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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SANTA

FACULTAD DE CIENCIAS
ESCUELA PROFESIONAL DE ENFERMERIA

LA RABIA

AUTORAS:

BAZÁN PLASENCIA MAFER


JIMÉNEZ ESQUIVEL GERALDINE
PERCOBICH VALLE KATHERINE NICOL
VÁSQUEZ SANTOS KAREN

ASESOR:

ETERIO ALVA MUÑOZ

NUEVO CHIMBOTE – PERÚ


2018

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DEDICATORIA

Mediante este trabajo quiero agradecer


tanto a nuestros padres, por brindarnos su
apoyo incondicionalmente y por depositar
su fe en nosotros; a nuestros profesores
por guiarnos, orientarnos e inculcarnos
sus conocimientos; a mis compañeras por
impulsarnos a ser mejores en esta
Profesión, que elegimos por voluntad
propia, y que tanto esfuerzo nos tomó
alcanzarla, y que si Dios lo permite
llegaremos a culminar satisfactoriamente
y la ejerceremos dignamente.

1
ÍNDICE

DEDICATORIA .................................................................................................... 1
ÍNDICE .......................................................................................................... 2
INTRODUCCIÓN ................................................................................................. 3
CAPÍTULO I: Aspectos Generales de la Rabia .................................................... 4
1.1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA ENFERMEDAD .................................... 5
1.2. DEFINICIÓN ............................................................................................. 8
Datos y Cifras ............................................................................................ 8
1.3. DESCRIPCIÓN DE LA ENFERMEDAD .................................................. 10
En el hombre ........................................................................................... 10
En los animales ....................................................................................... 11
1.4. ETIOLOGÍA............................................................................................. 11
1.5. PATOGÉNESIS ...................................................................................... 13
1.6. DIAGNÓSTICO ....................................................................................... 15
CAPÍTULO II: Vigilancia, Prevención y Control de la Rabia ............................... 16
2.1. SITUACIÓN ACTUAL DE LA ENFERMEDAD ......................................... 17
2.1.1. RABIA URBANA ......................................................................... 17
2.1.2. RABIA SILVESTRE..................................................................... 18
2.2. VIGILANCIA EPIDEMIOLÓGICA ............................................................ 19
2.3. MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y CONTROL ............................................ 22
2.3.1. Eliminación de la rabia canina ..................................................... 22
2.3.2. Sensibilización sobre la rabia y la prevención de las mordeduras de
perros.......................................................................................... 22
2.3.3. Inmunización humana preventiva ................................................ 23
CONCLUSIONES .............................................................................................. 24
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................. 26
ANEXO 01. Flujograma de atención de la persona con accidente de mordedura y
del animal agresor ........................................................................... 27

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INTRODUCCIÓN

La rabia es la zoonosis viral conocida más antigua, cuya importancia radica en una
letalidad cercana al 100%. El virus es una sola cadena de RNA, pertenece a la familia
Rhabdoviridae, género Lyssavirus tipo 1, tiene forma de bala y mide de 130 a 240 por 65 a
80 nm; su envoltura está constituida por una capa de lípidos cuya superficie contiene cinco
proteínas estructurales: la G (glicoproteína) que alterna con proteínas M1 y M2 (proteínas
matriz); en la nucleocápside se encuentran las proteínas N (nucleoproteína), NS
(nucleocápside) y L (transcriptasa). La glicoproteína es el mayor componente antigénico,
responsable de la formación de anticuerpos neutralizantes que son los que confieren
inmunidad; sin embargo, es posible que participen otros mecanismos en la protección
contra la enfermedad. Es conocida y discutida desde la antigüedad, la palabra rabia ya se
conocía hace tres mil años antes de Cristo, que en la lengua sánscrita es rabhas que
significa agredir.
El virus rábico ataca casi a todos los mamíferos, aunque en la mayoría de los países
en desarrollo, el perro sigue siendo el transmisor más frecuente. Además, se han registrado
casos de rabia transmitida por murciélagos, gatos, monos, bovinos, zorrillos, mapaches,
zorros, puma y chosna.
En el ámbito mundial. La transmisión viral se presenta principalmente a través de la
mordedura de animales infectados. En el continente americano es posible que la
enfermedad existiese mucho antes de la colonización europea, ya que algunas leyendas
relacionadas con la enfermedad entre los pobladores nativos de la región del Norte del
Pacífico así lo demuestran. En México el prelado Málaga Alba fue el primero en señalar la
enfermedad en el año de 1703. En Perú los primeros datos son recogidos en las obras
científicas y literarias de don Hipólito Unanue (1914) describiendo su aparición en los valles
de la costa norte en 1803. En España la rabia fue endémica hasta mediados de la década
de 1960, desapareciendo a partir de entonces en humanos y mamíferos terrestres gracias
a la vacuna antirrábica desarrollada por Pasteur. En 1887 el Dr. Eduardo Liceaga,
presidente del Consejo Superior de Salubridad en México, aprende de Pasteur la forma de
preparación de la vacuna antirrábica que empieza a utilizarse en 1888, cuando ya se
reconocía a la rabia como problema de salud pública. En el año 1983 se realizó la primera
Reunión de Directores de Programas Nacionales de Control de la Rabia (REDIPRA) en
Guayaquil, Ecuador en la cual se aprobaron las estrategias del Plan de Acción para la
eliminación de la rabia urbana.
Desde la antigüedad la rabia ha sido descrita y clasificada, primero como una acción
relacionada con las fuerzas sobrenaturales y, posteriormente, como una enfermedad
virulenta transmitida por el contacto con animales infectados, principalmente el perro. La
rabia se presenta en dos ciclos de transmisión, uno urbano cuyo reservorio es el perro y
otro silvestre.
Siendo esta enfermedad zoonótica de gran importancia, la presente monografía
describe los aspectos generales, epidemiológicos, medidas preventivas y brinda los
conocimientos sobre esta enfermedad para la prevención de la rabia.

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CAPÍTULO I:
ASPECTOS GENERALES DE LA RABIA

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1.1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA ENFERMEDAD
La rabia es una de las enfermedades más antiguas del mundo, es muy
conocida como una enfermedad típica de los mamíferos carnívoros, que apareció
al mismo tiempo que los animales. Tal vez por su cuadro clínico tan impresionante,
esta enfermedad ha sido ampliamente descrita, tanto por los grandes historiadores
de la antigüedad, como por la literatura médica en las distintas épocas.
Los antiguos griegos la asociaban a dioses malvados, Homero (s. IX a. C.)
hace una cita en sus libros y en la época de Aristóteles (s. IV a. C.) ya se conocía
el peligro de perros rabiosos, que podían transmitir la enfermedad por medio de la
saliva cuando mordían. Aclianus relata la historia de una costurera que estaba
remendando una camisa rota por un perro rabioso y al tomarla con los dientes para
estirarla, contrae la rabia y muere.
En la época de Plinio (s. I a. C.) se pensaba que la causa era un parásito que
se alojaba en el frenillo lingual del perro, por lo tanto, se utilizó como tratamiento
una técnica para cortarlo. Esta idea sobre la causa y el tratamiento, han perdurado
hasta la época de Pasteur. A tal punto se arraigó esta creencia que en un diario de
Berlín del 12 de mayo de 1769 aparecía un aviso solicitando un hombre "entendido"
en el corte de la Lyssa (frenillo y parte anterior de la lengua del perro) y que pueda
dar buenas enseñanzas para la Policía Real Prusiana.
Los baños de inmersión también fueron utilizados como tratamiento, lo cual
estaba relacionado con el efecto hidrofóbico que producía en el hombre. El romano
Celso aconsejaba hundir completamente al paciente (humano) en una charca varias
veces para "eliminar la sed y el temor al agua". Esta práctica también se mantuvo
en el tiempo, en 1612 la Facultad de Medicina de Friburgo, recomendaba cauterizar
las heridas con un hierro candente varias veces durante 6 meses, arrojarlo a un río
y mantenerlo por la fuerza un minuto bajo el agua, repitiendo esto varios días.
En el año 4000 A.C. se empezaron a dar diversos casos de este
padecimiento. En ese entonces las personas eran mordidas por animales más
comunes como son: perros, gatos, murciélagos, zorros, hurones, mapaches y lobos,
por consiguiente, estas fueron infectadas con este virus, presentando así los
síntomas de la rabia. Para las diversas culturas del mundo antiguo la rabia era

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considerada un “castigo divino” porque cuando un perro con este comportamiento
atacaba a un individuo, la muerte llegaba en pocos días, esto ocasionó
innumerables muertes. También se detectó en Asia Oriental y en las poblaciones
que se asentaron en las orillas del Río Indo; en Italia la rabia se presentó
frecuentemente, lo que aterrorizaba a la población de muchas aldeas. Demócrito, el
filósofo griego, descubrió que el virus se transmitía por una mordedura del animal
infectado. Aristóteles y Demócrito hicieron una descripción detallada sobre la rabia
animal y de la humana, en tanto que Celsus identificó la hidrofobia como el síntoma
característico de la enfermedad.
Al parecer los ingleses introdujeron directamente estas especies infectadas
al continente americano. Sin embargo, algunos datos históricos señalan que la rabia
ya existía en América, y que los murciélagos, cuya presencia se detectó en zonas
de este nuevo continente, eran la causa de transmisión del mal. Según relatos de
las crónicas de los conquistadores, en 1514 y 1527, principalmente este virus se
presentaba en tierras mexicanas. Progresivamente la enfermedad se fue
difundiendo a todo el continente durante siglos y para fines de 1719 ya había
cobrado las primeras víctimas humanas en Las Antillas, así como en la Isla de
Barbados en 1741 y en las islas de Las Antillas Menores colonizadas en ese año
por los ingleses.
Aunque se sabía que la enfermedad era mortal y que causaba un
padecimiento grave al enfermo, también se observaba que muchas personas
mordidas no sufrían la enfermedad, en principio porque posiblemente en algunos
casos el perro mordedor no tenía rabia, sino que había mordido por otros motivos,
y en los casos que, si la tuviese, probablemente no había alcanzado a inocular una
cantidad suficiente de virus a través de la ropa. En estos casos donde naturalmente
no se producía la enfermedad, cualquier tratamiento hubiera parecido efectivo.
En Perú, en 1803, se desató una violenta epidemia de rabia que causó la
muerte a 42 personas en la ciudad de Ica, localizada al oeste de ese país.
El incremento de la población de perros a consecuencia de la expansión de
las ciudades ocasionó la propagación en la población canina en los siglos XVII y
XVIII, originándose así estudios sobre la naturaleza infecciosa de la rabia para

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conocer más sobre esta, y ya en 1804 el investigador alemán G. Zinke, en sus
extensas investigaciones con el virus de la rabia, demostró que ésta se podía
transmitir a perros sanos por inoculación de saliva de animales rabiosos.
Mientras tanto el científico francés Louis Pasteur en 1881 también contribuyo
en la investigación, llegando a la conclusión de que la rabia no era una bacteria si
no un virus. En aquel entonces, un veterinario llevó al laboratorio de Pasteur dos
perros con hidrofobia, este aceptó investigar la causa y la forma de transmisión de
la rabia en base a un experimento de su colega, Emile Roux, que consistía en
averiguar el tiempo que el virus de la rabia podría sobrevivir a la temperatura del
cuerpo humano, concluyendo que resistía hasta los 37 grados centígrados. Pasteur
investigo y demostró a su vez que el virus de la rabia no se encontraba sólo en la
saliva de los animales enfermos sino también en el sistema nervioso central, y partir
de este descubrimiento extrajo microbios de animales rabiosos, los cultivó, y
posteriormente los inoculó en perros y conejos, preparando así una vacuna que
protegería a los animales de la infección con virus activo.
El 6 de julio de 1885 un niño francés, de 9 años de edad, llamado José
Meister de la provincia de Alsacia al este de Francia, es llevado por su madre al
laboratorio de Luis Pasteur en París. La historia comienza 4 días antes, cuando este
pobre niño en su camino a la escuela de Meissengot, había sido atacado por un
perro, que con sus mordeduras le había producido heridas en 14 lugares de su
cuerpo, por suerte un albañil que estaba presenciando el incidente pudo alejar al
perro con la ayuda de una barra de hierro. Posteriormente el perro atacó a su dueño
y fue sacrificado con un tiro de fusil. Un médico del pueblo ante el peligro que
significaba la Rabia en esos tiempos le indicó a la madre que debía llevarlo a ver a
un tal Pasteur que estaba trabajando en ese tema. Debido a lo poco que se conocía
acerca de la rabia y la incertidumbre de aplicar algún remedio que evitara una
muerte segura a consecuencia de la rabia, Pasteur aplica una vacuna al niño
Meister y, pocos días después, se presenta ante la Academia Francesa de las
Ciencias mostrando el éxito de su vacuna y su investigación.

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Pasteur que tenía en ese momento 63 años había dado otro paso más en la
historia de la medicina, había comenzado la moderna historia de la rabia, donde se
comenzaba a estudiar la enfermedad desde un punto científico y racional.
1.2. DEFINICIÓN
La rabia, conocida también como "hidrofobia", es una infección viral aguda
del sistema nervioso central que ocasiona una encefalitis, o encefalomielitis, casi
siempre letal una vez que se inician los síntomas clínicos (Chin, 2001).
Se conocen dos ciclos de transmisión: el ciclo urbano, o "rabia urbana", que
tiene como reservorio al perro, y el ciclo silvestre, o "rabia silvestre", que tiene como
reservorio a animales silvestres (Haupt , 1999).
Aunque los pacientes con rabia pueden mostrar una amplia variedad de
manifestaciones clínicas, la enfermedad sigue una evolución característica con una
duración entre 7 y 14 días. La muerte, a menudo, sobreviene por parálisis
respiratoria (Fishbein & Bernard, 1997).
Durante mucho tiempo se ha considerado a la rabia como una enfermedad
necesariamente mortal, aunque ocasionalmente pueden ocurrir casos de rabia
abortiva o latente, así como formas crónicas. Se ha observado asimismo una gran
variedad en las vías de infección. Sin embargo, es importante recalcar que la rabia
continúa siendo una enfermedad casi siempre mortal en el hombre y que la ruta de
transmisión continúa siendo la mordedura de animales rabiosos en la gran mayoría
de los casos.

DATOS Y CIFRAS
 La rabia es una enfermedad prevenible mediante vacunación que afecta a
más de 150 países y territorios
 En la gran mayoría de las muertes por rabia en el ser humano, el perro es la
fuente de infección. En el 99% de los casos de transmisión a los humanos,
la enfermedad es contagiada por estos animales.
 Es posible eliminar esta enfermedad vacunando a los perros y evitando sus
mordeduras.

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 La rabia causa decenas de miles de muertes cada año, principalmente en
Asia y África.
 El 40% de las personas mordidas por un animal del que se sospecha que
padece rabia son niños menores de 15 años.
 El lavado inmediato y a fondo de la herida con agua y jabón después del
contacto con un animal sospechoso es fundamental y puede salvar vidas.
 La OMS, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la
Alianza Mundial para el Control de la Rabia (GARC) han establecido la
colaboración mundial «Unidos contra la Rabia» para elaborar una estrategia
común destinada a lograr que, para 2030, no haya ninguna muerte humana
por rabia.
La rabia es una enfermedad vírica infecciosa que acaba siendo mortal en casi
todos los casos una vez que han aparecido los síntomas clínicos. En hasta el 99%
de los casos humanos, el virus es transmitido por perros domésticos. No obstante,
la enfermedad afecta a animales tanto domésticos como salvajes y se propaga a
las personas normalmente por la saliva a través de mordeduras o arañazos.
Se trata de una enfermedad presente en todos los continentes excepto en la
Antártida, pero más del 95% de las muertes humanas se registran en Asia o en
África.
La rabia es una de las enfermedades desatendidas que afecta principalmente
a poblaciones pobres y vulnerables que viven en zonas rurales remotas. Aunque
hay inmunoglobulinas y vacunas para el ser humano que son eficaces, las personas
que las necesitan no tienen fácil acceso a ellas. En general, las muertes causadas
por la rabia raramente se notifican, y los niños de 5 a 14 años son víctimas
frecuentes.
Cada año se administran vacunas tras una mordedura a más de 15 millones
de personas en todo el mundo; de este modo se previenen cientos de miles de
muertes anuales por rabia.

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1.3. DESCRIPCIÓN DE LA ENFERMEDAD

La rabia es una enfermedad vírica infecciosa que acaba siendo mortal en casi
todos los casos una vez que han aparecido los síntomas clínicos. En hasta el 99%
de los casos humanos, el virus es transmitido por perros domésticos. No obstante,
la enfermedad afecta a animales tanto domésticos como salvajes y se propaga a
las personas normalmente por la saliva a través de mordeduras o arañazos. Se trata
de una enfermedad presente en todos los continentes excepto en la Antártida, pero
más del 95% de las muertes humanas se registran en Asia o en África.
Causa decenas de miles de muertes cada año, principalmente en Asia y
África y el 40% de las personas mordidas por un animal del que se sospecha que
padece rabia son niños menores de 15 años.

EN EL HOMBRE
El periodo de incubación de la rabia suele ser de 1 a 3 meses, pero puede
oscilar entre una semana y un año, dependiendo de factores como la localización
del punto de inoculación y la carga vírica. Las primeras manifestaciones son la fiebre
acompañada de dolor o parestesias en el lugar de la herida. La parestesia es una
sensación de hormigueo, picor o quemazón inusual o no explicable por otra causa.
A medida que el virus se propaga por el sistema nervioso central, se produce una
inflamación progresiva del cerebro y la médula espinal que acaba produciendo la
muerte.
S ÍNTOMAS
La enfermedad puede adoptar dos formas: En la primera, la rabia furiosa, los
enfermos presentan signos de hiperactividad, excitación, hidrofobia (miedo al agua)
y, a veces, aerofobia (miedo a las corrientes de aire o al aire libre), y la muerte se
produce a los pocos días por paro cardiorrespiratorio.
La otra forma, la rabia paralítica, representa aproximadamente un 30% de los
casos humanos y tiene una evolución menos grave y, por lo general, más
prolongada. Los músculos se van paralizando gradualmente, empezando por los
más cercanos a la mordedura o el arañazo. El paciente va entrando en coma

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lentamente y acaba falleciendo. A menudo, la forma paralítica no se diagnostica
correctamente, lo cual contribuye a la subnotificación de la enfermedad.

EN LOS ANIMALES
Solamente los mamíferos son afectados por la rabia. La mayoría de los casos
de rabia se presentan en animales salvajes, principalmente zorrillos, mapaches,
murciélagos y zorros. En años recientes, los gatos han llegado a ser la especie
doméstica con más reportes de rabia. Esto es como consecuencia de que muchos
dueños no vacunan a sus gatos, quedando expuestos a animales salvajes rabiosos
durante sus excursiones fuera de las casas. La rabia también afecta a los perros y
ganado en número significativo y aunque no es común, también ha sido reportada
en caballos, cabras, ovejas, cerdos y hurones.
El mejoramiento en los programas de vacunación y el control de los animales
callejeros, han sido muy efectivos en la prevención de la rabia en mascotas. La rabia
se puede prevenir en gatos, perros, hurones, caballos y ganado bovino y ovino con
el uso de vacunas aprobadas por las autoridades de Sanidad Animal. En casos
especiales y contando con la aprobación de la autoridad estatal responsable del
control de los animales rabiosos, es posible el uso de vacunas orales, aprobadas
para la inmunización masiva de los animales salvajes.
S ÍNTOMAS
Los perros, gatos y hurones infectados con rabia pueden mostrar una
variedad de síntomas, incluyendo ansiedad, agresión, babeo excesivo, dificultad
para tragar, tambaleo y convulsiones. Los animales salvajes rabiosos pueden
manifestar un comportamiento atípico; por ejemplo, un animal que normalmente es
activo durante la noche se puede ver desorientado durante las horas del día.
Además, de esos síntomas reconocidos en los perros, gatos, caballos, ganado,
ovejas y cabras que padecen de rabia, pueden presentar depresión, mutilación a sí
mismos y puede aumentar la sensibilidad a la luz.

1.4. ETIOLOGÍA
El agente causal de esta antigua y temible enfermedad es uno de los más
mortíferos que se conocen. El género Lyssavirus, que agrupa a todos los virus que

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producen la encefalitis aguda característica de la rabia, se ha adaptado a
prácticamente todas las especies animales de sangre caliente. En estos virus, se
pueden distinguir siete líneas genéticas mediante pruebas de protección cruzada y
por análisis de biología molecular (Galán Torres, 2012).
Hasta el descubrimiento de la vacunación antirrábica por Louis Pasteur, el
ser humano, que no obstante presenta una receptividad intermedia, quedaba
irremediablemente condenado a muerte tras el contagio, generalmente a partir de
la mordedura de un animal rabioso. El 6 de julio de 1885, el niño Joseph Meister fue
mordido catorce veces por un perro rabioso, se le realizaron 13 inoculaciones
sucesivas con médula de conejo de virulencia progresiva. Nunca contrajo la rabia.
Cada 28 de septiembre, fecha del fallecimiento de Pasteur, se celebra el Día
Mundial contra la Rabia.
Según el doctor Hervé Bourhy, jefe de la Unidad de la Rabia del Instituto
Pasteur de París, "la rabia es considerada una de las enfermedades más olvidadas
del mundo en desarrollo y afecta desproporcionadamente a las comunidades
rurales más pobres, principalmente a los niños menores de 15 años".
El 90% de los casos de rabia humana en el mundo se deben a la mordedura
de perros enfermos, aunque también puede producirse la infección mediante
contacto de la saliva con las mucosas y por lesiones producidas por arañazos. En
los países europeos occidentales y Australia, la rabia humana está prácticamente
erradicada; en Norteamérica el riesgo de infección es moderado, pero es alto en el
resto del mundo. Aún hoy en día, faltan datos fiables sobre la incidencia de la rabia
en muchas regiones del planeta, por lo que resulta difícil valorar su impacto total
sobre la salud humana y animal.
Según un estudio realizado por la OMS en 2004, se estima que se producen
unas 55 000 muertes anuales por esta enfermedad en todo el mundo, la gran
mayoría de ellas en zonas rurales de Asia y África. Unos 10 millones de personas
reciben tratamiento cada año tras haber sido expuestas a animales sospechosos de
rabia.
No obstante, en los últimos años se han notificado también descensos muy
significativos en el número de casos humanos en Sudamérica y algunos países

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asiáticos, gracias a la puesta en marcha de programas mejorados de tratamiento y
a la vigilancia y vacunación de los perros. Sin embargo, en ciertas áreas, la rabia
canina continúa siendo muy endémica, como son algunas regiones del norte, este
y sur de África, de Europa oriental, de Afganistán, Bangladesh, Bolivia, Brasil,
Colombia, Méjico, Ecuador, El Salvador, Filipinas, Guatemala, Haití, India,
Indonesia, China, Myanmar, Nepal, Paquistán, Sri Lanka, Vietnam, Tailandia y
Yemen.

1.5. PATOGÉNESIS
Mucho de lo conocido sobre la patogénesis de la rabia ha sido descubierto a
partir de estudios realizados en modelos animales, generalmente, roedores
infectados con cepas de virus fijos de la rabia (adaptados en laboratorio). El período
de incubación de la rabia en las especies humana y animal es largo y variable,
normalmente durando entre 20 y 90 días; sin embargo, en los seres humanos este
período puede, en raros casos, durar más de 44 un año . Luego de la mordida, por
un animal infectado, la saliva conteniendo el virus de la rabia se inocula en los tejidos
y músculos subcutáneos. Los estudios experimentales que mejor examinaron los
eventos que suceden durante el período de incubación hasta el momento presente,
fueron ejecutados en zorrillos rayados americanos (Mephitis mephitis), y fue
utilizado un aislado canadiense de virus rábico de calle obtenido de sus 4 glándulas
salivales. Los estudios realizados que utilizan amplificación por transcriptasa
reversa – reacción en cadena de la polimerasa (RT-PCR) mostraron que, cuando
los zorrillos fueron sacrificados 62 - 64 días post-inoculación, el RNA genómico viral
era encontrado, frecuentemente, en el músculo inoculado (en 4 de 9 zorrillos), sin
embargo, no era encontrado en los ganglios ni en la médula espinal. Estudios
inmunohistoquímicos realizados anteriormente al desarrollo de la enfermedad
presentaron evidencias de infección en fibras musculares extrafusales y fibrocitos
ocasionales en el punto de inoculación.
El evento inicial de una infección rábica es el ingreso del virus dentro del
tejido de un huésped susceptible. Después de un tiempo variable, el virus entra al
sistema nervioso central por el axoplasma de los nervios periféricos. Tiene gran

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importancia la comprobación experimental de que el virus permanece un tiempo
más o menos largo sin propagarse en el lugar de la inoculación. Se comprobó que
en el período anterior a la invasión neural el virus se multiplica en el músculo
estriado esquelético alrededor del lugar de la inoculación, se considera que las
células musculares estriadas son sitios de "secuestro viral" expresado por períodos
prolongados de incubación de la enfermedad, se produce entonces la progresión
centrípeta.
El tiempo que media entre la inoculación del virus y la invasión neural es
quizás el único período en el que el tratamiento profiláctico posterior a la exposición
puede dar resultados satisfactorios.
Una vez que se produce la infección del sistema nervioso central, el virus se
difunde en forma centrífuga a las glándulas salivales y otros órganos y tejidos por
medio de los nervios periféricos. En la etapa final de la enfermedad o de
generalización de la invasión viral, cualquier neurona del cuerpo sirve para alojar al
microorganismo. Se ha aislado o detectado virus en las células nerviosas de la
retina, córnea, piel, páncreas, miocardio, glándulas salivales (donde se han
comprobado títulos víricos más altos que en el cerebro) y del folículo piloso. El
intestino, la vesícula y el riñón son tomados un poco más tarde. Sin embargo la
distribución del virus no es uniforme y la frecuencia de la infección de diferentes
órganos es variable. Es importante señalar que siempre que se aísle el virus de las
glándulas salivales, se le encontrará también en el sistema nervioso central.
(MINSA, 2006)
Podemos concluir que el virus de la rabia está presente en el local de la
mordida o en local próximo durante la mayor parte del período de incubación. La
infección de las fibras musculares puede ser una fase patogénica crítica para el
acceso del virus al sistema nervioso periférico. (Organizacion Mundial de la salud ,
2018)

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1.6. DIAGNÓSTICO
Las herramientas diagnósticas actuales no permiten detectar la rabia antes
del inicio de la fase clínica y, a menos que haya signos específicos de hidrofobia o
aerofobia, el diagnóstico clínico puede ser difícil de establecer. La rabia en el ser
humano se puede confirmar en vida y post mortem mediante diferentes técnicas
que permiten detectar virus enteros, antígenos víricos o ácidos nucleicos presentes
en los tejidos infectados (cerebro, piel, orina o saliva).

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CAPÍTULO II:
Vigilancia, Prevención y Control
de la Rabia

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2.1. SITUACIÓN ACTUAL DE LA ENFERMEDAD
2.1.1. RABIA URBANA
El perro es el principal vector de la rabia urbana. La infección se transmite de
un perro a otro, como también al hombre y otros animales. La saliva del animal
rabioso, cargada de virus, se introduce por mordedura (rara vez por un rasguño u
otra lesión reciente en la piel). En cuanto a la transmisión de una persona a otra,
aún no se ha confirmado, aunque la saliva puede contener el virus. En las ciudades
y poblados la enfermedad se mantendrá, con el consiguiente desenlace mortal,
mientras haya una importante proporción de perros susceptibles. La gran densidad
de este animal y su alta tasa de reproducción anual son factores importantes en las
epizootias de rabia canina en América Latina y en otras zonas. Otro factor de
incidencia es el largo período de incubación que tiene el virus en algunos perros.
De modo aproximado, se estima que un 75% de los perros rabiosos elimina
virus por la saliva y la cantidad varía desde apenas algunos vestigios hasta títulos
muy altos. El riesgo de contraer la infección es mayor cuando la mordedura se
localiza en cara, cuello o manos y es menor cuando se trata del tronco o
extremidades inferiores.
Algunas medidas para prevención y control de la rabia urbana son:
 Vacunación antirrábica canina.
 Eliminación selectiva de canes vagos y de animales mordidos por un
animal rabioso.
 Mantener una vigilancia activa de la dinámica poblacional canina
 Observación clínica del animal mordedor (perros, gatos) durante 10 días
y sacrificarlo ante la presencia de signos sospechosos. Remitir la cabeza
del animal, con hielo seco para su examen de laboratorio. Si se requiere
dos o más días para que llegue al laboratorio, remitir la muestra de masa
encefálica en glicerina al 50%.
 Las personas con riesgo ocupacional (veterinarios, personal técnico de
centros antirrábicos, personal de laboratorios que trabajan con virus
rábico, vacunadores de campañas antirrábicas) deben recibir tratamiento
de preexposición de tres dosis a los 0, 7 y 21 días, utilizando la vacuna

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de cerebro de ratón lactante (CRL) seguido de un refuerzo a los 90 días
y posteriormente en forma anual.
 Prevención de la rabia después de la mordedura. Tratamiento de post-
exposición:
1. Lavado inmediato de la herida con abundante agua y jabón.
2. Protección con suero antirrábico, de acuerdo a la norma nacional.
3. Administrar suero de origen humano (20 UI/kg de peso) o equino (40
UI/kg de peso), tan pronto como sea posible después de la exposición
4. Vacuna de CRL. Esquema reducido: siete dosis administrados por vía
subcutánea (SC) en forma diaria e ininterrumpida, y tres refuerzos a
los 10, 20 y 60 días, contados a partir de la 7ma dosis.
5. Educación sanitaria en la comunidad. En situación de brote: debe
educarse a la población para que reconozcan los síntomas y signos
de la rabia, conozcan los mecanismos de transmisión y acudan
oportunamente a consulta para que reciban manejo adecuado.
Finalmente la capacitación del personal de salud en diagnóstico,
tratamiento, control y vigilancia de la enfermedad.

2.1.2. RABIA SILVESTRE

La rabia silvestre es una enfermedad infecciosa que tiene en vilo a gran parte
de la población de la Amazonía peruana. Es trasmitida por el murciélago
hematófago o vampiro que se alimenta de sangre. Afecta a todos los animales de
sangre caliente principalmente bovinos, bufalinos, équidos, porcinos,
ovinos/caprinos y humanos que entran en contacto con animales enfermos. En el
caso de la zona oriental del país, el murciélago. Otros lugares potenciales
son Ayacucho y Apurímac.
La transmisión de la rabia silvestre se da de tres maneras: mordedura,
rasguño y saliva e incuba entre 20 y 90 días, sin embargo, en el Perú hubo casos
de hasta 312 días. Todo depende de la magnitud de la herida. Con la rabia, la
inmunidad celular es deteriorada.

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Las medidas de prevención de la rabia silvestre van desde el uso de
mosquiteros, protección de camas y campañas de vacunación. Los casos que hoy
en día se presentan se registran en las áreas más alejadas a zonas urbanas.
Algunas medidas para prevención y control de la rabia urbana son:
 Vigilancia periódica de la circulación de virus rábico en murciélagos en
áreas de riesgo.
 Vigilancia de mordeduras por murciélagos en personas y ganado bovino
en áreas de riesgo.
 Eliminación selectiva de murciélagos hematófagos con vampiricidas.

2.2. VIGILANCIA EPIDEMIOLÓGICA

Los casos probables o confirmados de rabia humana, así como los casos
confirmados de rabia en animales, son de notificación inmediata y obligatoria a nivel
nacional (ver Anexo 01).
La vigilancia nos permite conocer la distribución, factores de riesgo,
reservorios y el comportamiento de las tendencias, para orientar adecuadamente
las medidas de prevención y control, y reducir la mortalidad cuando se interviene un
brote en forma oportuna.
Los objetivos de la vigilancia epidemiológica son:
• Detectar precozmente las epizootias o brotes de rabia a fin de realizar una
intervención oportuna y reducir la mortalidad.
• Detectar en forma oportuna las epizootias de rabia para implementar
acciones de prevención y control.
• Identificar la fuente de infección (reservorios) y los mecanismos de
transmisión para cortar la cadena de transmisión.
En el año 2017 se reportó en el Perú la eliminación de la transmisión de rabia
humana en más del 80% del territorio y la disminución de la transmisión de rabia
silvestre mediante la protección de la población en riesgo a través de la
administración de tratamientos antirrábico pre y post exposición. (Vargas, 2017)

19
Ante la presentación de casos de rabia animal las DIRESA/GERESA/DISA y
los servicios de salud, realizan la investigación y control de foco, con la participación
de otros sectores involucrados como el SENASA, los gobiernos locales, entre otros.
En las áreas con transmisión de rabia urbana, se priorizan las acciones de
vigilancia, prevención y control de focos, con énfasis en búsqueda y atención de
personas expuestas a la mordedura de canes y la vacunación antirrábica canina.
En las áreas con transmisión de rabia silvestre, se viene fortaleciendo la
vacunación antirrábica pre y pos exposición; así como la difusión de medidas
orientadas a disminuir el riesgo de mordeduras por murciélagos hematófagos.
Definición de caso: rabia humana
Con fines de notificación se utilizará las siguientes definiciones:
a. Caso probable
Todo caso que presenta síndrome neurológico agudo (encefalitis)
caracterizado por formas de hiperactividad seguidos por una parálisis que progresa
hacia el coma y la muerte. La muerte se genera por insuficiencia respiratoria entre
los 4 y 7 días después de la aparición del primer síntoma, en caso de no
administrarse un tratamiento intensivo. Puede existir o no el antecedente de
mordedura o contacto con un animal presuntamente rabioso.
b. Caso confirmado
Todo caso probable que es confirmado por:
• Detección del virus rábico por inmunofluorescencia directa (IFD) en tejido
cerebral (obtenido post mortem).
• Detección del virus rábico por IFD en biopsia cutánea o frotis corneal
(obtenido ante mortem).
• Detección de virus rábico por IFD en cerebros de ratones adultos o en
lactantes y en cultivo celular, cerebral, saliva o líquido cefalorraquídeo (LCR)
del caso.
• Detección de anticuerpos neutralizantes del virus rábico en el LCR de una
persona no vacunada.

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• Identificación de antígenos víricos por reacción en cadena de la polimerasa
(PCR) en tejido fijo obtenido post mortem o en un espécimen clínico (tejido
cerebral o cutáneo, córnea o saliva).
c. Caso sospechoso
Durante un brote, o en una zona enzoótica de rabia silvestre, para la
búsqueda de casos, se puede utilizar la siguiente definición:
“Todo paciente con un síndrome neurológico agudo (de encefalitis o parálisis
flácida) con o sin antecedente de mordedura o contacto con un animal
presuntamente rabioso.”
Brote
La presentación de uno o más casos probables de rabia humana en un lugar
y tiempo determinado es un brote de rabia.
Epizootia
La presentación de uno o más casos probables o confirmados de rabia en
animales. Las epizootias confirmadas por laboratorio son de notificación inmediata
y obligatoria.
Notificación
Luego de identificar un caso probable de rabia humana la notificación
inmediata es obligatoria al nivel inmediato superior y a nivel nacional, en el formato
de notificación individual.
La investigación debe hacerse con los casos probables a través de la ficha
clínico-epidemiológica, la cual debe ser enviada de cualquier unidad notificante
hasta la DISA correspondiente a fin de ser analizada.
Para descartar un caso notificado como probable se debe tener un resultado
negativo a virus rábico por IFD en la muestra obtenida post mortem; la impronta de
córnea o la biopsia cutánea no descartan un caso clínico, debido a que su
sensibilidad es baja.
Flujo de la información
La notificación de los casos se hará del puesto de salud al centro de salud,
luego, a la microrred, cabeceras de red, de ahí a la Dirección de Salud y en formato
electrónico a la Oficina General de Epidemiología.

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Indicadores para la evaluación de la vigilancia epidemiológica de la rabia
Los indicadores que se usarán son los siguientes:
- Nº de casos de rabia humana (probables y confirmados)
- Nº de casos de rabia en animales
- Nº de casos confirmados de rabia canina
- Nº de casos confirmados de rabia bovina
- Nº de casos confirmados de rabia en murciélagos (hematófagos y no
hematófagos)
- Nº de casos confirmados de rabia en otros animales
Tasa de mordeduras en humanos:
TM = Número de personas mordidas / población x 10000
En comunidades rurales se puede utilizar la tasa de ataque de mordeduras
por murciélago hematófago:
TM = Número de personas mordidas por murciélago hematófago / población
de la comunidad x 100
Tasa de mordeduras por murciélago en bovinos:
TM = Número de bovinos mordidos por murciélago / población de bovinos del
hato x 100

2.3. MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y CONTROL


2.3.1. ELIMINACIÓN DE LA RABIA CANINA
La rabia se puede prevenir administrando una vacuna. La vacunación de los
perros es la estrategia más rentable para prevenir la rabia en el ser humano. No
solamente se reducirán los fallecimientos atribuibles a la rabia, sino también la
necesidad de profilaxis tras la exposición como parte de la atención a los pacientes
mordidos por perros.

2.3.2. SENSIBILIZACIÓN SOBRE LA RABIA Y LA PREVENCIÓN DE LAS MORDEDURAS DE


PERROS
La educación sobre la conducta de los perros y la prevención de las
mordeduras, tanto para los adultos como para los niños, es fundamental en todo
programa de vacunación contra la rabia si se pretende reducir su incidencia en el

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ser humano y el costo del tratamiento de las mordeduras. Es necesario mejorar los
conocimientos de las comunidades en materia de prevención y lucha contra la rabia,
en concreto sobre la responsabilidad que supone tener una mascota, la prevención
de las mordeduras y el modo de actuar cuando estas ocurren. El compromiso de las
comunidades y su participación en los programas preventivos contribuyen a mejorar
la cobertura y la recepción de la información más importante.
2.3.3. INMUNIZACIÓN HUMANA PREVENTIVA
Hay vacunas antirrábicas que se pueden utilizar como inmunización anterior
a la exposición. Se recomienda administrarlas a personas que tengan ocupaciones
de alto riesgo, como el personal de laboratorio que trabaja con virus de la rabia y
otros lisavirus vivos y las personas que realizan actividades profesionales o
personales en las que puedan tener contacto directo con murciélagos, animales
carnívoros y otros mamíferos de zonas afectadas por la rabia. Por ejemplo, es el
caso del personal que trabaja en programas de lucha contra las zoonosis y de los
guardabosques.
También se recomienda vacunar a las personas que viajen a zonas remotas
donde se transmita la rabia que vayan a pasar mucho tiempo realizando actividades
al aire libre, como la espeleología o el montañismo. Igualmente, se debe vacunar a
los extranjeros que viven en países de transmisión de la enfermedad y a los viajeros
que se ven obligados a permanecer durante estancias prolongadas en zonas de alto
riesgo si el acceso a los productos biológicos de prevención de la rabia humana es
limitado. Por último, conviene considerar la posibilidad de vacunar a los niños que
residan o visiten zonas de alto riesgo, puesto que corren mayor riesgo debido a que
suelen jugar con los animales. Los niños pueden sufrir mordeduras más graves e
incluso no decir que han sido mordidos.

23
CONCLUSIONES

24
CONCLUSIONES

La rabia es una enfermedad zoonótica viral que está presente desde la


antigüedad. El virus que la provoca pertenece al género Lyssavirus y es
neurotrópico: se transmite a través de la saliva a causa de la mordedura de animales
rabiosos, principalmente perros o murciélagos hematófagos, y viaja a lo largo del
sistema nervioso central para provocar una encefalitis en su estado más avanzado
que provoca la muerte.
Esta enfermedad actualmente está vigente en más de 150 países y tiene
víctimas mortales en países de Asia y África.
El lavado inmediato y a fondo de la herida con agua y jabón después del
contacto con un animal sospechoso es fundamental y puede salvar vidas.
Los casos probables o confirmados de rabia humana, así como los casos
confirmados de rabia en animales, son de notificación inmediata y obligatoria a nivel
nacional.
La rabia es prevenible a través de vacunas y controlable por medio del
tratamiento tras la exposición.

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BIBLIOGRAFÍA

 Chin, J. (2001). El control de las enfermedades. En El control de las


enfermedades (pág. 581). Washington D.C.: Organización Panamericana
17ma ed.

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201-202. Obtenido de Scielo España:
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext
&pid=S1887-85712012000400001&lng=es&tlng=es.

 Haupt, W. (1999). Rabies – risk of exposure and current trends in prevention


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 Ministerio de Salud (2006). Norma técnica de salud para la prevención y


control de la rabia humana en el Perú: N.T.S. No. 052-MINSA/DGSP-V.01.
Lima: Ministerio de Salud.

 Organización Mundial de la Salud (19 de febrero de 2018). Rabia. Obtenido


de Organización Mundial de la Salud: http://www.who.int/es/news-room/fact-
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 Vargas, I. (2017). Boletín Epidemiológico del Perú. Lima: Centro Nacional de


Epidemiología.

 Vázquez, J. (2018, 6 de junio).Rabia Silvestre.Ica.Recuperado de


https://www.ica.gov.co/getdoc/c4c86212-5967-4588-a733-
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 Szyfres,L ;Arrossi,J ; y Marchevsky,N .(1982).Rabia Urbana: El problema de


las lesiones por mordedura de Perros. Documento RIMSA , 2(10), 311-312

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ANEXO 01. Flujograma de atención de la persona con accidente
de mordedura y del animal agresor

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