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UNIVERSIDAD NACIONAL DE

TRUJILLO

FACULTAD DE EDUCACIÓN Y CIENCIAS DE LA


COMUNICACIÓN
ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN SECUNDARIA
ESPECIALIDAD DE FILOSOFÍA, PSICOLOGÍA Y CIENCIAS SOCIALES

PROFESOR: GUSTAVO BENITES

CURSO: FILOSOFIA SOCIAL Y POLITICA

AÑO:

TEMA: LA REPUBLICA DE PLATON

INTEGRANTES: CASTILLO PAREDES MIRIAM


ESQUIVEL SALINAS PAOLETA
EUSEBIO LOPEZ GABRIELA
MENDEZ VILLANUEVA CARMEN

2015

I.- VIDA Y OBRA


Es un filósofo del S. V-IV a C. (427-347 a. C.). Nació en Atenas. De decidida
vocación política, se desengañó muy pronto de las prácticas políticas
atenienses de su época, especialmente tras la condena de Sócrates. Desde
entonces dedicó su esfuerzo intelectual a construir y fundamentar teóricamente
un modelo ideal de sociedad. Por tres veces viajó a Sicilia con la pretensión de
llevar a la práctica su modelo de sociedad, haciendo que los gobernantes se
hicieran filósofos, ya que no podía hacer que los filósofos gobernaran. En todos
los intentos fracasó. Tras su primer viaje fundó en Atenas su Academia donde
se dedicaba especial atención, juntamente con la filosofía, a las matemáticas y
a la astronomía. Murió a los 80 años.

II.- CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO.


Debemos tener en cuenta que el período histórico que vive Platón es muy
agitado en lo político y en lo social. Vive continuas crisis de gobierno, guerras
continuas con sus vecinos, luchas internas de poder y exilios forzosos o
voluntarios, miserias y hambre, juego sucio entre los ciudadanos. Resulta
natural encontrar una de las causas de estos males en una quiebra de
educación moral, en particular en la aparición en la vida política de gente que
iba buscando su propio beneficio antes que el de la ciudad (polis). De ahí que,
es lógico pensar, que la filosofía platónica tenga una finalidad política.
El mismo Platón cuenta que, en un principio pensaba dedicarse a la poesía. Sin
embargo, con la condena a muerte de Sócrates, el más justo de los hombres
de su tiempo. No ve más que pasiones desatadas al margen de toda
racionalidad, de aquí dedujo: Que todos los estados están mal gobernados y,
por lo tanto, se exige una reforma social radical. Que debe pasar por el estudio
de la filosofía, para obtener una visión perfecta y total de lo que es justo y es
precisamente por esto que funda La Academia para formar a los políticos, con
la idea de que el que gobierna ha de ser sabio, eje central de su pensamiento.
También, está La Guerra del Peloponeso, en la que la Atenas democrática se
enfrenta y es derrotada por la Esparta aristocrática con una Constitución
oligárquica, Tras la victoria espartana se instala en Atenas un gobierno
oligárquico, el de Los Treinta Tiranos, que lleva a la democracia ateniense a
una auténtica crisis de fundamentos. La guerra había producido multitud de
calamidades, hambre y miseria; además acabó con la hegemonía de Atenas.
Todo esto le lleva a ocuparse de problemas políticos.
TEORIA PLATONICA DE LA JUSTICIA
Comienza Sócrates preguntándose qué es la justicia, a lo que responde
Polemarco: “dar a cada uno lo que se le debe”.
Tras haber quedado claro el argumento de la obra, interviene Trasimaco con la
cínica definición de justicia como “la conveniencia del poderoso”.
““La justicia es sabiduría y virtud, me será fácil demostrar que es más fuerte
que la injusticia, y no puede haber nadie que no convenga en ello, puesto que
la injusticia es ignorancia”. Pág. 93.
Según la doctrina platónica la injusticia da origen a sediciones, odios y
combates entre unos y otros, al paso que la justicia mantiene entre los mismos
la paz y la concordia.
Acabamos de ver que los hombres de bien son mejores, más sabios y más
capaces de actuar; mientras que los injustos no pueden emprender nada en
unión de otros, y cuando hemos supuesto que la injusticia no les impida
ejecutar en común algún designio, esta suposición no descansaba en la
verdad, porque si fueran totalmente injustos emplearían mutuamente la
injusticia los unos contra los otros. Pag. 95.
Platón, nos muestra que las personas injustas conservan entre ellos en un
grupo cerrado un reato de justicia que les impide dañarse unos a otros, al
mismo tiempo que causan daño a los demás, y que usan a la justicia como
instrumento para llevar a cabo sus empresas.
Concluye Sócrates al final del libro I que la justicia “es la excelencia y virtud
propia del alma, que permite actuar conforme a la naturaleza, y por extensión,
vivir bien y ser feliz”.
En el libro II Glaucón propone una clasificación de los distintos tipos de bienes:
Bienes apetecibles por si mismo
bienes deseables por las consecuencias
bienes indirectos
Sócrates le responde que la justicia se encuadraría en el 2º tipo de bien,
mientras que la opinión se situaría en el 3º.
Según Glaucón, lo que interesa de la justicia es más su apariencia que su
realidad. Sócrates le demostrará que la justicia es un valor en sí mismo, a la
vez que una fuente de beneficios.
TEORIA DEL ESTADO
La constitución Platónica de Estado como “sociedad natural” merece el desdén
de Glaucón, que califica esa organización como un “estado de cerdos”.
Pasa a continuación Platón a examinar la manera de establecerse los estados:
“Si examináramos con el pensamiento la manera de formarse un Estado,
quizás descubriríamos como la justicia y la injusticia nacen en él... Pues fue la
necesidad de un hombre de unirse a otro hombre, y otra necesidad a otro
hombre, cuya aglomeración de necesidades reunió a esta sociedad que hemos
dado el nombre de Estado. Nuestras necesidades fueron sin duda su base”.
“Todo Estado se compondrá, para empezar, de cuatro o cinco personas. Pero
no todos nacemos con el mismo talento, y una cosa se frustra cuando no está
hecha oportunamente. Luego necesitamos, según lo que acabamos de hablar,
de más de cuatro ciudadanos. Aquí, la justicia puede ser contemplada por la
vida de cada ciudadano”.
“El Estado sano es el que permanece pequeño. Pero hemos visto que es
preciso agrandarlo y hacer entrar en él a una multitud de gentes, por lujo y no
por necesidad. Ahora, pues, es el momento de dar cabida en nuestro Estado a
un numeroso ejército”.
Introduce Platón su teoría sobre los guardianes del estado:
“Por consiguiente, tienen que haber personas que protejan el Estado, por sus
ampliamientos. Pero cuanto más importante es el cargo de estos guardianes
del Estado, tanto más han de estar exentos de otras actividades y dedicarse a
la suya con competencia y celo... Un buen guardián del Estado debe tener,
además de valor, rapidez y fuerza, filosofía. ¿Qué educación conviene, pues,
darles? ¿No será formar el cuerpo mediante la gimnasia, y el alma mediante la
música?... Y si queremos que los defensores de nuestra República tengan
horror a las disensiones y discordias, tampoco les hablaremos de los combates
de los dioses”.
En el final del libro II, el libro III entero, y comienzo del IV, Platón se dedica a
la formación y selección de los ciudadanos valerosos, futuros gobernantes, los
cuales deben ser:
sagaces
desprendidos de las riquezas materiales
feroces con los enemigos
mansos con sus conciudadanos
En su formación, es indispensable la enseñanza de la gimnasia y arte marcial,
y la música. Pero para seleccionar a los gobernantes en la republica los
guardianes deben reunir las virtudes a las que deben añadir:
-la convicción de que el bien suyo es el bien común,
-buena memoria y perspicacia, para no dejarse engañar,
-tenacidad para no claudicar ante las presiones.
Y según esas virtudes, han de distinguirse por ser:
-magistrados, si sus virtudes se acercan más a las de guardianes,
-ministros, si sus virtudes se asemejan más a estas últimas.
Quedó establecido que el Estado mejor era la aristocracia de reyes
filósofos con las siguientes características:
comunidad de mujeres e hijos,
- educación íntegra común,
- reyes que se hayan acreditado como los mejores en la filosofía y en la
guerra,
- guardianes que no tengan nada privado sino todo en común y
- reciban del pueblo sólo su alimento a modo de salario.
A un Estado excelente como este le corresponde además un modelo de
hombre también excelente. Todas las demás formas de gobierno son
deficientes. Glaucón pregunta a Sócrates cuáles son esas constituciones
imperfectas y qué modelos de hombre les corresponden. Esos regímenes
imperfectos son la timocracia, típica de Creta y Esparta, la oligarquía, la
democracia y la tiranía. Ahora bien, ¿cómo degenera el sistema político
perfecto, la aristocracia de reyes-filósofos, en timocracia y demás sistemas
políticos corruptos? Sócrates utiliza el mito para responder. Es el
conocido discurso de las Musas. Existe un número perfecto que señala la fecha
en que los movimientos circulares de los astros son más propicios para la
reproducción de la especie humana. Al principio los gobernantes respetarán
este número pero lo irán olvidando con el tiempo y “casarán a las doncellas con
mancebos en momentos no propicios, y nacerán niños no favorecidos por la
naturaleza ni por la fortuna.” (546d) Estos gobernantes menos capacitados
empezarán por descuidar a las Musas en la educación y luego a la gimnasia.
La educación deficiente impedirá a los guardianes reconocer las diferencias
entre las razas y comenzará la mezcla que es el origen del caos social.
El primer régimen derivado de la ciudad perfecta es la timocracia. Carece de
gobernantes sabios que son sustituidos por otros más “fogosos” y más
“simples”. Estos no pueden más que llevar al país a una guerra permanente
además de inclinarse hacia las riquezas y los placeres en lugar de la filosofía y
la música. Su deseo más arraigado será el de “imponerse y ser venerado”. El
tipo de hombre que corresponde a este sistema político será “feroz con los
esclavos, por no sentirse superior a ellos”, gentil con los libres y sumiso con los
gobernantes, amará el poder y el honor ganado en la guerra, gustará de la
gimnasia y la caza, se volverá codicioso con la edad y carecerá de razón pues
es ajeno a la “música”. El hombre timocrático se forma del siguiente modo: en
un estado mal organizado
y caótico, su padre, un hombre sabio, prefiere huir de cargos y honores lo que
conduce a su madre a criticar la apatía del marido, un tonto incapaz de ganarse
el reconocimiento de los demás. En su alma se entablará una lucha entre la
voz de su padre, racional, y la de su madre, apetitiva y fogosa. Llegará a un
compromiso y ofrecerá el gobierno de sí mismo al principio intermedio, la
fogosidad.
Tras la timocracia llega la oligarquía, un régimen en el que “mandan los ricos”.
La corrupción de la timocracia se debe al amor al dinero de sus gobernantes.
Con el tiempo descubrirán nuevas formas de gastarlo y corromperán las leyes
para poder hacerlo. Un Estado en el que se venere al dinero despreciará la
excelencia y los hombres buenos. Es evidente el fallo de este sistema:
imaginemos una nave en la que se impidiera timonear al mejor piloto porque
fuese pobre. Además, es un Estado doble: pobres y ricos conspirando siempre
unos contra otros. Los gobernantes serán incapaces de servirse de la multitud
armada para la guerra pues desconfían más de ella que de los enemigos.
Abundarán en ese Estado hombres que no poseen nada por haberlo
derrochado todo. Estos zánganos podrán o bien tener aguijón o bien no tenerlo.
Los que no lo tienen se convierten en mendigos y los que lo tienen en ladrones,
salteadores y profanadores.
La génesis del hombre oligárquico tendría lugar del siguiente modo: ocurrirá
cuando el hombre timocrático, amante del honor y el valor, se vea enfrentado a
los tribunales y resulte  injustamente condenado perdiendo toda su fortuna.
Entonces su hijo se dará cuenta de que para mantener la posición social el
honor es menos efectivo que el dinero. Este hombre entronizará su parte
apetitiva a la que se someterán la parte racional y fogosa del alma. Es un
hombre ahorrador y laborioso cuyas pasiones más bajas no saldrán a la luz por
miedo a perder su fortuna. Descuidará la educación y los servicios públicos
como la tutela de huérfanos.
A la oligarquía le sucede la democracia, un régimen aborrecido por Platón.
La oligarquía nos ha dejado una sociedad donde habitan unos pocos ricos
entregados a la acumulación de bienes y una gran masa de pobres sin
educación alguna y sin recursos. Llegará un momento en que los pobres
detecten la falta de valía de los ricos y tomen su lugar en el gobierno otorgando
las magistraturas por sorteo. Esta costumbre ateniense es una de las
pesadillas de Platón: ¿cómo es posible adjudicar el gobierno de la sociedad
como si fuese la lotería? ¿no es evidente que habrá que seleccionar para ello a
los mejores? Cada cual es, en principio, libre de decir y hacer lo que le de la
gana y de organizar su modo de vida tal como guste. Es en este sistema, más
que en cualquier otro, en el que se manifiesta la diversidad de los individuos.
Platón sugiere que puede ser el más bello de todos los regímenes y lo compara
con un manto multicolor de flores bordadas. Si el juicio político dependiese de
mentes débiles, como las de las mujeres y los niños, probablemente creerían
que la democracia es efectivamente el más bello. También es el más apto para
que los individuos vivan felizmente pues nadie está obligado a tomar cargos
públicos o ir a la guerra sino que cada cual hace lo que le parece. Hasta los
delincuentes y los traidores están a gusto pues es habitual que no cumplan sus
condenas.
¿Cómo se genera el hombre democrático a partir del oligárquico? Antes de
comenzar la narración Platón hace una distinción entre deseos necesarios e
innecesarios. Los necesarios son aquellos que “no podemos reprimir y que, al
ser satisfechos, nos benefician”. Por ejemplo, el comer y el condimento son
necesarios en tanto en cuanto supongan beneficio para el cuerpo. Los
innecesarios son típicos del alma carente de educación y perjudiciales para el
cuerpo. Por ejemplo, el deseo de comidas que resultan nocivas. Lo mismo
ocurre con los apetitos sexuales. El hombre oligárquico está dominado por los
apetitos necesarios pues ve en los innecesarios un peligro para su economía.
Sin embargo, en sus hijos se librará una batalla entre los necesarios e
innecesarios en la que, en ocasiones saldrán triunfantes los más perjudiciales.
Se dejarán arrastrar por los discursos que igualan el pudor a la idiotez o el
control de sí mismo a la falta de virilidad o la grandeza de espíritu a la
prodigalidad. El hombre democrático pone todos los placeres en pie de
igualdad y vive satisfaciendo cada día el apetito que le sobreviene, “algunas
veces embriagándose y abandonándose al encanto de la flauta, otras bebiendo
agua y adelgazando, a veces inclinándose hacia los guerreros y otras hacia los
negociantes”.
A la democracia le sigue el peor de los sistemas políticos, la tiranía. La
transformación de la democracia en tiranía es posible porque, tanto en el caso
del individuo como del Estado, la más salvaje esclavitud surge a partir de la
más extrema libertad. Existen tres clases sociales dentro del Estado
democrático: los zánganos, los ricos, “pasto de los zánganos”, y el pueblo, que
vive dolorosamente de su trabajo. El pueblo, cuando se congrega, es la clase
más poderosa en una democracia pero rara vez lo hace a no ser que le
proporcione algo de riqueza. Si sus líderes se enfrentan a los ricos, para
distribuir la riqueza entre la multitud, suele participar. Es habitual que los ricos
se defiendan e intenten restaurar una oligarquía. El pueblo reacciona y elige de
entre sus filas al más sanguinario como líder.
Este líder, “alguien que gusta de entrañas humanas descuartizadas entre otras
de otras víctimas, necesariamente se ha de convertir en lobo“, será el tirano. 
Para contentar al pueblo mata y destierra, sugiere abolición de deudas y
partición de tierras. Los ricos se defienden: intentarán ejecutarlo, desterrarlo o
asesinarlo a escondidas. Entonces el tirano solicitará al pueblo una custodia
personal. Los ricos, al verse en minoría y “enemigos del pueblo”, huirán
cobardemente y dejarán al pueblo a merced del tirano. Este, en principio,
sonríe y promete, libera de deudas y reparte tierras, adopta modales
amables… pero al poco tiempo comenzará una guerra, subirá los impuestos y
obligará al pueblo a trabajar día y noche para que no conspiren contra él.
Quienes no confíen en su mando serán eliminados y aquellos de sus amigos
que le censuren también. “Purificará el Estado” eliminando a los más sabios,
los más valientes y los más ricos. Vivirá siempre rodeado de mediocres que le
hagan sentir seguro. Normalmente los traerá del extranjero. Cuando el pueblo
quiera retirar su apoyo al tirano será demasiado tarde. Este es parricida por
naturaleza y no respetará al pueblo, que es su padre, y de hombres libres
pasaran a esclavos.

TEORÍA DE LAS IDEAS

Platón habla de las Ideas principalmente en tres pasajes del dialogo: pasaje de
la alegoría del sol, pasaje de la línea dividida y el pasaje del “Mito de la
Caverna”.
a) Pasaje de la metáfora o alegoría del sol: en este pasaje Platón compara la
Idea de Bien con el sol. Del mismo modo que el sol es necesario para la
existencia de los seres vivos y gracias a su luz podemos contemplar todos los
demás seres.
“De todo germen o ser vivo, sea planta o animal, sabemos que, si nacen en un
clima poco favorable y, por otra parte, no tienen ni el alimento ni la temperatura
que necesitan, se corrompen tanto más cuanto su naturaleza es más robusta,
porque el mal es más contrario a lo que es bueno que a lo que no lo
es”Pag.271-272(CAP. VI).
El Bien tiene una doble acción causal: sobre las ideas y sobre las cosas
“Imagínate que el bien y el sol son dos reyes, el uno del mundo inteligible y el
otro del mundo visible; no digo del cielo por temor de que creas que, con
ocasión de esta palabra, quiero dar lugar a un equívoco. Aquí tienes por
consiguiente, dos especies de seres, uno visibles y otros inteligibles”. Pág. 296
(CAP. VI).
Debemos insistir en la importancia de la Idea del Bien. Según Platón, el Bien es
la idea suprema, la que preside el mundo de las Ideas. En torno a La idea de
Bien se estructura la jerarquía de las ideas. La idea de Bien es, también, el
punto de referencia del conocimiento, de la política, de la virtud y de la
armonía, cuatro conceptos claves que rigen el pensamiento de Platón.
El conocimiento del Bien es, por tanto, el verdadero conocimiento científico y
racional “En el mundo inteligible pueden considerarse la ciencia y la verdad
como imágenes del bien, pero no habrá razón para tomar la una o la otra por el
bien mismo, cuya naturaleza es de valor infinitamente más elevado”. Pág. 295-
296(CAP. VI).
También la Idea de Bien, es la referencia de todo comportamiento ético y de
toda actividad política. El hombre y la ciudad se unen en la idea de Bien y
deben tender hacia ella. La actuación correcta es la actuación ordenada
respecto al Bien.
El Bien permite establecer la unión existente entre lo público y lo privado, entre
el individuo y la ciudad.
b) La analogía o símil de la línea:
En la última parte del libro VI Platón utiliza la analogía o símil de la línea para
expresar las dos regiones de la realidad, sus divisiones y los tipos de
conocimiento que le corresponden: “Toma pues, una línea cortada en dos
partes desiguales, y cada una de estas, que representan el mundo visible y el
mundo inteligible, cortada a su vez en otras dos, proporcionales a las primeras,
y tendrás de un lado la parte clara y del otro la parte oscura de cada uno de
ellos”.Pag.297. Entonces Platón nos pide que dividamos una línea en dos
segmentos desiguales (AC y CB) y que volvamos a cortar cada uno de esos
segmentos (obtenemos así AD, DC y CE, EB). Cada subsección representa
una clase de objeto y de conocimiento en sucesión creciente de realidad y
claridad: el mayor tamaño de CB respecto de AC indica la primacía del género
de realidad y de conocimiento representado por CB respecto de los
representados por AC.
El asunto central de la analogía de la línea: una línea dividida en 4
segmentos, de la cual se sirve Platón para explicar los  grados de ser y las
correspondientes clases de conocimientos, es decir, la concepción de la
realidad (ontología) y la concepción del conocimiento (epistemología).
CB: se refiere al Mundo Inteligible y al conocimiento de dicho mundo, el
conocimiento intelectual (habitualmente llama a este conocimiento ciencia o, en
griego, epistéme);CE es menor que EB porque CE representa un tipo de
realidad y de conocimiento menos perfecto que el representado por EB:
CE: entidades matemáticas y conocimiento matemático (pensamiento
discursivo);
EB: las Ideas, particularmente la Idea del Bien y su conocimiento (la dialéctica,
inteligencia, ciencia en sentido estricto o filosofía).
AC se refiere al Mundo Sensible (en dicho texto de la “República” emplea la
expresión “mundo visible”) y al conocimiento de dicho mundo, doxa u opinión;
AD: es menor que DC porque AD representa un tipo de realidad y de
conocimiento menos perfecto que el representado por DC;
AD: sombras, reflejos de los objetos en el agua y los objetos pulidos; Platón
llama a este conocimiento conjetura;
DC: las cosas físicas o materiales que da lugar al conocimiento denominado
creencia.
Pasaje del “Mito o alegoría de la Caverna: en el libro VII de la República Platón
introduce este mito para exponer su teoría de las ideas explica el estado del
alma con relación a cada conocimiento valiéndose de la siguiente comparación:
Los hombres son como unos prisioneros encadenados en el interior oscuro de
una caverna (representa el mundo sensible), lo único que conocen del mundo
son las sombras que se proyectan en la pared de la misma y piensan que estas
sombras son realidades, cuando únicamente son "opiniones". Pero si se
atreven a salir de la caverna, es decir, de la ignorancia o de la mera opinión,
descubrirán que las sombras que se reflejaban en la pared no eran más que
apariencias de la verdadera realidad, las Ideas, representada por el exterior de
la caverna. Ahora bien, no todos los hombres se atreven a salir de la ignorancia
del mundo sensible, sólo los filósofos lo hacen, y al conocer la verdadera
realidad son los más capacitados para gobernar la polis, de acuerdo con las
ideas de Justicia y Bien.
Imagínate a unas personas, nos dice Platón en este pasaje, que habitan en una
caverna subterránea. “Hombres encadenados desde la infancia, de suerte que
no puedan mudar de lugar ni volver la cabeza a causa de las cadenas que les
sujetan las piernas y el cuello, pudiendo solamente ver los objetos que tienen
enfrente”. Pág.300.
Una caverna con unos extraños moradores encadenados, de la cual se sirve
Platón para explicarnos el camino que el auténtico filósofo debe transitar para
acceder, por todos los niveles de conocimiento, hasta la verdadera Sabiduría. 
Detrás de ellas hay un muro alto y por detrás del muro caminan unos seres que
se asemejan a las personas. Levantan diversas figuras por encima del borde
del muro. Detrás de estas figuras arde una hoguera, por lo que se proyectan
sombras en la pared de la caverna. Han estado sentados en la misma postura
desde que nacieron y, por ello, creen que las sombras son lo único que existe.
Imagínate ahora, que uno de los habitantes consigue soltarse. Pág. 300.
¿Qué crees que sucede cuando se vuelve hacia las figuras que son sostenidas
por detrás del muro? Evidentemente, lo primero que ocurrirá es que la fuerte
luz le cegará y también le cegarán las figuras nítidas. Si consiguiera atravesar
el muro y el fuego y llegar a la entrada de la caverna el reflejo de los objetos del
exterior y la luz le cegarían aún más. Pero después de haberse restregado los
ojos y salir al exterior vería verdaderos animales y flores de los que las figuras
de la caverna sólo eran malas copias. Pero entonces se preguntaría a sí mismo
de dónde vienen todos los animales y las flores.
Entonces vería el sol en el cielo, y comprendería mediante la razón que es el
sol el que gobierna todo el mundo visible (el que da vida a todos los animales y
las flores de la naturaleza).
“El antro subterráneo es este mundo visible; el fuego que le ilumina es la luz del
sol; en cuanto al cautivo, que sube a la región superior y que la contempla, si lo
comparas con el alma que se eleva hasta la esfera inteligible, no erraras por lo
menos, respecto a lo que yo pienso, ya que quieres saberlo”Pag.303.
Poniendo en análisis la metáfora en la que nos representa a nuestra alma
como un prisionero -o esclavo- encadenado en lo más profundo y oscuro de
una cueva -que representa el cuerpo y, a la vez, la ignorancia- y nos relata la
liberación de éste, y por tanto el camino hacia la verdad ... y la luz.
El conocimiento de la unidad, en este caso, es una de las cosas que elevan el
alma y la vuelven hacia la contemplación del ser.
“Eleva la parte más noble del alma hasta la contemplación del mas excelente
de los seres, como en el otro caso, el más penetrante de los órganos del
cuerpo se eleva a la contemplación de los más luminoso que hay en el mundo
material y visible”. Pag.324.
Esta asociación de ideas, la luz y la sabiduría, por un lado, y la oscuridad y la
ignorancia por otro, no sólo es muy habitual en Platón, que ya le dedicó otros
fragmentos de "La República", sino también de muchos otros filósofos
racionalistas, como Descartes, que siempre hablaba de "la luz de la razón"
para referirse a las ideas verdaderas.
Por otra parte, en Platón tiene mucha importancia la idea de que el cuerpo, los
sentidos, la materia, son la fuente del error y lo que nos mantiene en la
ignorancia, y que por tanto la tarea de nuestra alma (nuestra parte racional, que
hoy la llamaríamos pensamiento o consciencia) es liberarse de esas "cadenas",
"ataduras", que son las falsas opiniones.
“Así el que se dedica a la dialéctica, renunciando en absoluto al uso de los
sentidos, se eleva, solo mediante la razón hasta lo que es cada cosa en sí, y si
continua sus indagaciones hasta que haya percibido mediante el pensamiento
el bien en sí, ha llegado al termino de los conocimientos inteligibles, así como
el que ve el sol ha llegado al termino del conocimiento de las cosas
visibles”.Pag.324.
Está comúnmente aceptado que Platón nos explica en este pasaje su visión
acerca de la experiencia de alcanzar un grado superior de sabiduría,
abandonar el conocimiento de las cosas, para profundizar en el de las ideas, y
como este camino ni es fácil, ni es comprendido por la mayoría, se requiere de
un método dialectico y que este método es el único por el que puede llegarse
con regularidad a descubrir la esencia de cada cosa; por lo que la mayor parte
de las artes se ocupa de las opiniones de los hombres, que dejando de un lado
la hipótesis, se encamina hacia el principio de la verdad mediante el estudio de
las la ciencias.

Al afirmar Platón que existen dos mundos nos referimos a ello con la expresión
“Dualismo platónico”, pero ¿Qué relación existe entre ambos? Según Platón el
mundo sensible participa o imita al mundo de las ideas. Se dice que el mundo
sensible depende ontológica y gnoseológicamente del de las ideas ("ontología"
se refiere al ser, y la gnoseología al conocer). Ontológicamente porque el
mundo sensible es como una copia imperfecta del mundo inteligible, y sin el
modelo que son las ideas no podría existir el mundo sensible. Y
gnoseológicamente porque si nuestra alma (que es la que conoce) no estuviera
en contacto con las ideas, no podríamos re-conocer las cosas del mundo
sensible como lo que realmente son para Platón: copias imperfectas de las
ideas.
En el Libro VII de su obra “La República” Platón explica el estado del alma con
relación a cada conocimiento valiéndose de la siguiente comparación:
Los hombres son como unos prisioneros encadenados en el interior oscuro de
una caverna (representa el mundo sensible), lo único que conocen del mundo
son las sombras que se proyectan en la pared de la misma y piensan que estas
sombras son realidades, cuando únicamente son "opiniones". Pero si se
atreven a salir de la caverna, es decir, de la ignorancia o de la mera opinión,
descubrirán que las sombras que se reflejaban en la pared no eran más que
apariencias de la verdadera realidad, las Ideas, representada por el exterior de
la caverna. Ahora bien, no todos los hombres se atreven a salir de la ignorancia
del mundo sensible, sólo los filósofos lo hacen, y al conocer la verdadera
realidad son los más capacitados para gobernar la polis, de acuerdo con las
ideas de Justicia y Bien.

Platón hace referencia a la afinidad del alma con las ideas y su proceso de
ascensión hasta la idea del Bien. Siguiendo la doctrina del orfismo (doctrina
mistérica de la antigua Grecia), Platón concibe al hombre como un ser
compuesto de alma y cuerpo. El cuerpo, corruptible y perecedero, es visto por
Platón como un lugar (cárcel) de alojamiento temporal del alma. En el Fedro
(mito del carro alado), Platón nos relata cómo el alma se aferra en su caída al
primer cuerpo que encuentra, y le confiere vida. Alma y cuerpo están unidos
accidentalmente, como el barquero y la nave. Al morir el cuerpo, el alma
cambia de destino, subiendo o bajando en la jerarquía de las vidas.
En el alma distingue Platón tres partes: a) Concupiscible: reside en el
abdomen, y de ella provienen las pasiones inferiores: el hambre, la sed, el
deseo sexual. Es mortal. Su virtud es la templanza.
b) Irascible: reside en el tórax, y es la fuente de las pasiones nobles. Es
inseparable del cuerpo y perece con él en el momento de la muerte. Su virtud
es el coraje, valor o fortaleza.
c) Racional: reside en la cabeza, y su función es dirigir las operaciones
superiores del hombre, conocer las ideas y las verdades eternas. Es de
naturaleza divina e inmortal. Su virtud es la sabiduría práctica o prudencia.
Mundo inteligible / mundo sensible (visible). La realidad aparece en Platón
dividida en dos mundos: el mundo inteligible o mundo de las ideas, y el mundo
sensible o de las cosas materiales. Las cosas del mundo sensible son copias
imperfectas de las ideas. A las ideas sólo se tiene acceso mediante la razón,
no a través de los sentidos. Son independientes, eternas e inmutables. Están
perfectamente jerarquizadas: en la cumbre se encuentran la Justicia y la
Belleza, y por encima de todas ellas la idea suprema de Bien. El mundo
inteligible es el mundo de las ideas, que Platón compara con el mundo de la
luz.
El camino del alma hacia el ámbito de lo inteligible.Con este término Platón nos
quiere dar a conocer en qué consiste la Dialéctica. Se trata del ascenso del
mundo sensible al mundo inteligible. Según Platón, en el mundo sensible, los
seres humanos se encuentran enormemente alejados del auténtico
conocimiento; se impone, por consiguiente, realizar el esfuerzo adecuado para
ascender desde el conocimiento del mundo sensible al conocimiento del mundo
inteligible. Este ascenso recibe el nombre de Dialéctica.

TEORÍA POLÍTICA

La teoría política platónica en el diálogo “República” es la justicia en el


individuo y en el Estado. Sólo si los ciudadanos y los gobernantes son justos se
alcanzará un Estado justo.
Platón, en el libro II, establece una clara correlación entre el alma y el Estado.
“En el alma de cada uno hay las mismas clases que en la ciudad y en el mismo
número”. La estructura de la ciudad se encuentra reflejada en el alma y
viceversa. Por eso la ética conduce a la política. Sólo en la ciudad justa es
posible educar hombres justos.
La ciudad platónica se compone de tres clases sociales que se
Corresponden con las partes del alma. A cada clase se le asigna una tarea y
una virtud:
Partes del alma, Clases sociales, Virtudes
Racional (nous,logos) Gobernantes-filósofos o Guardianes perfectos-
Prudencia o sabiduría
Irascible (thymós) Guerreros o Guardianes auxiliares - Fortaleza o valor
Apetitiva (epithymia) Artesanos, labradores Templanza
La función de la clase de los productores (artesanos y labradores) es crear los
bienes (alimentos, vestidos, instrumentos,… que todos los hombres puedan
necesitar.
Los guardianes o guerreros se encargan de la seguridad del Estado, de
mantener el orden interno y defender al grupo de las agresiones externas.
Finalmente, los gobernantes deberán promulgar las leyes y establecer la
justicia entre todos los miembros.
Se trata de una utopía política en la que el gobierno pertenece a los filósofos.
Esta idea de que el gobierno ha de estar en manos de los filósofos es una
consecuencia política de la ética socrática, del llamado intelectualismo moral.
Esta doctrina socrática se resume en que el saber y la virtud coinciden. El que
conoce qué es lo justo actuará justamente. El que conoce el bien lo practica.
Nadie hace el mal a sabiendas, sólo se hace el mal por ignorancia. En la ética
socrática no hay lugar para las ideas de pecado y de culpa. El que obra mal no
es en realidad culpable sino ignorante. El saber socrático no es un mero saber
teórico, sino que, al mismo tiempo, es un saber práctico. Lo mismo que un
zapatero es aquel que sabe hacer zapatos, que conoce cuáles son los
materiales adecuados y
el mejor modo de coserlos, igualmente un ciudadano justo será aquel que sepa
qué es la justicia y, por tanto, realice lo justo. Por otro lado, para Sócrates no
era posible que alguien cometiera una injusticia intencionadamente: en el fondo
no sabría que obraba mal, por más que pensara que lo sabía, porque de
haberlo sabido realmente no hubiera Actuado injustamente.
Para Sócrates, la virtud, que es saber, puede ser enseñada y aprendida, y
puede haber maestros de virtud especializados en
Sacar de nuestro interior el conocimiento verdadero.
La propuesta política de la “República” es antidemocrática puesto que los
gobernantes no son elegidos por sus conciudadanos, el gobierno sólo puede
estar en manos de los mejores del Estado, que son quienes conocen las Ideas
y, entre ellas, la Idea de Bien, es decir, los filósofos.
Así pues, de las formas de gobierno posible Platón prefiere el gobierno
aristocrático, que no es otra cosa que el gobierno de los mejores, pero esta es
una aristocracia del saber y de la virtud, no una aristocracia de la sangre. Lo
cual significa que los hijos de los productores pueden ser educados para ser
guardianes o que los hijos de los guardianes pueden pertenecer a la clase de
los artesanos y labradores.
Se trata de una organización política estrictamente jerarquizada.
No todos los hombres están igualmente dotados por la naturaleza ni deben
realizar las mismas funciones. En cada uno predomina una parte del alma y ha
de ser educado de acuerdo con las funciones que deba realizar.
COMENTARIO
Es una sociedad clasista la que propone Platón en el sentido de que los
ciudadanos desde muy jóvenes son clasificados, agrupados en clases y
separados de los demás grupos sociales para recibir una educación específica
y diferenciada.
En la “República” la educación se organiza en dos niveles: en el nivel primario,
común a todos los guardianes, la educación se lleva a cabo por medio de la
gimnástica, para el cuerpo y la música, para el alma (la música comprende
también el arte y la poesía).
El segundo nivel, reservado ya a los futuros gobernantes, se prolongará de los
veinte a los treinta y cinco años. Estudiarán durante diez años Matemáticas
como propedéutica para el estudio durante los cinco años siguientes de la
dialéctica (ciencia que versa 30 Sobre las Ideas). Tras este aprendizaje serán
puestos a prueba durante quince años más y, sólo cuando se haya superado
(aquellos que más se hayan acreditado en sus capacidades morales e
intelectuales), asumirán la tarea de gobierno, una vez que tengan cincuenta
años. De ese modo el gobierno no estará en manos de unos dirigentes
elegidos por la mayoría, sino en manos de aquellos que han podido acceder al
conocimiento de la ciencia verdadera y del Bien: los filósofos.

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