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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


Universitaria
Universidad Bicentenaria de Aragua
Escuela de Psicología
San Cristóbal – Edo. Táchira

Medios que obligan al Estado a brindarle una


protección al trabajador
(Ensayo)

Autor:
Magaly Rodríguez C.I. V-24.556.741
San Cristóbal, Julio 2021
Las exigencias contemporáneas, mas aun enfrentando a una situación
tan compleja como lo ha sido la pandemia, solo hacen sino orillar la
condición humana y su derecho al ejercicio laboral aun mas a una precaria
situación sino que, deja en evidencia muchos de los grandes problemas
internos y externos en los procesos de defensa del derecho laboral si se
consideran además problemáticas ya presentadas desde hace varias
décadas pero que se han ido intensificando.

Esto es debido a que, la masificación y tecnificación de los empleos, en


aras de muchos de los procesos de modernización de la siguiente revolución
industrial (la robótica) han generado vulneraciones en dos extremos de la
balanza entre las que se incluyen la sustitución de la mano de obra humana
por nuevas tecnologías, la reducción drástica de las empresas, la aparición
de los trabajos precarios (por horas, temporales, sin ningún tipo de arraigo),
el aumento del horario laboral con mayor esfuerzo del trabajador y con
reducción de la paga, buscándose bajar costos, mediante la desaparición de
la tutela del Estado, la utilización de la contratación esporádica para enfrentar
problemas internos, fusiones de empresas y alianzas estratégicas de
corporaciones y, toda una gama de situaciones que han repercutido
negativamente en la regulación jurídica del trabajo (Pernía, 2014).

Ante estas situaciones, idealmente el Estado debería ser garante del


trabajo no solo por el bienestar individual, sino que consideremos que este
es una de las bases fundamentales de la creación de la riqueza de las
naciones, del bienestar y desarrollo de las sociedades, y en líneas generales,
de la estabilidad y la paz social. Evidentemente por esta razón, es el Estado
quien ha de ser el patrocinador del acceso de todo ciudadano a una relación
laboral adecuada y estable, a partir de distintos medios, los cuales serán
abordados a continuación.
Debe indicarse primero que nada, que a pesar de se necesita
inexcusablemente la defensa del derecho al trabajo, este no solo se limita a
la actuación directa sobre la labor, sino que este es una entidad integral, en
el que no se excluye la participación de la familia y la sociedad, que
reivindica como se indica en la Carta Magna en su art. 7 la naturaleza del
hombre, pues no debe olvidarse que el trabajo constituye un proceso
fundamental para la nación venezolana.

Así pues, en el ámbito venezolano podemos indicar que el derecho al


trabajo se refiere a tres aspectos en los cuales el Estado debe ser garante y
comprometerse, estas son, de acuerdo a Bravo (S/F): formas de obtenerla,
mantenerla y retenerla. Y ante ello, procederemos a comprar el ideal
constituido en la CRBV contra la situación actual, atendiendo a la incógnita
¿Hoy en día el Estado Venezolano vela por cumplir estas medidas de
Protección?

Si nos guiamos por este orden de ideas, el acceso del individuo al


puesto, es decir, obtenerlo, se garantiza tanto en la consagración
constitucional como parte de las estipulaciones para el trabajo digno y su
defensa, el art. 87 de la CRBV (1999), indica que:

Toda persona tiene derecho al trabajo y el deber de trabajar. El


Estado garantizará la adopción de las medidas necesarias a los
fines de que toda persona pueda obtener ocupación productiva,
que le proporcione una existencia digna y decorosa y le garantice
el pleno ejercicio de este derecho. Es fin del Estado fomentar el
empleo. La ley adoptará medidas tendentes a garantizar el
ejercicio de los derechos laborales de los trabajadores y
trabajadoras no dependientes. La libertad de trabajo, no será
sometida a otras restricciones que las que la ley establezca. Todo
patrono o patrona garantizará a sus trabajadores y trabajadoras
condiciones de seguridad, higiene y ambiente de trabajo
adecuados. El Estado adoptará medidas y creará instituciones que
permitan el control y la promoción de estas condiciones.
(Negritas propias)

Se observan claramente las obligaciones que atañen a cada una de las


personas (Estado y particulares) comprometidas con esta primera situación
de acceso al empleo. De este modo, Bravo (S/F) también nos indica que el
legislador ha buscado regular el período de prueba, así como en casi de si la
ruptura que se produce en su curso, la accesibilidad e igualdad de género, y
la no discriminación por factores políticos, de sexo, de raza, edad, religión o
cualquiera otra condición, que son determinantes para el acceso al trabajo.

Lastimosamente en la práctica y ante las vicisitudes de la situación,


existe cada vez más una migración de la población hacia empleos de orden
informal o independiente, en consideración a las notorias dificultades de
acceso al empleo, las imposiciones de la empresa privada a los
requerimientos de contratación, y a la disminución del interés en general para
la búsqueda de una contratación pública, en vista de las enormes falencias y
disparidades entre la realidad socio-económica del país y aspectos como
remuneración (salario mínimo), beneficios (protección medico asistencial u
otros). La disminución de la capacitación, las no garantías a la empresa
privada de su integridad y capital, la perdida abrupta de incontables negocios
y otros factores, entorpecen aun más el acceso al trabajo. Es decir, teoría y
práctica son inconcordantes.

Una vez se obtiene el trabajo, idealmente este debe estar amparado


instrumentos del Estado como la inamovilidad laboral, procurando así la
consecución en el tiempo del acceso al trabajo digno, para obtener una
relación laboral adecuada y estable, es indudable que deben potenciarse los
mecanismos que generen un mejor ambiente como corresponden a políticas
de reducción de las jornadas laborales, la implementación de planes de
rigurosos controles para reducir los trabajos extraordinarios (horas extras) en
las empresas y las violaciones de las jornadas laborales, la puesta en
marcha de planes de capacitación laboral, y el mejorar la organización y
tratamiento a las agencias de empleo, entre otras (Bravo, S/F).

De esta manera, debe garantizarse que, al ingresar al trabajo un


empleado pueda mantenerlo y disfrutarlo, con la seguridad de permanencia,
ello en respuesta al derecho constitucional amparado en el art. 93 de la
CRBV que indica: “La ley garantizará la estabilidad en el trabajo y dispondrá
lo conducente para limitar toda forma de despido no justificado. Los despidos
contrarios a esta Constitución son nulos”.

Ahora, mantener un vínculo del trabajo genera específicos lineamientos


constitucionales en cuanto a la duración máxima de la jornada de trabajo, al
descanso semanal obligatorio y al derecho a vacacionar (art. 90 de la
CRBV), el derecho a un salario digno y a utilidades (art. 91 de la CRBV), a
prestaciones sociales (art. 92 de la CRBV), a sindicalizarse (art. 95 de la
CRBV), a contratación colectiva (art. 96 de la CRBV) y a la huelga (artículo
97 de la CRBV), por lo que respecta a disposiciones de calidad de vida, a la
integridad como persona y complementan los derechos humanos del
venezolano: Vida, salud, educación, progreso personal.

Pero si entablamos nuevamente una relación con la realidad, lo cierto


es que como ya se mencionó, el cumplimiento de estos amparos flaquean,
los beneficios son insuficientes, y la remuneración no es acorde a la situación
interna del país, lo que devenga no solo en desinterés sino también en un
nivel de inseguridad laboral tal, que se atenta con los derechos humanos de
los venezolanos, los cuales no pueden acceder a condiciones de salud,
alimentación y cuidado acorde con una vida digna.

En cuanto a la tercera situación, Bravo (S/F) nos refiere que la retención


de la relación laboral, es evidente que esto se refiere a que el trabajador
tiene garantizado el derecho de recuperar su trabajo, cuando lo ha perdido,
es decir, “…que el laborante puede ser reintegrado a su empleo, cuando
fuere despedido injustificadamente, toda vez que el texto constitucional, en el
artículo 93, reputa nulo todo acto de esa naturaleza, por ser contrario a la
Carta Magna”.

Pero esto no es nuevo, de hecho, la institución de la estabilidad laboral


ha existido, desde hace muchos años en Venezuela (a través de los
procedimientos de calificación de despido, reenganche y pago de salarios
caídos, de la estabilidad absoluta y relativa), sin embargo, si se lee con
detenimiento la actual Carta Magna puede atribuirse una nueva dirección, sin
lugar a dudas; la forma como está redactada esta norma constitucional
plantea nuevos lineamientos, que parecieran ser más rigurosos.

Puede indicarse que al menos en lo que respecta a la constitución de la


Republica y a la Ley orgánica del trabajo, los trabajadores y trabajadoras,
además de demás normativas vigentes y en líneas generales, recientemente
reformadas, los medios de amparo al trabajo cuentan con un discurso que
atiende a la reivindicación del trabajador, pero, debemos preguntarnos ¿Es
suficiente solo con el discurso o las normativas en el papel? Lo cierto es que
no, una ley no garantiza la defensa de un derecho, esto se obtiene al
cumplirse una conjunción entre leyes, actuación del Estado y actuación civil.
Si las realidades del país, sean estas económicas, sociales, culturales,
temporales o de cualquier otra índole, desfavorecen el cumplimiento de los
Medios que obligan al Estado a brindarle una protección al trabajador, es
importante la actuación de derecho y obligación de la defensa de los mismos,
las leyes, después de todo, no son más que papel y tinta, y subyace en la
razón de la protesta (huelga) y la exigencia de los derechos amparados
constitucionalmente (Pernía, 2014). Y es precisamente la figura del sindicato,
como máximo exponente del poder de organización de los trabajadores, y el
derecho y obligación a la huelga, en caso de no proceder los medios
administrativos pertinentes, los instrumentos más importantes, dentro de la
legalidad y la resolución pacífica de conflictos, de los cuales disponen los
individuos para hacer valer sus derechos ante el Estado.

Es por este motivo que finalmente, debe hacerse un llamado de


atención, el estado está llamado a atender a las necesidades de la población,
y entre estas, una de las más importantes áreas de atención es el trabajo y
los derechos vinculados a los mismos, que no deben sustentarse solo en
normas, sino en la actuación de los organismos competentes: Estadales y
Civiles, para lograr la conjunción de una actuación entre Estado, la
organización civil y las entidades privadas, siendo estas últimas quizás las
mas vilipendiadas en la actualidad, y de quienes poco se habla, aun cuando
podrían llegar a ser el mejor aliado del Estado para la búsqueda de un
equilibrio entre beneficios privados y el de sus empleados, entre el ámbito
público y los intereses de la nación, y el de particulares.
Referencias bibliográficas .

Bravo, H. (S/F) La importancia de la protección de la relación laboral.


[Articulo en línea] Disponible: http://www.ucla.edu.ve/dac/investigaci
%C3%B3n/compendium8/proteccion.htm (Consultado: 2021, Julio 16)

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999).

Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (2012)


[Documento en línea] Disponible: https://oig.cepal.org/sites/default/files/
2012_leyorgtrabajo_ven.pdf (Consultado: 2021, Julio 16)

Pernía, N. (2014) Competencias de las instituciones del Estado Venezolano


en materia de Inspección en el Trabajo [Articulo en línea] Disponible:
http://www.ucla.edu.ve/dac/investigaci
%C3%B3n/compendium8/proteccion.htm (Consultado: 2021, Julio 16)

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