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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SANTO DOMINGO

Primada de América Fundada el 28 de octubre de 1538


FACULTAD DE ARTES
INFORME DE LA INVSTIGACION DE GRADO PARA OPTAR POR EL TITULO
DE LICENCIADA EN ARETES INDUSTRIALA MENCION DISEÑO ARTESANAL
No. 39 CURSO OPTATIVO EQUIVALENTE A TESIS DE PRIMER GRADO
TEMA:
ARTESANIA DE HATO MAYOR

TITULO:
“ANALISIS SOBRE LA CONTIBUCION DE LAS ARTES APLICADAS AL
DESARROLLO ECONOMICO DE LA REPUBLICA DOMINICANA.
CASO: ARTESANIA DE HATO MAYOR” 2020

SUSTENTANTE:
ALEXANDRA BAUTISTA HERNANDEZ
ASESORA:
Lic. OLGA ESPINAL
DECANO:
Mtro. Dione Rufino
Los conceptos emitidos en este proyecto de grado
son de total responsabilidad de la sustentante

Santo Domingo, R.D.


Abril 2020

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2.4.- MARCO CONCEPTUAL Y TEÓRICO
Según el libro de (Historia De La Artesanía Dominicana) La artesanía dominica
es una rica manifestación artística que conjuga diversos elementos de las culturas
aborígenes de la isla. Con más de cinco mil años de prehistoria, estos pueblos
procedentes de diferentes puntos de Venezuela en distintas oleadas migratoria, lograron
un pleno dominio del medio ambiente y de la ecología de la isla, dando como resultados
piezas de distintos materiales de delicada realización y belleza, en la que es destacable
el complicado diseño y el impecable acabado.
La llegada de los europeos en 1492 supuso un rápido intercambio cultural que
cambio el panorama universal, la cultura española caracterizada por su influencia
religiosa la introducción de la flora y la fauna con que estos hombres trataron de
implementar su medio ambiente conocido y sus hábitos culturales en las nuevas tierras,
la agricultura la ganadería la crianza de corral medio productivos y su técnicas y
procesamiento para lograr resultados que garantizaran sus modos de vida, son parte y
reflejo de nuestras herencia cultura y parte de la identidad del dominicano.
La llegada de los europeos no supuso la desaparición de los medios y
herramientas culturales de los aborígenes, tempranamente los europeos utilizaron e
incorporaron a su cultura las técnicas aborígenes e implementos que garantizaran su
supervivencia de igual manera trasmitieron y entrenaron a los aborígenes en sus
principales técnicas y tecnologías, que les garantizara su aparato productivo.
Gracias a este intercambio los primeros 15 años de la isla española y antes de la
llegada de los primeros negros ladinos traídos desde la península las practicas
artesanales, se encontraban mezclada amalgamadas, enriquecidas, la llegada de los
africanos introdujo nuevos elementos al mosaico cultural del nuevo mundo en estos 517
años del contacto. Es una enriquecedora experiencia recorrer nuestras raíces culturales.
En esencia el trabajo artesanal surge como respuesta de la sociedad ante unas
necesidades materiales concretas en los diferentes campos o actividades laborales.
Según Manuel (Blas García) Artista plástico y artesano. Las técnicas aborígenes
para la fabricación de elementos utilitarios se mantuvieron porque eran parte esencial de
la vida de estos pueblos, la llegada de los europeos determino la desaparición de
determinadas especialidades artesanales, cuyo conocimiento se ha transmitido durante
décadas y a veces durante siglos de generación en generación, en determinados puntos
de nuestro país, dependiendo su necesidad como elemento de supervivencia.
Como desaparece el oficio o la tradición artesanal desaparece con un cambio en
el modo de vida que originó la creación de la especialidad artesanal. La primera fusión
artesanal documentada por los hallazgos arqueológicos podemos decir que es en la
cerámica, así encontramos en los enclaves o poblados europeos, manufactura de
cerámica a partir de la técnica artesanal de fabricación: el enrollado, espatulado bruñido
etc., en formas y diseños tradicionales europeos.
Toda la vida social de los aborígenes de la isla española estaba regida por el
orden religioso, lo que se refleja en todo el artefacto tantos de vida cotidiana como
ceremoniales, el nuevo orden de cosas fue perdiendo la presencia de los diseños y

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aplicados o modelados con características rituales, conformándose de manera
meramente utilitarios.
Las artesanías dominicanas reflejan la historia y la diversidad de los habitantes
del país. Los legados taínos, españoles y africanos continúan en numerosas provincias
de todo el país. Los taínos, los cuales eran grandes artesanos, dejaron atrás herramientas
y objetos inspirados en la mitología, los rituales y la vida cotidiana. Verás recreaciones
de las cantimploras que una vez usaron, hechas de higüero y a veces de coco, con
diseños más elaborados.
Las influencias africanas y caribeñas aparecen en los coloridos cuadros que
reflejan la vida cotidiana de los pueblos, encontrarás la mejor selección en las galerías.
También verás objetos de madera como pequeños morteros de guayacán, encontrados
en todas las casas dominicanas y tiendas de recuerdos.
En el libro artesanía dominicana: un arte popular = Dominican Handicrafts: a
popular art = Artisanat dominicain: un art populaire / Manuel Antonio De la Cruz;
Víctor MÍ Durán Núñez. --Santo Domingo: Amigo del Hogar.
Este libro, de la autoría de Manuel Antonio de la Cruz y Víctor Manuel Durán
Núñez y editado por el Banco Popular Dominicano, es un estudio profundo y
actualizado de la artesanía dominicana. Entre los temas tratados en detalle podemos
citar, la artesanía en su significado, génesis y evolución de las obras artesanales en la
República Dominicana, rutas y regiones artesanales, clasificación de las obras
artesanales y situación actual de la artesanía en la República Dominicana. El libro
también consta de una rica documentación fotográfica y de un directorio de artesanos.
Desde el 2000-2001, el Instituto de Desarrollo Industrial (IDDI) ha realizado
estudios del sector artesanal latino financiados por la UNESCO y la Unión Europea,
fruto de los cuales nació el Programa de Promoción de Artesanía que apoya los grupos
artesanos dominicanos, y busca nuevos mercados tanto dentro del país como en el
exterior.
El pueblo dominicano ha creado su propia interpretación de los procesos creado
manifestaciones artesanales nuevas a partir de sus herencias aborigen, europea y
africana. Las primeras piezas de artesanía elaboradas en el país eran de uso doméstico,
específicamente en hogares rurales, y confeccionadas de manera tradicional por grupos
de mujeres. Los rasgos decorativos de estilo criollo que enriquecieron la alfarería taína
africana fueron perdiéndose con el tiempo, posiblemente por sus propósitos puramente
utilitarios entre los sectores más modestos de la población. De ahí que la alfarería criolla
permaneciera sin elementos decorativos.
Entre los siglos (XVI y XVII) los artesanos labran imágenes religiosas a las que
se rendía culto en los hogares. Estas imágenes abundan en las zonas rurales, siendo
conocidos sus artesanos como santeros. Igualmente, la talabartería, fruto del desarrollo
de la ganadería, fomenta la confección de piezas de cuero. En este periodo se fabrican
yugos, arados, sogas y otros instrumentos relacionados con el cultivo, sobre todo en la
industria azucarera.

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La artesanía dominicana es un crisol de tendencias taínas, españolas y africanas,
un producto del sincretismo que caracteriza a la cultura dominicana en su conjunto.
Herencia taína La herencia taína y de otros grupos que habitaron nuestra isla, antes de la
llegada de los españoles, es rica en formas, materiales, técnicas y contenidos.
Los igneris fue el primer grupo agro alfarero que llegó a la isla. Eran ceramistas
que producían vasijas de excelente cochura, con una destreza en el uso del blanco, rojo
y naranja, sobre fondo rojo del barro, y en ocasiones con uso del negro para producir
verdaderas obras de arte.
Se distinguen por sus vasijas con elaboradas representaciones figurativas, junto a
variados motivos geométricos, incisos y punteados, los cuales forman diseños abstractos
a manera de bandas decorativas, circundando la parte superior de los recipientes. Luego
los taínos, más diestros con la madera, la piedra y la concha, dejaron por igual su
impronta en el barro con un magistral manejo de la línea por incisión, perdiendo la
pintura de la pieza, y la calidad en la formulación del barro y su conchura, pero sí
logrando una síntesis admirable que sorprendió a los colonizadores. De esta forma
elaboraron vasijas, ollas, platos, figurillas, sellos, ídolos, instrumentos musicales y
burenes, para satisfacer las necesidades espirituales, religiosas, sociales y utilitarias.
Los taínos se destacaron además por sus creaciones en madera, piedra, algodón,
concha hueso, oro, tejidos, hilados y cestería. Utilizaron materiales como el algodón,
henequén, maguey, cabuya y bejucos. Elaboraron hamacas, redes de pescar, hilos,
curdas, paños, naguas y cestas denominadas harás, que servían para transportar sus
frutos. Herencia española desde los primeros tiempos de la colonia, los (Reyes
Católicos) incentivaron la migración de artesanos, que produjeron artículos utilitarios,
fuertemente influenciados por la cultura española y europea de la época.
En los primeros años de la colonia, la alfarería española se caracteriza por varios
tipos claramente diferenciados por su forma, modo de manufactura y fin utilitario,
destacándose las botijas que eran envases empleados para el acarreo del aceite de oliva,
las aceitunas, las almendras, la miel, la pólvora y el mercurio. Un segundo tipo
corresponde a la loza o cerámica vidriada, empleada en usos domésticos, representada
mayormente por la mayólica, de origen mudéjar, la cual predomina en el Renacimiento.
Los objetos de barro pasaban por una primera cocción y eran decorados
Mediante el empleo de esmaltes, a base de óxidos metálicos. La presencia
africana en nuestra artesanía se encuentra, fundamentalmente, con hermosas
expresiones, en signos, símbolos y contenidos, más que en objetos. Sus aportes están
claros en el área espiritual, festiva y cultural, como, por ejemplo, en la música, los
instrumentos musicales, especialmente de percusión y en la danza. Del África nos llega
la tambora, instrumento clave en la estructura rítmica del baile nacional.
Según el periodista. Fausto (Araujo) Fecha: 10 noviembre, 2018. Comparte la en
al momento.net, que, en la República Dominicana, actualmente existen algo más de 10
mil 800 familias que se dedican a la elaboración de artesanías, con una calidad,
variedad, belleza y elegancia que han conquistado el gusto de criollos y de extranjeros
de diferentes continentes.

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Dice que algunas obras artesanales han sido premiadas y reconocidas
mundialmente por la UNESCO y otros organismos. Además, de los talleres que se
dedican a la elaboración de las coloridas piezas que promueven nuestra cultura,
costumbre y folklore, también existen unos 1,600 negocios –de entre 1 y 10 empleados-
dedicados a la comercialización de artesanías en plazas, playas, carreteras, mercados y
localidades como la Altagracia, Santo Domingo, Puerto Plata, Espaillat, Santiago,
Monseñor Nouel, Samaná, Boca Chica y La Romana.
El Centro de Exportación e Inversión de la Republica Dominicana (CEI-RD) y
la Dirección General de Aduanas (DGA) dan cuenta de que una importante cantidad de
piezas elaboradas por nuestros talentosos artesanos son exportadas cada año a Estados
Unidos, Puerto Rico, Europa y diferentes islas.
El gran mercado del sector está en el desarrollo y crecimiento del turismo
dominicano. En 2017, el país recibió unos 7.4 millones de visitantes extranjeros: 6.4
MM de turistas y 1.5 MM de cruceristas, procedentes en su mayoría de Estados Unidos,
Canadá, Alemania, Francia, España, Inglaterra, Italia, Rusia, Argentina y Brasil.
Consciente de su trascendencia para el desarrollo y promoción de la cultura, y
acorde con la realidad insoslayable de que Turismo y Artesanía van de la Mano, el
Estado ha entregado importantes partidas a favor del sector artesanal en infraestructuras,
capacitación, promoción, apoyo logístico y económico, a través de los ministerios de
Turismo, Industria, Comercio y MiPymes (MICM); Cultura y Administrativo de la
Presidencia. Además, por medio a la Vicepresidencia de la República, del Fondo
Especial para el Desarrollo Agropecuario, del Banco Agrícola, de Banca Solidaria, del
Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional y de la Procuraduría General de la
Republica, a través del Nuevo Modelo Penitenciario.
Así como también, de la Fundación Ban3…..reservas, de Contrataciones
Públicas, del Centro de Desarrollo y Competitividad Industrial, del Consejo Nacional de
Competitividad, del Centro de Exportación e Inversión, del Centro Nacional de
Artesanía, de la Oficina de Gestión Senatorial de la Senadora Cristina Lizardo, del
Fondo para el Fomento y Desarrollo de la Artesanía, de Pro Artesanía RD (Desarrollo y
Competitividad Artesanal), del Instituto Postal Dominicano y de varias alcaldías, entre
otros organismos oficiales.
Inequívocamente -aunque falta muchísimo por hacer- en los últimos años, son
incontables las acciones que ha impulsado el Estado en favor de la comunidad artesanal
dominicana, generando confianza y fortaleciendo las relaciones gobierno-sociedad, es
decir, artesanos-ministerios y otras dependencias oficiales. Entre esos logros
inocultables se destacan la construcción y equipamiento de la Escuela Taller y Museo
de Larimar, a un costo de 31.5 millones de pesos, en el Distrito Municipal Bahoruco-
Barahona, el cual consta de una escuela de formación de artesanos y una tienda show-
room permanente.

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El apoyo sin precedentes dado por el gobierno a los artesanos de la provincia de San
Cristóbal, a quienes el presidente de la Republica ordenó se les construyera una
moderna Plaza Artesanal, con tiendas de ventas y talleres de producción, a un costo de
12 millones de pesos, así como capital de trabajo y recursos para la adquisición de
equipos y maquinarias.
La modernización del Museo del Carnaval Vegano, la obra más importante en su
estilo en todo el país y la región, concebida para fomentar el desarrollo cultural. Cuenta
con ocho salas de exhibiciones y áreas de presentaciones, donde los visitantes pueden
apreciar las expresiones del carnaval dominicano y, en particular, de La Vega. En las
referidas salas se exhiben disfraces, caretas, trajes, coronas de reyes, personajes,
fotografías, videos y textos. El levantamiento de la Aldea Cultural Santa Rosa de Lima,
en La Romana, que contempla nuevos talleres y otros espacios para los artesanos de la
región.
En los últimos años se han firmado una serie de acuerdos para fomentar,
desarrollar y garantizar la competitividad de la artesanía nacional, entre los que se
destacan, el Acuerdo rubricado por el Ministerio de Turismo y la Dirección General de
Contrataciones Públicas, el firmado entre Industria, Comercio y MiPymes e INFOTEP,
el de CEI-RD y FODEARTE y UASD y FODEARTE, y el FODEARTE-FEDARTE.
Así mismo, la organización y participación de artesanos en ferias nacionales e
internacionales, en la “Semana MIPYMES” organizada por el MICM, y el
mantenimiento y fortalecimiento de la Feria Nacional de Artesanías Dominicanas
(FENART), la entrega cada año del Premio Nacional de Artesanías, y la Convocatoria
Nacional de Proyectos Culturales y el Fondo de Estimulo, a través del MINC.
Hay que resaltar el programa regular de capacitación permanente que lleva
adelante el CENADARTE, con la colaboración del programa Progresando con
Solidaridad de la Vicepresidencia de la República, el cual ha alcanzado los 940
beneficiarios capacitados en técnicas de tallado en madera, modelado en arcilla, torno
en madera, alfarería, repujado en piel y fibras naturales. Además, el entrenamiento en
certificación de calidad, manuales de exportación y en diseño y elaboración de joyas en
ámbar y larimar ofrecido a más de 100 artesanos orfebres; la asistencia técnica para el
diseño curricular y el equipamiento de la Escuela Centro del Larimar en Bahoruco,
Barahona.
El país precisa con urgente de reglas claras a favor del sector, de promoción,
financiamiento y de la organización y capacitación de los artesanos para que aprovechen
al máximo los mercados nacional e internacional, sobre todo el hecho de las visitas de
más de 7 millones de turistas al año, entre los que vienen por vía aérea y los cruceristas.
Hace falta una activa campaña oficial en contra de la “artesanía basura” o
“engañosa” importada y un programa de creación de puestos de ventas oficiales de
artesanías en puntos turísticos estratégicos, por ejemplo, aeropuertos, hoteles, etc.
(Paradores Turísticos Oficiales de Artesanías). Un gran reto por delante, entre otros no
menos importantes, es la aprobación en el Congreso Nacional de una Ley de Fomento,
Desarrollo y Competitividad Artesanal, mediante la cual se relanzaría el sector, se
acabaría con la piratería y garantizaría que las piezas que compren los millones de

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turistas que nos visitan cada año sean originales y elaboradas por artesanos
dominicanos.

2.4.2.- Artesanía Como Industria Cultural


La Revolución Industrial permitió la fabricación de vajillas de loza, calderos y
recipientes metálicos esmaltados a precios bajos. La proliferación de acueductos y el
empleo de refrigeradores relegaron las tinajas y otros objetos artesanales a las zonas
rurales.
Según el pensador dominicano Pedro Francisco (Bono) En el siglo (XIX) resaltó
la importancia social y económica del conjunto de actividades que llamó “industrias”, a
la usanza del momento, refiriéndose a la producción artesanal de árganas, serones,
esteras, macutos, aparejos, escobas, aguaderas, sillas, sombreros, hamacas y canastas en
comunidades del Cibao. Bonó llamó “industria del guano” en clara alusión a la fibra
natural empleada, al conjunto de estas pequeñas “industrias”. Esta expresión incluía,
además, a la cordelería, oficio que era aprovechado por los artesanos criollos para
fabricar con cabuya y otros materiales toda clase de cuerdas para monturas, empaques
de mercancías y alfombras.
La “industria del transporte” integrada por los recueros que trasladaban en mulas
los productos agrícolas de exportación y las mercancías industriales importadas
utilizaba monturas, aparejos, correas, carteras, sandalias y cofres. Durante esos años se
elaboran maceteros, paneras, fruteras, platos para colocar recipientes calientes, pantallas
para lámparas y las canastillas y el “moisés” de los recién nacidos.
En las primeras décadas del siglo XX una de las principales industrias
artesanales en Santiago de los Caballeros es la fabricación de bateas (para lavar la ropa
y bañarse), lebrillos (utilizados por las amas de casa para lavar alimentos y por las
marchantas para vender frutas y verduras) y pilones de madera (para pilar arroz o café).
También los artesanos empiezan a fabricar unas bateas especiales para el lavado del oro,
una actividad que entonces se practicaba en numerosos ríos del país.
Segunda mitad del siglo ( XX En 1955), Emil (Boyre de Moya), director del
Instituto Dominicano de Investigaciones Antropológicas de la Universidad de Santo
Domingo, busca asesoría extranjera para la utilización de los motivos “ingerís” y tainos
en la artesanía moderna del país, estimulando la creación de un arte llamado
“Neotaíno”.Para la ocasión fue contratado el artista yugoslavo Iván Gundrum, quien
hasta el momento se había dedicado a realizar reproducciones de piezas taínas y a
restaurar algunas piezas auténticas en el Instituto Guarná, de la ciudad de La Habana.
Acompañando a Gundrum vino al país el ceramista cubano Luis Leal, y ambos
empezaron a trabajar en la residencia de Boyre de Moya. Gundrum y Leal convirtieron
luego sus diseños en obras artesanales de madera, barro, hueso, cuerno, ámbar, oro y
tela, con el grupo de artesanos que laboraban en la Cooperativa de Industrias

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Artesanales (COINDARTE). En este grupo se desataca el joyero artesano Emilio Pérez,
quien ya venía trabajando el ámbar desde los años 50 y se convierte en maestro de
jóvenes artesanos, dando inicio a la formación de personal calificado.
Los diseños de Gundrum y las enseñanzas de Leal propiciaron la creación de
bellas piezas y la perfección del grupo de artesanos que las mostraron en la Feria de la
Paz y Confraternidad del Mundo Libre, evento organizado en 1955 por el dictador
Rafael Leónidas Trujillo Molina.
COINDARTE pasó a llamarse Centro Nacional de Artesanía, (CENADARTE)
en 1965. Y poco a poco fue perdiendo la cantidad y calidad de sus productos, pues sus
mejores artesanos fueron abandonando paulatinamente el centro y los nuevos diseños
eran escasos. A mediados de los años 70 se incorporan a la joyería nacional los trabajos
en pecto lita, piedra semipreciosa conocida como “larimar”. Otros materiales empleados
en la joyería: el cuerno, el hueso y las conchas marinas. Desde barro, porcelana, hueso,
madera, hasta cabuya, cuernos y jícara de coco, todos esos elementos sirven de base
para formar distintas figuras, entre las que resaltan aves y paisajes de colores típicos.
La artesanía se está reinventando de la mano de jóvenes creadores y diseñadores,
así como de maestros artesanos, que, con su frescura y osadía, la están convirtiendo en
un laboratorio de experiencias sensoriales, emocionales y simbólicas. La actividad
económica artesana no es importante solo por sí misma, sino por la conexión que tiene
con otras actividades y sectores económicos. Incluir el sector artesano dentro de las
industrias culturales, denota la importancia económica que tiene su desarrollo para una
región.
Según Silvana Hoyo autora de la (Sociología de la Cultura y de las Arte) No
habla sobre la artesanía, como parte de las industrias culturales, es un factor importante
a considerar en las economías modernas; ya que no solo contribuyen con el crecimiento
económico de los países, generando empleo e ingresos, sino que también ayuda a
transmitir y mantener las raíces culturales e identidad de las naciones.
En la Republica Dominicana. La artesanía está resurgiendo. Paralelamente al
declive de la artesanía folclórica, el mundo del diseño, está redescubriendo, desde
diferentes perspectivas, los valores emocionales, sensoriales y sociales contenidos en el
saber artesanal. Ello está provocando la diversificación de demanda artesanal en
diferentes mercados, utilizando diferentes canales comerciales y estrategias de
comunicación diferenciadas.
Además, muchos artesanos han replanteado su actividad desde una perspectiva
de animación sociocultural, con talleres de formación, divulgación y de ocio, así́ como
con su implicación en mercadillos temáticos, actividades cuya demanda no para de
crecer. Pero esta alternativa, no resulta satisfactoria para aquellos artesanos más
comprometidos con actividades creativas.
El Ministerio de Cultura de la República Dominicana ha desarrollado proyectos
culturales que demuestran que tenemos ganado muchos escaños en el desarrollo cultural
del país, lo que viene a afianzar muchísimo nuestra industria turística. Está claro que el
turismo se alimenta mucho de la cultura, es decir, las tradiciones, los museos, la música,
la artesanía, el folclor, el cine y teatro, entre otras disciplinas.

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La artesanía, visto como un producto folklórico, conforma rasgos que son
distintivos de la identidad de una población (como individuos y como colectivo) y de
una región. Dicho proceso es determinado por el medio ambiente y la realidad social,
cultural, y económica. Es por medio de las creencias, valores, arte, prácticas y
tradiciones las cuales son transmitidas de una generación a otra generación, las que
sugieren el establecimiento de una memoria que siempre estará presente y por medio de
las cuales se establece el valor a las experiencias ancestrales.
Nuestra cultura es única en el mundo tenemos un legado dejado por los tainos
que es impresionante, la industria artesanal, su cultura. De esta están ligada también a la
empresa privada se plantea la producción artesanal como negocio: Antonia María
Freites y Camilo Lluberes crean la Alfarería Artística Dominicana (ALFADOM) y
contratan al norteamericano Bruce Kornbluth, quien había llegado al país en 1984,
contratado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para la empresa
Falconbridge.
ALFADOM florece junto a la incipiente y pujante industria turística, preparando
decenas de nuevos artesanos, muchos de los cuales luego instalaron sus propias tiendas,
unos con más suerte que otros. Ya para fines de los años 80 la mayor producción de
barro artesanal se centra en ALFADOM y en las comunidades de Higüerito y Bonagua,
entre las ciudades de Moca y Santiago de los Caballeros.
En el mismo periodo aparece la industria BONARTE en Bonao, que produce
una cerámica muy resistente y atractiva, elaborada con un barro verdoso de alta
temperatura.
Solamente las fábricas como ALFADOM y BONARTE pudieron repuntar y
mantenerse en un mercado que cada vez tenía más demanda, gracias a varias ventajas:
utilizaban hornos a gas y altas temperaturas para aumentar la fortaleza de las piezas,
seleccionaban sus materias primas, realizaban diseños originales y bien decorados, y
creaban piezas más pequeñas orientadas al turismo.
Los hermanos Guillén –oriundos de la provincia Elías Piña en la zona sureste del
país, zona famosa por sus leyendas de bacas y galipotes- aprendieron alfarería con la
llegada de la Agencia Española de Cooperación Internacional a Yamasá, Monte Plata,
en 1966. Los cinco hermanos aprendieron la confección de piezas de barro y,
entusiasmados, estudiaron y realizaron sus propias investigaciones, buscando vestigios
de los taínos y realizando reproducciones a partir de piezas originales. Los Guillén han
viajado a diferentes áreas del Caribe y esperan hacer un museo con todas las piezas
rescatadas. Poseen una amplia biblioteca del tema y afirman que fue en La Española
donde más se desarrollaron los tainos. Esta familia de alfareros está realizando una
valiosa labor comunitaria al enseñar un oficio a los más jóvenes y una sana forma de
recreo a los mayores, mientras contagian a todos el amor por nuestra cultura y
tradiciones.
En el año 1977, la Misión China importó cinco especias de bambú desde
Taiwán, instalándose el primer vivero de la Presa de Tavera, en coordinación con el
Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos. La Cooperación entre la Misión China y la
Secretaría de Agricultura permitió el establecimiento de un vivero en el kilómetro 59 de

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la Autopista Duarte, en Villa Altagracia, lo que ha contribuido con la reforestación de
márgenes de arroyos y ríos. Allí se instaló el Centro de Capacitación para Artesanía de
Bambú, cuyos objetivos principales fueron la creación de empleos y la capacitación de
personal. En el Centro se han llevado a cabo diversos cursos sobre fabricación de
muebles y de artesanía de bambú. Este tipo de artesanía ha tenido desde entonces un
desarrollo constante.

La Secretaría de Cultura ha creado el Programa de la Artesanía Dominicana


(DEPROMART), revalorizando la situación de la artesanía nacional y enfocando sus
esfuerzos en el fortalecimiento de la identidad cultural a través de la capacitación y la
formación de profesores, para que estos a su vez sean los educadores de otros cursos,
apoyándose en el establecimiento de “aldeas artesanales”, para fomentar la artesanía
local y dinamizar la economía regional.
Los Reyes Católicos Desde los primeros tiempos de la colonia, nos incentivaron
la migración de artesanos, que produjeron artículos utilitarios, fuertemente
influenciados por la cultura española y europea de la época. En los primeros años de la
colonia, la alfarería española se caracteriza por varios tipos claramente diferenciados
por su forma, modo de manufactura y fin utilitario, destacándose las botijas que eran
envases empleados para el acarreo del aceite de oliva, las aceitunas, las almendras, la
miel, la pólvora y el mercurio.
Un segundo tipo corresponde a la industria de la loza o cerámica vidriada,
empleada en usos domésticos, representada mayormente por la mayólica, de origen
mudéjar, la cual predomina en el Renacimiento. Los objetos de barro pasaban por una
primera cocción y eran decorados mediante el empleo de esmaltes, a base de óxidos
metálicos.
La presencia africana en nuestra artesanía cultural se encuentra,
fundamentalmente, con hermosas expresiones, en signos, símbolos culturales y
contenidos, más que en objetos. Sus aportes están claros en el área espiritual, festiva y
cultural, como, por ejemplo, en la música, los instrumentos musicales, especialmente de
percusión y en la danza. Del África nos llega la tambora, instrumento clave en la
estructura rítmica del baile nacional.
Alba (Tous), la podríamos calificar como una empresa que dirige y trata de
actividad artesanal pues esos fueron sus orígenes, donde el detalle, la originalidad y el
trabajo individualizado hacían de sus piezas algo único. Pero es necesario conocer la
definición que se le da en el sector a este tipo de trabajo, ya que se trata de un tema de
gran complejidad pues no se maneja un criterio unificado donde se especifique sobre
qué tipo de actividades económicas son consideradas como artesanales.
De este modo se podría citar el concepto de artesanía, pero este se ha encargado
de evolucionar e ir adaptándose de la manera más variada en el transcurso de la historia
de forma diversa a lo largo de la historia adoptado distintas definiciones. En nuestros

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días encontramos que su definición continúa siendo heterogénea por lo que puede ser
analizada desde distintas perspectivas.
En la sociedad existe agrupaciones tanto públicas como privadas, en este último
caso podría ser la CaixaBank liderada por Juan Antonio (Alcaraz García), que se
encargan de exaltar en gran medida todas esas actividades culturales que lleva a cabo la
juventud, sobre todo si dicha actividad, le conduce a la sociedad a mantener su cultura
viva.

En los últimos tiempos, hemos visto con satisfacción como el rubro de la


artesanía se ha ido reinventando de la mano de jóvenes que se han tomado la creación y
el diseño como una actividad propia, pero también de maestros artesanos, que con los
más recientes toques de frescura y arrojo han ido convirtiendo a este oficio en un
laboratorio de experiencias simbólicas y emocionales simbólica.
Según Juan Antonio (Alcaraz García), si vemos la industria artesanal como
aporte a la cultura esta no representa en gran medida una actividad económica relevante,
ya que amerita de una conexión con otras actividades que involucran a diversos sectores
económicos. Si se decide incluir al sector artesano dentro de las industrias que
pertenecen a la cultura, es entonces cuando esta denota la importancia económica que
conlleva su desarrollo para cada región. La artesanía, conformada como parte de las
industrias culturales, pasa a ser un factor de real importancia para considerar, sobre todo
dentro de las economías modernas; debido a que no solo contribuye con el crecimiento
económico de un país al generar empleo e ingresos, sino que además ayuda a transmitir
y mantener vivas las raíces culturales y la identidad de las naciones.
La artesanía es un rubro que se encuentra emergiendo en paralelo con el declive
de la artesanía folclórica, mientras que el mundo del diseño, se está redescubriendo,
desde distintos ámbitos y perspectivas que abarcan contenidos sociales del saber
artesanal. Tal situación está dando paso a la diversificación de la demanda artesanal
dentro de distintos mercados, empleando diferentes canales comerciales y estrategias de
comunicación bien diferenciadas.
En tal sentido, gran número de artesanos se han ido replanteado su actividad por
medio de una perspectiva de animación sociocultural a través de talleres de formación,
divulgación y de ocio, por también con una notable implicación dentro de mercadillos
temáticos, siendo éstas algunas de las actividades cuya demanda no ha dejado de crecer.
Y aunque esta es una alternativa que no resulta tan satisfactoria para aquellos artesanos
más comprometidos con actividades creativas, no deja de ser un gran avance en la
expansión de la actividad.
El sector artesano conformado como parte esencial de la cultura se encuentra en
constante modificación y evolución. Tomando esta afirmación como premisa, es cuando
surge la interrogante de ¿Cómo se puede reinventar y reinterpretar la artesanía
conjuntamente con sus creadores dentro de las industrias culturales? La idea es hacer

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una reflexión que gire en torno al producto artesanal pero vista desde una visión de
producto folclórico, manejando el eterno dilema de si se trata de arte o de artesanía.
En tal sentido, es importante analizar los procesos de transformación de ese
producto artesanal dentro de las industrias culturales para lograr reflexionar sobre los
procesos de intervención (diseño, comercialización) que deben ser aplicados a la
artesanía popular, sin dejar a un lado la relación que debe existir entre artesanos,

2.4.3.- Artesanía Como Industria Cultural (Caso Hato Mayor)


La artesanía como industria cultural está relacionada con la identidad y
constitucional y en una pieza fundamental del desarrollo de la creatividad con la
artesanía nos integramos o las llamadas industrias culturales. La actividad del artesano
se caracteriza económica y técnico por lo individual del trabajo, con identidad propia a
la hora de producir el servicio. La UNESCO sostiene que existe una industria cultural
cuando los bienes y servicios se producen, reproducen, conservan y difunden según
criterios industriales y comerciales.
En Hato Mayor del Rey la artesanía se va renovando al paso del tiempo por los
jóvenes motivados a ser creadores y diseñadores. A la actividad artesanal se le ha dado
la importancia que requiere ya que por la conexión que tiene con otras actividades y el
sector económico, la artesanía es parte de las industrias culturales, es un factor muy
importante para la economía modernas, ya que a pesar de que genera ayuda en el
crecimiento económico de la región y el país, también ayuda a generar más trabajos e
ingresos, por eso la artesanía es una actividad económico cultural. También es
considerada como producto folklórico, ya ha resaltado nuestros rasgos distintivos de
nuestra identidad como individuo y como colectivo. Ese proceso ha estado determinado
por el medio ambiente y la realidad cultural, social y económico.
El Centro Nacional de Artesanía (CENADARTE) a través Ministerio de Cultura
de la República Dominicana ha desarrollado proyectos cultural-artesanal que
demuestran que tenemos ganado muchos avances en el desarrollo cultural del país, lo
que viene a afianzar muchísimo nuestra industria turística. Está claro que el turismo se
alimenta mucho de la cultura, es decir, los museos, la artesanía y demás.
La provincia Hato Mayor del Rey no ha sido la excepción y mantiene una
estructura sólida en cuanto a la artesanía y los beneficios que la acompañan en dicha
provincia, cabe destacar que ha sido centro de atención en los últimos años la
explotación del turismo en la zona, con una riqueza mineral del ámbar que ha atraído
miles de turistas y microempresarios a invertir en la artesanía que a permitido un
desarrollo industrial masivo con el respaldo de los ministerios pertinentes. Dicho
ministerio es la unidad responsable de propiciar y posibilitar el desarrollo socio-

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económico y cultural nacional, a partir del desarrollo del sector de artesanal, mediante la
capacitación, promoción, y mercadeo de la producción artesanal dominicana.
Durante el (2011), la provincia Hato Mayor, llevo a cabo varios cursos de
capacitación artesanal en el municipio del Valle, durante el cual jóvenes recibieron
capacitaciones en la elaboración, confección y terminación de piezas artísticas, con el
propósito de beneficiar a través de la industrialización las elaboraciones de los artesanos
capacitados en la zona y así ofrecer una amplia manifestación cultural artesanal ,
además impulsados por el ministerio de cultura se creó una asociación de artesanos, la
cual supervisara la calidad de las piezas artesanales elaboradas en la región, así como
una estandarización de precios para turistas tanto nacionales como internacionales.

Las artesanías del ámbar en la Provincia Hato Mayor se han caracterizado por
cautivar al turista que se da cita en República Dominicana. Estas piedras semipreciosas
no solo son un atractivo como decorativo en la piel humana, debido a las piezas
artesanales que se realizan con ella, sino que también tiene su espacio como muestra de
atractivo turístico en la zona, tanto las minas del ámbar a partir de su extracción y
talleres artesanales para el proceso de elaboración, y finalmente acabadas para las
ventas en locales de artesanos.
Pero no solo se destaca la industrialización del ámbar, de la mano también se
aprecia la artesanía de la jícara de coco, el higüero, caracol y el bambú, la región es rica
en mineral y de recursos que ofrece de forma natural el entorno, manifestándose de
forma cultural e industrial la actividad de la venta las artes que se generan el pueblo.
La artesanía de la zona Hatomayorense favorece al país, considerando que
cuando un turista se lleva productos locales se realiza una exportación indirecta en
forma de suvenires y regalos que ayudan a difundir la cultura y la identidad
dominicanas.
De acuerdo con cifras del (Banco Central), el gasto promedio por turista
extranjero se estimó en US$133.54 en 2017, de los cuales el 7.23% se destinó a
suvenires y regalos. Este porcentaje aumenta a más de 59%, lo cual representa una
oportunidad para provincias como, La Romana, Hato Mayor y toda la región ya que el
turista que llega frecuenta la zona minera para obtener artesanías originales de la
provincia Hato Mayor en su municipio El Valle.
Los datos aportados por el estudio señalan múltiples oportunidades e identifican
retos a superar para que los joyeros artesanos del sector se coloquen en condiciones de
aprovecharlas. La principal necesidad es la de generar nuevos diseños que contribuyan a
la consolidación industrial de la joyería artesanal de el ámbar como un importante
producto marca país.
La Caracterización de los Talleres Artesanales es un estudio de carácter censal
que brinda información crucial para la toma decisiones en favor del desarrollo de los
artesanales dominicanos, quienes impulsan el desarrollo económico y cultural de sus
comunidades. El estudio se realizó en Santo Domingo, La Romana, Hato Mayor, La

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Altagracia, Santiago, María Trinidad Sánchez, Puerto Plata, Barahona y el Distrito
Nacional, ya que en estas demarcaciones se identificaron talleres de joyería artesanal, de
forma previa al levantamiento.
Se utilizó la Clasificación Industrial Internacional Uniforme de todas las
Actividades Económicas (CIIU) revisión 4. No obstante, las actividades económicas
corresponden únicamente a la sección “Industrias manufactureras” (C), a la división de
“Otras industrias manufactureras” (32), al grupo “Fabricación de joyas, bisutería y
artículos conexos” (321) y a la clase “Fabricación de joyas y artículos conexos”
(3211)1.

La unidad de observación es el artesano dueño del taller y abarca los talleres de


joyería artesanal del país. Entre los diferentes tipos de talleres se encuentran aquellos
que hacen compras al por mayor para revenderla, los que compran el material y le
realizan cambios menores, los que compran el material y le realizan grandes
transformaciones para su venta y los que compran las piezas ya procesadas para su
ensamblaje con fines de comercialización.
Los principales resultados indican que, de 372 personas encuestadas, el 73.92%
dijo tener 35 años o más: el 73.3% entre los hombres y el 82.6% entre las mujeres. El
44.9% alcanzó el nivel educativo secundario o medio, el 23.7% obtuvo el nivel primario
o secundario, el 20.16% el universitario o superior, en tanto que el 4.3% solo logró el
nivel inicial o preescolar.
En el levantamiento se identificaron 372 talleres y se encuestó a igual número de
personas propietarias, distribuidos en siete provincias y el Distrito Nacional. Cerca del
74% de la actividad de joyería artesanal dominicana se concentra en tres provincias: el
27.4% se encuentra en el Distrito Nacional; el 26.6% en Barahona y el 19.4% en Puerto
Plata. El resto se distribuye de la siguiente manera: 8.9% de los talleres está en la
provincia Santo Domingo; 8.6% en Santiago; 5.9% en La Altagracia, 1.9% en Hato
Mayor y el 1.3% restante en María Trinidad Sánchez.
Cerca del 50% de las personas entrevistadas recibió capacitación técnica sobre
artesanía. María Trinidad Sánchez fue la provincia con menor porcentaje de artesanos
con instrucción técnica, con 20%; por el contrario, el porcentaje en Barahona fue de
62.3%. El 74.2% de los talleres se encontraba en locales fijos, el 19.1% en espacios
compartidos con vivienda y el 1.6% semifijos.
Sobre los materiales empleados, el 88.7% de los talleres usa larimar, 42.7%
ámbar, 55.4% plata, 28.2% caracol, 14.8% coral, 14% oro y 3.2% réplica de moneda. El
17% de los talleres que utilizan larimar importa parte de sus insumos, productos o
equipos y el 23% exporta parte de su producción.
Los datos muestran que solo el 37% de los artesanos dijo pertenecer a un gremio
o asociación artesanal. Por otro lado, solo el 36.6% ha participado en ferias o

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exposiciones artesanales, de los cuales el 56.3% son de Santiago, 44.4% de Puerto Plata,
41.2% del Distrito Nacional y 40.9% de la provincia La Altagracia.
En las provincias Santo Domingo, Barahona y María Trinidad Sánchez, el
27.3%, 25.3% y 20%, respectivamente, ha participado en ferias o exposiciones
artesanales, mientras que los artesanos de Hato Mayor declararon no haber participado
en alguna feria.
El 40% de las personas encuestadas dijo usar internet para su taller. De estos, el
67.6% lo usa para comercializar o vender su producción, 54.1% para exponerla o
promocionarla, 39.2% para buscar nuevos modelos de productos, 38.5% para recibir o
enviar correos electrónicos, 34.5% para hacer compras y 23.6% para hacer
transacciones bancarias.

Actualmente la joyería artesanal del país, principalmente en la provincia hato


mayor con el Ámbar, constituye uno de los artículos de mayor venta en el mercado
turístico y, por ende, es el rubro artesanal de los que más empleos generan, como lo
indica el presente estudio.
Este logro, sumado al crecimiento de sectores como la moda y el turismo,
sugieren que uno de los caminos para desarrollar la joyería artesanal implica fortalecer
los vínculos con otros actores de estos sectores para favorecer encadenamientos
productivos.
Debido a la importancia de la industria de la joyería artesanal del país, como
actividad generadora de divisas y empleo, el Gobierno ha identificado la necesidad de
mejorar la calidad y diseños de las piezas, así como escuelas que favorezcan la
integración laboral de los estudiantes avanzados y la generación de ingresos, tanto para
los estudiantes como para las instituciones. Esto sería posible a través de servicios que
permitirían un mayor aprovechamiento de los equipos de los talleres-escuela y evitaría
que los jóvenes tengan que incurrir en grandes inversiones para familiarizarse con la
producción, gestión y entrega de pedidos y así fortalecer la industrialización de cultural
de nuestra artesanía.
En la actualidad se desarrolla una iniciativa entre el MICM y el Instituto
Nacional de Formación Técnico Profesional (INFOTEP) para fortalecer las
capacitaciones en joyería y artesanía, de modo que puedan crearse diseños originales e
innovadores que les permitan competir y garantizar la formación de la cultura artesanal
en la Provincia Hato Mayor por lo que se inauguró la escuela Aquilino Medina en el
Valle de la Provincia Hato mayor en memoria a unos de los artesanos de la zona en el
mercado internacional y turístico y ampliar la oferta local.
Por otro lado, la artesanía de la provincia hato mayor al igual la Romana y
puerto plata a logrado con el curso del tiempo su espacio propio en las diferentes
actividades culturales realizadas en el país como lo son las ferias artesanales por medio
de fodearte y el ministerio de cultura, esas ferias generan ingresos a los artesanos que
participan de las diferentes provincias.

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Bibliografía
https://centroleon.org.do/cl/images/Memoria_Artesania_otra_oportunidad_para_el_desa
rrollo
artesanía como industria cultural
http://www.accademiartigianato.it/la-artesania-como-industria-cultural/
http://www.accademiartigianato.it/la-artesania-como-industria-cultural/
http://www.accademiartigianato.it/la-industria-cultural-a-manos-de-la-
produccion-artesana/
http://ayuntamientohatomayor.gob.do/
http://atacandodigital.blogspot.com/2011/10/costumbres-antiguas-de-hato-
mayor-del.html
arecoa.com
fodearte
Centro Nacional de Artesanía (CENADARTE)
https://www.touringdominicanrepublic.com/desarrollo-de-la-industria-cultural-
en-republica-dominicana/
Recursos Humanos
Análisis del Ministerio de Industria, Comercio y MiPymes
https://www.micm.gob.do/direcciones/analisis-economico
Navarro-Hoyos Silvana

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