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INTRODUCCION

Ellen K. Silbergeld

INTRODUCCION La toxicología es el estudio de los tóxicos o venenos, en una definición más precisa, la identificación y
cuantificación de los efectos adversos asociados a la exposición a agentes físicos, sustancias químicas y biológicos. En
ese sentido, la toxicología es tributaria, en materia de información, diseños de la investigación y métodos, de la
mayoría de las ciencias biológicas básicas y disciplinas médicas, de la epidemiología y de determinadas esferas de la
química y la física.

La toxicología abarca desde estudios de investigación básica sobre el mecanismo de acción de los agentes tóxicos hasta
la elaboración e interpretación de pruebas normalizadas para determinar las propiedades tóxicas de los agentes.
Aporta una importante información tanto a la medicina como a la epidemiología de cara a comprender la etiología de
las enfermedades, así como sobre la plausibilidad de las asociaciones que se observan entre éstas y las exposiciones,
incluidas las exposiciones profesionales.

Cabe dividir la toxicología en disciplinas normalizadas, como la toxicología clínica, la forense, la de investigación y la
reguladora; otra clasificación hace referencia a los sistemas o procesos orgánicos que se ven afectados, y tenemos
entonces la inmunotoxicología o la toxicología genética; puede presentarse también desde el punto de vista de sus
funciones, y entonces se habla de investigación, realización de ensayos y evaluación de los riesgos.

En la sociedad moderna, la toxicología es ya un elemento importante de la salud ambiental y de la salud en el trabajo.


Ello es así porque muchas organizaciones, tanto gubernamentales como no gubernamentales, utilizan la información
toxicológica para evaluar y regular los peligros presentes tanto en el lugar de trabajo como en el medio ambiente
general. La toxicología es un componente crucial de las estrategias de prevención, pues proporciona información sobre
peligros potenciales en los casos en que no hay una exposición humana amplia. Los métodos de la toxicología son
asimismo muy utilizados por la industria en el desarrollo de productos, pues permiten obtener una información valiosa
para el diseño de determinadas moléculas o formulaciones.
En la terminología moderna, con “exposición” se hace referencia a las concentraciones o cantidad de una sustancia
con que están en contacto los individuos o las poblaciones –las cantidades presentes en un determinado volumen de
aire o de agua, o en una determinada masa de suelo. El término “dosis” se refiere a la concentración o cantidad de
una sustancia que hay en el interior de una persona u organismo expuesto. En el ámbito de la salud laboral, las normas
y directrices suelen expresarse en términos de exposición, o de concentraciones límite permisibles en situaciones
concretas, como por ejemplo en el aire del lugar de trabajo. Esos límites de exposición se basan en hipótesis o
informaciones sobre la relación entre la exposición y la dosis; no obstante, es frecuente que no se pueda obtener
información sobre la dosis interna. Así, en muchos estudios sobre salud laboral, sólo cabe establecer asociaciones
entre la exposición y la respuesta o efecto. En algunos casos se han establecido normas basadas en la dosis (por
ejemplo, niveles permisibles de plomo en sangre o de mercurio en orina). Aunque estas medidas presentan una
correlación más directa con la toxicidad, sigue siendo no obstante necesario, a efectos de controlar los riesgos, calcular
retrospectivamente los niveles de exposición asociados con esos efectos.

Los factores y hechos que determinan las relaciones entre la exposición, la dosis y la respuesta. Los primeros factores
tienen que ver con la captación, la absorción y la distribución —los procesos que determinan el transporte efectivo de
las sustancias desde el medio externo hasta el cuerpo, por vías de entrada como la piel, los pulmones o el aparato
digestivo. Esos procesos se sitúan en la interfase entre los seres humanos y su medio ambiente. En el caso de los
segundos factores, los del metabolismo, se trata de comprender la forma en que el cuerpo hace frente a las sustancias
que ha absorbido. Algunas sustancias se transforman mediante procesos metabólicos de la célula, que pueden
incrementar o reducir su actividad biológica. Para mejorar la interpretación de los datos toxicológicos se han elaborado
los conceptos de órgano diana (TARJET, BLANCO) y efecto crítico. Dependiendo de la dosis, la duración y la ruta de
exposición, y también de factores del huésped como la edad, muchos agentes tóxicos pueden inducir diversos efectos
en los órganos y organismos. Una de las misiones principales de la toxicología es identificar el efecto o grupos de
efectos importantes con miras a prevenir enfermedades irreversibles o debilitadoras. Una parte destacada de esa
tarea es la identificación del órgano que se ve afectado en primer lugar o que se ve más afectado por un agente tóxico:
es lo que se denomina el “órgano diana”.(MATEO ORFILA: ESPECIFICIDAD TISULAR,…… RECEPTORES) Una vez en el
órgano diana es necesario identificar el hecho o hechos importantes que indican la intoxicación o daño, a fin de
comprobar que el órgano se ha visto afectado más allá de su variabilidad normal. Es lo que se denomina el “efecto
crítico”; puede ser el primer hecho en una sucesión de fases fisiopatológicas (como la excreción de proteínas de bajo
peso molecular como efecto crítico en la toxicidad renal), o puede ser el efecto primero y potencialmente irreversible
de un proceso patológico (como la formación de un aducto de ADN en la carcinogénesis). Estos conceptos son
importantes en el ámbito de la salud en el trabajo porque definen los tipos de toxicidad y la enfermedad clínica
asociados con determinadas exposiciones, y en la mayoría de los casos la reducción de la exposición está orientada a
prevenir no tanto cualquier tipo de efecto en cualquier órgano cuanto los efectos críticos en los órganos diana. En los
dos artículos siguientes se estudian importantes factores del huésped que afectan a muchos tipos de respuestas a
muchos tipos de agentes tóxicos. Se trata de los determinantes genéticos, o factores heredados de
susceptibilidad/resistencia, y de la edad, el sexo y otros factores como la dieta o la existencia simultánea de una
enfermedad infecciosa. Esos factores pueden afectar también a la exposición y la dosis modificando la captación, la
absorción, la distribución y el metabolismo.

Como muchos de estos factores presentan variaciones en las poblaciones de todo el mundo, es esencial que los
especialistas en salud en el trabajo y los encargados de formular las políticas comprendan la forma en que esos factores
pueden contribuir a la variabilidad de las respuestas entre unas poblaciones y otras y entre individuos de una misma
población. Estas consideraciones son especialmente importantes en las sociedades con poblaciones heterogéneas. La
variabilidad de las poblaciones humanas es un elemento que hay que tener en cuenta al evaluar los riesgos de las
exposiciones profesionales y al extraer conclusiones racionales del estudio de organismos no humanos en las
investigaciones o ensayos toxicológicos. En la sección siguiente se ofrecen dos panoramas generales de la toxicología
desde el punto de vista de sus mecanismos. Desde la óptica mecanicista, los toxicólogos modernos estiman que todos
los efectos tóxicos se manifiestan en primer lugar a nivel celular; por consiguiente, las respuestas celulares son las
primeras indicaciones del contacto del cuerpo con un agente tóxico. Se considera además que esas respuestas
comprenden toda una serie de hechos, desde la lesión hasta la muerte.

Se denomina lesión celular (NOEL) a unos procesos específicos que utilizan las células, que es la unidad mínima de
organización biológica dentro de los órganos, para responder al problema que se les plantea. Entre esas respuestas
figuran cambios en la función de procesos celulares, como los de la membrana y su capacidad de captar, liberar o
excluir sustancias, la síntesis dirigida de proteínas a partir de aminoácidos y el recambio de componentes celulares.
Esas respuestas pueden ser comunes a todas las células lesionadas, o pueden ser específicas de determinados tipos
de células pertenecientes a determinados sistemas orgánicos. La muerte celular es la destrucción de células de un
sistema orgánico como consecuencia de una lesión celular irreversible o no compensada. Los agentes tóxicos pueden
causar la muerte celular como un proceso agudo que se revela de varias maneras, como perjudicando la transferencia
de oxígeno, pero otras veces la muerte celular es consecuencia de una intoxicación crónica. Después de la muerte
celular puede producirse una sustitución en algunos sistemas orgánicos, pero no en todos, aunque en algunas
circunstancias la proliferación de células inducida por la muerte celular puede considerarse una respuesta tóxica. Aun
cuando no hay muerte celular, las lesiones celulares reiteradas pueden inducir una tensión en los órganos que pone
en peligro su función y que afecta a su descendencia. Se examinan después en el capítulo varios temas más específicos,
que se agrupan en las categorías siguientes: mecanismos, métodos de ensayo, regulación y evaluación del riesgo. En
la mayoría de los artículos sobre los mecanismos se analizan más los sistemas diana que los órganos diana. Esto refleja
la práctica habitual de la toxicología y la medicina modernas, que no estudian tanto órganos aislados como sistemas
orgánicos. Así, por ejemplo, la sección de toxicología genética no se centra en los efectos tóxicos de los agentes sobre
un órgano específico, sino más bien en el material genético como diana de la acción tóxica. Análogamente, en el
artículo sobre inmunotoxicología se examinan los diversos órganos y células del sistema inmunitario como dianas de
los agentes tóxicos. En los artículos sobre los métodos de la toxicología se ha adoptado un punto de vista
eminentemente práctico: se describen los métodos de identificación de los peligros que se utilizan en la actualidad en
muchos países, es decir, los métodos para obtener información relacionada con las propiedades biológicas de los
agentes. Figuran a continuación cinco artículos sobre la aplicación de la toxicología en el establecimiento de normas y
la formulación de políticas, desde la identificación de los peligros hasta la evaluación de los riesgos. Se presenta la
práctica habitual en varios países, así como la de la IARC. En estos artículos el lector entenderá cómo se integra la
información obtenida en los ensayos toxicológicos con inferencias básicas y mecanicistas para obtener la información
cuantitativa que se utiliza para establecer los niveles de exposición o adoptar otras medidas de control de los peligros
en el lugar de trabajo y en el medio ambiente general.

En esas subdisciplinas, y también en el campo de la salud ambiental, se utilizan muchos de los mismos principios y
enfoques que aquí se describen. Esos principios y enfoques son igualmente aplicables a la evaluación de los efectos
de los agentes tóxicos sobre poblaciones no humanas, cuestión que ocupa un lugar importante en las políticas
ambientales de muchos países. Aunque se ha puesto especial interés en recoger las perspectivas y experiencias de los
expertos y técnicos de todos los sectores y de muchos países, es posible que el lector advierta un cierto sesgo hacia
los científicos académicos del mundo desarrollado.

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