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CAPÍTULO II: ANTECEDENTES Y CRONOLOGIA

2.1 DESARROLLOS CULTURALES PREVIOS


2.1.1 CULTURA CUPISNIQUE
La cultura Cupisnique se puede decir que se extendió, desde el litoral hasta las
cabeceras de los valles de Motupe, La Leche, Lambayeque, Zaña,
Jequetepeque, Cupisnique, Chicama, Moche y Virú se encuentran el ámbito
territorial nuclear donde estarían los antecedentes culturales para entender
Cupisnique. Pero se hará hincapié en los sitios relacionados con la presencia
Mochica sur donde Rafael Larco Hoyle encontró fragmentaría de cerámica
monocroma e incisa cerca de Paijan, localidad adyacente al valle de Cupisnique,
denominada así dichas evidencias alfareras. Posteriormente, excava en el valle
medio de Chicama, en los cementerios de Palenque, Barbacoa y Sausal,
obteniendo un corpus funerario bastante representativo; utilizo la afirmación
empírica proveniente de estos contextos funerarios con el fin de establecer la
primera secuencia cronológica para Cupisnique.

Uno de los sitios claves para hablar del origen de Cupisnique es Huaca Prieta
ubicado en el valle de Chicama, que presenta una serie de depósitos
estratigráficos de carácter doméstico y funerario, que se extiende desde el
periodo Precerámico tardío hasta la ocupación Virú. Como plantea Larco en
Cupisnique pudo tener origen el asa estribo que como vemos continuo con el
estilo Mochica. Este tipo de cerámica recibe la influencia religiosa Nepenaña y
así se produce el arquetipo de cerámica a la que se llama Cupisnique como el
pulimento brillante, el aspecto pétreo y en la que se plasma la singular técnica
del grabado y los planos de alto relieve característicos de Nepeña. Larco tambien
hallo fragmentos de cerámica roja con grabados; bícroma a base de crema y
rojo con dibujos circundados por líneas grabadas; roja y marrón, tambien
circundados por líneas grabadas; roja por efecto de cocción, sin pintura de
ninguna clase, con dibujos geométricos característicos; marrón pura; crema, de
poca durabilidad con dibujos grabados, y otros fragmentos que considera al
periodo primitivo. Tambien registró algunos resto de las ruinas de cimientos,
cuadrangulares unos circulares otros, que emergen de trecho en trecho y a
regulares distancias.

Cerámica Cupisnique

Botella que representa una yuca Botella de cerámica, con magníficos alto
(Manihot aipi) idealizada, con dibujos relieves; exponente máximo de la cultura
grabados del dios felino. Cultura Cupisnique. Museo Arqueológico Rafael
Cupisnique. Larco Herrera
Museo Arqueológico Rafael Larco
Herrera

2.1.2 CULTURA SALINAR

La cultura Salinar se ubicó en la costa peruana, abarcando los territorios actuales


de Ancash y La Libertad (valles de Chicama, Virú, Moche y Santa), con respecto
a su cronología aproximadamente se establece del 500 y el 200 aC. – 300 d.C.
En primera instancia fue Larco Hoyle, quien estudió áreas relacionadas a
asentamientos Salinar como las tumbas procedentes de Jagüey, en la parte
media del valle de Chicama, que describiera como el episodio final de la época
evolutiva precedida por los Cupisnique.

Uno de los sitios mejor estudiados de filiación Salinar es Cerro Arenas (valle de
Moche), este se trata de un gran complejo arquitectónico de piedra que incluye
edificaciones de diversos tipos como zonas de habitación, centros
administrativos y ceremoniales; que reflejan la existencia de una sociedad bien
estratificada y jerarquizada.

En sus construcciones utilizaron adobes odontiformes modelados a mano, las


viviendas fueron generalmente de planta rectangular con muros bajos y soportes
de maderas a modo de columnas; por otro lado las tumbas halladas eran de
forma elipsoide alargadas; los cadáveres eran extendidos con las piernas
cruzada y el cuerpo reclinado a ala derecha, envuelto con telas y cubierto con
alhajas y ofrendas de cerámica y casi siempre con una lámina de oro en la boca.
En cuanto a la cerámica Salinar en un inicio presenta cerámica negra para luego
pasar a una cerámica roja con pintura blanca. La cultura Salinar al preceder
inmediatamente a la cultura Moche; y significo un breve periodo de transición
entre la cultura Cupisnique y la cultura Mochica; de ahí la forma de muchos
productos es similar a la forma y estilo de la cerámica Moche (recipientes con
asa puente). Fueron realizados decoraciones con motivos recurrentes como
líneas onduladas, estrellas y lazos; representaciones de animales y seres
humanos.

Las vasijas sencillas son ollas sin cuello muy corto, platos botellas de cuello largo
con asa cintada que une el cuello con el cuerpo y cantaros con cuello corto.

Asimismo es fundamentalmente geométrica, aplicándose pintura blanca, los


motivos estrellados, líneas concéntricas en torno al cuello. Los vasos de pico y
puente con figura escultórica; según Larco esta cerámica marcaría el inicio del
arte pictórico que más tarde alcanzó su auge en la cultura Mochica.
Específicamente, opinan Donnan y Mackey (1978), introducen el uso de asas
laterales o asa puente en las botellas, como tambien vasijas de doble cuerpo,
cuello cilíndrico y el empleo de moldes. Con respecto al campo de la metalurgia
los Salinar quienes conocieron el cobre y fueron quienes utilizaron la aleación
de este metal con el oro.

La arquitectura Salinar pasa de lo monumental a lo doméstico, donde los centros


ceremoniales de gran envergadura fueron pocos, se utilizó en su construcción
adobes y piedras unidas por argamasa de arcilla viviendas fueron por lo regular
de planta cuadrangular con muros bajos.

El mayor de los centros conocidos Salinar es Cerro Arena que se encuentra en


el valle de Moche, esta ciudad se encuentra situada en una colina cubierta en
un espacio de 2.5 kilómetros cuadrados. Las variantes de la arquitectura se
presentan diferenciada en cuanto a dimensiones, calidad, organización interna
y materiales asociados; estas diferencias indicarían arquitectura residencial y
arquitectura no residencial (sectores de habitación, centros ceremoniales,
administrativos, etc.)

Cerámica Salinar

El estilo Salinar se desarrolló en los valles de Moche y Chicama en La Libertad.


Su cerámica se caracteriza por su cocción roja y el pintado en blanco, técnica
denominada "blanco sobre rojo".

2.1.3 CULTURA VIRÚ

La cultura Virú o Gallinazo se desarrolló en los valles de Virú, Chao y Chicama,


mezclándose allí con las primeras fases de Moche que floreció 300 a. C. Fue
descubierto por Larco (1945), quien sostiene que la cerámica hallada en el valle de
Virú tiene formas definidas y características propias que le dan unidad.
Larco sostiene que la cultura Virú le correspondería el área geográfica y el valle del
Santa. Los hallazgos en el valle de Virú se pueden agrupar en los de la margen
izquierda, sitios como Castillo de Tomabal, el Cerrito, San Idelfonso, Pampa de Pur
Pur, Guañape y Huaca del Gallinazo; y a la margen derecha del rio del mismo
nombre Huancaquito, Huancaco, Huaca Larga, Saraque y Huacapongo. Los
hallazgos del valle del Santa, corresponden únicamente, a la margen izquierda,
específicamente en los sitios: Tanguche, Huaca Corral, Huaca Gallinazo de la
hacienda Santa Clara y Cerro San Ramiro. En otros valles, los logares con evidencia
Virú, para Larco, son en número reducido.
Así, en el valle de Chao sólo se ha encontrado en el paraje llamado santa Rosa, en
el valle de Santa Catalina, en la Pampa de los Cocos y en Santo Dominguito; y en
el valle de Chicama, en Salinar y Gasñape. Estos sitios aislados, se deberían a
grupos nómadas de la Cultura Virú.
En cuanto a la alfarería Larco logró establecer dos etapas: el auge, coetánea con
Mochica, y la decadente que persiste hasta la dominación Tiahuanaco; y propuso
una clasificación ceramografica, la cual estuvo basada en aspectos morfológicos:
Esculturas con asa estribo, esculturas con doble pico y puente cilíndricos, vasos
globulares con representaciones antropo-zoo- y fitomorfas con pico y puente, vasos
de doble recipiente: rectangular, cilíndrico, cónico, lenticular o tronco cónico, con
pico y puente, recipiente cuádruple con pico y puente, recipiente cuadrúpedo con
doble pico y puente, Cancheros lenticulares con mango, botelliformes globulares y
doble tronco cónicos, con asa plana, porongos con cabezas humanas y de animales
en el gollete, predominando los de boca ancha acampanulada y trompetas.
Sobre los tipos pictóricos de la ornamentación los describe de la siguiente manera:
ornamentación negativa, positiva e incisa. En cuanto a los motivos se registraron:
líneas rectas, quebradas, onduladas, paralelas múltiples, dentadas, los círculos
concéntricos y los puntos. Las volutas, los rombos, los círculos, los triángulos
alternados en secuencia y la estrella marina de tentáculos curvados son otros de
los motivos comunes.
En cuanto a la arquitectura, fueron excelentes constructores; pues realizaron aldeas
campesinas, templos piramidales y fortalezas se levantaron, teniendo como material
de construcción el adobe rectangular. Quedan los restos del Castillo de Tomabal en
el valle de Virú y La Huaca del grupo Gallinazo que deja al descubierto un friso de
barro donde se aprecian rombos, cruces y símbolos escalonados.
Las propuestas que han surgido últimamente en cuanto a la estrecha relación
cultural entre moche y gallinazo, Shimada y Maguiña señalan una posible
coexistencia pacífica entre grupos Gallinazo y Mochica durante los periodos Moche
I-III, que vendría a ser respectivamente para las evidencias del valle de
Lambayeque, los periodos Temprano y Medio; en tanto que para el periodo Moche
V (Moche Tardío) sugieren que gran parte de la población Gallinazo del valle en
el sitio urbano de Pampa Grande, de este modo la clase plebeya Gallinazo fue
utilizada como mano de obra. Esta hipótesis se formuló a partir de la abundante
fragmentos y vasijas de cerámica “cántaro gollete” de tradición gallinazo que
Shimada encontró en un sector residencial domestico de Pampa Grande, aislado
de las principales áreas ceremoniales y monumentales. Hasta ese momento se
concebía la hipótesis de Shimada, pero cuando Santiago Uceda y Elías Mujica se
pronuncian que las piezas que Shimada atribuye como un estilo de elite gallinazo,
vendrían a ser más bien a formas domesticas que perduran entre las poblaciones
de la costa norte.
Las evidencias de cerámica gallinazo no solo están presentes en las regiones con
presencia Mochica Norte, sino tambien en sitios como Huaca de la Luna, en el valle
de Moche, Huancaco, en Virú, en el Castillo de Santa, en el valle de Santa, por otro
lado debemos tener en cuenta que las jarras de cuello efigie anteriormente
mencionadas , aparecen asociada a cerámica Moche de todas las fases estilísticas
y no se trata de un fenómeno restringido a los contextos funerarios sino tambien
están presentes en estructuras monumentales, talleres cerámicos, etc. Una
moderna explicación para esta simultaneidad, es explicada por Castillo para San
José de Moro y Uceda para Huaca de la Luna, ha sido la posibilidad de que estos
cantaros cara-gollete, corresponderían simplemente a cerámica utilitaria Moche.
Otra interpretación que revitaliza la Tesis de Shimada y Makowski, estima que se
tratan de expresiones materiales de dos poblaciones étnicamente distintas que en
ciertos periodos pudieron interactuar y convivir.
Por ultimo las más recientes interpretaciones como la de Castillo y Uceda, señalan
que la aparición conjunta de cerámica ritual de filiación mochica y la cerámica
domestica representada en las caras-golletes, correspondería a dos expresiones
culturales, una vinculada a la elite y otra al pueblo.
Una apreciación que nos parece importante es la que hace Bourget, al proponer
que Huancaco no era un sitio Moche por cuanto desarrollo cultural Gallinazo
aunque, en un momento se manifiesta cierta influencia Mochica, reflejada en
especialmente en murales con una iconografía de filiación Moche, empero concluye
que este periodo moche de ningún modo estaría basado en una vinculación directa
con Las Huacas de Moche. Por lo que sugiere una entidad política independiente
poseedora de su propia identidad cultural.
Cerámica Virú

CANTARO CARA-GOLLETE
Botella de asa puente y un solo pico, se Olla de estilo Gallinazo las formas son
aprecia dos características típicas de Virú: las utilitarias
formas escultóricas y la pintura negativa

2.2 CONSIDERACIONES CONCEPTUALES


El estudio que ha tenido la cultura mochica, se puede decir que empieza a partir de
que Max Ulhe excava en el valle de moche, en la base principal de la base principal
de la Huaca de La Luna, como en la cima de la plataforma sur de Huaca del Sol.
Las tumbas lamentablemente nunca bien publicadas, contuvieron más de 680
piezas de cerámica estilísticamente muy consistentes; esta cerámica compartían la
característica decoración pictórica en crema y ocre. A partir de estas muestras le
permitió separar en tres grupos secuenciales: Proto Chimú, Tiahuanaco, y Chimú;
a la vez Ulhe determino que este estilo era contemporáneo con la construcción de
la Huaca la Luna, por lo tanto los arquitectos de estas masivas estructuras
pertenecían a la misma sociedad que había producido a los maestros artesanos que
elaboraban esta cerámica.
Posteriormente Alfred Kroeber inició el estudio de las colecciones de Ulhe que se
encuentran en la Universidad de Berkeley, con la asistencia de William Strong, para
proponer una seriación de la cerámica obtenida en las Huacas de Sol y La Luna,
confirmando la secuencia de Ulhe y a partir de la información estratigráfica le
permitió concluir que el nuevo estilo era anterior a los estilos Tiahuanaco y Chimú
dividiendo los materiales en tres unidades estilísticas: Early Chimú o Chimú
Temprano a lo que Tello prefirió denominar Muchik o Moche; Tiahuanaco y Chimú
(Kroeber), a la que llamo Proto Chimú.
En el estudio de Kroeber comparo la colección cerámica de Ulhe con colecciones
existentes en el American Museum of Natural History y el Peabody Museum, de las
cuales encontró ceramios con las mismas características estilísticas, confirmando
que se trataba de un fenómeno aislado, sino de un estilo consistente y difundido en
la costa norte. Es importante remarcar que había pequeñas diferencias entre
algunos grupos de objetos, especialmente en sus formas y contenidos
iconográficos, lo que hacía sospechar que existían variaciones, quizá debido a
factores cronológicos, en el estilo. Es decir que estas colecciones incluían objetos
de diversas épocas. Esta sospecha no se comprobaría hasta que apareciera una
secuencia cronológica para la cerámica mochica.
En base la procedencia de estas colecciones y, a informaciones recogidas durante
sus viajes por la costa norte del Perú, Kroeber inicio el estudio de la distribución
espacial del estilo Proto Chimú, concluyendo que el estilo Proto Chimú, en realidad
es característico solo en el área de Trujillo- Chimbote, ocurriendo infrecuentemente
en las dos áreas adyacentes (Casma al Sur y Pacasmayo, Chepen al norte) y no
apareciendo en lo absoluto en las dos áreas más norteñas (Lambayeque y Piura).
Aun cuando estéticamente superior, Proto Chimú permanece siendo un estilo local.
Evidentemente existió durante un periodo de limitadas comunicaciones,
probablemente de unidades políticas restringidas. Como vemos Kroeber analizó la
cerámica solamente desde una perspectiva estilística tratando de identificar
elementos que permitiera fechar sitios y comprender la secuencia cultural de la
costa norte. Kroeber estaba interesado en identificar culturas en unidades
estilísticas.
Por su lado Julio C. Tello (1923, 1929,1942), propuso cuatro grandes épocas:
Megalítica o Arcaica Andina, Desarrollo y diferenciación de las culturas del Litoral,
confederaciones tribales y la civilización del Tawantisuyu. La primera época la divide
en dos periodos: el primero compuesto por las culturas del callejón de Huaylas,
Wari, Pukara y el primer periodo Tiahuanaco; y el segundo comprende a Chavín,
Chongoyape, Paracas. En la segunda época existe una división más geográfica: las
culturas costeñas Moche, Nazca y la andina Tiahuanaco.
En la década de los 30, destacan investigadores alemanes como Henrich
Ubbelohde-Doering, hizo sus investigaciones en los valles de Moche, Chicama y
Jequetepeque, particularmente en Pacatnamú, haciendo hincapié en el estudio de
arquitectura monumental en adobe y a él se debe la secuencia de adobes de la
costa Norte. Otros investigadores fueron Ubbelohde-Doering, Hans Disselhoff, y sus
asistentes, los esposos Wolfang y Gisela Hecker. Disselhoff estudio diversos sitios
en la costa norte, como Huaca Negra, San José de Moro, y Virú, aparte de las
excavaciones junto con Ubbelohde-Doering. Por otro lado la labor de los Hecker, es
aun importante, pues siguen publicando mucho del material inédito de Doering,
además de sus propias contribuciones.
2.2.1 Secuencia de Larco
Entre los años 40 y 50 Larco se interesó en entender la mentalidad y la vida del
hombre Mochica; para Larco la cerámica Mochica era un documento de vida en el
pasado, y sólo en segundo lugar una herramienta estilística o un instrumento
cronológico. Es por eso que Larco emprende y publica primero (1938, 1939,1945)
sus estudios interpretativos, donde describe al hombre Mochica y su sociedad,
religión, arte, el plano político y el culto a los muertos, entendiendo la cerámica
como resultado de un grupo social que compartía el mismo sistema cultural, un
mismo idioma y una misma religión, y regidos por una misma elite y un mismo
sistema político. No fue hasta 1946 y 1948 que Larco publica su secuencia estilística
de cerámica Mochica, a partir de diversos aspectos del conocimiento de la cultura
mochica, pues tomo en cuenta las formas, dimensiones del asa estribo, gollete y
cuerpo de la vasija, propone una secuencia de cinco fases. Las dos primeras con
una carga de la herencia de los estilos Cupisnique, Salinar y Virú; la tercera y cuarta
etapa como la etapa clásica Moche, cuando se expanden hacia el norte y sur de los
valles de origen; la quinta fase la considera como la decadencia y el estilo moche
recibe influencias foráneas.
Su secuencia se relata de la siguiente manera:

Moche I
Se puede decir que durante esta fase se produjeron los resultados de los
intercambios que puso fin a la civilización Cupisnique-Chavín. La población gradual
de poblaciones asentadas en las periferias del mundo Chavín trajo nuevas
tecnologías y nuevos patrones de consumo del maíz y difusión de la ganadería de
camélidos.
Los asentamientos de la época son por lo general pequeños y dispersos; se
conocen también casos excepcionales como el extenso sitio de Cerro Arena, en el
valle de Moche.
En cuanto a la cerámica la diversidad de estilos, resultado de un sistema de
producción no tecnificado, sin uso de moldes, ni paleta, hace pensar en una
marcada fragmentación política con autoridades en gran medida independientes
unas de otras, por lo tanto presenta las siguientes características de acuerdo a la
clasificación de Larco.
El pico de las vasijas con asa estribo de la fase Moche I, es grueso, corto y con
pronunciado labio saliente. Los recipientes son oblongos o modelados en forma de
pájaros, animales diferentes.
Durante esta fase los asentamientos humanos mantuvieron el patrón gallinazo y su
área de difusión se halla limitada en los valles de Moche y Virú. La cerámica
diagnostica de este periodo se ha registrado tanto en la huaca del Sol como Cerro
Orejas. Se desconocen mayormente las prácticas funerarias. Sin embargo en el
valle de Moche, subsistió el antiguo patrón Salinar y Gallinazo de entierros
extendidos, aunque la posición del cadáver fue decúbito ventral con los brazos
extendidos a los costados a la vez que se colocaba una lámina de metal en la boca,
una práctica Gallinazo. Las ofrendas se ubicaban a los pies del muerto a diferencia
de las épocas precedentes en que estas disponían en la parte superior, alrededor
de la cabeza y manos. La orientación de la tumba seguía el eje Norte/ Sur con la
cabeza al sur.
Moche II
Se consolida los estilos regionales. En la costa, la tradición Virú-Gallinazo forma
una especie de horizonte regional, pues las piezas en este estilo, así como las
características construcciones de tapial fueron halladas en Huarmey y su influencia
parece llegar hasta la costa central.
El número de botellas finas y ceremoniales en estilo Virú-Gallinazo es muy reducido,
por lo general provienen del valle de Virú. La mayoría de fragmentos de las
excavaciones corresponden a recipientes utilitarios como ollas, cuencos, cantaros
y tazones, algunos de ellos decorados; es importante indicar que la cerámica en
estilo Moche más antigua fue hallada en medio de vasijas enteras o fragmentos
Virú-Gallinazo, tanto en los espacios ceremoniales y domésticos como entierros.
El pico de las vasijas con asa estribo es igualmente grueso y corto, pero el labio
mucho más reducido y menos pronunciado. Por otro lado la envergadura de
construcciones ceremoniales es principalmente de adobe.
No se cuenta con mayor información sobre las características de los patrones
funerarios.
Moche III
En esta fase, la arquitectura ceremonial adquirió un carácter monumental sin
precedentes y estaba profusamente decorada con relieves policromados y pinturas
murales.
Escenas de rituales y mitos similares a los que adornan las parees de los templos,
fueron también reproducidos en vasijas ceremoniales pintadas en línea fina a los
estilos Moche III y IV y con adornos de oro y cobre dorado y plateado con
incrustaciones.
La relativa uniformidad estilística que caracteriza la cerámica Moche IV, encontrada
en Chicama y Huarmey, hace pensar que la existencia de una sola autoridad
facilitaba los contactos entre los alfareros, produciéndose un eventual intercambio
ritualizado de vasijas.
El pico de las vasijas con asa estribo es igualmente grueso y corto como en las
fases anteriores, pero el borde es liso y expandido, o desapareciendo totalmente el
labio prominente. En esta fase aparecen los cuencos de lados expandidos: son
frecuentes los motivos pintados trazados con líneas finas, raros en la fase anterior
Durante esta fase, el área de expansión de Moche es igualmente mayor que en las
precedentes de lo que se infiere mayor densidad demográfica.
Los principales centros de poder en el valle de Nepeña; Pampa de Los Incas, en el
valle de Santa; Huaca de La Luna en el valle de Moche. Se conoce particularmente
bien el complejo de Huaca de La Luna, con amplios sectores residenciales que se
extienden al pie del Templo conformando un conjunto planificado de apariencia
urbana.
Las Huacas de Moche debieron representar, por entonces el símbolo de cohesión
y es probable que el sitio sirviera de capital al nuevo reino.
La importancia de Moche se refleja se refleja en fuerza del trabajo necesaria para
la construcción de las pirámides y en la abundancia de entierros contemporáneos
de alto rango. Durante este periodo debió concluirse la construcción de la Huaca de
la Luna.
A diferencia de las fases anteriores y posteriores en los patrones funerarios se
descubre una notable variación, la orientación del cadáver parece específica a cada
población; en algunos entierros se colocaron láminas de cobre en su boca.
Moche IV
Los centros políticos Moche, las Huacas del Sol y La Luna no quedo abandonado
en esta época y tampoco fue reemplazado por un nuevo asentamiento Galindo; todo
lo contrario el viejo centro debe en buena parte, su impactante aspecto monumental
a los trabajos emprendidos en los siglos durante los siglos VII y VIII, particularmente
en el caso de Huaca del Sol.
En cuanto la cerámica el pico de las botellas con asa estribo es más largo que el de
la fases anteriores, liso y totalmente cilíndrico. Los motivos decorativos pintados
están plenamente desarrollados, las líneas son más delgada y se emplea con mayor
frecuencia del delineado respecto a las áreas sólidas.
En el inventario de las vasijas, aparece como forma cilíndrica alto y asa arqueada
sólida. Los vasos efigie se encuentran en algunas vasijas modelados y son
particularmente notables las cabezas retrato.
Durante la IV, el Reino Moche alcanzaron su apogeo tanto como grandes complejos
urbanos así como de importantes centros ceremoniales y políticos.
Las prácticas funerarias de esta fase son mucho más complejo pero, a la vez más
uniforme. En general los cadáveres se enterraban en posición decúbito dorsal, con
los brazos desplegados a los costados o apoyados sobre la pelvis, los pies podían
estar o no cruzados. La necropampa femenina fue asunto de prestigio. La
orientación del cadáver respecto a determinados puntos cardinales, al parecer
estuvo relacionado con la disposición de las estructuras ceremoniales existentes en
las diversas poblaciones.
El número y la calidad de las ofrendas funerarias tienden a variar igualmente de sitio
a sitio y con los entierros múltiples, los objetos de metal son comunes en las tumbas
del valle de Moche; son algunos de cobre, mientras que otras parecen ser una
aleación de oro y cobre; láminas de metal dobladas o intencionalmente rotas se
colocaban generalmente en la boca, o en la boca y manos. Los entierros moche IV
no contienen mayormente ofrendas alimenticias y es posible que estas se
dispersaran fuera de la tumba, o en lugares en que se descomponen fuera de la
tumba, o en lugares que se descomponían rápidamente. Entre las ofrendas
funerarias son frecuentes restos de llama cráneos, huesos largos y patas.
Moche V
La fase Moche V, cronológicamente al Horizonte Medio y en él se trata con cierto
detenimiento. Aquí cabe señalar únicamente que el pico de las botellas con asa
estribo, es muy largo y cónico. Los temas decorativos son lineales y muy complejos,
incluyendo entre sus representaciones un gran número de motivos que figuran
verdaderas escenas. El área de distribución del estilo Moche V disminuye
considerablemente, aunque alcanza su preeminencia en el valle de Lambayeque,
en esta fase quedaron abandonados las huaca de Moche y su población aparece
concentrada mayormente en comunidades rurales aglutinadas, con jefes locales en
cada valle.
Larco no solo obtuvo acceso a la colección más grande de la cerámica, el mismo
excavo un gran número de piezas en tumbas, dándose cuenta de sus asociaciones
y relaciones estratigráficas, que le dieron acceso a conjuntos de objetos de
indudable contemporaneidad y a superposiciones de tumbas que reflejan
secuencias cronológicas. A partir de estos aspectos mencionados es que Larco
pudo establecer cinco fases sucesivas a través de las cuales evoluciono la cerámica
mochica. Como vemos esta secuencia describe en gran detalle la evolución de la
cerámica decorativa Mochica, especialmente de las botellas con asa y estribo,
considerando aspectos formales, técnicos y decorativos.
Dada esta secuencia sirvió para que los investigadores del Proyecto Virú,
especialmente porque el reconocimiento y la caracterización de los estilos de la
costa norte por estos autores se vio confirmada en sus investigaciones. La
ocupación en Virú por los mochicas y la variante regional del estilo Mochica en esta
zona se denominó Huancaco, por el centro administrativo.
Por otro lado Ford, tras hacer un análisis de la cerámica de Huancaco de Virú con
fragmentaria de otros valles, concluye de que se trata de la misma que la de Larco
denomina Mochica en los valles de Moche y Chicama y que probablemente hecha
por los mismos artistas o de los mismos moldes, o artistas entrenados en la misma
escuela (Ford y Willey). Ford tambien concuerda con Larco en que la cerámica
mochica evoluciona en Moche, Chicama de un sustrato Salinar, mientras que en
Virú predomina cerámica con técnicas de decoración negativa. Con esto Ford dice
que la cerámica Mochica llega a Virú como un estilo maduro, que se interpreta como
resultado de un proceso abrupto que se interpreta como una conquista militar que
abarca los valles de Virú, Chao, Santa y Nepeña.
Otros investigadores como Duncan Strong y Clifford Evans, a cargo de las
excavaciones llevadas a cabo por el proyecto, hallaron algunas diferencias entre la
cerámica excavada por Ulhe y Larco con la cerámica de estilo Huancaco que
apareció en huaca La Cruz y otros sitios de Virú, las diferencias fueron en el uso
de la pintura negra orgánica, aplicada después de la cocción.
La secuencia de Larco fue corroborada por posteriores trabajos, especialmente en
el descubrimiento de tumbas Mochicas. Las asociaciones de características
señaladas por Larco en algunos casos es posible encontrar piezas Mochica III-IV,
donde encontramos características de los periodos contiguos, por ejemplo piezas
Mochica III y IV, o ligeras diferencias debidas a variaciones regionales; la validez de
la secuencia de Larco fue puesta a prueba en un minucioso estudio con las
colecciones excavadas por Ulhe (Rowe, 1959), pues este estudio confirmaron la
secuencia de Larco.
Posteriormente a la confirmación de la secuencia de Larco, Cristopher Donnan
(1973) y luego Donald Proulx (1968, 1973, realizaron trabajos de reconocimiento en
Nepeña respectivamente; si la cerámica Mochica en estos valles periféricos era
semejante a la planteada por Larco, entonces la secuencia debía ser correcta.
Donnan, familiarizado con las colecciones de Ulhe con los resultados del proyecto
Virú, encontró que la cerámica Mochica en Santa era casi idéntica a la cerámica
reportada en Chicama, Trujillo y Virú. Proulx tambien encontró especímenes
semejantes en Pañamarca y una serie de cementerios alrededor de este centro
ceremonial en el valle de Nepeña en Mayor detalle que simplemente los magníficos
murales de Pañamarca (Bonavia, 1985, Shaedel,1951).
La mayor limitación de la secuencia de Larco es no incluir ceramios de manufactura
simple y de uso doméstico. Ollas, cantaros simples, figurinas y cántaros de cuello
efigie no están reflejadas en su secuencia; esto ha hecho difícil utilizar esta
secuencia para fechar gran cantidad de sitios Mochica que no presentan cerámica
elaborada en superficie, o en estudios de contextos que no incluyan este tipo de
cerámica elaborada en superficie, o en estudios de contextos que no incluyen este
tipo de cerámica.
El que Larco no haya incluido cerámica doméstica en su secuencia se debe a que
en las tumbas la presencia de cerámica doméstica es muy limitada y aparte estas
formas no cambian a través del tiempo, lo que hace difícil su inclusión en secuencias
cronológicas.
Como vemos la secuencia de Larco es la mejor aproximación a la evolución del
estilo Mochica con que se cuenta, claro está solo para las regiones que han sido
estudiadas.
CERAMICA EN LA QUE LARCO SE BASO PARA DIFERENCIAR CAMBIOS
CRONOLOGICOS Y CULTURALES EN LA SOCIEDAD MOCHICA
2.2.2 HACE ALGUNAS DECADAS
En los años 80 la Pontificia Universidad Católica del Perú intento llenar uno de los
vacíos más grandes en la arqueología peruana, la formación de estudiantes,
dirigidos por los extranjeros Peter Kaulicke y Krsystof Makowski y algunos
investigadores europeos como Anne Marie Hoquenghem, por sus aportes a la
conocimiento de la iconografía Moche, estos estudios tratan de ir más allá del
análisis iconográfico, alcanzando el nivel iconológico y su obra ha sido hasta el
momento lo más fecunda.
Ya para la última década muchos investigadores describen básicamente la
evolución del fenómeno mochica en las regiones comprendidas entre Chicama y
Nepeña, que son las regiones de donde se basa la secuencia. Pimentel, quien
confirma la presencia Mochica en estos valles de Virú, Santa, Nepeña y Chao, valida
la caracterización hecha por Larco de su estilo cerámico.
2.2.3 NUEVAS PROPUESTAS
Como vemos en el transcurso de las investigaciones han surgido nuevas propuestas
considerando la cronología de Larco que en el caso de la región sureña Moche que
caracteriza el estilo de los diferentes aspectos culturales registrados en los valles
de Chicama, Virú, Santa, Nepeña y Chao; pues moche fue entendido como un
estado expansionista que conquistó una amplia zona de la costa, desde el valle de
Piura por el norte, hasta el valle de Nepeña, en el sur. Dos fueron los fundamentos
que sustentaron esta interpretación; el primero fue el estilo distintivo y
aparentemente uniforme de la cerámica Mochica, tanto en sus formas escultóricas
como las pictóricas, que en su momento permitió a Larco construir su secuencia
cerámica de cinco fases, como asegura Quilter advirtiendo que estas evidencias
cerámicas, si bien formaban parte de colecciones conocidas, carecían de datos
arqueológicos de procedencia, conllevando a los investigadores a interpretar la
alfarería Mochica como si esta fuese un fenómeno, relativamente uniforme y con
pocas diferencias entre las piezas encontradas de un sitio a otro.
El segundo fundamento de este modelo expansionista mochica fue la notoria
similitud entre diversas huacas de la costa norte con las forma de Huaca de La Luna
en el valle de Moche, lo que en última instancia parecia ser la difusión de un estilo
arquitectónico.
Este modelo empezó a ser cuestionado a partir de los hallazgos de la zona norteña,
sitios como Sipan que conllevo a impulsar proyectos de investigación en la costa
norte, es el caso de San José de Moro, Huaca del Brujo y las Huacas de Moche. La
información que se obtuvo dio lugar a otras interpretaciones sobre el fenómeno
Mochica, quedando clara su complejidad.
Otro estilo que genero problemas de interpretación fue Gallinazo o Virú, ubicado al
sur el Valle del Moche; aunque no coincide con el estilo Mochica, muchas vasijas
gallinazo domesticas de mediana calidad han sido reportados en diversos sitios
Mochicas asociados a alfarería de mochica de altísima calidad. Para explicar la
presencia de ambos estilos, sugieren que tal vez los pueblos Mochica y Virú
compartieron el mismo espacio geográfico sin perder sus propias tradiciones
alfareras; otra explicación es que posiblemente la presencia de ambos estilos es
que los mochicas absorbieron o bien conquistaron al pueblo Gallinazo dentro de sus
tradiciones, de tal manera que el estilo Gallinazo se fue desvaneciendo conforme el
pueblo iba renunciando a sus propias tradiciones hasta adoptar las nuevas
tradiciones alfareras Mochicas. Considerando estos supuestos, surgieron nuevas
investigaciones que prueban que la cultura Gallinazo habría sobrevivido hasta
avanzada la era mochica.
Por otro lado los arqueólogos notaron que la separación entre una fase estilística
mochica y otra, tan claramente expuesta en la secuencia de Larco, no resultaba tan
claramente en las piezas arqueológicamente excavadas arqueológicamente en los
sitios mochicas. En consecuencia muchos dudaron en asimilar esta secuencia
cronológica trataron de darle una explicación, es el caso de Castillo y Donnan
quienes postularon con sólidos argumentos basados en un cuidadoso análisis de
las diferencias estilísticas de los ceramios, la existencia de dos ámbitos Mochicas
distintos, uno al norte y otro al sur, separadas por las Pampa de Paiján.
Por el momento son muchos los investigadores que asumen la propuesta de Castillo
y Donnan, pero aún siguen surgiendo opiniones acerca del origen Mochica, mientras
que otros investigadores insisten en el modelo expansionista, es decir un solo
estado meridional que se expandió hacia el Sur desde su capital en las Huacas de
Moche, otros proponen que los asentamientos Mochicas dispersos en los distintos
valles eran independientes, y que tal vez la mayoría de los sitios de un solo valle
conformaban una unidad política.
Así investigadores como Castillo, Donnan y Uceda han comenzado han comenzado
a identificar lo que parecen ser subestilos de la cerámica Mochica, cada una de las
cuales estuvo asociado a un valle en particular de la costa norte o incluso a una
zona más reducida al interior de los valles. Como vemos la idea de Moche como
una sola unidad política que comprendía todos los valles está cediendo su lugar a
la idea de que hubieron varios “Mochicas “asentados en los diferentes valles
norteños.
Puede ser que el fenómeno Mochica se manifiesta mejor a través de sus prácticas
religiosas y en particular en su iconografía por la repetición de deidades específicas,
que nos daría a entender una evidencia de la adopción de una religión mediante la
imposición de un sistema política., en este sentido Santiago Uceda, sugiere que
durante el periodo Mochica Temprano las Huacas de Moche conformaron el centro
de un estado teocrático; mientras tanto Donnan considera que lo que se interpretado
como Mochica es más bien un sistema religioso uniforme de prácticas y creencias
compartidas. Sin embargo puesto que está más claro que los eventos políticos de
la costa norte fueron extremadamente complejos, debemos ver que estas
complejidades pudieron haberse reflejado en la forma de los distintos estilos
alfareros fueron creados y adoptados . Es posible que no haya un estilo
característico de Mochica Sur porque los pueblos de esta región estarían
desarrollando estilos propios y a la vez influenciados por elementos foráneos. Puede
que los estilos distintivos existieron por un breve lapso de tiempo, tal sería el caso
de los huacos retratos que fueron elaborados en los Vales de Chicama, Virú y
Moche, especialmente en la fase IV, según Donnan.
Unas considerables transformaciones tienen que haber ocurrido durante los siete
siglos de existencia de este estilo, en las maneras en que el poder político, los
sistemas religiosos y el arte se relacionaron dentro del fenómeno que hoy llamamos
Mochica
La cerámica usada por Larco provienen de los sitios ubicados exactamente en el
sur, por lo tanto nos parece conveniente indicar algunos aspectos que señala
Krzisztof Makowski en cuanto a la cronología mochica, ya que no solo incluye
cambios culturales de un periodo con respecto a aspectos estilísticos de la
cerámica, sino que también toma en cuenta la arquitectura de algunos sitios del sur,
así como también los procesos históricos que repercutieron en cada periodo.es
probable que en ciertos momentos y lugares, los que controlaban algunos centros
ceremoniales hayan intentado actuar como una fuerza política de forma más activa.
Si esto se dio, tal vez aquellos centros abandonaron esa relativa neutralidad que
atraía a tanta gente, para convertirse en centros centrífugos, es decir empujaban a
la gente hacia afuera, posiblemente de modo militante. Como vemos la cultura
mochica se percibe actualmente como una serie de fenómenos independientes,
eventualmente se verá los rasgos comunes que alguna vez definieron a Mochica
como un fenómeno homogéneo.
CAPITULO III
PRINCIPALES MANIFESTACIONES
3.3 CERÁMICA
La ceramica implica, el despliegue productivo mas representativo de la sociedad
mochica y por lo tanto es un componente principal en el estudio de las sociedades
preteritas complejas; es por eso que su preservacion prolongada y su abundancia
son atributos que la distinguen de otras categorias de artefactos y la convierten en
evidencia valida para aproximarse a una historia cultural y explorar una conducta
social . la produccion alfarera al interior de las sociedades complejas puede ser
empleada para evaluar la promocion gubernamental de mensajes ideologicos,
politicos y economicos. Pero tambien puede caracterizar aspéctos de carácter
artisticos, tecnologicos o tendencias de consumo promovidas por los dirigentes o
los grupos sociales.
Como vemos la ceramica puede ser estudiada desde diferentes perspectivas y
puede relacionarse con varios aspectos del comportamiento humano. Estas
consideraciones se aplican sin excepcion a la cultura Moche como cultura, como
civilizacion y como estado. La ceramica es generalmente el dato mas apropiado
para explorar el comportamiento social complejo. La asociación hecha por los
arqueólogos se basa generalñmente en algunas observaciones etnograficas
generales, en particualr para los procesos de enculturación entre un maestro y un
aprendiz en la produccion alfarera.
Un estilo pudo permanecer durante varias generaciones sin que se produzcan
cambios significativos, pero tambien es posible que diacronicamnete un estilo
ceramico puede sufrir modificaciones graduales de orden artistico, de consumo y
evolucion tecnologica o experimentar cambios drasticos creando un equilibrio
puntuado. Tambien que algunos objetos no decorados y de manufactura simple
hayan sido utilizados en ambitos ceremoniales y hayan adquirido una carga
simbolica que es dificil de identificar.

3.3.1 Características
Los ceramistas mochicas representaron diversas situaciones de índole social,
económica tanto como la producción y realización de cerámica, metalurgia y
escenas que graficaban exactamente hechos de curanderismo, sexuales,
ceremonias religiosas que implicaban la representación de un ser divino. Es por eso
que la cerámica moche se caracteriza por ser:
Pictográfica
La cerámica Mochica se caracteriza por vasijas que son decoradas con diferentes
escenas que se plasman mediante la pintura, desarrollando una posible
especialización en cuanto la producción de esta, ya que según el fin que tenían cada
una de estas se ejecutaban las imágenes con el fin de expresar un acto asociado a
la elite o al pueblo. Uno de los temas fueron las divinidades de la cultura Moche. Y
es que, los ceramistas moches cuidaron mucho la representación de cada una de
las divinidades. Casi siempre se trata de mitos o representaciones de la de la vida
ultraterrenal. Son decoraciones planas, sin perspectiva, casi siempre de perfil,
excepto en algún caso en que rostro y torso están de frente.

Los instrumentos que se utilizaron para ejecutar estas decoraciones fueron


probablemente con pinceles de pelos de animales y humanos, plumas de aves y
puntas de carricillos. Los diseños o dibujos se hacían mediantes colores planos, los
personajes llenos de contraste se plasmaban de perfil, con algunos espacios
rellenados de color rojo indio y complementado con líneas muy finas y elegantes.
Los motivos pintados en el entorno de los cuerpos globulares de los ceramios
incluyen temáticas variadas de su mundo ecológico, de sus actividades básicas de
caza, pesca, recolección, tecnologías, batallas, danzas, sexualidad y un complejo
mundo de representaciones ritualistas: ceremonias de sacrificios humanos,
transformaciones míticas: antropo-zoomórficas, antropo-ictiológicas, antropo-
ornitomórficas; complementado con una serie de elementos tipo geométricos, como
signos escalonados, grecas, cruces, círculos, orlas, volutas, etc.
En algunas vasijas como botellas de asa estribo, cancheros, etc. se representaba
iconografía con escenas religiosas, políticas y sociales.
Escena de pesca, botella encontrada en Botella con decoración pintada en
Huaca de La Luna rojo sobre crema de escudo, porra y
estolica

Escultórica
La idea del surgimiento de la cerámica escultórica parece empezar desde que se
labran instrumentos para luego perpetuar el anhelo del hombre de lo que más quiere
o impresiona. Así, los instrumentos en su etapa primitiva aparecen toscamente
labrados, y se advierte en su talladura formas más o menos semejantes a ciertos
objetos de la naturaleza.
La necesidad de depositar líquidos o alimentos urgió darle uso a algunos frutos
como vasijas, especialmente a las lagenarias. Y cuando el costeño primitivo conoce
la arcilla y su calcinación, lo primero que hizo fue imitar las formas de los frutos,
para iniciarse desde la escultura fitomorfa, cuya modelación de lo incipiente camino
a la perfección en el transcurso de un tiempo muy largo. Tambien se inicia la copia
de algunos animales, sin escaparse el hombre mismo, que sirve de modelo desde
el génesis de la organización sedentaria.
Luego las primeras manifestaciones de formas obedecieron exclusivamente a una
necesidad de utilidad en el que el modelado comienza a expresarse sus
sentimientos artísticos con mayor naturalidad, es que copia todo lo bello, mediante
la talla o el modelado. El verdadero adelanto del arte escultórico se puede
considerar, entonces, desde el momento en que las vasijas (que antes servían como
utensilios), con el nacimiento de las ideas abstractas, se convierten en vasos votivos
al servicio del culto a los muertos, desde allí el artista trata de copiar con mayor
diligencia.

El mochica siguiendo la escuela que erigieron los cupisniques, se perfeccionan cada


vez mas, hasta que imprime una nueva y notable ayuda: la pintura. El colorido, que
es de gran trascendencia en el desenvolvimiento del arte escultorico, viene a
transformar el espiritu y a seleeccionarlo mayormente. Con el colorido, el artista,
seguro de su mision naturista, procura un mayor realismo en sus obras. Todos los
vasos se presentan hechos con mayor perfeccion; las formas se representan
ataviadas con ropajes autoctonos que se consiguen realzar con la pintura , y dan
asi paso a una verdadera escultura de vida y movimiento. Con todo, todavia no se
nota en esta epoca la verdadera morfologia de los diferentes organos humanos. En
la faz, la pintura da la idea de las pilosidades. Tambien aprovechan la pintura para
estampar los tatuajes de rito y costumbres que dan a los rostros aspectos raros y,
de alguna manera hasta grotescos. Asi, aparecen por primera vez los tatuajes en
forma de ave, para lo cual utilizan los mismos ojos del personaje. Es de no advertirse
que en este periodo los vasos retratos no tienen una personalidad establecida,
aunque ya se procura la dedicación a un rostro definido y real.
En todas las representaciones humanas se preocupan con prudencia y severidad
de la indumentaria, en cuya mision, como ya lo dijimos, juega un papel
preponderante el color. Revelan mayor esmero en las proporciones y mas aun en
ser fieles a las caracteristicas anatomicas del sujeto modelado. En las
representaciones de animales ponen mucho cuidado y procuran mayor fidelidad
posible en sus actitudes y movimientos. Los relieves se presentan individualmente
en su totalidad; los seres humanos, animales y decoraciones geometricas aparecen
aislados, sin la menor idea de perspectiva. Son mas bien siluetas en relieve que
figuras completa.
A este periodo sigue otro mayormente perfeccionado donde los rostros tienen mas
definidos sus rasgos; se usa con maestria el color, que unido a las lineas de perfecta
modelacion, entablan un conjunto de armonia artistica selecta. Las facciones del
rostro son mas elocuentes y exteriorizan mejor la caracteristica racial. Como
sabemos los bustos retratos no solo expresaban rasgos faciales del individuo sino
que por su expresion dan una idea perfecta de la psicologia y del espiritu que animo
al modelo.
Huacos Retratos
Según las hipótesis de algunos autores como Larco, Ubbelohdde-Doering, Kubler,
Sawyer y muchos más, afirman que los llamados Huacos retrato, se tratarían de
retratos naturalistas de personajes reales, históricos (aunque anónimos), miembros
selectos de la elite, probablemente caudillos o soberanos, retratados en varias
etapas de su vida y con distinta edad.
Otra versión de esta hipótesis es la de Cristopher Donnan, quien sospecha que
incluso estos fueron retratos de la misma persona en varias etapas de su vida, que
además revelaban la edad, el sexo, y si fueran creadas como representaciones de
individuos reales, tendrían que contener tambien elementos simbólicos que
permiten al espectador identificar al individuo o describir su rol e importancia.
Por otro lado tenemos una idea radicalmente distinta como la de Anne M.
Hocquenghem., quien afirma que estas vasijas no funcionaron como huacos
retratos (en el sentido occidental) sino como imágenes de los representantes de
varios papeles sociales y rituales.
Ceramica escultorica representando animales

PUMA VENADO
CANGREJO LOBO MARINO

CONDOR GAVIOTA

REPTILES
BONITO PEZ RAYA

VEGETALES

PACAE LUCUMA

Realista y Documental
La cerámica moche se considera realista, ya que en algunas vasijas escultóricas
plasma actividades que se realizaban en el ámbito económico, social y religioso.
Es documental porque a partir de estas representaciones escultóricas, los científicos
han logrado deducir hechos sociales, es decir que estas detallan actividades, formas
de vida, cambios de estilo en la cerámica de un periodo a otro etc.
INDIVIDUO UTILIZANDO LA CERBATANA PARA LA CAZA DE AVES

DIVINIDAD BOGANDO EN UN CABALLITO, SIMBOLIZADO EN FORMA DE PEZ PARA


DAR IDEA DEL MANEJO DEL AGUA

Individuos
Huacos dedicados a recolectar caracoles de tierra, que comúnmente se encuentran
eróticos
en los cerros.
3.3.2 INSTRUMENTOS PARA LA FABRICACIÓN DE CERÁMICA
No cabe duda que las herramientas que utilizaron los alfareros prehispánicos son
prácticamente las mismas que conservan los artesanos tradicionales hasta nuestros
días, es por eso que es necesario verificar las herramientas que utilizan actualmente
los artesanos, pero considerando que estos tuvieron algunas modificaciones
modernas. Como señala Druc “la cerámica tradicional, es conservadora en cuanto
a las técnicas e instrumentos utilizados”
Vale mencionar el caso del sitio de Sinsicap, en el valle de Moche, según los
hallazgos de Camino, las herramientas registradas fueron instrumentos como
paletas o tablas de madera, una de puntas redondas y otra de puntas cuadradas;
piedras que servían para pulir la superficie de las vasija, un garrote de madera; una
piel o pellejo curtido de res y en cuanto a las paletas, la de puntas cuadradas es
para estira y la de puntas redondas para afinar.
Por otro lado, según las excavaciones que realizo Santiago Uceda en Huaca del Sol
y La Luna, en los talleres alfareros en el centro urbano Moche se registró a parte de
la presencia de hornos, tambien se hallaron matrices, moldes, cerámica cruda,
cocida o deformada por una mala cocción; así como los claros contextos de
producción en los diversos ambientes: metates y manos de moler, el batán, tinajas
para almacenaje, un disco de alfarero de forma casi cuadrangular con las esquinas
redondeadas con dos orificios para sostenerlo; en otro sector se encontraron
figurinas, sonajeros, cuentas, silbatos, alisadores, pulidores, torteros y moldes.
De acuerdo a esta cantidad de materiales, nos indica en primer lugar que la
producción de cerámica incluye todas las formas conocidas de alfarería Moche. En
segundo lugar, que la producción de las mismas se hizo en su totalidad en el sitio,
como la preparación de la masa, incluyendo sus elementos como el desgrasante, la
elaboración de matrices, creación de los moldes, fabricación de la cerámica,
secado, cocción, desechos y almacenaje.

PULIDORES DE CANTOS RODADOS DISCO ALFARERO


3.3.3 MATERIAS PRIMAS
PASTAS Y ARCILLAS
En cuanto a la materia prima, esta fue de procedencia local y se encontraba muy
cerca al sitio. Claude Chapdelaine y colaboradores, usando el análisis de
aceleración neutrónica de muestras de fragmentos de cerámica del taller, arcillas
de canteras cercanas al complejo de Huacas del Sol y de La Luna, han demostrado
que todas las muestras tienen una composición de elementos químicos muy
semejantes a la nivel de la pasta. Sin embargo un estudio que se hizo a la cerámica
presenta en la tumba 5 del mismo sitio, muestra que en el caso de engobe blanco
usaron una especie de Caolín, material que procede básicamente de formaciones
geológicas de la sierra; por ende debió ser traído al sitio a través de una red de
intercambio entre los Moches y poblaciones serranas.
Para empezar hablar de pastas y arcillas es necesario tener en cuenta la aclaración
que hace Gayoso y Gamarra sobre el término pasta usado de manera general y
evitamos en lo posible el uso del término como arcilla o temperante por
considerarlos como categorías ambiguas por dos razones principales.
La primera tiene que ver con la composición química de arcillas y temperantes y sus
calificativos de plásticos y antiplasticos. Técnicamente la arcilla es considerada el
material plástico, mientras que el temperante es el antiplastico tambien conocido
como desgrasante porque permite desgrasar la arcilla, tenderla más fácil para
trabajar o más fuerte para que no se rompa la olla al secar o durante la cocción.
Pero las arcillas usadas por los ceramistas no están constituidas 100% de material
plástico, presentando en su composición algunos minerales antiplasticos que
aparecen en él, y llegando en algunos casos a conformar un 50% en su
composición de la pasta sin necesitar por lo tanto de la adición de un temperante
para su uso en la elaboración de vasijas. Igualmente, existen temperantes que en
su composición presentan elementos plásticos.
La segunda razón tiene que ver con el pensamiento del ceramista, ya que es él
quien busca las materias primas, para luego someterlas a experimentación, es decir
determinaban cual era la mejor tierra para hacer ollas, logrando obtener una vasija
resistente y duradera.
Con respecto a los estudios lo más probable es que según las necesidades de la
pieza a realizar (Camino 1987:32), seleccionando la arcilla de diversas canteras
cercanas a la zona algunas de las cuales no necesitan temperante, de acuerdo al
sitio de Sinsicap.
Pero los estudios de Chapdelaine y coautores (1995) demuestran que la pasta de
varios fragmentos de cerámica ritual y figurinas, y por lo tanto fue obtenida de la
misma fuente. Nuestro análisis preliminarmente permitió asumir que los
componentes presentes en las pastas son solo que su granulometría varia en
diversos casos. Por lo tanto es más plausible decir que en la mayoría de los casos
los alfareros del sitio obtenían las arcillas de la misma cantera, y como parte del
proceso previo a la manufactura se realizaba un proceso de molienda según el tipo
y la parte de la vasija a producir.
Sobre los colores de pasta, las cerámicas del periodo inicial pueden dividirse en tres
grupos: las cerámicas de pasta negra, las cerámicas de pasta roja y las de pasta
blanca; según la observación en microscopia óptica de secciones de vasijas de
pasta roja, negra y blanca encontrados en los sitios de Dos Cabezas y El Brujo; el
análisis químico (EDS) de la fracción fina (matriz arcillosa), indica una concentración
de calcio (CaO) mucho más elevada en las cerámicas de pasta blanca (aprox. 20%),
lo que sugiere el uso de arcillas calcáreas para la fabricación de estas vasijas. cabe
señalar de arcillas calcáreas su cocción se puede dar en bajas temperaturas o al
contrario, a una temperatura bastante alta. se puede notar la presencia de
feldespatos tipo plagioclasas, que podrían corresponder a la anortita, otro mineral
que se forma a alta temperatura en las arcillas calcárea. la ghelenita, en cambio, no
es detectada

La mezcla de arcilla con arena es común en la producción costeña. Según las


referencias que hacen los etnógrafos a partir de la preparación de la pasta por
artesanos modernos, donde se incluye el sitio de Sinsicap; la preparación de la
pasta se obtuvo a partir de las tierras que son machacadas, separadas y molidas a
mano. El molido es más o menos fino según las cerámicas a producir. Se tamiza,
se quita las piedritas pajas y otras inclusiones grandes a mano. Después se mezclan
las dos tierras, en proporciones variables según el ceramista y la calidad del
material. Para las ollas rusticas, la arcilla es molida, una vez dispuesta en grumos
lo hacen secar al sol, unos dos días, y hace con la tierra, lo muelen con Batan , lo
pisan sobre pellejo o piel curtida y luego lo amasan; se quita lo que es malo, la
piedra y la arena. Una vez molido, lo ciernen, o sea que queda áspero, las piedras
se botan para que quede solo el polvo, luego le echan el agua y vuelven a masar
para ya darle forma a la olla.
3.3.4 MANUFACTURA Y DECORACIÓN
Antes de enfocarnos al proceso de manufactura y decoración, es importante indicar
que aquellos individuos dedicados a su producción, como señala Uceda a partir de
registro que obtuvo en un taller alfarero, ubicado en el centro urbano Moche de
Huacas del Sol y La Luna, pues sospecha que los productores de cerámica hayan
sido miembros de elite moche que a través de esta producción lograban un cierto
control de la estructura ideológica del mundo Moche, como prueba enfatiza sus
sospechas a la tumbas de alfareros excavadas, donde se destaca el ajuar funerario,
que les acompaña (42 ceramios en la tumba de la mujer, muchos de ellos de alta
calidad como objetos de cobre y cobre dorado). Para ello remarca tambien que
gran parte de esta producción estaba destinada a actos rituales ligados a
enterramientos; en este sentido sospecha que los talleres de la elite Moche tengan
una relación espacial y estructural con el mundo de los sacerdotes de la sociedad
Moche.

Antes de hacer nuestra denominación en cuanto a los materiales cerámico, hemos


visto conveniente tomar en cuenta las categorías que utilizan los investigadores de
acuerdo a la función, como son cerámica ritual y cerámica domestica (o cerámica
utilitaria) y si se refieren a al tratamiento de la superficie de la vasija, en cerámica
fina, cerámica burda o simple. Luis Jaime Castillo agrega la categoría de cerámica
intermedia, definiéndola como cerámica que no es fina ni tampoco burda.
Cerámica Ritual
Generalmente moldeadas, las vasijas de cerámica fina presentan formas más
variadas que la cerámica utilitaria, y son más pequeñas y delicadas, hechas con
una pasta más fina. Los principales tipos morfológicos de vasijas rituales son los
cantaros, las botellas de asa estribo o lateral, los “floreros” (vasijas abiertas, anchas
de boca), los cuencos (con o sin cuello), los cancheros que son vasijas de forma
lenticular, con mango y por ultimo tenemos los crisoles.
Las vasijas de mayor calidad se caracterizan por los conocimientos artísticos y
técnicos invertidos en su elaboración y decoración, así como para el simbolismo
que transmiten. Las vasijas rituales llevan decoración escultórica o pintada,
geométrica o figurativa.
El corpus de la cerámica ritual mochica, que es generalmente la cerámica fina, está
conformada está conformado básicamente por las botellas de asa estribo, botellas
de asa lateral, los vasos acampanuladas (floreros) y los cancheros. Esto se ha
podido establecer gracias a los hallazgos en los contextos rituales, sean
ceremoniales o funerarios; cabe resaltar que su presencia en otros tipos de
contextos es casi nula, pues solo se conoce de algunos casos aislados de botellas
de asa estribo asociados a contextos arquitectónicos en el núcleo urbano. Los
moldes encontrados corresponden a la manufactura de muchas de la formas de
vasijas y objetos de cerámica recuperados en los desechos de producción. Se han
recuperado numerosos moldes de tipos diferentes. Estos incluyen una pieza para
dar forma a figurinas tanto solidas como huecas, pendientes sonajas y silbatos los
moldes que fueron usados para la fabricación de vasijas incluyen una variedad de
diferentes formas y fueron empleadas para moldear a presión o para formar
elementos en apliqué en el cuello y en el cuerpo de la vasijas. La mayoría de estos
fueron usados para fabricar elementos decorativos que luego fueron utilizados en
otras vasijas, moldeadas la mayoría a mano.
Botellas
Son bienes funcionalmente utilitarios, pero se le considera un bien de prestigio, de
uso restringido a las elites, aunque se desconoce el grado de restricción. Se han
hallado restos de botellas tanto en la arquitectura sacra como en la urbana, y se
asume que tuvieron una función ritual. No son producidas a gran escala. Las
botellas moches presentan generalmente 4 partes: asa, gollete, cuerpo y base. En
algunos casos se adiciona una base anular; sin embargo, es predominante la base
plana.
Según el tipo de asa, las botellas se pueden dividir en dos tipos: botella con asa
estribo y botella con asa lateral.
Las botellas generalmente tienen la base plana, pero existen casos en que se les
adiciona una base anular.
Hay casos en que se cubre de pintura toda la pieza, a manera de engobe; en otros
casos, la pasta puede estar no pintada en su totalidad, pintando alguna de sus
partes - asa, gollete, cuerpo o base-, sea del mismo color o alternadamente, en rojo
o crema. Algunas veces, algunas de las partes no se pinta, conservando el color
natural de la pasta cocida.
La pieza puede estar alisada o pulida, de manera parcial o total. Hay casos en que
el pulido es muy brillante (bruñido). La pasta es generalmente de textura fina,
aunque hay casos de textura media. Según el tipo de decoración, las botellas de la
ciudad de las huacas del Sol y de la Luna se pueden dividir en escultóricas y
pictóricas, aunque existen casos en que se mezclan ambas formas de decoración
en una misma pieza.
Cancheros
Son bienes utilitarios pero de uso restringido a las elites, lo cual se deduce a partir
de la calidad aplicada en su elaboración. No habrían sido producidas a gran escala
pues su presencia en el registro arqueológico es baja. Presentan generalmente 3
partes: mango, cuerpo y base.
El cuerpo tiene siempre una abertura circular restringida (figura 51, dibujo f), y su
forma es lenticular horizontal o elipsoide, con el cuerpo carenado. La base es
generalmente convexa, como parte misma del cuerpo.
Algunas veces se aplica engobe, en otros casos se pinta. Hay casos en que se
cubre de pintura toda la pieza; en otros casos, la pasta puede estar no pintada en
su totalidad, pintando alguna de sus partes – mango o cuerpo -, sea del mismo color
o alternadamente, en rojo o crema. Algunas veces, algunas de las partes no se
pinta, conservando el color natural de la pasta cocida. La pieza puede estar alisada
o pulida, de manera parcial o total. La textura de la pasta es fina, y su espesor varía
entre 2 y 9 mm.La decoración es generalmente pictórica, salvo el caso del mango
que puede presentar decoración escultórica, o escultórica-pictórica.
Floreros
Estas son piezas exclusivas del territorio sureño mochica, pues solamente fueron
producidas en los valles desde Chicama, hacia el sur. Morfológicamente, el florero
es un vaso cuyas paredes se evierten o expanden dramáticamente; consta de dos
partes: la base y el cuerpo. El cuerpo presenta las paredes evertidas, paredes
expandidas o paredes evertidas con borde expandido y en algunos casos se le
adiciona a la base una nueva base de tipo pedestal, hueca, a manera de soporte.
Hay casos en que se cubre de pintura toda la pieza; en otros casos, la pasta puede
estar no pintada en su totalidad, pintando alguna de las zonas del cuerpo y, adentro
o afuera, y de la base pedestal, de ser el caso, sea del mismo color o
alternadamente, en rojo o crema. Algunas veces, algunas de las zonas no se pintan,
conservando el color natural de la pasta cocida. La pieza puede estar alisada o
pulida, de manera parcial o total, siendo la tendencia pulir la parte interna y alisar la
parte externa. La textura de la pasta está entre fina y media. Pueden presentar
decoración interna, externa o ambas. La decoración es generalmente pictórica,
aunque hay unos pocos casos de decoración con aplicaciones.
Cuencos
Son bienes utilitarios aunque de prestigio, pues dada su calidad en cuanto a la
elaboración, debieron estar restringidos a las elites; las clases populares debieron
utilizar vasijas de este tipo hechas de mate. Puesto que siempre se encuentran
fragmentados, nunca completos, en el yacimiento, su diferenciación es muy difícil;
sin embargo, se ha podido identificar y diferenciar ambas formas en el Núcleo
Urbano, pues, sabemos que, formalmente, los cuencos tienen el cuerpo esférico o
semiesférico, es decir su perfil supera la mitad de una esfera.

Vasos
Aunque son piezas utilitarias, el tipo de vaso de cerámica estuvo restringido a las
elites, mientras que las clases populares usaron cuencos de mate, por lo cual se les
pude considerar también bienes de prestigio. Dado su bajo número de registro en
el contexto arquitectónico, esta forma de vasija no tuvo un uso masivo y su
producción fue a muy baja escala. Los únicos vasos hallados completos en el
yacimiento, fueron registrados en tumbas, y corresponden al tipo de vasos
escultóricos, o vasos-retrato. Los vasos registrados en contextos no funerarios, en
el Núcleo Urbano, se han identificado a partir de fragmentos de borde, en un número
muy bajo, por lo cual, la información que se tiene para el yacimiento, sobre este tipo
de vasija, es sesgada. Son piezas moldeadas; tres presentan la superficie pulida y,
en un caso, alisada. Su decoración combina lo escultórico con la pintura, retratando
caras de personajes antropomorfos, destacando gestos específicos o rasgos
físicos.

VASO ESCULTORICO, TIPO VASO


RETRATO. PAHL

Figurinas:
Las figurinas o figurillas son estatuillas escultóricas. En el yacimiento, estas se
dividen en dos tipos: figurinas sólidas y figurinas huecas. Las figurinas sólidas se
elaboraron con un molde simple, mientras que las huecas se elaboraron con un
molde de dos tapas o molde bivalvo, que originaron un vacío interno. En ambos
casos la pasta es fina o de término medio y el acabado de superficie, alisado. En la
mayoría de los casos son piezas alisadas.
Las figurinas son representaciones escultóricas. Adicionalmente, en algunos casos
se puede observar pintura en algunas zonas del cuerpo, con colores como el rojo,
el crema o el negro, como es el caso de algunas figurinas que tienen pintura roja
oscura en la cabeza, quizás representando el cabello del personaje, o pintura crema
en los adornos o accesorios que viste. En algunos casos, ciertas zonas del cuerpo,
como por ejemplo los brazos, se representan por medio de incisiones, excisiones y
acanaladuras.
La mayoría de figurinas representan personajes de sexo femenino, pero también las
hay de sexo masculino y de animales.
Su función precisa aún no es desconocida. No se han hallado figurinas en las
tumbas de huaca de la Luna o de la plataforma Uhle. Salvo en seis casos en que
se halló una figurina como parte del ajuar funerario de un individuo en tumbas del
Núcleo Urbano, las figurinas se registran en contextos domésticos del Núcleo
Urbano, exclusivamente. Incluso se han hallado dentro de las cocinas, en fogones
y zonas de quema. En base a esto, existen hipótesis que plantean que las figurinas
habrían servido para rituales domésticos236, como es el caso de las figurinas de
Valdivia (Ecuador), asociados a la fertilidad y regeneración.
En todos los casos de figurinas halladas en tumbas, en el Núcleo Urbano, estas
están asociadas a tumbas Moche IV. En los 6 casos registrados, el personaje
parece pertenecer al sexo femenino, lleva un collar (¿o un pectoral?) y una túnica
hasta la altura de las rodillas, y tiene los brazos flexionados a la altura del abdomen,
apoyando las manos sobre el vientre, igual a otros casos registrados de figurinas
enteras halladas en contexto no funerario. En otros casos, la figurina femenina lleva
sólo un camisón hasta la altura de la pelvis o está totalmente desnuda.
Figurina hueca, moche IV, que representa una
Figurina sólida que representa personaje
mujer tuerta, registrada en un taller de alfarero. femenino con las partes íntimas
PAHL expuestas. Taller alfarero. PAHL

Cerámica Domestica
La cerámica doméstica, generalmente burda, es aquella compuesta por vasijas
utilizadas en actividades cotidianas. Esto es evidente en la cerámica encontrada en
Huacas de Moche, cuya cerámica es modelada a mano y sin embargo de formas
estandarizadas, las vasijas utilitarias no decoradas fueron hechas con una pasta
gruesa y tienen paredes más espesas que la cerámica ritual (Gamarra y Gayoso,
2008) según sus dimensiones y características morfológicas, las vasijas utilitarias
que se pueden clasificar en tres categorías:
Las ollas que son vasijas, de cuerpo esférico, gollete corto, aunque hay algunos sin
gollete y boca ancha (Manrique y Cáceres, 1989). Son fáciles de mover y manipular,
tienen una forma adecuada para la cocción de alimentos, con su forma abierta que
favorece el acceso de contenido y su base redondeada, ligeramente aplastada, bien
diseñada para conducir el calor (Henrickson y McDonald 1999). Las ollas que se
han encontrado en Huacas de Moche están hechas con una pasta porosa, para
lograr resistencia al momento de someterlas a altas temperaturas.

Los cántaros, se tratan de vasijas generalmente más grandes, con un gollete más
alto y derecho, un cuerpo más alto y derecho, un cuerpo más alargado
estrechándose en la base y una boca más angosta. Tienen paredes delgadas y
son bastantes ligeros en proporción a su volumen; así pueden ser movidos y
manipulados con facilidad. Servían para trasladar líquidos y almacenar productos
fáciles de verter, tales como sal, granos o moluscos vicos conservados en agua.
Cantaros

Las tinajas, estas son vasijas masivas de tamaño muy grande, de paredes
gruesas, sin gollete, con un cuerpo ovoide y una base convexa, la más voluminosa
tienen una forma alargada con un estrechamiento ligero en el centro, donde el
ceramista juntó la parte superior y la parte inferior durante su fabricación. Las pastas
de las tinajas son las más toscas, gruesas y de mayor granulometría.
Su textura oscila entre media y gruesa, en función del tamaño. Generalmente son
restregadas o toscamente alisadas, aunque hay casos de un alisado más o menos
elaborado. Presentan entre 6 y 38 mm de espesor, en función del tamaño de la
pieza.
Algunas tinajas presentan agarraderas en la zona superior del cuerpo. Como vemos
estas vasijas sirvieron para almacenar líquidos como agua o chicha (cerveza de
maíz). El diámetro de su boca, generalmente de más de 30 cm. es inferior al
diámetro de su cuerpo. Su contenido está en parte protegido, pero permanece
todavía accesible para introducir una escudilla. De peso considerable, las tinajas
grandes se movían co dificultad y se encuentran generalmente en contextos
primarios, alineados a lo largo de muros de viviendas. Otras tinajas, no tan masivas
y de forma más abierta, a veces presenta huellas de quema en sus paredes
exteriores, estas posiblemente sirvieron para hervir o fermentar chicha.
Tinaja de borde simple registrada en el ambiente 29 del CA9

Platos
Son vasijas utilitarias destinadas al consumo de alimentos. Morfológicamente son
aquellos cuyo perfil no supera la octava parte de una esfera. Los platos registrados
en el yacimiento se han identificado a partir de fragmentos de bordes hallados en
contextos domésticos del Núcleo Urbano, por lo cual, la información que se tiene
sobre este tipo de vasija es sesgada. No se ha registrado ningún plato completo en
ningún contexto. Se realizaron preferentemente mediante la técnica del modelado,
utilizando una pasta de textura que oscila entre fina y media, de un espesor que
varía entre 2 y 10 mm. Estaban pulidos internamente, mientras que la superficie
exterior se encontraba alisada. Algunos platos presentan decoración.
EJEMPLOS DE PLATOS DE MOCHE IV, REGISTRADADS EN DIFERENTEES CONTEXTOS DEL
YACIMIENTO
Crisoles
Son pequeñas vasijas cuya forma es bastante variable, pero tiende a presentar un
cuerpo ovoide y un pequeño cuello, sin base. No son piezas muy elaboradas,
técnicamente hablando. En la mayoría de los casos son piezas modeladas, de
superficie alisada, de una altura que oscila entre 25 y 65 mm. El diámetro de su
abertura varía entre 20 y 30 mm.
Se han hallado unos pocos ejemplares completos en tumbas del Núcleo Urbano, en
ningún caso en la huaca de la Luna. La mayoría de información sobre este tipo de
vasija se tiene a partir de fragmentos registrados en el Núcleo Urbano. La textura
de la pasta es media y su espesor oscila entre 2 y 4 mm.
Una evidencia de uso de este tipo de vasija se da en la producción metalúrgica.
Fragmentos de crisol con residuos de cobre adherido a sus paredes, como aquellos
registrados en el taller del CA27, indicarían que fueron utilizados para fundir el
cobre.
Crisoles hallados en la Tumba I del CA 36, en el Núcleo urbano, PAHL
Instrumentos Musicales
Los fragmentos de instrumentos musicales son frecuentes en el registro
arqueológico del yacimiento, lo cual se sustenta por el hecho de que la música formó
parte de muchas de las actividades sociales de los moches, al igual que en muchos
otros grupos culturales del mundo. La música fue parte importante de las actividades
comunales (faenas del campo, limpieza de canales, etc.) de los ritos (matrimonio,
funerales, etc.) y de la guerra, tanto en el mundo de los vivos como en el de los
antepasados. La mayoría de instrumentos de cerámica registrados en el yacimiento
son aerófonos (instrumentos de viento), a excepción de la sonaja, que es un
instrumento de percusión autófono. La iconografía moche también ilustra la
existencia de pequeños tambores, pero estos no se han registrado aun
arqueológicamente. Los instrumentos musicales hechos de cerámica parecen ser
bienes de uso restringido a las elites medias y altas; la gente del común habría
utilizado otras materias primas.

Silbato
Es un instrumento musical pequeño y hueco que produce un silbido o sonido agudo
cuando se sopla con fuerza en él. Se han registrado dos tipos de silbatos: en el
primer tipo, el mismo agujero por donde se sopla sirve de salida para el silbido; en
el segundo tipo, conocido como pito, existe un conducto para dirigir todo el aire hacia
la caja de resonancia, saliendo el silbido por otro orificio.
Ocarina
Como se sabe, es un instrumento de viento, a manera de flauta globular, o de silbato
al que se le han añadido orificios para producir sonidos de diferentes alturas; su
extensión es corta, generalmente no puede hacer más de una octava. La pasta es
de textura fina o media, y la superficie se presenta alisada. El promedio de espesor
de sus paredes es de 5 mm. Destacan las representaciones animales, como la de
los camélidos.
Corneta o Trompeta
Instrumento de viento de bocina enroscada. La pasta tiene una textura entre fina y
media, cuyo espesor varía entre 5 y 7,5 mm. Su superficie expuesta está alisada y,
en algunos casos, pulida. Pueden estar pintadas o no, y en muchos casos la parte
terminal es escultórica, representando motivos zoomorfos, en especial el de un
felino.
Sonaja o Sonajero
Es un instrumento de percusión, del tipo idiófono, cuyo cuerpo hueco contiene en
su interior elementos sólidos sueltos, generalmente pequeñas semillas, y va provisto
de un mango; el sonido se obtiene el sacudir o agitar el instrumento. La forma más
común es la de una calabaza doble. La pasta es de grosor fino, y la superficie se
presenta alisada, a veces con pintura crema.
Pututo
En la zona central andina, el pututo es un instrumento de viento, a manera de
trompeta, que se “fabrica” o adapta aprovechando ya sea cuernos de buey, o de la
concha de caracoles marinos tropicales, como el Strombus galeatus Swaison (antes
Strombus peruvianus) o del Malea ringens S. “caracol bola”, principalmente, cuya
presencia se da en la denominada provincia malacológica panameña, es decir,
desde Punta Aguja, en Piura (Perú), hasta el Golfo de California. Existen piezas que
son imitaciones de la concha del Strombus galeatus s., hechas de cerámica,
registradas en el Núcleo Urbano del yacimiento. La pasta es generalmente de
textura media, y la superficie se presenta alisada, pudiendo presentar engobe.
Pututo de cerámica registrado en el núcleo
urbano, PAHL

DECORACIÓN
La decoración incluye el modelado, moldeado, inciso, pulimentado y pintado, a
menudo combinado varias de estas técnicas. Parece que la decoración plástica fue
hecha a molde, incluyendo diseños geométricos en bajo relieve. Las vasijas fueron
pintadas a precocción, usando pintura blanca y roja, ocasionalmente fueron incisas
y frecuentemente pulidas. La pintura era generalmente de fondo blanco o crema o
naranja y diseños en rojo.
La decoración fue a base de dos colores: crema y rojo indio, siendo la forma más
preferida y típica la botella esférica de base plana y asa estribo. Debemos destacar
que dentro de la morfología de la cerámica, existe una gran variedad de formas:
botellas, cántaros, ollas, "cancheros" con mangos y sin ellos, vasos, cuencos,
platos, copas; representación de instrumentos musicales, vasijas escultóricas
mostrando personajes masculinos y femeninos, ceramios con diseños
arquitectónicos, etc.
En la cerámica los motivos pintados en el entorno de los cuerpos globulares de los
ceramios incluyen temáticas variadas de su mundo ecológico, de sus actividades
básicas de caza, pesca, recolección, tecnologías, batallas, danzas, sexualidad y un
complejo mundo de representaciones ritualistas: ceremonias de sacrificios
humanos, transformaciones míticas: antrozoomórficas, antro-ictiológicas,
antroornitomórficas; complementado con una serie de elementos tipo geométricos,
como signos escalonados, grecas, cruces.
En el coloreado de los vasos se emplearon también arcillas muy finas, cuyos tonos
varían del blanco cremoso al ocre amarillo, y del ocre rojo al tono sepia, tambien se
utilizaron algunos óxidos minerales.
Entre los estilos de pintura tenemos el negativo primitivo, que se clasifica como Pre
-Cupisnique, encontrados en el valle de Virú y en las cercanías de Huaca del Sol,
otro tipo de decoración es el negativo evolutivo, encontrado en vasos cuya superficie
es cubierta con motivos variados de color negro que sirven de fondo a la
composición total y que hacen resaltar el color rojo natura del vaso.
El abigarrado se presenta al parecer por cierta influencia Tiahuanaco, se presenta
en vasos decorados con dibujos finísimos, motivo que hallamos tanto en cerámica
Tiahuanaco como en los que cubren la bicromada Mochica de los últimos periodos;
esta decoración consiste en la acumulación de motivos ornamentales.
CERAMICA CON PINTURA

Cántaro con decoración en Botella escultórica representando a un


relieve representando monos personaje a personaje sentado con
comiendo y decoración pintada pendiente y tocado, presenta pintura
con diseños geométricos facial y una vestimenta decorada con
motivos ajedrezados y escalonados
CERAMICA EN ALTO RELIEVE E INCISIONES:

VASIJA CON GRABADO MOLDE PARA FABRICAR CERAMICA

CERÁMICA EN NEGATIVO EVOLUTIVO


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