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La República es una de las obras más importantes de Platón, la cual data del año 370 a.C., en ella
se recopilan gran parte de sus ideas filosóficas. Está compuesta por 10 libros en los que reflexiona,
entre otras cosas, sobre qué es justicia, cómo es un Estado justo y qué funciones tiene el hombre
en la constitución de un Estado ideal.
Veamos de qué trata cada libro mediante un resumen y explicación de la obra completa.
Resumen de La República
Libro I: en este libro inicia el tema principal que abarca gran parte de esta obra: la justicia. En
primer lugar, Sócrates reflexiona sobre esto con Polermaco y, después con Trasímaco.
Libro II: en este libro intervienen Glaucón y Adimanto quienes desean averiguar qué es justicia.
También aparecen temas como la existencia de tres tipos de bienes, las características del hombre
justo e injusto. Asimismo, Sócrates ofrece los primeros detalles de cómo ha de ser el Estado ideal.
Libro III: este libro se centra en cómo tiene que ser la educación de los futuros guardianes.
Sócrates se adentra en diferentes disciplinas que, según él, hay que “vigilar” en el proceso
educativo. Desde los héroes que se presentan en la literatura, la gimnasia y la música, hasta las
imágenes que fabrican los artesanos.
Libro IV: el libro cuarto inicia con la oposición por parte de Adimanto a las palabras de Sócrates,
donde afirma que los gobernantes han de prescindir de cualquier tipo de propiedad. Sócrates
argumenta sobre la necesidad de que la ciudad en su conjunto sea feliz, no solo una clase.
Asimismo, el filósofo establece una analogía entre ciudad ideal y el alma.
Libro V: en esta parte intervienen Adimanto, Polemarco, Trasímaco y Glaucón quienes,
insatisfechos con la respuestas de Sócrates, quieren que este continúe especificando detalles
sobre la ciudad ideal. Aunque Sócrates se dispone a hablar sobre las diferentes formas de
gobierno, primero responde acerca del papel de las mujeres en ese Estado ideal.
Libro VI : Sócrates expone sus argumentos sobre por qué el Estado ideal ha de estar gobernado
por filósofos. Por su parte, Adimato señala que la mayor parte de las personas piensan que los
filósofos son extraños. Socrates argumenta en defensa de los filósofos como gobernantes y utiliza
dos alegorías: la del sol y la de la línea.
Libro VII: en esta parte, Sócrates habla sobre la importancia que tiene la educación del rey-
filósofo. Aquí expone el mito de la caverna a fin de explicar la importancia del filósofo como guía
de las personas para extraerlas de la ignorancia y dirigirlas hacia el conocimiento.
Libro VIII: Glaucón hace un resumen de las conclusiones sobre Estado ideal que ha ofrecido
Sócrates en los libros anteriores. Sócrates se encarga de describir los cuatro tipos de gobierno:
timocracia, oligarquía, democracia y tiranía. Los cuales el filósofo describe como formas de
gobierno “deficientes”. Sócrates va pasando por cada forma de gobierno a medida que imagina el
fracaso de la ciudad.
Libro IX: en el libro noveno Sócrates termina su reflexión acerca de las diferentes formas de
gobierno, concluye hablando sobre el hombre tiránico y cómo este surge del hombre democrático.
Asimismo, Sócrates pretende demostrar que el hombre justo es el más feliz que el hombre injusto.
Libro X: en el último libro de La República, Platón indaga en el tema de la poesía y los poetas.
Sócrates y Glaucón abordan la expulsión de los poetas del Estado Ideal.
Explicación de La República
La República explora tópicos tan variados como la ordenación de la ciudad ideal, los tipos de
gobierno, el papel de la mujer en la sociedad, la educación o la Teoría del conocimiento. Para ello,
Platón se vale de diferentes alegorías, entre ellas, alguna tan conocida como El mito de la caverna.
El concepto de justicia surge desde la primera parte del libro. Cada uno de los personajes tiene su
propia impresión acerca del tema, Polermaco, Sócrates y Trasímaco presentan opiniones dispares:
En primer lugar, Polemarco considera que la justicia consiste en “hacer bien a los amigos y mal a
los enemigos”. La idea de justicia de este personaje está relacionada con la atribuida al poeta
griego Simónides.
Sin embargo, Sócrates difiere de esta definición. Para el filósofo la justicia no significa disponerse a
hacer cosas buenas a los amigos, sino en conocer qué cosas son buenas para ellos. Obrar justo
significa no hacer daño a nadie.
Por otro lado, Trasímaco considera que justicia es “lo que le conviene al más fuerte”. Es decir, su
postura defiende que lo justo es aquello que marcan las leyes que fijan los gobernantes a su
conveniencia y que imponen a los más débiles. En este sentido, Trasímaco afirma que los más
tiranos, los injustos, son más felices debido a su tiranía.
Clases de bienes
Entonces, ¿a qué clase de bienes pertenece la justicia? A fin de enmarcar la justicia dentro de un
tipo de bien, Glaucón afirma que existen tres clases de bienes.
Bienes deseados por sí mismos: son aquellos que buscamos por lo que son y no por los
resultados que ofrecen. Dentro de esta clase de bienes pertenecería por ejemplo la
alegría.
Bienes deseados por sí mismos y por sus consecuencias: son aquellos que queremos por
la satisfacción que producen y por los resultados que nos traen. Un ejemplo de este tipo
sería la salud o la vista.
Bienes deseados por su utilidad y no por sí mismos: aquellos que se buscan por las
ventajas que proporcionan, por ejemplo, un salario.
Sócrates afirma que la justicia se encuentra en la segunda categoría. Es decir, en los bienes
deseados por sí mismos y por sus consecuencias. Sin embargo, Glaucón entiende que la opinión
ordinaria engloba la justicia entre los bienes deseados por su utilidad y no por sí mismos.
Organización de la sociedad
¿Cómo se puede saber qué es justo o qué es injusto? Sócrates determina que es necesario conocer
primero qué es justo para el colectivo, la ciudad, y después concretar el término de justicia
individual.
En la ciudad ideal que propone Platón cada persona está especializada en alguna profesión
particular. De este modo, el Estado justo queda dividido en tres estamentos, cada uno de ellos
cumple su misión específica en la ciudad a fin de contribuir a la abundancia colectiva:
Vemos como, para Platón, el Estado ideal se fundamenta en una división clasista de la sociedad.
Sin embargo, para el filósofo estas categorías sociales no deberían ser herméticas. Es decir, la
pertenencia a una clase u otra no es hereditaria ni tiene que ver con la riqueza que cada cual
posea, sino por las capacidades que se manifiestan desde niño, así se educaría a los ciudadanos
para pertenecer a uno u otro estamento. Esta forma de organizar la sociedad se vuelve a poner de
manifiesto más adelante, a través del mito de los metales.
Aparece aquí la figura del guardián del Estado, ciudadanos preparados para hacer la guerra cuyas
cualidades, señala, han de ser las siguientes: valor, fuerza, actividad y filosofía.
Otro de los temas que trata Platón en La República es el de la educación. El sistema educativo que
propone el filósofo estaría estrictamente controlado a fin de que pese más fomentar el bien de la
ciudad por encima de los intereses individuales. Así establece cómo debería se la educación de los
guardianes y los gobernantes de la ciudad.
Por un lado, destaca que han de ser aquellos que teman más a la esclavitud que a la muerte. Para
ello, es importante que durante su educación, de niños, no conozcan historias en las que los dioses
comentan injusticias. En este sentido propone que se haga una especie de censura a algunos
versos de Homero, donde se muestre a dioses y hombres comportándose de forma deshonesta. La
educación, para Platón, ha de estar vigilada y debe predominar la literatura moral que fomente el
bien de la ciudad por encima del individual.
Asimismo, los guardianes y guerreros no deberán poseer propiedades, más allá de lo necesario.
Solo de esta forma entiende Platón que se evitará que abusen de su poder.
¿Cómo evitar que cada persona esté satisfecha con su posición social y no alterar el orden de la
ciudad? Platón propone que los filósofos, las únicas personas a las que se les está permitido
mentir en beneficio del Estado, cuenten una noble mentira a los ciudadanos. Este sería el mito de
los metales, el cual justifica que los seres humanos son moldeados por los dioses.
De esta forma, en el alma de cada individuo entran diferentes metales en distinta proporción,
estos son: oro, plata, bronce y hierro. Cada metal corresponde a una clase social. Por ello, el
estamento al que pertenece cada persona en la ciudad está legado por los dioses. Así, según este
mito, las posiciones quedaría de la siguiente forma:
Oro: gobernantes
Plata: guardianes
Analogía ciudad-alma
La ciudad ideal para Platón, en palabras de Sócrates, es aquella en la que se dan cuatro virtudes:
prudencia, valor, templanza y justicia.
En primer lugar, la prudencia. Una ciudad prudente es aquella que atina en sus decisiones. Dentro
de la ciudad, los sujetos poseedores de la prudencia son los gobernantes.
En segundo lugar, el valor. Esta virtud ayuda a superar las dificultades, tener la fuerza para luchar
contra las ellas y determinar qué temer o qué no temer. El valor es lo que caracteriza a los
guerreros.
Por otro lado, la templanza en la ciudad determina la moderación de los apetitos corporales y las
tentaciones de los sentidos. Esta es la característica principal de los agricultores, artesanos y
comerciantes.
La cuarta virtud es la justicia que Platón entiende como orden y armonía. Esta aparece cuando se
dan las virtudes anteriores.
Platón establece una analogía entre el Estado y el individuo. Propone una división tripartita del
alma individual:
Las tres en equilibrio dan como resultado un hombre justo. Entendemos que el concepto de
justicia para Platón consiste en que cada persona cumpla con el “papel” que le corresponde en la
ciudad. Si la ciudad es “feliz” como resultado, los ciudadanos serán “felices”.
Platón considera que tanto mujeres como hombres poseen las cualidades necesarias para
gobernar, por tanto han de recibir la misma educación. Sin embargo, en varias ocasiones Sócrates
hace referencia a la inferioridad de las mujeres en todos los aspectos.
En un Estado no hay propiamente profesión que esté afecta al hombre o a la mujer por razón de
su sexo, sino que habiendo dotado la naturaleza de las mismas facultades a todos los sexos todos
los oficios pertenecen en común a ambos, solo que en todos ellos la mujer es inferior al hombre.
Entonces, ¿cuándo llegará el Estado ideal según Platón? El filósofo afirma, a través de Sócrates,
que este se dará cuando gobiernen los filósofos. Según Platón, los filósofos son los únicos
conocedores del saber, la verdad y lo Bello. Los filósofos son los únicos capaces de conocer las
Formas y, por tanto, tienen conocimiento verdadero.
En este sentido, el gobierno que propone Platón no es elegido democráticamente sino solo
aquellos que conozcan la idea del Bien serán los que estén preparados para gobernar.
Sócrates utiliza el sol como analogía para hablar del Bien. En este sentido el Bien sería como el sol.
Mientras que el sol permite ver los objetos del mundo visible a través del ojo, el Bien posibilita
acceder al mundo de las ideas mediante la inteligencia. En este sentido se establecería la siguiente
comparativa:
Sol: Bien
Ojo: Inteligencia
Alegoría de la línea
¿Cómo llega el filósofo a comprender la Forma del Bien? Para llegar a ello, Platón representa de
forma metafórica los grados del saber con una línea, a través de la cual el filósofo pasa de los
objetos percibidos por los sentidos hasta las ideas abstractas de ese objeto. Solo el filósofo es
capaz de llegar al último eslabón de esta línea. Esta se divide en el reino sensible y el reino
inteligible. Asimismo estos dos mundos se dividen en otros dos segmentos. Esta alegoría, en
realidad, es un anticipo de aquello que desarrollará en El mito de la caverna.
Alegoría de la caverna
El mito de la caverna simboliza diferentes aspectos de la teoría de las ideas, o de las formas de
Platón. En ella, el filósofo distingue entre dos planos del conocimiento: el mundo sensible y el
mundo inteligible.
La mayoría vivimos en una cueva oscura, encadenados, mirando a una pared blanca donde vemos
las sombras que el fuego que hay detrás de nosotros proyectan, las cuales creemos que son la
realidad. Sin embargo, esta realidad no se encuentra dentro de la caverna.
El mundo sensible es el interior de la cueva, donde encontramos dos planos más de esa
“realidad”. Por un lado, la imaginación (eikasía) es el lado más adulterado de todos, son las
sombras que los prisioneros ven. Por otro lado, la creencia (pistis) se refiere al falso conocimiento
que los hombres tienen sobre las cosas.
Entonces, si lo que está dentro de esta cueva no corresponde a la realidad, ¿dónde entiende
Platón que está la realidad?
Por un lado, la razón discursiva (Diánoia), se ve representada cuando el prisionero sale de la cueva
y puede ver los reflejos del sol sobre el agua. Está muy cerca de llegar a la verdad.
Por otro lado, el conocimiento supremo (Noesis), sucede cuando el prisionero observa el sol, el
cual alumbra las ideas, el sol es la idea del Bien. Los hombres y objetos naturales que observa
serían las ideas.
La ciudad ideal debería estar conformada por mujeres e hijos, la educación de los jóvenes, los
reyes-filósofos deben ser los mejores entre ellos y destacar en la educación y en la guerra. Los
guardianes no deben tener nada privado sino todo en común. El resto de ciudadanos deben
proporcionar lo que necesiten para vivir a los reyes-filósofos, a fin de que puedan gobernar.
Platón no solo describe las características de un Estado Justo, además muestra los diferentes tipos
de gobierno y cómo todos ellos están destinados a la corrupción, tal y como ha demostrado la
historia. El filósofo hace una especie de recorrido histórico explicando cada uno de ellos.
Timocracia: las reglas militares, el honor y la victoria se valoran por encima de todo. Los
líderes son elegidos por sus habilidades en la guerra y no por su sabiduría. El alma del
hombre timocrático no está controlada por la razón sino por el espíritu. “El hombre
timocrático está controlado por las emociones”.
Sócrates aborda el tema de los placeres y deseos. El tirano es incapaz de controlar sus deseos ya
que su alma no está gobernada por la razón, busca cualquier medio para poder alcanzar sus
deseos. Es igual de infeliz que la forma de gobierno tiránico.
Para defender que los justos son más felices que los injustos Platón entiende que hay tres tipos de
hombres, al igual que el alma es tripartita:
El hombre que está dominado por la razón y que busca la sabiduría y el conocimiento.
Para Platón el injusto será el más desdichado ya que está dominado por sus deseos e ignora la
razón. La vida buena y feliz es la que se guía por la razón, la parte racional es la que debe gobernar
el alma. En este sentido, solo el hombre justo es feliz.
Condena a la poesía
Para Platón, los poetas son imitadores cuyas creaciones están muy lejos de la verdad. Los artistas
solo crean copias de las ideas, por ello la ciudad justa no debe permitir la poesía.
Mito de ER
Sócrates utiliza este mito para probar la inmortalidad del alma y para demostrar que la justicia
recompensa en la otra vida a quien ha sido justo. Mientras que la injusticia castiga al injusto.
Er es un soldado que vuelve a la vida tras estar varios días en una pira funeraria. El hombre
resucita a fin de contarle a los vivos qué ocurre con las almas de los justos y los injustos cuando
mueren, esta decisión la toman los dioses. Las almas de los justos son gratificadas cuando nacen
en un nuevo cuerpo y su nueva vida plasmará cómo han sido en la anterior.
Vemos aquí como Platón acepta la idea de la reencarnación. El alma inmortal renacería, al morir el
cuerpo, en un elemento u otro dependiendo de qué tipo de vida hubiese llevado anteriormente.
Personajes
Sócrates: orador principal de La República. Fue maestro de Platón e influyó
considerablemente en su filosofía. En esta obra, Sócrates es el alter ego de su discípulo.
Céfalo: es un anciano comerciante griego. En su casa tienen lugar todos los diálogos y es
quien comienza la conversación con Sócrates.