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Los efectos de una sustancia química sobre un determinado sistema u órgano están relacionados con
la magnitud de la exposición y con el carácter agudo o crónico de ésta. Habida cuenta de la
diversidad de efectos tóxicos que se producen incluso en un solo sistema u órgano, se ha propuesto
una línea de pensamiento uniforme acerca del órgano crítico y el efecto crítico con miras a evaluar
los riesgos y desarrollar “concentraciones límite recomendadas basadas en criterios de salud para
las sustancias tóxicas” presentes en los diferentes medios ambientales.
Aunque los metales pesados, como el plomo, el cadmio y el mercurio, pertenecen a un grupo
específico de tóxicos en el que el efecto crónico de su actividad depende de su acumulación en
los órganos, las definiciones que se ofrecen a continuación fueron publicadas por el Grupo de
Trabajo sobre Toxicidad de los Metales (Nordberg 1976) .
Se ha adoptado la definición de órgano crítico que propuso este grupo de trabajo, pero con una leve
modificación: se ha sustituido el término metal por la expresión sustancia potencialmente
Tóxica (Duffus 1993). El que un determinado órgano o sistema se considere crítico depende no
sólo de la toximecánica del agente peligroso, sino también de la vía de absorción y de la población
expuesta.
•Organo crítico : el órgano que primero alcanza la concentración crítica del metal en determinadas
circunstancias de exposición y en una población dada.
•Efecto crítico: punto definido en la relación entre la dosis y el efecto en el individuo, a saber, el
punto en el que se produce un efecto adverso en la función celular del órgano crítico. A un nivel de
exposición inferior al que provoca una concentración crítica del metal en el órgano crítico, pueden
producirse algunos efectos que no deterioran la función celular en sí, aunque son detectables por
medio de pruebas bioquímicas y de otro tipo. Esos efectos se denominan efectos subcríticos .
En ocasiones no está claro el significado biológico de la expresión “efecto subcrítico”; puede
equivaler a un biomarcador de exposición, a un índice de adaptación o a un precursor del efecto
crítico . Esta última posibilidad puede ser especialmente importante de cara a las actividades
profilácticas.
TABLA 1
Tabl
a
Se han formulado otras definiciones que quizás reflejen mejor el significado de este concepto.
Según la OMS (1989), el efecto crítico es “el primer efecto adverso que aparece cuando se alcanza
en el órgano crítico el umbral de concentración o dosis (crítica). Los efectos adversos que, como el
cáncer, no tienen un umbral de concentración definido suelen considerarse críticos.
Figura 1
Los efectos críticos pueden ser de dos tipos: los que se estima que tienen un umbral y aquellos otros
en los que puede haber cierto riesgo a cualquier nivel de exposición (carcinógenos genotóxicos y
mutágenos de células germinales: sin umbral). Siempre que sea posible, la evaluación del riesgo se
ha de basar en datos humanos adecuados. Para determinar los efectos con umbral en la población
general se han de elaborar hipótesis sobre el nivel de exposición (cantidad tolerable que puede
entrar en el cuerpo, biomarcadores de la exposición) como es que la frecuencia del efecto crítico en
la población expuesta a un agente peligroso dado se corresponda con la frecuencia de ese efecto en
la población general. En la exposición al plomo, la concentración máxima de plomo en sangre
recomendada para la población general (200 μ g/l, mediana inferior a 100 μ g/l) (OMS 1987) está
prácticamente por debajo del valor de umbral del efecto crítico supuesto (alto nivel de
protoporfirina eritrocitaria libre), aunque no por debajo del nivel asociado a los efectos sobre el
SNC en los niños o sobre la tensión arterial en los adultos. En general, cuando la evaluación de la
seguridad se basa en los datos obtenidos en estudios bien hechos sobre poblaciones humanas que
definen un nivel sin efecto adverso observable, se considera adecuado aplicar un factor de
incertidumbre de 10. En el caso de la exposición profesional, los efectos críticos pueden referirse
a una determinada parte de la población (por ejemplo el 10 %). En consecuencia, en la exposición
profesional al plomo la concentración de plomo en sangre recomendada basada en criterios de salud
se ha establecido en 400 mg/l en los hombres donde un 10 % de la población presente un nivel de
ALA-U de 5 mg/l como respuesta a unas concentraciones de PbB de 300 a 400 mg/l. En el caso de
la exposición laboral al cadmio (partiendo de que el efecto crítico es el aumento de la excreción
urinaria de proteínas de bajo peso molecular), se ha estimado como valor admisible un nivel de 200
ppm de cadmio en la zona cortical del riñón, pues ese efecto se ha observado en el 10 % de la
población expuesta. En muchos países se está considerando actualmente (es decir, en 1996) la
posibilidad de rebajar estos dos valores. No hay un consenso claro sobre la metodología adecuada
para evaluar el riesgo de las sustancias químicas en las que el efecto crítico puede no tener umbral,
como los carcinógenos genotóxicos. Para la evaluación de esos efectos se han adoptado diversos
enfoques basados en gran parte en la caracterización de la relación dosis-respuesta. Como en el
plano social y político no se acepta el riesgo de los carcinógenos para la salud, en documentos tales
como las Air Quality Guidelines for Europe (OMS 1987) se ofrecen únicamente, para los efectos
sin umbral, valores como la unidad riesgo a lo largo de toda la vida (es decir, el riesgo asociado a la
exposición a lo largo de toda la vida a 1 μ g/m 3 del agente peligroso)
Duffus, J H. 1993. Glossary for chemists of terms used in toxicology. Pure Appl Chem 65:2003-
2122.
Nordberg, GF. 1976. Effect and Dose-Response Relationships of Toxic Metals. Amsterdam:
Elsevier
OMS 1987. Air Quality Guidelines for Europe. European Series, No. 23. Copenhague:
Publicaciones Regionales de la OMS
OMS 1989.Glossary of Terms On Chemical Safety for Use in IPCS Publications. Ginebra: OMS