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UNIDAD 6

EL AREA AMAZONICA: PAMPEANA Y LA COSTA CHILENA

6.1. Señores Amazónicos. la cerámica policromada de sartem. El arte caduveco.

6.2. Los andes meridionales. la cultura condorhuasi y la candelaria.

6.3 los araucanos y os cueros pintados tehuelches

Ubicación: el área de los Andes meridionales comprende dos tercios del norte de Chile, las tierras
altas del sur de Bolivia y el noroeste de Argentina.

Es una gran región semiárida, de desiertos costeros, altas punas y valles montañosos. En el área se
consideran doce subdivisiones culturales que se corresponden, en gran medida, con divisiones
ambientales y entre las que destacamos, por su mayor complejidad artística, el noroeste de
Argentina, que comprende la Puná, la Quebrada de Humahuaca, las Selvas Occidentales y la
Valliserrana.

https://www.artehistoria.com/es/contexto/el-arte-en-los-andes-meridionales

Cultura condorhuasi

Fueron esencialmente una sociedad de pastores de llamas, con escasa agricultura,


lo que hace suponer que su origen se relaciona con las culturas del altiplano de sur
de Bolivia.

Se presume que, por su vida aldeana y el alto grado de desarrollo artístico, las
comunidades Condorhuasi debieron contar con jefes que regulaban las labores
productivas, realizadas probablemente por artesanos especializados en el trabajo
de la piedra, la cerámica y el metal.

Arquitectura condorhuasi

En los cementerios existen distintos tipos de tumbas. Algunas son excavaciones


cilíndricas de 2 a 3 m. de profundidad que se ensanchan en el extremo inferior.

Otras son cámaras mortuorias de planta oval o cuadrada hechas de lajas, que
contenían uno o más difuntos.

También hay unas pocas urnas para párvulos. En las tumbas se ofrendaban
llamas, así como finos vasos efigie, adornos de oro y figuras de felino. La imagen
del felino aparece por primera vez en la región con esta cultura, generándose un
culto que se plasma en rituales donde se fumaban sustancias alucinógenas en
pipas de piedra. Se supone que estos ritos modificaban la conciencia y permitían a
los individuos entrar en contacto con lo sobrenatural.
La mayor parte de los hallazgos arqueológicos proceden de cementerios
saqueados, lo que dificulta determinar las relaciones culturales; sin embargo,
podemos distinguir las siguientes fases culturales:

Arte condorhuasi

Diablo y Cultura Vaquerías: (400 a. C. - 200 d. c.)

Predomina la cerámica ordinaria, de color rojizo, amarillento o negruzco, de fondo


redondeado y sin asas. Existe un tipo de vasijas toscas, de cuerpo globular y cuello
cilíndrico, con líneas verticales onduladas, incisas. A estos tipos toscos se asocia
una cerámica gris, de superficie pulida, que tiene formas simples, como jarros de
cuello cilíndrico, cuerpo globular achatado y asa acintada vertical, que une el cuello
y el cuerpo. La decoración de estas vasijas está constituida por incisiones de líneas
gruesas, que configuran motivos geométricos muy simples, como rombos y
triángulos, frecuentemente bordeados o rellenados de puntos.

Contemporánea a esta fase de Condorhuasi, aparece una cerámica denominada


Vaquerías, de excelente calidad, registrada en asociación con cerámica típicamente
Condorhuasi, pero en contextos diferentes. Las formas más comunes son jarros
semi-cilíndricos y recipientes modelados que representan figuras o cabezas
humanas, pintados con motivos puramente geométricos, que tal vez reproduzcan
la decoración que debieron tener las cestas y los tejidos, de rojo oscuro o castaño
y negro a gris, sobre un fondo blanco amarillento. En muchos casos resulta difícil
distinguir las vasijas Vaquerías de las Condorhuasi.

Barrancas: (200 d. c. - 350 d. c.)

Caracterizada por sus vasos antropomorfos, zoomorfos, zooantropomorfos


decorados con diseños geométricos en pintura blanca y muy elaborados, similares
en muchos rasgos a los vasos modelados Vaquería, frecuentemente pintados con
diseños geométricos blancos, o negros bordeado de blanco, sobre un engobe rojo.

La Alumbrera y Cultura Alamito (350 d. C. - 700 d. c.)

Se mantienen los vasos modelados, pero desaparece la pintura negra bordeada de


blanco sobre engobe rojo. En su lugar, se aplica la misma combinación de colores
sobre una pintura roja, en grandes recipientes de cuerpo ovoidal, cuello cilíndrico y
borde revertido, con representaciones antropomorfas y zoomorfas. Su centro fue
el campo de Pucará, en la provincia de Catamarca.

Máscaras líticas

El patrón urbano de Alamito es el que alcanzó la más alta complejidad del período,
llegando a contar con basamientos ceremoniales.

En el trabajo de la piedra fueron excelentes artesanos, elaboraron pipas, hachas


rituales y figuras esculpidas. La técnica alcanzada revela un gran refinamiento
plástico y uno de los talentos plástico-escultóricos más asombrosos. Crearon las
obras llamadas "Suplicantes" que constituyen eximios logros de abstracción con la
figura humana, de absoluta originalidad y estética formal, únicas en la iconografía
amerindia.

En cementerios se han descubierto abstractas máscaras líticas, de evidente


causalidad religiosa. Cada máscara presenta su propio carácter icónico que
impacta con individual personalidad.

Visualmente, las obras determinan un inmanente contenido metafísico de la


ritualidad funeraria.

Centros ceremoniales

Plataformas.

Recintos circulares techados sin paredes.

Recintos de planta cuadrangular, o ligeramente trapezoidal.

Recintos alargados.

Los centros ceremoniales coordinaban y administraban las actividades y relaciones


religiosas, sociales, económicas y políticas de distintas aldeas. Constituyeron un
tipo de poder que se extendió, en este período, en forma espontánea sobre la base
del entendimiento de que esas prácticas eran naturales o el resultado de un
interés común.

En los centros ceremoniales residían permanentemente los sacerdotes, quienes


ofrecían determinados tipos de servicios a una colectividad dispersa o concentrada
en poblados cercanos, la cual acudía periódica o eventualmente al centro.

Por sus características generales, los sitios estudiados en el Campo del Pucará
(Andalgalá, Catamarca), conocidos como "sitios de Alamito", representan una
variación regional, de la cultura Condorhuasi caracterizada por el desarrollo de las
prácticas ceremoniales.

Cada sitio tiene la forma de un anillo constituido por dos plataformas rectangulares
de paredes de piedra rellenadas con tierra, situadas al occidente; recintos
circulares techados o cobertizos carentes de paredes que se levantan en la
inmediación de las plataformas y un conjunto de recintos con paredes de tierra
revocadas con barro, que completan el anillo. Dentro de este conjunto se
distinguen dos tipos: uno de recintos alargados y planta trapezoidal y otro de
recintos de planta cuadrangular o ligeramente trapezoidal. El primero posee
paredes altas, entre 6 y 15 m. de largo y casi 5 m. de ancho máximo; el segundo
tipo por posee paredes bajas y dimensiones menores el anterior.

Por lo general, los recintos mayores se hallan dispuestos al oriente, en oposición al


pasillo que separa ambas plataformas. Al occidente de éstas se levanta un gran
montículo que, visto en planta, pareciera estar engarzado por la serie de
montículos de menor tamaño que conforman el anillo. Las estructuras se disponían
alrededor de un patio central.

Reconstrucción de un recinto del tipo alargado, mostrando la técnica utilizada para


construir el techo.

Hacia el naciente, en posición opuesta al área ceremonial, se hallan grandes


recintos, posiblemente semi-subterráneos, de paredes de tierra recubiertas de
barro batido mezclado con ceniza volcánica, con columnas de piedra incorporadas
a las paredes para sostener el techo.

El piso se halla muy bien consolidado, revestido de una mezcla similar a la


utilizada para cubrir las paredes. En algunos recintos se ha podido constatar que el
piso y las paredes estuvieron pintados de rojo. De acuerdo con las evidencias
obtenidas, el número de estas construcciones, es muy reducido: solo 2 a 6 por
sitio.

Los restantes recintos son menores en tamaño y altura, y difieren entre si por
algunos rasgos y elementos asociados. Algunos podrían ser habitaciones
pequeñas, pero la mayoría parecen ser talleres, entre los que sobresale un tipo
que ha sido considerado como talleres metalúrgicos.

Por la ubicación que tienen estos recintos dentro del plano general de cada sitio,
entre los recintos de grandes habitaciones y las restantes estructuras (cobertizos,
plataformas, montículo mayor) que conforman el área que podemos considerar
ceremonial, pensamos que los talleres, y por ende la metalurgia, estuvo muy
estrechamente relacionada con las prácticas ceremoniales de Condorhuasi-Alamito.

En recintos que suponemos han sido talleres metalúrgicos, se han hallado tubos de
cerámica que deben haber sido utilizados como "huayras" (en quecha: viento) u
hornos de fundición. En ellos se introducía el mineral de cobre triturado y
mezclado con carbón vegetal, el cual era encendido. La temperatura se elevaba
gradualmente mediante la circulación del aire dentro de la huayra hasta que el
cobre comenzaba a fundirse y escurrirse hacia abajo, hasta llegar al crisol donde
se lo recogía. De esta manera, el metal fundido, cuya temperatura podía llegar a
los 1.200°C, podía ser vertido directamente en moldes o fuentes donde se lo
dejaba enfriar para poder ser trabajado después. La foto nos muestra una huayra
reconstruida a partir de sesenta y cuatro fragmentos.

El dominio de la técnica de transformación de la materia que representa la


metalurgia debió haber tenido un significado muy importante para su religión.

A esta cultura se atribuyen las primeras aleaciones de bronce en territorio


argentino, se han encontrado pectorales, hachas ceremoniales, pulseras, aros y
adornos enhebrados.
Diablo y Cultura Vaquerías: (400 a. C. - 200 d. c.)

Predomina la cerámica ordinaria, de color rojizo,


amarillento o negruzco, de fondo redondeado y sin asas.
Existe un tipo de vasijas toscas, de cuerpo globular y
cuello cilíndrico, con líneas verticales onduladas, incisas.
A estos tipos toscos se asocia una cerámica gris, de
superficie pulida, que tiene formas simples, como jarros
de cuello cilíndrico, cuerpo globular achatado y asa
acintada vertical, que une el cuello y el cuerpo. La
decoración de estas vasijas está constituida por incisiones
de líneas gruesas, que configuran motivos geométricos
muy simples, como rombos y triángulos, frecuentemente
bordeados o rellenados de puntos.
La cultura
Contemporánea a esta fase de Condorhuasi, aparece una Condorhuasi,
cerámica denominada Vaquerías, de excelente calidad, alcanzó un alto
registrada en asociación con cerámica típicamente desarrollo artístico,
Condorhuasi, pero en contextos diferentes. Las formas se destacó por sus
más comunes son jarros semi-cilíndricos y recipientes esculturas en piedra.
modelados que representan figuras o cabezas humanas, Entre ellos los
pintados con motivos puramente geométricos, que tal vez llamados "Suplicante
reproduzcan la decoración que debieron tener las cestas y s", figuras humanas
los tejidos, de rojo oscuro o castaño y negro a gris, sobre en extraña posición,
un fondo blanco amarillento. En muchos casos resulta que mezclan
difícil distinguir las vasijas Vaquerías de las Condorhuasi. elementos realistas y
fantásticos.
Barrancas: (200 d. c. - 350 d. c.)

Caracterizada por sus vasos antropomorfos, zoomorfos, zooantropomorfos


decorados con diseños geométricos en pintura blanca y muy elaborados, similares
en muchos rasgos a los vasos modelados Vaquería, frecuentemente pintados con
diseños geométricos blancos, o negros bordeado de blanco, sobre un engobe rojo.

La Alumbrera y Cultura Alamito (350 d. C. - 700 d. c.)

Se mantienen los vasos modelados, pero desaparece la pintura negra bordeada de


blanco sobre engobe rojo. En su lugar, se aplica la misma combinación de colores
sobre una pintura roja, en grandes recipientes de cuerpo ovoidal, cuello cilíndrico y
borde revertido, con representaciones antropomorfas y zoomorfas. Su centro fue
el campo de Pucará, en la provincia de Catamarca.

El patrón urbano de Alamito es el que alcanzó la más alta


complejidad del período, llegando a contar con basamientos
ceremoniales.

En el trabajo de la piedra fueron excelentes artesanos, elaboraron


pipas, hachas rituales y figuras esculpidas. La técnica alcanzada
revela un gran refinamiento plástico y uno de los talentos plástico-
Máscaras líticas escultóricos más asombrosos. Crearon las obras
llamadas "Suplicantes" que constituyen eximios logros de abstracción con la figura
humana, de absoluta originalidad y estética formal, únicas en la iconografía
amerindia.

En cementerios se han descubierto abstractas máscaras líticas, de evidente


causalidad religiosa. Cada máscara presenta
su propio carácter icónico que impacta con
individual personalidad.

Visualmente, las obras determinan un


inmanente contenido metafísico de la
ritualidad funeraria.

Centros ceremoniales

Los centros ceremoniales coordinaban y


administraban las actividades y relaciones
religiosas, sociales, económicas y políticas
de distintas aldeas. Constituyeron un tipo   Plataformas.
de poder que se extendió, en este período, Recintos circulares techados sin
en forma espontánea sobre la base del  
paredes.
entendimiento de que esas prácticas eran
naturales o el resultado de un interés Recintos de planta cuadrangular,
 
común. o ligeramente trapezoidal.
  Recintos alargados.
En los centros ceremoniales residían
permanentemente los sacerdotes, quienes
ofrecían determinados tipos de servicios a una colectividad dispersa o concentrada
en poblados cercanos, la cual acudía periódica o eventualmente al centro.

Por sus características generales, los sitios estudiados en el Campo del Pucará
(Andalgalá, Catamarca), conocidos como "sitios de Alamito", representan una
variación regional, de la cultura Condorhuasi caracterizada por el desarrollo de las
prácticas ceremoniales.

Cada sitio tiene la forma de un anillo constituido por dos plataformas rectangulares
de paredes de piedra rellenadas con tierra, situadas al occidente; recintos
circulares techados o cobertizos carentes de paredes que se levantan en la
inmediación de las plataformas y un conjunto de recintos con paredes de tierra
revocadas con barro, que completan el anillo. Dentro de este conjunto se
distinguen dos tipos: uno de recintos alargados y planta trapezoidal y otro de
recintos de planta cuadrangular o ligeramente trapezoidal. El primero posee
paredes altas, entre 6 y 15 m. de largo y casi 5 m. de ancho máximo; el segundo
tipo por posee paredes bajas y dimensiones menores el anterior.

Por lo general, los recintos mayores se hallan dispuestos al oriente, en oposición al


pasillo que separa ambas plataformas. Al occidente de éstas se levanta un gran
montículo que, visto en planta, pareciera estar engarzado por la serie de
montículos de menor tamaño que conforman el anillo. Las estructuras se disponían
alrededor de un patio central.
Hacia el naciente, en posición opuesta al área
ceremonial, se hallan grandes recintos,
posiblemente semi-subterráneos, de paredes
de tierra recubiertas de barro batido mezclado
con ceniza volcánica, con columnas de piedra
incorporadas a las paredes para sostener el
techo.

El piso se halla muy bien consolidado,


revestido de una mezcla similar a la utilizada
para cubrir las paredes. En algunos recintos
Reconstrucción de un recinto del se ha podido constatar que el piso y las
tipo alargado, mostrando la técnica paredes estuvieron pintados de rojo. De
utilizada para construir el techo. acuerdo con las evidencias obtenidas, el
número de estas construcciones, es muy
reducido: solo 2 a 6 por sitio.

Los restantes recintos son menores en tamaño y altura, y difieren entre si por
algunos rasgos y elementos asociados. Algunos podrían ser habitaciones
pequeñas, pero la mayoría parecen ser talleres, entre los que sobresale un tipo
que ha sido considerado como talleres metalúrgicos.

Por la ubicación que tienen estos recintos dentro del plano general de cada sitio,
entre los recintos de grandes habitaciones y las restantes estructuras (cobertizos,
plataformas, montículo mayor) que conforman el área que podemos considerar
ceremonial, pensamos que los talleres, y por ende la metalurgia, estuvo muy
estrechamente relacionada con las prácticas ceremoniales de Condorhuasi-Alamito.

En recintos que suponemos han sido talleres


metalúrgicos, se han hallado tubos de cerámica que
deben haber sido utilizados como "huayras" (en
quecha: viento) u hornos de fundición. En ellos se
introducía el mineral de cobre triturado y mezclado
con carbón vegetal, el cual era encendido. La
temperatura se elevaba gradualmente mediante la
circulación del aire dentro de la huayra hasta que el
cobre comenzaba a fundirse y escurrirse hacia abajo, hasta llegar al crisol donde
se lo recogía. De esta manera, el metal fundido, cuya temperatura podía llegar a
los 1.200°C, podía ser vertido directamente en moldes o fuentes donde se lo
dejaba enfriar para poder ser trabajado después. La foto nos muestra una huayra
reconstruida a partir de sesenta y cuatro fragmentos.

El dominio de la técnica de transformación de la materia que representa la


metalurgia debió haber tenido un significado muy importante para su religión.

A esta cultura se atribuyen las primeras aleaciones de bronce en territorio


argentino, se han encontrado pectorales, hachas ceremoniales, pulseras, aros y
adornos enhebrados.

https://pueblosoriginarios.com/sur/andina/condorhuasi/condorhuasi.html
De entre las culturas cerámicas tempranas del Noroeste destaca Condorhuasi, la más interesante
artísticamente pero de las más desconocidas culturalmente y que aproximadamente se incluiría
entre 200 a. C. y 200-300 d. C. La mayor parte de las obras proceden de cementerios saqueados, lo
que dificulta cualquier relación cultural. Hay algunas posibles evidencias de agricultura, pero debió
de ser un recurso más importante la llama, que se representa con frecuencia en la cerámica y se
ha encontrado sacrificada en algunas tumbas. Aunque no se han excavado sistemáticamente
poblados, se conocen viviendas aisladas de planta circular y cimientos de piedra. La cerámica y la
escultura en piedra son las manifestaciones artísticas más reseñables. Dentro de la primera
destaca el estilo Condorhuasi Polícromo, de gran variedad formal y decorativa. Hay figuras de
aspecto vagamente antropomorfo, con cabezas desproporcionadas y esquemáticas de aire
ornitomorfo cuya nariz prominente se asemeja a un pico. Pueden llevar pintura facial y bezotes
-de los que se han encontrado ejemplares reales de turquesa- y narigueras en forma de disco. La
postura sedente o a cuatro patas se recoge en un cuerpo esquemático, robusto, que a veces se
reduce a una masa globular, con miembros rudimentarios. Sobre estos cuerpos desnudos se
pintan diseños de carácter geométrico que representarían adornos corporales. La policromía es
llamativa, con los motivos negros sobre fondo rojo y delineados en blanco. Esta síntesis de
elementos humanos y animales aparece también en la escultura en piedra, frecuentemente de
carácter felino, y concretamente en morteros en los que aparece un rostro humano por un lado y
otro zoomorfo en el lado opuesto. Aunque en estos ejemplares no es clara la contribución a
Condorhuasi, existen al menos grandes semejanzas entre las ideas representadas.

https://www.artehistoria.com/es/contexto/la-cer%C3%A1mica-condorhuasi

Cultura Condorhuasi
La cultura Condorhuasi fue una cultura que surgió en el valle de
Hualfin en la provincia argentina de Catamarca y se desarrolló
desde el 400 a.C. al 700 d.C. La cultura Condorhuasi fue una
cultura pastoril, es por eso que se supone que su origen se
relaciona con las culturas del altiplano de sur de Bolivia. Tiene
similitudes con piezas cerámicas de las culturas La Candelaria de
Argentina y con El Molle del norte de Chile.

En la cultura Condorhuasi se distinguen tres fases cronológicas de


desarrollo sobre la base de variaciones en la cerámica a lo largo
del tiempo: 1) la fase Diablo (200 a. C. - 200 d. C.), donde la
cerámica predominante es de color rojizo, amarillento o negruzco,
de fondo redondeado y sin asas, con vasijas globulares y de cuello
cilíndrico; 2) la fase Barrancas (200-350 d. C.), la cual presenta
vasos antropomorfos, zoomorfos y zooantropomorfos,
frecuentemente pintados con diseños geométricos blancos; 3) la
fase Alumbrera (350-500 d. C.), que se desarrolló en la zona de
Alamito y se caracteriza por los vasos modelados, con combinación
de colores sobre una pintura roja en grandes recipientes ovoidales.

Los hombres de la cultura Condorhuasi constituyeron


esencialmente una sociedad de pastores de llamas, con escasa
agricultura. Vivían en comunidades formando aldeas y tenían jefes
que regulaban las labores productivas. Como en la cultura Tafi, las
viviendas eran de planta circular y muros de piedra.
https://historiaguerrasyarmas.blogspot.com/2009/07/cultura-condorhuasi.html

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