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ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

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ANSIEDAD, cómo gestionar el mal de la época

e625 - 2021

Dallas, Texas

e625 ©2021 por Daniel y Élida Rota

Todas las citas Bíblicas son de la Nueva Biblia Viva (NBV) a menos que se
indique lo contrario.

Editado por: Carina Valerga

Diseñado por: JuanShimabukuroDesign @juanshima

RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS.


CONTENIDO
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4

Conceptos teóricos básicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

Síntomas más frecuentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

Posibles causas que generan ansiedad . . . . . . . . . . . . . . 27

Guía práctica para ayudar a las personas


que sufren ansiedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

Cuándo derivar a profesionales


de la salud mental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

Cuestionarios de orientación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60

Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

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Introducción
Ambos nacimos en hogares cristianos y aceptamos a Cristo como
Salvador y Señor en nuestra niñez y adolescencia. Ambos nos
graduamos de la universidad, Élida como licenciada en psicología
clínica y Daniel como médico a la edad de 24 años, hace ya más
de 40 años. Después de cinco años de residencia en un hospital
psiquiátrico nacional obtuve (Daniel) el título de especialista en
psiquiatría infanto-juvenil. Dos años más tarde realicé un cur-
so superior universitario en psiquiatría, obteniendo el título de
psiquiatra universitario. Estudiar la mente y la conducta humana
me apasionaba cada vez más, a pesar de que, en esa época en
Argentina, para muchos dentro del ambiente cristiano la fe y los
conceptos de psiquiatría y psicología eran difíciles de amalga-
mar. Veían a la psicología y la teología como modelos de estudio
adversarios e incompatibles.
Luego de tantos años de estudio y de experiencia en práctica
clínica psiquiátrica y haber realizado, además, estudios de post-
grado en el extranjero buscando una integración entre el estudio
de la conducta humana y la fe, por iniciativa del Dr. Lucas Leys, a
quien agradecemos, nos dispusimos a escribir este libro.
Consideramos que la psicología puede ser una muy buena aliada
de la fe, ya que nos ayudar a comprender mejor cómo Dios nos
hizo: seres con un alma o psiquismo, como encontramos mencio-
nado en 1 Tesalonicenses 5:23 (NVI) “Que Dios mismo, el Dios de
paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu,
alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor
Jesucristo.” Dios nos hizo con un cuerpo, un alma y un espíritu.

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ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

Así como el Espíritu puede entristecerse y apagarse, o el cuerpo


puede debilitarse y enfermarse; también el alma o la psique pue-
de perturbarse y enfermarse.
En el área psicológica la conducta y los procesos mentales, tales
como los pensamientos y sentimientos, la cognición y la memo-
ria, pueden ser dañados y necesitan de abordajes adecuados para
mejorar, superarse, componerse y eventualmente curarse.
Como dice Lawrence Crabb en su libro “Principios bíblicos del
arte de aconsejar” (Editorial Clie), “Las verdades de la psicología
secular no están en conflicto con las Escrituras, y las Escrituras
tienen mucho que decir sobre psicología; el estudio de ambas
dará un más completo entendimiento de la personalidad humana
más que por separado”.
Este libro está dirigido a padres, consejeros, maestros, líderes de
niños, adolescentes y jóvenes que deseen conocer más, com-
prender mejor y ayudar a aquellos que estén atravesando por un
trastorno de ansiedad.
Somos conscientes de la elevada prevalencia de los trastornos
de ansiedad en niños, adolescentes y jóvenes. Recibimos perma-
nentemente consultas de padres que atraviesan el conflicto de
un trastorno de ansiedad en sus hijos. Muchos de estos pacien-
tes tenían comorbilidad, o sea, otro trastorno o síntoma que se
presentaba simultáneamente al cuadro de ansiedad. Unas de las
comorbilidades más frecuentes son los trastornos depresivos. En
Proverbios 12:25 (LBLA) leemos, “La ansiedad en el corazón del
hombre lo deprime, pero la buena palabra lo alegra”.
Esperamos que esta publicación pueda ser de utilidad para com-
prender cómo impacta la ansiedad en el psiquismo y conocer los
recursos efectivos para mitigarla.

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Capítulo I

Conceptos
teóricos básicos
En este capítulo encontrarás conceptos teóricos básicos de los
distintos tipos de trastornos de ansiedad para que puedas dife-
renciarlos cuando te encuentres frente a alguien que los padece.
Es importante conocer las características particulares y específi-
cas de cada uno. Esto te ayudará a poder distinguirlos. Al iden-
tificar el tipo de trastorno tendrás una mejor comprensión del
mismo y podrás abordar adecuadamente la consejería.

Definición de ansiedad:
La ansiedad es una reacción emocional normal ante la percepción
de una amenaza o peligro, cuya finalidad es la protección del in-
dividuo. Pero cuando es desmedida y fuera de control la ansiedad
paraliza y lleva a muchos al llanto. Los términos angustia, nervio-
sismo, inseguridad, inquietud, tensión, temor, o miedo, son des-
cripciones de diferentes vivencias relacionadas con la ansiedad.
El término ansiedad significa angustia, aflicción y consiste en un
malestar psicofísico caracterizado por una sensación de inquie-
tud, intranquilidad, inseguridad o desasosiego ante una situación
que se vivencia como una amenaza inminente y de causa inde-
finida. La ansiedad altera el curso del pensamiento haciéndolo
poco objetivo, lo que hace ver las cosas de manera pesimista
y catastrófica. Limita seriamente la capacidad de atención y

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concentración porque el pensamiento está ocupado por muchas


ideas de sufrimiento.
La angustia significa constricción, se refiere a la sensación de
opresión en la zona del pecho o del abdomen con desasosiego. La
angustia normal se basa en preocupaciones presentes o del futu-
ro inmediato y desaparece al resolver los problemas. La angustia
patológica, en cambio, es desmedida y persistente, planteando
un futuro incierto o amenazante y va restringiendo la autonomía
y el desarrollo personal de quien la padece. La persona que sufre
ansiedad no siempre es comprendida por quienes le rodean.
La ansiedad puede presentarse de distinta forma; mencionaremos
los tipos más comunes de ansiedad.

2. Trastorno de pánico
Cuando la ansiedad es muy severa y aguda, puede llegar a parali-
zar al individuo, transformándose en pánico.
El pánico es una respuesta extrema a un caso de ansiedad. Es una
vivencia de miedo intenso, con sensación de descontrol, desmayo
o temor a una muerte inminente. Estos síntomas forman parte de
la crisis llamada ataque de pánico, que se presenta súbitamente
en individuos predispuestos. El lapso que puede durar un ataque
de pánico varía de unos pocos minutos a varias horas, en parti-
cular, si el niño o el joven permanece en el entorno que causó el
ataque.
A veces, los ataques de pánico se deben a miedos imaginarios
más que a miedos reales. Los pensamientos negativos que se
generan en la mente de la persona cuando está en una situación
temida, o cuando se encuentra con algo que la atemoriza, provo-
can gran ansiedad. Los niños pequeños a menudo son incapaces

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de explicar los pensamientos que desembocan en un ataque


de pánico. Si el pequeño, entonces, es incapaz de abandonar la
situación o evitar el objeto que lo atemoriza, sus pensamientos
negativos se incrementan, alimentando los síntomas físicos de
ansiedad y esta sensación de pánico puede convertirse en lo que
llamamos un ataque de pánico.
Ejemplo de un caso de trastorno de pánico. Javier es un joven que
tiene una larga carpeta médica de estudios clínicos, cardiológicos,
y neurológicos. Todos estos estudios tenían como objetivo diag-
nosticar el porqué de los síntomas que aparecían repentinamen-
te cuando se dirigía al colegio o a alguna actividad grupal con
sus amigos, sin ningún motivo que los desencadenara. Ahogos,
palpitaciones, sudoración y la sensación y el temor de morir en
ese momento. Todos los resultados de los análisis y estudios eran
normales, pero él continuaba con estos episodios.

3. Fobia
Es un miedo persistente, excesivo, irracional y desproporcionado
a determinados objetos o situaciones, que se acompaña con una
marcada tendencia a evitarlos. Puede generar gran malestar o su-
frimiento y produce restricciones importantes en la vida cotidia-
na, ya sea en las relaciones interpersonales, escolares o familiares.
Puede haber temores al abandono, al rechazo, a las críticas, al
fracaso, a lo desconocido, a la muerte propia o de los padres etc.
Existen tres categorías principales de trastornos de ansiedad fóbi-
ca: la agorafobia (miedo a quedarse solo y a los lugares públicos),
la fobia social (timidez y ansiedad frente a otras personas con las
que tiene que interactuar) y las fobias específicas, como la arac-
nofobia (fobia a las arañas), etc.

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El niño agorafóbico restringe su vida social y prefiere permanecer


en su hogar en lugar de ir a la escuela o a la casa de un amigo.
Puede que insista en que no se siente bien, y de repente sienta
dolor de estómago cinco minutos antes de salir, porque no se
siente seguro fuera de casa y lejos de sus padres. La ansiedad de
estar en un lugar desde el cual no puede regresar a su hogar en-
seguida, puede ser demasiado grande para que pueda enfrentarla.
La fobia escolar es frecuente y el inicio del cuadro se observa
entre los 5 y los 7 años. Se relaciona con la ansiedad por sepa-
ración. Entre los 11 y 12 años, puede surgir debido a situaciones
de ansiedad relacionadas con el cambio del colegio primario al
secundario y está vinculada a la fobia social.
Las fobias específicas engloban aquellas cosas o sucesos bien
definidos que provocan miedo extremo a determinados objetos
o situaciones concretas. Por ejemplo, un niño puede tener miedo
a las tormentas, a los pájaros, a las víboras, a volar en avión, etc.
Las fobias específicas son más fáciles de comprender por parte de
la mayoría de las personas.
Ejemplo de caso de fobia. Un niño pequeño de 3 años desarrolló
una fobia a los perros a partir de un día en que sufrió un gran
susto por el ladrido de un perro que saltó detrás de una verja y la
reacción de su madre que lo estaba llevando, quien del susto sol-
tó un grito muy fuerte, tomó al niño, lo apretó contra su pecho
con todas sus fuerzas y llorando echó a correr mientras pedía por
auxilio. El pequeño comenzó a llorar sin consuelo de tal mane-
ra que esa noche tuvo fiebre y espasmo bronquial. Y por varias
noches sufrió de pesadillas nocturnas. A partir de allí, con solo
ver un perro el nene se paralizaba y rompía en llanto. Ya en la
escuela primaria sus padres advirtieron que su hijo no podía salir
solo a caminar por la calle ni ir a la escuela sin ser acompañado.

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Esto continuó hasta su juventud, al punto que al ver un perro por


la calle, aunque esté siendo llevado con una cuerda por su dueño,
sufre de taquicardia y transpiración fría, y es impulsado a cam-
biar el rumbo de su camino o cruzar la calle para no toparse con
el perro.

4. Trastorno obsesivo compulsivo


Las obsesiones son pensamientos o imágenes inapropiadas y do-
minantes, que se presentan en forma reiterada, una y otra vez en
la cabeza del niño o el joven y le provocan angustia. El pequeño
intenta suprimir o ignorar estos pensamientos o imágenes no
gratos, y puede aún llegar a reconocer que esas preocupacio-
nes no son reales, sino que están arraigadas en su propia mente
confundida, pero es impotente para tomar alguna decisión al
respecto.
Las compulsiones son acciones repetidas que se realizan debido a
esos pensamientos o imágenes. Ellos tienen que controlar y volver
a controlar que una acción determinada se lleve a cabo de la ma-
nera adecuada, o realizar ciertas tareas en forma de ritual. Si no
logran realizar dichas conductas, crece su ansiedad. Ejemplos de
compulsiones son: el lavado repetitivo de manos, el alisamiento
de cubrecamas, almohadones, cortinas, toallas, el control de que
se han realizado correctamente ciertas tareas o que determinados
objetos han sido ordenados de determinada manera, incluso el
acaparamiento que significa la incapacidad de deshacerse de las
cosas.
Con gran frecuencia, debe revisar una cierta secuencia cada vez
que la lleva a cabo, y tiene que ejecutar ciertas acciones en espe-
cial o repetir ciertas palabras cada vez. Esto es cuando la conduc-
ta compulsiva incluye los rituales.

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ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

Niños y jóvenes cristianos con este trastorno de ansiedad pueden


tener pensamientos perturbadores en relación a Dios y a su salva-
ción, obligándolos a orar una y mil veces pidiendo perdón por un
mismo hecho. Debemos saber que el origen de esos pensamientos
no es espiritual sino producto de su neurosis. El poder explicarles
esto, ayuda a tranquilizarlos disminuyendo su ansiedad.
Ejemplo de un caso de compulsión obsesiva. Un joven ingeniero
universitario, hijo de un mecánico, tiene una fuerte compulsión
de recoger lavarropas, heladeras y otros electrodomésticos rotos
que encuentra al lado de los contenedores de basura. Los lleva a
su casa y los almacena con la idea de algún día repararlos o de
tener repuestos cuando decida reparar alguno. Esta acumulación
de objetos, aunque provoca la exasperación de su familia, no la
puede controlar, es más fuerte que su voluntad. Y aunque le lleva
mucho tiempo ordenarlos según una clasificación determinada,
no puede dejar de hacerlo.
Otro ejemplo de un caso de compulsión obsesiva. Emmanuel es
un adolescente cristiano muy comprometido con el Señor. Repen-
tinamente aparecieron en su mente pensamientos que él consi-
dera pecaminosos y hasta blasfemos hacia Dios. Esto lo angustia
muchísimo y hace que repita en varios momentos del día largas
oraciones pidiendo perdón por los mismos. Estos pensamientos
solo se calman durante el sueño. Buscando aliviarlos, aumenta
el tiempo de permanencia en cama aislándose de sus actividades
cotidianas. Tiene un gran temor a perder la salvación de su alma.

5. Trastorno de estrés postraumático


Este cuadro le sucede a las personas, cualquiera sea su edad,
aun en la niñez, que han vivido sucesos dramáticos en su vida.
Algunas experiencias traumáticas que provocan trastorno de

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estrés postraumático son: desastres naturales como terremotos,


ciclones e inundaciones; robos, accidentes en medios de trans-
porte, violencia doméstica, guerras, suicidio de familiares, amigos
o compañeros; abuso físico y sexual; enfermedades severas con
riesgo de muerte y pérdida de seres queridos.
En todos estos casos se da cuando ellos han experimentado el
trauma en persona o lo han presenciado. La persona que sufre de
trastorno de estrés postraumático vive en un estado constante
de temor, y revive su experiencia una y otra vez en sus juegos, en
su sueño con pesadillas que rememoran la experiencia vivida, en
sus dibujos, en su discurso y en sus relaciones con los demás. Las
personas se encuentran al límite todo el tiempo, y esperan que
algo malo suceda o que eso mismo vuelva a suceder, volviendo a
recordar lo vivido. Es posible que tenga dificultad en conciliar el
sueño o en permanecer dormido, esté irritable o tenga estallidos
de ira. Tal vez tenga dificultades para concentrarse, esté siempre
alerta en un estado llamado hipervigilancia, o exhiba un exagera-
do reflejo defensivo como dar un respingo con todo su cuerpo, de
manera muy obvia, ante el menor ruido desconocido.
Ejemplo de un caso de estrés postraumático. Una adolescente
de 14 años es atacada brutalmente por un perro callejero cuan-
do está en la parada de bus, temprano en la mañana para ir al
colegio. El ataque sorpresivo es tan brutal que con los tirones
se desprendieron músculos y tejidos de una de sus piernas. Fue
llevada con urgencia al hospital más cercano e intervenida
quirúrgicamente. Con una sutura de más de 30 puntos comienza
una rehabilitación kinesiológica de cerca de 10 meses. El susto, el
estrés del momento, el recuerdo de la sangre y su pierna destro-
zada y el dolor, hicieron que ella padeciera un trastorno de estrés
postraumático, evitando transitar por la cercanía de cualquier

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hospital y una angustia muy grande frente a la necesidad de


simples controles médicos.
Otro ejemplo de un caso de estrés postraumático. Un caso similar,
un joven que fue asaltado a mano armada al bajar del autobús, le
quitaron la mochila con su computadora donde tenía parte de un
trabajo de investigación con el cual se graduaba. El tironeo, los
gritos, una bala que se disparó pero que no le dio, la impotencia y
la desesperación provocaron como consecuencia un trastorno de
estrés postraumático con todos los síntomas característicos. Así
es que después de varios meses tiene recuerdos instantáneos e in-
voluntarios del episodio en cualquier momento del día, ansiedad
extrema cuando ve a una persona desconocida que se le acerca,
o cuando transita por un lugar que le hace recordar el lugar del
hecho.

6. Ansiedad social
El trastorno de ansiedad social no suele constituir un motivo
frecuente de consulta, debido a que quienes lo padecen creen
que es «su forma de ser» y no lo relacionan con un problema
emocional, salvo en los casos en que esté asociada a la depresión
o a los ataques de pánico. La ansiedad social es difícil de diagnos-
ticar. Se manifiesta con timidez extrema en situaciones sociales,
angustia, temor al ridículo y a una situación humillante. En otros
casos se manifiesta con síntomas como la vergüenza y ruborizarse
al tener que hablar en un grupo social, miedo intenso e irracio-
nal que le provoca mareos, náuseas o dolor de estómago ante
situaciones nuevas, ansiedad intensa y aun angustia al rendir un
examen oral, al ser observado comiendo, actuando o dando una
lección en el colegio delante de otros compañeros, pues temen
ser evaluados negativamente. Se puede manifestar al mantener
una conversación en una reunión social o estar frente a personas

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ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

extrañas, o comiendo o bebiendo frente a otros que no conoce.


Algunos se manifiestan con llanto, rabietas, quedarse paralizado,
aferrarse, encogerse o el fracaso de hablar en situaciones sociales.
Otros suelen sufrir el «miedo a ofender a otras personas» como un
síntoma más de este miedo o ansiedad social.
Como padres y líderes al querer ayudar al niño y al joven que
está sufriendo algunos de estos síntomas que le impiden tener
un desarrollo normal de sus capacidades y talentos, es de gran
importancia que les hagamos entender que la crítica y la mirada
del otro es solo una opinión, y que una equivocación no es algo
fatal, sino normal para todo ser humano.
Un ejemplo de un caso de ansiedad social. Susana, es una niña de
diez años que esporádicamente antes de ir al colegio presentaba
episodios de dolor de estómago y deseos de ir al baño. Expresa no
sentirse bien y no querer ir al colegio. Estos episodios se presen-
taban cuando sabía que tenía que exponer frente a sus com-
pañeros desarrollando un tema. El solo pensar que debía hablar
frente a los demás, que la iban a mirar, escuchar y probablemente
juzgar, le generaba muchísima ansiedad.
Un ejemplo de un caso de ansiedad de separación. Una niña
muy retraída y tímida que se negaba a ir al colegio lloraba con
angustia cuando la mamá la dejaba en el aula. Con asombro-
sa frecuencia se enfermaba los lunes con anginas a repetición
levantando fiebre muy alta o con vómitos y dolores estomacales.
A menos que se reconozca que es un cuadro de ansiedad social se
le exigirá sin otra mejor ayuda a enfrentar las situaciones que no
puede lograr.

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7. Ansiedad por pandemia


En Diciembre 2019 el mundo fue convulsionado por la aparición
de una enfermedad viral muy contagiosa que se propagó rápi-
damente por los 5 continentes dando lugar a una pandemia. La
llamada pandemia de Coronavirus 2019 (Covid-19).
La Organización Mundial de la Salud emitió pautas generales
para el control de la propagación de la enfermedad. Quedarse
en casa, salvo causa de fuerza mayor; usar barbijo para cubrirse
el rostro al estar en lugares públicos, y en la interacción con los
otros, mantener una distancia no menor de un metro. Así fue que
se produjo el cierre de las escuelas y universidades, los comercios
y restaurantes.
El distanciamiento físico, llamado distanciamiento social en
muchos países tomó la forma de cuarentena. A pesar de que se
define a la cuarentena como el aislamiento y la separación de las
personas que estuvieron expuestas a una enfermedad infecciosa
pero que no tienen síntomas, para observar si desarrollan la en-
fermedad, se le pidió a toda la sociedad que se mantenga en sus
casas, con el #quedateencasa más allá de si hubieran o no estado
en contacto con alguna persona que haya contraído el virus. Esto
resultó en cambios en los patrones de comportamiento social y
detenimiento del funcionamiento habitual del día a día. Se sumó
a ello el temor al contagio y la angustia que causó la pérdida de
ingresos económicos y de empleos.
El aislamiento social, el no poder jugar con amigos o juntarse con
familiares para celebrar cumpleaños o días festivos, el no poder
los jóvenes participar de actividades deportivas por largo tiempo
y el temor a enfermarse, generó dos consecuencias sobre la salud
mental: ansiedad y depresión. Se realizaron encuestas donde la

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ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

mitad de los encuestados manifestaron síntomas depresivos y/o


ansiosos en niveles moderados o severos.
La combinación de inactividad física, el hacinamiento, el temor a
enfermarse, que familiares se contagien, la incertidumbre so-
bre cómo evolucionará la situación sanitaria y la economía, la
imposibilidad de reunirse en familia o con amigos, el cierre de
las escuelas e iglesias, cines, teatros, restaurantes, etc. generaron
profunda tristeza en la gente.
Entonces a la par de la epidemia viral otra epidemia tuvo impacto
sobre la población y fue una epidemia de temor, incertidumbre y
ansiedad.
Durante la pandemia los noticieros daban diariamente la canti-
dad de muertos, era como comenzar el día leyendo en el perió-
dico el obituario o las noticias necrológicas, y pensar cuándo
seré yo el que esté en esa lista. El temor era a una enfermedad
desconocida hasta ese momento, un virus que podía enfermar y
aun matar del cual no había cura (hasta este momento en que
escribo este libro) y de la cual la ciencia tenía escaso conocimien-
to y control. Se sumaban a ello otros temores: a perder el trabajo,
a la carencia económica y a la imprevisibilidad e incertidumbre de
los tiempos que se vivían. La gente tenía que lidiar con miedo a la
muerte, miedo a estar restringido y limitado en salidas, traslados
y deambulación, por circunstancias que estaban fuera de control.
Muchos niños y jóvenes fueron tratados por agorafobia, que es el
temor a salir a la calle y estar en lugares abiertos.
Muchos niños y adolescentes vivieron también el abandono y la
soledad. Cuando alguno de los padres se enfermaba, los niños
debían durante el período de aislamiento de ellos quedarse al cui-
dado de otras personas. Algunos, en los casos fatales, no pudieron

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ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

despedirse de ellos. Muchos jóvenes elaboraron duelos patológi-


cos donde la tristeza natural por la pérdida de un ser querido se
convirtió en depresión.
También durante la pandemia muchas personas sintieron falta
de energía y vitalidad para enfrentar el futuro. Pensaban que la
situación que estaban pasando no iba a mejorar. Era la pérdida de
la esperanza.
Fue frecuente la sensación de falta de control que se tenía sobre
muchas facetas del entorno e incertidumbre. Aumentó la con-
ciencia de la fragilidad humana y de la limitación de la ciencia en
resolver los problemas.
Con la suspensión de las clases por el cierre de colegios, los niños
y adolescentes debieron permanecer en sus casas, no pudiendo
interactuar con sus compañeros, sólo a través de plataformas
como Zoom y WhatsApp. En varios países como Argentina el
cierre de colegios se prolongó en todo el año lectivo 2020, y la
cuarentena más allá de los 200 días. Los niños no querían par-
ticipar de las clases por WhatsApp porque decían no conocer a
la maestra que les hablaba por la pantalla, tampoco conocían a
los supuestos compañeros de clase. Hubo rutinas alteradas, todo
esto generó en la vida de los niños y adolescentes, angustia y
ansiedad.
En el caso de los niños menores de seis años, la sobreexposición
a información que aún no podían procesar los llevó a desarro-
llar trastornos del sueño, ansiedad, miedos e incertidumbre. En
este contexto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
UNICEF, alertó sobre la necesidad de protegerlos de este «impacto
secundario» que tiene el virus.

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ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

«Los niños y niñas más pequeños aún no han adquirido la madu-


rez suficiente que tenemos los adultos para entender los aspec-
tos biológicos, sociales y económicos de las pandemias, ni tienen
la capacidad de reflexión necesaria para hacer un análisis crítico
de las informaciones erróneas, malintencionadas o prejuiciosas
que hay en circulación», explicó Luisa Brumana, médica epide-
mióloga y Representante de UNICEF Argentina.
La posibilidad de adaptarse a los cambios fue un factor de forta-
leza en las familias que sobrellevaron mejor todo esto. Se requi-
rió especial flexibilidad en la modalidad de trabajo de padres,
madres y adultos cuidadores, para que puedan acompañar a los
niños, niñas y adolescentes en este momento, en sus casas, en la
contención emocional que necesitan los más pequeños y en la
continuidad de sus estudios, en el caso de aquellos que estaban
escolarizados.
En el contexto de la pandemia fue de ayuda para los niños y
jóvenes sentirse escuchados y alentados a expresar sus miedos. Es
importante en estos casos, desde los adultos, dedicarles tiempo
a expresar y resolver sus dudas e inquietudes en un lenguaje
adaptado a su capacidad de comprensión, pero que no sea enga-
ñoso. Conversar sobre los efectos de la exposición excesiva a las
noticias en internet y en medios audiovisuales con un enfoque
sensacionalista o morboso y que se expongan mucho tiempo a
noticias sobre el problema.
Hubo que enseñar hábitos saludables como el uso de barbijos al
salir a la calle, el lavado de manos con agua y jabón en forma
frecuente, y cubrir la tos y los estornudos con el codo, el uso de
pañuelos y servilletas descartables al adquirir hábitos que pueden
ayudar generando seguridad y preservarlos de la enfermedad.

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ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

Fue importante contener las diferentes reacciones emocionales


que podían expresarse y explicarles que son reacciones normales
ante una situación anormal. Animarlos a expresar y comunicar
sus sentimientos. Proponer nuevas rutinas para asegurar tiempo
de estudio y actividad física.
Un tema que merece ser señalado es que en muchos países de
Latinoamérica hay una gran preocupación en hogares cristianos
por la llamada ideología de género que se empezó a instalar en
distintos ámbitos, especialmente en la escuela. Los defensores de
esta ideología consideran que «la educación es una estrategia
importante para cambiar los prejuicios sobre los roles del hom-
bre y la mujer en la sociedad», por ello buscan que la perspectiva
del «género» se integre en los programas educativos en los cole-
gios en forma transversal en todas las materias. En realidad, se
trata de un intento de adoctrinamiento a los niños y adolescentes
en materia de sexualidad. Utilizando una propaganda disfrazada
de educación sexual y de promoción de estilos de vida saludables
se difunde entre niños y adolescentes una visión deformada de
la sexualidad humana. Toda moral queda librada a la decisión
del individuo y desaparece la diferencia entre lo permitido y lo
prohibido en esta materia. Esta ideología es enseñada en ámbitos
escolares como una temática obligatoria.
En el contexto de la pandemia, las familias cristianas tuvieron
una tremenda oportunidad. Los padres fueron responsables de
supervisar la educación de sus hijos durante la suspensión de
clases presenciales, controlando y supervisando los contenidos de
estudio, pudiendo ayudarlos a continuar su educación en casa. De
esa forma tuvieron la oportunidad de transmitir valores cristia-
nos con relación a la sexualidad y la familia. Ya sea a través de
la lectura, el aprendizaje mediante juegos, trabajando con ellos

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ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

en las tareas escolares que enviaron sus docentes y ayudándolos


a participar de manera segura en plataformas de aprendizaje en
línea.

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Capítulo II

Síntomas
más frecuentes
Reconocer los síntomas específicos te ayudará a identificar si
estás realmente frente a un cuadro de ansiedad que necesita ser
abordado. Además, estarás alerta para poder identificar estos
casos, ya sea si se presentan en uno de tus hijos, en el grupo en
el que estás liderando o en la clase en la que estás enseñando,
mucho antes de que haya una demanda de consejería. De esta
manera podrás intervenir previniendo el agravamiento del cuadro
en forma adecuada. Al principio, los síntomas se manifiestan en
voz baja o de manera leve. Si no se los escucha o detecta pueden
ir aumentando el tono y el volumen hasta que terminen gritando
para ser escuchados. Al leer estas páginas estarás capacitado para
escuchar los susurros de los mismos.

Síntomas en los niños


En niños ansiosos frecuentemente puede verse:

 Fracaso escolar: el rendimiento en el colegio se altera


bruscamente. El niño se halla más disperso, no atien-
de, le cuesta concentrarse en la tarea y estar quieto en
clase. Puede tener temor a ir al colegio.
 La dificultad de las tareas escolares puede ser un factor
que genere ansiedad y produzca que se relacionen ne-
gativamente con el éxito en el aprendizaje.

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ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

 Dolores de estómago en forma frecuente y frente a


determinadas circunstancias.
 Fiebre sin causa orgánica.
 Retraimiento o comportamiento agresivo.
 Pesadillas o insomnio.
 Diarreas.
 Necesidad frecuente de orinar.
 Cambios en los hábitos de alimentación, a veces náuseas
y vómitos.
 Frotar los muslos.
 Masturbación compulsiva.
 Hamacarse, golpearse o balancearse la cabeza.
 Chuparse los dedos.
 Comerse las uñas.

Síntomas en adolescentes y jóvenes:


Cada individuo reacciona o manifiesta su ansiedad de manera
diferente. La respuesta ansiosa se evidencia mediante un conjun-
to de manifestaciones o síntomas que se pueden agrupar en tres
áreas:

a. Área somática o fisiológica: síntomas a nivel del cuerpo


y las funciones del mismo.

b. Área cognitiva o mental: síntomas a nivel de las emo-


ciones y los pensamientos.

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ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

c. Área conductual: síntomas a nivel de la conducta.

A. Área somática o fisiológica.


1.- Síntomas cardiacos:
Palpitaciones o taquicardia.
Dolor u opresión en el pecho o en la zona del estómago.
Sensación de paro cardíaco.

2.- Síntomas respiratorios:


Respiración entrecortada.
Dificultad para hacer una inspiración profunda.
Sensación de ahogo o de paro respiratorio.

3.- Síntomas del sistema nervioso:


Debilidad física o desfallecimiento.
Sudoración.
Aumento de la salivación.
Diarrea.
Náuseas.
Urgencia para defecar.
Imperiosa necesidad de orinar.
Visión borrosa.

23
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

4.- Síntomas neurológicos focales:


Temblor.
Sensación de sequedad de boca.
Sensación de cosquilleo en la piel, calor o frío.
Torpeza en los movimientos.
Pesadez física.
Vértigos.
Dolores de cabeza.
Nudo u opresión en la garganta.

B. Área cognitiva o mental.


1. Vivencias de extrañeza: despersonalización y desrealización;
se manifiestan en sentir estar viviendo en una película o
dentro de un sueño, o sentirse extraño.

2. Sensación de pánico, de muerte inminente, de volverse


loco, de perder el autocontrol, alteraciones de la vivencia
del tiempo, que es sentir que el tiempo pasa más rápido o
más lento.

3. Vivencias del propio cuerpo: alteración de la intensidad


de los estímulos sensoriales, verse torpe, sentirse como un
autómata, sentirse materialmente separado de la gente,
sentirse como flotando, etc.

4. Expectación aprensiva: preocupación, miedo y anticipación


de desgracias para uno mismo o los demás.

24
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

5. Fenómenos en la memoria: olvidar información reciente


por distracción, evocar recuerdos poco importantes, recuer-
dos de lo negativo, etc.

C. Área conductual.
A nivel de la conducta cada individuo reacciona o manifiesta su
ansiedad de manera diferente.

1. Inquietud o aumento de la actividad.

2. Disminución de la actividad, inmovilidad.

3. Movimientos torpes, temblorosos o desorganizados.

4. Tics, tartamudeos, movimientos repetitivos.

5. Comportamientos de evasión o alejamiento de la situación


temida.

Síntomas generales
En general, los niños y jóvenes con trastorno de ansiedad tienen
incertidumbre de que probablemente algo a lo que le temen
suceda. Lo primero que piensan es lo peor. Tienen una visión ne-
gativa de sí mismos y del futuro. Mantienen actitudes negativas
aún con evidencias positivas. A las situaciones que viven le dan
un significado de amenaza, lo que genera ansiedad. Piensan que
no tienen recursos suficientes para afrontarlas. Minimizan sus re-
cursos y sus capacidades. Se focalizan en puntos débiles y hacen
predicciones negativas. Tampoco creen que los demás puedan
ayudarlos, aun cuando le ofrecen hacerlo.

25
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

A un niño que muestra una persistente ansiedad le resulta difícil


hacerse de amigos y disfrutar de ellos, y relajarse en situaciones
sociales porque se preocupa en demasía sobre su desempeño.
Esta situación puede afectar su desarrollo educativo por estar
demasiado preocupado por sus propias tribulaciones para lograr
concentrarse. Es posible que se menosprecie y se sienta fracasado,
y que piense que sus padres no lo querrán o no tendrá amigos si
no mejora, lo cual disminuye su autoestima.

26
Capítulo III

Posibles causas
que generan
ansiedad
En este capítulo describiremos las causas más frecuentes que
pueden dar origen a un cuadro de ansiedad. La lectura de este
capítulo te dará la capacidad de descubrir las causas escondidas
detrás de cada síntoma que percibas a simple vista en un niño,
adolescente o joven que está lidiando con la ansiedad.
La prevención en salud puede evitar el desarrollo de la enfer-
medad, por eso es importante conocer acerca de las causas que
desarrollan un cuadro de ansiedad y cómo los niños y jóvenes
pueden estar expuestos a las mismas.
Al conocer las distintas causas del trastorno de ansiedad tendrás
herramientas para la prevención de las mismas. Podrás enfocarte
trabajando, en la medida de lo posible, en la modificación de há-
bitos y conductas que puedan generar trastornos de ansiedad. Es
bien sabido que, mejor es prevenir que curar. Este capítulo puede
ayudarte a alertar sobre la presencia de estas condiciones.
Desarrollaremos los siguientes temas:

1. La vulnerabilidad adolescente.

2. Influencia del entorno en los adolescentes.

27
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

3. Influencia del ambiente familiar en los niños.

4. El bullying.

5. Hospitalización prolongada.
Si bien la aparición de la ansiedad es un hecho personal, y que
responde a circunstancias biológicas y biográficas, también es po-
sible observar la existencia de elementos comunes precipitantes.

1. La vulnerabilidad adolescente
Hay algunas características típicas de la etapa adolescente que
pueden influir en los cuadros ansiosos:

 No pueden esperar. Es muy difícil convencer a un ado-


lescente que necesita esperar por algo.
 El dolor es inadmisible e intolerable. Cuando apare-
ce una crisis, lloran y se lamentan: «¿Por qué a mí?»
Aunque cuando pasa algo bueno no actúan de la misma
manera. Es como que se espera que las cosas salgan
siempre bien.
 Viven por el principio del placer. Evitan situaciones difí-
ciles y trabajo pesado. Prefieren los juegos y las bebidas
antes que las discusiones y los proyectos.
 Ellos se sienten el centro de su mundo. En general no
reconocen que necesitan ayuda. Además, nunca de-
muestran sus puntos débiles o fragilidades y hacen todo
lo posible por ocultar cualquier signo de vulnerabilidad.
Por lo tanto, es difícil enseñarles cosas como: «empatía»,
«mejor es dar que recibir», «toma tu cruz», etc.

28
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

2. Influencia del entorno en los


adolescentes
Esta generación está enfrentando presiones antes no vistas.
Por ejemplo, el fácil acceso a la pornografía, la hiperestimulación
sexual a través de la Educación Sexual Integral (ESI) en las aulas,
y la ideología de género que dice que los niños nacen sexual-
mente neutrales y que tienen la libertad de decidir su inclinación
sexual, entre otras. Hay un bombardeo permanente de estos
temas en los medios de comunicación y en las plataformas donde
los jóvenes acceden fácilmente.
Toman decisiones morales a una edad cada vez más temprana, sin
entender todavía qué está pasando con sus propios cuerpos. Hoy
los adolescentes toman decisiones sobre drogas, alcohol, sexo,
aborto, antes de estar preparados para hacerlo. Se dan cuenta
que tampoco hay un consenso moral para vivir en la sociedad
actual. No hay un real sentido de lo que es o no correcto. Hoy no
hay una percepción de que se viole algo a través de sus conduc-
tas, porque no hay nada que violar. El mensaje que reciben es, «si
uno siente que es bueno, entonces es bueno». Lo bueno es lo que
es bueno para sí mismo. Todo esto trae como consecuencia una
falta total de límites, una libertad sin precedentes, un libertinaje
difícil de manejar. Vivir la vida sin límites y sin frenos es como
andar por una autopista sin demarcar los carriles. Todo esto
genera mucha ansiedad. Es una generación que vive la mayor
cantidad de tiempo fuera de la supervisión de los padres. Los
niños, adolescentes y jóvenes no saben qué es lo que tienen que
hacer ni qué se espera de ellos.
La psicología nos enseña que los límites son necesarios para el
desarrollo de una personalidad sana y la seguridad en sí mismo.

29
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

Los límites nos ayudan esencialmente a guiar, proteger, prevenir


y aconsejar. Los límites claros son necesarios a toda edad, pre-
cisos y adecuados según la edad y capacidad del niño, adoles-
cente y joven. Toda conducta debe tener sus límites claros dado
que generan tranquilidad y confianza evitando la ansiedad y el
desconcierto.
Otra presión del entorno es la incertidumbre por el futuro. El fu-
turo siempre es desconocido y preocupa que pueda traer noticias
desagradables. La incertidumbre de qué pasará más adelante lleva
a muchos jóvenes a vivir situaciones de ansiedad.
Poco tiempo atrás, el estudio y la preparación académica eran ga-
rantía de que en el futuro habría un buen pasar económico y es-
tabilidad. Hoy los jóvenes dudan de ello. Surge entonces el dilema
sobre a qué abocarse, si deben estudiar, trabajar o en qué ocupar
su tiempo, si van a poder lidiar con la independencia económica y
el desapego afectivo a la familia, etc.
Otra presión del entorno son los reportes periodísticos que ge-
neralmente son malas noticias y esto puede aumentar la ansie-
dad, inseguridad y preocupación en los jóvenes. La Biblia dice en
Proverbios 25:25, «Como el agua fresca a la garganta reseca son
las buenas noticias desde lejanas tierras». (NTV)
Y en Proverbios 15:30, «...las buenas noticias contribuyen a la
buena salud.» (NTV)
Hoy los jóvenes no están recibiendo buenas noticias y es una
tarea del liderazgo cristiano proveérselas a través del Evangelio y
las promesas bíblicas.
Otra presión que los adolescentes y jóvenes presentan en este
tiempo es la necesidad de adaptarse a rápidos cambios. Para
algunas personalidades esto puede resultar amenazante y difícil

30
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

a la hora de intentar adaptarse. La dificultad de poder afrontar


los cambios de una manera eficiente que la sociedad exige para
tener éxito puede generar cuadros de ansiedad.
El joven que se autoimpone el «tengo que», se esfuerza y en
forma repetida no lo logra, puede llegar a una condición llamada
indefensión o impotencia aprendida. La indefensión aprendida
es la condición de un joven que ha «aprendido» a comportarse
pasivamente, con la sensación subjetiva de no tener la capaci-
dad de hacer nada, a pesar de que existen oportunidades reales
de adaptarse a una nueva situación o de cambiar la situación
adversa o exigente. El joven adquiere la experiencia de hallarse
indefenso, de que ninguna de sus acciones contribuye a evitar
un daño o a conseguir algo bueno. Esto trae ansiedad, malestar,
pérdida de energía, pérdida de interés por actuar y deteriora la
capacidad de percibir correctamente los acontecimientos del en-
torno. Si en algún momento las cosas salen bien, esto se atribuye
a causas externas no controlables; y si algo sale mal y se fracasa,
es atribuido a causas internas, percibidas como estables incluso
no controlables.
Lo opuesto a la indefensión es la autoeficacia, que es la con-
vicción de que uno puede llevar a cabo con éxito la conducta
necesaria para producir determinado resultado. Esto es importan-
te para el inicio y sostén de toda conducta determinada. Se debe
enseñar a atribuir los éxitos al esfuerzo y aceptar los fracasos
como parte natural de todo proceso. Aprendiendo de los fracasos
y disfrutando de los éxitos.

31
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

3. La influencia del ambiente familiar en


los niños y adolescentes
La estructura y la dinámica que se genera en un grupo familiar
impactan fuertemente en el desarrollo de los niños. Influyen
generando firmeza o debilidad en la capacidad de afrontamiento
de situaciones cotidianas de la vida. Las familias generan hijos
resilientes o vulnerables a las dificultades.

 Cambios y crisis en la estructura familiar. El tipo de


familia conformada por una pareja heterosexual que
decide un proyecto de vida común y criar hijos en este
tiempo está en crisis. Hay un aumento de familias en-
sambladas con declinación de las funciones parentales.
Hoy podemos mencionar más de veinte tipos distintos
de familias.
 Padres con ansiedad severa u otros trastornos emo-
cionales. Hay más posibilidad de sufrir un cuadro de
ansiedad si los padres se tornan ansiosos por los acon-
tecimientos cotidianos, ya que los hijos también pueden
volverse ansiosos porque creerán que se trata de la
forma normal de reaccionar ante esas situaciones.
 Padres sobreprotectores. Pueden hacer que sus hijos
tengan mayor tendencia a la ansiedad; generando
mayor dependencia de ellos. Actuando con las mejores
intenciones imprimen en el hijo la creencia de que todo
en el afuera puede ser riesgoso.

32
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

 Padres exigentes e inflexibles. Reglas familiares muy


rígidas, exigencias desmedidas o desproporcionadas para
la edad del hijo. Los castigos excesivos, o la indiferencia
o rechazo de alguno de sus padres puede dejar huella de
carencia afectiva en el hijo y ansiedad.
 Padres perfeccionistas. Poco motivadores y que no
saben aplaudir a sus hijos a menos que su comporta-
miento sea perfecto.
 Padres que aprueban según el desempeño. Hijos que son
aprobados por sus padres solo por cumplir sus expecta-
tivas, llegan a creer que uno es valorado solamente por
lo que hace, si es valioso. Amor y aprobación solo en
base a los logros.
 Padres que enseñan a sus hijos a suprimir sus sentimien-
tos. Les dicen, por ejemplo, «no llores», «no te enojes»,
«no tienes que mostrarte avergonzado», o cosas por
el estilo, bloqueando los sentimientos auténticos y al
reprimirlos pueden manifestar ansiedad.
 Alcoholismo en alguno de los padres.
 El divorcio de los padres durante la niñez. Muchos hijos
pueden sentir una pérdida profunda y vulnerabilidad
a presiones que están más allá de su control. Muchos
factores contribuyen al daño. El niño puede sentirse
solo y atemorizado. Esta soledad puede recordarse por
largo tiempo. Muchos padres están más preocupados y
sobreviviendo a su estado emocional durante esos meses

33
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

críticos, o aun años del proceso de divorcio. El divorcio


crea además conflictos de lealtad en los niños. ¿De qué
lado van a estar? Puede sentir tironeo de amor y lealtad
en ambas direcciones. También el divorcio puede produ-
cir en los hijos inseguridad sobre su futuro. Ser depen-
diente solamente de uno de los padres puede crear gran
ansiedad. El enojo y resentimiento entre los padres que
está presente en muchos divorcios genera temor en los
niños. Los niños viven la ansiedad de sus padres. Pueden
preocuparse sobre su madre, en particular por la partida
de su padre. Si debe pasar por una mudanza pierde el
padre que queda en casa, el colegio, la iglesia y los ami-
gos. El divorcio representa la pérdida de muchas cosas y
puede llevar a la ansiedad y depresión del niño, aunque
muchos padres fallan en reconocer esto. Muchas veces
el impacto en el adolescente es mayor por el divorcio de
sus padres que por la muerte de uno de ellos.
 La muerte de alguno de los padres. Este es un aconteci-
miento muy estresante para los niños y puede generar
con posterioridad situaciones de ansiedad.
 Inversión de roles. Cuando hay carencia de la función
paterna en la crianza y educación de los hijos, al llegar
a la adolescencia ellos pueden asumir responsabilidades
que no les corresponden, ocupando el rol del padre y
tomando el control de las decisiones del hogar.
 Hijos con enojo o resentimiento contra los padres. Es
el quiebre del mandamiento de honrar a los padres, y la

34
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

pérdida de la promesa del mismo (Éxodo 20:12 - NTV).


«Honra a tu padre y a tu madre. Entonces tendrás una
vida larga y plena en la tierra que el Señor tu Dios te
da».
 Padres rehusando envejecer. El hijo menor de la familia
permanece como el bebé y se lo trata como tal. Además,
cuando los padres saben que no tendrán más hijos, en
ocasiones desean tener al más pequeño muy cerca de
ellos y en estado de dependencia, siendo el más vulnera-
ble a las situaciones de ansiedad.
 Sentirse amenazado por la llegada de un nuevo her-
manito, por el temor a ser desplazado del amor de los
padres.
 Secretos familiares. Puede haber información de uno o
varios de los miembros de la familia que no pueden salir
a la luz relacionados a distintos temas como suicidios,
infidelidades, adopciones, enfermedades, etc. causando
desconfianza y tensión.

4. El bullying
La palabra bullying deriva del inglés y se puede traducir al espa-
ñol como «acoso escolar» o «intimidación», y genera en los niños
y adolescentes una situación agresiva que no pueden manejar
y una sensación de impotencia donde pierden la seguridad en
sí mismos y la autoestima. El bullying o acoso escolar puede ser
un factor que genera ansiedad; es un tipo de comportamiento
violento e intimidatorio que se ejerce de manera verbal, física o
psicológica entre niños y adolescentes durante la etapa escolar. El

35
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

niño puede recibir amenazas, agresiones y burlas por un defecto


físico, por una característica determinada particular, por su con-
dición socioeconómica, creencias religiosas y nacionalidad.
El acoso físico o psicológico al que los compañeros someten de
forma continua a un alumno puede empezar como una broma,
pero cuando se hace repetidamente y con la intención de herir o
amenazar se convierte en bullying.
Los que sufren esta situación no pueden defenderse de manera
efectiva y generalmente están en una posición de desventaja o
inferioridad.
Muchas veces los niños o adolescentes son amenazados, humilla-
dos o avergonzados a través de distintos medios de comunicación
como el Internet, los teléfonos celulares o las tabletas electró-
nicas. A esto se lo denomina ciberbullying y produce en ellos
tristeza, miedo y ansiedad. Se puede manifestar en redes sociales
tales como WhatsApp, Instagram, Facebook, Twitter, Snapchat,
videojuegos online y otros.
Ejemplo de un caso de bullying. En un sitio web apareció la
foto de una adolescente de 14 años, donde se llamaba a votar
a la persona más fea del colegio al que asistía. En breve tiempo
aparecieron una gran cantidad de votos que la hicieron figurar
en primer lugar. Al cabo de un tiempo la niña comenzó a tener
problemas en su rendimiento escolar por trastornos cognitivos,
tales como dificultades de atención, concentración y memoria.
Presentó también frecuentes dolores de cabeza temprano en la
mañana antes de asistir al colegio. A nivel emocional comenzó a
estar triste y decaída, con falta de interés por las actividades y sin
ánimo de estudiar y lograr pequeñas metas, lo cual resultó evi-
dente. A nivel social, de a poco se apartó de su grupo de amigas,

36
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

dejó de cuidarse, arreglarse en su vestir y abandonó su caja de


maquillajes que tanto apreciaba. Se vio en ella una notoria baja
en su autoestima.

5. Hospitalización prolongada
La hospitalización prolongada en la infancia puede desencade-
nar problemas de ansiedad al paso del tiempo. La hospitalización
produce un cambio abrupto en la vida del niño, quien abandona
todas sus rutinas y relaciones para permanecer en una sala donde
van transitando distintas personas que no conoce con guardapol-
vo blanco que lo someten a veces a situaciones dolorosas como
pinchazos y tratamientos invasivos. No hay tiempo de juego ni
esparcimiento. Esta experiencia puede provocar un verdadero
trauma en el niño o adolescente. Se debe explicar cuidadosa-
mente la necesidad de la hospitalización, como así también cada
intervención a la que será sometido. Estas explicaciones deben
darse con términos y conceptos claros y adecuados para el nivel
de comprensión del niño.
Muchas veces las enfermedades crónicas generan mayor depen-
dencia y mayor cuidado de parte de los padres, como el traslado
frecuente a médicos o a instituciones asistenciales, controles
periódicos, administración de medicamentos etc. Si el niño pa-
dece de alguna enfermedad crónica y ha necesitado mucho a sus
padres puede suceder que no desarrolle suficiente confianza para
afrontar situaciones conflictivas que la vida le depara.
Ejemplo de un caso de hospitalización prolongada. Una niña
pequeña de 8 años tuvo que estar hospitalizada en distintos pe-
riodos por varios meses a lo largo de dos años atravesando cuatro
intervenciones quirúrgicas.

37
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

A partir de estas experiencias la niña desarrolla conductas regre-


sivas y una personalidad temerosa, ansiosa y muy dependiente de
la presencia de sus padres.
Ejemplo de esto es que de noche le cuesta conciliar el sueño, no
puede dormir hasta que se pasa al dormitorio de sus padres. Se
pone nerviosa y se retira de la sala cuando los adultos conversan
sobre temas referentes a salud o enfermedad. Manifiesta gran
preocupación de que sus padres se enfermen y un gran temor a
que mueran y la dejen sola.
Tiempo después se sometió a la administración de una vacuna,
al momento de ver a la enfermera con su guardapolvo blanco la
niña presentó un cuadro de ansiedad, comenzó a gritar y llorar
de tal manera que era imposible aplicarle la vacuna, hasta que la
madre expresó que no se iban a quedar en el hospital, y comen-
tó a la enfermera sobre lo vivido en la hospitalización, quien al
comprender el caso se quitó el guardapolvo y la niña se calmó.

38
Capítulo IV

Guía práctica
para ayudar a las
personas que
sufren ansiedad
Mediante la lectura de este capítulo podrás dar apoyo y orien-
tación a personas que necesitan ayuda emocional. Contarás con
una guía para que las personas puedan expresar sus pensamien-
tos, temores, ansiedades y preocupaciones.
Como maestro, padre/madre, líder y consejero, esta guía te ayu-
dará a corregir el error en la forma de pensar, sentir o actuar de
las personas con quienes estás interactuando y que estén vivien-
do situaciones de ansiedad. La siguiente información te ayudará
a poder transmitir seguridad, aliento y esperanza en situaciones
difíciles que se presentan y que así lo requieran. Podrás llevar a
las personas a disfrutar de una vida más plena y de la libertad en
Cristo de ataduras emocionales. En este capítulo desarrollamos
los siguientes temas:

1. Aconsejando a jóvenes

2. Aconsejando a niños

39
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

3. Aconsejando en fobia social

1. Aconsejando a jóvenes
Ora por el joven
Orar es una prioridad. La ayuda viene del Señor a través de la
oración. El cambio puede estar relacionado con su oración in-
tercesora. Dios quiere que llevemos todo a Él en oración. Solo de
Dios viene el verdadero socorro y la guía para la participación en
la consejería. «Mi ayuda viene del Señor que hizo los cielos y la
tierra». Salmo 121:2
Como padres y líderes de niños, adolescentes y jóvenes, la primera
responsabilidad hacia ellos es tenerlos presentes en nuestras ora-
ciones. En tu tiempo de oración es muy práctico tener una libreta
para anotaciones y confeccionar un listado con los nombres de
cada uno de ellos y motivos específicos de oración. Esto hará que
tus oraciones sean más puntuales y enfocadas a las necesidades
de cada uno. A través del tiempo de oración recibirás de parte
del Espíritu Santo indicaciones claras y nuevas ideas para tratar
con cada uno de ellos, lo cual te ayudará a estar más atento a sus
problemáticas y percibir sus cambios.

Estimula al joven a hablar


Los adolescentes y jóvenes con problemas pierden la habilidad de
pedir ayuda, por eso se debe estimular a poner sus sentimientos
en palabras. Muchos están encerrados en sí mismos, con temor o
vergüenza de compartir lo que les está pasando. Tienen la secreta
idea de que lo que les hace sufrir, solo a ellos les sucede. Temen
que al hablarlo con alguien sean juzgados o incomprendidos. Por
este motivo es importante acercarse a ellos con comprensión,

40
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

empatía y buena disposición de escucharles. Debemos asegu-


rarles también que no serán juzgados, sino que se les quiere
comprender para ayudarles mejor. El Señor no quiere jueces, sino
que quiere perdonadores, por eso es importante no traicionar el
contrato de confidencialidad sino respetar en todo tiempo sus
sentimientos.
Las emociones fueron dadas por Dios y son buenas en su propio
contexto. Se le debe quitar el peso de sentir que está mal estar
preocupados, enojados, ansiosos, tristes o deprimidos. Lo que no
es bueno es permanecer con esas emociones o en esas condicio-
nes y expresarlas luego de manera destructiva. Anima al adoles-
cente a admitir su ansiedad. Admitir que existe un problema es el
primer paso para llegar a una solución. Es un factor de fortaleza
y no de debilidad.

Haz preguntas
Haz preguntas que sean fáciles de entender, que puedan ser con-
testadas brevemente, no hagas preguntas triviales. Haz preguntas
que les ayuden a reflexionar, a repensar la situación difícil por la
que están atravesando. Las preguntas permiten un reenfoque de
la situación. Piensa las preguntas de antemano, pensando qué
áreas quieres sondear y prepárate para escuchar. El Espíritu Santo
te guiará en la preparación de las preguntas.
Puedes usar las siguientes preguntas como una guía:
¿Qué piensas acerca de lo que te pasa?
¿Qué sientes?
¿Qué haces al respecto?
En definitiva, ¿qué crees que te pasa?

41
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

¿Tienes alguna idea de su causa?


¿Cómo te limita el problema?
¿Qué cosas impiden tu cambio?
¿Cuándo y cómo fue tu mejor época?
¿Cómo te imaginas ahora sin el problema?
¿Qué cambiarías de tu entorno?
Si hablas mucho vas a escuchar poco. Permite hablar al joven y
no estés apurado. Nunca respondas a tus propias preguntas.

Estimúlalo a pensar
Analiza con él o con ella qué es lo que causa la ansiedad y si hay
pensamientos que están influyendo a que esté ansioso.
La palabra de Dios dice en Isaías 26:3: «¡Tú guardarás en perfecta
paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en
ti sus pensamientos!» (NTV)
Los pensamientos son un factor muy importante en la generación
o disminución de la ansiedad. Las personas sufren más por lo que
piensan de las situaciones que están viviendo que por las situa-
ciones en sí.
Las ansiedades se generan en la mente, a través de pensamientos
negativos o catastróficos, y las distorsiones del pensamiento in-
crementan la tensión. Es importante detectarlos y ayudarles a la
creación de pensamientos alternativos, más positivos y generado-
res de un cambio. En su mente, el joven debe decirles «DETENTE»
y reemplazar los pensamientos negativos por otros más positivos.
Lograr que aprenda que sus suposiciones catastróficas no son
solamente irreales, sino también innecesarias y auto derrotistas,

42
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

por consiguiente, pueden ser desafiadas y cambiadas. Enseña al


joven a separar sus creencias reales de las irreales o desmedidas,
para con ello detener estos hábitos portadores de ansiedad.
Indica al joven que prepare un listado de los pensamientos posi-
tivos en reemplazo de los negativos, y que los incluya durante la
entrevista de esta forma: «Lo hice muchísimas veces antes. Si bien
es difícil, sé que puedo hacerlo otra vez.»
En 2 Corintios 10:4-5 nos dice «Usamos las armas poderosas de
Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razona-
miento humano y para destruir argumentos falsos. Destruimos
todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a
Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las
personas a obedecer a Cristo.» (NTV)
El cambio de conducta proviene de un cambio en el pensar y las
herramientas para lograrlo son también espirituales.

Estimúlalo a actuar
Se debe estimular a un adolescente a actuar. Decidir racional-
mente qué hacer sobre la situación que les preocupa es un paso
difícil. Los cambios se darán si los jóvenes asumen como propios
los objetivos a conseguir, lo que los hará sentirse autónomos.
Sentarse a esperar que el adolescente se disponga a actuar sin
ningún tipo de motivación, en general no da resultado. Es nece-
saria alguna clase de estímulo y el más efectivo es recompensarlo
con aprecio y afirmación. El resultado es mucho mayor cuando
se logra que el joven realice una tarea que él mismo elige hacer y
pueda sentir que: «esta es mi tarea», lo cual es totalmente opues-
to a hacer algo por obligación. Por lo tanto la tarea a realizar
debe ser consensuada con ellos. Dale confianza de que él o ella

43
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

puede hacer una tarea igual que los demás, es decir, que logre
sentir que puede hacer las cosas igual que otros.
Usualmente al pedirle tareas a un adolecente este se motivará
de acuerdo a la actitud que nosotros tengamos. Las motivacio-
nes más importantes son el amor, la afirmación y el estímulo.
Es importante que ellos lleguen a reconocer que los errores no
constituyen fracasos y que la incertidumbre no es una amenaza.
Lo que destruye la motivación es la crítica, el perfeccionismo y
la exigencia. Es importante que el adolescente o el joven no te
considere como un juez sancionador sino como una fuente de
orientación y ayuda. Recuerda que ya de por sí ellos son rígidos
en la evaluación de su propia conducta.

Sé flexible
Hay que considerar que los adolescentes son impredecibles. Por
lo general, no planean hacia adelante. Muchas veces uno está
dispuesto a hablar con ellos de sus problemas y ellos no están
preparados ni con voluntad para hacerlo, sin embargo, en otro
momento impulsivamente quieren hablar. Esto hace necesario
ser flexibles al manejar los tiempos y la disponibilidad hacia ellos.
Esta impredecibilidad hace difícil para los consejeros mantener
un orden en el horario de las conversaciones o la agenda de la
consejería. Procura no actuar de forma dominante ni autoritaria;
las frases como: «Tienes que…», «Debes hacer esto», generalmente
no son bien recibidas. Es mejor usar frases como: «Pienso que…»,
«¿Por qué no consideras…?», «¿Qué opinas sobre…?», «A mí me
parece que…».

44
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

Ten una mente abierta


Sé receptivo a las ideas que el joven está transmitiendo, a sus
opiniones y puntos de vista, sin criticarlos. Trata de entender la
perspectiva que el joven tiene de lo que le está pasando para
establecer puntos de unión e interacción. Mira las cosas como
son, de acuerdo a como ellos lo transmiten, sin prejuicios ni pre-
conceptos. El consejero debe luchar contra sus propios esquemas
mentales de que las situaciones deben vivirse de determinadas
maneras. Esta rigidez de querer encajonar al niño, adolescente o
joven en sus propios esquemas no ayuda a una buena consejería.
Por el contrario, debemos aceptar que cada persona tiene su pro-
pia historia y aprendió a reaccionar de determinada manera. Es
conveniente solo trabajar en aspectos que se consideren dañinos
para el otro.

Desarrolla empatía
Cuando tienes frente a ti un joven que trata de expresar su
dolor, ten una actitud positiva de aceptación y afecto; intenta
comprender sus sentimientos y emociones. Trata de darte cuen-
ta de lo que el joven experimenta, escuchando con atención. La
empatía está estrechamente relacionada con el amor y la preo-
cupación por la otra persona. Es dejar de pensar en qué es lo que
tú «deberías decir» y dejar de estar preocupado sobre cuál es la
«respuesta correcta» que deberías darle en ese momento. Por el
contrario, intenta ponerse en el lugar del otro, identificarte con
la otra persona y entender sus problemas y emociones. La em-
patía te ayudará a ser asertivo, que es expresar en forma clara
lo que la persona está viviendo con relación a su situación. Sé lo
más auténtico posible sin esconderte detrás del rol de consejero y

45
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

podrás actuar con la empatía adecuada ante la persona que vino


por ayuda.

Genera serenidad
Asegúrale que estos sentimientos penosos van a pasar. Dale espe-
ranza que llegarán a ser transitorios. Recuerda que eres un ancla
espiritual en medio de una tormenta, por lo tanto, revisa tu pro-
pio estado emocional frente al aconsejado. Debes estar tranquilo,
confiado y sin ninguna expresión emotiva que demuestre alarma,
preocupación ni inseguridad.
Eres un moderador de las emociones del aconsejado. Al poderlas
contener… escucha, escucha y escucha; y asegúrale que estarás
junto a él en esto y van a tratar esto juntos.

Ayúdalo a relajarse
En un cuadro de ansiedad la frecuencia respiratoria aumenta,
lo que conducirá a la hiperventilación; esto lo hará sentirse mal
y empeorará su ansiedad. La inhalación a través de la nariz lo
ayudará a no hiperventilarse, dado que las fosas nasales son más
pequeñas que la boca y demora más tiempo en llenar sus pul-
mones con aire. La exhalación a través de la boca implica que
deberá concentrarse en lo que está haciendo y logrará distraer su
mente presa del pánico. Puedes indicarle como ejercicio que mire
su reloj o celular e inspire y expire lentamente cada 15 segundos,
no más rápido que esto, durante el lapso de dos minutos. Estos
ejercicios muchas veces ayudan a la relajación.
La ansiedad y el estrés pone tensos los músculos, con frecuencia
los de la cabeza, el cuello y el abdomen. Otro ejercicio sencillo es
tensar los diversos grupos musculares, sostener la tensión y luego

46
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

relajarlos. Esto aliviará las contracturas musculares. Si realiza este


ejercicio todas las noches a la hora de irse a dormir, estando en la
cama e indicando que conscientemente endurezca los músculos
comenzando desde las piernas hasta el cuello, los mantenga ten-
sos por unos instantes y luego los vaya relajando paulatinamente,
podrá conciliar mejor el sueño. Este ejercicio puede ser aconseja-
do también para niños pequeños.

Aconséjale que realice actividad física.


La actividad física ayuda a mantenerse fuerte y en forma. El estar
en buena forma física incrementa la vitalidad y el joven logra
sentirse mejor consigo mismo. Además, el ejercicio físico reduce
la ansiedad y el estrés, y puede ayudar a conciliar el sueño. Si la
actividad física se realiza al aire libre es aún mejor. Mantener ac-
tividad física periódica al aire libre oxigena el organismo y mejora
el estado de ánimo. El sol estimula la serotonina y la melatonina
que ayudan a mantener un buen ánimo.

Afirma que Dios lo ama


En 1 Juan 4:10 dice: «En esto consiste el amor verdadero: no en
que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a
nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros
pecados.»
El apóstol Pablo escribe en Romanos 8:35, «¿Acaso hay algo que
pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama
si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasa-
mos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza
de muerte?»

47
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

El amor de Dios es más fuerte que las ansiedades y los temores


que un joven pueda experimentar. Sentirse amado da seguri-
dad. El amor es fuente de seguridad. Hazle recordar al joven con
problemas de ansiedad que Dios en esencia es amor y a través
del Espíritu Santo inunda a sus hijos de ese amor tan especial e
inagotable.

Estimúlalo a que entregue la ansiedad a Dios


Guíale a que reconozca la ansiedad y la entregue a Dios en ora-
ción para dejarla allí.
1 Pedro 5:7 dice: «Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida
de ustedes». (NVI)
En Mateo 11:28-30 Jesús dice: «Ustedes están siempre angustia-
dos y preocupados, vengan a mí y yo les daré descanso…» (NVI)
Cuando el joven aprende a llevar los problemas, preocupaciones,
temores y ansiedades a Dios, y presenta en oración estos sen-
timientos, hace que Dios se acerque a esa situación, entonces
recibe fuerza para afrontar las preocupaciones y esperanza para
vencer los temores que provocan esas ansiedades. La confianza
que se tiene en Dios se prueba en medio de los problemas. La in-
seguridad e incertidumbre se pueden superar cuando se coloca la
confianza y seguridad en Dios. Mientras se ora sobre las preocu-
paciones en forma honesta se puede agradecer a Dios la garantía
de su respuesta. ¡Él lo hará! El joven puede poner en práctica el
dar gracias a Dios por las misericordias pasadas y por las veces
que Él le demostró su amor. Mientras damos gracias la ansiedad
disminuye.

48
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

Trata de incluir a la familia


De ser posible prepárate para incluir a la familia del joven. Tu
propósito no es separarlo de la familia sino poder reconciliarlo
con ella. No importa lo fragmentada que parezca la familia, trata
de involucrarla.
Si vas a incluir a los padres en alguna conversación recuerda que
los adolescentes tienen un tremendo deseo de sentirse adultos
y rechazan cualquier situación que implique que aún son niños;
pueden sentirse humillados o que no se los está considerando
como adultos y por tal razón, sentirse avergonzados de estar
frente a sus padres por seguir teniendo el rol de niños. El incluir
a los padres tiene dos objetivos: que los padres comprendan la
dificultad que tiene su hijo y puedan generar la contención y el
afecto necesarios, y que los hijos, si tienen enojos o resentimien-
tos hacia sus padres, puedan aprender que respetarlos y si fuera
necesario perdonarlos por algo que hayan hecho o dicho, será de
bendición para sus vidas.

Aconsejando a niños
Es preciso hablarle al niño de igual a igual, valorar su opinión y
procurar su punto de vista respecto de todo aquello en lo cual
le puedas ayudar. Busca comprender lo que te dice y cómo lo
expresa.
Los padres nunca deben apelar al castigo físico, pues daña la
autoestima del niño ya bastante deteriorada por sentir que no
cumple con las expectativas, y desarrolla conductas negativas,
vengativas u opositoras.

49
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

No hay que desestimar los sentimientos del niño. Si está molesto,


no decirle que se calme y que actúe de acuerdo con su edad. Es
mejor que expresen verbalmente y con calma lo que sienten.
Debemos enseñarle al niño que, si no puede resolver solo un de-
terminado problema, debe buscar a alguien que pueda ayudarlo.
Un recurso importante para este efecto es el relato de cuentos
e historias, pues estos representan un factor de estimulación
emocional muy bueno. Narrar cuentos estimula a que los niños
puedan hablar de sus problemas personales.

Cómo lograr la empatía


Para tener una relación de empatía con el niño, hay que ponerse
en su lugar. Imagina tus propios miedos o piensa en una situa-
ción que te genera mucha ansiedad. Piensa cómo te sentirías si
tuvieras que afrontarlos día tras día y, para empeorar el cuadro,
rodeado de muchas personas que no pueden ayudarte porque
no te comprenden. Probablemente eso te haría sentir impotente,
incapaz de tener un mínimo control, enojado, herido, vulnerable
y sometido a un estrés extremo. Así se siente el niño que necesi-
ta ser consolado, tranquilizado y en necesidad de que, de algún
modo, alguien lo valore por la desesperada lucha que libra en su
interior.

Eliminar el factor que genera ansiedad


Una forma rápida para resolver la ansiedad es eliminar el factor
de estrés, lo cual permite al niño aprender que las cosas que per-
cibe en el presente como peligrosas, son por completo inocuas. Si
este procedimiento no es posible, el niño debe recibir ayuda para
manejar la ansiedad y comprender por qué siente esos miedos, y

50
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

aprender a mantenerlos bajo control. Por ejemplo, un niño tiene


miedo a una sombra que ve por la ventana durante la noche cada
vez que se va a acostar; esto le hace no poder conciliar el sueño.
El prender la luz y mostrarle que es solo la sombra de una planta
del jardín, o mantener una luz baja en el dormitorio, o modificar
la posición de las cortinas puede eliminar el factor que genera
ansiedad.

Enseñarle a relajarse
Escucha sus miedos y ayúdale a que los comente de manera ra-
zonada, para verlos en perspectiva y para reconocer las formas de
pensar defectuosas. Es preciso recordarle al pequeño que muchas
cosas revisten escasa importancia y que se solucionarán solas
o con la ayuda de Dios. Calme al niño diciéndole que sus senti-
mientos de ansiedad no lo acompañarán todo el tiempo; se senti-
rá mejor una vez que haya superado aquello a lo que le teme.

Mejora la autoestima del niño


Todo niño tiene la necesidad de sentirse aceptado y ser parte de
un grupo. Si en su grupo de amigos o el colegio esto no se da,
si es rechazado repetidamente, puede reaccionar aislándose con
ansiedad, hostilidad, agresividad y desafiando las normas grupa-
les. Si este es el caso, su autoestima está dañada.
Guía al niño a que piense en todo lo que sabe hacer, todo aquello
en lo que es bueno y todas las frases agradables que le han dicho
sobre él y que lo escriba, pegando el papel en su habitación. Dile
al niño a menudo que es especial, que es singular, que nadie en el
mundo se le parece, que es único, que sólo hay un… (ubicar aquí

51
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

su nombre). Esto mejora la autoestima, promueve el ánimo y lo


motiva para cambiar.

Evalúa el juego del niño


D. W. Winnicott dice que: «Si puede acceder a un tiempo de
juego con el niño puede ser muy útil. Los niños juegan por placer,
pero además los niños juegan para controlar la ansiedad o para
controlar ideas e impulsos que llevan a la ansiedad. La ansiedad
siempre constituye un factor en el juego de un niño, y a menudo
el principal. La amenaza de un exceso de ansiedad conduce al
juego compulsivo o al juego repetitivo. Cuando un niño juega por
placer es posible pedirle que lo interrumpa, pero cuando el juego
es para controlar la ansiedad, el pedirle interrumpir el juego pro-
voca angustia o mayor ansiedad bien manifiesta.» [1]

Incluye a los padres


Los trastornos de ansiedad en los niños pueden resultar en una
fuente de estrés para la familia. Por lo tanto los padres tam-
bién necesitan apoyo. Resulta esencial que sepan que no son los
únicos padres que atraviesan una situación como ésta, y que su
hijo no es un niño extraño, ya que otros también experimentan
dificultades semejantes. También es necesario que sepan que no
tienen la culpa de lo que está pasándole a su hijo. Necesitan que
se los tranquilice sobre la situación, y se les brinde seguridad. El
éxito depende de la comprensión y cooperación de los padres.
Muchos padres no reconocen la capacidad y el potencial para
el cambio de sus hijos y consideran inútiles e improductivos los
cambios en su propia conducta.

 [1] Winnicott, D. W., «El niño y el mundo exterior», Ediciones Horme, 2009, página 155.

52
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

Recuérdale a modo de consejo a los padres del niño que lidia con
la ansiedad, que el niño necesita saber que siempre hay alguien
cerca. Necesita seguridad, respeto, comprensión, aprecio y afecto.
Es preciso que los padres le digan con frecuencia al niño que lo
aman y que siempre lo amarán. Brindar contención afectiva hará
que el niño desarrolle seguridad.

Aconsejando en fobia social


El objetivo es ayudar a aumentar su autoestima, bajar la autoe-
xigencia y la necesidad de control para ayudar en un cuadro de
fobia social.
Reduce las situaciones de estrés con acompañamiento y
contención.
Dale la seguridad de que nadie se enloquece ni se muere por un
ataque de pánico.
Ayúdale a lograr que pueda disfrutar de las cosas pequeñas.
Como por ejemplo, saborear algo rico y disfrutar una actividad
manual o deportiva. Aprender a sentir placer o disfrutar es algo
que está a su alcance y no genera ningún peligro.
Anímale a que decida correr el riesgo de equivocarse en alguna
cosa que haga y no lo sienta como un fracaso fatal.
Aliéntale a no darle lugar ni importancia a las voces interiores o
pensamientos automáticos que lo paralizan o lo llenan de temor,
como el miedo a la gente, por ejemplo, «me van a rechazar o me
van a juzgar mal». Como ejercicio puedes pedirle que escriba un
cuento con un personaje que es rechazado, burlado y mal juzga-
do, pero que la víctima del cuento se rearma y reacciona aserti-
vamente y revierte la situación, o sea, con un final feliz.

53
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

Enséñale ejercicios de respiración, por ejemplo: inspirar, retener


el aire y exhalar lentamente, repitiendo el ejercicio varias ve-
ces. Enséñale a desdramatizar, porque todas las cosas tienen sus
aspectos positivos y negativos.
Enséñale a pensar y a decirse cosas positivas y rechazar los pen-
samientos negativos y catastróficos. Por ejemplo: confeccionando
listas de pensamientos intrusivos y aprender a cuestionarlos.
Enséñale a controlar y desechar los pensamientos automáticos de
rechazo o temor al ridículo. Guíale a descubrir si en su infancia
ha pasado por una situación humillante, de descalificación, de
burla, de agresión verbal o maltrato físico, o una situación de en-
cierro, especialmente por parte de los padres, porque el maltrato
y la violencia destruyen. Que lo describa con detalles y evocando
los sentimientos que se generaron en aquel momento. Abórdenlos
juntos al explicar por qué y en qué circunstancias se vivieron y
reconocer que situaciones idénticas no se van a repetir porque
ahora cuenta con otras herramientas para poder afrontarlas.
Ayuda a la persona con palabras de validación para contrarrestar
las descalificaciones sufridas en la infancia. Haz un listado de sus
virtudes, capacidades, dones y talentos.
Ayúdale a superar el temor a la desaprobación de los demás; lo
que piensan los otros es solo una opinión y nada más que eso.
Para ayudarles en este punto el ejercicio que podría ser muy útil
es hacer una narración de sí mismo con sus aspectos positivos, re-
conociendo la importancia de comenzar a verse a sí mismo como
Dios lo ve. Esta narración puede comenzar con la frase; «Yo soy…»
Luego de completar ese relato, que la narración siga con la frase
«Dios dice que yo soy…»

54
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

Ayuda a la persona a que vaya contando sus miedos y que los


exprese verbalmente en un ámbito de seguridad, comprensión
afectiva y contención. Desmitificar los miedos a través del relato.
Ayúdale a recordar y verbalizar situaciones que trata de evitar,
situaciones desagradables, para ir quitándoles el poder que tienen
sobre él o ella, y que de esta manera esas situaciones dejen de
sentirse peligrosas, pues están siendo pensadas desde otro lugar.
Motívale a hacer algo bueno por alguien, a ayudar a quien está
en necesidad, a aprender a dar y a darse, ya que eso lo saca del
encierro en sí mismo, y porque, además, ¡hacer el bien, hace bien!

Salmo 91. Un salmo para leer en primera


persona, en cada entrevista.
«Los que viven al amparo del Altísimo
encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso.
Declaro lo siguiente acerca del Señor:
Solo él es mi refugio, mi lugar seguro;
él es mi Dios y en él confío.
Te rescatará de toda trampa
y te protegerá de enfermedades mortales.
Con sus plumas te cubrirá
y con sus alas te dará refugio.
Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección.
No tengas miedo de los terrores de la noche
ni de la flecha que se lanza en el día.
No temas a la enfermedad que acecha en la oscuridad,
ni a la catástrofe que estalla al mediodía.
Aunque caigan mil a tu lado,
aunque mueran diez mil a tu alrededor,
esos males no te tocarán.

55
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

Simplemente abre tus ojos


y mira cómo los perversos reciben su merecido.
Si haces al Señor tu refugio
y al Altísimo tu resguardo,
 ningún mal te conquistará;
ninguna plaga se acercará a tu hogar.
 Pues él ordenará a sus ángeles
que te protejan por donde vayas.
 Te sostendrán con sus manos
para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra.
 Pisotearás leones y cobras;
¡aplastarás feroces leones y serpientes bajo tus pies!
El Señor dice: «Rescataré a los que me aman;
protegeré a los que confían en mi nombre.
Cuando me llamen, yo les responderé;
estaré con ellos en medio de las dificultades.
Los rescataré y los honraré.
Los recompensaré con una larga vida
y les daré mi salvación»».

56
Capítulo V

Cuándo derivar a
profesionales de la
salud mental
En este capítulo encontrarás la respuesta a esta pregunta: ¿Cuán-
do debería derivar una persona con un cuadro de ansiedad a un
profesional para realizar el diagnóstico y el tratamiento médico,
psiquiátrico o psicológico adecuado?
Derivar implica remitir a un aconsejado a un profesional médico
para que explore al paciente en una atención profesional, tanto
para su diagnóstico como para su tratamiento o rehabilitación.
Para ello es importante informarle al joven y/o padre de los niños,
fundamentando la necesidad de esta sugerencia, e indicando
además si considera que se realice en forma urgente por la grave-
dad del cuadro.
Prepárate para pedir ayuda a otros cuando te enfrentes a situa-
ciones que no puedas manejar. Derivar no implica desentenderse
de la persona a quien se está aconsejando. Es solo incluir la opi-
nión y mirada de un profesional de la salud para que intervenga
desde un punto de vista técnico y competente.
El primer paso al derivar sería sugerir una consulta a un médico
clínico para que este descarte que no haya algún problema or-
gánico que esté influyendo en el cuadro. El profesional evaluará

57
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

si es necesario una consulta con un psicólogo o psiquiatra


infanto-juvenil.
Deberías considerar derivar o referir en las siguientes cuestiones:

 Si no mejora o si sus síntomas persisten por más de


algunas semanas.
 Cuando la ansiedad es intensa, persistente, o se pade-
cen crisis frecuentes que generan limitaciones vitales o
sufrimiento.
 Si la persona está padeciendo más de un trastorno
asociado, como por ejemplo depresión. Esto es bastante
frecuente y se denomina comorbilidad. Es importante
la derivación a tiempo para evitar la progresión de la
enfermedad, otras complicaciones y para recuperar la
calidad de vida.
 Evaluar consumo de drogas o alcohol. Si lo hay se acon-
seja derivar.
 Evaluar antecedentes familiares de depresión o suicidio.
Si los hay, se aconseja derivar.
 Evaluar la preocupación sobre el tema de la muerte
o comentarios con relación al suicidio. Comentarios
y conductas sobre cómo desprenderse de las cosas de
valor, tendencia a regalarlas, etc. Comentarios como:
«ya no van a tener que preocuparse por mí», «van a
estar mejor sin mí». En estos casos, indagar si el niño
o joven ya tiene ideas o un plan suicida. Para detectar
esto no tenga temor en preguntar directamente: ¿Estás

58
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

pensando en suicidarte? ¿Tienes un plan ya pensado


de cómo hacerlo? En este caso contactar a la familia y
sugerir urgente una consulta profesional.
 Adelgazamiento marcado. Derivar a un médico clínico.
 Rechazo a la alimentación. Derivar a un médico
psiquiatra.
 Obsesiones desmesuradas que no pueden ser
controladas.
 Severos problemas de sueño. Si la persona no duerme
durante dos o tres días seguidos debe ser derivado ur-
gentemente a un médico psiquiatra.
 Escuchar voces o sentirse perseguido u observado por
otros. Derivar a psiquiatría.
 Encierro en su habitación sin querer salir de la misma
por días.
 Cuando usted siente que no lo puede ayudar, se siente
sobrecargado con la persona o desbordado con el tema
que está tratando.
 Cuando el joven pide ver un médico.

59
Capítulo VI

Cuestionarios
de orientación
En este capítulo te presentamos cuatro cuestionarios fáciles de
administrar. Son herramientas que te serán muy útiles. A través
de los mismos serás guiado a formular las preguntas adecuadas
para detectar o descartar en breve tiempo si estás ante la presen-
cia de un cuadro de ansiedad, recopilando información de una
manera rápida y certera. La administración de estos cuestionarios
es individual, o sea, en un contexto de privacidad. La persona a
la cual entrevistas debe responder a preguntas sencillas y de fácil
formulación.

1. Cuestionario sobre trastorno de


ansiedad.
a. ¿Has tenido varias crisis o ataques caracterizados por
intenso miedo o terror, inesperados o sin motivo aparente,
que duraron por lo común de 15 a 30 minutos? SI / NO

b. En la peor de tus crisis, ¿ha tenido por lo menos cuatro de


los siguientes síntomas, que alcanzaron su máxima intensi-
dad en los primeros 10 minutos?
 Palpitaciones o taquicardia.
 Sudoración.

60
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

 Temblores o sacudidas.
 Sensación de ahogo o sofocación.
 Mareos, inestabilidad o temor a desmayarse.
 Sensación de atragantamiento.
 Náuseas o molestias abdominales.
 Opresión o malestar en el pecho.
 Sensación de irrealidad o de separación y desconexión
del propio cuerpo.
 Miedo a morir.
 Hormigueos, escalofríos o acaloramientos.

SI / NO

c. ¿Has cambiado tu comportamiento desde que tuviste las


crisis, en el sentido de surgir temor de volver a padecerlas o
estar preocupado por sus consecuencias? SI / NO
Si las respuestas son positivas, casi con certeza estamos frente a
un trastorno de ansiedad.

2. Cuestionario sobre fobia social.


1. ¿Tiendes a evitar ciertas situaciones de relación con otras
personas porque temes sentirte observado, avergonzado o
evaluado negativamente por ellos? SI / NO

2. ¿Consideras que este temor es excesivo e irracional? SI / NO

61
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

3. ¿Temes tanto estas situaciones que tratas en lo posible


de evitarlas o, en caso de enfrentarlas te producen cierto
sufrimiento o síntomas físicos como temblor, sudoración o
rubor? SI / NO

4. ¿Este temor te produce limitaciones en cuanto a relacio-


narte con amigos o en tus estudios? ¿Te causa gran angus-
tia o tensión? SI / NO
En el caso de haber contestado 3 veces «SI», es probable que este-
mos frente a un caso de ansiedad o fobia social. Indaga a conti-
nuación cuáles son las situaciones que le resultan más problemá-
ticas; de esa forma podrás centrarte mejor en cómo enfocar la
consejería.

 Dar un examen oral en la clase frente a sus compañeros.


 Comer o beber delante de otros.
 Dirigirse a un profesor, maestra o persona de autoridad.
 Entablar relaciones con el sexo opuesto o con alguien
que le atraiga.
 Participar en cualquier actividad grupal (clase, reunión,
fiesta, etc.)
 Otra causa.

3. Cuestionario sobre trastorno de


ansiedad generalizada.
a. ¿Has padecido de ansiedad y preocupación excesivas sobre
distintos sucesos o actividades (con relación a tus padres,
colegio, amigos, salud, etc.), gran parte del tiempo, en los
últimos seis meses? SI / NO

62
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

b. ¿Te resulta difícil controlar estas preocupaciones porque


las mismas te perturban para concentrarte o realizar otras
actividades? SI / NO

c. ¿La ansiedad o la preocupación están asociadas a la persis-


tencia de tres o más de los siguientes síntomas?
 Sentirse tenso o con síntomas de una contractura.
 Sentirse débil, cansado o agotado fácilmente.
 Sentirse inquieto o impaciente.
 Sentirse irritable.
 No poder concentrarse o tener la mente en blanco.
 Tener dificultades para dormir o mantener el sueño;
despertar antes de tiempo o por el contrario dormir
demasiado. SI / NO.
Si las respuestas a los puntos a. y b. son positivas y presenta dos
o más síntomas, estamos probablemente frente a un trastorno de
ansiedad generalizada.

4. Cuestionario sobre trastorno de


ansiedad por separación.
El siguiente cuestionario está destinado para niños y púberes,
aunque en ocasiones este mismo problema puede presentarse en
adolescentes mayores.
¿Presentas una ansiedad excesiva cuando debes separarte del
hogar o de tus padres y/o allegados? SI / NO
Si tu respuesta es «SI», evalúa cuales son las posibles
manifestaciones:

63
ANSIEDAD Cómo gestionar el mal de la época

 Malestar excesivo y recurrente (en forma de ansiedad,


llantos, gritos, tristeza, apatía o retraimiento) si se an-
ticipa o concreta tu separación del hogar o de personas
vinculadas. SI / NO
 Temor excesivo o rechazo a quedarte solo en casa du-
rante el día o ir a la cama sin compañía. SI / NO
 Preocupación excesiva e injustificada de perder algu-
na de las principales figuras vinculadas o de que estas
sufran un posible daño. SI / NO
 Preocupación injustificada y persistente por verse sepa-
rado de una persona significativa (por extraviarse, ser
secuestrado, internado, etc.). SI / NO
 Pesadillas reiteradas con la temática de la separación. SI
/ NO
 Desagrado o rechazo a ir o permanecer solo en la escue-
la o en la casa de un amigo o compañero. SI / NO
 Síntomas somáticos repetidos (náuseas, cefaleas, vómi-
tos o dolor de estómago, cólicos intestinales, etc.). SI /
NO
Si están presentes tres o más de los síntomas anteriores y du-
ran un mes o más, provocando un malestar significativo y una
alteración en el ámbito familiar, escolar o social del afectado, es
probable que el niño esté padeciendo un trastorno de ansiedad
por separación.

64
CONCLUSIÓN
La ansiedad es una manera natural que tenemos para responder
a los peligros reales o fantaseados. La persistencia de esta puede
hacer que un niño o joven se convierta en un inválido emocional.
Muchos piensan que ellos deberían reponerse con el solo uso de
la voluntad o la oración, lo que puede generar frustración o culpa
si el cuadro no desaparece. La ansiedad es un mal de la época,
una inmensa cantidad de niños, adolescentes y jóvenes viven re-
cluidos en identidades ficticias en las redes sociales o simplemen-
te aparentan estar bien, pero presentan diversos trastornos de
ansiedad que limitan sus vidas. La ansiedad que ellos presentan
no debe permanecer, ¡puede y debe resolverse! ¿¿Estás dispuesto
a ayudarlos? Anhelamos que este libro puede ser de ayuda para
ello transmitiendo los principios más importantes en forma clara,
creando confianza al conocer mejor el tema y estimulando a ejer-
cer un rol al cual hemos sido llamados como hijos de Dios. «Aun-
que el buen consejo esté en lo profundo del corazón, la persona
con entendimiento lo extraerá.» Proverbios 20:5 (NTV)

65
Ansiedad
Cómo gestionar el mal de la época

Daniel y Élida Rota


Daniel es Psiquiatra graduado en la Universidad de Buenos Aires, es espe-
cialista en Psiquiatría Infanto-juvenil y en Geriatría. Cursó estudios teoló-
gicos en el Regent College en Canadá. Fue docente de diversos seminarios
teológicos, entre ellos el Instituto Bíblico Buenos Aires. En la actualidad se
desempeña como psiquiatra y es conferencista en temas de su especiali-
dad y en liderazgo cristiano, en Argentina y en otros países.
Élida es Licenciada en Psicología Clínica graduada en la Universidad
de Belgrano, Buenos Aires, y es especialista en psicogerontología. Fue
docente del Instituto Bíblico Buenos Aires. Actualmente se desempeña
como psicóloga clínica y es conferencista en temas relacionados con la
mujer y la familia.
Daniel y Élida coordinaron el inicio del programa EMCA (Encuentros
Matrimoniales Cristianos Argentino), el cual dirigieron por 19 años.
Forman parte del cuerpo pastoral de la Iglesia Una Vida Mejor en la
ciudad de Buenos Aires. Están casados hace más de 40 años y tienen
4 hijas y 4 nietos.

66
mensaje importante
Especialidades 625 es un equipo de pastores y siervos de distintos
países, distintas denominaciones, distintos tamaños y estilos de iglesia
que amamos a Cristo y a las nuevas generaciones.

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