Está en la página 1de 10

GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

HOSPITAL “Dr. BRAULIO A. MOYANO”

Curso: Prevención de la Violencia de Género, Familiar y Sexual

Monografía Final

Alumna: Natalia Micaela Badaracco

Fecha: 30 de Mayo, 2021, CABA.

1
Introducción

A lo largo del curso de Prevención de la Violencia de Género, Familiar y


Sexual se trataron distintos temas acerca de la materia, como ser: diferencia entre
sexo, género y sexualidad; mujeres, transexualidad, intersex; distintos tipos de
violencia; etc. En esta monografía se abordará principalmente el abuso sexual
infantil y una gran herramienta con la que actualmente contamos para darle un fin
al mismo: la educación sexual integral. Para ello se ilustrará con casos
contemporáneos y de público conocimiento a los fines de articular con los
conceptos teóricos a desarrollar.

Desarrollo

Recientemente circuló en las redes sociales un breve video donde se veía a


un músico argentino compartiendo una comida con amigos. Durante el mismo se
ve que sostiene a su nieta en sus piernas. Hasta ese momento nada parece llamar
la atención y podría describir una escena familiar normal. Sin embargo, al mirar en
detalle el video, uno percibe que el hombre saca su mano de debajo de la remera
de la niña.
A consecuencia del video se destacaron por lo menos dos marcados bandos:
los que vehementemente denunciaban el comportamiento descripto anteriormente
como abuso infantil y los que se excusaban sosteniendo que sólo se trataba de un
abuelo afectuoso hacia su nieta y que hoy en día la llamaba “generación de cristal1
se ofende por todo”.
Una de las primeras preguntas que se desprende al anoticiarnos del caso
es: ¿eso es abuso? Y a los fines de no caer en una simple opinología es necesario
revisar las fuentes.
Primeramente, definiremos qué es el abuso sexual infantil. Como una
definición amplia se lo puede entender como un abuso de poder de un adulto hacia
un niño, niña o adolescente, aprovechándose de la asimetría de poder entre ellos
para abusar sexualmente de él/ella. Esta acción genera graves consecuencias

1
Generación de cristal: hace referencia a los jóvenes nacidos luego del 2000, hace alusión a que estos jóvenes
son sensibles ante los problemas y las injusticias que se les van presentando en su vida cotidiana.

2
tanto a corto como a largo plazo en el psiquismo del infante y en los diferentes
ámbitos que en se desarrolla. (Bianco, M. et al., 2015) En otras palabras, siempre
hay una asimetría de poder, donde un sujeto ejerce ese poder vulnerando los
derechos del niño desde un aspecto sexual.
Ahora bien, hay distintos tipos de abusos, puede ser sin contacto físico, ya
sea exponiendo al menor a contenido verbal o visual sexual inapropiado para
él/ella; o de forma aún más explícita exhibiéndose el adulto o haciendo exhibirse al
niño. O, por el otro lado, con contacto físico directo, y aquí hay un amplio gradiente
de situaciones desde lo más grave, es decir, con acceso carnal, hasta caricias y
besos inapropiados, por encima o debajo de la ropa. Es aquí, en esas sutilezas,
donde los abusadores se pueden esconder con facilidad. Vamos a explicar un poco
para entender mejor el modus operandi del abusador.
En la mayoría de casos, a saber, cerca del 80% de los abusos sexuales
cometidos, se perpetra por un conocido o un referente significativo de la víctima.
Esto conlleva varias dificultades, por un lado, no se presenta a priori como algo
completamente disruptivo o traumático para el pequeño, ya que proviene de un ser
amado. Muchas veces también comienza como un juego, un secreto importante
entre ellos. Ese pacto de silencio será la mayor arma del adulto. El abuso puede
suceder así durante años sin que exista la más mínima sospecha en el resto de la
familia. El agresor confiere amenazas reales a las víctimas sobre las consecuencias
que desatará una eventual traición de este pacto, paralizando a la víctima para que
no busque ayuda y generando en ella sentimientos de culpa, desvalorización,
descreimiento y desesperanza. Al respecto, cabe destacar que muchas de las
acciones por parte del abusador son enmascaras en frases del tipo de “lo hacen
por amor”, “porque tienen algo especial entre ellos”, “que se sentirían muy tristes si
le contaran de su secreto a alguien”.
Entonces, recapitulando, algunas cuestiones a destacar son: se da en un
contexto íntimo, en el ámbito privado, mayormente sin testigos, propiciado por un
vínculo de confianza previo al hecho, se establece un pacto de silencio entre las
partes, lo cual genera sentimientos de culpa, vergüenza y vulnerabilidad al menor.
Ahora estamos en condiciones de responder si tocar a un niño por debajo de
la ropa es o no un abuso, ¿no? Sigue sin parecer tan fácil. Podemos tomarnos el
tiempo de escuchar distintos testimonios y escucharemos respuestas como “sólo la

3
estaba haciendo ‘upa’”, “son tan chiquitos que no te das cuenta que se le subió la
remera”, “le pasa a todo el mundo”, “ven maldad donde no la hay”. Hay que admitir
que en el colectivo social cuesta aceptar que una persona a quien uno conoce bien
y estima se lo tilde de “abusador”, con lo cual se activa con toda intensidad un
mecanismo psicológico conocido como negación. Se trata simplemente del acto
mismo de negar que existe un problema. No es un acto voluntario, sino que asumir
‘la verdad’ se torna insoportable, por lo que la psiquis se defiende haciendo énfasis
en aquellos aspectos de la situación que le permitan seguir sosteniendo la farsa.
Como veníamos diciendo, “no es tan así”, “es una exageración”, “vieron mal”,
“¿Pepito? ¡¡¡¡Pero si es un santo!!!!”.
Entonces, ¿cómo hacemos para saber si es o no un abuso?, ¿debemos
actuar?, ¿y, que, es lo mejor para los niños? Para responder estos interrogantes
vale destacar algunos puntos. Como primordial, el foco debe estar en priorizar el
bienestar del niño. Es un mito pensar que un abuso sexual no tiene consecuencias
en el infante. Depende de varios factores estimar la gravedad del caso, como ser
el vínculo con el agresor, la edad del menor, la frecuencia con que fue perpetrado
y cuan agravioso fue el hecho en sí. Por eso, como adultos, es importante poder
identificar ciertos síntomas, y señales de alerta que puedan surgir entorno a un niño,
a los fines de poder brindarles nuestra ayuda.
Algunos indicadores son altamente específicos de abuso sexual. Por
ejemplo, información confiable de un testigo directo; informe médico; presencia en
el niño de indicadores físicos (lesiones, infecciones o sangrado en zonas genitales
o anales); manifestación directa por parte del niño. Otros indicadores, probables,
aunque no específicos son inflamaciones o escozor en zonas genitales; conductas
hipersexualizadas o francamente inapropiadas para la edad; masturbación
compulsiva; conocimientos sexuales impropias de la edad, etc. ACÁ PUEDO
AMPLIAR CON LOS NO TAN ESPECÍFICOS

Sobre la manifestación directa por parte del niño cabe hacer una mención
especial. Los niños atravesando o que hayan atravesado por una situación de estas
características se encuentran muy vulnerados, no comprenden del todo lo que está
pasando, tienen la sensación de estar traicionando a alguien muy querido, y hay
que tomar ciertos recaudos al alojar este pedido de ayuda. En primer lugar, respetar

4
los tiempos del chico, no presionarlo. Ofrecerle un espacio de escucha y tolerancia.
Como adulto es natural que nazcan sentimientos de bronca hacia el victimario, pero
no ayuda en nada al chico que digamos cosas como “¡lo voy a matar!”. No hay que
olvidar que el niño está pasando por una situación traumática y no debemos incurrir
en una revictimización. El objetivo es hacerlo sentir seguro, que vuelva a confiar en
un adulto. Brindarle apoyo y seguridad, haciéndole entender que no es responsable
ni culpable de lo sucedido. Y poner el acento en que es posible una solución.
Entonces ahora sabemos identificar indicadores o lo que comúnmente
llamamos “red flags”. Ante la presencia de cualquiera de ellas debemos parar la
oreja y ver qué está pasando. Ante la pregunta sobre qué es lo mejor para los niños,
será en todos los casos creerles y darles el tiempo y lugar para expresarse acerca
de sus miedos y emociones; no apurarlos, ni cuestionarlos, ni tampoco asustarlos.
Pero siempre en todos los casos creerles es el primer paso para la sanación.
Finalmente, ¿debemos actuar? Y la respuesta es siempre sí. Todo adulto
que tome conocimiento de un abuso sexual hacia un niño/a tiene el deber de
denunciar, pues tienen la obligación indelegable de actuar frente a la posible
comisión de un delito contra la integridad sexual de un niño/a. Quien no actúa se
convierte en cómplice del delito.

La denuncia. Pues aquí nos encontramos con otro problema y son los datos
estadísticos. ¿quiénes denuncian? ¿qué pasa cuando denunciamos? Bringiotti y
Raffo (2010) a partir de una investigación que realizaron en Buenos aires
descubieron que el 62% de los niños no pidió ayuda; el 22% la pidió y no recibió o
fue inadecuada; y, el 16% pidió ayuda y les creyeron. Estos números estarían
relacionados con lo que se mencionaba anteriormente acerca de la dificultad que
presenta la familia para denunciar a un integrante familiar o a un conocido querido
de la comunidad. Finalmente, el Juez Carlos Rozanski (2007) sentencia que
aproximadamente sólo el 10% de los casos de abusos sexuales infantiles llegan a
denunciar, terminando en condenas firmes 1 de cada 1000 casos. Estos datos, más
lo tortuoso del proceso en sí, desmotivan y vapulean las intenciones de las víctimas
de someterse a la revictimización de su abuso.
En resumen, la grave vulnerabilidad de los niños, la alta impunidad de los
delincuentes, las dificultades de los infantes para hablar, o sea, romper el silencio

5
sobre su victimización, especialmente cuando el agresor pertenece al mismo grupo
familiar, indican la complejidad del abuso sexual en la infancia, y la importancia de
ser manejado por especialistas en cada uno de los ámbitos en que se lo aborda.

Ahora bien, vale destacar ese 60% de niños que directamente no pidió ayuda
y preguntarnos, ¿por qué no lo hizo? ¿pensaba que no le iban a creer? ¿no sabía
a quién pedir ayudar? ¿siquiera entendía del todo lo que estaba sucediendo?
Aunque sería interesante profundizar los motivos que pudiera suscitar que los niños
directamente no acudan por ayudar, aquí nos detendremos a analizar un recurso
importante con el que los chicos sí cuentan y es el programa de educación sexual
integral (ESI). La ley 26.150/2006 establece que todos los estudiantes tienen
derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos
públicos y privados de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires y municipal.
La implementación de esta ley posee un diseño curricular pensado para las
necesidades de las distintas etapas vitales y evolutivas que transitan los niños.
Entonces, el recorrido comienza en el nivel inicial, promoviendo conocimientos
generales desde el entendimiento de nuestras emociones; de las distintas formas
de organización familiar y sus dinámicas; el respeto de los modos de vida diferentes
a los propios. Así como también, la puesta en práctica de actitudes que promuevan
la solidaridad, la expresión de la afectividad, el respeto a la intimidad propia y ajena
y el respeto por la vida y la integridad de sí mismos y de los otros/as. Aquí hay algo
que nos interesa. Ya a temprana edad se les transmite a los niños la importante de
respetar su propia intimidad y la ajena. Es decir, poder diferenciar lo que es público,
a lo que cualquiera puede tener acceso, y lo que es de la intimidad de cada uno y
que no es lícito que cualquier acceda sin nuestro consentimiento. Por otro lado,
dentro de las habilidades sociales, se destaca el progresivo reconocimiento de sus
derechos y responsabilidades como niños/as y el de los derechos y obligaciones
de los adultos. Aquí la importancia está en entender que niños y adultos tienen roles
distintos, comportamientos distintos y que se esperan, justamente, distintas cosas
de cada uno. Y, en la misma línea, surge como de suma importancia, el siguiente
objetivo: el desarrollo de la confianza, la libertad y la seguridad en los niños y niñas
para poder expresar sus ideas y opiniones y formular preguntas que puedan

6
inquietarlo. Esto reviste de importancia considerando la cantidad de niños que no
pueden/saben explicar lo que les está pasando y lograr pedir ayuda. Por lo tanto,
resulta primordial brindarle todas las herramientas posibles y pertinentes para que
identifiquen aquellas situaciones que requieren de la ayuda de una persona adulta,
de aquellas en las que pueden desenvolverse solos con autonomía. Y, a su vez,
logrado identificar el problema, tener la posibilidad de expresar y formular con sus
palabras qué es lo que les está pasando.
Las estrategias descriptas anteriormente, en su mayoría, apuntan a
solucionar el problema una vez instalado. Sin embargo, también podemos pensar
en ciertos recursos con los que los niños pueden trabajar a modo de prevención. Si
bien bajo ningún punto de vista se considera que un infante tiene la culpa de que
un adulto tenga algún comportamiento abusivo hacia él/ella, sí se puede pensar en
medidas de prevención que puede tener el niño, y que, sin ir más lejos, los adultos
también tomamos, para tratar de evitar que nos pasen cosas indeseables. Por ej,
el conocimiento y la apropiación de pautas que generen cuidado y protección,
vínculo afectivo y de confianza con el propio cuerpo como estrategia para prevenir
posibles abusos y que, además, permitan identificar y comunicar a personas
adultas de confianza estas situaciones.
Finalmente, no nos olvidemos de cuál era la mayor arma de los abusadores:
los secretos. Por lo tanto, el conocimiento sobre el significado de los secretos y
saber que nadie puede obligarlos a guardar información de cosas que los hagan
sentir incómodos, mal o confundidos es crucial para desmontar su estrategia
principal.

Conclusiones

A lo largo de la historia de la humanidad el concepto de niñez y de


adolescencia ha ido cambiando. Es así, que aún hoy no hay un consenso mundial
al respecto. Cuándo comienza la adolescencia, cuándo termina. Cuándo una
persona es completamente consciente de sus actos y consecuencias. Cuándo
puede ser juzgado por ello.

7
Si bien hay un gran consenso sobre la aceptación de la Convención
Internacional sobre los Derechos de los niños, niñas y adolescentes, en argentina,
a partir de la ley 26.061/2014, en su Artículo 3 dice:
Interés superior. A los efectos de la presente ley se entiende por interés superior de
la niña, niño y adolescente la máxima satisfacción, integral y simultánea de los
derechos y garantías reconocidos en esta ley. Debiéndose respetar:
a) Su condición de sujeto de derecho;

El pasaje a ser considerados sujetos de derecho no es un dato menor. Esto


implica que ya no son considerados un ‘objeto’, una extensión de la voluntad de sus
padres y/o tutores legales; sino que se prioriza sus propios deseos, tienen voz en
los asuntos que les pasa y tienen derechos: a elegir con quien vivir, a acceder o no
a un tratamiento determinado, a practicarse un aborto, elegir con quien formar o no
pareja, qué estudiar, profesar la religión de su agrado, así como también vivir la
sexualidad y su identidad sexual en base a lo que ellos consideren que los haga
sentir plenos y felices.

Si bien la ESI es una herramienta fundamental para que los chicos se sirvan
de herramientas para prevenir y saber pedir ayuda frente a situaciones de acoso o
abuso sexual, aún nos falta un largo camino por recorrer para lograr implementarla
eficazmente. Investigaciones recientes indican que más del 86% de los jóvenes
asocia la ESI con aprender sobre el cuerpo humano, dejando en evidencia que aún
falta mucho por enseñar. Cabría otro tipo de análisis pensar por qué la educación
es insuficiente siendo claros los objetivos curriculares y las necesidades de los
niños para poder desarrollarse plena y saludablemente, disfrutando de su vida y su
crecimiento.
A su vez, en los últimos años se ha escuchado mucho el lema “con mis hijos
no”, por parte de colectivos de madres y padres en referencia a la implementación
de la ESI, teniendo una falsa creencia, acerca de qué se trata la ESI en sí. Y esto
nos lleva a la idea de los mitos, que venimos hablando desde el comienzo. Los
mitos, lo tabú, sostienen los secretos de los abusos, por la vergüenza que ello
conlleva, porque uno no quiere enfrentarse a la mirada que juzga del otro; porque
uno no quiere cargar con la presión de ser “el culpable” de haber ‘roto’ a la familia;

8
porque cae el peso de toda la culpa sobre ese niño, de seguir sosteniendo ese dolor
en la oscuridad; y ni hablar si incluimos el concepto del pecado, de volverse impuro
con el que muchas culturas y grupos tiñen a las víctimas.

A modo de conclusión vale decir: mejor hablar de ciertas cosas. Si bien


internet ha democratizado la información a tal punto que todo está al alcance de un
click, también vale destacar que abundan las “fake news” (es decir, información que
no tiene evidencia que sustente lo que dice), por lo que no debe quedar algo de
asunto público, como son los derechos de los niños, niñas y adolescentes, como la
protección de los mismos, como la divulgación de recursos y herramientas para ser
autónomos, para poder cuidarnos y defendernos, y así, con el tiempo, cada vez
sentirnos menos vulnerables.

9
BIBLIOGRAFÍA

- Bianco, M., Chiapparrone, N.G, et al. (2015) Abuso Sexual en la infancial: Guía
de orientación y recursos disponibles en CABA y Provincia de Buenos Aires.
Buenos Aires. Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer.
-Bringiotti, M. I.y Raffo, P. (2010). Abuso Sexual Infanto Juvenil. Revista el derecho
de familia Nro. 46. Buenos Aires, julio/ Agosto.
- Intebi, I. (2008) Valoración de sospechas de abuso sexual infantil. Gobierno de
Cantabria. Consejería de Empleo y Bienestar Social. Dirección General de
Políticas Sociales. Recuperado en:
http://www.serviciossocialescantabria.org/uploads/documentos%20e%20inf
ormes/sospechasAbusoInfantil.pdf
- Ley Nº 26.061. Protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes.
- 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos de la Nación. Secretaría de Derechos Humanos, 2014.
- Ley N°26.150. Programa nacional de educación sexual integral. Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, 2006.
- Martínez, L. (2017). Educación Sexual Integral: el 86% de los alumnos la
identifican con temas biológicos. Chequeado. Publicado el 21 Septiembre,
2017. Recuperado de https://chequeado.com/el-explicador/educacion-
sexual-integral-el-86-de-los-alumnos-la-identifican-con-temas-biologicos/
- Ministerio de Educación Nacional (2008). Lineamientos Curriculares para la
Educación Sexual Integral. Programa Nacional de Educación Sexual
Integral. Argentina. Recuperado en:
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/lineamientos_0.pdf
- Rozanski C.A. (2007). Abuso Sexual infantil: ¿denunciar o silenciar?. Buenos
Aires. Ed. Vergara.

10

También podría gustarte