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Unidad No. 7
La piel es un órgano fuerte pero flexible y autorreparable que envuelve los contenidos
del cuerpo; un "ropaje vivo" que cubre, contiene y protege.
La superficie corporal, que mide entre 1 y 3 metros cuadrados, está cubierta en su
totalidad por este órgano que pesa alrededor de 3 a 4 kg. Estas dimensiones significan que es
el órgano más grande del cuerpo.
Existen tres capas principales: 1) La más externa y la única visible, la epidermis; 2) la
dermis y 3) el panículo adiposo (tejido subcutáneo) que actúa como una almohadilla entre
el hueso y la epidermis y la dermis.
Dado que está compuesta por elementos epiteliales, mesenquimáticos, glandulares y
neurovasculares, la piel es mucho más que una envoltura inerte del cuerpo. Puede impedir
que se produzca daño en los tejidos subyacentes causado por numerosos estímulosfísicos
externos, como las radiaciones ultravioletas, en virtud del pigmento que contiene, melanina,
así como de fuerzas mecánicas, por el tejido adiposo y conectivo que actúa como una
almohadilla sobre los músculos y los huesos. Por su capacidad de autorregeneración después
de una lesión, representa continuamente una barrera que impide la entrada de sustancias
químicas nocivas y de agentes microbiológicos perjudiciales. Con su amplia, compleja y muy
adaptable red vascular desempeña un papel fundamental en la termorregulación y en la
respuesta inflamatoria, y de esta manera la piel regula la temperatura dentro de estrechos
límites aunque ocurran grandes variaciones térmicas en el ambiente. Posee funciones
secretantes, excretorias, de absorción, de síntesis sensoriales, todo lo cual requiere
subestructuras especiales.
La piel tiene un espesor variable en diferentes regiones del cuerpo; es más gruesa en el
dorso y más fina en el cuero cabelludo y la palma de las manos, más gruesa en las superficies
dorsales y extensoras que en las ventrales y flexoras, y más gruesa en el hombre que en la
mujer.
El examen de la piel se realiza por inspección y palpación, y las herramientas más
importantes que posee el médico son sus propios ojos y el poder de observación. En
ocasiones, cuando la inspección general no le proporciona total seguridad, puede ayudar una
lupa de mano. Es esencial la iluminación adecuada; la luz natural brinda la mejor iluminación
para la determinación de las variaciones de color, en particular la ictericia. Si bien se observa
la piel a medida que se examina cada parte del cuerpo, es importante proceder a un barrido
visual breve pero cuidadoso de todo el cuerpo. Esta " visión a vuelo de pájaro " da una buena
idea de la distribución y la extensión de cualquier lesión. También le permite observar la
simetría cutánea, detectar diferencias entre las zonas corporales, y comparar zonas expuestas
al sol con otras no expuestas a él.
Es necesaria la exposición adecuada de la piel; se deben eliminar ropas que molesten
y retirar completamente cobijas o vendajes a medida que se examina cada parte del cuerpo.
Asegúrese que la temperatura ambiente sea confortable.
Coloración normal y patológica.- El color de la piel varía desde el blanco hasta el moreno.
Sobre este color de base pueden superponerse algunos de los siguientes matices: descolorido
o pálido; rojizo o rubicundo; amarillento o ictérico; violáceo o cianótico; negruzco o
melánico; bronceado o hemocromatósico. Si bien el color adoptará una uniformidad general,
puede haber zonas oscurecidas por el sol y piel más oscura alrededor de las rodillas y los
codos.
En general, el color de la piel depende fundamentalmente de: a). la cantidad de los
pigmentos ( melanina ); b). de la cantidad de oxihemoglobina y hemoglobina reducida en la
red capilar; c). del desarrollo mayor o menor de plexos venosos subcapilares y d). del grosor
de la piel.
Dentro de las variaciones más comunes del color de la piel, podemos indicar:
pudiendo llegar la Hb reducida a sobrepasar los 5 g/100 en la sangre capilar; por lo tanto, es
fría, se ubica en las partes distales. Este retardo de la circulación periférica resulta por
vasoconstricción (frío intenso, fenómeno de Raynaud), por caída acentuada del débito
cardíaco (insuficiencia cardíaca grave, shock) o por obstrucciones arteriales o venosas
(obstrucciones arteriales, flebotrombosis).
2. Cianosis central o generalizada. Producida por marcada insaturación de la sangre arterial,
trastorno que se observa en todos los procesos pulmonares que comprometen seriamente la
ventilación pulmonar, la relación ventilación - perfusión o la difusión de O2, además en todos
lo procesos cardiovasculares con corto circuito de derecha a izquierda como la Tetralogía de
Fallot y en el síndrome de Eisenmenger, compromete no sólo la piel sino también las
mucosas y es caliente. Debe pesquisarse primero en la lengua, conjuntiva palpebral y lechos
ungueales. Disminuye con la administración de O2 y, además se acompaña frecuentemente de
poliglobulia y acropaquia (dedos en palillo de tambor o hipocratismo). Como el color azulado
de la cianosis está dado por la sangre de los plexos subcapilares, disminuyeo desaparece con
la presión, lo que la distingue de la argiria producida por depósito de sales de plata en la piel,
afección muy rara de observar actualmente.
3. Cianosis mixta. Es producida por combinación de mecanismos, como ser la coexistencia de
mala oxigenación a nivel pulmonar y retardo de la circulación a nivel periférico. El ejemplo
más comun de esto es la insuficiencia cardíacacongestiva grave.
Lesiones primarias.- Son las primeras alteraciones que aparecen, son las más importantes
para reconocer,entre ellas tenemos:
Lesiones secundarias.- Estas se producen o por evolución natural a partir de las lesiones
secundarias (por ejemplo una vesícula revienta y deja un área erosionada), o por
manipulación por el paciente de la lesión primaria (p.ej.,el rascado de una vesícula deja un
área erosionada o ulcerada). Entre ellas destacamos:
b. Púrpura: Son extravasaciones de sangre a nivel de capilares cutáneos, que pueden ser
puntiformes (petequias) o más extensas (equimosis) y que obligan a precisar su posible causa
(trombocitopenia, púrpura senil, meningococcemia).
Humedad y sus alteraciones.- A medida que va inspeccionando, palpe la piel para examinar
su humedad, temperatura, textura, turgencia y movilidad. Debe hallarse una mínima
perspiración o untuosidad. La mayor perspiración puede asociarse con actividad, un ambiente
cálido, obesidad, ansiedad o excitación, y puede ser especialmente observable en las palmas,
el cuero cabelludo, la frente y las axilas, por lo general las zonas más húmedas.
Podemos referirnos para hablar de las variaciones de la humedad de la piel con los
siguientes términos, variaciones por un lado en relación con la cantidad de sudor, tenemos:
a. Bromhidrosis: Sudor con mal olor. Sabemos que el sudor es inodoro, pero puede tener
olor penetrante en los casos en que se ingieren condimentos (ajo, cebolla, alcohol); pero en
general se debe a causas locales secundarias al poco cuidado en el aseo.
b. Cromhidrosis: Se llama así a la coloración anormal que adquiere el sudor. Normalmente
es incoloro; pero en oportunidades puede tener un color rojo, azul, u otro; se debe en algunos
casos a la ingestión de indicán, cobre, azul de metileno.
c. Urohidrosis: Presencia de ácido úrico en el sudor.
Pelos.- Antes de valorar la pilificación y sus anomalías, es preciso tener en cuenta una serie
de factores raciales, genéticos, constitucionales, geográficos y sobre todo sexuales. Así los
japonenes carecen de vello corporal en contraste con la mayor cantidad de vellos de las razas
caucásicas.
Se encuentra pelo en toda la extensión del tegumento externo, excepto en la palma de
las manos, planta de los pies y la cara dorsal de las terceras falanges de las manos y los pies,
los pequeños labios en la mujer, y en el hombre en la cara interna del prepucio y la superficie
del glande. Desde un punto de vista semiológico conviene distinguir la cabellera del vello
corporal; ambos tienen distribución y caducidad diferente en el hombre y en la mujer. En el
hombre, la cabellera tiende a despejarse en la región frontoparietal, mientras las patillas se
unen con la barba y el bigote. Por otro lado, el vello corporal puede llegar a cubrir el pecho y
las extremidades y, en algunos casos, el dorso. El vello pubiano en el hombre asciende hacia
el ombligo tomando la forma romboidal. Cuando esta forma de distribución pilosa aparece en
la mujer, debe considerarse patológica y plantea la posibilidad de algún tumor hipofisiario,
suprarrenal u ovárico.
La caída paulatina e irreversible del cabello ocurre con frecuencia en el hombre adulto
por razones genéticas y afecta de preferencia a las regiones frontoparietales y/o el occipucio
(calvicie). Por otro lado existen causas patológicas que ocasionan caída transitoria del cabello
(alopecía), como ser la fiebre tifoidea, lupus eritematoso, sífilis secundaria, mixedema, tiña, e
incluso fuerte tensión emocional. Además la utilización terapeútica de radiaciones y drogas
citotóxicas en los diversos tipos de cáncer.
En cuanto al vello axilar y pubiano, disminuye francamente en caso de cirrosis,
mixedema, senilidad y caquexia. Por el contrario, el aumento del vello en la mujer
adquiriendo la carácterísticas de distribución del hombre (hirsutismo ) ocurre en el síndrome
de Cushing, tirotoxicosis, menopausia y, también como resultado de ciertas drogas como el
minoxidil utilizada en la hipertensión arterial y, finalmente se observa tras la administración
de los andrógenos.
Los cabellos por su forma se clasifican en:
1. Lisos o leicótricos
2. Ondulados o cimótricos
3. Encrespados o ulótricos
Por su color se distinguen los colores castaño claro, castaño oscuro, gris, negro, rubio y rojo.
Uñas.- Las uñas son estructuras epidérmicas muy modificadas que cubren la extremidad
dorsal distal de los dedos. Su función más importante es la protección de la falange terminal.
Participan como elementos cosméticos ornamentales, intervienen en la apreciación de los
estímulos tactiles finos y son necesarias para la prensión de objetos pequeños. Las uñas
pueden sufrir modificaciones en diversas enfermedades, lo que adquiere valor semiológico.
Estas alteraciones pueden traducirse en cambios de coloración, cambios de forma y otras.
Entre los cambios de coloración están la palidez del lecho ungueal (que traduce
anemia), la cianosis y el tinte café frecuente en la insuficiencia renal crónica.
Normalmente la uña tiene ligera convexidad, tanto en sentido longitudinal como
transversal. La exageración de esta convexidad da un aspecto de uñas en vidrio de reloj a la
que puede seguir un borramiento del ángulo entre la falange y la uña (que normalmente es de
160 grados, ángulo de Lovibond), el que, incluso, puede llegar a invertirse en etapas
avanzadas. Al mismo tiempo se produce un engrosamiento de la extremidad distal de los
dedos. Este conjunto de alteraciones da al dedo el aspecto de palillo de tambor, que por haber
sido descrito por Hipócrates, se llama dedo hipocrático. Se lo observa en: cardiopatías
congénitas, y bronconeumopatías crónicas, la endocarditis infecciosa, el cáncer de pulmón,
cirrosis hepática, etc.
Otras alteraciones son:
La coiloniquia: que es una excavación de la uña que adquiere aspecto de cuchara, la que se
observa en la anemia por déficit de hierro.
La onicolisis: o fragilidad de las uñas.
Onicofagia: hábito de comerse las uñas.
Leuconiquia: manchas blancas en la mismas.
Onicogrifosis: es el engrosamiento (Paquioniquia),elongación e hipercurvatura de la uña. Sus
principales causas son la edad avanzada, la vasculopatía periférica y la falta de corte de las
uñas.
Onicocriptosis: uña encarnada.
Perionixis: es la inflamación de los tejidos periungueales caracterizada por la presencia de
edema de la piel que rodea la uña, que luego afecta la tabla externa y produce surcos
transversales. La forma aguda es muy dolorosa y puede estar acompañada con una colección
de pus (panadizo).
Otras alteraciones que pueden observarse en las uñas son las hemorragias subungueales “en
astilla” propias de la Endocarditis Bacteriana.
Bibliografía.
Alejandro Goic G. Gastón Chamorro Z. Semiología Médica. 2da. Ed. PUBLICACIONES
TECNICAS MEDITARREO. Santiago-CHILE.
Smith Lloyd H. (h.)- Thier Samuel O. Fisiopatología. Editorial Médica Panamericana.
Segunda Edición.
Soriano I, Clínica Propedeútica, 2da. Ed. Sucre: 1996