Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Antecedentes inmediatos
Durante los gobiernos del presidente peruano Augusto B. Leguía, el Perú definió
los límites con casi todos sus países limítrofes: el Tratado Polo-
Bustamante (con Bolivia) y el Tratado Velarde-Río Branco (con Brasil) en 1909;
el Tratado Salomón-Lozano (con Colombia) en 1922; y el Tratado de
Lima (con Chile) en 1929.
Quedaba pendiente el arreglo limítrofe con Ecuador, país con el que, desde fines
del siglo XIX, se habían visto frustradas diversas tentativas de solución ante la
intransigencia ecuatoriana en reclamar para sí territorios peruanos. Pese a que en
un principio el Ecuador aceptó someter el litigio al arbitraje del rey de España, en
1910 se rebeló contra el laudo que este monarca estaba a punto de dar, porque
aparentemente iría contra sus intereses, ocasionando una grave tensión con el
Perú que casi provoca un conflicto armado. Gracias a la mediación de la
Argentina, Brasil y Estados Unidos, se evitó la guerra, pero el rey español se
inhibió de pronunciar su sentencia, fracasando así la fórmula del arbitraje. En los
años siguientes, el asunto permaneció estancado, debido a las diferencias
insalvables entre ambas partes: el Perú insistía en el arbitraje internacional,
mientras que Ecuador quería las negociaciones directas.45
Por fin, en 1924, el Perú y Ecuador, mediante el Protocolo Castro Oyanguren-
Ponce, acordaron una fórmula mixta para negociar la solución del problema de
límites, que consistía en combinar el arbitraje internacional con la negociación
directa paralela. Recién en 1936, ambas partes se reunieron en Washington para
negociar de acuerdo a dicha fórmula, fijando con prioridad una línea de statu
quo en calidad de frontera provisional, tomando como base los territorios que de
facto poseía cada país. Pero una vez más las conversaciones fracasaron debido a
las aspiraciones ecuatorianas de llegar al Marañón y el Amazonas, lo que
implicaba afectar la soberanía peruana sobre extensos territorios. Poco después,
los ecuatorianos realizaron acciones violatorias del statu quo de 1936,
incursionando en territorio peruano, lo que obligó al Perú a establecer una nutrida
línea de puestos fronterizos, con el consiguiente desarrollo de roces y
escaramuzas entre patrullas militares. La situación se agravó en 1941,
desembocando en el conflicto.47
Fuerzas participantes
Ecuador
En 1941, el dispositivo militar ecuatoriano en la provincia de El Oro estaba
conformado por dos batallones de infantería y un batallón de carabineros
agrupados en una Jefatura de Seguridad de la Frontera, dependiente de la IV
Zona Militar con sede en Guayaquil. La pobreza de las vías de comunicación en la
provincia dificultaba no sólo su integración con el resto del Ecuador, sino también
un adecuado abastecimiento de los puestos militares de la frontera a lo largo del
río Zarumilla. Al momento de la invasión de julio de 1941 la provincia de El Oro
contaba solamente con las vías Puerto Bolívar-Machala-Santa Rosa, Machala-
Pasaje, Arenillas-Chacras-Huaquillas y Chacras-Carcabón, todas ellas
aprovechables únicamente en los meses secos de verano, pero intransitables en
la estación lluviosa invernal.48Después de los incidentes de los días 5 y 6 de julio49
las fuerzas ecuatorianas a disposición de la Jefatura de Seguridad de la Frontera
en El Oro, al mando del Teniente Coronel Octavio A. Ochoa, eran las siguientes:
Homenajes póstumos
Consecuencias de la guerra
El gobierno del Ecuador, liderado por el doctor Carlos Alberto Arroyo del Río, firmó
el Protocolo de Río de Janeiro el 29 de enero de 1942 con lo que el Ecuador
renuncia a su pretensión de una salida soberana al Río Amazonas.
El 12 de febrero de 1942 las tropas peruanas desocuparon la provincia
ecuatoriana de "El Oro".
El Protocolo de Río de Janeiro delimita la frontera definitiva entre ambos países,
sin embargo el proceso de demarcación no se concluyó porque Ecuador se negó a
continuarlo, en 1948, aduciendo subjetivamente presuntas inconsistencias
existentes entre los límites que señalaba el protocolo y la realidad geográfica
existente. Ante ello Ecuador declaró unilateralmente la "inejecutabilidad" del
Protocolo de Río y pretendió una nueva negociación que considere no solo la
antigua línea de "statu quo" sino también los supuestos derechos ecuatorianos
como "país amazónico" a través de una salida soberana a los
ríos Marañón y Amazonas.
Debido a la actitud ecuatoriana señalada no solo quedaron sin demarcar 78 km de
frontera durante más de 50 años sino que se originaron frecuentes crisis
diplomáticas y algunas escaramuzas entre las tropas ambos países llegando a su
fin tal situación luego de la culminación del proceso demarcatorio que pudo
realizarse después del conflicto del Alto Cenepa.
En 1960, el presidente del Ecuador José María Velasco Ibarra declaró, antes de
tomar posesión del cargo, que el Protocolo de Río de Janeiro era nulo. Según este
mandatario, el tratado había sido firmado durante la ocupación militar peruana y
era ilegal y contrario a los demás tratados Panamericanos por haber sido suscrito
bajo presión, no obstante haber sido ratificado el 28 de febrero de 1942 por el
Congreso de su país después de que las tropas peruanas se retiraran, el 12 de
febrero de 1942, del territorio del Ecuador.
Sin embargo, esta declaración no tuvo eco a nivel internacional (el Perú y los
demás países de la comunidad internacional, respetuosos del orden jurídico,
siguieron considerando válido el tratado). Era más que evidente que el
presidente José María Velasco Ibarra utilizó su subjetiva tesis de la nulidad para
lograr apoyo político en su país a través una retórica nacionalista y populista,
habiendo, dentro del mismo Ecuador, los adversarios políticos de Velasco opinado
de la misma manera.
La tragedia y la derrota militar ecuatoriana de 1941 puso en evidencia un relativo
descuido incurrido por el Estado Ecuatoriano en lo referente a la preparación de
sus Fuerzas Armadas, no obstante haber adquirido cuantioso material bélico
moderno que fuera capturado por los peruanos en Puerto Bolívar. Durante los
cuarenta años anteriores al enfrentamiento con Perú en 1941 los militares
ecuatorianos habían tenido un activo y excesivo protagonismo político mediante
golpes de Estado y cuartelazos.
Ante la victoria militar peruana de 1941 los políticos y militares ecuatorianos
consideraron que para lograr el objetivo nacional de ser un país ribereño del río
Amazonas era preciso contar con Fuerzas Armadas profesionales y provistas de
armamento moderno convirtiendo esto en una de las pocas políticas de Estado
continuada por los diferentes Gobiernos ecuatorianos.
Con el descubrimiento del petróleo en Ecuador en 1970, fue posible adquirir
material moderno y fortalecer la capacidad de las fuerzas armadas ecuatorianas
que serían utilizadas durante el conflicto de Paquisha (1981) y en la guerra del
Cenepa (1995).
El problema demarcatorio originado por Ecuador en 1948 fue resuelto el 26 de
octubre de 1998, cuando representantes de ambos países firmaron un acuerdo
definitivo de paz en la ciudad de Brasilia.
Agentes externos
Aunque en el Ecuador sigue estando muy difundida la creencia de que el
Protocolo de Río de Janeiro despojó a la nación de más de 200 000 kilómetros
cuadrados de territorio amazónico, lo cierto es que, si se considera la línea de
frontera establecida en el statu quo de 1936, la diferencia territorial a favor del
Perú a consecuencia del tratado de 1942 fue de 13 480 kilómetros cuadrados.60
Más allá de las posiciones nacionales de cada país involucrado, es necesario
recordar que, como en casi todas las guerras entre las repúblicas americanas,
existieron en esta grandes intereses internacionales y un "fuerte olor a petróleo".61
En el caso de la guerra Perú - Ecuador de 1941, como ha notado el geógrafo
francés Jean Paul Deler (que ha trabajado en toda la región andina):
«Existe una notable concordancia entre el trazado de la frontera de 1942 y los límites orientales de una
inmensa concesión otorgada en 1937 a una filial de la Royal Dutch Shell por el gobierno ecuatoriano, en
detrimento de una filial de la Standard Oil of New Jersey».62
Galarza Zavala afirma que la guerra de 1941 entre ambas naciones fue un
conflicto ligado a los intereses petroleros de dos compañías, de las que una era
inglesa y la otra norteamericana. De acuerdo al texto, «los ecuatorianos
representaban los intereses de la compañía inglesa y los peruanos los de la
norteamericana».63 En efecto, tras 1941 el Perú concesionó a compañías
estadounidenses las zonas limítrofes hasta donde alcanzaron sus tropas en aquel
conflicto, y donde está ahora el trazado de la frontera.64