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ANSIEDAD, cómo gestionar el mal de la época
e625 - 2021
Dallas, Texas
Todas las citas Bíblicas son de la Nueva Biblia Viva (NBV) a menos que se
indique lo contrario.
Cuestionarios de orientación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
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Introducción
Ambos nacimos en hogares cristianos y aceptamos a Cristo como
Salvador y Señor en nuestra niñez y adolescencia. Ambos nos
graduamos de la universidad, Élida como licenciada en psicología
clínica y Daniel como médico a la edad de 24 años, hace ya más
de 40 años. Después de cinco años de residencia en un hospital
psiquiátrico nacional obtuve (Daniel) el título de especialista en
psiquiatría infanto-juvenil. Dos años más tarde realicé un cur-
so superior universitario en psiquiatría, obteniendo el título de
psiquiatra universitario. Estudiar la mente y la conducta humana
me apasionaba cada vez más, a pesar de que, en esa época en
Argentina, para muchos dentro del ambiente cristiano la fe y los
conceptos de psiquiatría y psicología eran difíciles de amalga-
mar. Veían a la psicología y la teología como modelos de estudio
adversarios e incompatibles.
Luego de tantos años de estudio y de experiencia en práctica
clínica psiquiátrica y haber realizado, además, estudios de post-
grado en el extranjero buscando una integración entre el estudio
de la conducta humana y la fe, por iniciativa del Dr. Lucas Leys, a
quien agradecemos, nos dispusimos a escribir este libro.
Consideramos que la psicología puede ser una muy buena aliada
de la fe, ya que nos ayudar a comprender mejor cómo Dios nos
hizo: seres con un alma o psiquismo, como encontramos mencio-
nado en 1 Tesalonicenses 5:23 (NVI) “Que Dios mismo, el Dios de
paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu,
alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor
Jesucristo.” Dios nos hizo con un cuerpo, un alma y un espíritu.
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Capítulo I
Conceptos
teóricos básicos
En este capítulo encontrarás conceptos teóricos básicos de los
distintos tipos de trastornos de ansiedad para que puedas dife-
renciarlos cuando te encuentres frente a alguien que los padece.
Es importante conocer las características particulares y específi-
cas de cada uno. Esto te ayudará a poder distinguirlos. Al iden-
tificar el tipo de trastorno tendrás una mejor comprensión del
mismo y podrás abordar adecuadamente la consejería.
Definición de ansiedad:
La ansiedad es una reacción emocional normal ante la percepción
de una amenaza o peligro, cuya finalidad es la protección del in-
dividuo. Pero cuando es desmedida y fuera de control la ansiedad
paraliza y lleva a muchos al llanto. Los términos angustia, nervio-
sismo, inseguridad, inquietud, tensión, temor, o miedo, son des-
cripciones de diferentes vivencias relacionadas con la ansiedad.
El término ansiedad significa angustia, aflicción y consiste en un
malestar psicofísico caracterizado por una sensación de inquie-
tud, intranquilidad, inseguridad o desasosiego ante una situación
que se vivencia como una amenaza inminente y de causa inde-
finida. La ansiedad altera el curso del pensamiento haciéndolo
poco objetivo, lo que hace ver las cosas de manera pesimista
y catastrófica. Limita seriamente la capacidad de atención y
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2. Trastorno de pánico
Cuando la ansiedad es muy severa y aguda, puede llegar a parali-
zar al individuo, transformándose en pánico.
El pánico es una respuesta extrema a un caso de ansiedad. Es una
vivencia de miedo intenso, con sensación de descontrol, desmayo
o temor a una muerte inminente. Estos síntomas forman parte de
la crisis llamada ataque de pánico, que se presenta súbitamente
en individuos predispuestos. El lapso que puede durar un ataque
de pánico varía de unos pocos minutos a varias horas, en parti-
cular, si el niño o el joven permanece en el entorno que causó el
ataque.
A veces, los ataques de pánico se deben a miedos imaginarios
más que a miedos reales. Los pensamientos negativos que se
generan en la mente de la persona cuando está en una situación
temida, o cuando se encuentra con algo que la atemoriza, provo-
can gran ansiedad. Los niños pequeños a menudo son incapaces
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3. Fobia
Es un miedo persistente, excesivo, irracional y desproporcionado
a determinados objetos o situaciones, que se acompaña con una
marcada tendencia a evitarlos. Puede generar gran malestar o su-
frimiento y produce restricciones importantes en la vida cotidia-
na, ya sea en las relaciones interpersonales, escolares o familiares.
Puede haber temores al abandono, al rechazo, a las críticas, al
fracaso, a lo desconocido, a la muerte propia o de los padres etc.
Existen tres categorías principales de trastornos de ansiedad fóbi-
ca: la agorafobia (miedo a quedarse solo y a los lugares públicos),
la fobia social (timidez y ansiedad frente a otras personas con las
que tiene que interactuar) y las fobias específicas, como la arac-
nofobia (fobia a las arañas), etc.
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6. Ansiedad social
El trastorno de ansiedad social no suele constituir un motivo
frecuente de consulta, debido a que quienes lo padecen creen
que es «su forma de ser» y no lo relacionan con un problema
emocional, salvo en los casos en que esté asociada a la depresión
o a los ataques de pánico. La ansiedad social es difícil de diagnos-
ticar. Se manifiesta con timidez extrema en situaciones sociales,
angustia, temor al ridículo y a una situación humillante. En otros
casos se manifiesta con síntomas como la vergüenza y ruborizarse
al tener que hablar en un grupo social, miedo intenso e irracio-
nal que le provoca mareos, náuseas o dolor de estómago ante
situaciones nuevas, ansiedad intensa y aun angustia al rendir un
examen oral, al ser observado comiendo, actuando o dando una
lección en el colegio delante de otros compañeros, pues temen
ser evaluados negativamente. Se puede manifestar al mantener
una conversación en una reunión social o estar frente a personas
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Capítulo II
Síntomas
más frecuentes
Reconocer los síntomas específicos te ayudará a identificar si
estás realmente frente a un cuadro de ansiedad que necesita ser
abordado. Además, estarás alerta para poder identificar estos
casos, ya sea si se presentan en uno de tus hijos, en el grupo en
el que estás liderando o en la clase en la que estás enseñando,
mucho antes de que haya una demanda de consejería. De esta
manera podrás intervenir previniendo el agravamiento del cuadro
en forma adecuada. Al principio, los síntomas se manifiestan en
voz baja o de manera leve. Si no se los escucha o detecta pueden
ir aumentando el tono y el volumen hasta que terminen gritando
para ser escuchados. Al leer estas páginas estarás capacitado para
escuchar los susurros de los mismos.
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C. Área conductual.
A nivel de la conducta cada individuo reacciona o manifiesta su
ansiedad de manera diferente.
Síntomas generales
En general, los niños y jóvenes con trastorno de ansiedad tienen
incertidumbre de que probablemente algo a lo que le temen
suceda. Lo primero que piensan es lo peor. Tienen una visión ne-
gativa de sí mismos y del futuro. Mantienen actitudes negativas
aún con evidencias positivas. A las situaciones que viven le dan
un significado de amenaza, lo que genera ansiedad. Piensan que
no tienen recursos suficientes para afrontarlas. Minimizan sus re-
cursos y sus capacidades. Se focalizan en puntos débiles y hacen
predicciones negativas. Tampoco creen que los demás puedan
ayudarlos, aun cuando le ofrecen hacerlo.
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Capítulo III
Posibles causas
que generan
ansiedad
En este capítulo describiremos las causas más frecuentes que
pueden dar origen a un cuadro de ansiedad. La lectura de este
capítulo te dará la capacidad de descubrir las causas escondidas
detrás de cada síntoma que percibas a simple vista en un niño,
adolescente o joven que está lidiando con la ansiedad.
La prevención en salud puede evitar el desarrollo de la enfer-
medad, por eso es importante conocer acerca de las causas que
desarrollan un cuadro de ansiedad y cómo los niños y jóvenes
pueden estar expuestos a las mismas.
Al conocer las distintas causas del trastorno de ansiedad tendrás
herramientas para la prevención de las mismas. Podrás enfocarte
trabajando, en la medida de lo posible, en la modificación de há-
bitos y conductas que puedan generar trastornos de ansiedad. Es
bien sabido que, mejor es prevenir que curar. Este capítulo puede
ayudarte a alertar sobre la presencia de estas condiciones.
Desarrollaremos los siguientes temas:
1. La vulnerabilidad adolescente.
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4. El bullying.
5. Hospitalización prolongada.
Si bien la aparición de la ansiedad es un hecho personal, y que
responde a circunstancias biológicas y biográficas, también es po-
sible observar la existencia de elementos comunes precipitantes.
1. La vulnerabilidad adolescente
Hay algunas características típicas de la etapa adolescente que
pueden influir en los cuadros ansiosos:
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4. El bullying
La palabra bullying deriva del inglés y se puede traducir al espa-
ñol como «acoso escolar» o «intimidación», y genera en los niños
y adolescentes una situación agresiva que no pueden manejar
y una sensación de impotencia donde pierden la seguridad en
sí mismos y la autoestima. El bullying o acoso escolar puede ser
un factor que genera ansiedad; es un tipo de comportamiento
violento e intimidatorio que se ejerce de manera verbal, física o
psicológica entre niños y adolescentes durante la etapa escolar. El
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5. Hospitalización prolongada
La hospitalización prolongada en la infancia puede desencade-
nar problemas de ansiedad al paso del tiempo. La hospitalización
produce un cambio abrupto en la vida del niño, quien abandona
todas sus rutinas y relaciones para permanecer en una sala donde
van transitando distintas personas que no conoce con guardapol-
vo blanco que lo someten a veces a situaciones dolorosas como
pinchazos y tratamientos invasivos. No hay tiempo de juego ni
esparcimiento. Esta experiencia puede provocar un verdadero
trauma en el niño o adolescente. Se debe explicar cuidadosa-
mente la necesidad de la hospitalización, como así también cada
intervención a la que será sometido. Estas explicaciones deben
darse con términos y conceptos claros y adecuados para el nivel
de comprensión del niño.
Muchas veces las enfermedades crónicas generan mayor depen-
dencia y mayor cuidado de parte de los padres, como el traslado
frecuente a médicos o a instituciones asistenciales, controles
periódicos, administración de medicamentos etc. Si el niño pa-
dece de alguna enfermedad crónica y ha necesitado mucho a sus
padres puede suceder que no desarrolle suficiente confianza para
afrontar situaciones conflictivas que la vida le depara.
Ejemplo de un caso de hospitalización prolongada. Una niña
pequeña de 8 años tuvo que estar hospitalizada en distintos pe-
riodos por varios meses a lo largo de dos años atravesando cuatro
intervenciones quirúrgicas.
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Capítulo IV
Guía práctica
para ayudar a las
personas que
sufren ansiedad
Mediante la lectura de este capítulo podrás dar apoyo y orien-
tación a personas que necesitan ayuda emocional. Contarás con
una guía para que las personas puedan expresar sus pensamien-
tos, temores, ansiedades y preocupaciones.
Como maestro, padre/madre, líder y consejero, esta guía te ayu-
dará a corregir el error en la forma de pensar, sentir o actuar de
las personas con quienes estás interactuando y que estén vivien-
do situaciones de ansiedad. La siguiente información te ayudará
a poder transmitir seguridad, aliento y esperanza en situaciones
difíciles que se presentan y que así lo requieran. Podrás llevar a
las personas a disfrutar de una vida más plena y de la libertad en
Cristo de ataduras emocionales. En este capítulo desarrollamos
los siguientes temas:
1. Aconsejando a jóvenes
2. Aconsejando a niños
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1. Aconsejando a jóvenes
Ora por el joven
Orar es una prioridad. La ayuda viene del Señor a través de la
oración. El cambio puede estar relacionado con su oración in-
tercesora. Dios quiere que llevemos todo a Él en oración. Solo de
Dios viene el verdadero socorro y la guía para la participación en
la consejería. «Mi ayuda viene del Señor que hizo los cielos y la
tierra». Salmo 121:2
Como padres y líderes de niños, adolescentes y jóvenes, la primera
responsabilidad hacia ellos es tenerlos presentes en nuestras ora-
ciones. En tu tiempo de oración es muy práctico tener una libreta
para anotaciones y confeccionar un listado con los nombres de
cada uno de ellos y motivos específicos de oración. Esto hará que
tus oraciones sean más puntuales y enfocadas a las necesidades
de cada uno. A través del tiempo de oración recibirás de parte
del Espíritu Santo indicaciones claras y nuevas ideas para tratar
con cada uno de ellos, lo cual te ayudará a estar más atento a sus
problemáticas y percibir sus cambios.
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Haz preguntas
Haz preguntas que sean fáciles de entender, que puedan ser con-
testadas brevemente, no hagas preguntas triviales. Haz preguntas
que les ayuden a reflexionar, a repensar la situación difícil por la
que están atravesando. Las preguntas permiten un reenfoque de
la situación. Piensa las preguntas de antemano, pensando qué
áreas quieres sondear y prepárate para escuchar. El Espíritu Santo
te guiará en la preparación de las preguntas.
Puedes usar las siguientes preguntas como una guía:
¿Qué piensas acerca de lo que te pasa?
¿Qué sientes?
¿Qué haces al respecto?
En definitiva, ¿qué crees que te pasa?
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Estimúlalo a pensar
Analiza con él o con ella qué es lo que causa la ansiedad y si hay
pensamientos que están influyendo a que esté ansioso.
La palabra de Dios dice en Isaías 26:3: «¡Tú guardarás en perfecta
paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en
ti sus pensamientos!» (NTV)
Los pensamientos son un factor muy importante en la generación
o disminución de la ansiedad. Las personas sufren más por lo que
piensan de las situaciones que están viviendo que por las situa-
ciones en sí.
Las ansiedades se generan en la mente, a través de pensamientos
negativos o catastróficos, y las distorsiones del pensamiento in-
crementan la tensión. Es importante detectarlos y ayudarles a la
creación de pensamientos alternativos, más positivos y generado-
res de un cambio. En su mente, el joven debe decirles «DETENTE»
y reemplazar los pensamientos negativos por otros más positivos.
Lograr que aprenda que sus suposiciones catastróficas no son
solamente irreales, sino también innecesarias y auto derrotistas,
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Estimúlalo a actuar
Se debe estimular a un adolescente a actuar. Decidir racional-
mente qué hacer sobre la situación que les preocupa es un paso
difícil. Los cambios se darán si los jóvenes asumen como propios
los objetivos a conseguir, lo que los hará sentirse autónomos.
Sentarse a esperar que el adolescente se disponga a actuar sin
ningún tipo de motivación, en general no da resultado. Es nece-
saria alguna clase de estímulo y el más efectivo es recompensarlo
con aprecio y afirmación. El resultado es mucho mayor cuando
se logra que el joven realice una tarea que él mismo elige hacer y
pueda sentir que: «esta es mi tarea», lo cual es totalmente opues-
to a hacer algo por obligación. Por lo tanto la tarea a realizar
debe ser consensuada con ellos. Dale confianza de que él o ella
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puede hacer una tarea igual que los demás, es decir, que logre
sentir que puede hacer las cosas igual que otros.
Usualmente al pedirle tareas a un adolecente este se motivará
de acuerdo a la actitud que nosotros tengamos. Las motivacio-
nes más importantes son el amor, la afirmación y el estímulo.
Es importante que ellos lleguen a reconocer que los errores no
constituyen fracasos y que la incertidumbre no es una amenaza.
Lo que destruye la motivación es la crítica, el perfeccionismo y
la exigencia. Es importante que el adolescente o el joven no te
considere como un juez sancionador sino como una fuente de
orientación y ayuda. Recuerda que ya de por sí ellos son rígidos
en la evaluación de su propia conducta.
Sé flexible
Hay que considerar que los adolescentes son impredecibles. Por
lo general, no planean hacia adelante. Muchas veces uno está
dispuesto a hablar con ellos de sus problemas y ellos no están
preparados ni con voluntad para hacerlo, sin embargo, en otro
momento impulsivamente quieren hablar. Esto hace necesario
ser flexibles al manejar los tiempos y la disponibilidad hacia ellos.
Esta impredecibilidad hace difícil para los consejeros mantener
un orden en el horario de las conversaciones o la agenda de la
consejería. Procura no actuar de forma dominante ni autoritaria;
las frases como: «Tienes que…», «Debes hacer esto», generalmente
no son bien recibidas. Es mejor usar frases como: «Pienso que…»,
«¿Por qué no consideras…?», «¿Qué opinas sobre…?», «A mí me
parece que…».
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Desarrolla empatía
Cuando tienes frente a ti un joven que trata de expresar su
dolor, ten una actitud positiva de aceptación y afecto; intenta
comprender sus sentimientos y emociones. Trata de darte cuen-
ta de lo que el joven experimenta, escuchando con atención. La
empatía está estrechamente relacionada con el amor y la preo-
cupación por la otra persona. Es dejar de pensar en qué es lo que
tú «deberías decir» y dejar de estar preocupado sobre cuál es la
«respuesta correcta» que deberías darle en ese momento. Por el
contrario, intenta ponerse en el lugar del otro, identificarte con
la otra persona y entender sus problemas y emociones. La em-
patía te ayudará a ser asertivo, que es expresar en forma clara
lo que la persona está viviendo con relación a su situación. Sé lo
más auténtico posible sin esconderte detrás del rol de consejero y
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Genera serenidad
Asegúrale que estos sentimientos penosos van a pasar. Dale espe-
ranza que llegarán a ser transitorios. Recuerda que eres un ancla
espiritual en medio de una tormenta, por lo tanto, revisa tu pro-
pio estado emocional frente al aconsejado. Debes estar tranquilo,
confiado y sin ninguna expresión emotiva que demuestre alarma,
preocupación ni inseguridad.
Eres un moderador de las emociones del aconsejado. Al poderlas
contener… escucha, escucha y escucha; y asegúrale que estarás
junto a él en esto y van a tratar esto juntos.
Ayúdalo a relajarse
En un cuadro de ansiedad la frecuencia respiratoria aumenta,
lo que conducirá a la hiperventilación; esto lo hará sentirse mal
y empeorará su ansiedad. La inhalación a través de la nariz lo
ayudará a no hiperventilarse, dado que las fosas nasales son más
pequeñas que la boca y demora más tiempo en llenar sus pul-
mones con aire. La exhalación a través de la boca implica que
deberá concentrarse en lo que está haciendo y logrará distraer su
mente presa del pánico. Puedes indicarle como ejercicio que mire
su reloj o celular e inspire y expire lentamente cada 15 segundos,
no más rápido que esto, durante el lapso de dos minutos. Estos
ejercicios muchas veces ayudan a la relajación.
La ansiedad y el estrés pone tensos los músculos, con frecuencia
los de la cabeza, el cuello y el abdomen. Otro ejercicio sencillo es
tensar los diversos grupos musculares, sostener la tensión y luego
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Aconsejando a niños
Es preciso hablarle al niño de igual a igual, valorar su opinión y
procurar su punto de vista respecto de todo aquello en lo cual
le puedas ayudar. Busca comprender lo que te dice y cómo lo
expresa.
Los padres nunca deben apelar al castigo físico, pues daña la
autoestima del niño ya bastante deteriorada por sentir que no
cumple con las expectativas, y desarrolla conductas negativas,
vengativas u opositoras.
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Enseñarle a relajarse
Escucha sus miedos y ayúdale a que los comente de manera ra-
zonada, para verlos en perspectiva y para reconocer las formas de
pensar defectuosas. Es preciso recordarle al pequeño que muchas
cosas revisten escasa importancia y que se solucionarán solas
o con la ayuda de Dios. Calme al niño diciéndole que sus senti-
mientos de ansiedad no lo acompañarán todo el tiempo; se senti-
rá mejor una vez que haya superado aquello a lo que le teme.
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[1] Winnicott, D. W., «El niño y el mundo exterior», Ediciones Horme, 2009, página 155.
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Recuérdale a modo de consejo a los padres del niño que lidia con
la ansiedad, que el niño necesita saber que siempre hay alguien
cerca. Necesita seguridad, respeto, comprensión, aprecio y afecto.
Es preciso que los padres le digan con frecuencia al niño que lo
aman y que siempre lo amarán. Brindar contención afectiva hará
que el niño desarrolle seguridad.
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Capítulo V
Cuándo derivar a
profesionales de la
salud mental
En este capítulo encontrarás la respuesta a esta pregunta: ¿Cuán-
do debería derivar una persona con un cuadro de ansiedad a un
profesional para realizar el diagnóstico y el tratamiento médico,
psiquiátrico o psicológico adecuado?
Derivar implica remitir a un aconsejado a un profesional médico
para que explore al paciente en una atención profesional, tanto
para su diagnóstico como para su tratamiento o rehabilitación.
Para ello es importante informarle al joven y/o padre de los niños,
fundamentando la necesidad de esta sugerencia, e indicando
además si considera que se realice en forma urgente por la grave-
dad del cuadro.
Prepárate para pedir ayuda a otros cuando te enfrentes a situa-
ciones que no puedas manejar. Derivar no implica desentenderse
de la persona a quien se está aconsejando. Es solo incluir la opi-
nión y mirada de un profesional de la salud para que intervenga
desde un punto de vista técnico y competente.
El primer paso al derivar sería sugerir una consulta a un médico
clínico para que este descarte que no haya algún problema or-
gánico que esté influyendo en el cuadro. El profesional evaluará
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Capítulo VI
Cuestionarios
de orientación
En este capítulo te presentamos cuatro cuestionarios fáciles de
administrar. Son herramientas que te serán muy útiles. A través
de los mismos serás guiado a formular las preguntas adecuadas
para detectar o descartar en breve tiempo si estás ante la presen-
cia de un cuadro de ansiedad, recopilando información de una
manera rápida y certera. La administración de estos cuestionarios
es individual, o sea, en un contexto de privacidad. La persona a
la cual entrevistas debe responder a preguntas sencillas y de fácil
formulación.
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Temblores o sacudidas.
Sensación de ahogo o sofocación.
Mareos, inestabilidad o temor a desmayarse.
Sensación de atragantamiento.
Náuseas o molestias abdominales.
Opresión o malestar en el pecho.
Sensación de irrealidad o de separación y desconexión
del propio cuerpo.
Miedo a morir.
Hormigueos, escalofríos o acaloramientos.
SI / NO
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CONCLUSIÓN
La ansiedad es una manera natural que tenemos para responder
a los peligros reales o fantaseados. La persistencia de esta puede
hacer que un niño o joven se convierta en un inválido emocional.
Muchos piensan que ellos deberían reponerse con el solo uso de
la voluntad o la oración, lo que puede generar frustración o culpa
si el cuadro no desaparece. La ansiedad es un mal de la época,
una inmensa cantidad de niños, adolescentes y jóvenes viven re-
cluidos en identidades ficticias en las redes sociales o simplemen-
te aparentan estar bien, pero presentan diversos trastornos de
ansiedad que limitan sus vidas. La ansiedad que ellos presentan
no debe permanecer, ¡puede y debe resolverse! ¿¿Estás dispuesto
a ayudarlos? Anhelamos que este libro puede ser de ayuda para
ello transmitiendo los principios más importantes en forma clara,
creando confianza al conocer mejor el tema y estimulando a ejer-
cer un rol al cual hemos sido llamados como hijos de Dios. «Aun-
que el buen consejo esté en lo profundo del corazón, la persona
con entendimiento lo extraerá.» Proverbios 20:5 (NTV)
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mensaje importante
Especialidades 625 es un equipo de pastores y siervos de distintos
países, distintas denominaciones, distintos tamaños y estilos de iglesia
que amamos a Cristo y a las nuevas generaciones.
Por favor, usa estos materiales con sabiduría sin postearlos online y
asegúrate que tu iglesia es responsable con su suscripción mensual
para poder seguir invirtiendo tiempo, dinero y esfuerzo en seguir
proveyendo cada vez mejores materiales.
Te amamos.
e625