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4.1- Consideraciones generales acerca del tratamiento del abuso sexual infantil
Diversos autores (Rojas Breedy, 2002; Malacrea, 2000; Barudy, 1998, 2000;
Perrone y Nannini, 1998; Durrant y Kowalski,1993; Sename, 1999; Álvarez, 2002, 2003;
Soto, 2002; Cantón Duarte y Cortés, 1999; Kernberg, 2003) han planteado aspectos
relevantes a considerar en el tratamiento para las víctimas de abuso sexual, desde
diferentes perspectivas teóricas. Sin embargo, aunque presentan elementos disímiles, es
posible observar ciertos planteamientos comunes a los diferentes autores.
En este sentido, como plantean Rojas Breedy (2002) y Cantón Duarte y Cortés
(1999) el tratamiento del abuso sexual infantil requiere un enfoque integrador, que reúna
postulados de diferentes escuelas teóricas, e incluya el uso de diferentes técnicas
(psicoanalíticas, gestálticas, conductuales, interpersonales, farmacológicas, entre otras).
Se distinguen, en general, dos etapas principales dentro del tratamiento del abuso
sexual infantil. La primera etapa, se refiere a la intervención en crisis y la protección a la
víctima, la cual es llevada a cabo por un equipo psicosocial, y la segunda etapa consiste en
la elaboración o psicoterapia propiamente tal, donde el rol fundamental lo cumple un
equipo terapéutico específicamente preparado para ello, generalmente compuesto por uno
o más psicólogos (Rojas Breedy, 2002; Malacrea, 2000; Sename, 1999; Álvarez, 2002;
Kernberg, 2003; Soto, 2002; Barudy, 1998).
Un aspecto relevante dentro de la terapia del abuso sexual, es que si bien debe estar
centrada en las consecuencias de la experiencia de abuso, requiere además que el terapeuta
sea capaz de reconocer al niño/a de manera integral, considerando y fortaleciendo sus
potencialidades, para que éstas sirvan de apoyo al enfrentar los aspectos más difíciles y
dañados por el abuso y, a su vez, permitan un crecimiento e integración personal más allá
de la superación del abuso sexual (Cantón Duarte y Cortés, 1999; Rojas Breedy, 2002;
Alvarez, 2002; Durrant y Kowalski ,1993, Kernberg, 2003).
La mayoría de los autores (Soto, 2002; Álvarez, 2002, 2003; Kernberg, 2003;
Barudy, 2000; Rojas Breedy, 2002) señala como un objetivo de importancia, la
elaboración del sentimiento de culpa por la situación abusiva, su revelación o
consecuencias, sentimiento común en muchas víctimas. Resulta necesario intentar atenuar
este sentimiento, mediante una reestructuración cognitiva que permita la redefinición de
creencias falsas. En este sentido, se busca responsabilizar al agresor y desculpabilizar a la
víctima. Sin embargo, también se plantea la necesidad de considerar los errores de la
propia víctima y la figura protectora ante la situación de abuso sexual, de manera de no
caer nuevamente en ellos, previniendo una revictimización.
Dentro del tema del autocuidado, se trabajan con los niños/as de manera
psicoeducativa principalmente contenidos referidos a reconocer el cuerpo como propiedad
privada, reconocer sus límites corporales, escuchar mensajes del propio cuerpo, el derecho
de decir no si alguien los trata de tocar o les pide hacer algo que no quieren, conocer los
trucos y manipulaciones que algunos adultos usan para tocarlos, discriminar entre
tocamientos adecuados e inadecuados, identificar situaciones peligrosas asociadas al
abuso, límites de la confianza, acciones para autoprotegerse y la búsqueda de figuras de
protección ante situaciones de riesgo (Álvarez, 2003; Cantón Duarte y Cortés,1999;
Barudy, 2000).
Según Barudy (1998, 2000), este tipo de tratamiento resulta efectivo dado que el
surgimiento de una situación abusiva de carácter sexual es una expresión de un síntoma de
disfunción familiar, tanto en casos de abuso sexual intrafamiliar, como extrafamiliar. Sin
embargo, este tipo de terapia resulta fundamentalmente necesario en casos de abuso sexual
intrafamiliar, especialmente en casos de incesto (abuso del padre hacia la hija), en donde
el objetivo es que la familia formule nuevas definiciones de su situación y pueda cambiar
la dinámica que permitió el surgimiento y matenimiento de la situación abusiva. Cuando
el abuso sexual es extrafamiliar, la función de la terapia familiar es reorganizar a la familia
posterior a la situación abusiva, ya que toda la familia fue agredida y desestabilizada por
esta situación.