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Informe de Actividad 03 Intervención Institucional en La Escuela
Informe de Actividad 03 Intervención Institucional en La Escuela
Partiendo del concepto de gestión institucional, como la capacidad no sólo de administrar sino
también de dirigir, de promover, de integrar procesos educativos en escenarios caracterizados por
el cambio y la incertidumbre. En torno a intervención institucional, Lidia Fernández (1999) la
define como una práctica psicosocial destinada a colaborar en la superación de dificultades
presentes en la organización. Por su parte Cassasus (2002), afirma que las prácticas de
intervención permiten optimizar la relación entre sistemas, estructuras, estrategias, estilos,
capacidades personales, colectivas e institucionales. Estos desafíos requieren sin duda de
gestores institucionales que desarrollen un liderazgo integral que articule lo pedagógico,
administrativo-organizacional, político y comunitario. De alguna forma la gestión educativa, los
enfrenta a la necesidad de aunar distintos niveles y requerimientos de la realidad, que refieren
tanto a aspectos procedimentales como estructurales. No debemos perder de vista, que aquellas
instituciones que forman parte de un sistema, deben establecer y consolidar mecanismos de
articulación, que faciliten la coordinación y los acuerdos entre los distintos sectores implicados.
La intervención misma es una investigación, pero investigar produce efectos, así que estamos
interviniendo, investigando, junto con ellos. Es una investigación-acción compartida,
participativa –para utilizar las palabras que tradicionalmente usamos para esto– los propios
actores institucionales participan en indagar eso que no saben del todo y que preguntan.
El nuevo rol, debe entonces, instalar un dispositivo para poder investigar juntos; ayudar a
crear condiciones para que la investigación-acción se ponga en marcha. Somos todos co-
investigadores. La propuesta es armar un dispositivo de investigación conjunta. No solamente
hace falta considerar que no se sabe, también hace falta asumir que se puede aprender.
1.- El aula y su acontecer. Hoy en Venezuela.
La modalidad del regreso a clases: Sin lugar a dudas, el regreso presencial a clases no es
favorable para el control de la pandemia. Por eso no hay regreso presencial a clases en
Venezuela y veremos si en 2021 regresamos. La decisión de no regresar a clases presenciales,
por parte de los líderes gubernamentales deja así abierta la escena para el retorno a una
modalidad que presentó más fallas que aciertos en el período escolar pasado (2019-2020).
Las fallas en los servicios básicos para llevar adelante la modalidad a distancia parecen no ser
el mayor de los problemas en este año académico. Un llamado a paro de los docentes, debido a
los bajos salarios que perciben, es lo que ha marcado el regreso a clases.
En medio del latente llamado a paro y la crítica situación del sector, algunos docentes trabajan
en pro de garantizar, en la medida de las posibilidades, las clases seguras para los niños y
adolescentes. Los textos han sido adaptados con contenido apto para la modalidad a distancia.
Son entregados online o en físico en caso de que el alumno no cuente con Internet.
Algunas instituciones cuentan con micros educativos emitidos por la radio para llegar a llevar
a enseñanza a más estudiantes. Sobre los educadores, recibieron una inducción para prepararlos y
mejorar su actuación en esta modalidad a distancia. Con la idea de reforzar los siguientes
puntos:
Educación en emergencia.
Qué estrategias utilizar en el proceso de nivelación.
Cómo desarrollar procesos de enseñanza en un proceso de modalidad a distancia.
Cómo será el proceso de evaluación.
Pese a toda planificación no hay certezas en este año escolar 2020-2021. Los docentes se
mantienen firmes en no continuar con los bajos salarios. El paro y ausencia de respuestas del ME
para contribuir a los profesionales, podría significar el colapso total del ya deteriorado sistema
educativo venezolano.
2.- El clima organizacional en la escuela. Normas y Valores.
Uno de los aspectos que mayor influencia tienen en el comportamiento y satisfacción del
capital humano, es el clima organizacional, fenómeno que determina los sentimientos y
motivaciones de las personas, además de repercutir en el rendimiento, calidad del trabajo,
productividad laboral, bienestar de los trabajadores y demás elementos importantes para el buen
funcionamiento de la organización (Peraza y García, 2004; Cárdenas, Arciniegas y Barrera,
2009). Al estudiar el clima organizacional (CO) en instituciones educativas se logran identificar
áreas de oportunidad que se traducen en el insumo estratégico para incrementar el nivel de
productividad y desempeño docente, puesto que fomentar condiciones laborales óptimas a los
prestadores de la educación contribuye al buen funcionamiento del sistema escolar, logrando
alcanzar las metas académicas en materia de calidad en los servicios (Caligiore y Díaz, 2003;
Saccsa, 2010; Chávez, 2011).
Analizar estas definiciones permite identificar una serie de características que detallan la
estructura y alcance del CO. Por ejemplo, se puede señalar: 1. Es un fenómeno generalmente
perdurable en el tiempo. 2. Refleja la personalidad de la institución. 3. Sus características son
percibidas directa o indirectamente por los miembros de la organización. 4. Tiene repercusiones
en el comportamiento de las personas, y viceversa, las actitudes y conductas de los individuos
influyen en el clima de la organización. 5. Es afectado por variables como el estilo de dirección,
sistemas de contratación y despidos, las políticas y procedimientos de la gestión. 6. La
insatisfacción laboral puede ser indicador de un mal clima laboral. 7. Influye en los factores
organizacionales y la motivación del personal. 8. Permite integrar la persona, los grupos y la
organización en general.
Según García, Mercado, Sotelo, Vales, Esparza y Ochoa (2011), estudiar el CO en instituciones
educativas es para todos los entes involucrados, una oportunidad para mejorar y potencializar los
procesos internos de la docencia y generar ventaja competitiva sobre otras organizaciones del
sector, puesto que Chávez (2011) afirma que desarrollar entornos laborales propicios en los
centros de educación incentiva la eficacia y el compromiso del personal docente, debido a que el
adecuado ambiente de trabajo favorece el comportamiento y desempeño laboral de las personas.
3.- Desarrollo de habilidades comunicacionales dentro de la escuela.
El lenguaje verbal con el que se conduzca es vital para enlazar la comunicación utilizando el
adecuado al contexto social, cultural y en general del entorno al que va dirigido controlando la
velocidad, claridad, modulación y vocabulario adecuado al grupo al que va dirigido, evitando las
muletillas, acentos y vicios no adecuados. Por su parte el lenguaje no verbal es pieza clave para
motivar y relacionar lo expresado en el grupo, con el control de la territorialidad, el espacio
personal, el estilo hasta llegar a los ademanes en cada palabra, nos llevan a crear una interacción
positiva con el estilo de enseñanza logrando un canal sensorial favorable para el aprendizaje.
4.- El cambio cultural y la escuela como institución positiva.
Uno de los hechos que con mayor frecuencia se pasan por alto en el planteamiento de las
reformas es la existencia de una cultura escolar, que está expresada en ideas, expectativas,
normas y formas de actuar, que son propias del medio escolar, y que se asumen como
características del desempeño de los roles sociales y actuaciones convencionales que
desempeñan quienes intervienen en las escuelas. Esa cultura escolar determina lo que se espera
que suceda en las escuelas, lo que se supone que en ellas se debe hacer y lo que puede aceptarse
como adecuado dentro del ámbito escolar.
Las formas de ejercicio de la autoridad y la gestión en las escuelas, así como la adopción de
creencias y la reiteración de prácticas, que se asumen como consistentes con ese ejercicio, se
transforman, de manera progresiva, en elementos básicos de la cultura escolar, que tienden a
replicarse a lo largo del tiempo. Esos elementos, y otros que se reflejan en las ideas y usos
comunes dentro del medio escolar, condicionan y determinan las posibilidades concretas de
transformación de las escuelas.
Algunas de las creencias y prácticas más determinantes de la cultura escolar son las
relacionadas con la manera como quienes interactúan en la escuela, conciben y expresan en la
práctica cotidiana la concepción de la enseñanza y del aprendizaje. Las creencias y prácticas que
determinan y expresan la cultura escolar tienden a formar un ámbito cerrado, que muestra rasgos
de impermeabilidad a las influencias del entorno social y cultural.
No es realista esperar que se logren cambios de fondo en un sistema educativo sin intentar la
transformación de la cultura escolar. Es poco probable que las innovaciones que pretenden
incidir en el funcionamiento de las escuelas resulten eficaces, si se tratan de impulsar, de manera
preponderante, por la vía de prescripciones originadas y transmitidas desde fuera del ámbito
escolar y su entorno más inmediato. Sin importar lo innovadoras y razonables que esas
prescripciones pudieran parecer, tenderían a ser asimiladas por la propia cultura escolar que,
lejos de transformase, se afianzaría.
Las energías sociales que están latentes en las escuelas y su entorno no pueden liberarse por
decreto. Es preciso abrir espacios para que esa liberación pueda gestarse a partir de decisiones
reales de los maestros, de los educandos y sus familias, y de otros actores relevantes en las
escuelas y su entorno, sobre lo que vale la pena aprender, sobre la mejor manera de aprenderlo y
sobre la forma de apreciar y compartir lo aprendido.
En las distintas manifestaciones culturales, en la cultura escolar las prácticas, las normas, las
ideas, los valores, las expectativas y las creencias sociales se refuerzan mutuamente. Sin
embargo, solo las ideas, los valores y las creencias que se expresan en prácticas usuales, tienden
a transformarse en creencias y expectativas arraigadas que se transmiten a lo largo del tiempo
como rasgos culturales propios del contexto escolar.
Algunas ideas, valores y creencias debieran, tal vez, plantearse con mayor detenimiento con
vistas a una transformación de la cultura escolar, que se exprese en prácticas alternativas, de
naturaleza concreta.