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VENCIENDO TU ANSIEDAD

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Contenidos
PALABRAS DE LA AUTORA 
8

1.INTRODUCCIÓN 
10

2. PREGUNTAS BÁSICAS SOBRE LA ANSIEDAD  


13

¿Qué es la ansiedad? 14

¿Existe relación entre ansiedad y agotamiento?  16

¿Hay diferencia entre ansiedad y estrés? 17

¿Cuál es la relación entre la ansiedad y la depresión? 18

¿Por qué es difícil la ansiedad y eliminar el pánico? 19

¿Cómo poner fin a la ansiedad?  20

3. ROMPIENDO EL CICLO DE ANSIEDAD  


21

Etapa 1: Conociendo tu ansiedad  23


Diagnóstico  23

Factores de predisposición 24

Factores desencadenantes 24

Factores de mantenimiento 24

Espiral de la ansiedad 25

Síntomas de la ansiedad 25

Síntomas Físicos 27

Síntomas Cognitivos 28

Síntomas Conductuales  29

Cuando el pánico ataca 30

Sistema Nervioso 31

Sistema Nervioso Autónomo: Simpático y Parasimpático 33

Nervio Vago o neumogástrico 34

4
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Efectos de un ataque de pánico  34

Efectos químicos y hormonales 35

Efectos cardiovasculares 35

Efectos respiratorios 37

Otros efectos físicos 38

Efectos mentales 38

¿Por qué nuestro Sistema Nervioso Simpático reacciona sin

razón aparente? 38

Tipos de fobias y temores asociados a la ansiedad y al trastorno

de pánico 39

Agorafobia 40

Claustrofobia 41

Fobia social 41

Miedo a conducir 42

Miedo a viajar en avión 42

Miedo a la muerte  43

¿Cómo superar estos temores? 44

Etapa 2: Aceptando tu ansiedad 47


Pensamientos angustiantes 48

¿Cómo es tu pánico? 49

Sigue la corriente 50

Confía 51

Etapa 3: Enfrentando tu ansiedad 54


Ejercicios de Reestructuración 55

1. Es una cuestión de disciplina 55

2. Dieta 58

Frutas y verduras 60

5
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Lácteos 60

Carnes  60

Cereales 61

Condimentos 61

Bebidas 61

Aguas aromáticas 62

3. Actividad Física 63

¿Qué actividad física se recomienda? 63

Ejercicios de respiración 64

1. Respiración profunda o abdominal 65

2. Respiración completa 65

Ejercicios de relajación. 66

1. Relajación Muscular Progresiva de Jacobson 67

2. Entrenamiento Autógeno (Relajación de Schultz)  69

Exposición 71

1. Exposición imaginada  72

Proyección 73

Escenarios posibles 74

Personificación 75

2. Exposición directa o en vivo 76

3. Consejos y ejercicios ansiedad específica 77

Ansiedad social  77

Ansiedad antes de un examen 77

Ansiedad al conducir un auto 79

Miedo a volar 80

Ansiedad Nocturna 81

Miedo a la muerte 83

6
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Otros consejos para superar la ansiedad 85

Aprendiendo a tolerar la incertidumbre 85

Lidiando con malas noticias 88

Técnicas de Inervación Vagal 89

1. Presión sobre un ojo 90

2. Masaje en la Carótida 90

3. Tensión de los músculos abdominales  91

4. Espiración forzada  91

4. CONCLUSIÓN 92

7
VENCIENDO TU ANSIEDAD

PALABRAS
DE LA
AUTORA
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Palabras de la autora
Muchas personas piensan que tendrán que sufrir ansiedad para

siempre, pero no tiene por qué ser así. Lo digo por mi experiencia personal

con la ansiedad y el pánico. Durante muchos años viví, también, con

miedo a disfrutar la vida, esperando siempre el día en que mis temores

se harían realidad y pensando que nunca volvería a sentirme yo misma.

Vivir así es muy desgastante, por esta razón quiero compartir lo

que he aprendido y cómo logré, finalmente, hacer frente a mi ansiedad y

superarla por completo.

Debo dejar claro, desde ahora, que aunque este es un programa

sencillo, cambiará por completo la manera en la que percibes y vives la

ansiedad, así como muchas otras estructuras que has ido elaborando

alrededor de la misma. Con algunos cambios básicos y ejercicios

esenciales, podrás ver cómo tu vida mejora de manera dramática.

Cuando rompemos con el paradigma en el que funciona la ansiedad,

podemos ver cómo estas estructuras que hemos ido desarrollando para,

según nosotros, mantenernos más seguros, comienzan a desmoronarse

y nos damos cuenta cuán poco es el control que podemos ejercer sobre

nuestras vidas y los eventos que nos rodean y cuán inútil resulta este control.

9
VENCIENDO TU ANSIEDAD

1.INTRODUCCIÓN
VENCIENDO TU ANSIEDAD

1. Introducción
Lo primero que hay que tener bien claro es que la ansiedad es real.

No es un producto de tu imaginación, como muchos pueden creer. Sin

embargo, tampoco es una enfermedad. Es, en pocas palabras, una

respuesta de nuestro organismo para ayudarnos a actuar frente a lo

que consideramos un peligro.

La ansiedad trae consigo un gran componente de temor hacia lo

desconocido, hacia lo que no podemos controlar. Tomando en cuenta,

por un lado, que son muy pocas las cosas que podemos controlar por

completo y, por otro, muchas más las que no conocemos, la ansiedad se

puede convertir en una carga muy pesada.

Para ayudarte a romper con esa carga, te proponemos enfocarte

en tres simples etapas:

Etapa 1: Conociendo tu ansiedad


Esta etapa está ideada para amainar ese componente clave de la

ansiedad que es el temor a lo desconocido. Aquí buscamos profundizar

dentro de nosotros mismos. Solo en la medida en que identifiquemos

nuestras reacciones, nuestras manifestaciones y nuestros patrones

de conducta ante lo desconocido podremos comenzar un proceso de

control y fortalecimiento. Por esta razón es importante entender, a fondo,

cómo funciona la ansiedad y todos los trastornos y fobias relacionados

con la misma.

11
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Etapa 2: Aceptando tu ansiedad


Una vez que hayamos sacado a la luz todos los componentes de

nuestra ansiedad, es el momento de empezar a aceptarla y reconocerla

como algo real que estamos viviendo. Saber cómo funciona en nosotros

nos ayudará a quitarle su poder. Aceptarla es el principio del fin del ciclo

de ansiedad.

Etapa 3: Enfrentando tu ansiedad


En esta etapa queremos asegurarnos de que la recuperación sea

efectiva y a largo plazo. Que cada paso que des sea tuyo por completo.

Que ya no sientas la necesidad de huir de tus propios sentimientos, sino

demostrarte a ti mismo que, con el conocimiento que ya posees, no hay

nada que temer.

12
VENCIENDO TU ANSIEDAD

2. PREGUNTAS
BÁSICAS SOBRE
LA ANSIEDAD
VENCIENDO TU ANSIEDAD

2. Preguntas básicas sobre la


ansiedad
Como hemos venido afirmando, es importante conocer a fondo

cómo funciona tu ansiedad. Como dice la famosa frase atribuida al filósofo

Sir Francis Bacon “el conocimiento es poder”. Esto es especialmente

cierto cuando estamos tratando con trastornos de ansiedad, pues entre

las muchas causas de esta particular respuesta de nuestro organismo

destaca el temor a lo desconocido, el miedo a la posibilidad de que algo

malo suceda. Por ende, conocer y comprender el trastorno y sus síntomas

te dará las herramientas necesarias para enfrentar tus temores.

¿Qué es la ansiedad?
Acerca de la ansiedad y sus causas se ha discutido mucho y aún

falta muchísimo por descubrir. Sin embargo, existen quienes apoyan la

teoría de que se trata de un desequilibrio en la química cerebral, así

como quienes creen que tiene una raíz que se origina en emociones

reprimidas y, en general, algunos la consideran un trasfondo más

psicológico. De estas vertientes se derivan casi todos los tratamientos

y programas para superar la ansiedad.

En cuanto a la parte química, están los que apoyan el uso

de medicamentos como benzodiazepinas (diazepam, clonazepam,

lorazepam, entre otros), beta bloqueadores, antidepresivos e inhibidores

de la recaptación de serotonina. Lo que sucede con este enfoque es

que no se puede comprobar, de manera efectiva, si una persona está

realmente sufriendo un desequilibrio en los niveles químicos del cerebro.

14
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Por lo tanto, en general, funcionan por prueba y error. Para algunas

personas los medicamentos pueden ayudar mucho, sin embargo,

pocas veces son la solución definitiva para los trastornos de ansiedad.

En lo que a la parte psicológica se refiere, están todas las vertientes

terapéuticas, entre las cuales destaca la terapia cognitivo-conductual.

Estas terapias buscan que el paciente adquiera algunas herramientas y

desarrolle ciertas habilidades, de una manera práctica, que le ayudarán a

cambiar patrones de pensamiento y comportamiento, para poder enfrentar

las situaciones que se le hacen difíciles o que más temor le causan.

Lo cierto es que la ansiedad tiene múltiples raíces, todas

entrelazadas. Los factores para desencadenar un trastorno de ansiedad

pueden incluir predisposición genética, desequilibrio en la química del

cerebro, estrés crónico, mala alimentación, entre muchos otros. Lo que

sí es bien sabido es que, sin importar los factores, los trastornos de

ansiedad cuentan con un común denominador: un sistema nervioso

sensibilizado.

Algunos estudiosos atribuyen esta sensibilización a un estado

de agotamiento mental o físico. Este estado hace que el organismo

perciba amenazas donde no las hay y que el sistema nervioso se esté

preparando, continuamente, para responder a un peligro inminente,

liberando hormonas y activando el reflejo de escape o lucha, en

situaciones que no lo ameritan.

Cuando esta constante preparación se sale de control, se

produce lo que se conoce como un ataque de pánico. El cuerpo, ya

sensibilizado, detecta una amenaza que dispara las señales necesarias

para que el sistema nervioso libere adrenalina. Esto produce una serie

de reacciones: nuestro corazón comienza a palpitar más fuerte, cambia

15
VENCIENDO TU ANSIEDAD

la distribución del flujo de sangre, se nos acelera la respiración, las

pupilas se dilatan, entre otras manifestaciones incómodas.

Todas estas reacciones no tienen otra razón de ser que la de

ayudarnos a correr más rápido o a defendernos mejor. Sin embargo, son

sensaciones desconcertantes, pues están fuera de lugar. En realidad

no ha ocurrido nada que las justifique y esto, naturalmente, nos lleva a

pensar que hay algo mal en nuestro organismo.

Este ciclo de temor y preparación, esa sensación constante de

un peligro desconocido, esta “espera angustiosa” como bien lo definió

Sigmund Freud (1895)* es el camino hacia un trastorno de ansiedad.

Una afección que sufren muchas personas alrededor del mundo. Su

duración puede pasar de un tiempo corto (unas semanas) en algunos

casos, hasta convertirse en una pesada carga por largos años, en otros.

¿Existe relación entre ansiedad y


agotamiento?
Según la Dra. Claire Weekes (reconocida estudiosa en el campo de

la ansiedad y las crisis nerviosas) una parte importante de los problemas de

ansiedad tiene su raíz en el agotamiento ya sea físico, mental o emocional.

Con frecuencia tendemos a no prestarle atención a este aspecto,

aun en aquellos casos extremos cuando este se convierte en una

condición extenuante para el paciente. Muchas personas no establecen

la relación entre su agotamiento y la aparición de crisis de pánico. Al

ignorar o desconocer la interrelación entre ambos, muchos no se dan

cuenta de que la presión a la que están siendo sometidos es demasiada

* FREUD, S. (1895) “La neurastenia y la neurosis de angustia”.

16
VENCIENDO TU ANSIEDAD

y de que sus niveles de ansiedad son altos, hasta que se sorprenden

teniendo un ataque de pánico.

Esto ocurre porque nuestro sistema nervioso percibe que debe

entrar en acción para protegernos de lo que él cree, es una amenaza

real. Tanto el estrés como la ansiedad son respuestas automáticas de

nuestro organismo ante cambios en el ambiente. La razón de ser de

estas no es hacernos daño, al contrario, se supone que su tarea es

prepararnos para hacer frente a una situación peligrosa.

¿Hay diferencia entre ansiedad y estrés?


Es muy común encontrar estos dos conceptos entrelazados y

hasta confundidos. En realidad sí poseen una raíz común, sin embargo

existen diferencias sustanciales. El estrés es un término que se trasladó

de la física (estrés es la tensión o presión ejercida sobre un objeto) y fue

aplicado a la psicología, haciendo referencia a una tensión provocada

por una situación específica que puede ser muy demandante para el

individuo.

Lo que experimentamos cuando nos sentimos estresados,

es la consecuencia de un desequilibrio entre las demandas de

una situación y los recursos con que contamos para hacerle frente

(energía, tiempo, fuerzas, entre otros). Muchos piensan que la

ansiedad es un síntoma del estrés o viceversa, sin embargo, el

estrés es realmente un estado pre-ansiedad, en el sentido de que,

cuando la demanda es superior a los recursos, nuestro organismo se

agota y el agotamiento sensibiliza el sistema nervioso, haciéndonos

más propensos a entrar en estados de ansiedad, ira o depresión.

17
VENCIENDO TU ANSIEDAD

En ese sentido, la ansiedad puede ser una respuesta del

estrés, sin embargo, no depende del mismo. Un individuo puede tener

ansiedad, mas no necesariamente tener estrés. Aunque es un hecho

que quienes padecen algún trastorno de ansiedad, pueden ser más

susceptibles al estrés.

¿Cuál es la relación entre la ansiedad y la


depresión?
La depresión se caracteriza por la presencia de sentimientos de

tristeza profunda, falta de ánimo y desinterés. Es un trastorno nervioso

constantemente relacionado (y confundido) con la ansiedad pues, con

frecuencia, los pacientes presentan síntomas de ambos, sin embargo

son trastornos independientes.

De acuerdo con quienes apoyan las teorías del desequilibrio

químico en el cerebro como causa de la ansiedad, esta estrecha

relación tiene mucho sentido, pues ambos trastornos comparten una

misma raíz: un neurotransmisor cerebral llamado serotonina.

La serotonina se encarga, a grandes rasgos, de regular el sueño,

el apetito, la presión, influye en el humor y está asociada a sentimientos

de euforia y de placer. La tarea de muchos de los medicamentos usados

en el tratamiento de la ansiedad, así como de la depresión, es regular

este neurotransmisor.

En tratamientos de este tipo se presta mucha atención al equilibrio

químico del cerebro. Sin embargo, es evidente que ambos trastornos son

mucho más amplios y en su desarrollo entran en juego múltiples factores.

18
VENCIENDO TU ANSIEDAD

¿Por qué es difícil la ansiedad y eliminar el


pánico?
Decía en las páginas anteriores que aunque el trastorno de

ansiedad es real, normalmente se nos hace difícil aceptar esto y existe

la tendencia a tomarlo a la ligera. Es importante insistir en que una vez

que comienza, si no es detenido de alguna manera, lo único que hace

es alimentarse de nuestro sistema sensible y crecer. Puede convertirse

en un trastorno generalizado o derivar en un trastorno de pánico, fobia

o trastorno obsesivo compulsivo, entre otros.

Recordemos que parte importante de este trastorno nace de

nuestro más profundo temor hacia lo desconocido y hacia lo que no

podemos controlar. Es natural, por el principio de supervivencia, temer

lo que no conocemos, pero cuando este temor nos impide vivir, pierde

su razón de ser.

Cuando entramos en un ciclo de ansiedad queremos tener

el control absoluto. El control de nuestra mente, de nuestro

entorno, de nuestro tiempo, de nuestros seres queridos, en fin, el

control de todo lo que podamos. Con esa intención comenzamos

a elaborar estructuras para, según nosotros, evitar el temor.

Es así como aquellos que sufren del trastorno obsesivo compulsivo

crean rituales para fortalecer la sensación de control, los fóbicos

sociales evitan toda interacción, los agorafóbicos evitan salir de su

“lugar seguro”, y quienes padecen ansiedad generalizada comienzan a

limitarse en todo lo que hacen, creyendo que así evitarán los ataques

de pánico. Lo cierto es que cada uno solo ha buscado ubicarse en

un peligroso y falso ¨sitio de confort¨. Porque estas acciones, lejos de

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

eliminar estos trastornos, los alimentan. Y pese a todas estas típicas

precauciones, cuando el pánico ataca no lo hace escondido en un

rincón, lo hace porque le hemos creado las condiciones necesarias y

este encuentra la oportunidad.

En resumen, insistimos en que nos cuesta eliminar la ansiedad y el

pánico principalmente por dos razones: en primer lugar porque son parte de

nosotros y en segundo lugar, porque vamos creándolos a nuestra medida

y los vamos nutriendo día con día. Así cuando decidimos no manejar por

cierta carretera o no ir a hacer un examen por miedo a fallarlo, cuando

evitamos hablar en público es cuando alimentamos y prolongamos el ciclo

de ansiedad y pánico.

¿Cómo poner fin a la ansiedad?


Veremos, a través de estas páginas, que ponerle fin a la ansiedad

requiere de la interacción de tres elementos: conocimiento, confianza y

perseverancia en el programa a desarrollar. Vamos a ir explicando cada

etapa y te daremos sugerencias concretas para superar la ansiedad.

Hay que comenzar rompiendo el ciclo, derribando las estructuras

de control. Cuando logremos eliminar los factores de miedo y confusión,

cuerpo y mente se sentirán listos para sanar.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

3. ROMPIENDO
EL CICLO DE
ANSIEDAD
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Etapa 1:
Conociendo tu
ansiedad
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Etapa 1: Conociendo tu
ansiedad
Como parte de la estrategia para eliminar el temor, es muy importante

que conozcas a fondo cuáles son los síntomas de la ansiedad y cómo

funcionan los ataques de pánico. Entre más profundices en estos temas

más fácil te será seleccionar e implementar las técnicas necesarias para

romper con el ciclo.

Empezaremos por algo tan simple como reconocer que los ataques

de pánico son causados por altos niveles de ansiedad y que la ansiedad

no es peligrosa. Es importante que esto quede claro para que no le temas

tanto a esas sensaciones corporales que acompañan los ataque de pánico

y puedas controlarlas.

Sin embargo, dado que muchos de estos síntomas también pueden

estar asociados a otros padecimientos, es recomendable realizar un

chequeo médico, para descartar otras posibilidades. Esto te aportará una

tranquilidad que será muy útil en el proceso.

Diagnóstico
La ansiedad es un trastorno bastante común y lo padecen muchísimas

personas, pero su diagnóstico no es algo tan simple. Cuando alguien

padece de ansiedad, y sobre todo si sufre de ataques de pánico, suele

tener síntomas que son también característicos de otras enfermedades.

Por esta razón se recomienda buscar la ayuda de un profesional en

salud (médico o psicólogo) para descartar otros posibles padecimientos,

tomando en cuenta los síntomas físicos, psicológicos y la historia médica.

23
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Esto es conveniente porque nos va a dar la tranquilidad de que estamos en

óptimo estado de salud, a pesar de que nuestro organismo se encuentra

exaltado sin razón aparente.

En la aparición y mantenimiento de los trastornos de ansiedad y

ataques de pánico entran en juego varios factores que pueden ser de

predisposición, desencadenantes o de mantenimiento.

Factores de predisposición

Factores genéticos: Aunque no se ha estudiado por completo, sí es

bien sabido que existe una predisposición genética para los trastornos de

ansiedad.

Educación y crianza: Como muchos trastornos, es en la infancia donde

nos vemos íntimamente expuestos a su influencia. No se ha comprobado de

manera específica, pero sí se sabe que es un trastorno frecuente en niños.

Factores desencadenantes

En muchos casos, el trastorno es desencadenado por algún

acontecimiento definido (o varios), como puede ser un accidente, la perdida

de un ser querido, trabajo en exceso, un divorcio; en general, exposición a

situaciones de mucho estrés.

Factores de mantenimiento

Los trastornos de ansiedad presentan una fuerte tendencia a hacerse

crónicos pues, en general, los acontecimientos que los desencadenan

tienden a persistir y a combinarse con otros. Esto sumado a una actitud

definida ante el problema, como pensamientos negativos y temores,

prolonga la ansiedad.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Espiral de la ansiedad

Síntomas de la ansiedad
La ansiedad es una reacción generada por el sistema nervioso.

Aunque se cree que es principalmente mental, es bien sabido que

puede producir varios síntomas de diferente naturaleza. Estos síntomas

pueden variar desde pequeñas incomodidades o molestias hasta

sensaciones muy intensas.

Los síntomas de la ansiedad pueden ser cognitivos, fisiológicos

y conductuales y pueden influir unos sobre los otros. Por ejemplo,

los síntomas cognitivos pueden aumentar las sensaciones de los

fisiológicos, así como influir en la conducta.

25
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Muchos de estos síntomas pueden mantenerse presentes

durante todo el día, causando un gran desgaste en quien los padece.

En otros casos, aparecen de manera repentina. Lo que indica que no

existe un patrón definitivo para el comportamiento de la ansiedad.

Conforme los síntomas aumentan, nos vamos acercando más

a un ataque de pánico. Por esta razón es importante reconocer las

señales que nos indican que estamos teniendo niveles de ansiedad

elevados, de manera que podamos tomar las medidas necesarias para

evitar el ataque completo.

Como estamos tratando con un sistema nervioso exaltado, la

ansiedad se puede manifestar de diferentes maneras y con diferentes

efectos en el paciente. Sin embargo, son las manifestaciones físicas las

que producen más temor. Muchas de estas manifestaciones tienden a

tener similitudes con padecimientos que son muy graves, por ejemplo:

sufrir de rápidas y fuertes palpitaciones, unidas a una presión en el

pecho, pueden llevarnos a pensar que estamos ante un ataque cardiaco.

Por otro lado hay que tomar en cuenta, también, que las reacciones

propias de un ataque de pánico, normalmente, suceden fuera de

lugar, en momentos y situaciones en las que nos cuesta encontrarles

sentido. Es diferente sentirnos agitados cuando hacemos ejercicio o

subimos unas escaleras rápidamente que cuando estamos tomando

café, haciendo compras o simplemente sentados en la oficina. Para

identificar si se trata de un ataque de pánico u otro tipo de dolencia,

también es necesario evaluar las circunstancias.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Síntomas Físicos

27
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Síntomas Cognitivos

28
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Síntomas Conductuales

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Cuando el pánico ataca


Si has tenido un ataque de pánico, sabes lo difícil que es describir

las sensaciones. En términos generales, un ataque de pánico se define

como un periodo de miedo intenso y angustia profunda. Suele incluir

síntomas muy atemorizantes que inician de manera abrupta. Lo normal,

cuando surge un ataque de pánico es que se manifiesten varios de estos

síntomas al mismo tiempo, aumentando el temor.

Todas estas sensaciones duran unos pocos minutos, lo cual hace

que el diagnóstico sea difícil. Además pueden suceder en cualquier

momento, incluso mientras la persona duerme. Para quien lo padece se

convierte en un ciclo de temor, la persona teme las sensaciones durante

el ataque y teme el momento en el que se repitan.

De acuerdo con la manera en que se desencadenan, los ataques

de pánico pueden ser: espontáneos si suceden de la nada y en cualquier

momento del día, o específicos, cuando quien los padece puede notar un

patrón en la manera en que surgen: pueden desencadenarse por estar en

cierto lugar o pueden tener relación con alguna fobia.

Los dos tipos tienen sus problemas colaterales. Por ejemplo,

los ataques de pánico espontáneos pueden producir una sensación de

inseguridad general y confundirse con condiciones médicas muy delicadas

(como los padecimientos del corazón). Por otro lado, los que están

asociados a una situación específica, pueden llevar a quien los padece a

limitarse y a hacer esfuerzos desmesurados para mantenerse a salvo del

pánico, generando otra serie de problemas paralelos, como el desarrollo

de fobias o la necesidad de generar rituales para sentirse seguros. Muchas

personas afirman padecer un poco de ambas variaciones.

30
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Es importante comprender que un ataque de pánico es una reacción

generada por nuestro sistema nervioso autónomo (que está dividido en

simpático y parasimpático) como respuesta a lo que ha percibido como

una amenaza, haciendo que muchas de nuestras funciones corporales

cambien de ritmo, de una manera repentina, para despertar en nosotros

el instinto de supervivencia y prepararse para escapar o pelear.

Pero un ataque de pánico no es un simple descontrol aleatorio.

Todos los síntomas corporales y mentales por los que atravesamos,

durante un episodio de estos, tienen una razón de ser y están,

meticulosamente, manejados por nuestro sistema nervioso. Conocer

bien la “anatomía” del pánico te permitirá ver como todas las temidas

sensaciones tienen una explicación lógica y entenderás que no hay

por qué temer, pues se trata de un mecanismo de defensa de nuestro

propio cuerpo, que a pesar de que puede hacernos sentir incómodos,

no está ideado para hacernos daño alguno.

En realidad, el pánico no está esperando para surgir; un

ataque de pánico es algo que, hasta cierto punto, de manera

involuntaria, nosotros provocamos. Con nuestros pensamientos

alimentamos la angustia y cuando ya contamos con un organismo

sensible, fácilmente cualquier señal, por más ligera que sea, puede

disparar la alerta.

Sistema Nervioso

No pretendo elaborar un documento médico o un tratado sobre

anatomía humana, sin embargo, para comprender bien cómo funciona un

ataque de pánico, es vital conocer un poco cómo funciona nuestro sistema

nervioso.

31
VENCIENDO TU ANSIEDAD

El sistema nervioso humano está dividido de la siguiente manera:

Debido a nuestro tema de interés, vamos a enfocarnos

específicamente en el Sistema Nervioso Autónomo, pues es en esta

ramificación de la actividad cerebral donde se centran los mecanismos

que activan los síntomas de la ansiedad y que dan como resultado lo que

conocemos como un ataque de pánico.

Las respuestas del Sistema Nervioso Autónomo poseen un centro

integrador, que es el hipotálamo, el cual regula muchas de las funciones

del mismo. También controla algunas reacciones involuntarias. En general,

es en esta sección del sistema nervioso donde se controlan las funciones

involuntarias de nuestros órganos, como son, por ejemplo, los movimientos

del músculo cardiaco, la respiración, la digestión, entre otros. Está

constituido por nervios que salen del cráneo y de la médula espinal.

El sistema nervioso autónomo posee lo que podríamos definir como

dos interruptores, uno que activa una serie de mecanismos y uno que los

32
VENCIENDO TU ANSIEDAD

relaja. Estos interruptores son el sistema nervioso simpático y el sistema

nervioso parasimpático.

Sistema Nervioso Autónomo: Simpático y


Parasimpático

El Sistema Nervioso Simpático es el que predomina en las situaciones

de peligro. Este sistema nos prepara en caso de que se requiera una

respuesta rápida, conocida como respuesta de lucha o huida y para ello

provoca las acciones necesarias. Asimismo se encarga de redistribuir, de

la manera más efectiva, la energía que tenemos, para esto acelera el ritmo

cardiaco, dilata los bronquios, aumenta la sudoración y dilata las pupilas,

entre otras reacciones.

33
VENCIENDO TU ANSIEDAD

El Sistema Nervioso Parasimpático, por otro lado, se encarga de

restaurar la calma en nuestro sistema hasta lograr, nuevamente, el balance

inicial. Este sistema es el que predomina en las situaciones de reposo.

Nervio Vago o neumogástrico

Vale la pena prestar atención a este nervio craneal específico. Es

el décimo de los doce nervios

craneales**. Es el más grande en

el cuerpo y se extiende desde

el cerebro (cerca de la arteria

carótida) ramificándose por parte

importante de la cavidad torácica.

Funciona como un canal de

información entre el cuerpo y el

cerebro. Aporta el componente

parasimpático sobre la faringe, el

esófago, la laringe, la tráquea, los

bronquios, el corazón, el estómago,

el páncreas, el hígado, el intestino.

Por su recorrido y función, este

nervio puede ser un gran aliado en

el control de los síntomas de un ataque de pánico.

Efectos de un ataque de pánico

El Sistema Nervioso Autónomo, como se puede apreciar en el diagrama

anterior, estimula todo el cuerpo, generando diferentes reacciones. Es

** X Par craneal.

34
VENCIENDO TU ANSIEDAD

por esta razón que en un ataque de pánico entran en juego múltiples

sensaciones corporales como hormigueo, mareos y visión borrosa, por

ejemplo.

Efectos químicos y hormonales

Durante un ataque de pánico, el Sistema Nervioso Simpático envía

señales que hacen que las glándulas suprarrenales liberen adrenalina

(conocida también como epinefrina) y noradrenalina que son, a la vez,

hormonas y un neurotransmisor. La liberación de estas sustancias se ve

desencadenada por diferentes estímulos, que pueden ser la percepción de

una amenaza física, emociones intensas o ruidos.

La adrenalina está encargada, básicamente, de contraer los vasos

sanguíneos y dilatar los conductos de aire para permitirnos tener una

buena respuesta de escape o lucha. La noradrenalina está más enfocada

en la parte cardiaca, incrementando el ritmo de la frecuencia cardiaca y

aumentando el flujo sanguíneo en el cuerpo.

Efectos cardiovasculares

Las fuertes palpitaciones del corazón son uno de los síntomas

del ataque de pánico que causan más temor. La taquicardia es la

aceleración de los latidos, que puede tener una causa fisiológica, como

cuando realizamos una actividad física demandante, o puede estar

asociada a alguna patología.

El corazón es un órgano muscular. Su función básicamente es

bombear sangre. Está dividido en cuatro cámaras, las cuales, por su

función, componen el corazón derecho (aurícula derecha y ventrículo

derecho) y el corazón izquierdo (aurícula izquierda y ventrículo

35
VENCIENDO TU ANSIEDAD

izquierdo). La función de las aurículas es recibir y enviar la sangre a los

ventrículos, que se encargan de expulsarla.

El funcionamiento de este órgano es muy complejo y sofisticado.

A grandes rasgos podemos decir que el corazón derecho recibe la

sangre no oxigenada del cuerpo en la aurícula derecha a través de

las venas cavas y la envía al ventrículo derecho, que la impulsa fuera

del corazón a través de la arteria pulmonar, para su oxigenación.

Posteriormente, la aurícula izquierda recibe la sangre ya oxigenada, la

cual el ventrículo izquierdo expulsa hacia la aorta (que es la principal

arteria del cuerpo) y por medio de esta y su sistema de ramificaciones,

la sangre se distribuye en todo el organismo. Cuando ya la sangre ha

terminado su ciclo de repartición de oxígeno y nutrientes, regresa por

el corazón derecho en un ciclo continuo.

Como parte de la preparación de nuestro cuerpo para defendernos

ante un peligro, el sistema cardiovascular se ve afectado. La adrenalina

y noradrenalina contraen los vasos sanguíneos e incrementan la

frecuencia cardiaca, todo esto con el fin de que nuestro cuerpo reciba

el oxígeno necesario en las secciones primordiales. De esta manera el

flujo de sangre se reduce, de las áreas donde no se está necesitando

tanto, con el fin de dar prioridad a zonas urgentes, en una situación de

emergencia.

Durante un ataque de pánico podemos sentir algunos malestares

estomacales, como náuseas, por ejemplo, pues parte del trabajo

del Sistema Nervioso Simpático es inhibir la movilidad del intestino,

para aprovechar el oxígeno, al máximo, en los mecanismos de huida.

También se pueden sentir los dedos entumecidos o con hormigueo,

pues se suprime el flujo de sangre a estas partes del cuerpo para dar

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

prioridad al músculo esquelético, que necesitará estar al máximo.

Podemos decir que, en general, estamos hechos para soportar

todos estos efectos, pues son activados por nuestro mismo organismo

para su defensa y no se puede afirmar que los ataques de pánico sean

causantes de ataques al corazón. Sin embargo, es importante controlar

la ansiedad y el estrés, particularmente si sabemos que contamos con

alguna complicación cardiaca de base.

Efectos respiratorios

Los ataques de pánico se caracterizan por su fuerte sensación

de ahogo y dificultad para respirar. Esta reacción es una de las más

atemorizantes de este trastorno.

Es sorprendente la relación entre ansiedad y nuestras funciones

respiratorias. Cuando no es el desencadenante, es común que la falta

de aire sea el primer síntoma de un ataque de pánico, la señal que nos

dice que está a punto de empezar. A pesar de todo esto, tenemos que

mantener la calma y no perder la perspectiva, recordar siempre que

nuestro cuerpo sabe más de lo que creemos y no va a ser víctima de

una asfixia auto impuesta, estos síntomas no te van a lastimar.

Como parte de nuestros mecanismos de defensa ante el peligro,

nuestro Sistema Nervioso Simpático hace que los bronquios se expandan

(broncodilatación) para permitir un mayor flujo de aire y una mejor

oxigenación de los tejidos, para que puedan actuar más efectivamente.

El problema es que este aumento del flujo de aire es súbito y está

fuera de lugar, lo que causa mucho temor. Además, al permitir una

mayor entrada de aire, puede generar hiperventilación y cierta presión

en el pecho.

37
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Otros efectos físicos

Como el Sistema Nervioso Autónomo es tan complejo, se pueden

dar otros efectos físicos además de los ya mencionados. Por ejemplo,

las pupilas se pueden dilatar para que los ojos perciban más luz,

causando una visión borrosa. Además, normalmente, en una situación

de peligro, este sistema también disminuye la salivación y los músculos

tienden a tensarse. En general, son reacciones que pueden dejarnos

una fuerte sensación de desgaste.

Efectos mentales

Cuando el cuerpo considera que hay una amenaza, se activan

las reacciones físicas correspondientes, sin embargo, también tenemos

que prepararnos, de manera cognitiva, para enfrentar el peligro. Como

se trata de una situación defensiva, nuestra mente está programada

para encontrar una salida, una manera de escapar de la amenaza.

Durante un ataque de pánico lo normal es que sintamos que tenemos

que salir de donde estamos, que debemos encontrar la calma en otro

lugar. La mente reorganiza las prioridades y esto causa que nos

sea muy difícil concentrarnos. El trastorno de pánico, al generar una

serie de reacciones corporales que están fuera de lugar, causa que

experimentemos una fuerte sensación de irrealidad.

¿Por qué nuestro Sistema Nervioso Simpático


reacciona sin razón aparente?

La opinión más generalizada indica que esto se da sólo en un

organismo que está muy sensible, sea por la razón que sea. Puede ser

que estemos expuestos a fuertes dosis de estrés en el trabajo o que

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

tengamos en casa una situación emocionalmente desgastante o que

nuestro organismo esté agotado por un esfuerzo físico.

Es difícil señalar una sola causa para un organismo sensible,

pues lo normal es que sean varias las razones que pueden llevarnos

a esta situación. Cuando nos encontramos sensibilizados, es como si

percibiéramos cada situación a través de una lupa y con todo a nuestro

alrededor maximizado, hasta las cosas más simples nos pueden causar

ansiedad.

De este modo, en el ciclo de ansiedad vamos desarrollando un

trastorno de pánico y con el miedo multiplicándose, también, podemos

empezar a desarrollar otros posibles trastornos. Después de tener unos

cuantos ataques de pánico sin ninguna razón comprensible, tratamos

de asociar nuestro pánico a las situaciones o momentos que creemos

lo han desencadenado, evitando actividades, lugares e incluso objetos,

limitándonos cada vez más hasta desarrollar lo que se conoce como

fobias.

Tipos de fobias y temores asociados a la


ansiedad y al trastorno de pánico
La ansiedad se puede ir desarrollando de diferentes maneras y

esto genera, por así decirlo, ramificaciones del trastorno. Es por esta

razón que es difícil encontrar una persona cuya ansiedad esté aislada,

generalmente esta se expande y alcanza otros ámbitos de la vida de

quien la padece. No se puede olvidar que quien sufre de ansiedad tiene

una gran necesidad de control, por lo que tiende a crear diferentes

estructuras y mecanismos.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

El miedo y su expresión más extrema, las fobias, son uno de

estos mecanismos. Las fobias, por lo general nacen de un trastorno

de ansiedad (algunas veces son mucho más difíciles de superar que la

ansiedad que las originó). En muchos casos, surgen como una manera

de explicarnos por qué tenemos ataques de pánico (nos decimos,

por ejemplo, el ataque de pánico sucedió porque estaba en un lugar

cerrado) y otras veces no podemos encontrarles explicación alguna.

No todos los que sufren de ansiedad llegan a desarrollar fobias,

en su sentido más estricto; sin embargo, la aparición de temores e

inseguridades es parte natural de la evolución de los trastornos de

ansiedad.

Entre algunas de las fobias y temores más relacionados con el

pánico están:

• Agorafobia

• Claustrofobia

• Fobia social

• Miedo a conducir

• Miedo a viajar en avión

• Miedo a la muerte

Agorafobia

Esta fobia posee una estrecha relación con los trastornos de

ansiedad, particularmente con los ataques de pánico. La agarofobia

es el temor intenso que sufren algunas personas al verse atrapadas en

una situación en la que no les será posible encontrar ayuda. Este temor

las lleva a evitar las multitudes o los lugares amplios y solitarios, hasta

el punto del aislamiento, por miedo a abandonar su “lugar seguro”.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Una persona que sufre ataques de pánico puede, lentamente,

tender hacia esta fobia, muchas veces por temor a sufrir un ataque en

público o por sentir que, de suceder, nadie va a poder o querer ayudarla.

Claustrofobia

Es el temor que sienten algunas personas a estar en un espacio

cerrado, pero no es por el espacio en sí, sino por lo que puede sucederle

dentro de dicho espacio, como quedarse encerrado hasta sufrir asfixia, por

ejemplo. Esta fobia puede tener muchas variaciones y ejercer una influencia

en otros temores, como por ejemplo el miedo a conducir o a viajar en avión.

Fobia social

Se habla de la fobia social o trastorno de ansiedad social (TAS)

cuando existe un miedo extremo a sentirse expuesto ante los demás,

ya sea por temor a la humillación o a ser juzgado. Se desarrolla, en

la mayoría de los casos, durante la niñez y la adolescencia. La fobia

social muchas veces es malinterpretada como timidez.

Se considera que hay dos tipos de fobia social: la generalizada,

en la cual los temores se relacionan con la mayoría de las situaciones

sociales; y la focalizada, en la cual quien la padece teme situaciones

concretas.

Las personas que están conscientes de su fobia social

comprenden que, hasta cierto punto, sus sensaciones son irracionales,

sin embargo, sus síntomas, que son reales, añaden presión y temor

sobre las situaciones temidas. Los síntomas de la ansiedad social

varían, pero quienes la padecen suelen experimentar palpitaciones,

rubor, transpiración y temblores.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Miedo a conducir

Con el ritmo agitado que se vive en las carreteras, no es

extraño que esta actividad se haya convertido en una de las que más

ansiedad genera. Ciertamente conducir se ha convertido en un fuerte

desencadenante de ataques de pánico. Entre las situaciones comunes

que generan ansiedad en los conductores se citan: la conducción

inadecuada de otros, las condiciones climatológicas adversas, el tráfico

denso y la circulación en calles muy transitadas.

El miedo a estar tras el volante, para quienes padecen ataques de

pánico, puede surgir porque temen perder el control mientras manejan,

por miedo a sufrir un accidente o, simplemente, porque no les agrada

sentirse atrapados dentro del vehículo.

Miedo a viajar en avión

Las causas de este temor pueden tener diferentes orígenes.

El miedo puede surgir: a partir de una mala experiencia volando (por

ejemplo, haber pasado por mucha turbulencia en vuelos anteriores),

por no soportar las alturas, a causa de la publicación de accidentes

aéreos en los medios de comunicación o, simplemente, por el hecho de

estar encerrados en una pequeña cabina durante determinada cantidad

de horas, con temor a perder el control frente a otras personas. Para

las personas que padecen de altos niveles de ansiedad y ataques de

pánico, el temor radica principalmente en este último aspecto.

La fobia a volar emerge, la mayoría de las veces, de una

combinación de todos los factores antes mencionados. Sin embargo,

el nacimiento de este tipo de temores puede ser espontáneo, también.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Pasajeros que han disfrutado viajar durante toda su vida se pueden

ver de repente, y sin justificación alguna, envueltos una serie de

inseguridades y miedos por la simple idea de que van a tener que tomar

un avión.

Miedo a la muerte

Por extraño que parezca, a pesar de lo predominante que es la

incertidumbre en nuestras vidas, tenemos, en nuestra naturaleza, fuertes

sentimientos de rechazo hacia la misma. Se nos hace más fácil, lidiar con

malas noticias que con la incertidumbre que precede a las mismas. En

este sentido, sabemos que la muerte es algo seguro para cada uno de

nosotros, pero lo que pase después es una de las mayores interrogantes

de la existencia humana.

La muerte se define como el estado de no ser, el fin de la vida

biológica. El miedo a la muerte es uno de los más comunes en el ser

humano. Normalmente está relacionado con cuatro aspectos básicos:

miedo a lo desconocido, miedo a perder a los seres queridos, miedo a las

circunstancias que rodean la muerte y, finalmente, miedo a dejar de existir.

Casi todos vivimos con temor o ansiedad ante la muerte y, por eso,

hemos creado muchos mecanismos de defensa. El miedo a la muerte

está presente en todos, pero no está conscientemente presente, pues

de otro modo no podríamos funcionar. El miedo, también, es necesario

como mecanismo de defensa y hasta de supervivencia, es importante que

siempre sea accesible para poder reaccionar ante cualquier amenaza, pero

este miedo debe estar controlado para permitirnos disfrutar de la vida.

Cuando el miedo está fuera de control y nos impide hacer actividades

cotidianas, se puede decir que se ha desarrollado una fobia. En el área del

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

temor a la muerte, se conocen dos vertientes fóbicas: el temor a la propia

muerte, que se conoce como tanatofobia y el temor a las cosas muertas

o relacionadas con la muerte, la necrofobia. Estas fobias suelen tener su

origen en algún evento traumático, muchas veces alrededor del nacimiento

que, ya de por sí, es una experiencia bastante traumática aunque, en

general, no guardemos memorias al respecto.

La tanatofobia se describe como un miedo profundo y persistente

cuando se piensa en morir, dejar de existir o la vida después de la muerte.

Quien padece necrofobia, además de temerle a la propia muerte, le teme a

todo lo relacionado con la muerte: féretros, cementerios o cadáveres y, en

general, al simple hecho de hablar sobre el tema. Quienes sufren de este

tipo de ansiedad pasan mucho tiempo obsesionados con el tema o tratando

de evitarlo al máximo

Si bien es natural temer a la muerte, este temor puede empezar a

afectar la vida cotidiana de las personas y se relaciona, muy estrechamente,

con otras fobias como la agorafobia u otras actitudes extremas como la

tendencia a la hipocondría o incluso a generar afecciones psicosomáticas.

La ansiedad, en general, tiene una fuerte relación con el temor a lo

desconocido y, en este sentido, no hay nada que desconozcamos de manera

más absoluta que la muerte.

¿Cómo superar estos temores?

Las fobias nacen, principalmente, por condicionamiento y su

existencia se prolonga y fortalece porque la persona evita, al máximo, el

contacto con lo que teme.

El tratamiento de las fobias varía según el tipo de fobia, sin embargo,

la mayoría de los tratamientos dan prioridad a la parte psicológica. Para

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

empezar, es necesario identificar el tipo de fobia y aceptarla.

La superación de las fobias y de la ansiedad van de la mano. Según

los psicólogos es importante enfrentar, en dos sentidos, nuestros temores:

por un lado, trabajar para cambiar nuestras actitudes y pensamientos hacia

lo que se teme y por otro, combatir, poco a poco, nuestra respuesta física.

Para esto la terapia cognitivo conductual resulta ser óptima.

Para tratar las fobias de manera eficaz, lo ideal es una exposición

gradual a lo que se teme. Pero hay que hacer énfasis en la parte gradual

del proceso, no se trata de exponerse más allá de lo que podemos manejar,

pues esto puede causar un retroceso.

Más adelante profundizaré en técnicas específicas para manejar la

ansiedad con respecto a las fobias. Sin embargo, es importante controlar

los niveles de ansiedad general y de ahí se puede ir hilando más fino en

aquellos aspectos de la vida cotidiana que la ansiedad ha afectado.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Etapa 2:
Aceptando
tu ansiedad
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Etapa 2: Aceptando tu
ansiedad
Una vez que conoces cómo funciona la ansiedad, es momento de

trabajar en la etapa de aceptación. El secreto para superar la ansiedad

no está en tratar de evadirla, sino más bien en conocerla y aceptarla.

El poder para enfrentarla se dará por añadidura.

En esto hemos estado trabajando, las explicaciones acerca de

cómo funciona la ansiedad y cómo se generan los ataques de pánico nos

han guiado por este camino. Ya sabes cómo es el pánico en términos

generales, es hora de prestar atención a tu propio pánico.

La clave para superar el pánico y la ansiedad radica en la

aceptación, en dejar fluir las sensaciones en lugar de luchar contra

ellas. Es evidente que cuando estamos en un ataque de pánico, lo último

que queremos es armonizar con él. Nuestra mente y cuerpo tienen

todas sus fuerzas enfocadas en terminar con esta situación incómoda.

Por un lado nuestro cuerpo reacciona porque cree que hay un peligro

real, por el otro, nuestra mente entra en pánico por las sensaciones

corporales que el sistema nervioso desencadena. Es un ciclo complejo,

pero tiene fin. Mente y cuerpo están diseñados para volver a la calma,

aun cuando el pánico nos haga creer que las sensaciones no van

a terminar nunca.

Es muy bueno confiar en que el Sistema Nervioso Parasimpático

no depende de nuestro pensamiento para restaurar la calma. Lo

decidamos o no, el Sistema Nervioso Autónomo funciona por su cuenta

y podemos confiar en que sabe hacer su trabajo.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Un cuerpo exaltado es insostenible, la calma es inevitable, así

que no hay por qué pensar que un ataque de pánico no terminará

nunca. Los ataques de pánico siempre terminan, no olvides que es

un mecanismo ideado para nuestra propia supervivencia, simplemente

está confundido, funcionando en situaciones fuera de lugar. Puedes

confiar en que las secciones autónomas de nuestro cuerpo saben lo

que hacen y su meta principal es mantenernos a salvo.

El principal obstáculo en este proceso es la necesidad de control

que nos caracteriza. La ansiedad tiene esa fuerte alianza con el control.

Por eso cuando tenemos un ataque de pánico tenemos tanto miedo

de perder el control, hacemos todo lo necesario para suprimir las

sensaciones del pánico, en lugar de dejar que estas fluyan libremente.

Si cada explicación que hemos dado sobre el pánico tiene sentido

para ti y sientes que tus síntomas concuerdan con los descritos, pero

aun así tienes dudas, entonces sería recomendable realizar los análisis

médicos que consideres necesarios, para descartar enfermedades

de cualquier otra naturaleza. Esto además te dará un beneficio: el

adicional de la tranquilidad para poder enfrentar libremente tu pánico,

sabiendo que, aunque en su momento los ataques se sienten como

algo terrible, no representan un peligro para tu vida y su razón de ser

no es lastimarte.

Pensamientos angustiantes
Uno de los síntomas clave en quienes padecen ansiedad son los

pensamientos repetitivos y constantes acerca de las situaciones que

causan angustia. Es muy difícil y agotador lidiar todo el tiempo con el

temor de que algo terrible nos va a suceder y no podremos evitarlo.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Ciertamente todos nos podemos identificar con estos sentimientos,

pero es necesario reconocer qué preocupaciones son productivas y

descartar las que nos desgastan innecesariamente.

Dichos pensamientos alimentan el ciclo de ansiedad

en dos sentidos: por un lado, prolongan nuestra necesidad de

control y, por otro, nos impiden percibir los síntomas corporales

del pánico por lo que son, pues con cada palpitación alterada o

ligera dificultad para respirar, crece el temor de que se trate de

algo muy grave que está pasando dentro de nuestro cuerpo.

Todos los que hemos sufrido ansiedad elevada, sabemos

exactamente de qué se tratan estos pensamientos. A veces, cuando

nos sentimos más agobiados por la ansiedad, nos preguntamos

¿cómo viven las demás personas?, ¿cómo hacen para no tener

miedo constantemente?, ¿cómo pueden estar tan tranquilos? Pues la

respuesta es simple: ninguna persona se libra de experimentar nervios

o temores en algún punto de sus vidas, simplemente saben canalizar

mejor estos sentimientos.

Es difícil controlar nuestros pensamientos y todo lo que pasa

por nuestras mentes, pero sí podemos controlar cómo reaccionamos

ante los mismos. Nosotros decidimos si prestarles mucha atención

o simplemente dejarlos pasar. No se trata de luchar, pues esto los

fortalece, es mejor aceptar que los tenemos.

¿Cómo es tu pánico?
Con el conocimiento que tienes a mano, intenta estudiar

tu pánico. Analízalo profundamente. Piensa en las veces

que has tenido ataques de pánico, ¿Cómo los manejaste?

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

¿Qué tenían en común? En general podemos encontrar

patrones, podemos aprender de nuestras propias experiencias.

Cada quien presenta señales que indican que un ataque

de pánico está comenzando y estas varían de persona a

persona. Observa los patrones de tu pánico. Para muchos es

una ligera falta de aire o algunas palpitaciones fuera de lugar.

Los síntomas normalmente son leves y los podemos sentir

bastante antes de que suceda el ataque de pánico propiamente.

Es posible que el prestar atención a tu propio pánico te genere

aún más ansiedad, pero sigue intentándolo. Recuerda que no tienes

nada que temer ante las sensaciones corporales, pues ya sabes de

dónde provienen. Tu Sistema Nervioso Simpático, confundido, ha

desencadenado una acción de defensa, liberando químicos y cambiando

las prioridades del funcionamiento de tu cuerpo. Pero sabes que no

será por mucho tiempo. El Sistema Nervioso Parasimpático enviará

pronto las señales de calma y terminarán los síntomas. Aun cuando el

temor que sientes por el pánico alimente la alerta, el cuerpo detectará

que el peligro ha pasado y encontrará la calma.

Sigue la corriente
Para poder terminar con tu elevado nivel de ansiedad, es

fundamental tu habilidad para cambiar de actitud. Esta habilidad va a

determinar la efectividad de tu recuperación. El primer paso es aceptar

tu ansiedad, el segundo, seguirle la corriente.

La doctora Claire Weekes decía que debemos “flotar” por la

ansiedad en lugar de intentar nadar. Nadar es complicado, tenemos

que coordinar los movimientos de brazos y piernas, respirar con la

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

técnica apropiada y mantener una dirección definida, a pesar de las

circunstancias. Flotar, en cambio, es más simple, el cuerpo lo hace

naturalmente. De hecho hasta un trozo de madera puede flotar, lo que

hay que aprender es a dejarse llevar, relajarse y dejar pasar el tiempo.

Si la ansiedad ya es parte de ti, no creas que no puedes hacer

nada al respecto, la actitud hacia ella la defines tú. No intentes luchar

contra la ansiedad, pues esto aumentará las sensaciones incómodas.

Esa urgencia porque el ataque de pánico termine nos mantiene en una

lucha interna constante y eso desgasta muchísimo. Si ya conoces tu

pánico, déjalo fluir, presta atención a cada sensación y experiméntalo.

La corriente del pánico es simple, pero es cuando intentamos luchar

que prolongamos las sensaciones incómodas.

Cuando percibas las señales, controla tu temor. Ya sabes de qué

se trata, puedes luchar contra las sensaciones o puedes permanecer

tranquilo, prestar atención a tu cuerpo y aceptar que el ataque de pánico

terminará.

La aceptación no es efímera ni superficial. No se trata de “pensar”

que aceptamos los síntomas. Debe ser una actitud absolutamente

honesta: tienes temor, aceptas que tienes temor, pero sigues la corriente

sin caer en la trampa.

Confía
En todo este proceso la confianza es clave. A muchas personas se

les dificulta superar su pánico, pues a pesar de que, por un lado, están

conscientes de que nada les va a suceder, por otro, no confían realmente

en este hecho. Debes confiar en lo que sabes ahora. Recuerda todos los

ataques que has tenido en el pasado y cómo ninguno de ellos te ha dejado,

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

aparte del temor, ninguna otra secuela.

Muchas personas fallan en recuperarse, porque nunca llegan

a desarrollar la confianza necesaria. Esto no significa que no tendrás

reveses, los tendrás y es parte natural del proceso, pero sigue ahí,

persevera y verás como el pánico se va convirtiendo, poco a poco, en

algo que pertenece a tu pasado.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Etapa 3:
Enfrentando tu
ansiedad
VENCIENDO TU ANSIEDAD

Etapa 3: Enfrentando tu
ansiedad
Si has sido diagnosticado con un trastorno de ansiedad

recuerda, como primer paso, que no tienes una enfermedad, sino un

desajuste en la manera en que tu cerebro procesa algunas señales,

debido, probablemente, a que te encuentras en un estado de extrema

susceptibilidad.

La ansiedad afecta la vida en varios niveles a la vez, por esto es

necesario enfrentarla desde múltiples frentes. Es muy importante hacer

cambios cruciales en el estilo de vida, así como cambios en nuestra

manera de pensar. La meta de este programa es que cada paso que

das hacia la recuperación te pertenezca, que nazca de tu esfuerzo y se

quede allí. Sin embargo, es normal en un proceso como este encontrar

algunos tropiezos, pues el camino no es fácil.

En esta etapa te enseñaré una serie de ejercicios que te ayudarán

a recuperar la calma. Cada ejercicio puede ser adaptado según tus

necesidades o la manera particular en que experimentas tu ansiedad.

Cada uno de estos ejercicios tiene una razón de ser y tiene una

relación lógica con la ansiedad y el pánico, sea física o mental.

Los ejercicios están divididos en dos secciones: los que buscan

una recuperación integral y, de este modo, eliminar los ataques de

pánico y los que te ayudarán a “flotar“*** (Weekes, 1962) por tus ataques

de pánico cuando estos sucedan.

*** WEEKES, C. (1962) “Self Help For Your Nerves”.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

El programa consta de cinco tipos de ejercicios diferentes, clasificados

según su propósito en:

• Ejercicios de reestructuración.

• Ejercicios de respiración.

• Ejercicios de relajación.

• Exposición.

• Técnicas de Inervación vagal

Ejercicios de Reestructuración
En este apartado, más que ejercicios, trabajaremos en hacer cambios

esenciales en nuestra manera de percibir y experimentar la ansiedad, que

contribuirán a mejorar tu vida de manera drástica y por eso lo llamamos

“reestructuración”. Las propuestas de este programa son clave. Tú vas a

decidir qué cosas crees que debes cambiar para deshacerte de tu ansiedad.

1. Es una cuestión de disciplina

Un día en clases de arte, mi profesor nos hizo caer en consciencia de

cómo el escritor francés, Antoine de Saint-Exupéry, explicó esta disciplina

de una manera muy agradable en su conocido libro El Principito. Este

personaje vivía en un planeta muy pequeño que debía cuidar a diario. Un

día, el principito deja su planeta y viene a la Tierra, donde conoce a un

piloto, con quien mantiene esta discusión:

“- Antes de crecer, los baobabs comienzan siendo pequeños.

- ¡Es verdad! Pero ¿por qué quieres que tus corderos coman los

pequeños baobabs ?

Me respondió: “¡Bueno! ¡Vamos!” como si fuera algo evidente.

Y necesité un gran esfuerzo mental para comprender por mí mismo el

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

problema.

Resulta que en el planeta del principito había, como en todos los

planetas, hierbas buenas y hierbas malas. Por lo tanto buenas semillas

de hierbas buenas y malas semillas de hierbas malas. Pero las semillas

son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una se le

antoja despertarse. Entonces se estira, y extiende tímidamente hacia el

sol una encantadora ramita inofensiva. Si se trata de una ramita de rábano

o de rosal, se le puede dejar crecer como quiera. Pero si se trata de una

maleza, hay que arrancarla en seguida, en cuanto se pueda reconocer.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Ahora bien, había unas semillas terribles en el planeta del principito... eran

las semillas de baobab. El suelo del planeta estaba plagado de ellas. Y

de un baobab, si uno se deja estar, no es posible desembarazarse nunca

más. Obstruye todo el planeta. Lo perfora con sus raíces. Y si el planeta

es demasiado pequeño, y si los baobabs son numerosos, lo hacen estallar.

“Es cuestión de disciplina, me decía más tarde el principito. Después

de terminar la higiene matinal, hay que hacer con cuidado la limpieza del

planeta. Hay que obligarse regularmente a arrancar los baobabs en cuanto

se los distingue de los rosales, a los que se parecen mucho cuando son

muy jóvenes. Es un trabajo muy fastidioso, pero muy fácil.”****

Este ejercicio, se trata de cortar la mala hierba que crece a diario

en nuestras mentes. La ansiedad y el pánico son hierbas que tenemos

que mantener bajo control, para que no se conviertan en baobabs, en

gigantescas estructuras que pueden colapsar nuestras mentes.

Todas las mañanas, al levantarte, presta atención a tus pensamientos,

preocupaciones y deseos. Decide, desde temprano, cuáles te pueden

ayudar a avanzar y a disfrutar de tu día y cuáles son peso muerto. Piensa

en tu necesidad de control y las estructuras que has ido creando; algunas

pueden ser buenas, otras son solamente fuente de ansiedad innecesaria.

Limpia tu mente.

Puede ser que ya tengas un par de baobabs crecidos. No te

preocupes, no es tarde, aún puedes librarte de ellos, simplemente no los

alimentes más y verás como se derrumbarán pronto por sí solos.

Haz esto cada día, sé disciplinado limpiando tu mente a diario y

tendrás grandes resultados.

****DE SAINT-EXUPÉRY, A. (1943) “El Principito”.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

2. Dieta

Se habla mucho de los beneficios de una buena nutrición para

la salud del cuerpo, sin embargo es también esencial para la salud

mental y no solo en un sentido romántico. Nuestra mente, en verdad,

necesita ciertos nutrientes. Una dieta deficiente puede acelerar el

agotamiento físico y sensibilizar el cuerpo. También hay que prestar

atención a los horarios de alimentación, pues, en realidad, nuestro

cuerpo responde mejor a las rutinas que a no tener un orden a la hora de

alimentarnos. Esto no es bueno para un organismo que se encuentra en

estado sensible.

Un problema dietético clave para la mayoría de las personas es

el desequilibrio entre lo ácido y lo alcalino en sus dietas. En promedio,

la mayoría tiene una dieta muy ácida, lo cual no es bueno cuando se

quiere controlar el estrés.

Los alimentos ácidos corresponden a proteínas, frutos secos,

cereales y productos lácteos (con excepción del yogur), además el

alcohol, el azúcar y la sal. La mayoría de frutas, verduras y jugos son

alcalinos. Lo recomendable es consultar tu caso particular con un

especialista en nutrición, sin embargo, para el grueso de la población

se necesita que la dieta incluya, aproximadamente, un 80 por ciento de

productos alcalinos.

Las vitaminas y los minerales son también muy importantes. Las

zanahorias, el melón, el brócoli, las coles de Bruselas y las espinacas

son excelentes fuentes de vitamina A. La vitamina C se puede

obtener de cítricos y del brócoli, los pimientos, el melón y el tomate.

Para obtener vitamina E hay que consumir frutos secos y aceites

vegetales. Las vitaminas del grupo B, esenciales para fortalecer el

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

sistema nervioso central, se encuentran en la levadura de cerveza,

lácteos, carne, cereales, aguacate, repollo y ejotes (conocidos también

como judías verdes o habichuelas, entre otros muchos nombres).

En cuanto a los minerales: el potasio, magnesio y calcio son

imprescindibles porque estimulan la reacción orgánica frente a las

hormonas que el cuerpo segrega en situaciones de estrés. Frutas,

verduras, cereales enteros y carne son alimentos ricos en potasio.

El magnesio se puede encontrar en verduras. Los frutos secos,

cereales y semillas también lo contienen, pero hay que consumirlos

enteros porque el magnesio se destruye en el proceso de trituración.

El calcio es un mineral que no puede faltar en ninguna dieta.

El omega 3 es muy recomendado por sus múltiples beneficios.

Por otro lado, hay alimentos cuyo consumo, más bien, debe ser

regulado. Las grasas y lácteos son productos que deben ser moderados,

así como la sal y el azúcar.

Muchas veces, dependiendo del caso particular, se recomiendan

ciertos suplementos de vitaminas y minerales, pues los estados de

ansiedad están directamente relacionados con un gran desgaste físico

y mental, de este modo se puede dar un apoyo extra a la parte dietética.

Sin embargo, en estos casos es indispensable la recomendación y

supervisión de un especialista.

Como otros consejos, no solo es importante lo que se come, sino

también la forma en que se hace. Intenta reservar en tu día momentos

específicos para comer y establecer bien estas rutinas. Evita comer muy

rápido y en exceso. Realiza varias comidas durante el día, para que tu

cuerpo se mantenga estable.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Esta es una lista de algunos de los alimentos que no deben faltar

en tu dieta:

Frutas y verduras

Son fuentes muy importantes de vitaminas y minerales además

de ser, en gran parte, productos alcalinos, por lo tanto son componentes

fundamentales para balancear tu dieta.

Manzanas Fresas Cilantro

Duraznos Melón Coliflor

Melocotones Tomate Pepino

Banano Mandarina Guisantes

Naranjas Uvas pasas Lechuga

Piña Zanahoria Espinacas crudas

Aguacate Brocoli Champiñones

Blackberries Coles de Bruselas Camote

Peras Repollo Papas blancas

Lácteos

Las vitaminas y minerales aportados por la leche son muy importantes

para el organismo. El yogur, además, es un producto derivado de la leche

que es alcalino, así que te ayudará a conservar el balance.

Carnes

La carne es una buena fuente de vitamina B3. Es preferible que

consumas carnes bajas en grasa como ternera, jamón serrano, pollo,

pavo o pescado.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Cereales

La fibra es muy importante. La puedes obtener fácilmente de pan

integral y consumiendo cereales enteros.

Condimentos

Algunos condimentos que resultan ser muy beneficiosos para

balancear una dieta son el perejil, el orégano y el romero.

Bebidas

Una correcta hidratación es vital para controlar la ansiedad.

Comienza por controlar las bebidas estimulantes y el alcohol pues,

precisamente, estimulan el sistema nervioso.

No existe bebida como el agua, estamos hechos de agua y

realmente la necesitamos. Se ha comprobado que el agua alivia

los síntomas de la ansiedad de una manera simple, pero poderosa.

Otras bebidas, que pueden tener grandes beneficios, son las aguas

aromáticas y el vino, pues han demostrado que son excelentes aliados,

como complemento, para un tratamiento integral de la ansiedad.

Agua

El agua es un vehículo y en nuestro organismo casi todas las

funciones corporales son controladas y están vinculadas con el flujo

eficiente de esta.

Cuando el cuerpo no se encuentra bien hidratado, puede percibir

la falta de agua como una señal de alerta e, inmediatamente, interpreta

que su seguridad está amenazada y reacciona. Se mantiene en estado

de ansiedad, preparándose para liberar, en cualquier momento, las

hormonas que considera necesarias para defendernos (o huir) y , de

61
VENCIENDO TU ANSIEDAD

esta manera, desencadena un ataque de pánico.

El problema con el agua, es que muchas veces olvidamos que

debemos tomarla. Tan es así, que un 37% de los estadounidenses, por

ejemplo, ya poseen un mecanismo de sed tan débil, que muchas veces

la confunden con hambre.

En realidad no tienes por qué esperar a tener sed para hidratarte.

Bebe agua con regularidad, aunque no sientas que tienes sed y verás

como tu organismo lo agradecerá, no sólo porque disminuirán los niveles

de ansiedad, sino porque eso favorecerá la salud en general.

Aguas aromáticas

Algunas plantas y hierbas pueden ser excelentes para

combatir los nervios y la ansiedad. Es muy importante recalcar que,

a pesar de ser naturales, las plantas, flores y hierbas pueden ser

medicamentos muy poderosos, así que si tienes dudas o alguna

condición particular, consúltalo siempre con un profesional en salud.

Entre las plantas mejor conocidas por ayudar a relajar y reducir la

ansiedad están.

Manzanilla. Bálsamo de limón.

Pasionaria. Lúpulo.

Raíz de valeriana. Toronjil o Melisa.

Flor de tilo. Geranio

Hierba de San Juan. Lavanda.

Verbena. Menta.

Escutelaria. Amapola.

Primaveras de Jardín (Prímula). Anís.

62
VENCIENDO TU ANSIEDAD

3. Actividad Física

No se habla de las maravillas de la actividad física en vano.

Es, realmente, una herramienta eficaz para combatir los trastornos

emocionales y mejorar el estado de nuestro cuerpo.

En el caso de la ansiedad, el ejercicio físico funciona como

una válvula de escape. Pero tiene muchos beneficios colaterales

comprobados. Practicar ejercicio tiene una influencia positiva en el

estado de ánimo pues, además de ser una manera de liberar energía,

hacer actividad física es, también, una poderosa herramienta de

distracción. Por otro lado, por medio del ejercicio podemos mejorar

nuestra imagen y mejorar la autoestima.

Es un hecho que la actividad física fortalece el sistema

cardiovascular y el sistema respiratorio, haciéndonos sentir más seguros

de nuestro propio organismo. Químicamente, estimula la producción

y balance de la serotonina, que es un neurotransmisor íntimamente

ligado a los trastornos de ansiedad. Reduce la producción de cortisol

(conocida como la hormona del estrés) y estimula la producción de

endorfinas, las cuales reducen el dolor e inducen a un estado de euforia.

¿Qué actividad física se recomienda?

Es bien sabido que cualquier actividad física es beneficiosa,

aunque sea corta. Pero en el caso de la ansiedad manda la regla de

la disciplina, pues se sabe que ejercitarnos de forma regular puede

permitir una reducción importante en los niveles de ansiedad. Es

importante incluir ejercicios de naturaleza aeróbica y anaeróbica. Sin

embargo, para quienes padecen ansiedad, los ejercicios anaeróbicos

pueden causar un poco de angustia, pues las sensaciones tienden a

63
VENCIENDO TU ANSIEDAD

ser más fuertes, por esta razón se da prioridad a la actividad aeróbica.

Para no generar una fuente extra de ansiedad, es fundamental

que la actividad elegida sea placentera y nos guste hacerla con

regularidad. En cuanto a la cantidad, se recomienda practicar algún

ejercicio, aproximadamente, por 30 minutos, tres veces a la semana.

No tiene que ser necesariamente en un gimnasio, puedes elegir algo

más cotidiano, que te sea más sencillo incluir en tu rutina diaria como:

una caminata o salir a pasear a tu mascota, salir en bicicleta, ir a nadar,

llevar unas clases de baile o realizar algunos ejercicios en tu propia

casa. Lo importante es que te sientas cómodo con la actividad elegida

y que disfrutes esos momentos.

La elección de la actividad física apropiada va a depender,

también, de cómo es tu ansiedad. Por ejemplo, si lo que sientes es que

la ansiedad te paraliza, puedes combinar una actividad aeróbica fuerte

(como spinning o correr) con una actividad relajante y de meditación

(como tai chi), en la cual puedas poner en práctica ejercicios de

respiración. Por otro lado, si tu ansiedad te hace sentir sin fuerzas, ve

activándote poco a poco, busca un ejercicio que no sea tan demandante

de energías, puedes intentar caminatas cortas a un paso moderado o

asistir a clases de yoga.

Ejercicios de respiración
La ansiedad, sea cual sea su fuente, causa un desajuste en el

ritmo de la respiración que, por la expulsión excesiva de dióxido de

carbono, provoca síntomas como: mareos, calambres, dolor de cabeza,

palpitaciones y hormigueo, entre otros.

Practicar una respiración lenta y profunda ayuda a recuperar la

calma y la tranquilidad, reforzando, a su vez, el sistema pulmonar, las

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

funciones cardiacas y controlando la presión arterial. Es, por lo tanto,

además de un complemento ideal para cualquier tratamiento de la

ansiedad, una práctica sumamente beneficiosa para tu salud.

1. Respiración profunda o abdominal

Muchas personas están acostumbradas a respirar de una manera

superficial. Este es un ejercicio sencillo, con el que podrás conseguir

relajar tu cuerpo y mente, además de fortalecer el diafragma.

Instrucciones

1. Busca un lugar cómodo, puedes acostarte o sentarte.

2. Pon una mano sobre el estómago, para asegurarte de que

llevas el aire a las zonas apropiadas.

3. Cuando inspires, intenta visualizar como tu abdomen se

expande y llena de aire.

4. Inspira por la nariz, durante 4 segundos. Cuando termines,

mantén la respiración por unos segundos más.

5. Expulsa el aire despacio a través de tu boca, puedes tomarte

unos 7 segundos y siente como tu abdomen se desinfla,

imagina que es como un globo.

Repite este proceso unas 10 veces, varias veces al día.

2. Respiración completa

1. Adopta la postura que consideres más cómoda.

2. Inspira aire por la nariz durante 4 ó 5 segundos e intenta

dirigirlo hacia la zona abdominal.

3. Mantén el aire allí por unos segundos y exhala por la nariz

de manera controlada y suave. Repite el proceso unas 4 ó 5

65
VENCIENDO TU ANSIEDAD

veces.

4. Ahora toma aire por la nariz durante 5 segundos

aproximadamente, pero en esta ocasión, dirígelo hacia la

parte superior de los pulmones. Mantén el aire unos segundos

y exhala, nuevamente por la nariz. Repite el proceso unas 4

ó 5 veces.

5. A continuación, toma aire por la nariz durante 5 segundos

tratando de llenar, en primer lugar, el abdomen y posteriormente

la parte media de los pulmones, mantén el aire e inspira

suavemente por la nariz. Repite el proceso unas 4 ó 5 veces.

Nota: El último paso es la verdadera respiración completa, una

vez que logres realizarla con mayor facilidad, no será necesario que

realices los pasos anteriores.

Estos ejercicios, al principio, pueden causar mareos o en general

cierta incomodidad, sin embargo, con la práctica estas sensaciones

desaparecerán. En todo caso, si tienes preguntas o algo te preocupa

siempre consulta tus dudas con un médico o profesional en salud.

Ejercicios de relajación.
Existe un sin fin de ejercicios de relajación, sin embargo, para

efectos de esta guía nos concentraremos en dos ejercicios clave, por su

renombre y efectividad. El primero es la técnica de Relajación Muscular

Progresiva, desarrollada por el médico Edmund Jacobson en 1920,

conocida, también, como Relajación de Jacobson. Este fisioterapeuta

se enfocó, particularmente, en la tensión muscular como síntoma

esencial de la ansiedad y argumentó que, por medio de la relajación,

se puede reducir la misma.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

La otra técnica es la Relajación de Schultz, conocida también

como Entrenamiento Autógeno. Esta es una técnica más ligada a la

meditación. Fue ideada por el neurólogo y psicólogo Johannes Heinrich

Schultz.

1. Relajación Muscular Progresiva de Jacobson

Esta técnica se basa en crear una consciencia sobre los

músculos que se tensan en los momentos de ansiedad o temor.

El objetivo es tensar deliberadamente dichos músculos para,

posteriormente, relajarlos. Puede ser practicado dos veces al día o

cuando sintamos que nos vamos a enfrentar a una situación estresante.

Estos ejercicios no eliminarán la tensión, pero cuando esta surja lo

sabrás y podrás suprimirla con facilidad.

En este método el acento está en las sensaciones. No se trata

sólo de tensar y relajar. Sí es importante, además, prestar atención a

nuestro cuerpo durante todo el proceso.

Instrucciones

Antes de iniciar este ejercicio busca un lugar tranquilo. Siéntate

en una silla en la que estés completamente cómodo. Coloca los pies

planos en el suelo sin cruzar las piernas y deja tus manos en una

posición neutral (si tienes descansa-brazos es ideal, si no, simplemente,

colócalas en tu regazo). Comienza por realizar una respiración profunda.

A continuación realizarás el siguiente proceso en diferentes

grupos de músculos (cuando tenses una zona, intenta mantener el

resto del cuerpo relajado):

• Concéntrate en el grupo de músculos a trabajar.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

• Ténsalos tanto como puedas (sin causar dolor).

• Identifica en cuáles sientes mayor tensión y mantén la posición

por, aproximadamente, 5 segundos.

• Relájalos de manera controlada, prestando atención a las

sensaciones.

• Disfruta la etapa de relajación durante unos segundos.

Sigue este orden de grupos musculares:

1. Frente. Arruga tu frente, trata de hacer que tus cejas toquen

el punto donde nace tu cabello por cinco segundos, relaja.

2. Ojos y nariz. Cierra los ojos tanto como puedas. Siente tus

párpados. Haz esto por cinco segundos y relaja. También

frunce tu nariz (como si hubieras comido algo ácido) por cinco

segundos, relaja.

3. Labios, mejillas y mandíbula. Haz una sonrisa forzada,

estirando tus labios al máximo, mantén la mueca por cinco

segundos y relaja.

4. Cuello y hombros. Primero tensa los músculos del cuello por

cinco segundos. Relaja. Después trata de elevar los hombros

hasta las orejas durante cinco segundos. Relaja.

5. Manos. Extiéndelas frente a ti. Aprieta los puños, fuertemente,

durante cinco segundos. Relájalos.

6. Antebrazos. Extiende tus brazos contra un muro invisible

y trata de empujar con las manos durante cinco segundos.

Relaja.

7. Bíceps. Dobla los codos y tensa los bíceps durante cinco

segundos. Relaja. Siente como la tensión sale de los brazos.

8. Espalda. Arquéala hacia atrás por cinco segundos. Relaja.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

9. Abdomen. Contrae los músculos del abdomen durante cinco

segundos. Relaja.

10. Caderas y glúteos. Aprieta los glúteos y los músculos de las

caderas por cinco segundos. Relaja.

11. Muslos. Contrae los músculos de los muslos apretando las

piernas juntas tan firmemente como puedas durante cinco

segundos. Relaja.

12. Pies. Flexiona los pies hacia arriba (flexión dorsal) tanto como

puedas durante cinco segundos. Relaja. Después flexiona

los pies hacia abajo (flexión plantar), poniendo énfasis en

doblar los dedos lo más que puedas, durante cinco segundos.

Relaja.

Finalmente relájate por un rato. Conforme vayas mejorando,

puedes saltar los grupos en los que sientes que no tienes problemas,

para concentrarte en tus zonas de mayor tensión.

2. Entrenamiento Autógeno (Relajación de Schultz)

Este es un ejercicio ideal para combinar con el anterior. Existen

en el mercado muchas grabaciones y mp3 que permiten realizarlo con

una guía muy adecuada, pero puede ser perfectamente practicado con

la única compañía de nuestros pensamientos y un lugar tranquilo.

Existen muchas variaciones de este ejercicio, en estas páginas

te proponemos la opción más básica. La idea es que incluso vayas

ideando tus propias variaciones y buscando las que más se adapten a

tus necesidades.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Instrucciones

1. Busca un sitio tranquilo, lejos de distracciones. Si te distraes,

simplemente continúa con la relajación. Recuéstate en un

lugar donde te sientas muy cómodo, puede ser en una silla,

una cama o incluso en el suelo. Al igual que en la relajación

progresiva, recuesta tus manos en el descansa-brazos o en tu

regazo.

2. Realiza una respiración profunda.

3. Comienza por reafirmarte que estás en completa calma. Dilo

con tu voz “estoy completamente en calma”.

4. Concentra tu atención en tus brazos. De manera lenta y tranquila

repite seis veces: “Mis brazos se sienten muy pesados”. Y

repite “estoy completamente en calma”. Conforme repites

cada frase, piensa en la sensación que produce.

5. De nuevo presta atención a tus brazos y repite seis veces:

“Siento un fuerte calor en mis brazos”. Repite “estoy

completamente en calma”.

6. Ahora dirige tu atención a tus piernas. Como con tus brazos,

repite seis veces “Mis piernas se sienten muy pesadas”. De

nuevo, “estoy completamente en calma”.

7. Nuevamente concéntrate en tus piernas. Repite seis veces

“Siento un fuerte calor en mis piernas” y repite “estoy

completamente en calma”.

8. Ahora enfócate en tu corazón. Con tranquilidad repite seis

veces “Mis latidos son suaves y regulares”. Repite “estoy

completamente en calma”.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

9. Posteriormente repite seis veces “Mi respiración es suave y

regular”. Repite “estoy completamente en calma”.

10. Concentrándote en tu abdomen repite seis veces: “Siento un

fuerte calor en mi abdomen”. Después “estoy completamente

en calma”.

11. Con la atención en tu frente, repite seis veces: “Mi frente está

muy fresca” y de nuevo “estoy completamente en calma”.

12. Finalmente, disfruta la sensación de relajación por cinco

minutos. Cuando te sientas listo, respira profundamente y

abre los ojos.

Exposición
La terapia de exposición consiste en enfrentar la situación, objeto,

pensamiento o memoria temida, pero en un ambiente seguro y controlado.

Más que enfrentar tu mayor temor de una vez, la terapia de exposición va

aumentando gradualmente en tu escala de temor. Para mayor efectividad, se

recomienda combinar esta técnica con ejercicios de respiración y relajación.

Esta terapia se basa en el principio de que podemos adaptarnos

a lo que sea, incluso situaciones muy incómodas, siempre y cuando la

experiencia no sea abrumadora. Esto se llama habituarse y es un proceso

natural en casi todos los casos. La idea de este tipo de técnicas es que la

persona se habitúe a lo que le causa temor.

Uno de los pilares de los trastornos de ansiedad es la evasión,

para esto creamos complicadas redes y estructuras de control, que van

creciendo hasta que perdemos nuestro poder sobre ellas. Se controlan a sí

mismas y nos controlan a nosotros. Algo real (un pensamiento, un objeto,

una situación) nos causa ansiedad, entonces lo evitamos y esto nos da

71
VENCIENDO TU ANSIEDAD

una calma temporal, hasta que empezamos a evitar, también, todo lo que

se relaciona con nuestro temor y terminamos rodeados por la maraña de

temores que fuimos creando.

Los principios de la exposición son simples: debe ser gradual,

repetida y prolongada. Además hay una serie de instrucciones a seguir,

para que la exposición sea segura y eficaz:

Haz una lista de situaciones, objetos, pensamientos o memorias que

te hacen sentir ansiedad.

Ordena la lista de acuerdo a tu temor, de mayor a menor.

Empieza a trabajar en la exposición, escalando en tu lista.

Planifica cómo realizar esta exposición. Tendemos a creer que

la exposición debe ser directa, sin embargo, no necesariamente debe

ser así, puedes empezar por ejercicios de visualización, puedes ver

películas o imágenes, hay muchas opciones.

Practica con regularidad, recuerda, es una cuestión de disciplina.

Entre más largas las sesiones, más efectivas son, pues motivan

a la habituación más que la sensibilización. Procura que duren más de

10 minutos.

1. Exposición imaginada

Para la exposición imaginada (o visualización) lo ideal es

realizarlas en un lugar tranquilo donde te sientas cómodo. Estos ejercicios

los puedes realizar a diario, varias veces al día o antes de enfrentarte a

lo que temes. La visualización aporta relajación y distracción, que son

técnicas muy efectivas para el tratamiento de la ansiedad.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Proyección

Esta técnica puede ayudar a quienes tienen la característica

“espera angustiosa” y tienden a imaginar lo peor de cada situación

que van a enfrentar. Esta técnica los ayuda a prever las posibilidades y

alternativas y a dar una nueva perspectiva a sus temores.

Lo principal es mantenerlo en forma gradual, por ejemplo:

Te ofrecen pasar unas vacaciones dentro de un mes, pero implica

tomar un avión y tú no puedes tolerar estar encerrado en esa pequeña

cabina durante horas, sabiendo que no puedes salir. Tu miedo a volar

te paraliza y sientes la tentación de rechazar la oferta, pero es una

excelente oportunidad y sabes que lo vas a disfrutar mucho.

Empiezas a tener pensamientos catastróficos, del tipo “No vale

la pena morir por unas vacaciones”, así como a inventar excusas vanas

“En ese lugar (el de las vacaciones) asaltaron el vecino del primo de mi

amigo, debe ser muy inseguro, no creo que valga la pena ir”.

Intenta imaginar que ya pasó lo peor, que ya estás ahí, no pienses

en el vuelo, piensa nada más que ya estás disfrutando la experiencia y

cuánto te agrada. Finalmente decides aceptar.

Intentas no pensar en eso, pero cuando te das cuenta que faltan

solamente dos semanas, sientes como la ansiedad aumenta de golpe.

Te arrepientes de haber aceptado el viaje y quieres cancelarlo. No

lo hagas, es momento de otro ejercicio de visualización. Esta vez

piensa en el vuelo, recuerda las otras veces que has intentado volar

y todo ha salido bien al final. Puede ser que hayas tenido miedo,

ansiedad y no te haya gustado, pero eso es ahora parte del pasado.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Imagínate sentado en el avión y los síntomas aparecen (porque con

seguridad lo harán), pero esta vez los recibes con tranquilidad, ya sabías

lo que iba a pasar, ahora es cuestión de confiar en que van a terminar.

Navega por ellos hasta que acaben las sensaciones incómodas.

Finalmente, visualiza como llegas a tu destino, has superado la prueba

y te sientes bien; es hora de disfrutar.

Con este ejercicio te mantienes por las siguientes semanas, pero

supongamos que mañana es el día de volar y la ansiedad aumenta.

Piensa ahora que mañana, a esta misma hora, vas a estar en tus

vacaciones, disfrutando y descansando. El vuelo fue inevitable, pero

ya pasó y estuvo bien. Hubo turbulencia y la toleraste, aunque sentiste

las palpitaciones y la agitación, lograste navegar por ellas y ya estás

en tu destino.

Este ejercicio puede ser aplicado a un sin fin de situaciones, pero

la idea principal es la misma. Imagínate que la situación temida ya pasó

y lograste superarla con éxito. Piensa en las variables y posibilidades,

pero siempre imagina que lograste tu objetivo, esa es la esencia de la

proyección.

Escenarios posibles

Otra técnica de visualización se trata de imaginar los diferentes

escenarios posibles cuando te enfrentas a un temor. Se basa en la

premisa de ¿qué es lo peor que puede pasar?

Aquí entra en juego tu creatividad e imaginación. Trata de no

censurarte, por más tonto que creas que es un escenario, por más

irracional que parezca, no importa si exageras, de hecho, en este

ejercicio es bueno exagerar, maximizar las posibilidades. Lo importante

74
VENCIENDO TU ANSIEDAD

es que siempre prestes atención detallada a tus reacciones y pienses

cómo mejorarlas.

Por ejemplo, si temes hablar en público, piensa ¿qué es lo peor

que puede pasar? Que te tropieces al entrar al escenario (si es en un

escenario) y que en cada respuesta tartamudees y olvides qué decir. Te

das cuenta que tienes el cierre de tu pantalón abierto y un trozo de papel

de baño pegado en tu zapato. Estás seguro de que tienes restos de

comida entre tus dientes, además, no dejas de sudar, al punto que se te

nubla la vista y tu corazón palpita tan fuerte que todos lo escuchan... En

fin, son muchas las cosas que pueden salir mal en una presentación y de

hecho a muchas personas, celebridades incluso, les han pasado cosas

terribles, pero han logrado salir adelante. No han quedado marcados de

por vida, simplemente han controlado sus reacciones y han dejado ese

momento atrás.

Personificación

Este es un ejercicio para evitar las reacciones de temor ante los

pensamientos angustiantes, las situaciones u objetos que nos causan

ansiedad. La idea es quitarle la autoridad que tienen sobre ti.

Haz una lista de las situaciones, objetos o pensamientos que te

causan ansiedad. Ahora, en tu mente, intenta caricaturizarlos. Muchos

temores son irracionales y tú lo sabes, dales la imagen que se merecen.

Es difícil tomar en serio a un pequeño elefante amarillo que te dice que

si subes al elevador te quedarás encerrado para siempre. O una tierna

ardillita que te dice que esa llamada telefónica trae malas noticias. Entre

más ridícula sea la imagen, mejor será el efecto.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

2. Exposición directa o en vivo

La exposición en vivo implica interactuar de manera gradual con la

situación o estímulo temido. Esta graduación depende de lo que estemos

dispuestos a tolerar. El plan de exposición en vivo se debe adaptar a la

persona. Probablemente se experimenten algunos tropiezos, pero son

parte natural de cualquier tratamiento.

Cuando hacemos ejercicios de exposición, lo que se recomienda

es permanecer en la situación hasta que observemos una reducción de la

ansiedad y hasta que dejemos de sentir deseos de evadir o escapar.

Por ejemplo, en el caso de alguien que tiene miedo de conducir un

auto, el proceso va a depender del nivel de ansiedad, pero generalmente

es algo así:

Exposición al vehículo: simplemente estar dentro y familiarizarse

con los controles y pedales, sentarse cómodamente. Puede ser que este

proceso tome un par de sesiones.

El paso dos sería probar una ruta corta en un lugar sumamente

tranquilo. Este proceso puede tomar tiempo y es aquí donde la persona irá

tomando más confianza.

Cuando se considere el momento, lo ideal sería pasar a una ruta

que sea ligeramente más demandante, ir al trabajo, al supermercado o al

gimnasio, se recomienda que sea una ruta cotidiana.

Lo importante para que esta técnica sea efectiva es que la persona,

con cada sesión, compruebe que sus expectativas catastróficas no se

cumplen y adquiera, de este modo, control sobre sus respuestas.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

3. Consejos y ejercicios para casos de ansiedad


específica

Ansiedad social

Como buena práctica para controlar esta fobia, se recomienda

acudir a situaciones temidas, pero preparándose mentalmente

para saber qué esperar. Muchas veces es aconsejable cambiar de

enfoque. Por ejemplo, si sabemos que al hablar en público siempre nos

sonrojamos, entonces, la idea es intentar sonrojarnos más. Al aceptar

esto estamos quitando la presión por evitar sonrojarnos. Muchas veces

el esfuerzo por evitar sentir ansiedad causa más ansiedad.

Una buena recomendación para ayudarnos a superar la ansiedad

social es intentar practicar estas situaciones en un sitio privado y

seguro, donde podamos sonrojarnos o sudar sin que nadie se entere.

Simplemente en nuestras mentes nos visualizamos en la situación que

nos causa más angustia, nos vemos teniendo nuestras reacciones

habituales (sudoración, palpitaciones, temblores) solo que en este

escenario no nos importa, aceptamos estas reacciones corporales, sin

que ellas nos afecten o avergüencen.

Ansiedad antes de un examen

Sentir un poco de nervios antes de un examen es

perfectamente normal, sin embargo, se convierte en un problema

cuando la ansiedad empieza a interferir con nuestro desempeño.

La ansiedad ante los exámenes se define como ansiedad de

ejecución, debido a las expectativas sobre el propio rendimiento.

Está relacionada con la ansiedad que se siente al enfrentarse a un

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

escenario, a una entrevista o a desempeñar un buen papel en un

deporte.

Este tipo de ansiedad puede suceder antes del examen, cuando

apenas estamos estudiando, o puede surgir durante el propio examen.

Muchas veces pueden darse ambos cuadros de ansiedad.

Los efectos de la ansiedad ante los exámenes pueden

ser físicos, emocionales o mentales. Los síntomas físicos más

comunes incluyen molestias gastrointestinales, dolor de cabeza,

palpitaciones, temblores, sudoración excesiva, entre otros.

Estas molestias pueden ser leves o intensas.

A nivel mental se puede experimentar dificultad para: tomar

decisiones, expresarse, comprender preguntas, pensar con claridad,

recordar respuestas o el conocido bloqueo mental. Estas reacciones,

junto con las físicas, pueden llevar a la persona a sentirse frustrada,

inquieta, enfadada y hasta derrotada.

Esta reacción se alimenta de la anticipación y la preocupación.

Cuando ocurre, surgen muchos pensamientos y sensaciones que van

acrecentándose mutuamente. Muchas veces son las sensaciones

las que causan la angustia y el constante temor a perder el control.

(¿Qué pasará si se dan cuenta los demás de mi temor?)

Este tipo de ansiedad se puede convertir en un verdadero

problema cuando se sale de control y se convierte en un ciclo.

Para empezar a controlarla es bueno sentirse preparado para

afrontar el reto, por eso, si se trata de un examen, siempre

ayuda estudiar suficiente. Se ha comprobado que la ansiedad

ante los exámenes, disminuye si la persona se siente preparada.

Además, aceptar los errores del pasado es, también, un buen paso.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Esto ayuda a eliminar la presión a la que te sometes con cada

nuevo reto.

Por otro lado, no permitas que el temor te domine, no evites asistir

a exámenes por miedo a hacerlo mal o quedarte en blanco. Reconoce

las emociones y sensaciones que esta ansiedad te produce y déjalas

fluir, verás como esto disminuye la tensión.

Descansar antes de un examen es esencial. Además, previo

al examen, también es recomendable practicar algunos ejercicios de

relajación, esto tranquilizará tu cuerpo y relajará tu mente.

Ansiedad al conducir un auto

Algunos consejos útiles para quienes quieren superar la ansiedad

al conducir un auto son:

• No dejes de conducir: La exposición a la situación temida es

esencial y es mejor si es regular.

• Conducir es un privilegio: ver lo positivo nunca ha hecho daño

a nadie y si lo piensas bien, no todos tienen la oportunidad de

viajar cómodamente y con tanta libertad.

• Controla tu ambiente: Si ya conducir te causa angustia, no

agregues otras complicaciones a la mezcla. Identifica qué

cosas te aligeran el viaje y qué cosas no (escuchar o no

música, tener un navegador para instrucciones o no , entre

otros). Además procura estar cómodo cuando manejes: ajusta

tu asiento, los espejos y demás. Siéntete muy dueño del auto

y de la situación.

• La organización es clave: no hay como andar apurado para

sentirse extra ansioso, por esto, trata de salir con tiempo.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Además, planifica tu viaje, trata de saber bien la dirección y

las rutas por las que te sientes más cómodo.

• Si al manejar crees que necesitas detenerte por un momento,

no lo dudes, hazlo.

Manejar es un acto que requiere de mucha responsabilidad y no

debe ser tomado a la ligera, pero un chofer, extremadamente nervioso,

puede ser también un peligro. Una recomendación es revisar nuestro

historial de manejo y reafirmarnos constantemente que somos buenos

choferes.

Miedo a volar

Si tienes miedo de volar, es importante tu reacción inicial

al programar el vuelo.  Permítete emocionarte porque tienes esta

oportunidad, es muy importante. Recuerda descansar bien la noche

antes del vuelo, recuerda que el cansancio te hace sensible.  Organízate

y tómate tu tiempo para empacar, llegar al aeropuerto, realizar todos

los trámites. Ten todo listo, esto te ahorrará mucho estrés.

Cuando abordes, vuelve a repetir para ti mismo que, aunque la

ansiedad se manifieste, esta no te va a lastimar, recuerda lo que sabes.

Intenta ser sincero contigo mismo, no trates de engañarte, aborda ese

avión sabiendo que es muy probable que, en algún punto, sentirás

ansiedad, pero sabiendo, también, que podrás controlarla. La idea es

no huir de las temidas sensaciones, la idea es intentar aceptarlas.

Si te sientas junto a alguien que no conoces, es mejor no

comentarle sobre tu ansiedad, pues esa persona se sentirá preocupada

por ti y esto reafirmará que hay algo de qué sentirse nervioso, lo que

aumentará la tensión.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

Recuerda, además, que los números hablan; busca estadísticas

y lee sobre el tema. Esto puede ayudarte a amainar los temores. De

acuerdo con la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA,

por sus siglas en inglés), la tasa de accidentes de aviación para el año

2010, fue la más baja de la historia. Siendo de 0.61, lo que es igual  a un

accidente por cada 1.6 millones de vuelos. Aún no se tienen los datos

exactos para el 2011, pero todo parece indicar que serán similares a

los del año 2010.

Por otro lado, evita mirar noticias sobre el tema los días previos

a tu viaje, pues es bien sabido que los noticieros muestran solamente

una parte fragmentada de la realidad. Muestran ese vuelo que sufrió un

accidente y dejan de lado esos otros millones de vuelos que llegaron a

salvo a sus destinos.

Finalmente, intenta mantenerte positivo, recuerda que no estás

sólo, en el mismo avión debe haber muchísimas personas como tú,

que te comprenden. Confía en ti y en tu capacidad para sobreponerte

a la ansiedad y al pánico. Confía incluso cuando creas que no estás en

condiciones de confiar, lánzate a la experiencia y trata de disfrutar tu

viaje.

Ansiedad Nocturna

Las personas que manejan altos niveles de ansiedad, pasan

todo el tiempo pendienes de la misma y, cuando es demasiada, sienten

que tienen suerte si logran pasar un día sin sufrir un ataque de pánico.

Pero, en el fondo, temen que podría suceder en cualquier momento del

día o la noche. Se mantienen en estado de alerta todo el tiempo.

Una vez que ha pasado el ataque de pánico, vuelven al estado

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

ansioso, al temor de que el interruptor vuelva a ser activado. Evidentemente,

sumidos en ese ciclo es muy difícil alcanzar un estado mental relajado.

Esto puede causar trastornos en el sueño, lo cual no ayuda a la situación

general, pues, según algunos estudios, la ansiedad está altamente

ligada a un estado de agotamiento, sea físico, mental o emocional.

Toda persona puede tener periodos de falta de sueño de vez en

cuando y existen muchas situación en la vida cotidiana que pueden

quitarnos el sueño. Sumar el temor a sufrir un ataque de pánico no

ayuda en ningún sentido.

Una buena práctica para conseguir un buen sueño nocturno, es

hacer ejercicio cada noche, pues la mente puede tratar de mantenernos

despiertos, pero el cuerpo cansado nos ayuda a alcanzar el sueño

con más facilidad. Además de esto, es necesario evitar el alcohol y la

cafeína algunas horas antes de dormir.

Por esto es bueno saber que, en lo que a sueño se refiere, es

mejor la calidad que la cantidad. Es preferible afrontar cada noche con

bajas expectativas pensando, nada más, que cada noche que pasa es

una nueva oportunidad para dormir, de este modo quitamos la presión

de que estamos forzados a dormir.

Así como la presión por dormir es un problema, existen otros

pensamientos que tienden a invadir nuestra mente, cuando estamos

agotados por luchar contra el insomnio y es importante buscar maneras

de retarlos. En algunos casos, por ejemplo, muchas personas tienden

al catastrofismo, con pensamientos como: “¡Si no logro dormirme ya,

voy a hacer mal mi trabajo y lo voy a perder!”. Lo cierto es, que puedes

conseguir trabajar bien, incluso si estás cansado. Aunque no puedas

dormir, puedes intentar relajarte y descansar.

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Otro pensamiento contraproducente es la exageración,

repitiéndonos frases como “Esta noche, de seguro, será otra noche

sin dormir”. No permitas que la situación nuble tu juicio. No es cierto

que todas las noches son iguales, algunas logras descansar mejor que

otras. Cuando estamos desesperados, podemos pensar que tenemos

habilidades de clarividencia y desde antes de acostarnos creemos

saber cuánto tardaremos en dormirnos. De seguro te has soprendido

pensando “Hoy voy a tardar mínimo una hora para dormirme”. Lo cierto

es que, hasta ahora, no hay evidencia científica de que podamos ver o

conocer el futuro. Así que no puedes saber qué va a pasar esta noche,

puedes pensar que si poner en práctica algunos ejercicios, tal vez seas

capaz de conciliar el sueño rápidamente.

Finalmente, si te despiertas en la noche o tienes problemas para

dormir, recuerda algún momento en el que has estado deseando poder

dormir y no es posible (sin duda a todos nos ha pasado). Visualiza como

como te sentías. Procura revivir esos sentimientos y piensa lo bien que

se siente estar, en este momento, en plena libertad para dormir.

Miedo a la muerte

Puede sonar extraño, sin embargo, al igual que cualquier otra

fobia, la fobia a la muerte se puede superar. Aunque es muy común y

natural este temor, en general no nacemos con miedo a la muerte, es

algo que socialmente vamos aprendiendo y, es algo que, principalmente

vamos experimentando a lo largo de la vida, en experiencias que

podemos definir como desagradables.

Este temor es particularmente fuerte entre quienes padecen

ansiedad y se puede decir, que viene a ser el motor de la misma; la

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

respuesta de huir y luchar nace de nuestro instinto más básico por

proteger y preservar nuestra vida. En un libro llamado Mirando al Sol, el

doctor Irving D. Yalom nos da un recorrido por los temores de muchos

de sus pacientes entorno a este tema. Es muy interesante, pues el

consenso parece ser que, el temor a la muerte se ve enfatizado por la

idea de que no hemos vivido suficiente o no hemos logrado hacer todo

lo que queríamos. Entre más grande nuestro legado, parece ser, según

lo encontrado por el autor, menor el temor a la muerte.

Para muchos, la solución es evadir. Evitan al máximo cualquier

situación que tenga algunas relación con su temor y de este modo

“engañan” a su sistema. Pero esta no es una manera muy buena de

lidiar con ninguna fobia, ni con ningún trastorno de ansiedad.

Todo lo que sentimos es el resultado de la combinación de

influencias entre nuestra mente y nuestra cuerpo. Al parecer, existe una

memoria emocional, es decir, nuestro cerebro almacena memorias, pero

las baña con las emociones del momento en que estas son guardadas

y también, las evoca siendo coherente con el estado de ánimo. Así, si

estamos contentos, tendemos a recordar cosas que nos hicieron felices.

Podemos jugar con estos condicionamientos para superar el temor

a la muerte. El condicionamiento hace que nos afloren sentimientos

frente a ciertas cosas. A todos nos ha pasado que algunos aromas nos

devuelven inmediatamente a nuestra infancia o ciertas comidas nos

recuerdan un momento específico en el que fuimos felices. La idea es,

cuando te sorprendes pensando en la muerte, buscar algún estímulo,

algún recuerdo que genere ti una sensación de calma y tranquilidad.

Esto hará que nuestro pensamiento tome por caminos más positivos en

torno al tema.

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

En palabras del Dr. Yalom, si bien la muerte no se puede evitar,

afrontar el hecho de que vamos a morir tiene recompensas, es decir,

que las personas que son capaces de hacerlo tienden a ser más

tranquilas, más centradas y más capaces de ignorar las distracciones

y ansiedades y concentrarse en lo que es verdaderamente importante,

que es vivir.

Otros consejos para superar la ansiedad

Aprendiendo a tolerar la incertidumbre

A veces tenemos momentos de cambio y encrucijadas, momentos

difíciles que debemos afrontar y, como especie, estamos equipados

muy bien para enfrentar situaciones adversas una vez que estas se

presentan. Sin embargo es una realidad humana desconocer cómo

comenzarán y terminarán cada uno de nuestros días.

Por extraño que parezca, a pesar de lo predominante que es

la incertidumbre en nuestras vidas, tenemos, en nuestra naturaleza,

fuertes sentimientos de rechazo hacia la misma. Se nos hace más fácil,

lidiar con malas noticias que con la incertidumbre que precede a las

mismas.

Es importante destacar que la intolerancia a la incertidumbre

no nos afecta por igual en todos los ámbitos de la vida, algunos son

intolerantes con respecto a la salud, pero no tienen ningún problema

con asuntos económicos o con decisiones de carrera. Otros no tienen

problema con sus asuntos propios, pero no pueden vivir tranquilos

pensando en la seguridad de sus seres queridos.

Es innegable, el impulso por aclarar sentimientos de incertidumbre,

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

una vez que tomamos consciencia de los mismos y esto, evidentemente,

se acrecienta cuando tenemos altos niveles de ansiedad. Tiene sentido

en algunos casos, pues tanto la incertidumbre como la ansiedad nos

pueden ayudar a buscar una situación más segura en determinados

momentos. La ansiedad que la incertidumbre dispara, nos puede

ayudar, por ejemplo, a evitar una situación de peligro inminente. En

todo caso, y es cierto para ambas, que en exceso pueden tener un

efecto paralizante.

El nivel de tolerancia ante la incertidumbre, por parte de quienes

padecen ansiedad es muy bajo, de hecho es un síntoma cognitivo clave.

Cuanto tenemos altos niveles de ansiedad, comenzamos a sentir una

gran necesidad de control, necesitamos saber, constantemente que

todo está bien, que todo va a salir bien. Muchas personas comienzan a

desarrollar trastornos de ansiedad como fobias o pánico, evitando hacer

cosas, ver cosas, estar con personas. Una persona con un trastorno

obsesivo compulsivo, por ejemplo, comienza a elaborar rituales que lo

hacen sentir seguro y, que, en su percepción, evitarán que algo malo

pase.

Puedes ejercitar y mejorar tu tolerancia a la incertidumbre y verás

como cada vez te sentirás mejor. En primer lugar Acepta que es parte

de la vida. No intentes estar seguro de todo, todo el tiempo, no puedes

predecir el futuro, así que trata de dejarlo ser.

Existen maneras simples de exponerte a la incertidumbre y de

experimentarla para habituarte a ella: Si sientes que te abruma la

angustia, trata de hacer ejercicios de visualización que te ayuden a

aceptar las posibilidades.

Aprende a tolerar la incertidumbre, intenta cambiar alguno de

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VENCIENDO TU ANSIEDAD

tus comportamientos que te hacen sentir seguro, sólo para variar y

relacionarte con las sensaciones. Por ejemplo, si para tomar una

decisión, necesitas consultar con muchas personas diferentes,

pregúntale solamente a una. O si siempre ordenas lo mismo en un

restaurante, intenta probar un platillo nuevo.

Controla tu pensamiento negativo y trata de desarrollar un

pensamiento realista, un esfuerzo por percibir el mundo de manera

balanceada, sin exagerar en negatividad, pero tampoco en positivismo.

Conoce lo que estás pensado. A pesar de que nos afectan e

influyen constantemente, muchos de nosotros no acostumbramos

prestar atención a nuestros pensamientos.

Una vez que estés más consciente de tus pensamientos, trata

de identificar los pensamientos que te hacen sentir mal, y determina

si son pensamientos problemáticos que necesitan ser desafiados.

Por ejemplo, si te sientes triste pensando en tu abuela que ha estado

luchando contra el cáncer, este pensamiento no tiene por qué ser

cuestionado, ya que es absolutamente normal sentirse triste al pensar

en el sufrimiento de un ser querido.

Cuando estás acostumbrado a identificar los pensamientos

que conducen a las emociones negativas, comienza a examinar

estos pensamientos para ver si son irreales o inútiles. Una de

las primeras cosas a hacer es ver si has caído en las trampas de

pensamiento (por ejemplo, sobrestimar el peligro), que son formas

excesivamente negativas de ver las cosas. También puedes plantear

una serie de preguntas para desafiar tus pensamientos negativos como

“¿Cuál es la evidencia de que este pensamiento sea cierto?” o

“¿Estoy confundiendo una posibilidad con una probabilidad?

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Puede ser posible, ¿pero es probable? “

Por último, después de desafiar un pensamiento negativo y

evaluarlo objetivamente, trata de llegar a un pensamiento alternativo

que sea más equilibrado y realista. Hacer esto puede ayudar a disminuir

tu angustia.

Lidiando con malas noticias

Uno de los mayores retos, cuando padecemos ansiedad, es tener

que lidiar con malas noticias. La ansiedad hace que nuestra tolerancia a

la incertidumbre sea mínima y tendamos a pensar siempre en los peores

escenarios. El problema con esto es que, en algunas ocasiones, estos

escenarios se hacen realidad.

Las buenas y malas noticias son parte de la vida y todos, tarde o

temprano nos tenemos que enfrentar a ellas, no por ello debemos dejar que

esta idea nos paralice, sin embargo, es bueno saber cuáles son maneras

apropiadas de enfrentarlas. Una técnica novedosa para lidiar con las malas

noticias, esas que nos hacen sentir al borde del derrumbe, se llama auto

distanciamiento.

Los seres humanos tenemos una tendencia a sobre analizar y revivir

en nuestra mente los eventos que nos afectan directamente, en un esfuerzo

por comprender nuestras emociones, es el constante preguntarnos “¿Por

qué?” para, según nosotros, con la respuesta, encontrar alivio. Sin embargo,

años de estudio han comprobado que este puede no ser el mejor enfoque.

Así es como nace el “auto distanciamiento”, en lugar pensar y analizar

obsesivamente los acontecimientos que nos afectan directamente, el auto

distanciamiento ayuda a tomar un descanso.

El auto distanciamiento es parte de la logoterapia (un tratamiento

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psicoterapéutico, que se centra en el significado de la existencia

humana, así como en la búsqueda de dicho sentido por parte del

hombre), cuyo padre es el psicólogo austriaco Viktor Frankl. Él definió

al auto distanciamiento como “La capacidad que posee el hombre de

objetivar y distanciarse del síntoma y de las situaciones conflictivas que

se le presentan”. El aporte de Viktor Frankl es tan fuerte, que lo respalda

su propia experiencia desde 1942 hasta 1945 en varios campos de

concentración nazi, incluidos Auschwitz y Dachau.

Según Ethan Kross, profesor asistente en el departamento de

psicología de la Universidad de Michigan, la idea es desentenderse, por

un momento, del acontecimiento, tomar distancia y “ser una mosca en la

pared”. Los estudios en torno a este tema. Han demostrado que poner

en práctica este distanciamiento, ayuda a generar una perspectiva más

amplia, un cuadro general de la situación más completo.

Según Kross: “Reflexionar en lo que hacemos es una habilidad muy

valiosa de ser humano, sin embargo, revisar nuestros errores una y otra

vez y volver a experimentar las mismas emociones negativas que sentimos

la primera vez, tiende a mantenernos atrapados en la negatividad.”

Técnicas de Inervación Vagal


Se sabe que el nervio vago juega un papel muy importante en el

funcionamiento del parasimpático y que actúa sobre muchos órganos.

Estas técnicas están ideadas para estimular dicho nervio y permiten reducir

rápidamente ciertas sensaciones corporales, especialmente el ritmo cardiaco.

Pueden ser empleadas cuando percibimos las primeras señales de un ataque

de pánico. Se recomienda practicarlas por un máximo de 3 minutos cada vez.

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1. Presión sobre un ojo

Se trata simplemente de aplicar, con su mano, una ligera presión

sobre el ojo en el momento de la espiración.

2. Masaje en la Carótida

Cuando ocurre un ataque de pánico, los síntomas

relacionados con el corazón multiplican, exponencialmente, el ciclo

de temor. Las sensaciones cardiacas provocadas por la adrenalina

y noradrenalina son muy incómodas y desconcertantes. De la

nada, el corazón bombea más fuertemente y se acelera su ritmo.

Es normal sentir una presión en la garganta. Esto porque al bombear

más sangre, la arteria carótida, que se encarga de transportar sangre

oxigenada del corazón al cerebro, está transportando más sangre de la

que estamos acostumbrados.

Normalmente, el pulso de la carótida se puede sentir a cada lado

en la parte frontal del cuello, debajo del ángulo de la quijada. Una vez

que has encontrado el punto, realiza con el dedo índice y anular, y de

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manera muy delicada, un masaje en ligeros movimientos circulares.

Aunque el punto está a ambos lados del cuello, es recomendable

masajear solamente uno, para no sobreestimular.

3. Tensión de los músculos abdominales

Esta técnica va de la mano con las de respiración. Se trata de tensar

durante 5 segundos los músculos del abdomen e intercostales (empujando

el abdomen hacia afuera) inmediatamente después de una inhalación

profunda. A veces este procedimiento puede acelerar el ritmo ligeramente,

pero rápidamente lo relaja.

4. Espiración forzada

Esto último se consigue apretando la nariz con los dedos y sin abrir

la boca, expulsar el aire. No se recomienda esta técnica cuando se tienen

síntomas de resfrío o gripe, o una alta congestión, pues puede causar

complicaciones, como infección de oído

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4. CONCLUSIÓN
VENCIENDO TU ANSIEDAD

4. Conclusión
Espero que este pequeño viaje a través del laberinto de reaccio-

nes físicas, químicas, mentales, emocionales, etc. que conforman la

complicada naturaleza de la ansiedad y los ataques de pánico te haya

permitido, en primer lugar, entender mejor sus secretos y, en segundo,

reafirmar tu actitud positiva para controlarlos.

Parte de la dificultad para tratarlos radica, con frecuencia, en la

cualidad de los síntomas para camuflarse con otras dolencias o males-

tares. A esto hay que agregarle que quienes los padecen tienen a sen-

tirse acorralados y, por tanto, comienzan a construir estructuras que,

lejos de vencer el padecimiento, lo fortalecen y lo hacen cada vez más

difícil de identificar, manejar y tratar.

Pero por muy intrincado que este problema parezca, existen mu-

chas recomendaciones que puedes poner en práctica para liberarte.

¡La ansiedad y los ataques de pánico pueden ser vencidos!

Te recomiendo que actúes pronto y con regularidad, escogiendo,

de los ejercicios propuestos, los que mejor se adapten a tu caso, pues

los efectos negativos de la ansiedad y de los ataques de pánico carco-

men nuestra seguridad y nos van invalidando poco a poco hasta casi

arruinar, o por lo menos complicar, nuestra vida personal, nuestra vida

social, nuestra vida laboral.

A través de estas páginas hemos visto que con poco podemos

lograr mucho así que vale la pena comenzar ahora mismo.

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