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ABUSO SEXUAL INFANTIL

En primer lugar, una de las definiciones clásicas es la de la organización mundial de la salud, en 1999:
«el involucramiento de un niño o niña en una actividad sexual en
el que él o ella no puede comprender completamente, no está capacitado/a para dar su consentimiento
informado, o para el que el niño o
niña no está preparada por su etapa de desarrollo y no puede dar su
consentimiento, o que viola las leyes o los tabúes sociales. el abuso
sexual infantil se produce cuando esta actividad tiene lugar entre un
niño/a y un adulto, o entre un niño/a y otro/a niño/a quien, por su
edad o desarrollo, está en una relación de responsabilidad, confianza
o poder; la actividad tiene por finalidad satisfacer las necesidades de
otra persona»
por su parte, la royal comission australiana, en su reporte final del
2014, elabora una definición que toma estos elementos y los complementa.
«cualquier acto que exponga a un niño, niña o adolescente, o lo involucre en procesos sexuales
que van más allá de su comprensión
o son contrarios a los estándares comunitarios aceptados. comportamientos sexualmente abusivos incluyen
los tocamientos de genitales, masturbación, sexo oral, penetración vaginal o anal por un pene, dedo o
cualquier otro objeto, tocamiento de pechos, voyeurismo, exhibicionismo, y exposición del niño, niña o
adolescente, o su involucramiento en pornografía. esto incluye el proceso de preparación (grooming
), que son las acciones tomadas deliberadamente con el propósito de generar y establecer conexión
emocional con un niño, para disminuir sus barreras inhibitorias en vías de preparar la actividad sexual con
él»

De esta manera, el abuso sexual, más que un acto abusivo, es un proceso que comienza antes de la fase de
abuso genital y termina después de ella.

La Asociación Americana de Psiquiatría, en la guía de criterios diagnósticos DSM-5 (APA, 2013) define los
Abusos Sexuales Infantiles (ASI) como cualquier actividad sexual con un niño o niña por parte de un adulto
con el fin de obtener placer sexual, ya sea padre, madre, cuidador u otra persona. Las actividades que forman
parte del ASI son caricias en los genitales, penetración, incesto, violación, sodomización y exhibicionismo
indecente. También se consideraría abuso sexual la explotación del niño o niña, obligando, engañando,
atrayendo, amenazando o presionando al/a la menor para que participe en actos de satisfacción sexual a
terceros, sin contacto físico directo entre el/la niño/a y su agresor/a. Otras definiciones de ASI consideran
que éste existe cuando se dan circunstancias de asimetría entre víctima y agresor/a. La asimetría puede darse
respecto a la edad, considerándose ASI cuando hay diferencia de 5 años en víctimas menores de 12, y de 10
años en víctimas mayores de 12; asimetría de poder entre abusador/a y víctima, autoridad, conocimientos o
habilidades, llegando a usar la manipulación para conseguir el objetivo o presión sutil en forma de regalos,
viajes, etc.
Asimetría de poder y vulnerabilidad
el neuropsiquiatra infantil chileno radicado en españa, Jorge barudy, escribe a raíz del abuso sexual infantil:
«es importante considerar la coerción y la asimetría de poder entre el adulto y el niño como factores
estructurales fundamentales en la génesis del abuso sexual». el mismo autor continúa: «esta asimetría,
basada en la diferencia de edad, la vulnerabilidad y la dependencia del niño, impide a este último participar
en un verdadero intercambio y decidir libremente. además, los niños tienen, en relación con el adulto,
experiencias, grados de madurez y finalidades
muy diferentes , la vulnerabilidad es un correlato estructural de la asimetría de poder.
Hay poder donde hay vulnerabilidad, y la vulnerabilidad es una fragilidad
expuesta ante un poder (que puede vulnerar). la asimetría de poder está en la base de todo abuso, en especial
del abuso de sexual.
el acto de poder, como toda acción concreta, siempre tiene un posicionamiento
ético. sin entrar en la estructura moral de intenciones y acciones, que
supera el propósito de esta investigación, solo diremos que el poder tiene
consecuencias en el estado de las personas afectadas por estas mismas
acciones. los elementos presentes son la asimetría de poder y la vulnerabilidad consecuente de esta asimetría
en la que se ejerce el poder. mientras mayor es la asimetría —y por ende la vulnerabilidad— mayor es la
posibilidad de alteración por un acto de poder. Y las consecuencias, también. en este sentido, podemos decir
que mientras mayor es la asimetría de poder, mayor es la posibilidad de alteración, y asimismo, mayor es la
responsabilidad de quien actúa.

CARACTERISTICAS Y DINAMICA DE LA VIOLENCIA SEXUAL INFANTIL


Es importante conocer que la dinmic de violencia sexua se d en un contexto de relción de poder, ejercida por
el agresor hacia su victima

El agresor, por el hecho de ser poderoso ante su victima impone comportamientos que resultan ser
dolorosos, intrusivos, abrumadores, hasta puede manipular para que no se resista.

La víctima, aunque puede tener algunos conocimientos sexuales acorde a su edad, su inmadurez biológica y
emocional, le impide tener una noción cabal de las consecuencias que tiene el involucrarse en este tipo de
acercamiento.
denigración del niño a la categoría de cosas. El SAASI, es decir el Síndrome de Acomodación al Abuso
Sexual Infantil, fue descrito por Ronald Summitt en 1983 para explicar dos situaciones traumáticas en torno
al ASI. La primera de ellas incluye tres etapas y corresponde al ASI propiamente dicho y al incluir las dos
etapas siguientes, es decir la segunda situación traumática, se conforma la crisis de develamiento que
llamamos SAASI. Consta entonces, de cinco instancias:
1.- Secreto Es frecuente que el agresor presione a la víctima para que esta mantenga en secreto el ASI. El
secreto es impuesto por la manipulación emocional, la amenaza, los sentimientos de culpabilidad. Las
amenazas atemorizan a la victima, pero por otro lado el abusador le dice que si mantiene el secreto protegerá
a su mama, hermanos, etc. Ya que si expresara el ASI se desintegraría su familia, caerían en la ruina
económica, la internarían en un hogar, podría ir preso todo por su exclusiva responsabilidad, siempre y
cuando alguien le creyera. El agresor convence a su victima que esta tiene poder para destruir a su familia y
la responsabilidad de mantenerla unida. Los valores morales que le habían sido dados se encuentran
totalmente alterados ya que mentir y ocultar se transforman en la forma de proteger a su familia. El
mantener este secreto impide que la victima construya vínculos mas o menos profundos con otros,
aislándose y acrecentando los sentimientos de culpa y vergüenza. El niño mantiene el secreto a pesar de
vivir la relación como peligrosa e incorrecta.
2.- Desprotección o Indefensión La educación impartida a nuestra infancia conduce a los menores a evitar a
personas desconocidas y obedecer, ser amables y cariñosos con las personas cercanas, constituyendo un
factor de riesgo para el ASI, y a la vez para el sentimiento de desprotección de las victimas. El niño confía
plenamente en las personas cercanas y no espera recibir de ellas una conducta inadecuada, sino protección.
Si un adulto de su confianza lo somete al ASI el menor se sentirá traicionado en su confianza y totalmente
desprotegido. Este ASI provoca en la victima el desarrollo de sentimientos de impotencia y desprotección
que pueden perdurar a lo largo de toda su vida, y generalizarse al resto de sus relaciones interpersonales. El
menor se encuentra totalmente indefenso ante el abusador, no existe de responsabilidad ni culpa del niño
ante el ASI.
3.- Atrapamiento y adaptación El ASI cometidos por personas conocidas y de referencia para el niño es una
experiencia recurrente, que se produce generalmente mas de una vez. Debido a las imposibilidades de la
victima de frenar el ASI , la victima tiende a adaptarse a la situación abusiva como método de supervivencia.
La victima se encuentra atrapada por el secreto y la responsabilidad de mantener a su familia protegida de la
desintegración y el dolor con el que el abusador le amenaza. Invaden a la víctima fuertes sentimientos de
atropamiento y vivencias de que nunca saldrá del ASI.
4.- Develamiento tardío También llamada fase de la revelación retardada, conflictiva y no convincente. Hay
muchos casos de ASI que nunca han sido descubiertos. Esta etapa de develamiento tardío se produce porque
la victima mantiene el silencio, hasta que puede comenzar a hablar y cuando lo cuenta se duda de su
veracidad, de porque no hablo antes, si esto no es su fantasía, etc. En casos de desconfianza y negación por
parte de la figura materna u otros miembros significativos del grupo familiar ante la develacion del ASI se
observa el desarrollo de la patología alimentaria, cuya relación se expondrá en párrafos posteriores. La
desconfianza y descreimiento que percibe la victima de parte de su oyente hacen que se cumpla uno de los
preceptos del ofensor de que no será creída, y el ASI continuara en secreto entre abusador y abusado, a pesar
del intento de la victima, a través de su relato, de recibir algún tipo de ayuda.
5.- Retractación Aquellas victimas que no han recibido apoyo luego de la develacion, ya sea por que no les
creyeron o porque sencillamente no se efectuaron acciones especificas que anularan los sentimientos de
culpa y vergüenza, o incluso el cese del ASI es frecuente y habitual que se retracten de sus dichos. Ante la
respuesta indiferente; nula o escasa del medio puede afirmar que esta es una invención; que esto no ha
ocurrido; asumiendo un rol de perturbada, perversa y desequilibrada pero manteniendo una aparente armonía
y estabilidad de su familia. Estos grupos familiares creen mas la retractación que el ASI, implicando esto
enormes riesgos psicológicos a partir de esta no credibilidad y retractación, y desde ya el terreno fértil para
el posterior desarrollo de las patologías de la alimentación.

Consecuencias del ASI

Las personas que han sufrido ASI pueden presentar una serie de consecuencias negativas, teniendo mayor
riesgo de iniciarse en el consumo de sustancias, utilizando comportamientos evitativos hacia el malestar y
desarrollando ciertas psicopatologías como trastornos de estrés postraumático, trastornos de ansiedad o del
estado de ánimo e intentos de suicidio ( Daigre et al., 2015; Potthast et al., 2014). En relación a los síntomas del Trastorno de
Estrés Postraumático (TEPT), también suelen observarse en las personas que acuden a tratamiento por
consumo de sustancias y que han sufrido ASI (Kjoesnes et al., 2017). Sin embargo, no todas las personas con un
trastorno por uso de sustancias y que han sufrido alguna experiencia traumática, han desarrollado TEPT ( Kok,
de Haan et al., 2015
). Uno de los factores que afecta a la relación entre el ASI y el uso de sustancias, otros
comportamientos adictivos y problemas de salud mental, es la violencia familiar (Elhammady et al., 2017).

Cuando se analizan diferencias de género se encuentra mayor frecuencia de ASI en las mujeres que en los
hombres (Ogai et al., 2015). Con frecuencia se observa que las mujeres que consumen cocaína o alcohol lo hacen
para evitar emociones de malestar y su primer consumo coincide con algún tipo de violencia ( Lozano-Verduzco et
al., 2016
). Entre las características de las personas que han sufrido ASI también se asocian incremento de
psicopatologías, comportamientos sexuales de riesgo, inicio temprano de consumo de alcohol o drogas y
arrestos relacionados por el uso de sustancias (Banducci et al., 2014). Además de lo anterior, la autoestima de estas
personas suele estar dañada por las vivencias experimentadas de ASI (Kim et al., 2017). Entre los hombres
homosexuales también se ha encontrado mayor vulnerabilidad en la conducta de fumar tabaco en aquellos
que han tenido experiencias traumáticas como abuso sexual o físico o violencia en la pareja (O’Cleirigh et al., 2015).

Otra de las variables que se estudia es la actividad cerebral entre las personas que han sufrido ASI y
desarrollan comportamientos adictivos, encontrando similitudes entre las áreas que se activan en ambas
situaciones (Regier et al., 2016). Una de las consecuencias tras haber sufrido ASI son los cambios inducidos por
estrés (como resultado de abusos físicos y sexuales) en los endocannabinoides y la amígdala basolateral lo
que facilita el incremento de la ansiedad y el consumo de sustancias (Carey et al., 2016).

Entre las personas que acuden a tratamiento por trastornos por consumo de sustancias también se encuentran
aquellas que han sufrido ASI (Schäfer et al., 2017). De las personas que acudían a tratamiento por este
consumo, Simpson y Miller (2002), encontraron que del 16.3% al 60.9% afirmaban haber sufrido ASI. No es extraño
hallar una covariación entre la gravedad del trastorno de consumo de sustancias o adicción y los niveles de
abuso físico, emocional y sexual en la infancia y los síntomas de estrés postraumático (Kuksis et al., 2017). Otros
factores que aumentan la gravedad de dicha asociación son la persistencia del ASI, que haya tenido lugar por
personas cuidadoras o familiares, la internalización de la responsabilidad por parte del niño o niña, daños
físicos o la ruptura familiar (Hammersley et al., 2015).
Entre las personas con adicción a los opioides señalaban que el peor trauma que recordaban se referían a
haber sufrido ASI en su infancia (Kjoesnes et al., 2017).

La adicción al alcohol suele estar presente entre estas personas que nos ocupan ( Kok et al., 2015; Sugarman et al., 2014;
Müller et al., 2015; Schneeberger et al., 2014). Los pacientes con esta adicción además de relatar historias de ASI
suelen tener síntomas de trastorno de estrés postraumático ( Schneeberger et al., 2014), en estas, el curso o la gravedad
de la adicción va a correlacionar con el tipo e intensidad de la experiencia vivida, presentando mayor
comorbilidad con otros trastornos y en su tratamiento suelen tener menor adherencia, más recaídas y
periodos más cortos de abstinencia (Lotzin et al., 2016). Los trastornos de ansiedad y depresión suelen estar
presentes tanto entre los dependientes al alcohol como en las víctimas de ASI (Shin et al., 2015).

El cannabis también es usado por personas que han sufrido ASI encontrándose una alta relación en mujeres
(53%) (Baiden et al., 2014). Existen evidencias de que personas con ciertos genotipos tienen mayor riesgo de
dependencia al cannabis en función de haber sido víctimas de ASI ( Carey et al., 2016). Además, el historial de ASI
puede llevar a la persona a desarrollar una serie de síntomas depresivos y otras patologías que aumentan las
probabilidades de dependencia al cannabis y el desarrollo de psicosis (Saddichha et al., 2015).

Entre las personas que se encuentran en prisión, las investigaciones señalan que hay una alta probabilidad de
haber sido víctima de ASI (10.20-18%), correlacionando esto con comportamientos delictivos, trastornos
psicológicos y el ya consabido abuso de sustancias (Chen & Gueta, 2016; Saddichha et al., 2015; Winham et al., 2015)

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