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Las mujeres se encargaban del cuidado de los niños y de los quehaceres domésticos. La
siembra, la preparación de tortas de casabe, la elaboración de recipientes cerámicos,
tejidos de algodón, recolección de frutos silvestres y especies marinas y fluviales eran sus
tareas. También tenían una importante participación en las actividades políticas y sociales
al punto de poder llegar a cacicas. Las mujeres también participaban en el juego de pelota
y en los bailes ceremoniales o areitos.
Esencialmente se estructuraba de la siguiente forma:
El cacique, jefe supremo de las tribus ejercían el dominio de las aldeas,
encargándose de distribuir las tareas productivas.
Los danzantes, Ceñidas al cuerpo, tenían sartas de semillas y caracoles que producían una
gran sonoridad. Usando las conchas de los moluscos gastrópodos, creaban trompetas
cortándole el ápice para formar la boquilla por donde se soplaba el instrumento. Los
fotutos fueron empleados por los esclavos cimarrones para advertir de la presencia de
perseguidores o ranchadores de esclavos cerca de los manieles o palenques.
Otro instrumento musical de gran importancia, por haber sido usado en ciertos ritos y
formar parte del equipo del behíque, era la "maraka". Son el aporte prehispánico más
significativo a nuestra música vernácula. Estaban adornadas con manojos de vistosas
plumas que debían remitir a propiedades emanadas de las fuerzas sobrenaturales
representadas por las aves, contribuyendo a la comunicación con los espíritus que
mediaban en la sanación de los enfermos. La característica más singular de estas maracas
monóxilas es que tienen una parte superior periforme que contiene en la cámara dos
barras sueltas esculpidas del mismo trozo en el que se talló la pieza. Al sacudirse el
instrumento, estas producen un sonido que se cuela por las ranuras transversales
emitiendo un timbre muy peculiar de gran sonoridad. Su afición a la música era grande, en
razón a esto fray Bartolomé de las Casas en su Historia de las Indias revela:
“Entretanto que él [Guacanagarí] hablaba con el Almirante, vino otra canoa de otro lugar
o pueblo que traía ciertos pedazos de oro, los cuales quería dar por un cascabel, porque
otra cosa tanto no deseaban; la razón era porque los indios de esta isla, y aun de todas las
Indias, son inclinatísimos y acostumbrados a mucho bailar, y para hacer son que les ayude
a las voces o cantos que bailando cantan y sones que hacen, tenían unos cascabeles muy
sutiles, hechos de madera, muy artificiosamente, con unas piedrecitas dentro, los cuales
sonaban, pero poco y roncamente. Viendo cascabeles tan grandes y relucientes y tan bien
sonantes, más que a otra cosa se aficionaban, y cuanto quisiesen por ellos o cuanto
tenían, curaban, por haberles, de dar; llegando cerca de la carabela, levantaban los
pedazos de oro diciendo «Chuque, chuque, cascabeles», que quería decir: «Toma y daca
cascabeles»”[CITATION Man19 \p 165 \l 7178 ]
La alfarería les consumía una cantidad de tiempo debido a la gran cantidad de utensilios
que utilizaban, los que dio una destreza y habilidad increíble en la técnica por la
experiencia artesanal acumulada a lo largo de una tradición alfarera con más de 2.000
años. La cerámica tenía un alto grado de desarrollo, se elaboraban cazuelas desde la
forma circular o navicular, hasta cazuelas grandes, adornadas con asas y decoraciones a
base de dibujos geométricos o de figuras. La cerámica utilitaria se componía de vasijas,
platos, burenes y ollas, relacionándose principalmente con la preparación de los
alimentos.
El arte de los taínos refleja su visión mágica y religiosa del mundo. Tal como menciona el
historiador Juan Zapata ¨la caracterización de las relaciones intrafamiliares y además las
relaciones con un ser superior (Dios), son las características más fundamentales de ese
arte¨. El arte taíno está representado por una gran variedad de objetos de uso personal y
doméstico, y por un rico repertorio ceremonial. De acuerdo con la antropóloga Ada Lora,
¨el vínculo entre arte y ritualidad es profundo y complejo. Los taínos vivían en estrecha
relación con la naturaleza, por lo que sus dioses o cemíes eran un reflejo de esa relación.
Es común encontrar piezas de uso ritual con formas antropomorfas, zoomorfas o
antropozoomorfas evidenciando la importancia de lo sagrado en su vida diaria, lo cual se
reflejaba en sus expresiones artísticas¨. Su arte consistía en la producción de los ídolos y
objetos de lujo para los cuales utilizaban la madera, la piedra, las conchas, el hueso, el
algodón y el oro.
El juego de batos o juego de pelota tenga lugar en las plazas denominadas bateyes,
consistía en un juego por equipos, que según refiere Las Casas, era de la siguiente forma:
“Poníanse veinte o treinta de cada parte, a la luenga de la plaza. Echaba uno de los puestos la
pelota a los del otro y rebatíala el que se hallaba más a mano, si la pelota venía por alto, con el
hombro, que la hacía volver como un rayo, y cuando venía junto al suelo, de presto, poniendo la
mano derecha en tierra, dábala con la punta de la nalga, que volvía más que de paso; los del lado
contrario, de la misma manera la tornaban... hasta que, según las reglas de aquel juego, el uno o el
otro puesto, cometía falta...”[CITATION Bla92 \p 26 \l 7178 ]
Las pelotas que utilizaban en el juego eran macizas y se elaboraban de una pasta de raíces,
yerbas y resinas que cocían, dándoles la forma hasta obtener una pelota esponjosa que
saltaba con facilidad, pero era algo pesada.
En los torneos de pelota participaban dos equipos de indeterminado número de
jugadores, «diez por diez, y veinte por veinte, y más o menos hombres», según se
concertara. Oviedo dice que, generalmente, «jugaban hombres contra hombres, o
mujeres contra mujeres, y algunas veces mezclados ellos y ellas; y también acaece jugarle
las mujeres contra los varones, y también las casadas contra las vírgenes».
En el batey se celebraban, además, otras prácticas deportivas, como los combates cuerpo
a cuerpo entre guerreros, en los que también se empleaban arcos y flechas, así como
macanas de madera de palma, armas con las que los participantes se infligían golpes y
heridas considerables. Bartolomé Colón, en su encuentro con el cacique Bohechío,
presenció una de estas escenas, acontecimiento que Las Casas informa con asombro:
“Otro día tuvieron concertado en la plaza del pueblo hacerle otras muchas maneras de
fiestas, y así llevaron al D. Bartolomé Colón y cristianos a verlas. Estando en ellas, salen
súbitamente dos escuadrones de gente armada con sus arcos y flechas, desnudos empero,
y comienzan a escaramuzar y jugar entre sí, al principio como en España, cuando se juega
a las cañas; muy poco a poco comienzan a encenderse, y como si pelearan contra sus muy
capitales enemigos, de tal manera se hirieron, que cayeron en breve espacio cuatro de
ellos muertos y muchos bien heridos. Todo con todo el regocijo y placer y alegría del
mundo, no haciendo más caso de los heridos y muertos que si les dieran un papirote en la
cara; durara más la burla y cayeran hartos más sin vida, sino que, a ruego de D. Bartolomé
Colón y de los cristianos, mandó cesar el juego el rey Behechio.” [CITATION Man19 \p 149 \l
7178 ]
La religión taína era igual en todas las islas, pero con características y elementos
diferentes, propios de los diferentes niveles de desarrollo de las creencias: el chamanismo,
que era la creencia en el poder mágico del chamán o behíque, que según permitía
comunicarse con los dioses. Las ceremonias que realizaba el cacique se denominaba rito
de la cahoba. En su mayor parte, antes de las ceremonias se sometían a un ayuno especial
en el que se introducían una pieza en forma de espátula por la garganta para producirse el
vómito, esto con el fin de liberarse de las impurezas antes de presentarse a sus dioses. El
behíque mezclaba el tabaco con una planta narcótica para fumarlo y aspirarlo a través de
un tubo bifurcado en forma de Y. Produciendo al grupo una especie de ebriedad durante
la cual creían ponerse en contacto con sus divinidades.
El elemento religioso principal de los taínos era el cemí. Por cemíes se entiende a varias
cosas: divinidades abstractas, naturalistas, espíritus familiares, personificadas, locales y
fenómenos de la naturaleza. El cemismo se define la adoración de sus estatuas o ídolos
(cemíes), ya que estos según su creencia los proveían de agua, viento y sol, así como los
hijos y otras cosas que desearan tener. Colon ofrece una explicación de los cemíes:
“No he podido comprender en ellos idolatría, ni otra secta, aunque todos sus reyes, que
son muchos... tengan una casa, cada una separada del pueblo, en la cual no hay cosa
alguna, excepto algunas figuras de relieve, que ellos llaman Cemís, y aquella casa no sirve
para otros efectos o servicios que, para estos Cemís, y para cierta ceremonia y oración que
van a hacer los indios en ella, como nosotros en la iglesia. Tienen en esta casa una tabla
bien labrada, redonda como un taller, en que hay algunos polvos que ponen sobre la
cabeza de los dichos Cemís haciendo cierta ceremonia; después se meten en las narices
una caña de dos ramos, con la cual sorben aquel polvo. Las palabras que dicen no las
entienden ninguno de los nuestros, con estos polvos pierden el juicio, quedando como
borrachos: a la Estatua referida la ponen un nombre, que creo sea el de su padre o su
abuelo, o de ambos porque no tienen más de una, y otros más de diez, todas en memoria,
como he dicho de alguno de sus antecesores; he reconocido que alaban a una más que a
otra, y he visto tenerla más devoción y reverencia, como nosotros en las procesiones
cuando son menester, y se alaban los Caciques y los pueblos jactándose de que tienen
mejor Cemí que los otros.”[CITATION Bla92 \p 18 \l 7178 ]
Entre los cemíes más aceptados estaban las “piedras de tres puntas” o trigonolitos, se
relacionaba a los rituales de la fecundidad, como la productividad de los conucos y la
reproducción del género humano. Se han encontrado en gran medida en la costa este de
la Española y las costas oestes de Puerto Rico.
La creencia de los taínos de que los espíritus de los muertos podían tener sus moradas en
los árboles, se denominaba animismo. Creían que la presencia de los espíritus se percibía
cuando se producían movimientos de las ramas o ramificaciones especiales de las raíces.
Cuando ello ocurría, el behíque o sacerdote buscaba interpretar los deseos que los
muertos querían manifestar, según la creencia.
La cosmología ya tiene una explicación por Sebastián Robiou Lamarche dada en
“Encuentro con la Mitología Taína con círculos concéntricos”. En el centro se encuentra
Yaya, rodeado por tres ciclos, Yayael, Deminán Caracaracol, Guahayona, y después por
tres en los que se representa la doble oposición de la mitología. El segundo círculo es el
Ciclo de Yayael. El que le sigue es el ciclo de Deminán Caracaracol. Y, por último, el Ciclo
de Guahayona. El círculo externo contiene a todo y está dividido en dos áreas, una que
corresponde a Yocahú-Bagua-Maorocoti, "Señor de la Yuca", y la otra que pertenece a
Atabey.
Respecto a la muerte, no había un ritual, por lo que las ceremonias funerarias respondían
a diferentes formas. Lo que unificaba las ceremonias y los ritos de enterramiento era la
creencia en otro mundo supra terrenal o de un mundo de ultratumba, debido a esto los
muertos eran enterrados con sus pertenencias esenciales para que en el más allá
reconciliaran la vida personal con la vida material.
Los símbolos que los taínos tallaban en las cuevas y las piedras se les denomina petroglifo.
Era la forma en que los taínos expresaban su arte, por ese medio representaban sus
Dioses, figuras de animales y figuras humanas y elementos naturales.
Bibliografía
Arévalo, M. G. (2019). Taínos arte y sociedad. Republica Dominicana: Amigos del Hogar.
Pérez, B. N. (1992). LAS CULTURAS QUE ENCONTRÓ COLON . ecuador: Talleres ABYA-YAIA
cayambe.
https://www.museolasamericas.org/salas-permanentes/conoce-nuestra-coleccion/9-
salas/41-petroglifo-taino.html#:~:text=Los%20petroglifos%20ta%C3%ADnos%20son%20s
%C3%ADmbolos,los%20elementos%20de%20la%20naturaleza.
https://mipais.jmarcano.com/historia/pre-colombina/tainos2/
https://pueblosoriginarios.com/centro/antillas/taino/cosmologia.html