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FACTORES DE RIESGO PARA LA SALUD EN FUNCIÓN DEL DESARROLLO PSICOLÓGICO ALCANZADO EN LAS

ETAPAS DE LA ADOLESCENCIA Y JUVENTUD

La psicología también ha investigado las causas de los comportamientos juveniles de riesgo, especialmente de
la violencia. Para la psicología los comportamientos de riesgo son el resultado de una interacción entre el
individuo y su entorno social. Destacan factores de influencia inmediata a nivel individual (edad, sexo,
personalidad, hábitos, creencias, desarrollo cognitivo, nivel socioeconómico); a nivel familiar (estilo de
educación de los padres, entorno familiar); social o de pares (relaciones personales, desempeño y entorno
escolar), y del entorno o medioambiente (disponibilidad de drogas, armas, comunidad violenta, pobreza,
hacinamiento, migración, desigualdad, composición racial, violencia en los medios). También mencionan
factores a nivel macro, como la urbanización, la pobreza, la migración, la recesión económica y un sistema de
justicia ineficaz. Estos aspectos pueden sistematizarse con indicadores socioeconómicos e indicadores que
permitan medir el desarrollo psicosocial del individuo (caracterización del sujeto, de su entorno cercano y sus
redes sociales). La psicología otorga especial importancia a las redes sociales en lo que respecta a la formación
de preferencias e identidad. Estudios recientes sostienen que las redes sociales son un vehículo de “contagio” de
ciertos comportamientos. Christakis y Fowler publicaron una serie de estudios (2007, 2008a, 2008b, 2008c y
2009) donde analizan el efecto de las redes sociales sobre la conducta individual, principalmente en indicadores
de salud como aumento de peso, o abuso de sustancias (tabaco y alcohol). De acuerdo con estos resultados, las
redes sociales son un factor clave en la salud de los individuos. Por ejemplo, los individuos no se convierten en
obesos o en fumadores aisladamente: se trata de un fenómeno grupal. Otros estudios refuerzan los resultados de
la investigación de Christakis y Fowler, ya que encuentran efectos significativos de grupos de amigos y pares
en la conducta sexual adolescente y la iniciación de la actividad o el debut sexual (Sieving y otros, 2002), así
como en las relaciones sexuales no afectivas.

FACTORES DE RIESGO RELEVANCIA Y PROBLEMÁTICA EN SU MEDICIÓN

El capítulo trata sobre la medición de factores de riesgos específicos que, a pesar de ser ampliamente conocidos
en el ámbito de las políticas públicas por su relevancia, carecen aún de una metodología sólida y estandarizada
de medición. El capítulo se centra en el estado del arte en medición de habilidades para la vida difíciles de
capturar mediante pruebas estandarizadas, pero con influencia decisiva en el desarrollo cognitivo. La
problemática en medición no parece ser un tema aislado del desarrollo no cognitivo, sino que se extiende a
otras dimensiones de gran relevancia en el ámbito de la juventud. El capítulo aborda así la medición de
preferencias intertemporales del joven, las herramientas más comunes para su medición y cómo la concepción
del riesgo en el joven puede ser un factor esencial para el desarrollo de comportamientos de riesgo.

1. ¿Qué nos dicen los factores de riesgo? Es posible que los factores de riesgo no sean la causa directa de
comportamientos de riesgo, pero aumentan la probabilidad de que una persona joven los adopte (Mercy
y otros, 2002; DHHS, 2001). Incluso cuando no son el desencadenante principal de un comportamiento
riesgoso, conocer los factores de riesgo ayuda a diseñar intervenciones más efectivas para modificar
positivamente las conductas de los jóvenes. El creciente número de estudios sobre juventud en riesgo ha
mejorado el conocimiento sobre los factores que hacen a algunas poblaciones más vulnerables y
susceptibles de incurrir en comportamientos riesgosos. Conocer los factores de riesgo más importantes
es esencial para identificar situaciones de alto riesgo y establecer prioridades en el diseño de programas.
Por ejemplo, las escuelas pueden emplear información sobre comportamientos de riesgo para identificar
y satisfacer las necesidades más urgentes de los estudiantes. En el capítulo 2 se identificaron factores
que predisponen a los jóvenes a iniciar actividades de riesgo. También las intersecciones entre factores
contribuyen a explicar el desarrollo de estos comportamientos. Por ejemplo, los jóvenes con baja
autoestima, influencias sociales negativas y un bajo nivel de dedicación a los estudios, o unas
perspectivas de futuro negativas, tienen una mayor probabilidad de incurrir en comportamientos
riesgosos. El entorno cercano es un factor de riesgo esencial. A nivel familiar, una pobre comunicación
entre padres e hijos, un bajo nivel de monitoreo y la falta de apoyo familiar favorecen los
comportamientos de riesgo. Además, las prácticas parentales excesivamente duras o erráticas, así como
actitudes de rechazo o frialdad se han asociado con una reducida habilidad de autocontrol y una mayor
adopción de comportamientos de riesgos en los niños y jóvenes. El abuso físico también se asocia con
una mayor probabilidad de que el niño tenga comportamientos violentos. El ambiente en el colegio y el
vecindario, un estatus socioeconómico bajo y la ausencia o mala calidad de las relaciones entre los
jóvenes y adultos fuera de la unidad parental también predisponen a los comportamientos negativos. Un
estudio sobre las prácticas académicas y el clima en la escuela (cultura institucional) llevado a cabo en
el Reino Unido reveló que las intervenciones disciplinarias frecuentes por parte de los maestros en la
escuela estaban asociadas a más comportamientos negativos y que la conducta de los alumnos fue mejor
cuando los maestros utilizaron elogios con frecuencia. Además, cuando los comportamientos negativos
en la infancia temprana se trataban de manera adecuada, con firmeza pero con el mínimo nivel de
interferencias, se obtuvieron mejores resultados y un aumento de la atención por parte de los estudiantes
(Rutter, 1979). El riesgo de iniciarse en actividades criminales es mayor entre jóvenes que viven en
zonas marginales urbanas, caracterizadas por el deterioro de la infraestructura, hogares masificados,
alquileres subvencionados y una alta tasa de movilidad entre sus habitantes. Sin embargo, los datos no
son concluyentes sobre si estos factores ejercen una influencia en los jóvenes mayor que el estrés
derivado de la adversidad y un entorno familiar negativo. La tasa de prevalencia de delitos cometidos
por adolescentes y jóvenes varía ampliamente entre escuelas secundarias, pero no está claro hasta qué
punto las propias escuelas tienen un efecto sobre la delincuencia (por ejemplo, por no prestar atención
suficiente a prácticas de intimidación —bullying—, castigos demasiado duros, o ausencia de alabanzas
y refuerzos positivos de la conducta), o si los niños problemáticos se concentran en las mismas escuelas
por otros motivos. Si bien los datos no prueban que la pertenencia a un grupo que incurre en actividades
delictivas induzca a los jóvenes a delinquir, o si simplemente quienes lo hacen tienden hacia la
compañía del otro (o ambos), la ruptura con estos círculos a menudo coincide con el cese de la
delincuencia. Rasgos de personalidad como la impulsividad, hiperactividad, inquietud y limitada
capacidad de concentración se han asociado con un bajo rendimiento académico y una escasa capacidad
de prever las consecuencias de involucrarse en comportamientos antisociales y delictivos. Todos estos
factores influyen en aspectos del desarrollo juvenil, tal y como el desarrollo de la personalidad, la
capacidad de aprendizaje, concentración, autorregulación, persistencia, motivación, aversión al riesgo,
factores que determinarán a su vez el éxito escolar y profesional del individuo. Por ello, las encuestas de
juventud han incluido secciones para obtener medidas de exposición al riesgo. Un número creciente de
estudios recientes han puesto de relieve la importancia de las preferencias intertemporales de la gente
joven para la toma de decisiones. No obstante, hay pocos datos que prueben qué métodos e instrumentos
de recolección de datos proporcionarían una medida exacta de esta dimensión. En este capítulo
ofrecemos algunas pautas básicas para adaptar los instrumentos de encuesta con el fin de recoger
información sobre las preferencias y otros factores de riesgo que han demostrado ser esenciales para
predecir y prevenir las conductas de riesgo.

2. Dimensiones e indicadores de interés para la medición de factores de riesgo En el capítulo 2 se


suministraron las herramientas para medir comportamientos de riesgo en jóvenes; en este capítulo
abordaremos el estudio de los factores de riesgo cuya medición resulta más problemática. Contamos con
dimensiones de riesgo que poseen una metodología e indicadores estandarizados de medición
comúnmente utilizados en el trabajo con jóvenes: i) educación, ii) mercado laboral, iii) redes sociales,
iv) entorno cercano, v) salud mental y vi) uso del tiempo. El cuadro siguiente sistematiza las principales
dimensiones a las que hacemos referencia. Las recomendaciones y consideración pertinente al diseño y
relevamiento de información de estos indicadores son comunes a las mencionadas en los capítulos
destinados al estudio de comportamientos de riesgo. En las próximas secciones, este capítulo se centrará
en la medición de habilidades no cognitivas y preferencias temporales cuya problemática de medición
responde a una naturaleza más compleja y donde, a pesar de los grandes progresos en el área, carecemos
de una metodología estandarizada.
Se considera factor de riesgo a la característica o cualidad de una persona o comunidad que se sabe
va unida a una mayor probabilidad de daño a la salud.

La adolescencia, por ser un período crítico sometido a constantes cambios en el desarrollo físico, psíquico y
social del adolescente, así como también en el marco familiar en que éste se desenvuelve, se considera
como un período de riesgo en el cual pueden darse las bases para la aparición de síntomas y enfermedades,
así como también de alteraciones de la personalidad.

En la atención primaria, el médico en su trabajo con el adolescente, debe tener c o m o o b j e ti v o s


p r i n c i p a l e s : l o g r a r e l desarrollo integral máximo de él, contribuir a s u c o r r e c t a e d u c a c i ó n y
detectar precozmente cualquier trastorno o enfermedad oculta. De ahí que
consideremos importante que tenga un b u e n m a n e j o s o b r e l o s f a c t o r e s predisponentes de
riesgo que pueden estar presentes en esta etapa de la vida.

El uso tradicional del concepto de riesgo ha sido esencialmente biomédico y se ha relacionado con la
mortalidad. Esta concepción no resulta muy útil para la salud d e l a d o l e s c e n t e , c u y o s p r o b l e m a s s e
generan más bien en el contexto social y a f o r t u n a d a m e n t e n o s i e m p r e o r i g i n a n mortalidad.

La idea fundamental de este enfoque es que el riesgo nos brinda una medida de la necesidad de atención
a la salud. El conocimiento del riesgo o de la probabilidad de que se presenten futuros problemas de s a l u d
p e r m i t e a n ti c i p a r u n a a t e n c i ó n adecuada y oportuna.

Por todo ello creemos muy importante h a c e r u n a n á l i s i s d e l o s f a c t o r e s psicosociales de riesgo


en la adolescencia; para esto consideraremos como principales f a c t o r e s d e r i e s g o p s i c o l ó g i c o s l o s
siguientes:

1. I n s a ti s f a c c i ó n d e l a s n e c e s i d a d e s psicológicas básicas. Dentro de ellas podemos destacar la


necesidad de autoafirmación, de independencia, de relación íntima personal y la aceptación por parte del
grupo.
2. Patrones inadecuados de educación y crianza. Estos pueden ser:
a) Sobreprotección: Se puede manifestar d e u n a m a n e r a a n s i o s a ( a l c r e a r sentimientos de
culpa en el adolescente) o de una manera autoritaria (al provocar rebeldía y desobediencia).
b) Autoritarismo: Limita la necesidad de independencia del adolescente y mutila el libre desarrollo de su
personalidad, para provocar como respuesta en la m a y o r í a d e l o s c a s o s , r e b e l d í a y
enfrentamientos con la figura autoritaria y pérdida de la comunicación con los padres.
c) Agresión: Tanto física como verbal, m e n o s c a b a l a i n t e g r i d a d d e l adolescente, su
autoimagen y dificulta e n g r a n m e d i d a l a c o m u n i c a c i ó n familiar.
d ) Permisividad: Esta tendencia educativa propicia la adopción de conductas inadecuadas en los
adolescentes por carencia de límites claros.
e) A u t o r i d a d d i v i d i d a : E s t e ti p o d e educación no permite claridad en las normas y reglas de
comportamiento, y provoca la desmoralización de las figuras familiares responsables de su
educación.

3. A m b i e n t e f r u s t r a n t e . C u a n d o e l adolescente no encuentra adecuadas manifestaciones de


afecto, cuando hay censura inmotivada y frecuente hacia s u p e r s o n a , c u a n d o s e r e c i b e n
c o n s t a n t e s a m e n a z a s , c a s ti g o s e intromisiones en su vida privada y cuando se aprecia un
desentendimiento y alejamiento de las problemáticas que presenta.

4. Sexualidad mal orientada. Cuando por la presencia de prejuicios en relación con los temas sexuales, la
comunicación en e s t a e s f e r a q u e d a r e s t r i n g i d a y e l adolescente busca por otros medios, no
siempre los idóneos, sus propias respuestas e informaciones o en muchos
c a s o s m a n ti e n e g r a n d e s l a g u n a s q u e l e a c a r r e a n g r a n d e s problemas por el
desconocimiento, la desi nf or m aci ón y l a f or m ac i ón de juicios erróneos en relación con la
sexualidad.

En relación con el riesgo social del adolescente analizaremos algunos factores sociales y ambientales que
pueden conducir a resultados negati vos en los jóvenes.

Como principales factores de riesgo social tenemos:

1. Inadecuado ambiente familiar. Cuando la familia es disfuncional, no cumple sus funciones básicas y
no quedan claros las reglas y roles familiares se dificulta el libre y sano desarrollo de la
p e r s o n a l i d a d d e l a d o l e s c e n t e . E s necesario que exista un soporte familiar abierto, capaz de
asimilar los cambios requeridos para la individualización del adolescente.
2. Pertenencia a grupos antisociales. Este factor tiene como causa fundamental la sati sfacción de la
necesidad de autoafi rmación y la necesidad del seguimiento del código grupal. Por lo
general cuando los adolescentes no e n c u e n t r a n u n a v í a a d e c u a d a d e autoafirmación
tratan de buscarla en este tipo de grupo donde fácilmente la encuentran, con el reconocimiento
grupal ante la imitación de sus patrones inadecuados.
3. La promiscuidad. Es un factor de riesgo social que no sólo puede ser motivo d e e m b a r a z o s
p r e c o c e s y enfermedades de transmisión sexual, s i n o q u e t a m b i é n p r o p i c i a u n a
autovaloración y autoestima negativas que puede deformar la personalidad del adolescente.
4. Abandono escolar y laboral. Este hecho provoca que el adolescente se halle desvinculado de la
sociedad, y no e n c u e n t r e l a p o s i b i l i d a d d e u n a autoafirmación positiva, al disminuir las
p o s i b i l i d a d e s d e c o m p r o b a r s u s destrezas para enfrentar los problemas y asumir
responsabilidades, lo cual resquebraja su autoestima, la confianza en sí mismo y en sus posibilidades
de desarrollo social.
5. Bajo nivel escolar, cultural y económico. Estos son elementos considerados como protectores del
desarrollo y la salud y el hecho de presentar un déficit en ellos le impide al adolescente un
e n f r e n t a m i e n t o a d e c u a d o a l a s situaciones de conflicto.
De manera general podemos decir que el manejo de estos factores de riesgo permite identi fi car a aquellos
adolescentes que están más expuestos a sufrir los daños que los aquejan, como accidentes, embarazos
p r e c o c e s , a b u s o d e s u s t a n c i a s p s i c o - a c ti v a s , e n f e r m e d a d e s d e t r a n s m i si ó n sexual y el
suicidio; por lo que la sociedad y el sistema de salud deben propiciar el desarrollo de factores protectores
que apoyen el crecimiento y la maduración sana del adolescente, como son el establecimiento y el logro de
una adecuada autoestima, que l e b r i n d e p o s i b i l i d a d e s d e e n f r e n t a r problemas con
responsabilidad; además de oportunidades de autoafirmación positiva, y l e p r o p o r c i o n e e s p a c i o s
s o c i a l e s adecuados para lograr un soporte familiar a b i e r t o y b r i n d a r o p o r t u n i d a d d e
superación educacional y cultural que le faciliten la solución a los problemas, pues la ausencia de vías para la
solución puede llevar al adolescente a alcanzar altos niveles d e d e s e s p e r a c i ó n y s e n ti m i e n t o s d e
impotencia y por tanto a la autodestrucción y al suicidio.

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