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Es conocida la estrecha relación que existió entre la Iglesia y la monarquía española en la obra de
conquista y colonización de América. En 1493, se puso de manifiesto el objetivo de la Corona, cuando
Colón en su segundo viaje llevo sacerdotes para instruir a los indios, por expresa recomendación de
los reyes católicos, igual motivación aparece en las bulas por las que el Papa Alejandro VI concedió
la posesión exclusiva de las nuevas tierras descubiertas y por descubrir a la Corona de Castilla,
ordenándole el envío de sacerdotes para la “propagación de la fe católica y las buenas costumbres”.
A lo largo de los siglos XVI y XVII la corona, gracias al Real Patronato, ejerció un poderoso control
sobre la organización financiera, institucional y judicial de la Iglesia en América.
En el siglo XVIII estas prerrogativas del monarca aumentaron aún más en virtud de la aplicación de
la doctrina regalista. Ésta concedía al rey de España el derecho a desempeñar la función de vicario
general de Dios en la Iglesia americana, a expensas de la autoridad papal.
Mediante real cédula del 14 de julio de 1765 se dio carácter oficial al regalismo que implicó, asimismo,
el traspaso al rey de todos los aspectos de la jurisdicción eclesiástica. Sólo la potestad de orden
(facultades sacramentales adquiridas por los clérigos al ordenarse) no podía ser ejercida por el rey,
por ser ésta de naturaleza sacerdotal.
Así por ejemplo, mientras antes el rey nombraba a las dignidades eclesiásticas tras recibir una
propuesta, ahora podía sustituirlas a su soberana voluntad.
LA IGLESIA EN HONDURAS
“En aquella costa salió a tierra el Adelantado, la mañana del domingo 14 de Agosto del año 1502, con
las banderas y los capitanes, y otros muchos de la armada, a oír misa; y el miércoles siguiente, yendo
las barcas a tierra para tomar posesión de aquel país en nombre de los Reyes Católicos, nuestros
señores, concurrieron a la playa más de cien indios cargados de bastimentos, esperando a los
nuestros; tan luego como éstos llegaron, presentaron al Adelantado cuanto llevaban, y luego se
apartaron sin decir palabra”.
Hernando Colón. Historia del Almirante.
No hay que olvidar que al igual que en resto del continente Americano, en la Provincia de Honduras,
durante los siglos XVI, XVII y XVIII, religión y cultura iban íntimamente ligados. Es difícil hablar de la
iglesia en general, porque la iglesia era muchas cosas al mismo tiempo: religiosidad popular, teoría
político-religiosa, grupos representativos, fieles, clero en general, órdenes religiosas (clero regular),
curas y párrocos (clero secular), jerarquiza (obispos, arzobispos, superiores de ordenes).
Los Mercedarios, son una de las Órdenes religiosas que viene a Honduras junto a la Orden de San Francisco)
Proporcionado por Luis Sánchez
La relación que existe entre la administración civil y la eclesiástica en el período colonial va a incidir
de manera determinante en las divisiones territoriales de las colonias españolas en América. Dentro
de este marco jurisdiccional, la Ordenanza IV del Consejo de Indias en 1571 ordena que las
jurisdicciones civiles y eclesiásticas deban coincidir.
A Cristóbal de Pedraza le sucede Fray Jerónimo de Corrella quien decide trasladar la sede de
Obispado para Comayagua en 1559, manteniéndose esta sede hasta 1921. Desde la fecha de
traslado de Trujillo a Comayagua la administración eclesiástica tendrá influencia en las divisiones
internas de la Provincia, pues las Parroquias y los Curatos coinciden con los Partidos y los pueblos
de la administración civil. La justificación del traslado de su sede era que Trujillo no era un lugar
seguro, su clima era enfermizo. Pero según la según la pauta usual, fue la existencia de pueblos
indios capaces de sustentar a los pobladores de las villas, a sus autoridades y de allegar tributos, y
sobre todo la posibilidad de explotaciones mineras.Cerca de Comayagua, en Opoteca, hoy El Rosario,
la riqueza minera de la gobernación de Honduras comenzaba a florecer.
ORDENES RELIGIOSAS
El proyecto de las “reducciones” tenía objetivos políticos, económicos y religiosos. Fue aprobado por
la Corona y respaldado especialmente por los “dominicos” entre quienes tuvo un lugar destacado Fray
Bartolomé de Las Casas. Se buscaba sujetar jurídicamente a los aborígenes a la Corona y no a los
colonizadores, regulando el aprovechamiento de esta importante fuerza laboral. Con las reducciones,
también se pretendió controlar la tributación de los “pueblos de indios” y su evangelización, y
completar así su sometimiento al régimen colonial.
Edificación de estilo renacentista, construida a fines del siglo XVI.
Iglesia San Francisco, Tegucigalpa. Fotografía por Luis Sánchez
Marielos Chavarri plantea que “es necesario referirse aunque sea brevemente a los problemas
jurisdiccionales internos que tuvo la iglesia con las órdenes religiosas, al menos en lo que toca a
problemas que inciden en la definición de la territorialidad, pues la problemática es mucho más
amplia.
Resulta aquí evidente no solo el común enfrentamiento entre los religiosos de las órdenes y los
clérigos, sino también el problema jurisdiccional, ya no entre dos obispados, sino entre dos
provincias y a su vez entre la autoridad civil y la autoridad eclesiástica, además el interés de
Guatemala por tener un puerto en el Atlántico”.
Edificación de estilo barroco, construida en el siglo XVIII.