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FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGIA

INFORME:

Terapia de pareja

CURSO:

Terapia Familiar y de Pareja

CICLO:

IX

DOCENTE:

Dr. Andrés Rafael Obregón Mendoza

INTEGRANTES:

Dayana Katherine Reforme Saavedra


Heberth Luigi Vigo Infante
Maria Celeste Valverde Castillo
Mayra Crisel Dolores Huamán
Melany Grace Huiman Vásquez

TRUJILLO-PERÚ

2021-II
TERAPIA DE PAREJA
1. HISTORIA DE LAS TERAPIAS DE PAREJA
La consejería matrimonial se originó en Alemania en los años de 1920 como parte
del movimiento eugenésico. Los primeros institutos de consejería matrimonial en
los Estados Unidos de América se crearon en los años de 1930, parcialmente en
respuesta a los centros médicos alemanes de consejería matrimonial para purificación
racial. En los Estados Unidos de América, los promotores fueron Paul Popenoe, Robert
Latou Dickinson, Abraham y Hannah Stone.
Entre otros pioneros en los EUA se incluye a Lena Levine y Margaret Sanger.
No fue hasta los años de 1950 que los terapeutas empezaron a tratar los problemas
psicológicos en el contexto de la familia. Por lo tanto, la terapia de pareja como
un servicio profesional y discreto es un fenómeno reciente. Hasta finales del siglo XX,
la labor de consejería para parejas la realizaban informalmente amigos cercanos,
familiares o consejeros religiosos locales. Los psiquiatras, psicólogos, consejeros y
trabajadoras sociales trataban principalmente problemas psicológicos individuales en un
entorno médico y psicoanalítico.
A raíz de la creciente modernización u occidentalización en muchas partes del mundo, y
el continuo cambio hacia familias nucleares aisladas, se está optando por recurrir a
terapeutas de pareja o consejeros matrimoniales.
El abuso de pareja o la violencia doméstica es común en todo el mundo. Incluye abuso
físico, emocional y sexual, amenazas, retención de dinero, y problemas de salud física y
emocional que perduran en el tiempo. La asistencia activa de personas capacitadas,
denominada “actividades de apoyo”, puede ayudar a las mujeres a lidiar con esto, al
brindarles asesoramiento y apoyo para la planificación de su seguridad y para
incrementar su acceso a diferentes servicios. Estas actividades pueden llevarse a cabo en
diferentes espacios, como la comunidad o un refugio, y pueden durar desde menos de
una hora hasta 80 horas.
Una revisión sistemática de 13 estudios clínicos, concluyó que el apoyo intensivo puede
mejorar la vida cotidiana de las mujeres en refugios, para situaciones de violencia
doméstica a corto plazo, y pueden reducir el abuso físico uno o dos años después de la
intervención. No hay evidencia clara de una reducción en el abuso sexual, emocional o
en general, o de que estas actividades beneficien a la salud mental de las mujeres.
Tampoco está claro si las actividades de apoyo breve son eficaces, aunque estas pueden
proporcionar beneficios de salud mental a corto plazo y reducir el abuso en ciertas
mujeres.
2. ENFOQUES PSICOTERAPÉUTICOS DE LA TERAPIA DE PAREJA
El terapeuta de pareja colabora en la solución de los conflictos, da herramientas para
crear una convivencia armoniosa, entrena a los miembros en aspectos que fortalecen la
intimidad, mejoran la comunicación y sanan los vínculos de la relación. Se tomarán en
cuenta los distintos enfoques psicoterapéuticos: Enfoque sistémico, Enfoque cognitivo
conductual, Enfoque psicoanalítico, Enfoque gestáltico, Enfoque del análisis
transaccional y el Enfoque de la terapia breve centrada en soluciones.
1. Enfoque sistémico
Este enfoque se presenta como una forma sistemática y científica de aproximación y
representación de la realidad vista desde una perspectiva holística e integradora, donde
lo importante son las relaciones y los componentes que a partir de ellas emergen. De ahí
emerge la terapia sistémica.
Por tanto, su estudio y práctica pone especial importancia en la relación y comunicación
en cualquier grupo que interaccione, entendido como un sistema. Este enfoque se
extiende también a las personas individuales, teniendo en cuenta los distintos sistemas
que componen su contexto.
Como ventajas del abordaje de pareja encontramos que se trata de una intervención en
un grupo natural formado, con una situación establecida y estructurada, que cuenta con
reglas, definiciones e interacciones. Se puede realizar terapia en vivo con los integrantes
que demuestran en el consultorio las interacciones observables y no sólo referidas, con
un enfoque, sobre las quejas actuales.
Así mismo, es posible desarrollar un enfoque centrado en la queja o problema, no
solamente en un síntoma o diagnóstico. Esto da a la pareja un lugar propio,
independiente de otros sistemas, pues, como se mencionó al principio del texto, no se
trata únicamente de un subsistema familiar. Por lo tanto, permite incluir elementos,
como registros, diarios, prescripciones, rituales y ordalías, para continuar entre sesiones
con el trabajo terapéutico, lo que les da a los participantes mayor responsabilidad en el
cambio. Igualmente, permite realizar el seguimiento a los cambios y evidenciar la
característica dinámica de este grupo humano.
La etapa de la intervención está centrada en las características de la comunicación de la
pareja y se intentan cambios en los patrones rígidos. Se pueden incluir estrategias como
el entrena-miento, el juego de roles y las tareas. Es necesario intentar incrementarlos
intercambios reforzadores gratificantes, reconocerlos y disminuir o evitar las
interacciones adversas o pautas rígidas de interacción. Se trata de obtener pruebas de los
cambios, se introducen nuevas estrategias de solución (partiendo de las estrategias ya
utilizadas) y se refuerza el compromiso por el cambio. En la terapia sistémica se
acostumbra dejar un intervalo prolongado entre sesiones para evidenciar el cambio y
permitir que la pareja utilice estrategias propias. El terapeuta sistémico puede actuar
solo, aunque es recomendable en algunos casos el uso de un terapeuta, no
necesariamente de equipo terapéutico. Tampoco es mandatario el uso de recursos como
la cámara de Gessell.
2. Enfoque cognitivo conductual
Desde un punto de vista cognitivo conductual una relación se define como un
intercambio de conductas (Halford, 1998). Cuando una relación falla predomina el
intercambio de conductas negativas. Como se ha visto, una de las causas es la falta de
habilidades para comunicarse y resolver problemas, por ello, inicialmente, la terapia
cognitivo conductual se ha centrado en dotar a la pareja de esas habilidades. En
consecuencia los objetivos básicos del tratamiento son: a) el aumento del intercambio de
conductas positivas para lo que se emplea de forma amplia el contrato conductual
(Bornstein y Bornstein, 1988; Gottman, 1998) Por ello en el tratamiento se incluye la
enseñanza de las técnicas de negociación precisas para hacer los contratos; b) la
comunicación y resolución de problemas; c) cambios cognitivos para manejar creencias,
atribuciones, etc.
Una vez que se han definido los problemas existentes y las conductas envueltas en ellos,
se establece el programa de tratamiento seleccionando las técnicas específicas que
permiten el cambio. A continuación se listan las estrategias generales que se siguen
dependiendo de los objetivos.

 Intercambio de conductas positivas:

Para conseguir este objetivo:


Se enseñan los fundamentos de la modificación de conducta, aprendiendo como una
conducta responde a sus consecuencias, como extinguir y fomentar conductas, etc.
(Costa y Serrat, 1982)
Se utilizan y enseñan técnicas para realizar contratos, los cuales tienen que ser libres, sin
imposiciones por ninguna parte, utilizando términos claros y explícitos, sin margen a las
interpretaciones, que contengan ventajas para ambos. Hay que tener en cuenta que las
conductas incluidas en el contrato tienen que estar ya incorporadas en el repertorio
comportamental del que tiene que hacerlas (Costa y Serrat, 1982).
Se emplean una serie de técnicas y juegos que propician el intercambio de conductas
positivas, entre ellas se citan: Pillar a su pareja haciendo algo agradable, y hacérselo
saber, tener una lista con deseos que el otro puede ir haciendo, observar la conducta
agradable de la pareja para evitar la atención selectiva, recordar los lugares, fechas,
canciones, etc. que han sido símbolos de las cosas que han unido a la pareja, etc.
(Cáceres, 1996).

 Entrenamiento en habilidades de comunicación y de resolución de


problemas.
La base está en tener habilidades de conversación. Incluyen entre otras: aprender cómo
hacer preguntas, dar información gratuita adicional, escuchar, llevar una conversación
lo que implica: cambiar de tema, tomar la palabra, pasar la palabra y cerrar la
conversación; todo basado en un lenguaje específico en el que los términos que se
emplean se tienen que referir a elementos observables y cuantificables, oportunos y
convenientes, centrándose en una información positiva, tanto verbal como no verbal
(Costa y Serrat, 1982). También se enseña la escucha activa, para la que hay que tener
en cuenta la postura y contacto visual, el tono adecuado, se tiene que animar al otro a
hablar utilizando gestos y tono adecuado, evitar juicios de valor y utilizar de forma
exhaustiva la empatía (Cáceres, 1996).
Con esas habilidades como base se procede a incrementar las necesarias para la
expresión de deseos y sentimientos, tanto de agrado como de desagrado, para realizarlo
de tal manera que no se haga daño al otro y se sea constructivo. Se enseña a manejar la
ira de forma positiva, de tal manera que se eliminen tanto los ciclos en los que la mujer
da respuestas hostiles mientras que el hombre se retira, como aquellos otros episodios
de violencia o ira que asaltan de forma inesperada.
Cuando se poseen estas habilidades, se afronta el entrenamiento en resolución de
problemas propiamente dicho. El primer punto es construir la ocasión propicia y evitar
las discusiones en lugares y tiempos que no permiten la comunicación sosegada.
Después se trata de definir el problema comenzando por algo positivo, siendo
específico, expresando los sentimientos y admitiendo el papel que se tiene en el
problema. Todo de forma breve y dejando claro, en esta fase de enunciado, que no se
quiere solucionarlo sino solamente plantearlo. Después es el momento de centrarse en
las soluciones pidiendo al otro el cambio de conducta que resolvería el problema,
recordando siempre que tiene que incluir reciprocidad y compromiso y con
consecuencias positivas para ambos junto con elementos de seguimiento que recuerden
el acuerdo alcanzado (Costa y Serrat, 1982).

 Cambios cognitivos

En la terapia cognitivo conductual; cuando intervienen componentes cognitivos


distorsionados, se trata detectar y reestructurar las atribuciones, expectativas, creencias
irracionales, etc.; se procede a modificarlas, eliminando atribuciones a motivos o
intenciones ocultos, moderando o cambiando las expectativas, los estándares aprendidos
en las familias de origen o por ideas preconcebidas, para adaptarlos a las posibilidades
de la pareja, atacando las ideas irracionales etc. Como se ha visto, las propias
explicaciones y atribuciones que se dan a los conflictos pueden ser también una fuente
de ajuste o desajuste matrimonial.
Las técnicas que se emplean son la reestructuración cognitiva, el diálogo socrático, la
contrastación científica de hipótesis, etc. El análisis lógico se utiliza para poner las
expectativas en su sitio. Para modificar las suposiciones y los estándares se utiliza el
diálogo socrático, en el que se pregunta y se evalúan las consecuencias de vivir con esos
estándares, tales como “no se debe estar nunca enfadado con tu pareja”. Se enseña la
habilidad de utilizar de forma constructiva la meta comunicación para editar los
pensamientos y hacer que sea efectiva, modificando la forma en que se está hablando y
evitar seguir por los caminos de la emoción que llevan a la escalada de violencia.
3. Enfoque psicoanalítico
Este tipo de terapia tiene aún un desarrollo menor que la terapia individual en la praxis
psicoanalítica y, a pesar de que en gran parte lo que produce sufrimiento psíquico en las
personas que acuden a terapia es del ámbito de las relaciones íntimas significativas, se
tiende con frecuencia a un abordaje individual. Como recogen de Gurman (2011), gran
parte de las personas que acuden a terapia lo hacen por conflictos en las relaciones y, a
su vez, las personas que presentan malestar en las relaciones íntimas, sufren en mayor
proporción problemas de ansiedad, depresión, impulsos suicidas, abuso de sustancias,
problemas médicos agudos y crónicos y diversas patologías, por lo que sorprende que la
terapia de pareja sea aún un abordaje minoritario.
La pareja es vista como un sistema interactivo y la terapia se basa en el conocimiento de
este sistema de influencia y regulación mutua. En él, el funcionamiento psíquico está
constituido por lo intrasubjetivo (determinantes psíquicos que vienen del mundo
interior) y lo intersubjetivo (determinantes psíquicos que incluyen al otro). Los autores
encuentran que un abordaje de terapia en pareja tiene importantes ventajas y posibilita
cambios, siendo una oportunidad para reelaborar las alianzas inconscientes y dilemas no
resueltos en ambas familias de origen de los miembros de la diada, inconscientes que
provienen de la transmisión generacional y transgeneracional. Una oportunidad de
ayudar a ambos miembros de la pareja a reconocer qué miedos son fundamentalmente
similares, y que apunta a mostrar cómo, tanto consciente como inconscientemente, cada
uno estimula ciertos funcionamientos en el otro, y como se construye un
funcionamiento entre los dos. Al identificar o reconocer la contribución de ambos
miembros a la relación y a dicho funcionamiento, los sentimientos de culpa o vergüenza
disminuyen, sienten alivio y la calidad de la relación se ve reforzada.
Uno de los primeros objetivos de la terapia será mejorar y favorecer la comunicación en
la pareja, para posteriormente poder explorar otras cuestiones: fantasías, deseos,
temores, patrones de vinculación que se establecieron en la infancia, etc., que
interactúan con aspectos similares del mundo interno de cada uno de los miembros de la
pareja. La relación de pareja, como cualquier vínculo, tiene presencia de las
experiencias relacionales que se han ido sucediendo desde la infancia.
La estimulación del funcionamiento reflexivo de la pareja es otro de los objetivos
fundamentales del tratamiento, es decir, aumentar la comprensión sobre sí mismos y su
relación. Esto supone que los miembros de la diada tengan cierta capacidad y
disponibilidad para observarse a sí mismos, para adentrarse en la comprensión de sus
experiencias emocionales.
4. Enfoque gestáltico
Este enfoque data de los años cuarenta y su máximo promotor fue Fritz Perls. El
enfoque gestáltico pretende que cada miembro de la pareja se dé cuenta de sus
emociones, pensamientos, cambios físicos y adquiera una mayor conciencia de sí
mismo.
A partir de este autoconocimiento se construyen interacciones de pareja más
equilibradas que facilitan el encuentro auténtico en el aquí y ahora. El terapeuta les
ayuda percibir cómo están funcionando y qué opciones tienen para solucionar los
conflictos.
El terapeuta gestáltico especializado en terapia de Parejas, tiene una formación
específica y una metodología que le permite: 
-  Centrar la demanda, a través de un diagnóstico que pueda abordar sistémica y
holísticamente a la pareja. Desde la Gestalt, le terapeuta de pareja necesita incorporar en
su “mapa cognitivo” la mirada gestáltica, apoyado en las bases psicológicas y de valores
de este modelo de intervención.
-  Conocer y manejar recursos de recopilación de información y datos que le permitan
mostrar cualitativa y cuantitativamente datos para la configuración del diagnóstico,
siendo el paso fundamental para establecer la estrategia terapéutica con la pareja.
- Co-crear con la pareja un espacio de confianza, seguridad y confort que les invite a
exponer-se sin sentirse juzgados o cuestionados por su problemática o la forma de
abordarla.
El abordaje terapéutico al sistema pareja, sin importar la combinación de géneros, es
considerado por algunos especialistas gestálticos como uno de las modalidades de
intervención con muchas dosis de ingratitud y bondad al mismo tiempo. Pues existe la
creencia errónea de que el objetivo de toda terapia de pareja es que la misma (la
pareja) no se separe, y cuando esto sucede se habla de fracaso en el proceso terapéutico.
Desde el enfoque gestáltico, el objetivo de toda terapia de pareja, es el que la pareja se
encuentre, es decir, que puedan activar los recursos personales que le permitan mostrar
sus necesidades a la otra parte de una forma responsable y honesta y por ende,
satisfacerlas en la medida de lo posible. Hablamos de la necesidad de comunicar, de
afecto, de reciprocidad, de intimidad, de confianza, etc.
5. Enfoque del análisis transaccional
El Análisis Transaccional es una teoría de la psicología creada por el Dr. Eric Berne. Se
denomina transaccional porque hace énfasis en el estudio y análisis del intercambio en
la comunicación entre dos o más personas, como se da en la terapia de pareja. Todas las
personas sanas podemos “redecidir” cambios favorables mediante un trabajo de
crecimiento personal. El AT posee técnicas psicoterapéuticas que posibilitan este
cambio, siendo importante para ello el establecer un contrato para este cambio.
Por su naturaleza y fundamentos, el ANÁLISIS TRANSACCIONAL permite, además
de una inmediata comprensión de la conducta, la realización de cambios conductuales
rápidos y estables, ya que todos los planteamientos se refieren a comportamientos
objetivos y fácilmente identificables por las mismas personas, en función de sus propias
conductas o de las de los demás.
Las relaciones de pareja son complejas; pues atraviesan por diversas etapas: por lo
general comienzan con una especie de ceguera romántica pues la elección se hace desde
el estado del yo Niño y pasan por periodos más o menos difíciles de adaptación a las
diferencias reales del modo de ser de cada persona, a los cambios en el modo de vida y
a las diversas necesidades mutuas. Las relaciones de pareja tienen inexplicables maneras
de convertirse en lo que uno menos hubiera esperado o deseado. En ocasiones incluso
en la réplica de la relación con uno de los padres o progenitores. Con cierta frecuencia
se dice que sus miembros tienden a complementarse para compensar sus respectivas
flaquezas, pero ese equilibrio complementario, así como puede enriquecer una relación,
es capaz de provocar una situación conflictiva. A pesar de ello sean cuales fueran las
circunstancias, la mayoría de los seres humanos prefiere vivir en pareja a tener que vivir
solos. La importancia de los vínculos en la relación de pareja y en cómo éstas
interactúan es un poderoso recurso para la terapia en el AT. Una pregunta como ¿Qué
necesita cada uno de ustedes del otro para sentirse un poco menos (molesto, afectado,
temeroso, enojado)? Puede convertir el “resentimiento” en “afecto”. Las relaciones de
pareja tienen que ver justamente con aquello que en el AT llamamos CARICIAS. Que
dicho sea como lo señala Claude Steiner (1980) es uno de los instrumentos más valiosos
con los que se cuenta en la terapia de parejas en el AT.
6. Enfoque de la terapia breve centrada en soluciones.
La terapia breve centrada en soluciones (De Shazer, 1986; Berg y Dolan, 2001) es un
modelo que se fundamenta epistemológicamente desde la teoría general de sistemas, la
cibernética, el constructivismo y el construccionismo social. 
Es un modelo de terapia que busca solucionar los problemas de la manera más rápida,
eficiente y menos dolorosa. Busca atacar el problema que determine el paciente como el
causante de su conflicto "aquí y ahora". En contraposición al psicoanálisis tradicional,
cuyo enfoque se basa en el pasado, la terapia breve acude al pasado únicamente en dos
casos: cuando el paciente lo considera importante para solucionar su problemática del
presente o cuando el terapeuta estime obtener recursos adicionales y útiles para ampliar
la gama de posibles soluciones al problema planteado.
Si bien la terapia breve, como lo indica su nombre, implica tratamientos mucho más
cortos respecto a otras técnicas tradicionales, esto no significa que la terapia breve sea
algo sencillo. Su principal enfoque implica cambiar de una forma de pensar lineal
(causa-efecto) a una forma de pensar sistémica (sistemas, subsistemas y sus
interacciones) (véase teoría de sistemas), es decir, no se trata al individuo y a su
problema en forma aislada, sino que lo considera dentro de su contexto actual y de sus
interrelaciones. Esta filosofía es la que permite a la terapia breve aplicarse
adecuadamente tanto al tratamiento de familias como de parejas, de individuos o de
otros sistemas de interacción humana.
El modelo centrado en soluciones adaptado al contexto clínico de la terapia de pareja se
dirige hacia aquello que la pareja desea, y no sobre los problemas que particularmente
aquejan a la pareja. Se ayuda a los miembros de la pareja a orientarse hacía lo que si
funciona (excepciones) y al diseño del futuro deseado.
Tal vez el primer intento por aplicar las ideas del modelo centrado a soluciones al
trabajo con parejas se encuentra en “Amar es amar cada día”, libro de la autoría de Bill
O’ Hanlon y Pat Hudson. El texto escrito en clave de “superación personal” expone
algunas claves para la terapia breve de pareja: ayudar a las parejas a pasar del análisis a
la acción, se puede iniciar el cambio con un solo miembro de la pareja, orientación al
presente y al futuro y el trabajo con las pautas de solución. 
3. CICLOS DE LAS PAREJAS
1. FORMACIÓN DE LA PAREJA
Esta etapa comienza cuando se elige la pareja, el noviazgo, y el matrimonio. 
Aquí es donde se define el proyecto de vida en común y también un modelo de pareja,
apareciendo el compromiso y consolidándolos como pareja. 
La unión de la pareja llega a ser primordial y hay una separación normal de las familias
de origen de cada miembro, y se comienzan a establecer en la nueva familia reglas sobre
la relación y negociación de los roles de la pareja. La familia de origen pasa a un
segundo plano en muchos aspectos, lo que no hay que confundir con pérdidas de afecto
o sentimientos de alejamiento.
El noviazgo es el periodo de tiempo en el que dura la relación antes del matrimonio,
este tiempo es importante para conocer con mayor profundidad la intimidad de
conjugación de ideales para poder dar paso al siguiente compromiso formal. Se entiende
que es la unión de personas que vienen de diferentes sistemas familiares para conformar
un solo sistema. Es importante preguntarse “qué tipo de pareja queremos ser”.
El matrimonio es la unión de dos familias, que es mucho más que sólo la unión de dos
personas, y crean una red de subsistemas. En esta etapa la pareja ya empieza a convivir,
y debe elaborarse una cantidad de acuerdos, para el bien común. Deben acordar nuevas
maneras de manejarse con sus familias de origen, los aspectos prácticos de la vida en
común, y las diferencias sutiles que existen entre ellos como individuos.
La pareja debe establecer su independencia de la influencia parental. La involucración
paterna excesiva en una nueva relación de pareja puede ser causa de desavenencias.
Algunas parejas intentan cortar con totalidad su relación con las familias de origen. Esto
tiende a desgastar a la pareja, porque el arte de la relación de pareja incluye el que la
independencia se alcance mientras al mismo tiempo se conserva la involucración
emocional con las respectivas familias.
Algunos problemas de esta etapa pueden ser: la falta de compromiso, luchas de
poder, rigidez o sometimiento, sobre involucración con la familia de origen.
2. NACIMIENTO O LLEGADA DE LOS HIJOS.
En esta etapa nacen los hijos y vienen con ellos muchos cambios, tanto en la relación de
pareja como en toda la familia. Aparecen nuevos roles y funciones: madre, padre
(función materna y función paterna); y con ellos los de la familia extensa: abuelos, tíos,
primos, etc. Las funciones de los padres se diferencian para poder brindarle al niño la
atención y cuidados que necesita. Esta unión es normal y necesaria para la buena
evolución de toda la familia. Llegará el momento donde el hombre deberá recuperar a
su mujer como pareja y a su hijo en relación a él. La incorporación de un hijo en la
familia provoca inevitablemente mucha tensión en la pareja. Son frecuentes los
reproches, la depresión, cansancio de ambos padres, dificultad para ponerse de acuerdo
en cómo y cuándo hacer las cosas. Es un momento de vuelco hacia la familia extensa. A
veces esto es tomado con alegría y en forma positiva y en otras aumenta la tensión o los
conflictos.
Algunos problemas de esta etapa pueden ser: Persistencia de la unión madre al bebé
a lo largo del tiempo, Intolerancia por parte del padre de ocupar un lugar secundario en
esta tríada durante los primeros meses, Excesiva participación de la familia extensa en
el cuidado del bebé, con la consecuente dificultad de los padres para adaptarse al nuevo
escenario
3. FAMILIA QUE INGRESA A LA ESCUELA
Esta es una etapa crucial en la evolución de la familia. Es el primer desprendimiento del
niño del seno familiar. Donde se unirá a un nuevo ambiente, con maestros y compañeros
y realizará nuevas actividades fuera del hogar. En cierta medida es la puesta a prueba de
todo lo que la familia inculcó en los primeros años al niño (límites, relación con la
autoridad y pares, si es correcto preguntar o no, etc.). La red social del niño se amplía y
se comenzará a relacionar con otros adultos significativos (maestros). Estas nuevas
experiencias pueden ser transmitidas al niño como algo bueno, donde el crecimiento
tiene una connotación positiva o pueden ser vividas como una pérdida o un abandono,
lo cual hará que el niño se encuentre en una situación muy conflictiva (de elección entre
familia y afuera) y dificulte su adaptación. Por otro lado, los padres tendrán por primera
vez una imagen externa de su hijo, la imagen que le transmitirán los maestros.
Algunos problemas de esta etapa pueden ser: Falta de adaptación al cambio, en
algunas familias los puede enfrentar a imágenes que no les gusta, haciendo responsable
al colegio o los maestros de ellas y/o provocando cambios frecuentes de colegio, que
dificulta más la adaptación del niño. - Otras familias depositan a los niños en la escuela
demandándole a ésta funciones que le corresponden a los padres cumplir.
4. FAMILIA CON HIJOS ADOLESCENTES:
La adolescencia es una etapa de grandes crisis para la mayoría de los individuos y las
familias. Se producen grandes cambios en todos los integrantes del núcleo familiar y en
la relación de éstos con el exterior. El adolescente sufre una gran crisis de identidad. Su
cuerpo sufre cambios y aparecen los caracteres sexuales secundarios bien definidos (Ej:
cambios en la voz, vellos). Comienza a ampliar su contacto con el mundo externo y a
asistir a lugares donde los padres no son invitados a participar. Es una etapa de grandes
turbulencias emocionales para el adolescente que atraviesa el desafío de transformarse
en adulto, definir su identidad sexual y conquistar cierto grado de autonomía en lo
emocional y mental. Las relaciones con sus grupos sociales, pasan a ser primordiales en
la vida del adolescente. Sus grupos ayudan a elaborar todos los cambios que le van
sucediendo y ayuda a separarse de sus padres. No debemos olvidar que en esta etapa los
padres a su vez están pasando por la crisis de la edad media, momento en el cual
aparece la incertidumbre de ya no ser joven, hay una evaluación de todo lo realizado
hasta el momento en todos los planos. Para el adolescente es importante la presencia de
los límites firmes (con posibilidad de renegociarlos de acuerdo al crecimiento), con
espacio para que ellos experimenten y se equivoquen, teniendo la oportunidad de
recurrir a sus padres si los necesitara. Esto lo hace sentir seguro. La ausencia de límites
hace que el adolescente se sienta solo, desamparado y da lugar a que aparezcan
conductas de riesgo (violencia, embarazos no deseados, drogas, etc.) con el propósito de
captar la atención de sus padres.
Algunos problemas de esta etapa pueden ser: Dificultad de los padres para poner los
límites adecuados. Dificultad para permitir la salida (desprendimiento) del adolescente
del seno familiar.
5. EGRESO DE LOS HIJOS
Esta nueva etapa está marcada por la capacidad de la familia para desprenderse de sus
hijos y de incorporar a nuevos individuos como el cónyuge de sus hijos y la familia
política. Los hijos entrarán en una nueva etapa donde deberán formar su propia familia,
con las características que vimos al inicio del capítulo, para poder continuar el ciclo
vital. Desde el punto de vista de los padres, se enfrentan con la salida definitiva de los
hijos del hogar. A partir de este momento los padres deberán reconocer a la nueva
familia como diferente y con características propias, aceptando la incorporación de otros
en la vida familiar.
Algunos problemas de esta etapa pueden ser: Algunas familias atraviesan esta etapa
con mucha dificultad, las parejas que dejan “todo” por la crianza de los hijos pueden
acusar a éstos de dejarlos solos, cuando en realidad lo que hay es una dificultad en la
pareja (antes padre y madre) para reencontrarse, estar solos o aceptar el paso del tiempo.
6. PERIODO MEDIO
La pareja se enfrentará a nuevos desafíos. Por un lado, el reencuentro entre ellos como
pareja, dado por la salida de los hijos del hogar y por el cese laboral. De las
características de este encuentro dependerá que la pareja continúe unida o no. Por otro
lado, deberán afrontar cambios no solo en lo individual sino también a nivel familiar. El
fin de la vida laboral (jubilación) que por algunos es tomado como el inicio de una
nueva etapa, donde tendrán la oportunidad de realizar cosas postergadas durante la
juventud, disfrutar de los nietos y seguir generando proyectos, para otros es el fin de su
vida activa y el paso hacia una etapa “improductiva”. Dentro de las familias aparecerán
nuevos roles: abuelo/a. Este nuevo rol les permite a los padres, ahora abuelos, tener un
contacto más libre y placentero con los nietos que lo que tenían con sus propios hijos.
7. ETAPA FINAL DE LA FAMILIA
Cada uno de los integrantes sufrirá cambios a nivel corporal (mayor fragilidad,
enfermedades crónicas, etc.) y/o emocional (pensamientos con respecto a la muerte,
pérdida de seres queridos, etc.). Todo esto requiere de un tiempo de procesamiento. En
esta etapa del ciclo vital suele haber un revés en cuanto a quién proporciona los
cuidados físicos, emocionales e incluso económicos de los padres. Las características de
estos nuevos vínculos dependerán de cómo se establecieron las relaciones a lo largo de
la historia familiar. Por otro lado, son los abuelos los encargados de transmitir la
historia, ritos y costumbres a las nuevas generaciones, ayudando así a establecer su
identidad individual y familiar. Esto los pone a ellos en un lugar privilegiado, que hoy
en día es descuidado por las familias y la sociedad en general.
4. CUATRO PASOS EN LA TERAPIA DE PAREJA
5. PROGRAMA TERAPÉUTICO INTEGRATIVO

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