme al conocido aforismo, «tantum devolutum quantum apellatum», a tal grado que
los invocados artículos 705 del código del Distrito y 702 del de Sinaloa establecen que la
falta de expresión de agravios por el apelante trae como consecuencia que se tenga como
desierto el recurso, o lo que significa que los agravios son los medios que proporcionan
materia de examen al tribunal de alzada y al mismo tiempo, la medida del quantum en que
recobra su plenitud de jurisdicción; y por donde se concluye que si en el fallo que se
combate, la hoy quejosa, en el escrito de expresión de agravios que formuló, «omitió por
completo atacar las consideraciones del juzgador del primer conocimiento que lo
condujeron a abstenerse de estudiar y decidir la cuestión de dominio introducida por las
partes, pues las inconformidades contenidas en los agravios se reducen a reclamar que el
inferior omitió el estudio de ciertas pruebas (la pericial, la de inspección judicial y la
confesional, mencionadas expresamente en el primer agravio, así como la documental y
la de inspección ocular mencionadas en el tercero, y que por cierto, y según se ha visto,
fueron estudiadas), dejando así fuera la litis de esta segunda instancia la mencionada
cuestión, toda vez que la materia de la litis en la alzada está constituida por los agravios y
la resolución referida y no por las acciones hechas valer en primera instancia», mismas
que solamente podrían ser materias del libre conocimiento en la apelación si, como antes
se dijo, se tratara de acciones sobre las cuales no se hubiera hecho ninguna declaración
ni hubiera sido oída una de las partes por no ser la apelante y no haber tenido por lo tanto
oportunidad de impugnar la sentencia, pero que ostensiblemente no es el caso.’
"Este Tribunal Colegiado también ha precisado que la regla descrita sobre la delimitación
de la litis en el recurso de apelación es general y no absoluta, pues de ningún modo
impide que, por una parte, la autoridad de segunda instancia examine cuestiones ajenas a
algún planteamiento específico en los agravios, pero que son fundamentales para la
existencia de un proceso civil válido, como deriva de lo sustentado por la Suprema Corte
de Justicia de la Nación al resolver contradicciones de tesis que atañen a presupuestos
procesales como el litisconsorcio pasivo necesario y la vía, según puede advertirse de las
jurisprudencias cuyos datos de localización, rubro y texto se indican enseguida:
"‘Localización:
"‘Novena Época
"‘Instancia: Primera Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"‘Tomo: XXIV, septiembre de 2006
"‘Página: 125
"‘Tesis: 1a./J. 47/2006
"‘Jurisprudencia
"‘Materia(s): Civil
"‘LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO. AL SER UN PRESUPUESTO PROCESAL,
EL TRIBUNAL DE ALZADA DEBE MANDAR REPONER EL PROCEDIMIENTO
OFICIOSAMENTE CUANDO ADVIERTA QUE NO TODOS LOS INTERESADOS
FUERON LLAMADOS AL JUICIO NATURAL (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO
VIGENTE A PARTIR DE JULIO DE 2002). El litisconsorcio pasivo necesario implica
pluralidad de demandados y unidad de acción; de ahí que deban ser llamados a juicio
todos los litisconsortes, quienes al estar vinculados entre sí por un derecho litigioso deben
ser afectados por una sola sentencia, conforme a los artículos 1.86, 1.87 y 1.88 del
Código de Procedimientos Civiles del Estado de México. En ese sentido, cuando se
interpone un recurso de apelación y el tribunal de alzada advierte que en el juicio natural
hubo litisconsortes que no fueron llamados, aunque no medie petición de parte, en
cualquier etapa del procedimiento está obligado a mandar reponerlo de oficio, para el
efecto de que el Juez de primera instancia los oiga y dicte una sentencia completa, en
atención a los principios de igualdad, seguridad jurídica y economía procesal, siendo que
en términos del último numeral, los efectos son reponer el procedimiento a fin de que el
Juez de primer grado prevenga al actor para que amplíe su demanda o la reconvención
contra las personas que formen el litisconsorcio necesario. Lo anterior en virtud de que el
litisconsorcio constituye un presupuesto procesal sin cuyos requisitos no puede dictarse
una sentencia válida en tanto que involucra cuestiones de orden público; por lo que la
carga procesal de citar a todas las partes corresponde al órgano jurisdiccional.’
"‘Localización:
"‘Novena Época
"‘Instancia: Primera Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"‘Tomo: XXI, abril de 2005
"‘Página: 576
"‘Tesis: 1a./J. 25/2005
"‘Jurisprudencia
"‘Materia(s): Común
"‘PROCEDENCIA DE LA VÍA. ES UN PRESUPUESTO PROCESAL QUE DEBE
ESTUDIARSE DE OFICIO ANTES DE RESOLVER EL FONDO DE LA CUESTIÓN
PLANTEADA. El derecho a la tutela jurisdiccional establecido por el artículo 17 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no es ilimitado, sino que está
restringido por diversas condiciones y plazos utilizados para garantizar la seguridad
jurídica. Así, las leyes procesales determinan cuál es la vía en que debe intentarse cada
acción, por lo cual, la prosecución de un juicio en la forma establecida por aquéllas tiene
el carácter de presupuesto procesal que debe atenderse previamente a la decisión de
fondo, porque el análisis de las acciones sólo puede llevarse a efecto si el juicio, en la vía
escogida por el actor, es procedente, pues de no serlo, el Juez estaría impedido para
resolver sobre las acciones planteadas. Por ello, el estudio de la procedencia del juicio, al
ser una cuestión de orden público, debe analizarse de oficio porque la ley expresamente
ordena el procedimiento en que deben tramitarse las diversas controversias, sin permitirse
a los particulares adoptar diversas formas de juicio salvo las excepciones expresamente
señaladas en la ley. En consecuencia, aunque exista un auto que admita la demanda y la
vía propuesta por la parte solicitante, sin que la parte demandada la hubiere impugnado
mediante el recurso correspondiente o a través de una excepción, ello no implica que, por
el supuesto consentimiento de los gobernados, la vía establecida por el legislador no deba
tomarse en cuenta. Por tanto, el juzgador estudiará de oficio dicho presupuesto, porque
de otra manera se vulnerarían las garantías de legalidad y seguridad jurídica establecidas
en el artículo 14 constitucional, de acuerdo con las cuales nadie puede ser privado de la
vida, de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio
seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan las
formalidades esenciales del procedimiento. Luego entonces, el juzgador, en aras de
garantizar la seguridad jurídica de las partes en el proceso, debe asegurarse siempre de
que la vía elegida por el solicitante de justicia sea la procedente, en cualquier momento de
la contienda, incluso en el momento de dictar la sentencia definitiva, por lo que debe
realizar de manera oficiosa el estudio de la procedencia de la vía, aun cuando las partes
no la hubieran impugnado previamente.’
"En ese sentido, puede estimarse correcta la actuación de la autoridad responsable,
cuando en la segunda instancia, los agravios se dirigen a establecer que el Juez del
conocimiento apreció incorrectamente la litis y de su análisis los estima fundados, por lo
que atendiendo al principio de congruencia que debe prevalecer en toda resolución
judicial, con plenitud de jurisdicción, está autorizada para resolver la controversia
planteada estudiando, inclusive, todos los puntos del debate y las pruebas que tienen
relación con él, a fin de no dejar inaudita a la parte que obtuvo todo lo que pidió en la
primera instancia.
"Lo anterior, debido a la inexistencia del reenvío en el recurso de apelación que prevalece
en el sistema procesal civil vigente, que compele al órgano de alzada a examinar las
cuestiones indebidamente omitidas o inexactamente estudiadas en la sentencia recurrida,
conforme al planteamiento de los agravios, lo que implica el análisis de la litis del juicio de
origen, ante la imposibilidad de devolver los autos al inferior para que éste subsane las
omisiones o inexactitudes en que incurrió, es decir, la falta de reenvío, que deriva del
objeto del recurso de apelación, a saber, confirmar, revocar o modificar la resolución de
primer grado.
"Sirve de apoyo a lo anterior, el criterio sustentado por la Tercera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, publicado en el Semanario Judicial de la Federación, Sexta
Época, Volumen CXXIX, Cuarta Parte, página 29, que establece:
"‘APELACIÓN, NO EXISTE REENVÍO EN LA. La función jurisdiccional la ejercen los
Tribunales Superiores de Justicia, considerándose, por ficción legal, que éstos delegan a
los Jueces dicha función, entendiéndose asimismo que cuando las partes se alzan contra
sus decisiones, se devuelve a aquéllos, con plenitud, la jurisdicción que habían delegado,
significándose que, al resolver el tribunal de alzada la apelación interpuesta, puede y debe
hacerlo de una manera integral, ya que, por razón de la naturaleza del recurso, no existe
ni puede existir reenvío, porque, evidentemente, en la apelación no se decide para que el
inferior llene las omisiones o corrija los errores en que haya incurrido en la resolución
apelada, sino que, atendiendo a la plenitud de jurisdicción de que el superior se encuentra
investido, debe asimismo llegar a corregir las omisiones o errores cometidos, puesto que
puede confirmar o revocar la resolución impugnada; razones por las cuales, con la
sentencia definitiva que dicta el a quo, éste consuma totalmente la facultad y la obligación
que la ley le confiere de fallar el negocio en la primera instancia.’
"En el mismo sentido, obra el criterio de la propia Tercera Sala, visible en el Semanario
Judicial de la Federación, Séptima Época, Volumen 80, Cuarta Parte, página 14, que es
del tenor siguiente:
"‘APELACIÓN, FALTA DE REENVÍO EN LA. No existiendo reenvío en la apelación,
puesto que como es sabido, no puede el tribunal de alzada devolver las actuaciones para
que el a quo llene las omisiones en las que hubiese incurrido, está en lo justo aquella
autoridad al haber estudiado integralmente, en ejercicio de la plenitud de jurisdicción de
que se halla investida, el pleito sometido a su consideración, para resolver conforme a lo
que considere apegado a la ley y a la justicia. No es exacto, por tanto, que las omisiones
en que incurra la primera instancia en la sentencia recurrida, obliguen al tribunal de
apelación ni a declarar la nulidad de lo actuado ni a absolver de las reclamaciones
formuladas, puesto que se ve claro que lo uno no se sigue de lo otro, sino que, sentada la
existencia de las referidas omisiones, lo que se sigue es que las mismas sean llenadas
por la autoridad responsable, si aparece que la falta de motivación de la sentencia de
primera instancia, da origen a que la segunda sea motivada como antes se dice, de
manera detenida.’
"Empero, esa reasunción de la plenitud de la jurisdicción del tribunal de alzada está
motivada por haberse estimados fundados los agravios contra la parte considerativa de la
sentencia de primera instancia, con motivo del medio de impugnación correspondiente,
como en el caso, el recurso de apelación previsto en el artículo 1336 del Código de
Comercio, interpuesto por la única persona que estuvo legitimada para interponer el
recurso.
"De acuerdo con lo expuesto, el tribunal de alzada no se excede en sus atribuciones
cuando, por un lado, sólo se ajusta a lo señalado en los agravios y las constancias de
autos para resolver el recurso de apelación interpuesto en contra del fallo de primer
grado, en la parte que perjudica al apelante y, por otra parte, analiza oficiosamente la
procedencia de la acción planteada atendiendo al principio de congruencia judicial y a la
observancia efectiva de la garantía de defensa de las partes, conforme a la litis de primera
instancia, para no dejar en indefensión a quien no apeló por haber obtenido todo lo que
pidió en la primera instancia.
"Esto es así, porque debe garantizarse en la segunda instancia la garantía de audiencia a
la parte que al obtener todo lo que pidió en la primera instancia, no impugnó el fallo en la
parte considerativa que le perjudicaba, pero que no trascendió a la resolutiva, y que es la
que causa perjuicio y legitima para apelar, puesto que se declararon procedentes todas y
cada una de las prestaciones reclamadas, o bien, fue absuelta de todo lo que se exigió.
"Efectivamente, al no existir gravamen que se refleje en un punto resolutivo de la
sentencia de primer grado, la parte que obtuvo todo lo que pidió o que fue absuelta de lo
reclamado, no tiene legitimación para interponer el recurso de apelación previsto por el
artículo 1336 del Código de Comercio y, aunque lo hubiere interpuesto, habría sido
desechado por el tribunal de alzada al momento en que se pronunciara sobre su
admisibilidad, porque el artículo 1337 de ese ordenamiento dispone que pueden apelar,
esto es, que están en legitimados para hacerlo, el litigante condenado en el fallo si cree
haber recibido algún agravio, el vencedor que aunque haya obtenido en el litigio, no ha
obtenido la restitución de frutos, la indemnización de daños y perjuicios o el pago de
costas.
"Tampoco en segunda instancia podría estimarse que sea necesario que el tribunal de
alzada analice la litis de manera integral, a través de la expresión de agravios de la actora
que pudieran ventilarse con la interposición de la apelación adhesiva, porque ésta según
lo dispone el artículo 1337, fracción III, del Código de Comercio, establece su procedencia
a que se interponga dentro de los tres días siguientes a la admisión del recurso o dentro
de los tres días siguientes a esa notificación, pero sólo con la finalidad de expresar
argumentos tendientes a mejorar las consideraciones vertidas por el Juez, en la
resolución de que se trate, en la inteligencia de que la adhesión al recurso sigue la suerte
de éste, es decir, la apelación adhesiva es accesoria a la apelación principal y su objetivo
es reforzar las consideraciones de la sentencia, de modo tal que no prosperen los
agravios planteados por la apelante principal.
"De ese modo, de existir la adhesión al recurso de apelación y ser fundados los agravios
de la parte adherente, se habría podido impedir que la apelación principal prosperara, en
cuyo caso sería innecesario que la autoridad de alzada reasumiera jurisdicción para
decidir la litis de primer grado; empero, si los agravios de la adhesión hubieren sido
desestimados la Sala tendría que pronunciarse en uso de la jurisdicción que le
corresponde.
"Ello, demuestra que la interposición de la apelación adhesiva sólo tiene relevancia para
impedir que se reasuma la jurisdicción originaria en caso de que logre obstaculizar la
apelación principal, y que en caso contrario, es inocua, porque deberá producirse la
reasunción indicada.
"Tiene aplicación, de manera analógica, el criterio sustentado por este Tribunal Colegiado
en la tesis I.3o.C.382 C, visible en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XVII, enero de dos mil tres, página 1725, bajo los siguientes rubro y
texto:
"‘APELACIÓN ADHESIVA. NO SON SU MATERIA LOS ARGUMENTOS TENDIENTES A
MODIFICAR LOS RESOLUTIVOS DE LA RESOLUCIÓN APELADA (LEGISLACIÓN DEL
DISTRITO FEDERAL). De conformidad con lo dispuesto en el artículo 690 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, la figura de la apelación adhesiva tiene
como finalidad que quien obtuvo sentencia favorable en un juicio pueda expresar agravios
para reforzar los fundamentos de derecho y motivos fácticos de la decisión judicial,
cuando su contraparte la impugne, los cuales deben estar dirigidos a los puntos tratados
por el Juez del conocimiento, a fin de mejorar sus consideraciones y tratar de que no
prosperen los agravios del recurso de apelación principal. Por consiguiente, no es posible
estudiar a través de la adhesión, aspectos tendientes a modificar los puntos resolutivos
que determinan la condena, esto es, obtener un fallo aún más favorable, pues, en todo
caso, tales argumentos debieron ser materia de una apelación autónoma.’
"Consecuentemente, la autoridad de segunda instancia no está impedida para analizar
integralmente la litis, ya sea porque haya sido desestimado o indebidamente omitido el
estudio de una parte de él, que no pudo ser combatida por una de las partes del proceso,
a través del
del principio de definitividad según la cual, para que proceda el juicio de garantías, debe
tratarse de actos definitivos en la acepción que la ley da de dichos actos, por lo que
resulta lógico que la inobservancia del principio traiga como consecuencia, por regla
general, la improcedencia de la acción constitucional intentada.
* Que es así porque si bien la fracción XII del artículo 73 de la Ley de Amparo establece
como causa de improcedencia, la derivada de actos consentidos tácitamente,
entendiéndose por tales aquellos contra los que no se promueva el juicio de amparo
dentro de los términos que se señalan en los diversos artículos 21, 22 y 218; que esa
misma disposición también establece que cuando contra el primer acto de aplicación de
una ley proceda algún recurso o medio de defensa legal, en virtud del cual pueda ser
modificado, revocado o nulificado, será optativo para el interesado hacerlo valer o
impugnar, desde luego, la ley en el juicio de amparo.
* En los supuestos establecidos en las fracciones XIII, XIV y XV del artículo 73 de la Ley
de Amparo (con sus excepciones atendiendo, particularmente, a la persona y situación del
quejoso y a la naturaleza del acto reclamado), el acto reclamado carece de definitividad y
no es, por consiguiente, recurrible en amparo.
* El principio de definitividad tiene una doble connotación, ya sea que se trate de un
presupuesto de procedencia, o bien, de una causa de improcedencia del juicio de amparo
que, como regla de aplicación general, tiene ciertas excepciones, en que no será
necesario que se agoten los recursos ordinarios o medios de impugnación procedentes,
como son cuando el quejoso no haya sido emplazado a juicio; sea extraño al
procedimiento o al juicio; si el acto reclamado carece de fundamentación; en materia
administrativa, siempre que el recurso procedente no contemple la suspensión del acto
reclamado o si previéndola exige mayores requisitos que los previstos en el artículo 124
de la Ley de Amparo; en materia civil, cuando se impugnen en amparo directo violaciones
procesales que afecten a las defensas del quejoso trascendiendo al resultado del fallo,
tratándose de sentencias en controversias sobre acciones del estado civil o que afecten al
orden y estabilidad de la familia o a menores e incapaces; y en el caso en que se
demande la inconstitucionalidad de una ley.
* Tratándose de actos provenientes de autoridades judiciales en la materia civil, si bien es
cierto que rige el principio de definitividad, también lo es que tratándose de la
impugnación de una ley con motivo de su primer acto de aplicación dentro del
procedimiento judicial, opera la excepción al principio de definitividad contenida en el
párrafo tercero de la fracción XII del artículo 73 de la Ley de Amparo, de cuya literalidad
no se advierte que limite la posibilidad de optar por la interposición del recurso y promover
el juicio de garantías, en función de la autoridad que realice el acto de aplicación de la ley
sino que, en todo caso, la posibilidad de impugnación en amparo indirecto, puede darse
en atención a si el acto de aplicación de la ley, tratado internacional o reglamento, dentro
del proceso judicial, es de ejecución de imposible reparación y si no reúne esta
característica, tendrá que reclamarse en el amparo directo a través de los conceptos de
violación, siempre que la norma se haya aplicado dentro del juicio, constituyendo una
violación procesal que afecte las defensas del quejoso y trascienda al resultado del fallo,
en términos del artículo 158 de la Ley de Amparo.
* Entonces, el elemento de ejecución de imposible reparación debe atenderse para
determinar si un acto de aplicación de la ley permite la impugnación a través del amparo
indirecto.
Ese criterio se encuentra contenido en la tesis cuyos datos de localización, rubro y texto
indican:
"Novena Época
"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XXII, julio de 2005
"Página: 1370
"Tesis: I.3o.C.481 C
"Tesis aislada
"Materia(s): Civil
"AMPARO CONTRA LEYES CON MOTIVO DE UNA RESOLUCIÓN DICTADA DENTRO
DEL PROCESO JUDICIAL CIVIL. EL PRESUPUESTO DE QUE SE TRATE DEL PRIMER
ACTO DE APLICACIÓN DE LA LEY CONSTITUYE UNA EXCEPCIÓN AL PRINCIPIO DE
DEFINITIVIDAD ESTABLECIDO POR LA FRACCIÓN XIII DEL ARTÍCULO 73 DE LA LEY
DE LA MATERIA. De la interpretación armónica de lo dispuesto en las fracciones XII y XIII
del artículo 73 de la Ley de Amparo, se advierte que tratándose de actos provenientes de
autoridades judiciales en la materia civil, es cierto que rige el principio de definitividad
contenido en la segunda de las fracciones en cita, pero también lo es que cuando se
impugna una ley con motivo de su primer acto de aplicación dentro de dicho
procedimiento, opera la excepción al principio de definitividad contenida en el párrafo
tercero de la fracción XII del artículo 73 de la Ley de Amparo, de cuya literalidad no se
advierte limitación alguna a la posibilidad entre optar por la interposición del recurso y
promover el juicio de amparo, en función de la autoridad que realice el acto de aplicación
de la ley; razón por la cual lo que se debe considerar para impugnarlo o no en amparo
indirecto, es si el acto de aplicación de la ley, tratado internacional o reglamento, dentro
del proceso judicial, reviste una ejecución de imposible reparación, y si no reúne esta
característica tendrá que reclamarse en el amparo directo a través de los conceptos de
violación, siempre que la norma que se haya aplicado dentro del juicio constituya una
violación procesal que afecte las defensas del quejoso y trascienda al resultado del fallo,
en términos de lo dispuesto en el artículo 158 de la Ley de Amparo."
En relación con lo anterior, también debe destacarse el hecho de que la ley que se
impugne de inconstitucional sea aplicada en la fase ejecutiva del juicio en donde ya existe
una sentencia que es cosa juzgada, porque en ese caso, el juicio de amparo procederá
cuando se reclame la última resolución dictada en el procedimiento respectivo y, si se
trata de remate, sólo podrá promoverse el juicio contra la resolución en que se apruebe o
desapruebe, pudiendo reclamarse en la misma demanda las demás violaciones
cometidas durante ese procedimiento, que hubieren dejado sin defensa al quejoso.
Así se colige de la jurisprudencia de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, cuyos datos de localización, rubro y texto indican:
"Novena Época
"Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: III, junio de 1996
"Página: 226
"Tesis: 2a./J. 29/96
"Jurisprudencia
"Materia(s): Común
"AMPARO CONTRA UNA LEY CON MOTIVO DE UNA RESOLUCIÓN DICTADA
DENTRO DE UN PROCEDIMIENTO DE EJECUCIÓN DE SENTENCIA, O EN EL DE
REMATE. SÓLO PROCEDE CUANDO SE RECLAMA LA RESOLUCIÓN DEFINITIVA
RESPECTIVA. El artículo 114, fracción III, párrafos segundo y tercero, de la Ley de
Amparo, establece que cuando se trata de actos de ejecución de sentencia, el juicio de
amparo indirecto sólo podrá promoverse contra la última resolución dictada en el
procedimiento respectivo, pudiendo reclamarse en la misma demanda las demás
violaciones cometidas durante ese procedimiento, que hubieren dejado sin defensa al
quejoso, y que tratándose de remates, sólo podrá promoverse contra la resolución
definitiva en que se aprueben o desaprueben. Esta regla específica de procedencia del
juicio de amparo indirecto rige incluso cuando la resolución dictada dentro del
procedimiento de ejecución de sentencia, que no es la definitiva, constituye el primer acto
de aplicación de una ley en perjuicio del quejoso y se reclame también ésta, pues esos
actos procesales tienen como base la existencia de una sentencia que tiene el carácter de
cosa juzgada, cuya ejecución no debe obstaculizarse, de modo que, mientras no se emita
la resolución definitiva correspondiente, los actos realizados dentro de ese procedimiento,
así como el problema de inconstitucionalidad del precepto legal aplicado, no podrán
impugnarse a través del juicio de amparo indirecto, sino hasta que se pronuncie la última
resolución dictada en el procedimiento de ejecución, y si se trata del remate, contra la
resolución que lo apruebe o desapruebe."
Además, si el quejoso reclama una norma por inconstitucional, para que sea examinada
en el juicio de amparo indirecto, debe ser con motivo del primer acto de aplicación; esto
es, que debe existir plena evidencia de que se trata del primer acto que trasciende a la
esfera jurídica del particular.
De modo que si el acto de aplicación no existe, debe sobreseerse en el juicio de amparo
y, si se trata de un segundo acto en que se aplica la ley o norma cuestionada, el juicio de
amparo resulta improcedente porque ya existe un consentimiento tácito que refleja la
conformidad del particular con la aplicación de la norma y clausura el derecho del quejoso
de acceder a la tutela judicial para lograr el estudio de la constitucionalidad referida.
Así se advierte de la jurisprudencia de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, cuyos datos de localización, rubro y texto indican:
"Novena Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo IX, febrero de 1999
"Página: 103
"Tesis: 1a./J. 4/99
"Jurisprudencia
"Materia(s): Común
"LEY RECLAMADA CON MOTIVO DEL PRIMER ACTO DE APLICACIÓN. SI ÉSTE NO
SE ACREDITA DEBE SOBRESEERSE EN EL JUICIO DE AMPARO. Si el quejoso
reclama la inconstitucionalidad de un dispositivo legal como heteroaplicativo, con motivo
del primer acto de aplicación en su perjuicio, y no acredita su existencia, procede
sobreseer en el juicio de garantías, por falta de interés jurídico, con fundamento en los
artículos 73, fracción V y 74, fracción III, de la Ley de Amparo."
En igual forma, tiene que demostrarse que la ley o norma tildada de inconstitucional
afecta o menoscaba en su patrimonio o persona al quejoso, es decir, que debe
acreditarse el perjuicio que produce el acto para que sea examinada su constitucionalidad
en el juicio biinstancial, porque de no cumplirse satisfactoriamente con esa carga de la
prueba, el juicio resultará improcedente.
Sobre el particular resultan aplicables las tesis de la Segunda Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, cuyos rubro, texto y datos de localización son los siguientes:
"AMPARO CONTRA LEYES CON MOTIVO DEL PRIMER ACTO DE APLICACIÓN. SI
ÉSTE NO CAUSA PERJUICIO AL QUEJOSO, DEBE SOBRESEERSE POR LA LEY, SIN
QUE ELLO IMPIDA AL PROMOVENTE IMPUGNARLA EN LA OPORTUNIDAD EN QUE
SE APLIQUE EN SU PERJUICIO. Si el quejoso reclama la inconstitucionalidad de una
disposición con motivo del primer acto de aplicación debe demostrar que lo perjudica; si
éste no existe debe decretarse el sobreseimiento por falta de interés jurídico, con
fundamento en los artículos 73, fracción V, y 74, fracción III, de la Ley de Amparo, pero el
sobreseimiento en los términos indicados no le impide volver a impugnar la ley o
reglamento cuando en realidad se le aplique en su perjuicio." (Novena Época, Segunda
Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo X, julio de 1999, tesis 2a./J.
67/99, página 104).
"LEYES HETEROAPLICATIVAS QUE NO CAUSEN PERJUICIO AL QUEJOSO. EL
AMPARO ES IMPROCEDENTE EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 73, FRACCIÓN XVIII,
EN RELACIÓN CON EL 114, FRACCIÓN I, A CONTRARIO SENSU, AMBOS DE LA LEY
DE AMPARO. Conforme a la técnica del juicio de garantías, para analizar el aspecto
sustantivo de una norma, con motivo de su primer acto de aplicación, debe existir como
presupuesto que la misma haya irrumpido en la individualidad de un gobernado, al grado
de ocasionarle un agravio en su esfera jurídica, ya sea que se le aplique formal o
materialmente, de manera escrita o de hecho, pues basta que dicho ordenamiento
materialice sus efectos en el mundo fáctico y altere el ámbito jurídico de la persona, para
que se estime aplicada. De no ser así, la ley reclamada no causa perjuicio y el amparo
resulta improcedente, de conformidad con el artículo 73, fracción XVIII, ésta en
concordancia con el artículo 114, fracción I, a contrario sensu, de la ley de la materia."
(Novena Época, Segunda Sala, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo
VII, marzo de 1998, tesis 2a./J. 12/98, página 323).
Además, el Juez de Distrito deberá apreciar en cada caso si el acto de aplicación de la
norma se actualiza de manera expresa o implícita como un presupuesto para analizar su
inconstitucionalidad, pues el dato relevante es que, con independencia de la modalidad de
su aplicación, se debe verificar por su resultado, el perjuicio directo y actual a la esfera
jurídica de la parte quejosa.
Sobre el particular resulta aplicable la tesis 2a. LXII/2009, de la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Novena Época, Tomo XXXIX, julio de 2009,
página 320 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, cuyos rubro y texto
indican:
"REVISIÓN EN AMPARO DIRECTO. LA APLICACIÓN IMPLÍCITA DE NORMAS
CONSIDERADAS INCONSTITUCIONALES NO LA HACE IMPROCEDENTE. La Segunda
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia 2a./J. 53/2005, de
rubro: ‘AMPARO DIRECTO CONTRA LEYES. REQUISITOS PARA QUE PROCEDA
ANALIZAR SU CONSTITUCIONALIDAD, CUANDO SE IMPUGNEN POR SU
APLICACIÓN EN EL ACTO O RESOLUCIÓN DE ORIGEN Y NO SE ACTUALICE LA
HIPÓTESIS DE SUPLENCIA DE LA QUEJA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 76 BIS,
FRACCIÓN I, DE LA LEY DE AMPARO (MATERIA ADMINISTRATIVA).’, estableció como
requisito de procedencia del amparo directo, el acreditamiento de la aplicación de la
norma controvertida y el perjuicio directo y actual a la esfera jurídica del quejoso. Ahora
bien, para efectos de la revisión en amparo directo no existe inconveniente legal alguno
en que dicha aplicación sea implícita, pues lo importante es identificar el perjuicio que
aquélla genera en la esfera jurídica del gobernado, el cual se evidencia por el resultado
que produce la referida aplicación de la norma."
Es decir, como presupuesto de su estudio debe fijarse la correcta interpretación de la
norma controvertida porque sólo de esa manera podrá desprenderse si es contraria a la
norma constitucional o si se trata de una indebida interpretación efectuada por la
autoridad responsable o el Juez de Distrito, porque en este último caso, deberá corregirse
ese proceder y resolver en consecuencia.
Del mismo modo, sobre la base de que la cuestión de constitucionalidad implica una
confrontación de la norma ordinaria con el texto constitucional, siempre deberá atenderse
al alcance de la norma constitucional cuya infracción se alega y a la interpretación de la
norma controvertida, la cual debe fijarse en su justo y correcto alcance, con
independencia, inclusive, de la que haya efectuado la autoridad judicial responsable,
porque el órgano colegiado en las cuestiones de su competencia, como tribunal terminal,
debe fijar correctamente la litis que comprende los hechos y las normas aplicadas y que
deben aplicarse, pues sólo de esa manera puede resolverse efectivamente la cuestión
planteada.
Sobre el particular, resulta aplicable por analogía, la tesis 2a. LXXII de la Segunda Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Novena Época, Tomo XXX, julio de 2009,
página 467 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, cuyo rubro y texto
indican:
"REVISIÓN EN AMPARO INDIRECTO. DENTRO DE LAS CUESTIONES PROPIAMENTE
CONSTITUCIONALES QUE SON MATERIA DE ESA INSTANCIA, SE ENCUENTRA LA
RELATIVA A LA INTERPRETACIÓN DE LA LEY CONTROVERTIDA, CON
INDEPENDENCIA DE QUE SEA DIVERSA A LA REALIZADA POR EL JUEZ DE
DISTRITO EN LA SENTENCIA RECURRIDA. Del artículo 107, fracción VIII, inciso a), de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se advierte que la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, como órgano terminal en materia de constitucionalidad de
leyes, está facultada para conocer del recurso de revisión contra sentencias que en
amparo indirecto pronuncien los Jueces de Distrito, cuando en la demanda de amparo se
hayan impugnado leyes federales o locales, tratados internacionales, reglamentos
expedidos por el Presidente de la República de acuerdo con la fracción I del artículo 89
constitucional y reglamentos de leyes locales expedidos por los gobernadores de los
Estados o por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, siempre que en esa instancia
subsistan cuestiones propiamente constitucionales, las cuales comprenden los
argumentos relativos a la confrontación de la norma ordinaria con la Constitución General
de la República, así como todos aquellos cuyo estudio pueda trascender directa o
indirectamente a la materia de constitucionalidad. En ese tenor, si en todo análisis de
constitucionalidad de una ley se atiende a dos premisas lógicas: a) el alcance de la norma
constitucional cuya transgresión se aduce; y, b) la interpretación de la disposición de
observancia general controvertida; se concluye que entre las cuestiones propiamente
constitucionales que son materia del recurso de revisión en amparo indirecto, se
encuentra la de fijar el justo alcance de la norma impugnada, de ahí que al conocer el Alto
Tribunal del referido recurso, debe partir de su propia interpretación, independientemente
de que sea diversa a la realizada por el Juez de Distrito que conoció del amparo indirecto.
Estimar lo contrario afectaría gravemente el principio de seguridad jurídica, pues al
vincular y sujetar el análisis que corresponde realizar al órgano terminal en materia de
constitucionalidad de leyes a lo considerado por un órgano jurisdiccional jerárquicamente
inferior, podría provocar determinaciones de inconstitucionalidad de normas apegadas a
lo previsto en la Norma Fundamental o viceversa."
En ese contexto, a fin de poder estar en condiciones de resolver la cuestión planteada, es
menester advertir que la exigencia del artículo 77 de la Ley de Amparo, sobre las
sentencias que deben dictarse en los juicios respectivos, cuando se trata del análisis de la
posible actualización de una causa de improcedencia, implica:
a. Fijar de manera clara y precisa los actos reclamados.
b. Verificar su certeza con base en el examen de las pruebas ofrecidas en el juicio.
c. Examinar la procedencia de la acción en relación con cada uno de los actos.
d. Reflejar en los puntos resolutivos del fallo, el producto de la decisión judicial,
precisando aquellos por los que sobresea, conceda o niegue la protección federal.
De ese modo es que el Juez Federal tiene la obligación de analizar cuál es el acto
reclamado; el contenido de las disposiciones reclamadas, y determinar su contenido y
alcance normativo, porque puede tratarse de una norma que sólo se comprenda en el
contexto de otras más de la ley, o bien, que contenga diversos supuestos jurídicos, a fin
de establecer cuáles de ellas son las que efectivamente se reclaman y que guardan
relación con el caso concreto.
Esto último, porque pueden advertirse casos en que se impugnen vicios formales de la
ley, porque no se observaron los requisitos previstos para su formación y obligatoriedad,
en cuyo caso ese examen precede al estudio de normas impugnadas en específico, por
haberse aplicado en el acto reclamado de modo implícito o expreso.
En efecto, las normas jurídicas tienen una pertenencia a cierto orden que viene
determinado por la autoridad legislativa que las expide, la cual, a su vez, sólo puede
emitirlas porque tiene competencia para ello, al existir una norma superior que la autoriza
a hacerlo.
En esa medida, las normas creadas pertenecen a un sistema en el cual guardan
relaciones de origen, lógicas o de interdependencia, ya sea que se complementen unas a
otras, o resulten su presupuesto o consecuencia normativa.
Esa característica de pertenencia que tienen las normas, resulta útil para establecer sus
características comunes y el ámbito de validez
No. de registro: 23402
10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992
espacial o temporal en el que deben ser aplicadas, de manera que, por regla general, su
análisis no debe ser aislado, sino contextual, entendiendo por ello no sólo a la ley en que
se insertan, sino al sistema jurídico al que pertenecen.
Con base en ello, puede determinarse si la norma fue creada por la autoridad legislativa
competente y si su contenido y alcance no contraviene, inobserva o desconoce los otros
principios rectores del sistema jurídico, como el de legalidad, división de competencias o
de supremacía constitucional.
También resulta útil ese criterio de estudio porque existen normas que se aplican de modo
automático o se sobreentiende su aplicación para un caso determinado al lado o
conjuntamente con otras normas, precisamente porque se comprenden dentro de un
sistema y que resultan válidas para regular un caso que prevé dicho sistema, ya sea que
indique sus reglas de aplicación, orden o establezca una definición legal de los casos que
deben regularse o excluirse.
Lo anterior, no implica que exista algún impedimento para analizar de manera aislada una
norma pues en cada caso deberá ponderarse si su contenido regula un caso especial,
diverso o de excepción a los que prevé la ley en que se encuentra ubicada, o que puede
ser excluyente de las demás las normas pertenecientes al mismo sistema.
De esa guisa, se desprende que corresponde al Juez de amparo analizar en qué
supuesto se encuentra el quejoso y cómo es que se aduce la afectación en su esfera
jurídica, en relación con la aplicación de la norma, para determinar si procede analizar su
constitucionalidad o inconstitucionalidad, ya sea que el estudio de la norma sea aislado o
sistemático, según el supuesto que regule, porque en función de ello puede actualizarse
una causa de improcedencia que motive el sobreseimiento en el juicio.
Los artículos 126, 127, 128, 129, 130 y 131 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, que se impugnan, se encuentran insertos en el capítulo
primero, denominado "De las costas", del título séptimo intitulado "De las costas y de los
aranceles", y disponen lo siguiente:
"Artículo 126. Las costas son la sanción impuesta en los términos de la ley a los litigantes
que hayan actuado de mala fe, con falsedad o sin derecho, cuyo objeto es el pago de los
gastos legales que el juicio implicó a la contraparte."
"Artículo 127. Los Jueces y Magistrados al momento de dictar la sentencia que condene a
costas determinarán el monto líquido de las mismas si ello fuese posible, de no serlo se
determinará por vía incidental. En su caso, las partes deberán aportar los elementos
necesarios para efectuar la liquidación correspondiente y en su defecto, el Juez la
determinará con los elementos que se desprendan del propio expediente. Las partes
siempre tendrán derecho al cobro de las costas establecidas en esta ley, cuando
acrediten haber sido asesorados, durante el juicio, por licenciado en Derecho con cédula
profesional expedida por la autoridad o institución legalmente facultada para ello. Para el
efecto de la acreditación, los licenciados en derecho patronos registrarán su cédula
profesional ante la Primera Secretaría de Acuerdos a la Presidencia y del Pleno del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal... . En caso de que la parte favorecida
con el resultado del juicio haya sido asesorada por tercero, podrá solicitar al Juez que las
costas sean determinadas en la sentencia a favor del abogado o la institución que lo haya
patrocinado."
"Artículo 128. Las costas en primera instancia se causarán conforme a las siguientes
bases:
"a) Cuando el monto del negocio no exceda del equivalente a tres mil días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal, se causará el 10%;
"b) Cuando el monto del negocio exceda del equivalente a tres mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal y sea hasta de seis mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal, se causará el 8%; y
"c) Cuando el monto del negocio exceda del equivalente a seis mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal, se causará el 6%.
"Si el asunto tuviere que resolverse a través de una segunda instancia, las cuotas
anteriores se aumentarán en 2%."
"Artículo 129. En los negocios de cuantía indeterminada se causarán las costas
siguientes:
"I. Por el estudio del negocio para plantear la demanda, el equivalente a cien días de
salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"II. Por el escrito de demanda, el equivalente a sesenta días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal;
"III. Por el escrito de contestación a la demanda, el equivalente a sesenta días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"IV. Por la lectura de escritos o promociones presentados por el contrario, por foja, el
equivalente a cinco días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"V. Por el escrito en que se promueva un incidente o recurso del que deba conocer el
mismo Juez de los autos, o se evacue el traslado o vistas de promociones de la contraria,
el equivalente a diez días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"VI. Por cada escrito proponiendo pruebas, el equivalente a veinte días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"VII. Por cada interrogatorio de posiciones a la contraria, de preguntas o repreguntas a los
testigos, o cuestionarios a los peritos, por hoja, el equivalente a cinco días de salario
mínimo vigente en el Distrito Federal;
"VIII. Por la asistencia a juntas, audiencias o diligencias en el local del juzgado, por cada
hora o fracción, el equivalente a ocho días de salario mínimo general vigente en el Distrito
Federal;
"IX. Por la asistencia a cualquier diligencia fuera del juzgado, por cada hora o fracción,
contada a partir de la salida del juzgado, el equivalente a diez días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"X. Por la notificación o vista de proveídos, el equivalente a cinco días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal; y
"XI. Por notificación o vista de sentencia, el equivalente a ocho días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"Las costas a que se refiere esta fracción y la anterior, se cobrarán sólo cuando conste en
autos que el abogado fue notificado directamente por el actuario. En cualquier otro caso,
por cada notificación se cobrará el equivalente a dos días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal, siempre que la promoción posterior revele que el abogado
tuvo conocimiento del proveído o sentencia relativos;
"XII. Por los alegatos en lo principal, según la importancia o dificultad del caso a juicio del
Juez, el equivalente a seis y hasta doce días de salario mínimo general vigente en el
Distrito Federal, y
"XIII. Por el escrito de agravios o contestación de los mismos, el equivalente a cien días
de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal.
"Las cantidades a que se refiere este artículo serán actualizadas conforme al incremento
anualizado que se dé en el Índice Nacional de Precios al Consumidor señalado por el
Banco de México."
"Artículo 130. Si en un juicio civil o mercantil hubiere condenación en costas y los escritos
relativos no estuvieren firmados por abogado alguno, pero pudiere comprobarse
plenamente la intervención de éste y sus gestiones en el negocio, la regulación de costas
se hará de acuerdo con este arancel."
"Artículo 131. Los abogados que intervengan en juicios civiles o mercantiles por derecho
propio, cobrarán las costas que fija el presente arancel, aun cuando no sean patrocinados
por otro abogado."
De la lectura del artículo 126 de la referida ley orgánica en cita, se advierte con claridad
que las costas son una sanción impuesta en los términos de la ley a los litigantes que
actuaron de mala fe, con falsedad o sin derecho y tiene como objeto, el pago de los
gastos legales que el juicio implicó a la contraparte.
El diverso artículo 127 dispone que los Jueces y Magistrados, al momento de dictar
sentencia que condene a costas, determinarán el monto líquido de las mismas, si fuere
posible y, de no serlo, se hará en la vía incidental, en que las partes deberán aportar los
elementos necesarios para efectuar la liquidación correspondiente y, en su defecto, el
Juez determinará aquélla con los elementos que se desprendan del expediente.
Además, dispone que las partes siempre tendrán derecho al cobro de las costas
establecidas en la citada ley, cuando acrediten haber sido asesorados, durante el juicio,
por licenciado en derecho con cédula profesional expedida por la autoridad o institución
legalmente facultada para ello.
Sobre esto último, ese precepto dispone que para el efecto de la acreditación, los
licenciados en derecho patronos registrarán su cédula profesional ante la Primera
Secretaría de Acuerdos de la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal y, en el caso de que la parte favorecida con el resultado del juicio haya sido
asesorada por tercero, podrá solicitar al Juez que las costas sean determinadas en la
sentencia a favor del abogado o la institución que lo haya patrocinado.
Por otro lado, el artículo 128 de la ley en comento establece la forma en que se causarán
costas en la primera y segunda instancias, en negocios de cuantía determinada, ya que
señala claramente los diversos montos equivalentes en días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal sobre los que debe causarse costas en un determinado
porcentaje.
En tanto que el diverso 129 establece la regulación respectiva para los negocios de
cuantía indeterminada y precisa las cantidades (equivalentes en días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal) que deben cubrirse por las actuaciones procesales
ahí detalladas, mismas que serán actualizadas conforme al incremento anualizado que se
dé en el Índice Nacional de Precios al Consumidor señalado por el Banco de México.
Por su parte, el artículo 130 de la ley en comento indica que si en un juicio civil o mercantil
hubiere condenación en costas y los escritos relativos no estuvieren firmados por
abogado alguno, pero pudiere comprobarse plenamente la intervención de éste y sus
gestiones en el negocio, la regulación de costas se hará de acuerdo con este arancel.
Además, el diverso artículo 131 de esa ley establece que los abogados que intervengan
en juicios civiles o mercantiles por derecho propio, cobrarán las costas que fija el arancel,
aun cuando no sean patrocinados por otro abogado.
Las normas analizadas aunque están insertas en el capítulo de costas tiene, cada una, su
contenido y alcance según el supuesto que regula.
De esa manera, el artículo 126 establece una norma definitoria en cuanto a que las costas
constituyen una sanción impuesta en los términos de la ley a los litigantes que actuaron
de mala fe, con falsedad o sin derecho y tiene como objeto el pago de los gastos legales
que el juicio implicó a la contraparte.
El diverso artículo 127 establece la oportunidad procesal en que debe imponerse la
condena en costas, esto es, al momento de dictar sentencia, y de no serlo, se hará en la
vía incidental, en que las partes deberán aportar los elementos necesarios para efectuar
la liquidación correspondiente y, en su defecto, el Juez determinará aquélla con los
elementos que se desprendan del expediente.
Los casos regulados por dichas normas son genéricos y atañen a cualesquiera de los
casos en que la cuantía sea determinada o indeterminada, porque lo que regulan y
reconocen es la existencia de una obligación para quien actuó de mala fe, falsedad o sin
derecho.
En cambio, el artículo 128 establece la forma en que se causarán costas en la primera y
segunda instancias en negocios de cuantía determinada, mientras que el artículo 129
establece la regulación respectiva para los negocios de cuantía indeterminada y precisa
las cantidades, equivalentes en días de salario mínimo general vigente en el Distrito
Federal, que deben cubrirse por las actuaciones procesales ahí detalladas.
Los artículos 130 y 131 regulan situaciones particulares que pueden acontecer en un
juicio, en cuanto que estima procedente la regulación respectiva cuando en un juicio civil o
mercantil hubiere condenación en costas y los escritos relativos no estuvieren firmados
por abogado alguno, pero pudiere comprobarse plenamente la intervención de éste y sus
gestiones en el negocio o bien cuando quienes, siendo abogados, intervengan en juicios
civiles o mercantiles por derecho propio, cobrarán las costas que fija el presente arancel,
aun cuando no sean patrocinados por otro abogado.
De ese modo, debe distinguirse el carácter de la situación general o genérica que regula
la norma al establecer una sanción determinada o una definición que hace entendible la
aplicación de la ley, de aquellos otros casos en que regula situaciones concretas por
estimar que, por su importancia, excepcionalidad o por razones de interés público, deben
ser expresamente reguladas para evitar interpretaciones o aplicación indebida de las
razones jurídicas que informan la institución de que se trate.
En ese sentido es que debe apreciarse que en el caso de que se trata no se aplicaron los
artículos 130 y 131 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal.
En efecto, ya ha quedado precisado que en el fallo reclamado la Sala responsable aplicó
implícitamente los artículos 126 y 127 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal, que se refieren a la procedencia de las costas como sanción a los
litigantes que actuaron de mala fe, con falsedad o sin derecho, y al trámite incidental para
determinar el monto líquido de aquéllas.
Además, está demostrado que la autoridad judicial responsable aplicó los artículos 128 y
129 de la referida ley, al considerar que la cuantía del negocio para el efecto de calcular
las costas era determinada, y con base en ello fundó la condena realizada a la
demandada consistente en el pago de una cantidad cierta por concepto de gastos y
costas.
En ese contexto, debe ponderarse que los artículos 130 y 131 de la ley en cita constituyen
la regulación de casos específicos e independientes de los demás supuestos regulados
por la ley sobre el tema de costas, cuya naturaleza o situación son sancionados por el
sistema jurídico, y que se refieren a que cuando:
a. En un juicio civil o mercantil hubiere condenación en costas y en los escritos relativos
no estuvieren firmados por abogado alguno, pero pudiere comprobarse plenamente la
intervención de éste y sus gestiones en el negocio, la regulación de costas se hará de
acuerdo con el arancel que fije la propia ley orgánica (artículo 130).
b. Los abogados que intervengan en juicios civiles o mercantiles por derecho propio,
cobrarán las costas que fija el arancel de la ley orgánica aun cuando no sean
patrocinados por otro abogado (artículo 131).
De acuerdo con la controversia incidental que planteó la regulación en costas, el fallo de
primer grado que desestimó la planilla propuesta por la actora incidentista y el fallo
reclamado en esta instancia constitucional que lo declaró procedente, se aprecia que las
normas en comento no se aplicaron expresamente, como tampoco constan datos de los
que pueda inferirse su aplicación.
Así, debe precisarse que los artículos 126, 127, 128 y 129 de la Ley Orgánica del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, que ya fueron analizados, se refieren a casos
relacionados a la condena en costas considerada como de cuantía determinada o
indeterminada y cuando se trata, inclusive de ésta última tasa, cada tipo de actuación
realizada por las partes relativa a:
* El estudio del negocio para plantear la demanda.
* El escrito de demanda.
* El escrito de contestación a la demanda.
* Por la lectura de escritos o promociones presentados por el contrario.
* Por el escrito en que se promueva un incidente o recurso del que deba conocer el
mismo Juez de los autos, o se evacue el traslado o vistas de promociones de la contraria.
* Por cada escrito proponiendo pruebas.
* Por cada interrogatorio de posiciones a la contraria, de preguntas o repreguntas a los
testigos o cuestionarios a los peritos.
* Por la asistencia a juntas, audiencias o diligencias en el local del juzgado.
* Por la asistencia a cualquier diligencia fuera del juzgado.
* Por la notificación o vista de proveídos.
* Por la notificación o vista de sentencia.
Esto último guarda relevancia porque cuando el artículo 130 del ordenamiento en cita,
refiere que si los escritos relativos no estuvieren firmados por abogado alguno, pero se
pudiera comprobar su intervención y sus gestiones en el negocio, la regulación en costas
se hará conforme a este arancel, esto es, hace una referencia concreta a las actuaciones
que pueden tomarse en consideración para fijar las costas.
Entonces, la cuestión prevista en el artículo 130 de la ley en cita, constituye un supuesto
concreto de aplicación complementaria a la regla general que no se actualizó, en el caso
de que se trata, porque la Sala responsable no invocó alguna cuestión fáctica de modo
expreso o implícito que suponga su aplicación.
Similar consideración debe realizarse respecto del artículo 131 de la ley en cita, porque se
refiere al supuesto concreto en que quien interviene en un juicio civil o mercantil, por
derecho propio cobrará, las costas que fija el referido arancel.
Efectivamente, la norma en análisis supone una calidad específica de quien tiene derecho
a cobrar las costas conforme al arancel y se refiere a una persona física que ejerce la
profesión de abogado, cuando intervienen por derecho propio, lo cual no podría atribuirse
en modo alguno a una persona moral, como son las que intervinieron con calidad de
actora y demandada incidentistas en el presente asunto.
Lo anterior no se contrapone con el análisis sistemático que el juzgador puede hacer con
relación a la aplicación de determinadas normas, cuya inconstitucionalidad se hace valer
por la quejosa, como las examinadas, porque si bien es cierto que se encuentran dentro
del capítulo de costas de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal, también lo es que regulan supuestos concretos e independientes al propio
sistema que exige la comprobación de su aplicación al caso, lo cual no sucedió.
De ese modo es que se demuestra que no existió la aplicación de los artículos 130 y 131
de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en la medida en
que se trata de supuestos independientes del resto de las normas que regulan de modo
sistemático, las costas por cuantía determinada e indeterminada, que no sirvieron de
sustento al fallo reclamado; y esto último debe apreciarse sobre la base de que su
aplicación no sea inminente sino que exista y es actual, lo que no sucede en la especie.
Entonces, lo que procede es sobreseer en el juicio de amparo respecto de los actos
reclamados de la Asamblea Legislativa, jefe de Gobierno, secretario de Gobierno,
consejero jurídico y de Servicios Legales y del director de la Gaceta, todos del Distrito
Federal, así como del director del Diario Oficial de la Federación, que se hicieron consistir
en la aprobación, expedición, promulgación, refrendo y publicación del decreto de la Ley
Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, realizada en la Gaceta
Oficial del Distrito Federal y en el Diario Oficial de la Federación, el siete de febrero de mil
novecientos noventa y seis, respecto de los artículos 130 y 131 de la Ley Orgánica del
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, por falta de interés jurídico, con
fundamento en los artículos 73, fracción V y 74, fracción III, de la Ley de Amparo.
Sobre el
No. de registro: 23402
10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992
particular, resulta aplicable la tesis del Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación cuyos datos de localización, rubro y texto indican:
"Localización:
"Séptima Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volúmenes: 181-186, Primera Parte
"Página: 251
"Jurisprudencia
"Materia(s): Constitucional
"LEYES O REGLAMENTOS, AMPARO CONTRA, PROMOVIDO CON MOTIVO DE SU
APLICACIÓN. Cuando se promueve un juicio de amparo en contra de una ley o
reglamento con motivo de su aplicación concreta en perjuicio del quejoso, el Juez no
puede desvincular el estudio de la ley o reglamento del que concierne a su aplicación,
acto éste que es precisamente el que causa perjuicio al promovente del juicio, y no por sí
solos, considerados en abstracto, la ley o el reglamento. La estrecha vinculación entre el
ordenamiento general y el acto concreto de su aplicación, que impide examinar al uno
prescindiendo del otro, se hace manifiesta si se considera: a) que la improcedencia del
juicio en cuanto al acto de aplicación necesariamente comprende a la ley o reglamento; b)
que la negativa del amparo contra estos últimos, por estimarse que no adolecen de
inconstitucionalidad, debe abarcar el acto de aplicación, si el mismo no se combate por
vicios propios; y c) que la concesión del amparo contra la ley o el reglamento, por
considerarlos inconstitucionales, en todo caso debe comprender también el acto de su
aplicación."
De acuerdo con lo anterior, lo que procede es modificar el fallo reclamado y sobreseer en
el juicio de amparo por los actos precisados.
NOVENO. Análisis de los argumentos que controvierten las consideraciones del Juez de
Distrito que desestimaron los conceptos de violación tendientes a demostrar que los
artículos 126, 127, 128 y 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia son
inconstitucionales.
En el primer agravio la recurrente **********, se duele sustancialmente de que el a quo
federal:
a. No fue claro, ni preciso ni congruente con lo alegado en la demanda de amparo y con
las constancias de autos.
b. Que la inconstitucionalidad no se hizo consistir en que la Asamblea Legislativa
careciera de competencia para emitir la ley orgánica referida, sino que al regular el
arancel que por concepto de costas tienen derecho a cobrar las partes en los juicios
mercantiles, invadía la esfera de atribuciones reservada a la autoridad federal; lo cual, al
no ser considerado así, implicó que se apartara de la litis.
c. Que es indudable que la Asamblea Legislativa tiene facultades para emitir la Ley
Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, pero no para que sus
normas se apliquen a los juicios de carácter mercantil, porque esta última es una facultad
exclusiva del Congreso de la Unión, como se aprecia de lo dispuesto por el artículo 122
de la Constitución Federal, en el que se dispone la competencia de la Asamblea
Legislativa sin que comprenda la materia de comercio.
d. Que las autoridades del Estado sólo pueden realizar los actos previstos en el
ordenamiento jurídico y, en especial, en la Constitución Federal, máxime que el artículo
73 de ese ordenamiento no hace discriminación alguna respecto de las leyes en materia
comercial que puede expedir el Congreso de la Unión, por lo que a éste le corresponde
legislar en cuanto a las bases aplicables para el cálculo de costas en los juicios
mercantiles.
e. Que el hecho de que no esté prevista la cuantificación de las costas en el Código de
Comercio anterior a las reformas de trece de junio de dos mil dos, y establezca la
supletoriedad de la ley de procedimientos local, su aplicación es subsidiaria y debe ser
calificada a la luz de la Constitución Federal, que no permite que una autoridad diversa al
Congreso de la Unión legisle en materia de comercio, ni se autoriza a un órgano no
facultado, para que expida las reglas o aranceles conforme a los cuales debe efectuarse
el cálculo de las costas en juicios mercantiles, apoya su criterio en la tesis cuyo rubro es:
"COSTAS EN AMPARO. EL ARTÍCULO 235 DE LA LEY ORGÁNICA DE LOS
TRIBUNALES DE JUSTICIA DEL FUERO COMÚN DEL DISTRITO Y TERRITORIOS
FEDERALES QUE LAS ESTABLECE EN JUICIOS DE AMPARO, INVADE LA ESFERA
DE LA FEDERACIÓN (LEGISLACIÓN ABROGADA MEDIANTE DECRETO PUBLICADO
EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 7 DE FEBRERO DE 1996)."
f. La fijación de las costas no se realizaría de manera arbitraria sino que debe efectuarse
en función de las expensas que acredite el vencedor con documento fehaciente que
realizó en el procedimiento, lo que constituye el espíritu del capítulo de costas del Código
de Comercio, según lo indica el artículo 1085 de ese ordenamiento; lo cual no implica
riesgo para las partes, porque de acuerdo con el artículo 1088 del Código de Comercio, el
Juez en ejercicio de sus facultades discrecionales debe resolver sobre el tema, como se
desprende de la jurisprudencia cuyo rubro es: "PLANILLA DE LIQUIDACIÓN EN EL
JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. AUNQUE NO SE OPONGA A ELLA EL
CONDENADO, EL JUEZ TIENE FACULTADES PARA EXAMINAR DE OFICIO SU
PROCEDENCIA."
g. No resulta aplicable el artículo 1089 del Código de Comercio porque se refiere a peritos
o cualquier otro funcionario no sujeto a arancel y no se establece la referencia de los
aranceles para el cálculo de costas, por lo que no procede la aplicación analógica, porque
remite a la figura de honorarios lo que es diferente de aquéllas.
h. No resulta aplicable la tesis invocada por el a quo cuyo rubro es: "COSTAS EN
MATERIA MERCANTIL. PARA SU CUANTIFICACIÓN TRATÁNDOSE DE JUICIOS
TRAMITADOS EN EL DISTRITO FEDERAL, DEBEN APLICARSE DE MANERA
SUPLETORIA LAS BASES PREVISTAS EN LOS ARTÍCULOS 128 Y 129 DE LA LEY
ORGÁNICA DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE ESA ENTIDAD
FEDERATIVA."; lo anterior, porque no se desprende que se hayan valorado los artículos
130 y 131 de la ley orgánica de mérito, que establecen referencias a los juicios
mercantiles en materia de costas, en un ordenamiento emitido por una autoridad
legislativa local.
i. En ningún momento destacó que los artículos 126 a 131 de la ley en cita fuesen
aplicables sólo a los juicios mercantiles sino que precisó que al regular dichos numerales
el arancel que por concepto de costas tienen derecho a cobrar las partes, inclusive en
juicios mercantiles, ese proceder era invasor de la competencia de la autoridad federal.
Esos motivos de inconformidad son fundados pero inoperantes en parte e infundados en
otra.
En efecto, el Juez de Distrito analizó la litis constitucional, a partir de los siguientes
supuestos:
* La Asamblea Legislativa del Distrito Federal tiene facultades constitucionales para emitir
la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en términos del
artículo 122, base primera, fracción V, inciso m), de la Constitución Federal, y que por
ello, la emisión de la ley de mérito no es violatoria de lo previsto en el artículo 16 de la
Constitución Federal.
* Las costas procesales con gastos, que hacen las partes durante el juicio, y obedece a
intereses de orden público tutelados por el artículo 17 constitucional, en tanto asegura que
el vencedor de un juicio se vea resarcido por la disminución patrimonial que sufrió al
erogar diversas cantidades para el reconocimiento judicial de su derecho.
* Las costas provienen de un acto procesal propio de un juicio, que no es exclusivo de la
materia mercantil sino que depende de la acción ejercida y del hecho de que una parte
puso en movimiento al aparato jurisdiccional a través de la presentación de la demanda,
lo que indudablemente propició que su contraparte fuera llamada a juicio y erogara gastos
para su defensa.
* La condena en costas sólo es dable en el universo que el juicio integra, por lo que puede
obsequiarse (sic) por actuaciones dentro de éste o en incidentes, y el artículo 1082 del
Código de Comercio establece que cada parte será inmediatamente responsable de las
costas que originen las diligencias que promueva y, en caso de condena en costas, la
condenada indemnizará a la otra de todas las que se hubieren causado.
* El artículo 73, fracción X, de la Constitución Federal otorga facultades al Congreso de la
Unión para emitir leyes en materia comercial, y en tratándose de costas en contra de la
parte vencida en el juicio cuya cuantificación no se encuentra prevista en la legislación
procesal correspondiente, por lo que deben aplicarse de manera supletoria las bases
previstas en los artículos 128 y 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal.
* De conformidad con los artículos 2o. y 1054 del Código de Comercio anterior a la
reforma de trece de junio de dos mil dos, se establece la supletoriedad de las normas
procesales locales y que, a falta de disposiciones en el Código de Comercio, serán
aplicables a los actos de comercio las del derecho común.
* De entre las normas de derecho común destacan los artículos 1082 (sic) y 2607 del
Código Civil Federal, los cuales disponen, en lo conducente, que la parte que pierde debe
reembolsar a su contraria las costas del proceso y que si los servicios prestados
estuvieran regulados por arancel, éste servirá de norma para fijar el importe de los
honorarios, de lo que se advierte la inexistencia de regulación para la cuantificación de las
costas procesales, y se justifica la aplicación de los artículos 128 y 129 de la Ley Orgánica
del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, a fin de integrar la norma mercantil,
aunado a que el artículo 1089 del Código de Comercio autoriza que las costas se regulen
conforme a aranceles y sólo en su defecto acudir a mecanismos diferentes.
* Cito en apoyo de lo anterior la tesis cuyo rubro es: "COSTAS EN MATERIA
MERCANTIL. PARA SU CUANTIFICACIÓN TRATÁNDOSE DE JUICIOS TRAMITADOS
EN EL DISTRITO FEDERAL, DEBEN APLICARSE DE MANERA SUPLETORIA LAS
BASES PREVISTAS EN LOS ARTÍCULOS 128 Y 129 DE LA LEY ORGÁNICA DEL
TRIBUNAL SUPERIOR DE ESA ENTIDAD FEDERATIVA."
* Concluye el Juez Federal que de acuerdo con lo expuesto no existe invasión de esferas
competenciales por parte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y lo que procede
es negar el amparo.
Como lo aduce la recurrente, el Juez de Distrito se apartó de la litis planteada en el juicio
de amparo, en la medida en que la cuestión de inconstitucionalidad de los artículos 126 a
129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, se hizo
consistir por la quejosa en que al regularse en dichos numerales el arancel que por
concepto de costas tienen derecho a cobrar las partes en los juicios mercantiles, la
Asamblea Legislativa invadió la esfera de atribuciones reservada a la autoridad federal y
no en que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal careciera de competencia para
emitir la citada ley, lo cual no se cuestionó.
Ese proceder jurisdiccional infringió lo previsto en el artículo 77, fracción I, de la Ley de
Amparo y es suficiente para que este tribunal subsane esa incongruencia y analice el
fondo de la cuestión planteada, que revela que los conceptos de violación son infundados.
Lo anterior, porque de la confrontación de las normas secundarias con la Constitución
Federal, no se desprende que el legislador haya invadido la esfera federal, porque
únicamente regulan la institución de las costas y la forma de cuantificarlas, lo cual es
materia de legislación local, que no está expresa ni implícitamente otorgada al Congreso
de la Unión como Poder Legislativo Federal.
En efecto, los artículos 126 a 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del
Distrito Federal disponen lo siguiente:
"Artículo 126. Las costas son la sanción impuesta en los términos de la ley a los litigantes
que hayan actuado de mala fe, con falsedad o sin derecho, cuyo objeto es el pago de los
gastos legales que el juicio implicó a la contraparte."
"Artículo 127. Los Jueces y Magistrados al momento de dictar la sentencia que condene a
costas determinarán el monto líquido de las mismas si ello fuese posible, de no serlo se
determinará por vía incidental. En su caso, las partes deberán aportar los elementos
necesarios para efectuar la liquidación correspondiente y en su defecto, el Juez la
determinará con los elementos que se desprendan del propio expediente. Las partes
siempre tendrán derecho al cobro de las costas establecidas en esta ley, cuando
acrediten haber sido asesorados, durante el juicio, por licenciado en derecho con cédula
profesional expedida por la autoridad o institución legalmente facultada para ello. Para el
efecto de la acreditación, los licenciados en derecho patronos registrarán su cédula
profesional ante la Primera Secretaría de Acuerdos a la Presidencia del Tribunal Superior
de Justicia del Distrito Federal... . En caso de que la parte favorecida con el resultado del
juicio haya sido asesorada por terceros, podrá solicitar al Juez que las costas sean
determinadas en la sentencia a favor del abogado o la institución que lo haya
patrocinado."
"Artículo 128. Las costas en primera instancia se causarán conforme a las siguientes
bases:
"a) Cuando el monto del negocio no exceda del equivalente a tres mil días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal, se causará el 10%;
"b) Cuando el monto del negocio exceda del equivalente a tres mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal y sea hasta de seis mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal, se causará el 8%; y
"c) Cuando el monto del negocio exceda del equivalente a seis mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal, se causará el 6%.
"Si el asunto tuviere que resolverse a través de una segunda instancia, las cuotas
anteriores se aumentarán en 2%."
"Artículo 129. En los negocios de cuantía indeterminada se causarán las costas
siguientes:
"I. Por el estudio del negocio para plantear la demanda, el equivalente a cien días de
salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"II. Por el escrito de demanda, el equivalente a sesenta días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal;
"III. Por el escrito de contestación a la demanda, el equivalente a sesenta días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"IV. Por la lectura de escritos o promociones presentados por el contrario, por foja, el
equivalente a cinco días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"V. Por el escrito en que se promueva un incidente o recurso del que deba conocer el
mismo Juez de los autos, o se evacue el traslado o vistas de promociones de la contraria,
el equivalente a diez días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"VI. Por cada escrito proponiendo pruebas, el equivalente a veinte días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"VII. Por cada interrogatorio de posiciones a la contraria, de preguntas o repreguntas a los
testigos, o cuestionarios a los peritos, por hoja, el equivalente a cinco días de salario
mínimo vigente en el Distrito Federal;
"VIII. Por la asistencia a juntas, audiencias o diligencias en el local del juzgado, por cada
hora o fracción, el equivalente a ocho días de salario mínimo general vigente en el Distrito
Federal;
"IX. Por la asistencia a cualquier diligencia fuera del juzgado, por cada hora o fracción,
contada a partir de la salida del juzgado, el equivalente a diez días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"X. Por la notificación o vista de proveídos, el equivalente a cinco días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal; y
"XI. Por notificación o vista de sentencia, el equivalente a ocho días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"Las costas a que se refiere esta fracción y la anterior, se cobrarán sólo cuando conste en
autos que el abogado fue notificado directamente por el actuario. En cualquier otro caso,
por cada notificación se cobrará el equivalente a dos días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal, siempre que la promoción posterior revele que el abogado
tuvo conocimiento del proveído o sentencia relativos;
"XII. Por los alegatos en lo principal, según la importancia o dificultad del caso a juicio del
Juez, el equivalente a seis y hasta doce días de salario mínimo general vigente en el
Distrito Federal, y
"XIII. Por el escrito de agravios o contestación de los mismos, el equivalente a cien días
de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal.
"Las cantidades a que se refiere este artículo serán actualizadas conforme al incremento
anualizado que se dé en el Índice Nacional de Precios al Consumidor señalado por el
Banco de México."
Las normas transcritas disponen que las costas son una sanción impuesta, en los
términos de la ley, a los litigantes que actuaron de mala fe, con falsedad o sin derecho y
tienen como objeto el pago de los gastos legales que el juicio implicó a la contraparte.
También prevén el supuesto de que los Jueces y Magistrados al momento de dictar
sentencia que condene a costas determinarán el monto líquido de las mismas, si fuere
posible y, de no serlo, se hará en la vía incidental, en que las partes deberán aportar los
elementos necesarios para efectuar la liquidación correspondiente y, en su defecto, el
Juez determinará aquélla con los elementos que se desprendan del expediente.
Además, disponen que las partes siempre tendrán derecho al cobro de las costas
establecidas en esta ley, cuando acrediten haber sido asesorados, durante el juicio, por
licenciado en derecho con cédula profesional expedida por la autoridad o institución
legalmente facultada para ello.
Igualmente, se establece que para el efecto de la acreditación, los licenciados en derecho
patronos registrarán su cédula profesional ante la Primera Secretaría de Acuerdos de la
Presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y, en el caso de que la
parte favorecida con el resultado del juicio haya sido asesorada por tercero, podrá solicitar
al Juez que las costas sean determinadas en la sentencia a favor del abogado o la
institución que lo haya patrocinado.
El artículo 128 de la ley en comento establece la forma en que se causarán costas en la
primera y segunda instancias en negocios de cuantía determinada, ya que señala
claramente los diversos montos equivalentes en días de salario mínimo general vigente
en el Distrito Federal sobre los que debe causarse costas en un determinado porcentaje.
El artículo 129 establece la regulación respectiva para los negocios de cuantía
indeterminada y precisa las cantidades (equivalentes en días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal) que deben cubrirse por las actuaciones procesales ahí
detalladas, mismas que serán actualizadas conforme al incremento anualizado que se dé
en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, señalado por el Banco de México.
De lo expuesto se desprende que las normas examinadas establecen las reglas para el
cálculo de las costas, dependiendo de que sean de cuantía determinada o indeterminada,
como sanción para el litigante que actuó con falsedad o sin derecho.
Por tanto, no regulan ningún caso en que deban causarse costas en juicios mercantiles,
que dé lugar a estimar que la Asamblea Legislativa invadió la esfera de competencia
reservada al Congreso de la Unión sobre la materia de comercio, que implica la ley
sustantiva y procesal mercantil, como se desprende de la fracción X del artículo 73 de la
Constitución Federal pues, únicamente, prevén supuestos genéricos para la
determinación de las costas en los juicios sin hacer alusión expresa a los juicios
mercantiles.
Esto es así, además, porque la inconstitucionalidad de las normas secundarias debe
provenir de su propio contenido y su confrontación con el texto de la Constitución Federal
y no se determina por el acto
intereses para los efectos de determinar el monto principal sobre el que se fijarán las
costas, que en lugar de reparar al vencedor los gastos del juicio, le produzcan un
enriquecimiento indebido a costa de su contrario, lo que no es el propósito de las costas,
es decir, su finalidad es la de sancionar las conductas desplegadas por las personas que
ejercitan una acción determinada en contra de otras y ésta resulta infructuosa, con el
pago de todas aquellas erogaciones que realizó la parte a la cual se pretendió una
condena en su contra.
+ Resultaron infundados los argumentos que aducen ilegalidad en el fallo recurrido en la
medida en que el Juez de Distrito estimó que los intereses sí podían ser tomados en
consideración para la cuantificación de costas y que ese tema no fue materia de
pronunciamiento, en la diversa ejecutoria emitida por este Tribunal Colegiado en el
recurso de revisión RC. ********** promovido por **********, al indicar ese fallo que debía
atenderse sólo a los hechos que precisaban cantidades líquidas, sin que se hubiere
realizado valoración alguna, respecto de los porcentajes que por conceptos de interés
legal reclamó la actora incidentista.
+ El a quo federal no infringió las reglas de la valoración del fallo de treinta y uno de
octubre de dos mil siete pronunciado por este Tribunal Colegiado, en el recurso de
revisión RC. ********** promovido por **********, en cuanto a que en éste se hubiere
determinado con carácter de cosa juzgada, que para determinar la cuantía determinada
del asunto debía atenderse sólo a los hechos que precisaban cantidades líquidas, como
resultado de una valoración de la causa de pedir planteada en el juicio natural y que no
prosperó.
+ Esto es así, porque en dicho fallo se discutió y decidió medularmente que el asunto
tenía una cuantía determinada si se analizaba la causa de pedir sustentada no sólo en las
prestaciones del juicio sino en los hechos de la demanda, ya que existían datos que
evidenciaban ese sentido.
+ Aunque es cierto que no se abordó singular y específicamente el tema del reclamo del
pago de los intereses, no significa que no deban tomarse en cuenta para la determinación
del monto del negocio sobre el que deben calcularse las costas; en primer lugar, porque el
tema toral de la litis en dicho juicio fue determinar si su cuantía era de naturaleza
determinada o indeterminada, a fin de establecer qué procedimiento de liquidación de
costas era el procedente, esto es, alguno de los previstos por los artículos 128 y 129 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal.
+ De ese modo, cuando previamente se ha decidido que aquél es de cuantía
determinada, la inclusión de las prestaciones accesorias es automática y corresponde a la
parte interesada regularlo, para que el Juez conforme a las atribuciones que le concede la
ley, lo apruebe o no.
+ Fue correcta la determinación del a quo federal y congruente con el fallo transcrito, al
establecer que no era necesario que en su escrito de demanda ********** reclamara el
pago de los intereses en cantidad líquida, para que se consideren comprendidos como
elemento para determinar el monto del negocio y, con base en ello, precisar en cantidad
líquida la condena en costas.
+ El interés constituye una cuestión accesoria que deriva como fruto periódico producido
por el capital que, según el papel o función económica que desempeñan puede ser
compensatorio o moratorio, siendo la naturaleza del primero su carácter retributivo,
porque se paguen por el uso del capital ajeno y, en el segundo caso, se paguen en
concepto del perjuicio sufrido por el acreedor por el retardo en cumplir la obligación
principal de la que depende.
+ El reclamo del pago de los intereses en un juicio está sujeto, por tanto, a que se
reconozca la facultad de cobrar el derecho del que aquéllos dependen o por virtud del
cual se producen.
+ Razones de orden práctico y requisitos fijados por la ley, como son los que se refieren a
la determinación del valor de la relación jurídica que sustenta un juicio y, seguidamente, la
competencia del Juez por razón de cuantía, pueden conducir a que las partes planteen en
un juicio el pago de un derecho u obligación que consideran exigible, conjuntamente con
los intereses que aquél pueda producir en alguna de sus modalidades, que estiman que
están generados al momento de la interposición de la demanda, porque son determinados
o determinables, en atención a que los conceptos de que se hacen depender involucren
una operación aritmética simple que refleje el valor del negocio.
+ El artículo 157 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal señala que
para determinar la competencia, por razón de la cuantía del negocio, debe tomarse en
cuenta lo que demanda el actor y que sólo pueden ser tenidos en consideración los
réditos, daños o perjuicios que no sean posteriores a la demanda y, es un criterio válido
para el caso de que se trata; más aún, ese interés económico contenido en la relación
jurídica que abre el juicio, debe ser determinable mediante una simple operación
aritmética, porque de suyo debe tratarse de una cuestión que sea objetiva y evidente, que
no pueda negarse por ser fácilmente ponderada por un empleo ordinario de la inteligencia
de las personas; que además, brinda certeza para las partes.
+ El Código de Comercio no precisa qué debe entenderse por deuda líquida, determinada
o fácilmente determinable, como supuesto en que descansa el reclamo de pago de una
suerte principal y la naturaleza de sus accesorios.
+ Debe atenderse a las reglas del derecho común y, en particular, a lo previsto en el
artículo 2189 del Código Civil Federal, que comprende dos supuestos conforme a los que
puede considerarse existente la deuda líquida: a) La deuda cuya cuantía se haya
determinado; y b) La deuda que puede determinarse dentro del plazo de nueve días.
+ Una deuda líquida, para los efectos del artículo 2189 del Código Civil Federal, es
aquella determinada en su cuantía o determinable en un plazo de nueve días, entendido
este último como los días naturales en que puede realizarse una operación concreta para
fijar el monto de la misma en cantidad o valor, que atiende a consideraciones de equidad
y conveniencia para formular la liquidación, como medio de procurar la compensación,
que no está sujeta a disputa o por vía ejemplificativa, al cumplimiento de una condición, a
la discusión de una cuenta, al éxito de un proceso, o a la llegada de cierto día.
+ El alcance del artículo 2189 del Código Civil Federal está determinado por la voluntad
del legislador, pero adecuado a la etapa histórica en que se aplica, resulta que aquél tiene
como propósito establecer que las deudas líquidas son aquellas determinadas por tener
un valor cierto, y las determinables dentro del plazo de nueve días, son aquellas que
atendiendo a consideraciones de equidad y conveniencia así como a los desarrollos
organizacionales y de contabilidad; el auge de nuevas tecnologías de información y la
necesidad de garantizar la circulación de la riqueza, como la fácil realización de las
obligaciones contraídas por los particulares, puede realizarse ordinariamente por éstos y
no está sujeta a condición alguna como la depuración de una cuenta o crédito, su
discusión; al éxito de un proceso, o a la llegada de cierto día, sino que es el propio
acreedor quien puede determinarla en su valor, sin mayores elementos que el
conocimiento e inteligencia de un hombre promedio.
+ El juicio natural del que deriva el acto reclamado es de cuantía determinada y se trata
de un aspecto que tiene el carácter de cosa juzgada refleja, toda vez que ya se consideró
que de la lectura conjunta del capítulo de las prestaciones y de los hechos de la demanda,
sí se advierte que se particularizó una cantidad líquida, como se desprende de los hechos
décimo segundo, décimo tercero y décimo cuarto.
+ La actora en el juicio natural exigió el pago de intereses moratorios, a razón del tipo
legal del seis por ciento anual, previsto por el artículo 362 del Código de Comercio,
respecto de dos conceptos: a) Los adeudos documentados en las facturas y notas de
crédito pendientes de pago que se acompañan a la demanda, desde el día de su
expedición y hasta la total solución de los adeudos respectivos. b) Los adeudos derivados
de estimaciones (no facturados pero sí debidos) los intereses se calcularán desde la
fecha de emplazamiento, que servirá como interpelación judicial y hasta el pago de las
cantidades principales correspondientes adeudadas; conceptos que se reclaman en forma
genérica y se calcularán y cuantificarán previa su condena, en ejecución de sentencia
mediante el incidente respectivo.
+ En ambos casos, la actora hizo depender el quántum o monto de los intereses a lo que
proviniera de los documentos o de las cantidades de los adeudos derivados de
estimaciones (no facturados pero sí debidos), que sí indican cantidades líquidas; esa
interrelación del reclamo de pago de los intereses moratorios y de los hechos de la
demanda se corrobora con la transcripción de los marcados en la demanda como décimo
segundo, décimo tercero y décimo cuarto.
+ Se aprecia que en todos los reclamos en que la actora fijó una cantidad líquida, la sujetó
a que "pudiera sufrir modificaciones en virtud de conciliaciones, compensaciones o pagos
que operen entre las partes, con posterioridad a la presentación de la demanda, porque
según los propios hechos de la demanda era necesario, en virtud de la relación comercial
habida entre las partes, que por las prestaciones, periódicas habidas entre ellas, de
diversos servicios ,se reconocieran los pagos o conciliaciones, así como compensaciones
por dichos rubros para que arrojara una cantidad neta, y correspondía a la actora en el
juicio natural demostrar las bases conforme a las cuales podían determinarse, en
definitiva, esas conciliaciones, compensaciones y pagos, a fin de fijar la cantidad líquida
que debía ser pagada y, por vía de consecuencia, cuál era el interés moratorio que debía
cubrírsele.
+ Si en el incidente de liquidación de gastos y costas la demandada en el juicio natural,
que obtuvo a su favor el pago de dicho concepto, pretende calcular el monto del negocio
con la suma que resulta de intereses moratorios respectivos, por estimar que existen
cantidades líquidas señaladas en las prestaciones de la demanda y en los hechos que
sustentaron esa causa de pedir, debía demostrar fehacientemente que en la demanda
respectiva sí existían las bases suficientes para estimar que las cifras que se reclamaron
de pago por su contraria, no estaban sujetas a compensación, conciliación o pago alguno
y que por ello, sí eran una deuda líquida y que bastaba una simple operación aritmética
para determinar los intereses moratorios respectivos, como elemento integrante del monto
del negocio del que derivaría la suma total de la condena en costas.
+ Si la parte actora en el juicio principal reclamó el pago de intereses moratorios, al seis
por ciento anual sobre las cantidades reclamadas ya precisadas, que sujetó a que
hubieran compensaciones, conciliaciones y pagos, sobre la base del dictado de una
condena genérica y a que existiera una liquidación en ejecución de sentencia, no puede
estimarse que en el caso del interés haya una deuda líquida y exigible, porque no cumple
los supuestos del artículo 2189 del Código Civil Federal, ya que no está determinada,
pues claramente se fijó que tal aspecto dependería de la liquidación respectiva en
ejecución de sentencia; y tampoco es determinable dentro del plazo de nueve días,
porque aquélla se sujetó precisamente a que en el juicio existieran compensaciones,
conciliaciones y pagos y, fue el aspecto toral de prueba en el juicio principal, porque la
propia enjuiciante lo hizo depender de la depuración que existiera entre los adeudos de
las partes, esto es, lo sujetó a una condición específica.
+ En el caso, no puede estimarse que los intereses para los efectos de cálculo de las
costas, puedan constituir una deuda líquida, por lo menos al momento de presentación de
la demanda, que es el dato objetivo para fijar el monto del asunto, porque aquéllos no
estaban determinados, sino que debían ser calculados en ejecución de sentencia; ni
puede estimarse que eran fácilmente determinables ya que dependían de que se surtiera
la condición de ser sujetos de compensaciones, conciliaciones o pago, lo cual no podía
demostrarse en el plazo de nueve días, como lo prevé el artículo 2189 del Código Civil
Federal, en primer lugar, porque ello no lo demostró en el propio proceso y, además,
porque según la interpretación de esa norma, para demostrar la liquidez de los intereses
se requería acreditar que se trataba de una suma fácilmente comprobable sobre su
monto, sin necesidad de realizar depuración alguna, como fue propuesto en la demanda.
+ No se cuenta con parámetros objetivos y fáciles para determinar el monto de intereses
en el plazo señalado por la ley, porque aun cuando se tomara en consideración tanto la
suerte principal o el valor que el actor dio a la relación jurídica que constituyó la causa de
pedir, los intereses, no se fijaron en cantidad líquida, y su determinación o liquidez se hizo
depender de la depuración de la suertes principales cuyo pago reclamó.
+ Aunque los intereses tienen un carácter accesorio cuyo quántum o monto depende de la
suerte principal, no están determinados ni son fácilmente determinables, en función de los
parámetros que se indicaron para su cálculo por la enjuiciante porque se hicieron
depender de una condición relativa a que existieran compensaciones, conciliaciones y
pago entre las partes.
+ Si lo que pretende la incidentista al calcular el monto del juicio para los efectos de las
costas es que se incluyan los intereses, tiene la carga procesal de demostrar tanto que
existe una suerte principal depurada o que no era objeto de depuración, porque el adeudo
reclamado sí existió, así como que los intereses podían ser determinados en términos del
artículo 2189 del Código Civil Federal.
+ El tribunal de alzada en el fallo reclamado determinó que no era de aprobarse la planilla,
en relación con la cuantificación de intereses moratorios ya que no se hizo en cantidad
líquida y determinada, ni en el capítulo de prestaciones o en los hechos de la demanda,
como sí ocurre con las cantidades que integran la suerte principal, lo cual no es
incongruente porque claramente señaló que el asunto era de cuantía determinada, por así
advertirse del análisis armónico de la demanda, en que precisaron cantidades que no
eran líquidas y, aunque estimó que para los efectos de la determinación de las costas
incluye tomar en cuenta la suerte principal y los intereses, estos últimos no fueron fijados
en cantidad líquida y determinada, de manera que no existe ninguna contradicción entre
una afirmación y otra, sino que precisa el carácter líquido de las cantidades reclamadas
como suerte principal y la falta de determinación y liquidez de los intereses, por los que
estimó que no debía aprobar la planilla de liquidación propuesta.
+ El artículo 2189 del Código Civil Federal, aplicable al caso, tiene como propósito
establecer que las deudas líquidas son aquellas determinadas por tener un valor cierto, y
las determinables dentro del plazo de nueve días, son aquellas que atendiendo a
consideraciones de equidad y conveniencia así como a los desarrollos organizacionales y
de contabilidad; el auge de nuevas tecnologías de información y la necesidad de
garantizar la circulación de la riqueza como la fácil realización de las obligaciones
contraídas por los particulares, puede realizarse ordinariamente por éstos y no está sujeta
a condición alguna como la depuración de una cuenta o crédito, su discusión; al éxito de
un proceso, o a la llegada de cierto día, sino que es el propio acreedor quien puede
determinarla en su valor, sin mayores elementos que el conocimiento e inteligencia de un
hombre promedio; y resulta que en el caso, esa prestación reclamada en el juicio principal
se hizo depender de una depuración de la suerte principal proveniente de las
conciliaciones, compensaciones y pagos habidos entre las partes por los servicios
prestados entre sí, lo que revela su carácter indeterminado; de ahí lo infundado de la
inconformidad.
+ Si la Sala responsable decidió que el asunto de que se trata es de cuantía determinada,
pero que no era procedente considerar los intereses moratorios por no tratarse de un
concepto determinado o determinable, en términos del artículo 2189 del Código Civil
Federal le correspondía conforme a las atribuciones que le concede el artículo 1088 del
Código de Comercio, aprobarlo o no en lo que fuere procedente y justo, con lo cual se
observarían los principios de celeridad y economía procesal y se cumpliría
adecuadamente la función de tribunal de jurisdicción plena para resolver sobre las
cuestiones indebidamente omitidas por el juzgador.
Conforme a las consideraciones antes precisadas, derivadas de las ejecutorias dictadas
en los expedientes RC. ********** y RC. **********, se colige que fue correcto que el Juez
de Distrito considerara que en el caso de que se trata, los conceptos de violación
resultaron inoperantes porque pretenden que se reexamine una cuestión que ya es cosa
juzgada.
En efecto, se reitera que ya se decidió definitivamente que el asunto es de cuantía
determinada, por lo que resulta procedente analizar la planilla de liquidación de gastos y
costas, en términos del artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal.
De la misma manera, se partió de la base de que la pretensión de condena de la actora
se apoyó en un primer momento en un reclamo genérico de pago, que matizó al
establecer que esa deuda derivaba de los hechos y actos que detallaría en la demanda y
los documentos que a la misma acompañó, y de los que se advirtió que sí se precisaron
diversas cantidades líquidas.
Por tanto, ya se decidió que sí existen cantidades líquidas que por su propia naturaleza
están determinadas y no requieren ser determinables, pues su señalamiento es concreto
por la actora en la propia demanda, de modo que el cálculo de las costas debía realizarse
tomando en consideración el artículo 128 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal.
Entonces, como lo refiere el a quo federal, son inoperantes los conceptos de violación
planteados por la quejosa en torno a que la Sala responsable debió haber analizado lo
resuelto por este Tribunal Colegiado en el recurso de revisión RC. **********, para concluir
que las cantidades a que se refirió en la demanda, comprendida como un todo, debían
sujetarse a modificaciones derivadas de compensaciones, conciliaciones o pagos habidos
con posterioridad a la presentación de la demanda y, que ello, demostraba que no eran
líquidas.
Esto es así, porque ya se decidió de modo claro y preciso, en una ejecutoria anterior, que
sí existen cantidades líquidas en la demanda y que son una base para calcular las costas
del juicio.
Lo anterior no se contrapone con lo decidido en la ejecutoria dictada por este Tribunal
Colegiado en el recurso de revisión RC. **********.
Es así porque en este último fallo, el punto medular de la litis fue establecer si en el caso
concreto la actora reclamó los intereses en cantidad líquida, a fin de establecer si podían
ser considerados como un elemento que sirviera para calcular el monto del negocio como
base para determinar las costas.
La litis constitucional en ese fallo, se basó en las premisas sostenidas en las
consideraciones de la ejecutoria dictada en el recurso de revisión RC. **********, en cuanto
a que el juicio natural era de cuantía determinada y se trataba de un aspecto que tenía el
carácter de cosa juzgada refleja, pues ya se consideró que de la lectura conjunta del
capítulo de las prestaciones y de los
No. de registro: 23402
10a. Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro V, Febrero de 2012, Tomo 3
Página: 1992