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Universidad Tecnológica de Santiago

UTESA
Facultad de Ciencias y Humanidades
Carrera de Psicología

Asignatura:
Agresion intraf. Ab. Inf 002

Presentado a:
Juana Alcántara Castillo M.A

Presentado por:
Talia Dorner Martínez 1-17-1457

Tema:
Control de Lectura Cap. 3 y 4

22 de junio de 2021

Santiago de los Caballeros, R. D.


Mitos y realidades acerca del abuso sexual infantil
En efecto, el abuso sexual infantil es un fenómeno al que se le atribuyen
cualidades que no posee. La circulación de dichos mitos en los entornos de
mediación frecuenta generar interferencias relevantes que tienen la posibilidad
de tener severas secuelas en relación a la defensa.

“El abuso sexual infantil no es una forma de maltrato tan grave como el
maltrato físico”

En torno a esta oración hay muchas personas que viven con esa errada idea
en su mente, de que el maltrato infantil solo es abuso físico, y no, no es así, el
maltrato infantil es un tema muy amplio con situaciones graves como por
ejemplo el abuso sexual infantil, la violencia física, la violencia verbal, entre
muchos otros.

En fin todo abuso infantil es grave, no hay uno peor que otro, ya que todos
dejan secuelas perjudiciales en ellos infantes y en su desarrollo físico y
cognitivo.

“El abuso sexual, al igual que la violencia hacia la infancia en todas sus
formas, es un problema de las clases bajas”

El abuso sexual infantil no puede ser clasista en asunto económico, en todo los
ámbitos puede llegar a suceder una situación de abuso sexual, no se excluyen
personas de clase alta pero tampoco los de clase baja.

En muchas familias en las que los integrantes viven en casa pequeñas y


duermen en un mismo cuarto no sucede nada, mientras que en las familias de
casas amplias y varias habitaciones puede darse el caso de abuso sexual y
viceversa, nadie está excluido de que esto pueda suceder en su familia.

“El abuso sexual es un hecho raro, poco frecuente, que les ocurre a
pocos niños”

El abuso sexual si es un hecho frecuente que ocurre a muchísimos niños en el


mundo, lo que hace que se note poco frecuente es la cantidad de denuncias
que hay, existen personas que por vergüenza, por miedo o por alguna u otra
razón no denuncian un acto violento hecho a sus niños y por eso se registran
menos de los que en verdad están sucediendo.

“Los ofensores sexuales son personas que sufren de alguna patología en


particular o abusan sexualmente bajo los efectos del alcohol”

Sí, es mucho más frecuente ver que él o la abusadora están bajo efectos
nocivos de alcohol o alguna otra sustancia, como también si esa persona sufre
de alguna patología. Pero no siempre este es el caso, un sinfín de veces el o la
abusadora están en un estado completamente sobrio y cuerdo y saben lo que
están haciendo.

“Los hombres tienen una impulsividad sexual que no pueden frenar”

Según la mayoría de estudios los ofensores son hombres, y si, algunos no


saben controlar su deseo sexual, otros tienen poca satisfacción sexual de parte
de sus esposas, pero este caso no siempre se da por esa razón hay hombres
que saben controlar sus impulsos muy bien, mientras que hay otros que no
saben manejar esos asuntos para nada.

“Los niños son seductores y provocan al adulto”

No, esta es una frase las cuales los abusadores utilizan mucho para su
defensa, pero un niño no es quien seduce al adulto, por el hecho de que el
adulto posee un conocimiento acerca de la sexualidad del que la niña carece, y
porque el placer sexual tiene una connotación absolutamente distinta para la
niña que para el adulto.

“El abuso sexual es cometido por personas extrañas a la víctima”

No siempre, porque como dicen por ahí, en la confianza es que esta el peligro.
Como puede que sean personas del entorno familiar puede que sean extraños
a la víctima. El abusador siempre intenta manipular o amenazar la víctima para
tenerla reprimida a su favor.

El mito de la ausencia de secuelas, del olvido y la adaptación


Este mito se basa por un lado en la dificultad de pensar a los niños como
personas, y por otro en las dificultades propias de quien debe escuchar un
testimonio (sea familiar, una maestra, un juez o un psicólogo) o intervenir en
una situación de abuso sexual. Argumentos tales como “Ellos no se dan
cuenta”, “Los niños se adaptan a todo”, “El abuso sexual no deja secuelas en
los niños”, “Es mejor que no lo hablen así se olvidan” suelen ilustrar este mito.

“Los niños son poco creíbles, fantasean, mienten”

Las personas se han dejado llevar que los niños fantasean, mienten y son
fáciles de influenciar.

Los niños no pueden fantasear detalles de una actividad sexual cuyo


conocimiento es absolutamente inapropiado para su edad. En cuanto a las
adolescentes, se las suele tildar de engañar con estos relatos para llamar la
atención o conseguir algún tipo de beneficio. Sin embargo, es difícil que una
adolescente desarrolle un relato de abuso sexual, sabiendo las consecuencias
que esto originaría para sí misma y para su familia, si no fuera verdad.
“El niño muestra sentimientos positivos hacia el ofensor, entonces es
imposible que haya habido abuso”

Este caso se da cuando el agresor es parte de la familia, se da el caso que


mayormente son familiares muy cercanos a la víctima, y al ser así obviamente
que las victimas le tienen cariño porque han crecido junto a esa persona, hasta
que se da la situación del abuso ahí cambia todo.

“El abuso sexual que ocurre dentro de las familias es una cuestión
privada”

Esto es algo totalmente erróneo, el abuso sexual intrafamiliar debe de ser


castigado por el estado, no debe ser resuelto internamente porque esto puede
provocar que pueda seguirse dando el caso con la víctima o haber victimas
nuevas dentro de la familia.

Fases del abuso sexual infantil


¿Cómo se desarrolla y progresa la conducta sexualmente abusiva?

Se desarrolla a lo largo de un tiempo a través de una vinculación progresiva


cuya finalidad última es el acceso al cuerpo del niño. Una vez que el abusador
sexual llega al contacto con el cuerpo del niño, ese contacto puede progresar a
lo largo del tiempo en su nivel de intrusividad, e incluso llegar a una
penetración completa, propia de una relación sexual.

Cuanto más pequeña es la niña al comienzo del as, más difícil le será
comprender la situación, y el ofensor sexual necesitará menos esfuerzo para
lograr su sometimiento. Cuanto más necesitada de afecto esté, más fácil será
para el abusador acercarla a él.

Es a lo largo de este proceso de vinculación entre el ofensor y el niño que las


conductas abusivas se irán desplegando desde formas de menor intimidad a
conductas más intrusivas.

Suzanne Sgroi describe el abuso sexual en etapas bien diferenciadas (Sgroi,


1982):

Fase de preparación

Como bien lo dice su nombre en esta primera fase el abusador prepara el


terreno para entrampar a la víctima, utiliza maniobras psicológicas como el
favoritismo de la víctima y la alineación.

Como parte de la preparación, en esta etapa el ofensor va seleccionando el


momento del día propicio y el lugar para llevar a cabo las conductas sexuales.
Fase de interacción sexual propiamente dicha

En esta fase ocurre el contacto con el cuerpo de la víctima, aquí suceden


diversas situaciones y no siempre la finalidad es la penetración, pero aunque
no haya penetración en el acto como quiera sigue siendo abuso sexual y sigue
siendo penalizado de igual forma.

En esta fase también el ofensor logra que la víctima guarde el secreto, usando
diversas maniobras para manipularla, ya sea con excusas como que no puede
decir nada porque es algo especial, que si cuenta algo nadie le va a creer o
como también con amenazas a ella y a su familia o demás parientes.

Fase de develamiento

Esto sucede cuando el hecho es descubierto, puede darse lo que es el


develamiento accidental o intencional.

El develamiento accidental es cuando el abusador es sorprendido en el acto de


abuso con la víctima, mientras que el develamiento intencional sucede cuando
la víctima se arma de valor y decide contar todo lo sucedido.

Fase de reacción al develamiento

Según los autores Reynaldo Perrone y Martine Nannini (1997) hablan de la


dinámica del hechizo, y describen al hechizo como la influencia que una
persona puede ejercer sobre otra sin que esta última se dé cuenta de ello.

Según los autores, este estado de hechizo se logra a través de tres tipos de
prácticas relacionales: la efracción, la captación y la programación.

La efracción o mejor dicho traición de la confianza, es cuando el abusador toma


posesión de la víctima con argumentos falsos, violando la confianza que se le
ha dado.

La capacitación que es cuando el abusador reprime al niño por medio de


miradas o palabras, la víctima se reprime por una mirada del abusador.

La programación es cuando el abusador va condicionando el cerebro del niño


para que se deje llevar y guarde silencio de todos los actos que realiza con él.

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