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Desde esta materia te invitamos a animarte y a sumergirte en una experiencia solidaria desde el compromiso
social y la formación en servicio, desde un lugar privilegiado en tu formación profesional, complementándola con
la formación en valores, con conciencia ética y solidaria. Veamos de qué se trata todo esto.
Vivimos en un mundo donde existen profundas desigualdades, con necesidades insatisfechas y derechos que no
son respetados. Frente a estas situaciones, diversos actores sociales intervienen con sus propios y diversos intereses,
recursos, trayectorias y objetivos. Cuando nos detenemos a observar y analizar el campo de acción social, podemos
encontrar tres grandes actores sociales, que brevemente describimos a continuación:
OSC
Las organizaciones de la sociedad civil (también llamadas organizaciones sin fines de lucro y organizaciones
no gubernamentales [ONG]) surgen cuando los ciudadanos se organizan para dar respuesta a necesidades que
consideran que están insatisfechas y el Estado no atiende. Estas pueden adoptar múltiples formas legales, tales
como fundaciones, asociaciones civiles o cooperativas. Su objetivo principal no es económico, sino que existe un
amplio abanico de temáticas que se abordan, como por ejemplo, fines políticos, religiosos, proteccionistas,
ambientales o de derechos humanos. Sin embargo, por el movimiento de recursos que implica en todo el mundo, a
este grupo de organizaciones también se lo conoce como tercer sector.
Nos centraremos entonces en este último actor social, ya que desde Práctica Solidaria nos interesa participar
activamente en una OSC durante un semestre.
o Verdadero: Desde la universidad te invitamos a complementar la formación académica con una formación ética
y solidaria en una ONG durante un semestre.
o Falso: El aprendizaje ético y solidario se realizará a través del estudio teórico del material propuesto.
La misión es la actividad que desarrolla la organización, es su espíritu, ya que responde a la pregunta de para
qué se reúnen esas personas a trabajar en la organización. Este concepto hace referencia a los motivos y propósitos,
es decir, al fin que tiene la organización. Podría decirse que es el objetivo principal bajo el cual se constituye en
relación con los valores que sustentan su accionar. También en la misión se especifica a quiénes van dirigidas las
acciones.
Puedes encontrar organizaciones que tienen su misión claramente expresada, otras que pueden identificar su
misión cuando tienes una entrevista con uno de sus referentes, pero también hay pequeñas organizaciones que no
pueden definirla con el término de misión, pero pueden explicar claramente los tres ejes mencionados anteriormente.
Como podemos ver, la misión de una organización se traduce en los objetivos y las acciones que lleva a cabo. Sin
importar el tamaño o estructura que tenga una organización, sus miembros pueden explicar en pocas palabras: para
qué están en la comunidad y cómo lo quieren lograr.
Un concepto fuertemente vinculado al quehacer de las organizaciones, en el que profundizaremos más adelante,
es el de derechos humanos: son aquellos derechos inherentes a todas las personas, sin distinción alguna de raza,
sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición.
Podemos mencionar algunos de ellos, como el derecho a la vida, a la igualdad y prohibición de discriminación, a
la integridad y seguridad personales, a la alimentación, a la educación, a la salud, a la vivienda, al agua y
saneamiento, a un medioambiente sano, a la ciudadanía, a la identidad, al trabajo y a la seguridad social
(Organización de las Naciones Unidas, 1948).
Podrás conocer la Declaración de Derechos Humanos completa, haciendo clic en el siguiente enlace.
Unir sentencias de acciones posibles que desarrollan en Práctica Solidaria con los derechos humanos a los que apunten.
Ahora bien, ¿qué implica que los derechos sean vulnerados? ¿Es lo mismo decir que alguien es vulnerable a decir
que está en situación de vulnerabilidad?
Como mencionamos, las condiciones de vida y el contexto sociopolítico y económico en el que nace una persona
van condicionando sus posibilidades y la garantía de que sus derechos se cumplan o efectivicen. También
condicionan o promueven una manera de ver el mundo. Es por ello que las personas se agrupan en organizaciones y
luchan por estas reivindicaciones también desde diversas perspectivas.
Desde Práctica Solidaria proponemos acercarnos a participar a las organizaciones desde una perspectiva de
horizontalidad, teniendo presente que el otro es distinto y está en condiciones de desigualdad, pero a la vez posee
su propio bagaje de recursos (aunque estos no sean materiales, pueden ser de orden simbólico, por ejemplo), sus
costumbres o modos de ser y hacer igualmente válidos.
Y aquí nos detenemos a reflexionar en relación con los prejuicios y juicios de valor que emitimos en relación
con lo distinto o lo desconocido. Para aportar a esta reflexión, te proponemos escuchar este relato en primera
persona:
Trabajo de campo Organización de la sociedad civil que cuente con un proyecto de acción directa (por
ejemplo, apoyos
Estructura Que la organización cuente con una estructura mínima de personas que realicen el
Trayectoria Que la organización cuente con al menos tres años de trabajo en la temática que aborda.
Personería Si bien este no es un requisito excluyente, sabemos que, si la organización cuenta con
jurídica estructura, trayectoria y trabajo de campo, es factible que tenga las condiciones de obtener una
personería jurídica.
Además de la misión de la organización (recordemos que esta debe estar referida a reivindicar los derechos
humanos). Desde Práctica Solidaria intentamos que los alumnos participen en organizaciones que tengan algunas
características para poder asegurar un buen cursado y acompañamiento:
En síntesis, lo que venimos diciendo hasta ahora es que Práctica Solidaria es una materia
de aprendizaje vivencial en una organización de la sociedad civil. Hablamos de
organizaciones que cuentan con proyectos de acción directa en la comunidad, es decir,
proyectos o actividades vinculadas directamente a su misión y que trabajan con diversas
situaciones o condiciones sociales (por ejemplo, apoyo escolar en barrios marginales o
en grupos sociales en riesgo, comedores infantiles, trabajo con jóvenes en condición de
vulnerabilidad, ancianos, personas con discapacidad, etc.), posibilitándole al alumno
formar
Cada parte dejunto
organización, la causa.
al alumno, definirá un espacio formal (sistematizando días y horarios) de trabajo
durante tres meses, garantizando el acompañamiento de un referente de la ONG en la actividad.
¿Cuáles actividades son admitidas para la práctica?
La organización no debe buscar generar ganancias económicas con el servicio que brinda. Es decir, aquellas
personas que la organización atiende no deben pagar por el servicio que esta brinda, más allá del necesario para
cubrir los gastos.
¿Qué tareas NO son admitidas?
Administrativas.
Netamente de gestión.
Una aclaración importante es que el alumno deberá sumarse a un espacio existente en la ONG y que cuente con un
referente válido por parte de la organización. Es muy importante que el alumno no asuma responsabilidades solo o genere
espacios nuevos que únicamente se sostengan con su presencia.
Por último, también es muy importante el proceso de autogestión por parte del alumno, ya que en la primera
etapa de contacto será él quien deberá gestionar el vínculo y los acuerdos con la ONG (sin desestimar en ningún
momento el acompañamiento y asesoramiento del profesor virtual).
o Los programas de responsabilidad social de las empresas, cualesquiera sean sus características.
o Aquellas acciones que estén estrechamente relacionadas con la carrera que el alumno se encuentra cursando.
Recuerda que debes sumarte a algún proyecto concreto de una ONG u organización del tercer sector, y
que dicho proyecto sea de acción directa con las personas a quienes se dirigen las acciones de la ONG.
Objetivos específicos:
Incorporar al estudiante en organizaciones sociales cuyos objetivos aporten al fortalecimiento de entornos
sostenibles y diversos y cumplan con los requisitos y procedimientos establecidos por la universidad.
Vincular al estudiante con espacios donde se aborden temáticas vinculadas a los derechos humanos
(promoción y vulneración).
Asumir tareas y responsabilidades con las personas involucradas en los proyectos como ciudadano
comprometido, independientemente del perfil profesional que el alumno se encuentre cursando en la
universidad.
Promover la reflexión crítica sobre su actuación como ciudadano corresponsable de la realidad social.
Veamos más en profundidad cómo se materializan estos objetivos en el siguiente punto.
En Práctica Solidaria vamos a abordar la materia bajo la metodología pedagógica conocida como aprendizaje-
servicio para comprender por qué apuntamos al trabajo en ONG y las acciones que pretendemos se lleven a cabo en
ellas.
Esta metodología ha sido definida como “el servicio solidario desarrollado por los estudiantes, destinado a
cubrir necesidades reales de una comunidad, planificado institucionalmente en forma integrada con el
curriculum, en función del aprendizaje de los estudiantes” (Tapia, M. N. (2006). Aprendizaje y servicio solidario:
algunos conceptos básicos. p.1)
Por ejemplo, los estudiantes de diseño industrial realizan elementos terapéuticos, de relajación y estimulación
destinada a niños y adolescentes con parálisis cerebral. De este modo, no solo los estudiantes realizan una práctica
real, con necesidades y requerimientos reales, sino que los destinatarios pueden contar con nuevas herramientas para
seguir trabajando.
Tal como describe Tapia (2006) se puede pensar en diferentes actividades de acuerdo con el eje en el que
podamos situar la experiencia educativa:
Por un lado, el eje vertical expresa la calidad del servicio solidario, mientras que el eje horizontal indica la
integración entre aprendizaje disciplinar y servicio que desarrolla.
El eje vertical nos habla de la menor o mayor calidad del servicio solidario que se presta a la comunidad, y el
eje horizontal indica la menor o mayor integración del aprendizaje sistemático o disciplinar al servicio que se
desarrolla.
Adela Cortina (2001, p. 319) establece una definición sobre qué son los valores, ya que existen diversos autores
que los abordan. Partiendo de la base de que la humanidad ha definido a lo largo de la historia diversos valores para
poder organizar la vida humana y convivir en sociedad, Cortina (2001) los clasifica del siguiente modo:
Sensibles: placer/dolor – alegría/pena.
Útiles: capacidad/incapacidad – eficiencia/ineficiencia.
Vitales: salud/enfermedad – fortaleza/debilidad.
Estéticos: bello/feo – elegante/inelegante – armonioso/caótico.
Intelectuales: verdad/falsedad – conocimiento/error.
Morales: justicia/injusticia – libertad/esclavitud – igualdad/desigualdad – honestidad/deshonestidad –
solidaridad/insolidaridad.
Religioso: sagrado/profano.
Y como el concepto de valor toma más sentido si lo unimos con el concepto de humanizar, significa potenciar a
los seres que son valiosos en sí mismos (cualquier persona, incluidos nosotros mismos).
Esto es relevante, ya que en Práctica Solidaria se busca que los estudiantes puedan encontrar una organización de la
sociedad civil que en su comunidad esté trabajando con, para o desde alguno de estos valores.
Son propios de las personas: es decir, los adjetivos que se les atribuyen a los valores morales no
2
pueden atribuirse a las plantas, animales u objetos inanimados.
3
Son valores universales: es decir, toda la humanidad debería estar dispuesta a defenderlos.
Igualdad de oportunidades.
Como puedes ver, el valor de la justicia no se encuentra mencionado aquí, ya que es un valor que articula a los
restantes.
Como universidad, aspiramos a que el alumno desarrolle, a través de una propuesta formativa, una experiencia
continua, permanente y sistemática de inserción y vinculación con diferentes situaciones sociales en las que está
en juego la preocupación profunda del hombre por el hombre y su ambiente. De esta manera, podemos ver que tu rol
como alumno será muy activo, de modo tal que deberás poner en juego tus competencias personales al servicio de la
organización. Esto nos lleva a que también dejemos en claro qué es lo que entendemos por competencias.
Dentro de todas las definiciones que podemos encontrar sobre competencia, vamos a tomar aquella que, como
universidad, hemos abordado:
Conjunto interrelacionado de conocimientos, habilidades y actitudes que le permiten a una persona cumplir, y
mostrar que cumple, de manera autonomía y eficiente con una tarea compleja en un contexto determinado
Se tiene, así, una concepción de competencia que lleva a mantener la integración de los distintos aspectos
cognitivos (conocimientos, habilidades y procedimientos) y actitudinales (valores y principios) en la definición y
tratamiento de tal constructo.
Por ejemplo la flexibilidad, como aquella capacidad de los trabajadores para adaptarse a nuevas situaciones, es
una competencia muy demandada en el mundo laboral. Seguramente, cuando elaboraste tu currículo vitae, también
buscaste plasmar aquellas competencias personales que mejor impactarán en tu desempeño laboral.
En el caso de Práctica Solidaria no solo es importante que reflexiones sobre las competencias sino también
acerca del comportamiento, de las actitudes de los alumnos, como embajadores de la Universidad en una
organización de la comunidad.
¿Cuáles de tus competencias personales piensas que podrás poner en juego a lo largo de
Práctica Solidaria?
Desde 2007 la materia se dicta en todas las carreras de grado y en todas las modalidades. Con el aporte de
docentes, los referentes de las organizaciones y la experiencia de los estudiantes, hemos podido mejorar este espacio
de encuentro en donde el estudiante es uno de los destinatarios del aprendizaje, pero también lo son la
organización y la misma universidad.
En el transcurso de Práctica Solidaria, el estudiante tiene una doble representación: institucional y personal, ya
que no solo se valora su comportamiento y actitudes personales, sino que es el vínculo entre la universidad y las
organizaciones de la comunidad.
Por eso hacemos especial hincapié en que la causa que persigue la ONG sea de interés del alumno.
Para ello, la universidad pone a disposición un listado de
organizaciones en donde se realizó la práctica en años anteriores, pero esto
solo debe ser considerado a modo de orientación.
Córdoba (provincia)
2
Conoce una organización que es de su interés y no está en la
base de datos.
3 Ya es voluntario de una organización y desea realizar allí la práctica solidaria.
En el caso de que el alumno presente una nueva organización, esta debe reunir los requisitos mínimos que se
solicitan desde la universidad en el apartado N° 2 de esta lectura.
Segundo momento: formulario propuesta de cursado y validación del docente
Para poder completar el formulario online, es importante que te hayas acercado a la organización y que tengas
una primera entrevista con un referente de ella para poder conocer qué hacen, cuáles son las posibilidades inserción
y los posibles horarios de asistencia.
Recuerda que tus tiempos no siempre serán los tiempos de los que dispone la organización. No olvides que
cuentas con tu docente de Práctica Solidaria para poder realizar consultas previas sobre el tema.
El siguiente archivo tiene por objetivo ofrecerles mayor información sobre la Práctica
Solidaria a las organizaciones. Recuerda que podrás imprimirlo desde tu PC y
presentarlo
Aclaraciones en el momento de realizar el primer contacto con la organización.
finales
Por último, nos parece importante aclarar que la práctica solidaria no es una práctica profesional; es decir, el alumno
no debe vincularse o generar espacios que estén en relación con su disciplina de estudio. Esto responde a dos principios:
1 Las prácticas profesionales requieren supervisión y control de profesionales formados en dicha disciplina,
tanto en el trabajo de campo (ONG) como por parte del acompañamiento del profesor virtual (sumado a que
los alumnos habilitados para cursar Práctica Profesional deben estar en su último año de carrera).
2 Por otro lado, la práctica solidaria invita al alumno a vincularse con el otro desde una postura de simetría,
es decir, el alumno vivirá una experiencia práctica vivencial con los otros y no va a ofrecer su conocimiento
teórico (asimetría).
La práctica solidaria es una puerta que se abre para que el alumno pueda establecer un vínculo con las
organizaciones de la localidad, conocer sus demandas, necesidades, comprometerse y responsabilizarse por el
desarrollo local y por el bien común de su ciudad.
La sociedad y el mundo de hoy
El individuo y la sociedad. Los derechos humanos como pilar en la construcción social
Cuando pensamos en los derechos humanos, probablemente todos tenemos la sensación de que sabemos de lo que
hablamos. Ahora bien, intentemos responder a la pregunta directamente: ¿qué son los derechos humanos? Probablemente,
definirlos no nos surja tan fluidamente. Tal vez podamos pensar en ejemplos de derechos o en casos donde se han
mencionado o vulnerado los derechos humanos, y hasta en personajes emblemáticos asociados a los derechos humanos.
Te invitamos a ver el siguiente video histórico que explica las razones del nacimiento de las Naciones Unidas y recoge
testimonios de Eleonor Roosevelt y Nelson Mandela, entre otros.
tenemos simplemente por ser humanos, es decir, la forma en que esperamos ser tratados, y se aplican a todos lo
A lo largo de la historia, hubo grandes fluctuaciones sobre el respeto o no de los derechos humanos, reconocimientos y
arrebatos, guerras y luchas en manos del poder y la ambición. Si nos referimos a la parte histórica, podemos remontarnos
hasta el Cilindro de Ciro (500 a. C.) como primer hito de reconocimiento en la humanidad.
En 1945, nació oficialmente Naciones Unidas con el objetivo de reafirmar la fe en los derechos humanos
fundamentales, y en la dignidad y el valor de la persona humana. Fue el 24 de octubre de 1945 cuando la mayoria de los
51 Estados Miembros fundacionales ratificaron la Carta de la ONU. (Naciones Unidas, s.f., http:// www.un.org/es/charter-
united-nations/index.html)
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hay un listado de 30 derechos, y están documentados
en la “Declaración Universal de Derechos Humanos”, adoptada y proclamada por la Asamblea General en su Resolución
217 A (III), de 10 de diciembre de 1948:
Proclama la presente Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y
naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella,
promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas
progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los
pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción. (https://
goo.gl/WCAYvH).
¿Qué son los derechos humanos? Los derechos humanos son derechos inherentes a
todos los seres humanos, sin distinción alguna de
raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua,
religión o cualquier otra condición. Entre los
Los cimientos de este cuerpo normativo se encuentran en la “Carta de las Naciones Unidas” y en la “Declaración
Universal de Derechos Humanos”, aprobadas por la Asamblea General en 1945 y 1948, respectivamente. Desde entonces,
las Naciones Unidas han ido ampliando los derechos humanos para incluir normas específicas relacionadas con las
mujeres, los niños, las personas con discapacidad, las minorías y otros grupos vulnerables que ahora poseen derechos que
los protegen frente a la discriminación que durante mucho tiempo ha sido común dentro de numerosas sociedades.
Universalidad Interdependencia
Indivisibles Especialidad
Los Derechos Humanos tienen su base en algunos principios, como el de la universalidad, lo que significa que cada
uno de los habitantes del planeta es acreedor de los derechos humanos, es decir que, por nacer, ya nos corresponden, sin
distinciones de etnia, religión, edad o género. Jurídicamente, se los asocia a la dignidad intrínseca de los seres humanos.
Otro principio es el de la interdependencia, que significa que están conectados entre sí. Es difícil gozar de un derecho
sin necesariamente requerir gozar de varios derechos al mismo tiempo. Un ejemplo es el derecho a la vida: sería difícil
disfrutar el derecho a la vida sin el derecho a la salud, sin acceso a hospitales o a medicamentos. Otro ejemplo es el
derecho a la libertad: ¿cómo podríamos ejercer nuestra libertad sin el acceso a la información o a la cultura?
También se entiende que los derechos humanos son indivisibles, como otro principio que está relacionado con lo que
ya expusimos sobre su interdependencia. Deben ser respetados y reconocidos todos al mismo tiempo: no hay quien tenga
la potestad de decidir cuál sí y cuál no será reconocido. Como los derechos humanos están vinculados con la dignidad
humana, se respetan todos o ninguno. No hay valor en un reconocimiento parcial de ellos. El reconocimiento del derecho
a la vida no alcanza con solo no matar, sino que hace referencia a las condiciones que requiere esa vida, y esto involucra
el reconocimiento de los demás derechos.
Por otra parte, la importancia de los derechos humanos tiene su base en que los humanos son un fundamento para el
concepto de paz. ¿Cómo podríamos imaginar que exista la paz en espacios donde no hay respeto a la vida, a la integridad
o a la libertad? Esto nos lleva a pensar en que sería muy difícil imaginar desarrollo sustentable cuando hay derechos
humanos básicos vulnerados, como el de la alimentación, la propiedad, la salud, etcétera. Una vez más, se demuestra la
interdependencia de estos.
Así también cabe mencionar que, si bien ya comentamos que los derechos humanos son para todos, ha sido necesario
pensar específicamente en algunos grupos minoritarios más vulnerables. Entonces es cuando se habla de los derechos de
los niños, de las mujeres, de los pueblos originarios, etcétera. En ciertos casos requieren que sus derechos sean
particularmente protegidos. A esto se refiere al principio de especialidad de los derechos humanos.
Los derechos humanos se han ido desarrollando en la medida en que cada vez se entiende más cómo proteger la
dignidad humana. Por ejemplo, los derechos de los pueblos indígenas implicaron comprender que el derecho a la vida de
estos requería del derecho a su territorio, un territorio con características especiales –como, por ejemplo, no enajenable o
divisible– por su cultura y su historia, lo que es diferente al derecho que los demás requerimos para nuestro territorio. Esto
hace referencia a la especialidad de estos derechos, que requiere que, para que todos los derechos sean para todos, se hace
necesario igualar algunas diversidades preexistentes. En la historia de la conquista, los indígenas fueron marginados o
despojados de su territorio; por lo tanto, se hace necesario contemplar algunos derechos especiales que están ligados a la
propia dignidad de estos pueblos para así generar la universalidad de los derechos, y entonces igualarlos.
Si nos concentramos en hacer un poco de historia sobre los derechos humanos, distintos autores identifican tres y hasta
cuatro generaciones de derechos humanos, lo que refuerza la idea de la constante evolución en la materia.
Los derechos llamados de la primera generación son los referidos a los derechos civiles y políticos. Son los recogidos
en la “Declaración Universal de Derechos Humanos” de 1948 y se refieren a los derechos de los individuos frente al poder
del Estado, a su integridad física y a sus garantías procesales.
Los derechos de naturaleza económica y social son los llamados derechos de la segunda generación. Tienen una
mirada humanista que requiere la intervención del Estado para garantizar el acceso igualitario y compensar las
desigualdades provenientes de la existencia de diferencias de clases sociales, etnias, religión, etcétera. Los derechos de
naturaleza económica requerían que se garantice el acceso a la educación, a la salud y al trabajo para un ejercicio real de
las libertades por parte de todos los hombres. Se reflejaron en las constituciones liberales del siglo XIX.
Ya en la segunda mitad del siglo XX, surgieron los llamados de la tercera generación, denominados también derechos
de la solidaridad porque protegen los derechos de colectivos o minorías afectados por la discriminación del modelo
económico social.
Estos derechos han permitido el surgimiento de los conceptos de conservación, de diversidad cultural o de protección
del medioambiente, y se relacionan con escuchar las necesidades de los países en desarrollo.
Se reconoce entonces un entorno que requiere de derechos que garanticen acceso a una nueva ciudadanía, a una nueva
calidad de vida. En un contexto de globalidad económica y de integración a través de la comunicación y el conocimiento,
surgen derechos por la justicia internacional que reclaman la intervención de instituciones supranacionales en los
conflictos. Entonces, tal como manifiesta el Dr. Javier Bustamante Donas:
Estas nuevas condiciones permiten que vayan cristalizando nuevos derechos que aspiran a concretarse en
Declaraciones como las anteriores de los derechos civiles y políticos y de los derechos económicos, sociales y culturales.
Se reivindica el derecho a la paz y a la intervención desde un poder legítimo internacional en los conflictos armados; el
derecho a crear un Tribunal Internacional que actúe en los casos de genocidio y crímenes contra la humanidad; el derecho
a un desarrollo sostenible que permita preservar el medio ambiente natural y el patrimonio cultural de la humanidad; el
derecho a un mundo multicultural en el que se respeten las minorías étnicas, lingüísticas y religiosas; el derecho a la libre
circulación de las personas, no sólo de capitales y bienes, que permita condiciones de vida dignas a los trabajadores
inmigrantes.
Este conjunto de derechos va tomando forma en las últimas décadas, y abre el camino para un gran reto añadido en el
siglo XXI: las nuevas formas que cobran los derechos de primera, segunda y tercera generación en el entorno del
ciberespacio, es decir, la cuarta generación de los derechos humanos. (2001, https:// goo.gl/xQ4LW7).
Este video recorre todos los artículos que enumeran los Derechos Humanos. Fue realizado por la Secretaría de
Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, con la participación de 37 referentes sociales, políticos y artísticos; a
los 69 años de haberse declarado un ideal común para todos los pueblos y naciones por parte de las Naciones Unidas.
Cada 10 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos.
¿Quién no escuchó hablar del cambio climático? En diversas conversaciones, con mayor o menor
grado de profundidad, en ámbitos muy diferentes,
surge el tema del
¿Quién no vio noticias sobre las condiciones de Según la ONU: “Unos 783 millones de personas
pobreza vive por debajo del umbral de pobreza internacional,
con 1,90 dólares diarios”
Noticias sobre conflictos bélicos, guerras, hambre, migraciones… lamentablemente, el crecimiento económico –que
una parte de la población disfruta– se acampana de una desigualdad creciente entre los que más y los que menos tienen.
Esto crea injusticias y tensiones peligrosas (guerras, violencia, hambre, delincuencia, migración) que convierten a nuestra
civilización en “socialmente insostenible”.
Es entonces cuando es el momento de reflexionar sobre la evolución de nuestro estilo de vida. Hemos producido
nuestro desarrollo sin tener en cuenta que los recursos son limitados, sin pensar en el futuro. Nuestra manera de vivir a
diario pone en peligro la supervivencia futura de las próximas generaciones. Estamos comprometiendo el futuro de
nuestros hijos. Hay estudios científicos al respecto, investigaciones que lo van demostrando.
Por fortuna, podemos también reconocer que hoy hay instituciones, personas, empresas y hasta Estados ocupados en
buscar los medios para corregir y mitigar los daños. Hay investigaciones, datos y tecnología con la función de averiguar y
desarrollar alternativas.
El cambio de modelo económico no es sencillo y, si bien parece una misión titánica, depende mucho de nosotros, de
cada uno: cuando somos clientes, consumidores, docentes, ciudadanos, usuarios de servicios de transporte, de salud, de
Internet, de telecomunicaciones, de tecnociencias. Cuando asumimos cada uno de esos roles, estamos convalidando el
modelo, estamos adhiriendo o no a la forma en que se están haciendo las cosas. A fin de cuentas, somos nosotros quienes
financiamos todo el sistema. Es por ello que afirmamos que el poder está también en las manos de cada uno de nosotros.
El cambio requiere conocimiento y tecnologías, pero fundamentalmente requiere voluntades y que cada persona tome
su compromiso por construir una sociedad más feliz y más considerada. Es recién entonces cuando podremos generar un
verdadero cambio global hacia un modelo que abandone la competencia económica perpetua y la remplace por la
colaboración económica responsable.
Desde hace ya tiempo, se trabaja y se gestan expresiones en este sentido. Las más importantes están plasmadas en
acuerdos y normas internacionales reconocidas de manera universal, tales como los incluidos en la Declaracion de los
Universal de los Derechos Humanos, las normas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Pacto Global de
la ONU, los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la ONU, la enciclica papal Laudato SI, carta Sobre el Cuidado de la
Casa Común, el Acuerdo de París, etcétera.
urgimiento de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. Pero antes de tratar sobre ellos,
El siguiente vídeo muestra los líderes del mundo comprometidos en un esfuerzo en común.
Es interesante ver cuántas voluntades, de 193 países, convergieron en un acuerdo global para lograr el desarrollo
sostenible y combatir el cambio climático.
Los 17 ODS proponen abordar los desafíos más acuciantes de la humanidad: terminar con el hambre, promover la
inclusión social, reducir las desigualdades sociales, promover el desarrollo económico para que las personas puedan
disfrutar de vidas prósperas y saludables, pacíficas y justas; y la protección de la degradación ambiental.
Paz
Para que todas las sociedades sean pacíficas.
Una de características de los ODS es que enfatizan las interconexiones de las dimensiones sociales, económicas y
ambientales del desarrollo sostenible. De allí la interrelación de los objetivos, que no están pensados para ser abordados
de manera separada o secuencial. Por ello, incluyen metas para fomentar alianzas para procurar su implementación (ODS
número 17).
Hasta hace algunos años, las empresas no estaban incluidas en la ONU, pero hoy se ha comprendido que son agentes
clave para lograr el desarrollo. Además, las mismas empresas reconocen en este rol la oportunidad de nuevas formas de
negocios que pueden desarrollar. Afortunadamente, los ODS proponen metas que guían a las empresas a fijar sus
propios compromisos y mostrar sus contribuciones. En un profundo grado de compromiso, la adopción de los ODS
llega a transformar la estrategia corporativa, que pone foco tanto en los beneficios como en el impacto en la sociedad.
Ya podemos decir que muchas empresas han comprendido que la sostenibilidad corporativa no es un tema de
marketing ni de asistencialismo o donaciones. Requiere de un proceso, pero fundamentalmente de un compromiso y una
decisión para revisar completamente el enfoque de negocios e inundar todas las áreas de la organización. Por eso los ODS
colaboran con las empresas para que alineen sus programas de responsabilidad social corporativa, mostrándoles cuáles
son los aspectos económicos, sociales y ambientales que la sociedad más valora.
Hoy, organismos y organizaciones trabajan para brindar herramientas y apoyo para acompañar al sector privado, a
gobiernos, a academias y a cada uno de nosotros para actuar por el desarrollo sostenible.
El Pacto Global de Naciones Unidas, por ejemplo, es la iniciativa más importante para la sostenibilidad del sector
privado, y en él tiene cabida todo tipo de organizaciones. Tiene sus propios 10 principios (Pacto Global. Red Argentina, s.
f.), que apuntan a aplicar una gestión ética en las organizaciones, pero a su vez apoya al sector privado para que
contribuya con los ODS.
1. FIN DE LA POBREZA: Para lograr este objetivo de acabar con la pobreza, el crecimiento económico debe
ser inclusivo, con el fin de crear empleos sostenibles y de promover la igualdad .
2. HAMBRE CERO: El sector alimentario y el sector agrícola ofrecen soluciones claves para el desarrollo y son
vitales para la eliminación del hambre y de la pobreza.
3. SALUD Y BIENESTAR: Para lograr los objetivos de desarrollo sostenible es fundamental garantizar una vida
saludable y promover el bienestar universal.
4. EDUCACION DE CALIDAD: La educación es la base para mejorar nuestra vida y el desarrollo sostenible.
Un dato: 617 millones de jóvenes en el mundo carecen de los conocimientos básicos en aritmética y de un
nivel mínimo de alfabetización.
5. IGUALDAD DE GENERO: La igualdad entre los géneros no es solo un derecho humano fundamental, sino la
base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible
6. AGUA LIMPIA Y SANEAMIENTO: El agua libre de impurezas y accesible para todos es parte esencial del
mundo en que queremos vivir.
7. ENERGIA ASEQUIBLE Y NO CONTAMINANTE: La energía es central para casi todos los grandes desafíos
y oportunidades a los que hace frente el mundo actualmente.
8. TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONOMICO: Debemos reflexionar sobre este progreso lento y
desigual, y revisar nuestras políticas económicas y sociales destinadas a erradicar la pobreza
10. REDUCCION DE LAS DESIGUALDADES: Existe un consenso cada vez mayor de que el crecimiento
económico no es suficiente para reducir la pobreza si este no es inclusivo ni tiene en cuenta las tres
dimensiones del desarrollo sostenible
13. ACCION POR EL CLIMA: El cambio climático es un reto global que no respeta las fronteras nacionales.
14. VIDA SUBMARINA: Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos.
15. VIDA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES: Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la
desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la perdida de biodiversidad.
17. ALIANZAS PARA EL LOGRO DE LOS OBJETIVOS: Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo
Sostenible.
El hecho de no cometer actos dañinos desde nuestra organización, cada quien cuidando “su” pequeña responsabilidad
social organizacional (RSO), no es suficiente. Las buenas acciones aisladas no tienen efecto sistémico. Solo el paso a una
responsabilidad social territorial (RST), asumida entre los actores sociales, tiene poder transformador.
Al responder las preguntas de la imagen, estarás involucrándote con aspectos que hacen a tu responsabilidad territorial,
al abordaje territorial de los ODS.
es si en el sitio web de tu ciudad se muestran índices o reportes sobre aspectos que mejoren la sustentabilidad?
ciudad se puede tomar el transporte público, andar en bicicleta o caminar en lugar de conducir? ¿Hay infraestructura para hacerlo de manera
ilidad
n espacios adaptados para que las personas puedan circular y movilizarse por sus propios medios?
os
n normas que fomenten la recolección diferenciada de residuos? ¿Conoces el destino de los residuos de tu ciudad?
n
existen normas que regulen el acceso igualitario a cargos públicos de hombres y mujeres?
Se presentan sugerencias sobre acciones que puedes llevar a cabo en tu vida diaria para contribuir con cada objetivo y
sobre cómo puedes hacer una diferencia en el mundo que te rodea.
¿A cuál ODS hace referencia cada sugerencia que te damos para tu vida diaria?. Identifica a cuál ODS hace
referencia cada acción (hay una sola acción para cada uno, arrastra y suelta).
Responsabilidad social
Responsabilidad social
En un mundo cada vez más urbanizado e interconectado, las sociedades y las personas encuentran en la convivencia
una de sus preocupaciones centrales. Las manifestaciones de convivencia, ya sean armónicas o conflictivas, encuentran
elementos “potenciadores” en las disposiciones afectivas, en las capacidades de comprensión y en el desarrollo de
competencias para un buen vivir en común; y elementos “amenazantes” ligados a los reduccionismos, fanatismos,
intolerancias y diversos modos de violencias (Firoino, 2017).
En América Latina, y en el sur global en general, grandes grupos humanos se encuentran excluidos de los principales
“beneficios del progreso” y transitan su día a día en lucha por cubrir las necesidades familiares más básicas. La creciente
desigualdad social presenta una de sus manifestaciones más crudas en los miles de personas que mueren cada día a raíz
de cuestiones vinculadas a la pobreza. En la gran mayoría de los casos, se trata de muertes evitables (a través de recursos
económicos o medios tecnológicos existentes) que afectan principalmente a niñas y niños, mujeres y ancianos. En este
sentido, Bernardo Kliksberg (2011) destaca los principales escándalos éticos de nuestro tiempo:
El hambre inexplicable
Los niveles de productividad en los sectores agrícolas y de alimentos nunca han sido tan elevados como en la
actualidad; sin embargo, uno de cada seis habitantes del mundo padece de hambre crónica. Los más afectados son las
niñas y niños, más aún si se considera que la desnutrición en edad temprana marca con la vulnerabilidad a esos cuerpos
(física y subjetivamente) para toda la vida. Esta problemática social pasa a ser algo más “explicable” si reconocemos que
su raíz no se vincula solamente con la producción de alimentos, sino también con la distribución y el acceso a ellos y,
finalmente, con su consumo y asimilación.
La generación perdida
Con este término la Organización Internacional del Trabajo (OIT, como se cita en Kliksberg 2011) se refiere a los
jóvenes que no han ingresado al mercado de trabajo. Gran parte de los puestos de trabajos que se han destruido durante las
crisis económicas no se ha regenerado y este fenómeno afecta especialmente a la población juvenil. En este caso, las
cifras no discriminan tanto entre norte y sur: en muchos países europeos y de América del Norte, la desocupación juvenil
ronda o supera el 25 %. A su vez, muchos de los jóvenes con títulos universitarios hoy ocupan puestos que antes eran
desempeñados por personas menos calificadas en términos educativos. En América Latina se estima que el 20 % de los
jóvenes se mantiene fuera del sistema educativo y del mercado de trabajo. Calificar a este grupo como los ni, ni
presenta varios problemas; principalmente, el hecho de autorresponsabilizarlos ante tal situación, como si fuese algo
buscado o deseado por ellos. Muy por el contrario, los datos señalan que en la región son más de 14 millones los menores
de 14 años que trabajan. La desnutrición y la precariedad habitacional son otros de los factores determinantes en la
deserción escolar. Excluidos del sistema escolar, muy difícilmente estos jóvenes puedan conseguir un trabajo formal, y
quedarán “destinados” al mercado informal de trabajo, en condiciones de elevada precariedad.
Discriminación de género
En las últimas décadas, una gran cantidad de mujeres se ha incorporado en los mercados de trabajo y en la
participación pública (ciudadana, política). No obstante, existen numerosas desigualdades de género. En América Latina
las mujeres perciben un salario 30 % inferior al de los hombres por iguales responsabilidades laborales. Menos del 10 %
de los altos ejecutivos está compuesto por mujeres. Algo similar se observa en los altos cargos de gobierno y en el sector
financiero. Estas desigualdades se profundizan al ser las mujeres quienes mayor tiempo dedican a las tareas del hogar, la
educación y el cuidado de los niños. Por lo tanto, las mujeres trabajadoras muchas veces quedan obligadas a realizar
méritos o destacarse para ser respetadas en términos laborales, a la vez que mantienen una doble jornada laboral
(doméstica y extradoméstica). A nivel general, la cultura machista está presente en estereotipos que se reproducen en
ámbitos públicos y privados, como en las escuelas, los medios de comunicación y hasta en la propia familia. La violencia
de género resulta una de las problemáticas más dinámicas de estos tiempos y manifiesta la desigualdad de género de una
manera sumamente cruel.
Cambio climático
La contaminación atmosférica, la masiva extinción de especies y la deforestación y la deserti ficación de amplias
regiones manifiestan una ruptura en los equilibrios ecológicos más básicos y planetarios. Se estima que más de 50
millones de personas conforman el grupo de los llamados refugiados climáticos: se trata de comunidades desplazadas de
sus territorios a causa de huracanes, inundaciones, desertificación, epidemias y otros efectos del cambio climático. En
estas cuestiones, la inequidad norte- sur es muy alta: por cada víctima en el norte, hay 80 víctimas en el sur. Entre los más
vulnerables a estos efectos, se encuentran los campesinos pobres y los pobres urbanos. Respecto al cambio climático, los
datos son contundentes: en la última década, se dieron 9 de los 10 años más calientes y se registraron temperaturas records
(desde 1880, año en que comenzaron las mediciones). Las olas de calor y de frío extremo se cobran miles de muertos cada
año en países de todo el mundo.
Convivir en la diversidad
Cada uno de los escándalos éticos mencionados constituye problemáticas sociales más que significativas, por lo que
implican en términos cualitativos y cuantitativos. Se estima que las personas que se encuentran debajo del umbral de la
pobreza destinan entre el 50 % y el 80% de sus ingresos a la compra de alimentos. Por lo tanto, el aumento del precio de
los alimentos (ya sea por inflación, por escasez de productos, por aumento de la demanda o por la causa que fuere) es una
problemática que afecta principalmente a este grupo, sector o clase social.
En Argentina, la importancia que ha tomado la violencia de género durante los últimos tiempos parece combinar una
creciente visibilidad (reconocimiento) con un aumento de los hechos de violencia. En esta dirección, a continuación, se
presenta un artículo que refleja la importancia de poder contar con estadísticas sobre las problemáticas sociales, tanto para
diagnosticar la situación y visibilizar a víctimas y victimarios como para discutir y diseñar posibles soluciones.
Lectura obligatoria: “Argentina registra 86.700 denuncias por violencia de género en 2017”
Dentro de las siete problemáticas sociales mencionadas por Kliksberg (2011), pueden reconocerse, al menos, los
siguientes grupos sociales: niños y niñas pobres, madres, pueblos originarios, expulsados del sistema educativo,
trabajadores precarizados, jóvenes “ni, ni”, mujeres, refugiados climáticos, campesinos pobres y pobres urbanos. Cabe
mencionar que muchos de estos grupos hacen referencias a categorías dinámicas y no es la idea de este texto reforzar el
etiquetamiento o las estigmatizaciones, sino más bien reconocer la diversidad de situaciones y trayectorias que atraviesan
las principales problemáticas sociales de nuestro tiempo.
En función de lo expuesto, la vinculación entre problemáticas sociales y grupos sociales resulta un aspecto central al
momento de reconocer la diversidad de actores y situaciones existentes y de pensar en posibles soluciones sustentables, es
decir, que sean sostenibles en el tiempo y que no solo beneficien a una minoría en perjuicio de una mayoría. A
continuación, se propone la siguiente actividad de repaso, en donde deberás vincular una serie de problemáticas sociales
con el principal grupo social afectado.
En América Latina, la Responsabilidad Social Universitaria (RSU) tiene como antecedente primero a la Reforma
Universitaria de 1918, que tuvo lugar en la Universidad Nacional de Córdoba. Uno de los aspectos centrales de dicha
reforma consistió en que las funciones universitarias de formación e investigación sean complementadas (ampliadas) con
funciones de extensión o vinculación social. Tiempo después, estas búsquedas de soluciones a los problemas existentes en
el medio social –en pos de un desarrollo más justo y sostenible– fueron siendo acompañadas también por el accionar de
empresas privadas y asociaciones civiles, cooperativas y fundaciones, desde los ámbitos que comúnmente se denominan
responsabilidad social empresarial (RSE) y organizaciones de la sociedad civil.
La universidad, como actor social de relevancia, puede (o no) acompañar el desarrollo de la sociedad en su conjunto y
aportar en la resolución de sus problemas fundamentales. Lo mismo ocurre con los demás actores sociales, incluyendo a
los profesionales y a la ciudadanía en general. En este marco, el concepto corresponsabilidad pretende destacar el
compromiso con las dinámicas colaborativas que deberán desarrollar todos los actores que se consideren responsables.
lidaria se orienta a formar profesionales responsables con otros, es decir, que sean conscientes del impacto de sus activida
Podemos encontrar tantas definiciones de responsabilidad social como autores que hablan de ello; no obstante, la gran
mayoría se refiere (implícita o explícitamente) al desarrollo sostenible o sustentable, prestando atención a las
consecuencias ambientales y sociales de la actividad humana y de las organizaciones (Estados, empresas, etc.) (Vallaeys,
De la Cruz y Sasia, 2009).
El mundo que habitamos (y que habitaremos) no puede mantenerse como un territorio fragmentado (en lo ideológico,
lo económico, lo religioso, etc.) que se desarrolle “bien” en un sentido y “mal” en otros. Para esto, resulta fundamental
que la ciudadanía abandone su mirada fragmentada del mundo, generalmente dominada por el desarrollo económico, en
donde una persona u organización es exitosa en función de sus ganancias, sin prestar atención a las consecuencias
ambientales y sociales que subyacen (y exceden) en cualquier negocio puntal (en el Módulo 4, se profundizará sobre
nociones de ciudadanía).
El proceso de desarrollo integral de la persona y de la sociedad requiere tanto de una economía ecológica y
culturalmente sustentable, como de una ética pública… guiada por un principio de corresponsabilidad solidaria fundado
en la intersubjetividad y en una conciencia de la asunción de las consecuencias y de los efectos que previsiblemente se
sigan de las acciones humanas. (Michelini, como se cita en Fiorino, 2014, p. 284).
A partir de lo trabajado en esta lectura, es posible retomar la noción de sustentabilidad (tema que ya hemos abordado
en el Módulo 2). La siguiente actividad de repaso se propone como un elemento que aporta a una mirada integral en torno
a la responsabilidad social, la ciudadanía responsable y la sustentabilidad.
En función de lo leído, vincula cada una de las oraciones de la primera columna con el concepto al que hace referencia.
Destaca la colaboración entre diferentes actores responsables.
Corresponsabilidad
SUBMIT
Para finalizar con el presente módulo, a continuación, se presenta un vídeo que ofrece un ejemplo de lo que podríamos
denominar una buena práctica de ciudadanía responsable. En este caso, se pueden observar diferentes actores
(profesionales de la comunicación, docentes de la escuela barrial, vecinas y madres de los estudiantes) y las competencias
que cada uno ha puesto a disposición y ha desarrollado a partir de esta experiencia de radio comunitaria.
El video da testimonio de la experiencia de una radio comunitaria emplazada en el barrio La Gloria (Godoy Cruz,
Mendoza), donde distintos actores articulan en pos de garantizar y ampliar el acceso a la comunicación como un derecho
humano fundamental.
Transformadores sociales
Durante años el enfoque económico se centró en la asignación de los recursos dentro de la dinámica de los mercados,
desconociendo muchas veces el valor social aportado por cada uno de los actores económicos. La sociedad actual ya
reconoce la importancia del valor social en la economía en pos de lograr mayor equidad, desarrollo comunitario y
bienestar social.
Algunas de las visiones económicas con incidencia social que hoy encontramos en la ciudad o en el barrio son la
economía del bien común y el comercio justo.
Lo que plantea Christian Felber (2012) es modificar los conceptos imperantes de lucro y competencia que manejan los
distintos agentes económicos por los de cooperación y contribución al bien común. De esta manera las empresas
conformarían una red de aprendizaje solidaria donde la economía en su conjunto se convierte en un sistema donde todos
ganan (win-win).
el paso del tiempo y las circunstancias económicas dejaron huella en el accionar de dos generaciones de emprendedores,
Comercio justo
Su inicio se remonta a la década de los 40, donde artesanos en los Estados Unidos de Norteamérica comenzaron a
vender sus productos directamente en los vecindarios y mercados como forma de protesta ante los altos márgenes y
dependencia que tenían frente a los intermediarios locales e internacionales. Sin embargo, recién en 1964, en la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (CNUCYD, o UNCTAD, por sus siglas en inglés) fue
donde el movimiento se desarrolló con fuerza y tomó trascendencia internacional, bajo el lema “Comercio, no ayuda”.
La Organización Mundial del Comercio Justo (1989) establece 10 principios que deben ser cumplidos por las
organizaciones que trabajan en comercio justo:
Establecido de mutuo acuerdo después de la participación y diálogo de todas las partes actuantes.
Asegurar ausencia de trabajo infantil y trabajo forzoso
–
La organización se adhiere a la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y
asegura que no hay trabajo forzoso en su mano de obra o miembros o trabajadores a domicilio.
Compromiso con la no discriminación, equidad de género y libertad de asociación (sindical):
Proporciona oportunidades para las mujeres y los hombres para desarrollar sus habilidades sin
discriminación en el lugar de trabajo.
Asegurar buenas condiciones de trabajo
Permitir que los empleados y/o miembros trabajen en un entorno seguro y saludable.
Facilitar el desarrollo de capacidades
–
Permitir potenciar las habilidades de los empleados y/o miembros de los pequeños productores en pos de un
crecimiento más integral.
Promoción del comercio justo
–
Se deben utilizar técnicas honestas de publicidad y de comercialización.
Respeto por el medioambiente
–
Se maximiza el uso de materias primas de fuentes gestionadas en forma sustentable en sus áreas de
distribución, utilizando materiales reciclados o fácilmente biodegradables para el embalaje.
Las distintas crisis económicas, sociales y ambientales ocurridas desde inicios del nuevo siglo pusieron en foco la
imperfección del sistema económico como era observado y practicado, lo cual dio lugar al nacimiento de movimientos
sociales y económicos y nuevos modelos económicos cuyo denominador común era la colaboración.
Entre los movimientos o modelos que hoy actúan a nivel global, podemos mencionar la economía verde (con el apoyo
del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente [PNUMA]), la economía azul (donde el economista y
pensador Gunter Pauli propone hermanar la innovación y la sostenibilidad) o la economía circular (donde Ellen
MacArthur aboga por el reaprovechamiento total de los recursos), entre otros.
Todas estas alternativas tienen un mismo horizonte y coinciden en que la economía debe estar al servicio de las
personas y del planeta. Un buen resumen de los grandes principios que rigen estos nuevos paradigmas hacia un nuevo
modelo económico pueden observarse en la “Carta de Málaga para la Nueva Economía y la Innovación Social”, generada
por el Global Forum New Economy & Social Innovations (NESI) en la ciudad española de Málaga durante los años 2016
y 2017.
Lectura obligatoria: “La Carta de Málaga para la Nueva Economía y la Innovación Social."
Individuos y organizaciones en pos de buscar una sociedad más inclusiva, justa y equitativa
La construcción de espacios propios de encuentro y diálogo por parte de la sociedad en el siglo XXI se ha visto puesta
en tela de juicio por un sinfín de situaciones propias como resultado de las nuevas formas de interacción entre los
ciudadanos y la re-territorialización de los espacios urbanos. Sin embargo, y como resultado de ello, los distintos actores
sociales han sido parte activa de este proceso, tomando conciencia de muchas de las graves situaciones que se suscitaron
en regiones desfavorecidas o con grupos vulnerables.
Las temáticas abordadas desde las organizaciones del tercer sector, como así también desde el accionar individual y
responsable del ciudadano, han sido de lo más diverso. Con la participación de estos actores, se lograron visibilizar
aspectos antes olvidados por buena parte de la sociedad, lo que generó nuevos espacios para la conformación de una
sociedad más justa, inclusiva y equitativa.
En noviembre de 2011, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) Argentina inició el Ciclo de
Diálogos Sociales sobre el tema de las políticas de cuidado en Argentina, siendo modelo en la región para la construcción
de un espacio de discusión desde la perspectiva del desarrollo humano.
En el texto a continuación, podremos observar la mirada crítica y reflexiva que la encargada del programa de
Desarrollo Inclusivo de PNUD Argentina tenía en el 2013 sobre esta temática, haciendo foco en el enfoque de género que
se debe tener en estas cuestiones:
Una mirada integral sobre la participación y la construcción de espacios políticos que caracteriza este siglo la brinda el
Dr. Víctor Martin Fiorino (2012) con su concepto de biopolis. Para Martin Fiorino (2012), el desafío es reafirmar y poner
en práctica una política de la persona en el marco de la convivencia interpersonal y el cuidado de la vida.
Realizar una lectura analítica del siguiente apartado “El Horizonte de la vida: la vida política” de su exposición en las
VIII Jornadas de la Asociación Española de Personalismo permitirá interrogarse sobre el vivir solidario o el sobrevivir
solitario que guían el accionar de muchos individuos.
En un contexto real de precariedad y amenaza de la vida, el saber bioético retoma centralidad política como visión
integrada de la vida, valoradora de la persona y generadora de criterios para el debate y la acción en torno a su protección
y promoción, en dimensión micro (persona individual digna y valiosa), macro (el planeta en equilibrio) y meso (la
convivencia interpersonal). Todo ello mediante un debate creativo acerca de las políticas que respondan a las necesidades,
expectativas y anhelos de las personas en cuanto sujetos políticos, y, al mismo tiempo, acción creadora de lazos
comunitarios que permitan gestar, en convivencia, la política desde la vida.
Gestar la política desde la vida, para el humano en tanto que zoon politikón, no expresa solamente disposición
asociativa, sino asociatividad en vistas de un bien a realizar por medio de una empresa de inteligencia y coraje. Con razón
puede considerarse que, en la antigüedad, el surgimiento de la polis fue el hecho fundador de una época (Arendt, 1993).
Político es el vivir en cuanto compartir elementos comunes, no como simples conectivos sociales sino como una unidad,
(pensada, vivida, proyectada) de conciencia, valores y proyecto, en la articulación persona- comunidad. Unidad
esencialmente plural, apoyada en el reconocimiento de la diversidad, el discenso constructivo y la elección de vías
distintas pero convergentes para la construcción de vida valiosa en común.
La noción de vida buena queda determinada – en su núcleo ético fundamental, referido a la persona – por acciones
solidarias de las personas en cuanto sujetos políticos, desde y mediante un proceso comunicativo, con referencia central y
constante a la conciencia de pertenencia a una nación (comunidad de origen), a valores compartidos (comunidad de
vida) y a un proyecto de la realización plena de estos valores (comunidad de destino). Pasado, presente, futuro como el
continuo de la vida política como proyecto humano. Dicha noción, por otra parte, se hace real en la práctica del vivir
solidario: modo de lo humano que construye, comunicativa y co-responsablemente, la unidad dinámica de bien personal,
bien sectorial y bien común. Experiencia social de coexistencia, acción política de convivencia, en cuanto el zoon
politikon no es solamente viviente social: es quien le otorga a la socialidad como coexistencia el sentido de la politicidad
como proyecto común de vida, desde y hacia un bien deliberado en común como valioso.
El núcleo de la vida buena no está determinado por un sustrato biológico ni por una dimensión ética formal, sino por la
dimensión bioética de la vida de la persona en comunidad. La vida política, vía de realización de la vida buena, puede
concretar dicha dimensión en la realización de un vivir solidario: modo de vivir, co-responsable y comunicativamente,
proyectos sectoriales específicos que, realizando bienes particulares, contribuyen al bien común. El vivir solidario como
algo siempre perseguido, que orienta la acción pero es sólo en parte alcanzado, puede, sin embargo, desplegarse
efectivamente en la experiencia social de coexistencia y en la acción política de convivencia.
En cuanto aspiración, el vivir solidario parece hoy, a nivel global y en particular en América Latina, muy lejano y
extraño a la experiencia del sobrevivir solitario, característico de las sociedades contemporáneas despersonalizadas,
marcadas por el empobrecimiento, la desocupación y la competencia salvaje. Acercar la noción de vivir solidario a la
experiencia del sobrevivir solitario es un desafío para una nueva inteligencia (bio) ética de la política que sea capaz de
abordar la fragmentación. Fragmentación (como deterioro) de la vida, del sujeto político, de la persona. Todo ello, más
allá de las retóricas de la crisis, requiere ser abordado desde un Bios que reúna el poder tecnocientífico para actuar
eficazmente sobre las causas del deterioro, la orientación valorativa de la ética y la determinación y el compromiso de la
política. El poder-ser, propio de la vida como política (pro- yecto), da sentido a la facticidad y al deber ser se sitúa en el
nivel de ética de la vida. (Martin Fiorino, 2012, https:// goo.gl/5TLP1P).
Transformar implica reconocer la posibilidad de actuar para modificar. Los constantes cambios observados en la
historia universal han demostrado las enormes aristas de análisis que se pueden hacer sobre el o los roles que el ser
humano tuvo, algunas veces como individuo aislado y otras organizado. Los resultados de dichas acciones no dieron como
resultado una sociedad justa y cohesionada, con una distribución equitativa o sin fisuras en su entramado social, pero sí ha
logrado en todos los actores sociales la capacidad de autocrítica y reflexión, lo que ha permitido reconocer una actitud
proactiva ante el cambio. En la actualidad preguntarse sobre quién puede actuar y cuándo hacerlo pasa a un segundo
plano, siendo el cómo hacerlo el gran interrogante.
Es en ese sentido que preguntarse sobre la ética y el cómo actuar por parte de los individuos en sociedad toma
relevancia. Sobre este aspecto, en el año 2009 Adela Cortina Orts planteó el valor de la ética aplicada a la intervención
social y brindó herramientas para transitar uno de los caminos posibles del cómo actuar para transformar una realidad que
se cree injusta.
Historia de una locura empresarial social y rentable. En este video se explica la historia y el accionar de La Fageda en
el mercado catalán, haciendo hincapié en los valores que la organización fomenta.