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La valija

Julio Mauricio
> a modo de presentación
Mauricio, Julio
la valija / Julio Mauricio ; ilustrado por Oscar Ortiz. - 1a ed. -
Buenos Aires : Inst. Nacional del Teatro, 2008.
60 p. : il. ; 17x12 cm. (El país teatral) Con el fin de hacer conocer y poner a mano de los elencos de
ISBN 978-987-9433-59-1 todo el país obras de autores argentinos clásicos y
1. Teatro Argentino. I. Ortiz, Oscar, ilus. II. Título contemporáneos, ARGENTORES y el INSTITUTO
CDD A862 NACIONAL DEL TEATRO acordaron la publicación de
Fecha de catalogación: 14/03/2008 una nueva colección cuyo lema es “un autor, una obra”.
Esta edición fue aprobada por el Consejo de Dirección del INT en Acta Nº160/07.
El acuerdo toma cuerpo con el lanzamiento de los primeros
Ejemplar de distribución gratuita - Prohibida su venta seis títulos a los que se sumarán, próximamente, otros seis, ya
que es propósito de ambas instituciones publicar doce obras
por año.
CONSEJO EDITORIAL
> Roberto Aguirre ARGENTORES y el INSTITUTO NACIONAL DEL
> Rafael Bruza TEATRO difunden de este modo el trabajo de los autores
> Ariana Gómez
> Nerina Dip nacionales para que los teatristas de todo el país cuenten con
> Carlos Pacheco
> Marcelo Jaureguiberry
un material de primera calidad y lo lleven a escena.
> Carmen Saba La nueva colección aspira a ser una herramienta útil y
STAFF EDITORIAL estimulante para lograr más y más puestas de nuestros autores
> Carlos Pacheco
> Raquel Weksler a lo largo y a lo ancho de todo el país.
> Silvia García (Corrección)
> Mariana Rovito (Diseño de tapa)
> Gabriel D’Alessandro (Diagramación interior)
> Oscar Grillo Ortiz (Ilustración de tapa)
© Inteatro, editorial del Instituto Nacional del Teatro
ISBN: 978-987-9433-59-1
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina.
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723.
Reservados todos los derechos.
Impreso en Buenos Aires, Abril de 2008.
Primera edición: 2.500 ejemplares
> la valija

REPARTO
LUISA ...................................................... ELSA BERENGUER
HORACIO .............................................. RUBENS W. CORREA
POSTERIORMENTE
VICTOR H. VIEYRA
OSVALDO .............................................. HECTOR ALTERIO
ESCENOGRAFÍA .................................. PONCHI MORPURGO
DIRECCIÓN .......................................... JORGE HACKER

La valija fue estrenada en Nuevo Teatro el 4 de septiembre de 1968.


Pasó al Florencio Sánchez de Mar del Plata a partir del 5 de febrero de 1969
para regresar a la Capital el 28 del mismo mes y en El Globo.

ESCENARIO

EL MISMO ESCENARIO PARA LOS DOS ACTOS.


COMEDOR Y DORMITORIO SEPARADOS POR UN
TABIQUE DE MAMPOSTERÍA CON PUERTA DE
INTERCOMUNICACIÓN AL FONDO. A LA IZQUIERDA,
SOBRE PROSCENIO, UN PEQUEÑO HALL CON
PUERTA DE ENTRADA, CONECTADO LIBREMENTE
CON EL COMEDOR. EN LA PARED IZQUIERDA
COMEDOR, PUERTA QUE DA A LA COCINA.
DEPARTAMENTO DE EMPLEADO QUE DIVIDE SU
SUELDO EN TANTO PARA GASTAR Y TANTO PARA
AHORRAR. ORDENADO Y LIMPIO.

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PRIMER ACTO monótonamente. Después abandona la cama, se


cubre las mejillas con las manos, y se las estira
hacia atrás, mientras va emitiendo por los labios en
Luisa está sentada pegándole botones a una blusa. actitud de silbar, un sonido de sirena que recorre la
Durante unos instantes se la verá en la tarea. El escala de tonos. De pronto se anima, cruza la
aparato de televisión funciona frente a ella con la habitación pasa al comedor, vuelve a sentarse,
pantalla oculta para la platea. Se oirán, sin retoma la blusa, y continúa pegándole botones.
precisión, ráfagas de música y voces de locutor. Enumera las puntadas en voz baja entonando
Luisa corta el hilo con los dientes, abandona la musicalmente.
blusa sobre la falda y estira el cuello. Aprieta los
párpados y se frota el lomo de la espalda con la LUISA: Uno..., dos..., tres..., cuatro...
nuca. Luego extiende los brazos, los lleva hacia (Pone su atención en el televisor, se inclina y
arriba y los tensiona formando un arco con la levanta el tono del aparato; se oye con claridad
espalda. Se desembaraza de la blusa, se levanta y
una voz de mujer).
camina en línea recta colocando un pie delante del
otro. Medita un ensueño, alarga los labios ...cortan así. Después toman esta pieza y la
musitando algo sin voz. Rodea la mesa mirando al aplican cuidando que los bordes queden
piso ensimismada. Se acoda sobre el respaldo de parejos, ¿ven?, así.
una silla y se contempla las uñas. Se endereza,
Con el así suena el timbre. Luisa se sobresalta, se
recoge unas piezas de ropa interior apiladas en la
levanta, va hacia la puerta, se vuelve, abandona la
misma silla, y pasa con ellas al dormitorio. Abre un
blusa, apaga el televisor. Va a abrir resueltamente.
cajón de la cómoda y distribuye las piezas. Cierra,
Lo hace. En el vano aparece Horacio.
se mira en el espejo, se arregla el cabello, gira, se
arrodilla sobre la cama, se deja caer hacia delante LUISA: (Cortada) Hola... ¿qué dice?
hasta apoyar la frente en la colcha. Balancea por
HORACIO: (Forzando desenvoltura) Le traje (Le muestra) el
unos instantes el cuerpo. Luego vuelve a
enderezarse, siempre de rodillas. Coloca las libro.
manos aplicadas lateralmente al pecho, bajo los LUISA: Ah... me trajo el libro...
sobacos, los pulgares hacia atrás, los dedos hacia HORACIO: (Se lo tiende) Sí, antes de que...
adelante, y realiza tres movimientos respiratorios. LUISA: (Lo toma) Lo empezaré a leer esta noche.
HORACIO: Bueno... (Sonríe indeciso) Este... ¿recuerda lo
Con la última expiración alarga un brazo y lo acaricia
que hablamos...?

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LUISA: ¿De qué? LUISA: (Cierra, se vuelve) Siéntese.


HORACIO: No, del libro... ¿recuerda de qué salió lo del Horacio se sienta maquinalmente. Luisa se apoya
libro? en la pared, el libro colgándole del brazo.
LUISA: La verdad... (Niega) ¿Cómo era? (Se ríe) Claro,
HORACIO: Hay dos personajes claves: Alfredo y Marcelo.
ahora tenía la cabeza en otras cosas...
Dos hermanos. Alfredo es metódico, es activo,
HORACIO: Yo le había estado hablando...
es eficiente: todo lo hace bien. No falla. Lo que
LUISA: (Lo contiene) ¡No, déjeme a mí! Me decía... algo
se llama... un hombre fuerte... un triunfador.
de la gente. ¡Sí, ahora lo recuerdo con claridad!
Marcelo anda de aquí para allá, fracasa, es un
Que toda la gente vive mal y no se da cuenta...
pobre tipo. (Se acomoda) Ahora fíjese… si uno
¿más o menos así...?
no se da cuenta de lo que pasa, la novela parece
HORACIO: Sí, más o menos así.
idiota.
LUISA: (Agita el libro) Y aquí queda demostrado...
LUISA: (Prorrumpe) ¡Oh, Dios mío! ¿Qué me trajo...?
HORACIO: Me gustaría explicarle una sola cosa.
HORACIO: No, no, no...espere. (Trans.) Hay indicios,
LUISA: (Alza la voz, jovial) ¡Este hombre está creyendo
pequeñas notas que el autor va metiendo. Por
que yo...!
ejemplo: Marcelo descubre que las plantas
HORACIO: (La contiene risueño) ¡No se enoje! Es algo que
comienzan a brotar; Alfredo no lo ve.
me costó comprender a mí.
LUISA: ¡Ah!... ¿Es poeta?
LUISA: (Alarmada) ¿Es muy complicado?
HORACIO: (La ataja) ¡No! (Se ríe) No... mire: Alfredo es
HORACIO: ¡No, no...! Es sólo una trampita del autor.
normal y eficiente en un mundo
LUISA: ¡No me haga leer libros que no pueda terminar!
deshumanizado. Y Marcelo es un hombre
HORACIO: Hay una moraleja al revés.
abierto a las cosas. Otra escala de valores.
LUISA: (Mira hacia adentro, se decide, todo rápidamente)
LUISA: (Sin convicción) Ah...
Entonces entre y explíquemelo... sentado en
HORACIO: ¿Comprende?
una silla.
LUISA: ¿La verdad, la verdad...?
Le da paso. Horacio entra aspirando hondo para HORACIO: Marcelo sabe reír, Alfredo no.
aligerar su ansiedad.
LUISA: Carácter diferente...

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HORACIO: ¡No! No es el carácter. Es el estilo de vida. LUISA: Sí, es cierto... no tengo ningún hábito.
LUISA: ¿Por eso no se ríe Alfredo...? HORACIO: El hábito es necesario.
HORACIO: Sí, por eso. Es un individualista... Está solo... no LUISA: Mejor sería que escribieran con claridad.
puede reír. HORACIO: Es muy desagradable el autor que dice las cosas
LUISA: A veces me pongo a pensar y me río sola. con claridad. Sobre todo si da soluciones. De la
HORACIO: (Se aplasta el pelo) Es otra risa... Me refiero a oscuridad es más fácil escapar.
otra risa. Una risa social. LUISA: Entonces tiene que venir alguien con el libro
LUISA: ...Y también me gusta ver brotar las plantas. para explicarlo...
HORACIO: ¡Ese es sólo un ejemplo! (Trans.) Usted vigile a Horacio abre la boca, pero renuncia y echa a reír.
los dos personajes.
LUISA: La verdad es que... yo nunca sé si lo que entendí
LUISA: Los vigilaré. Se lo prometo.
es lo que debe entenderse. (Camina) A veces le
HORACIO: Alfredo no es ningún triunfador. Eso es lo que
pregunto a mi marido ¿qué quiso decir?
se quiere demostrar.
LUISA: Parece que usted tiene ganas de contarme toda Se ríe divertida por lo que le pasa en materia de
entender. Horacio, que se ha inmutado al oír mi
la historia.
marido, queda silencioso, mirando al piso, las
HORACIO: No... solo le doy una pista. manos entre las rodillas.
LUISA: Pero así no tiene gracia. Quiero descubrirlo yo.
HORACIO: No es fácil. El autor lo muestra, pero no lo dice. LUISA: ¿Cómo hace la gente para entender? Sí, debe ser
LUISA: Y si una no lo ve... ¿qué pasa? falta de práctica. (Se vuelve hacia Horacio)
HORACIO: Bueno..., no lo ve. (Se ríe). Bueno, vamos a ver qué pasa con la pista que
LUISA: ¡Oh, qué vivo! me dio.
HORACIO: ¿Usted lee mucho? HORACIO: (La mira retornando) Sí. (Se levanta) Es
LUISA: Casi nada fundamental.
HORACIO: ¿Se da cuenta? LUISA: Lo empezaré esta misma noche.
LUISA: No HORACIO: (Se palpa los bolsillos, retardando, en el centro de
HORACIO: Quiero decir... no tiene el hábito de la lectura. una batalla entre Dios y el Diablo) Bueno... eso
era todo.

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Hay una fracción de tiempo de incómodo vacío, HORACIO: (Sonríe forzadamente y avanza un paso) Es una...
una sonrisa boba de Horacio, una insinuación de
una actitud muy femenina.
giro hacia la puerta.
LUISA: Me gusta conservar las cosas en buen estado.
HORACIO: Hasta... pronto. HORACIO: (Mira en torno) Se ve en todos los detalles de su
LUISA: Hasta pronto..., y gracias. casa.
Horacio va hacia la puerta, abre, medita, se vuelve. Están hablándose a distancia.
HORACIO: Después lo comentamos. LUISA: ¡Oh, no se ve nada! Es muy chico. Me digo:
LUISA: Sí, claro. ¿por dónde empiezo a arreglar?
HORACIO: Tome notas. Donde tenga una duda... lo HORACIO: Yo que vengo de afuera le puedo decir: es una
marca. casa cálida, de gente que vive.
LUISA: (Se ríe) ¡Oh, no tengo paciencia para tomar LUISA: A veces cambio las cosas de lugar.
notas! Leo corrido. HORACIO: Entonces... si viera mi casa...
HORACIO: Marque en el libro... en el margen. LUISA: ¿Qué tiene...?
LUISA: ¡¿Usted hace eso?! HORACIO: (Otro paso) Camino así entre las cosas. (Alza las
HORACIO: (Sin moverse del lugar). Ese libro está todo piernas).
marcado. LUISA: ¿Con quién vive usted?
LUISA: (Lo hojea) ¿Cómo puede hacer eso con un libro? HORACIO: Solo.
Horacio empuja la puerta para que enganche el LUISA: ¿Solo?
pestillo. HORACIO: Sí.
HORACIO: Debe hacerse así. LUISA: ¡Oh, no pensé que viviera solo!
LUISA: (Alta voz) La otra vez en el tren, uno que venía HORACIO: (Sonríe) ¿Por qué?
a mi lado... subrayaba y ponía notas. LUISA: Me había formado otra idea.
HORACIO: Era un buen lector. HORACIO: Hace dos años que vivo solo.
LUISA: ¡Qué manera de estropear las cosas! (Echa el LUISA: ¿Cómo puede vivir solo?
libro sobre la mesa) Yo lo voy a forrar. HORACIO: No lo elegí.

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LUISA: ¿No tiene familia? Se va. Horacio queda sentado tamborileando


enérgicamente con los dedos sobre las rodillas. De
HORACIO: (Avanza otro paso) Mi padre y una hermana
pronto se lleva las manos a las mejillas y se ríe
casada, en Chivilcoy. apretadamente. Se levanta como un resorte y
Ella lo contempla largamente. echa a andar a grandes pasos alrededor de la
mesa, trompeando al aire. Se detiene delante de la
HORACIO: ¿Tanto le sorprende? silla de la blusa, contempla la prenda, alarga el
LUISA: (Graciosamente) ¿Cómo puede saber una qué brazo y toca la tela, pellizcándola. La toma, la
piensa de las cosas una persona que vive sola? esponja acariciante, la huele. Reaparece Luisa.
HORACIO: Piensa que el mundo está ahí, y uno está afuera. Horacio queda con la blusa entre las manos.

LUISA: (Se desplaza) ¿Por qué no se sienta? LUISA: Estaba cosiendo esa blusa.
Horacio toma una silla y se sienta en el lugar en HORACIO: Ah... (Mira la blusa, aturdido).
que está, es algo así como un terreno ganado, una Luisa va hacia el aparador, con los ojos rientes.
posición tomada. Abre el mueble. Horacio reacciona. Deja caer la
LUISA: Yo que usted... me hubiese quedado en blusa y la contempla enormemente confundido.
Ella saca pocillos, los lleva a la mesa.
Chivilcoy... con mi familia.
HORACIO: No me vine de Chivilcoy. Mi hermana se fue a LUISA: ¿Por qué no se sienta?
Chivilcoy. Horacio lo hace, sumiso. Luisa retorna a la cocina.
LUISA: Ah... Horacio se muerde frenéticamente la uña del
HORACIO: Me dejaron. (Se ríe). pulgar derecho. De pronto vuelve a levantarse.
Camina agitado, mortificado, en ida y vuelta. Entra
LUISA: (Lo mira un instante, se revuelve) Entonces le
Luisa con la cafetera.
voy a servir un café. (Endereza hacia la puerta de
la cocina). LUISA: ¡Ya se levantó! (Se ríe, llena los pocillos).
HORACIO: (Farsante) ¡No! ¿Se va a poner a preparar café...? HORACIO: (Se sienta, musita) Vine a interrumpirla...
LUISA: ¡Pobre de mí! (Abre, se vuelve) No me gusta LUISA: (Vibrante) Estaba bastante aburrida, así que...
tomarlo sola (Confidencial) Y tenía ganas de no se preocupe.
tomar café. Horacio eleva los ojos y la contempla cálidamente

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sobre ascuas. Luisa abandona la cafetera y gira el LUISA: Me pongo a leer y pienso que debería estar
rostro hacia él. Hay un choque de miradas.
haciendo algo más importante. Pero no sé qué.
LUISA: (Turbada) Póngase azúcar. (Animadamente para Me digo: ¿qué podría hacer ahora? Y no hago
salir de la situación) Estaba pegando unos nada. (Se ríe con un fondo de ansiedad).
botones. Una hora con esa blusa para cuatro HORACIO: ¿No hay algo que le guste? Digo..., así en forma
botones locos. Pegaba uno y me levantaba. más o menos precisa.
Daba unas vueltas por ahí... y volvía a sentarme. LUISA: ¿Que me guste? (Piensa, sonríe) Me gustaría
(Se ríe convencional). tener gallinas.
Se sirve azúcar. Horacio revuelve. Hay un silencio. HORACIO: ¡Eh...! (Se rasca la mandíbula, no sabe qué decirle
a alguien a quien le gustaría tener gallinas)
LUISA: ¿En qué piso vive usted?
Bueno, pero eso... en un departamento...
HORACIO: En el cuarto.
LUISA: Y conejos...
LUISA: ¿Al frente?
HORACIO: Le gustaría vivir en el campo...
HORACIO: No, al contrafrente. LUISA: De chica viví en Moreno. Allí teníamos gallinas.
LUISA: ¡Ah, qué lindo! Yo estoy aquí, en este interno. Me sentaba y les echaba comida. Había una
HORACIO: Sí, hay poca luz. bataraza... (Esponja las manos) parecía una
LUISA: No es por la luz. Me gustaría poder mirar afuera. señora... Y un gallito blanco. Creo que estuve
(Pausa) En la otra casa... tenía una ventana. Me algo enamorada de ese gallito. (Trans) Sí, eran
paraba junto al vidrio... (Va hasta la ventana y se gallinas bastante humanas. (Bebe).
para junto al vidrio) y me quedaba así, mirando HORACIO: Entonces debería irse afuera... una casita afuera.
los patios vecinos. Miraba a la gente caminando LUISA: Allí en Moreno... (Se queda pensando, tal vez
por los patios vecinos. Miraba a la gente sólo sintiendo las diferencias entre esto y aquello)
caminando por los patios. (Vuelve hacia la mesa) Mi padre fabricaba juguetes. Hacía carritos y
Sabía la hora por la gente que entraba y salía. muebles. Yo me quedaba... mirándolo, me
(Se sienta) Aquí es muy triste. quedaba allí... (Se interrumpe sumergiéndose
HORACIO: Acostúmbrese a leer..., es una forma de mirar profundamente en el recuerdo, conmovida hasta la
afuera. congoja. Horacio sonríe cortado. Un silencio).

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LUISA: (Se limpia los ojos) Mi padre tenía una voz LUISA: Una vez me puse a buscar empleo... (Lo mira)
cálida, era un hombre... feliz. (Se levanta, para que las cosas cambiaran, como dice usted.
camina con los brazos cruzados) Me di cuenta de (Ríe) Pero... (Se desalienta, está tocando un
eso, muchos años después. Mi madre decía problema real) No sé... (Trans.) Me puse a
siempre, a todo el mundo: este hombre pavote trabajar en una fábrica de fideos. Tres meses
no sabe cobrar su trabajo. Bueno, esa idea me trabajé en esa fábrica. Era peor... ¡una tristeza!
impidió descubrir que papá era un hombre (Camina) Lo hacía sólo para no estar aquí. No
feliz. había otra razón. Mi marido gana un sueldo
HORACIO: ¿Murió su papá? que alcanza. Él me decía: no quiero que vayas,
LUISA: No, pero ahora es distinto. Cambió mucho. me siento un fracasado. (Pausa, piensa) Sí, era
Está de capataz en un taller. Y yo recuerdo bastante estúpido estar allí sentada, llenando
cuando hacía juguetes. boletas. (Hace un mohín) No soy nada
HORACIO: Hum... Usted quedó fijada en ese recuerdo. ambiciosa. Me gustaría solamente, sentirme un
LUISA: Creo que... creo que siempre estuve deseando poco menos aburrida.
sentirme como entonces. HORACIO: Salga, vaya a ver gente.
HORACIO: Sí, es una fijación. LUISA: ¡Están todos tan aburridos como yo! ¡Vuelvo
LUISA: ¿Le parece? peor! (Ambos se ríen. Horacio se desplaza
HORACIO: (Doctoral) Usted ha vivido mirando hacia atrás. meditabundo, urgido por la necesidad de dar una
LUISA: ¡Oh, no crea eso! Lo tomo bastante bien. Ahora explicación inteligente del fenómeno).
estamos conversando. (Trans.) Pero me gustaría HORACIO: No hay pasiones comunes. Es un mundo sin
sentirme un poco más contenta. pasiones comunes. No se puede hablar con
HORACIO: (Suficiente) ¿Está haciendo algo para que las entusiasmo con los demás si no hay un interés
cosas cambien? común.
LUISA: No, la verdad es que... (Se levanta, lo mira, echa LUISA: Sí eso debe ser. (Una chispa de humor en los ojos).
a reír) no estoy haciendo nada. HORACIO: (Lanzado) ¡Saber que uno sale a la calle y se
HORACIO: Y bueno... entonces... encuentra con los otros... caras que sonríen!

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LUISA: (Alegremente) ¡Bueno, parece que empieza a HORACIO: La decepcioné...


repetirme lo que me dijo en el subte! LUISA: Lo encontré más joven. (Se ríe).
HORACIO: (Aspira) Sí, es mi tema. Caigo en mi tema. HORACIO: (Tenso) Yo... yo había estado... deseando
LUISA: (Asocia) ¿Es cierto que escribe? hablarle. (Forzadamente jovial) Y cuando la vi
HORACIO: ¿Eh...? sí... escribo. en el subte, me dije: bueno...
LUISA: La italiana del kiosco me lo dijo. (Señala) Ese LUISA: (Pasiva) Me gustaría leer algo suyo.
que va ahí, escribe artículos para una revista. HORACIO: (Sin mirarla) Estuve esperando una ocasión...
HORACIO: No escribo artículos, escribo... cuentos. para...
LUISA: ¡¿Cuentos?! (Trans.) ¡Cómo cambian las cosas...! LUISA: ¿Por qué no me trajo uno de sus cuentos?
No lo imagino escribiendo cuentos. HORACIO: (Ligeramente irritado, rodeando la mesa) ¡No me
HORACIO: ¿Por qué? iba a aparecer con un cuento mío así... sin aviso
LUISA: ¡Un hombre tan serio escribiendo cuentos! previo! Le traigo el libro y un cuento mío
HORACIO: ¡No son cuentos de hadas! (Sonríe) Es un poco...
LUISA: ¡Oh, no es por eso! Creí que un escritor de LUISA: ¿No escribe para que lo lean?
cuentos hablaba más. HORACIO: ¡Sí, claro! Pero no le pongo a la gente mis
HORACIO: (Protesta) ¡Estoy hablando bastante! cuentos bajo las narices...
LUISA: No me lo digo por ahora. (Breve pausa) Lo veía LUISA: ¿Ve...?: eso es algo que me gustaría poder hacer:
entrar y salir siempre callado... Tenía cara de escribir. Ponerme a inventar cosas. (Fogosa)
escritor de artículos. ¡Una novela larga... larga!, ¡con muchos
HORACIO: Soy tímido. (Camina) Nací con un freno. recovecos! Una historia ¡muuuy complicada!
LUISA: (Detrás de él, frotándose los antebrazos) La verdad (Lo mira) Debe ser apasionante.
es que me extrañó un poco cuando se puso a HORACIO: (Sonríe) Es una evasión. (Camina, las manos en
charlar conmigo en el subte. los bolsillos) Una simple evasión. Oxígeno para
HORACIO: Estaba ligeramente eufórico ese día. seguir tirando.
LUISA: Me pareció otra persona cuando se puso a LUISA: ¡Pero qué hombre amargado! (Ríe).
hablarme.

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HORACIO: Debo meterme en mis cuentos para sentirme HORACIO: ¡Lo haré! (Se miran) ¡Sí, voy a hablar de lo que
viviendo... ¿le parece normal? siento! No sé qué me pasará, pero hablaré.
LUISA: ¡Bueno, alguien tiene que ocuparse de escribir (Traga) ¡Estoy enamorado de usted! ¡Eso es lo
cuentos!, ¿o no? que siento con más fuerza!
Horacio se ríe nerviosamente. Sacude la cabeza. Luisa se queda mirándolo paralizada, sin saber qué
La mira. hacer con eso que él siente.

HORACIO: Usted es... ¡encantadora! HORACIO: A veces llego tarde al trabajo porque... espero a
LUISA: ¿Tengo eso yo...? que usted salga... Voy detrás de usted...
HORACIO: (Retoma) Los personajes de mis cuentos... ¡mirándola!
aman, y sufren, y odian... hay una intensidad. LUISA: (Tardíamente, con escándalo, estirando las
¿Qué somos nosotros? sílabas) ¡Pero cómo puede decirme eso!
LUISA: Está cayendo su tema otra vez. HORACIO: (Exaltado) ¡Usted vio lo que me costó!
Horacio abre la boca, sin criterio. Reacciona. LUISA: ¡Qué locura!
HORACIO: (Confidente) ¡Me lo estuve reclamando...: debo
HORACIO: ¡Sí, así soy yo! (Explica) No tengo humor.
decírselo!
LUISA: Olvídese que es escritor.
LUISA: Pero eso... ¡no se dice!
HORACIO: ¡Soy incapaz de hablar cálidamente con los
HORACIO: Estoy lleno de cosas que no digo nunca.
otros!
LUISA: ¿¡No sabe que soy una mujer casada!?
LUISA: A mí me parece bastante cálido. Así que...
HORACIO: (Humilde) Necesitaba que usted lo supiera.
HORACIO: Les veo las caras. Veo los ojitos cubrirse con un
LUISA: (Prorrumpe) ¡Pudo dármelo a entender
velo... se me van. ¡Me quedo ahí, como un
simplemente... si lo necesitaba!
idiota!
HORACIO: (Admirado) ¡Lo hice...!
LUISA: Bueno, hable de lo que siente... y no le va a
LUISA: (Se agobia) Ahora...
pasar eso.
HORACIO: (Le busca los ojos) ¡Se lo di a entender!
Horacio la mira largamente, acumulando tensión, LUISA: ... ¡qué lástima!
afirmado en la mesa. Estalla.
HORACIO: ¡La estuve mirando!

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LUISA: ¡Pudimos haber hablado como dos buenas HORACIO: (Perplejo) Pero es que yo... yo creí que a usted...
personas! LUISA: ¡¿Que yo qué?!
Horacio se adelanta escrutándola. HORACIO: Que no le disgustaba que yo la mirara.
LUISA: (Se evade) A todas las mujeres nos gusta
HORACIO: Usted sabe que yo la miraba... ¿no es cierto?
descubrir que nos miran. (Breve pausa, precisa)
LUISA: (Prudente) ¿Que me miraba...?
Pero no siempre.
HORACIO: (Mastica) Cuando nos encontrábamos...Nos...
HORACIO: ¡Yo la miraba a los ojos...!
mirábamos un segundo.
LUISA: Usted no me molestaba.
(Luisa medita un instante lo que habrá de decir.
LUISA: ¿Me trajo el libro para decirme eso?
Él agrega)...Ocurrió muchas veces.
HORACIO: (Sonríe) Sí.
LUISA: (Se encoge de hombros) Siempre miro a la gente.
LUISA: ¡Qué bien!
HORACIO: Es que... ¿no lo notó?
HORACIO: Era una... oportunidad.
LUISA: (Toma el toro por los cuernos) Sí me di cuenta de
LUISA: ¡Pero estaba por irse hace un minuto!
que me miraba.
HORACIO: (Alegremente) ¡Sí, estuve por irme! ¡Y ahora
HORACIO: (Con alivio) ¡Ah...!
habría estado en casa pegándome con la cabeza
LUISA: (Ataca) ¡¿Y qué estuvo creyendo?!
contra la pared!
HORACIO: (La contiene alzando las manos) ¡No, no! ¡No
Ríe. Ella lo hace también, una risa de descarga.
creí nada...! Una afinidad.
Horacio se empina.
LUISA: (Aspira) ¡Ah...! ¡Qué pena!
HORACIO: Estuve meses tratando de inventar algo para HORACIO: ¡La quiero!
decírselo. ¡Tirado en la cama, mirando al techo! LUISA: Shhh...
LUISA: (Prorrumpe con enojo) ¡Bueno, ahora ya lo dijo! HORACIO: ¡Luisa... la quiero!
HORACIO: Quería hacerlo de un modo natural. Pero es LUISA: ¡Luisa! ¡¿Me dice Luisa...?! (Se aleja).
difícil... Tenía... miedo de ofenderla. HORACIO: (La sigue) ¡He dicho Luisa, un millón de veces!
LUISA: Sinceramente, no me ofende. ¡Pero me ha LUISA: ¡Usted es un chico!
dejado fría! (Trans.) ¡¿Tenía que ponerse a HORACIO: ¡¿Le parezco un chico?!
hablar y echarlo todo a perder?! LUISA: Cuando yo tenía quince años me pasaban esas cosas.

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HORACIO: (Al aire, para sí) ¡Estoy demasiado emocionado! que vive al lado. Y yo me había parado junto al
LUISA: (Va hacia él) Bueno, ahora ya está, ya lo dijo... kiosco... Y no oía bien lo que decían. Pero le
Ahora creo... que tiene que irse. veía la cara, la veía hablar y escuchar..., y no
Horacio queda mirándola estúpidamente. pude dejar de mirarla. Nunca me había sentido
así con ninguna mujer.
LUISA: (A media voz, en ruego) Váyase.
Luisa gira alrededor de la mesa.
HORACIO: Usted no me toma en serio.
LUISA: Soy mucho mayor que usted...: ¿qué le pasó? HORACIO: Usted... siente algo por mí... (Implorante) ¿No
HORACIO: Usted no tiene edad. es cierto?
LUISA: (Ríe significativamente) ¡No tengo edad...! LUISA: ¡Oh, qué coraje!
¡Ah..., qué pronto descubriría que tengo edad! HORACIO: Sea franca.
HORACIO: (Trágico, para sí) ¿Cómo puede hacer uno...? LUISA: ¡No estoy enamorada de usted!
LUISA: ¡Por favor...: váyase! HORACIO: Pero... ¡me miraba!
HORACIO: ¡¿A dónde?! (Va hacia ella) ¡La llevo clavada Luisa se aleja, evasiva; Horacio se adelanta
aquí! (La frente) ¡No puedo hacer nada con rápidamente y la enfrenta.
interés... porque la llevo clavada aquí!
HORACIO: Usted... ¡me miraba!
LUISA: (Picada) ¡Mire pórtese bien, dígase que no debe
LUISA: (Desestimando) Y... sí.
llevarme clavada ahí!
HORACIO: ¿Por qué...?
HORACIO: ¡Me paso el día imaginándola! Me digo: ahora
LUISA: Porque... (Resueltamente) Me gustaba hacerlo.
me pondré a pensar en ella.
HORACIO: (Deja caer los brazos) Le gustaba...
LUISA: (Quiere saber más) Le pasa eso porque soy una
LUISA: (Toma el libro, se lo tiende) Es mejor que se vaya
mujer casada.
a su casa y se ponga a escribir.
HORACIO: No sabía que era casada cuando la conocí.
HORACIO: ¡No me eche!
LUISA: (Abre los brazos y se mira) ¡Creo que tengo
LUISA: ¡¿Y qué quiere que haga con usted aquí?!
aspecto de mujer casada!
HORACIO: Déjeme hablarle de esto... (Señala la puerta) Si
HORACIO: La primera vez que la vi..., usted estaba en la
cruzo esa puerta... ¡se acabó!
puerta de calle hablando con esa señora gorda

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La valija

LUISA: (Ríe) Bueno, mire, no es para tanto. HORACIO: Quiero decir...: ¿debe mutilarse porque tiene un
HORACIO: ¡Usted me dice que no es para tanto! marido?
(Tristemente) He venido arrastrando mi vida LUISA: ¡Pero es que no me estoy mutilando nada! (Se
como una bolsa de papas... Había ahora un ríe) ¡Qué gracioso!
motivo... era una... esperanza. HORACIO: ¿Por qué me dejó entrar?
LUISA: (Ríe escandalizada) ¡Y este hombre estuvo aquí LUISA: (Sincera) Quería verlo de cerca. Sentía un poco
explicándome lo que yo debía hacer! (Lo de curiosidad. ¿Qué más puedo decirle?
contempla zumbona) ¡Oiga! ¿Está haciendo algo HORACIO: ¡Pero yo... yo me apoyé en esas miradas!
para que las cosas cambien? LUISA: ¡Otra vez las miradas!
Horacio se desploma sobre una silla, hunde la cara HORACIO: Estaban ahí, cada vez que nos encontrábamos.
entre las manos. Luisa se le acerca, le acaricia el LUISA: ¡Es que no creí que pasáramos de eso! ¡Creí que
cabello con una gran sonrisa interior. se me notaba que no pasaríamos!
LUISA: Pero ¡fíjense qué profesor me salió! (Se ríe Horacio va y viene.
suavemente) ¡Pobrecito... su vida es una bolsa de HORACIO: (Preguntándose a sí mismo) ¿Puede haber algo
papas! (Con mimo) ¡Pero si está peor que yo! más ridículo que alguien que sabe que lo están
Impulsivamente, Horacio le toma la mano. mirando y no abre la boca para decir a?
HORACIO: ¡La quiero! LUISA: ¡Y lo estropeó todo!
LUISA: (Se desprende) Bueno ¡basta con eso!, es una HORACIO: ¡Pero hay una evolución en las cosas...! ¿Debí
inmoralidad. envejecer mirándola? Le voy a decir algo...:
HORACIO: (Se levanta) ¡Por favor! muchas veces la rehuí; y lo hice porque la
LUISA: ¡¿No se da cuenta de que no puedo darle nada?! imaginaba pensando: ¡qué idiota el tipo este!
HORACIO: ¡No se cierre así! LUISA: (Une las manos, mira hacia arriba) ¡Me estoy
LUISA: ¡Tengo un marido! dejando decir todo esto...! (Ríe escandalizada)
HORACIO: ¡Tiene un marido...! ¿Y esa es una razón? ¡Siempre creí que una cosa así sería... ¡terrible!
LUISA: ¡Creo que sí! (Echa a reír). HORACIO: ¿Lo creyó con un tipo inofensivo como yo?

30 JULIO MAURICIO 31
La valija

LUISA: ¡¿Inofensivo?! ¡¿Y me está diciendo todo esto en LUISA: Es inmundo lo que nos pasa a las mujeres.
mi propia casa?! HORACIO: (Avanza, argumenta) ¡Pero es un impulso
HORACIO: Los dos sabemos quien es el más fuerte aquí. (Se natural! No debe resentirse por eso.
adelanta) Cuando llamé a esa puerta el corazón LUISA: (Irónica) Haré lo posible. Pero, compréndalo, es
me estallaba. la primera vez que me pasa esto. Estoy un poco
LUISA: ¡Con la cara de inocente que tenía! Le traigo el impresionada.
libro. (Echa a reír) Horacio la mira un instante, Luego se sienta y echa
HORACIO: Usted se ríe... a reír.
LUISA: Mire, es preferible que me ría.
HORACIO: Es idiota lo que estoy haciendo.
HORACIO: ¡No lo haga!
LUISA: Una mujer debe ser conquistada; no se puede
LUISA: (Picada) Pero... ¡¿Qué pensó hacer conmigo?!
venir así... ¿No se da cuenta?
HORACIO: ¡La quiero! ¡Qué hago con esto!
HORACIO: ¡Claro que me doy cuenta! Estoy hablando de
LUISA: ¿Tengo que acostarme con usted para que se
eso. (Ríe mortificado) He imaginado diálogos
tranquilice? (Una pausa).
con usted. Palabra por palabra. Me decía...: me
HORACIO: Es una pregunta un poco fuerte.
dice que sí, o me echa. Pero esta es una tercera
LUISA: Pero... ¿es eso?
posición.
HORACIO: (Musita) Sí, pero...
LUISA: ¿Por qué no se busca una chica joven?
LUISA: ¡Ah, qué desagradable! (Se aleja).
HORACIO: ¿Cree que elegí enamorarme de usted? Salió así.
HORACIO: No... quiero decir… yo no lo iba a pedir así.
LUISA: Entonces algo le está fallando.
¿Pero qué otra cosa puedo estar deseando?
HORACIO: ¿Por qué?
LUISA: ¿Y debo hacerlo porque lo está deseando?
LUISA: Creo que tiene demasiada imaginación.
HORACIO: ¡No me vea así!
Imaginó una historia y eso le hizo mal.
LUISA: ¡Lo veo así! ¿Cómo quiere que lo vea? (Trans. A
HORACIO: ¡Pero no la imaginé a usted!
mordaz) Mire no lo tome a mal, pero no
LUISA: Me dijo que estuvo desnudándome en su casa,
necesito nada por el momento.
mirando el techo.
HORACIO: Usted me hizo una pregunta, ¿podría contestarle
HORACIO: ¡Oh, no! ¡Yo no dije semejante cosa! (Se miran)
no? Pero nunca se lo hubiera pedido así.

32 JULIO MAURICIO 33
La valija

Usted no es una mujer sexy. (Ella se mira para y sentiré ganas de morirme. Siempre que hago
saber si es o no sexy) ¡En ningún momento la el ridículo tengo tema para rato.
imaginé desnuda! (Trans.) Ahora estoy LUISA: ¡No quiero que se vaya con esas ideas!
hablando con usted..., y no hay diferencia: es HORACIO: (Forzadamente jovial) Me iré caminando para
como la vi. atrás para vigilarle los ojos.
LUISA: (Se aleja) Me está viendo mal: soy una vulgar LUISA: ¡Oh, qué tonto!
mujer común. HORACIO: Me faltó tiempo y me atoré.
HORACIO: ¿Por qué confía tan poco en usted? LUISA: Sí, creo que se atoró.
LUISA: ¿Cómo puede alguien, enamorarse de mí? HORACIO: (Como para sí) Estas cosas tienen que salir...
HORACIO: ¡Yo me enamoré! naturalmente.
LUISA: Bueno, pero hágame caso, búsquese una chica LUISA: Yo también me siento bastante mal. Así que no
joven. se preocupe.
HORACIO: ¿Cómo me vería si no fuese casada? HORACIO: (La mira) ¿Pero comprende por qué lo hice?
LUISA: (Sonríe nerviosa tratando de quebrar cierta LUISA: Quiero decir... no debí mirarlo.
calidez de confidencia que ha ido creándose) ¡Oh, HORACIO: ¿Por qué lo sentía?
hágame preguntas que se puedan contestar! LUISA: Soy una mujer casada.
Un silencio. Ella se detiene ante el espejo del HORACIO: ¡Olvídese de eso!
perchero. LUISA: ¡Ah, sí!
HORACIO: Era algo que la sacaba de la rutina. Ahora lo veo
LUISA: ¿Cómo sería yo si no me hubiese casado? Una
con claridad.
solterona viviendo con mi hermana. (Lo mira)
LUISA: Sí, pero mire en qué situación me metí.
Pero creo que le hubiera dicho lo mismo:
HORACIO: ¡Ninguna situación! Ahora me iré. (Se acerca a
búsquese una chica.
la puerta)... Y por las mañanas saldré temprano
HORACIO: ¡Qué lástima! (La mira, sonríe) ¡Qué mal lo hice!
para no verla.
LUISA: (Sonríe también) Bueno..., lo intentó.
LUISA: Lo estuve alentando como una chiquilina.
HORACIO: Sí, pero... ¿cómo? (Ríe) Después recordaré esto
HORACIO: Yo la busqué. Al principio usted no se daba cuenta.

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Ella echa a reír nerviosamente. LUISA: Bueno, entonces..., váyase ahora.


HORACIO: ¡Salvemos a las miradas por lo menos! (Ambos se HORACIO: Sí, me voy. Pero quiero que... usted también me
ríen. Están junto a la puerta). prometa algo.
LUISA: Pudimos haber sido buenos amigos. LUISA: ¿Qué...?
HORACIO: No, hubiera sido un amigo pesado. HORACIO: Que tratará de distraerse.
(Conmovido) Me pondría ahora a contarle LUISA: ¿Distraerme? (Trans.) Bueno está bien.
cómo fue creciendo. Pero... también para eso HORACIO: En serio.
necesitaría que usted me quisiera. Me quedaré LUISA: (Con humor) Sí, en serio. Trataré de distraerme.
con todo esto adentro... (Sonríe hondamente HORACIO: ¡Salga de este departamento interno!
sentido) como un perfume inútil. LUISA: (Asiente con un parpadeo) Sí.
LUISA: No es necesario que me diga más cosas. HORACIO: (Cálido) Yo la veía ir un poco... encogida a
HORACIO: (Quebrado) Siento un cosquilleo cada vez que comprar las cosas. Había algo en sus ojos...
digo ¡Luisa! ¡La quiero de veras! ¡Créame... la LUISA: (Lo escruta) ¿Qué había en mis ojos?
quiero de veras! HORACIO: Una tristeza.
LUISA: ¿Una tristeza?
Se miran un instante. Luego ella le besa la mejilla.
HORACIO: Creo que por eso me quedó.
LUISA: Ahora váyase tranquilo y no se preocupe. LUISA: ¿De veras ando mostrando eso?
HORACIO: (Asiente) Trataré de hacer las dos cosas. HORACIO: Siempre pensé que le estaba pasando algo.
LUISA: En el fondo le agradezco que sienta eso por mí. LUISA: (Musita) ¿Qué puede pasarme a mí? (Echa a
No estoy disgustada. andar hacia la mesa).
HORACIO: Está bien..., me tranquilizo. HORACIO: Creo que... esa ventana que no tiene.
LUISA: Los dos tenemos la culpa. Recuerde eso. LUISA: ¿La ventana? (Trans. a jovial) ¡Y las gallinas!
HORACIO: (Risueño) Le juro que lo recordaré. HORACIO: Sí...: y las gallinas.
Se vuelve para abrir. Ambos se ríen descargando energía nerviosa.
LUISA: Le estoy hablando en serio. LUISA: (Afirmada en la mesa. De espaldas a él) Sí, a mí
HORACIO: (Sentido) No sabe lo bien que me hace. me está pasando algo. Pero no sé... (Se acongoja)

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¿Cómo… se distrae una? SEGUNDO ACTO


Horacio espera alarmado.
Al iluminarse la escena, Luisa está tendiendo la
LUISA: Me siento... inútil. (Contiene el llanto) Una...
colcha, Horacio se pasa las manos por las costillas
persona inútil. haciendo correr la camisa a su lugar -evítense
HORACIO: (Avanza) ¡Eh, cómo puede pensar eso! actitudes tales como: hebillarse el cinturón,
LUISA: Me digo... ¿Para qué como, para qué vivo? abrocharse los puños de la camisa, atarse los
HORACIO: ¡Es una barbaridad! (La toma por los brazos) Este cordones de los zapatos-. Luisa habla a media voz
como temiendo ser oída.
café que tomamos juntos... ¡nunca lo olvidaré!
Este día... ¡nunca lo olvidaré! LUISA: Ayúdeme.
Luisa procura sonreír por debajo de las lágrimas. Horacio corre a la cabecera de la cama y echa la
colcha sobre la almohada. Ella se endereza y se
(Le roza la frente con la punta de los dedos, en el acomoda el cabello con las dos manos. Horacio,
nacimiento del cabello). ¿Es inútil una persona impulsado románticamente, va hacia ella, hinca
que consigue eso? una rodilla y le besa las manos. Ella se ríe
suavemente.
Luisa le toma la mano, le contempla la palma,
sentida, atrapada por la confusión de sus ¡Otra vez por el suelo! (Tira de él hacia arriba).
sentimientos.
Se miran.
Está vacía... (Sonríe) Cuando me muera... me
HORACIO: Aquí perdí el derecho de quejarme. (Luisa se ríe
diré: lo único que conseguí de veras... no fue.
repentinamente cohibida).
Luisa le aprieta la mano, sin levantar los ojos. Se LUISA: Ahora váyase.
vuelve y endereza hacia el dormitorio. Comienza a
oscurecer, mientras Luisa camina llevando a Se vuelve, pasa al comedor. Él la sigue.
Horacio de la mano.
HORACIO: ¡Luisa...!
APAGÓN LUISA: (Se vuelve picada) ¡No! Todo está dicho ya.
HORACIO: Quiero...

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LUISA: Shhh... LUISA: Es mi marido.


HORACIO: Me voy como el chico de la manzana. (Ruega) Los hombres se tienden la mano.
¡Diez minutos para no cortarlo así!
LUISA: (A Osvaldo) Es un vecino del cuarto piso.
LUISA: (Ligeramente irritada porque debe hablar de eso)
HORACIO: Horacio... Horacio Herrera.
¡Mi marido llegará dentro de media hora!
OSVALDO: (Jovial) H. H.
(Trans.)... Y quiero tranquilizarme un poco.
HORACIO: (Ríe nervioso) Sí: H. H.
(Para sí, sentida) ¡Le he hecho una cosa horrible,
OSVALDO: (Sonríe siempre) Yo me llamo Osvaldo Oliva: O.
pobre hombre!
O.
Horacio hace un gesto de desaliento, avanza hacia
HORACIO: (Convencionalmente admirado) Qué curioso
la puerta, se vuelve impulsivamente.
¿no?, los dos con esa... repetición. (Trans.)
HORACIO: ¿Lo querés a él, Luisa? Bueno, señora... hasta otro... momento. (A
LUISA: (Disgustada) Sí... pero ¡basta! Osvaldo) Mucho gusto, señor... Buenas tardes.
HORACIO: (Abrumado) Y a mí... OSVALDO: Que le vaya bien.
LUISA: (Se domina, le sonríe) Es otra cosa. (Ruega)
Vuelven a darse la mano. Horacio se va, cierta
Váyase, Horacio (El la contempla dolorido) torpeza de movimientos evidencia su turbación.
¡Váyase!
OSVALDO: (Se vuelve hacia Luisa) ¿Qué hacía este aquí?
HORACIO: (Sonríe resignado) Tuteame... (Levanta el índice)
LUISA: ¿Qué pasó que llegaste a esta hora?
una vez.
OSVALDO: Nos reunieron en la central.
LUISA: ¡Andate!
LUISA: Creí que me había equivocado con la hora.
HORACIO: (Se decide, musita) Adiós.
OSVALDO: No te equivocaste. Nos largaron antes. (Se
LUISA: Adiós.
sienta, estira las piernas) Me duele el callo.
Se oye accionar la cerradura, se abre la puerta y
(Recuerda) ¿A qué vino éste?
aparece Osvaldo. Cierra, se vuelve, musita
confundido. LUISA: Me trajo ese libro. (Señala).
OSVALDO: ¿Qué libro? (Lo toma, lo hojea) Tiene mucho
OSVALDO: ¡Hola! diálogo...
HORACIO: Bueno, señora...

40 JULIO MAURICIO 41
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LUISA: (Va hacia el parador para hacer algo, huidiza) LUISA: Él me dijo adiós, yo le ofrecí café.
Me habló de ese libro, y se lo pedí. OSVALDO: (Continuando)... Salvo que fuese una excusa.
OSVALDO: (Abandona el libro) ¿Y lo metés aquí? ¿Se hizo el galante?
LUISA: Llamó a la puerta y le abrí. Aquí le traigo el LUISA: No seas tonto. (Se cruza de brazos, se apoya en la
libro. Yo ni me acordaba del libro. mesa).
OSVALDO: Si te ve la gente... ¿Qué te parece? OSVALDO: (Se quita el saco) ¿Qué tenías linda sonrisa... o
LUISA: No había nadie cuando entró. (Trans.) ¿Te vas algo así?
a bañar? LUISA: ¡Qué gracioso!
OSVALDO: Sí... (Se levanta, se acaricia el pecho) me voy a OSVALDO: (Jugando) A mí no me hubiese traído un libro.
pegar un baño. (Estira los brazos) Me quedaba LUISA: Se lo pedí yo... para que sepas.
dormido escuchando al Director: conferencia OSVALDO: Uno está con una mujer... y no es fácil olvidar
sobre organización interna. Tenía ganas de que se trata de una mujer. Los ojitos buscan...
hacerle así: (Acerca el puño a la boca y produce el buscan. Me juego la cabeza que te fuiste a la
sonido de un pedo) cosas que nunca se van a cocina, y él se quedó ahí comiéndote las
hacer. Lo único positivo es esta media hora que piernas.
conseguí. (Descubre las tazas de café) ¿Y le diste LUISA: No soy una mujer sexy.
café también? Osvaldo suelta una carcajada gozosa, se acerca a
LUISA: Sí, entró para explicarme algo sobre los ella, le toma la barbilla y le besa los labios.
personajes. Entonces le ofrecí café.
OSVALDO: No te saludé.
OSVALDO: (Bromea) Che... te metés un tipo aquí y le das café.
LUISA: ¡Te ponés ahí a decir cosas!
LUISA: (Picada para cortar) ¿No puedo darle café a la
OSVALDO: Me gusta verte picada.
gente ahora?
LUISA: Bueno, andate a bañar.
OSVALDO: (Un poco en serio) Bueno... pero si no tiene
OSVALDO: Sí, claro que me voy a bañar. (Se estira) Estoy
delicadeza... una señora sola. Yo le hubiese
cansado. Ese charleta tiene una voz... cachuza.
llevado el libro: señora, aquí tiene el libro y
LUISA: El baño te va a hacer bien.
¡adiós!
OSVALDO: Voy a quedarme un rato bajo el agua tibia.

42 JULIO MAURICIO 43
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LUISA: Entonces espero para el mate... temprano. (Recuerda) ¿Qué hay en televisión
OSVALDO: Sí, te pego el grito. (Comienza a sacarse la esta noche? ¿Dónde está el diario?
camisa) Salí de la Central y había luz todavía en Luisa le alcanza el diario.
la calle. Es curioso como se ve todo con media
OSVALDO: A ver. ¿No recordás lo que hay?
hora de diferencia. El tráfico distinto... la gente
LUISA: No, no recuerdo.
que anda... es otra gente. En el subte...: siempre
OSVALDO: ¡Pucha, nunca te fijás! A ver... (Hojea) A las
encuentro caras conocidas. (Se cruza de brazos)
veintidós... (Desolado) ¡Claro!... está La caldera
Por ejemplo: en el andén... si salgo justo a la
del diablo (Arroja el diario) Bueno, la miramos
hora coincido con tres tipos que vienen
un poco, si no te interesa...
murmurando en el vagón todo el tiempo...
LUISA: Estás perdiendo el tiempo.
contadores o algo así. Pero si me atraso tres
OSVALDO: Sí, me voy. (Resopla) Me da lástima gastar esta
minutos, entonces encuentro una mujer que
media hora haciendo las mismas cosas de todos
lleva tapado verde. ¡Me atrasé, ahí está la del
los días. (Queda absorto, prorrumpe) ¡Me tiene
tapado! ¡Y así todos los días del año!
podrido esa oficina!
Luisa aspira hondo y mira hacia el techo,
LUISA: ¿Te saco la muda?
agradeciendo al espacio ese abandono de la zona
peligrosa. OSVALDO: El señor Fortunati llegó a última hora. ¡Todo el
día soportando a la gente...! ¡Y con este asunto
LUISA: (Con vivacidad) Yo te vi entrar y me dije: ¿qué de la conferencia! ¡Ah, señor Fortunati! Me está
pasó?... envenenando leen... tamente.
OSVALDO: (Mira el reloj) Son las siete menos cuarto..., a
Camina. Luisa se sienta y acaricia la tabla de la
esta hora bajo la escalera del subte. (Se ríe) ¡Qué
mesa.
cosa extraña mirar el reloj marcando esta hora
en mi casa! (La mira) Podría aprovechar para OSVALDO: ¡Un día la sangre me hará presión...! (Se queda
hacer algo. (Mira en torno buscando ese algo) en jarras, sacude la cabeza) ¡Qué me va a hacer
¡Estoy loco! ¡Es sólo media hora! (Trans.) presión! Estoy metido en una trampa.
Escuchame... comemos y nos acostamos más LUISA: No te mortifiques... estás cansado ahora.

44 JULIO MAURICIO 45
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OSVALDO: (Picado) ¡Qué cansado! ¡Estoy harto! ¡Harto! está Roger? Pude decirle... se fue a llevar unos
LUISA: Tal vez si... papeles. Pero no... le dije: no sé. (Sacude la
OSVALDO: ¿Qué...? cabeza) Estuve toda la tarde preguntándome
LUISA: Si dejaras la oficina... por qué lo hice. (La mira) ¡Lo quise hundir! Me
OSVALDO: ¿Veinte años tirados a la basura...? di cuenta de que me apuré a decirle no sé,
LUISA: ¡Estás quejándote siempre...! Podrías probar... porque lo quise hundir. Y yo no tengo nada
OSVALDO: ¿Qué voy a probar? ¿Cuántas vueltas tendría contra Roger. Es un buen tipo. ¡Si es un viejo
que dar para conseguir un sueldo pasable? macanudo! (Apretadamente) Pero yo necesitaba
(Trans.) Allí sirvo... soy el único que conoce que Fortunati supiera que soy mejor que el
todo el movimiento de inspectores...: ¿qué hago otro. ¡Uf! (Se estira el pelo con las manos).
con eso afuera? (Camina) El señor Fortunati es LUISA: ¡Cómo te lo tomás a pecho!
una piedra que me puso el destino. Está ahí, OSVALDO: ¡Qué soy el más servil!
clavada en el piso. (Entre dientes) ¡Cuando le LUISA: Tal vez estaba distraído...
veo ese tic que tiene en la comisura...! (Bufa) OSVALDO: ¡No, no... no! ¡Frases, no!
Siento que me sube el odio como un LUISA: Pero...
tirabuzón... ¡y me envuelve! Es el único tipo que OSVALDO: Te lo estoy diciendo para descargarme (Alarga
conseguí odiar. (Reacciona) Bueno... ¿Qué pasa? las manos palmas arriba) ¡No me puedo engañar
¡Estoy gastando la media hora con Fortunati! yo! ¿Qué podés decirme vos? (Pausa, camina)
(Se acerca a ella, le tironea las orejas) ¿Te lleno las Necesito que alguien vea la clase de... ¡porquería
orejas? que soy! (La mira, se ablanda, se acerca a ella, le
LUISA: (Sincera) ¡No, no! aprieta la cabeza contra su cuerpo) Está bien,
OSVALDO: (Retomando, con un gesto de desaliento) Hoy hice petisa..., pero no estaba distraído.
una porquería. LUISA: (Se levanta) ¡Ah... por qué no dejarás esa
Un silencio. Ella lo escruta. oficina...!
OSVALDO: ¿Otra vez? (Pausa) Si no estuviera Fortunati... a
OSVALDO: El viejo Roger había bajado a tomar café.
lo mejor... (Trans.) Hoy hubo un pequeño
Fortunati salió de la cueva... (Imita) ¿Dónde

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La valija

lío..., entonces me dice: Che, viejo... ¿qué me OSVALDO: (Lanzado) A veces estoy sentado en el inodoro,
están haciendo ustedes? (Ruge) ¡Atorrante! Pero... y me pongo a mirar el fondo de la bañadera. La
¡qué caradura! ¡Lo estoy cubriendo... dejo mis canilla que gotea... y se va formando un hilito
cosas para atender los asuntos de él! (Se desespera) siempre igual. Iguales las gotas, igual el hilito.
¡Pero... (Solloza de rabia) qué hijo de puta! (Camina) Le tiro un bollito de papel higiénico,
LUISA: (Se cubre las mejillas) Pero... ¿qué pasa con los entonces todo cambia: se forma un laguito que
hombres...? desborda, y el papel gira; entonces ya no puedo
OSVALDO: (Ronco) ¡Y todavía me pongo a explicarle!: (Se adivinar por dónde va a correr el agua.
imita peyorativo) ¡No pude, señor Fortunati, Se acerca a ella, que lo ha estado escuchando y se
tuve que hacer esto! ¡Como un gusano! queda sin saber a qué viene lo del laguito, y la
(Resopla) ¡Me quedé temblando! (Extiende las abraza desde atrás.
manos y las vibra) Me miré las manos... ¡un OSVALDO: Llego sin alegría a casa. (La aprieta conmovido;
impulso asesino! ella intenta girar el rostro para mirarlo) ¡Quédate
Un silencio. Ambos quedan ensimismados. Ella así! (Trans.) Me desespera que todo esto no
arriesga. pueda ser más alegre.
LUISA: Tendrías que intentarlo. (Breve pausa) Uno se Ella cierra los ojos. Él está muy sentido; en realidad
siente distinto cuando decide hacer algo que no hay mucho de autocompasión y una gran
había hecho nunca. necesidad de decir no sabe bien qué cosas
liberadoras.
OSVALDO: (Con amargura) Estaba ahí, sentado, y le miraba
las caras a los otros. Somos unos pobres tipos. OSVALDO: A veces me digo... ¡Ojalá reviente todo!,
(Se pone en jarras hacia proscenio) Por la ventana porque... ¡esto así!
se veía el sol. La vida estaba pegada en esas LUISA: Bueno, Osvaldo... te irritó esa conferencia...
paredes. Me puse a imaginar que mandaba todo Él afloja los brazos y camina en torno de la mesa.
a la mierda y me iba a caminar por las calles,
OSVALDO: Otras veces pienso cosas menos... (Hace un
respirando ese sol. (Aspira) ¡Qué importancia!
ademán significativo) Me digo: el domingo
LUISA: Quedate un buen rato bajo el agua tibia.

48 JULIO MAURICIO 49
La valija

saldremos temprano y andaremos todo el día calle! Barrer la calle, dejarla limpia. Pararme en
por ahí. Pero llega el domingo y me quedo la esquina... (Une las manos bajo la barbilla)
paralizado, como una ¡marmota! (Inesperadamente sobre el cepillo... y mirar la calle limpia. ¡Ey,
vivaz) ¿Te acordás cuando íbamos a la Boca? señora, mire cómo dejé la calle! Eso tendría un
Ella asiente con la cabeza. sentido. ¡Che, pibe no tirés papeles! Ahí viene
un caballo (Engancha dos dedos) ¡Hagamos
OSVALDO: ¿Te acordás del bote?
fuerza para que aguante! (Trans.) Hablar con el
LUISA: Me acuerdo de la grasa (Se frota el canto de una
cartero y el vigilante. Poder hablar un poco con
mano) que tenía en el borde).
la gente y sentir el sol en la cara. ¡Ah...! Llegaría
OSVALDO: (Entusiasta) ¿Y si... lo hacemos el domingo?
a casa con olor a bosta, pero traería un poco de
LUISA: ¡Bueno...!
alegría en la garganta. (La mira) ¡El domingo
OSVALDO: ¡Lo decidimos ahora, así vamos juntando ganas
vamos a la Boca!
para el domingo!
LUISA: ¡Cruzamos el puente y miramos la ciudad desde
LUISA: (Alegremente) ¡Nos levantamos temprano y
arriba!
salimos!
OSVALDO: ¡Sí! ¡Nos metemos por las calles y damos vueltas!
OSVALDO: ¡¡Sí!! ¡Vamos a hacer eso! (Camina, se frota una
Después nos vamos al café de Pedro de
patilla) Tal vez me estoy dejando estar. (Se
Mendoza, y nos sentamos, te acordás?, en la
anima) ¿Qué me impide ir a la Boca los
mesita del rincón. ¡Sí, lo vamos a hacer!
domingos? (Abre los brazos, aspirando, de pronto
Charlamos un poco... viejos recuerdos.
los deja caer) La idea del ¡lunes!, me lo impide...
LUISA: Creo que ya no sé charlar.
y una carpeta llena de papeles que me interesan,
OSVALDO: Comemos un sándwich... y un vaso de vino
y que me está esperando allí.
¿eh?, para entonarnos.
LUISA: (Se le acerca, le acaricia el rostro) Olvidate ahora
LUISA: El vino me da sueño. (Estridente) ¡No importa!,
de la carpeta. Tal vez se nos ocurra algo el
¡tengo ganas de entonarme!
domingo.
OSVALDO: (Entusiasta) ¡El sol! ¡Bien temprano! y con el
OSVALDO: (Se aleja, anda con media camisa afuera) ¡Mejor
sol... esa claridad que no molesta. (Extiende los
me hubiese dedicado a juntar bollitos por la

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brazos, de pronto los deja caer) Llegué OSVALDO: (Musita) ¿Y esto? (Vuelve la cabeza) ¡Luisa!
amargado... (Aspira) El asunto Roger... es un Entra Luisa.
asunto grave. Estoy cayendo en cosas... feas. (En
OSVALDO: ¿Y este reloj?
jarras, en proscenio) ¡Si pudiera proyectar algo...!
LUISA: ¿Qué reloj?
(Sacude la cabeza, comienza a andar) Estuve
OSVALDO: (Le muestra) Este... (Lo examina) ¿De dónde
esperando el puesto de control de inspectores...
salió? (Ve algo) Hay dos haches. (La mira
ya lo tengo. ¿Qué espero ahora? Que se muera
perplejo) H. H. Es... H. H. ¿Se sacó el reloj?
Fortunati. No es suficiente para sentirse
LUISA: (Aturdida) No sé... (Inventa) Tenía el reloj en la
viviendo.
mano...
LUISA: (Impaciente) ¡Bueno, Osvaldo!...
OSVALDO: ¿Te tomó el pulso?
OSVALDO: ¿Qué pasa?
LUISA: (Suspendida la idea-acción) Se sacó el reloj..., no
LUISA: ¡Volvés siempre a lo mismo!
sé para qué...
OSVALDO: ¡El domingo a la Boca! (Trans.) Es mi drama...
OSVALDO: ¿Y lo dejó ahí...?
¿por qué creés que vuelvo? (Pausa, asiente)
LUISA: ¿Eh...?, no..., lo puse yo; él lo dejó (Señala)
Como un barrilete... hay un hilo; vuelo un
sobre la mesa.
poco..., pero vuelvo. (Trans.) ¡Ya perdí la media
OSVALDO: ¿Y para qué lo trajiste? ¿Se lo querés robar?
hora! Traeme la ropa. (Trans.) Cuando veo una
LUISA: Mañana se lo doy.
película me digo: ¿y dónde está el drama?, a esos
OSVALDO: ¡Se lo hubieras dado ahora!
tipos les pasan cosas. El drama es el mío: a mí
LUISA: Estaba distraída.
no me pasa nada. (Trans.) Me cambio y me voy
OSVALDO: ¡Je! ¡Qué macanudo! (Deja el reloj sobre la
a bañar.
mesita; aún no ha pasado de la extrañeza) ¡Je!
Corre hacia el dormitorio. Se sienta en la cama. Se
(Comienza a sacar la camisa fuera del pantalón)
estira. Luisa en el comedor, aprieta las manos bajo
la barbilla agradeciendo metafísicamente. Osvaldo Pero ¡cómo!... ¿estabas distraída?, ¿agarraste el
se quita el reloj y lo coloca sobre la mesita de reloj y lo trajiste aquí?
noche. Ve sobre ella, otro reloj. Lo toma, lo LUISA: No, lo traje después.
contempla. OSVALDO: ¿Después de qué?

52 JULIO MAURICIO 53
La valija

LUISA: Cuando se fue. ¿Lo escondiste para que yo no viera ahí un


OSVALDO: Pero si él estaba aquí cuando entré. reloj... suelto?
LUISA: Ah... No, fue cuando lo acompañaste a la LUISA: ¡Oh, no seas tonto!
puerta. (Se desplaza nerviosamente, explicando) OSVALDO: (La contempla atento) ¿Estuvo él aquí? ¿Se metió
Yo vi el reloj... y me quedé... bueno, lo traje en el dormitorio? (La insta a ser franca, sin
aquí distraída. malicia) Vamos, decímelo.
OSVALDO: (Se vuelve para mirarla) ¿Estás borracha? (Se ríe LUISA: (Mirando hacia arriba exasperada) ¡Terminala
admirado) ¿Tomaron una copa? (Voltea las con eso, Osvaldo!
piernas sobre la cama y gatea cruzándola) ¿Eh? OSVALDO: (Se pone de pie, descalzo) ¡La gran siete! ¿Vino
(Le huele la boca). por arte de magia?
LUISA: No, no tomé nada. El café, nada más. LUISA: ¡No sé!
Osvaldo se ríe, da una voltereta y retorna a su OSVALDO: No sé..., me decís: no sé.
lugar. LUISA: ¿Nos vamos a pasar la noche hablando de ese reloj?
OSVALDO: ¡Me saca de las casillas que no puedas
OSVALDO: H. H. Vendrá ahora a buscar su reloj. (Trans.)
explicarme qué pasó con ese reloj!
Pero, escuchame... ¿lo trajiste cuando él se fue?
LUISA: Te obstinás porque estás nervioso.
LUISA: Sí.
OSVALDO: ¡Claro que estoy nervioso! ¡Eso se ve a la legua!
OSVALDO: Si no te moviste del comedor...
LUISA: Olvidó el reloj... eso es todo.
LUISA: (Cortada) Ah...
OSVALDO: Bueno, nena... ¿qué te parece?: encuentro en mi
OSVALDO: ¡Pero, nena!, ¿qué pasó con ese reloj? (Vuelve a
mesita de noche el reloj de un tipo que acaba de
reír admirado).
irse... ¡je! (Se sienta en la cama, se calza unos
LUISA: No sé... anduve con el reloj en la mano. ¡Lo
mocasines de entrecasa).
debí traer... qué sé yo... en algún momento!
OSVALDO: ¿Estuvo mucho tiempo aquí?
OSVALDO: ¿En cuál momento? Estuvimos hablando ahí...
LUISA: Un rato. (Luisa está tiesa allí, del otro lado de la
LUISA: ¡Bueno, Osvaldo! No lo puedo recordar.
cama, sin saber qué es lo que le conviene hacer, sin
OSVALDO: (Confuso e irritado) ¡Je! ¡Un reloj en la mesita de
atreverse a pasar al comedor).
noche! (Pausa y trans. a Luisa condescendiente)

54 JULIO MAURICIO 55
La valija

OSVALDO: ¿Allí? (Señala hacia el comedor). OSVALDO: (Señala la mesita) ¿Hasta aquí?
LUISA: Sí. LUISA: (Encoge los hombros) Habrá ido hasta ahí...
OSVALDO: ¿Y qué hace aquí el reloj? OSVALDO: (Un silencio mientras se frota la frente luego) Muy
LUISA: ¿Otra vez? bien: pudo haber razones para que entrara...
OSVALDO: (Grita) ¡Siií...! ¡Otra vez! Puedo pensar que H. hablaron de muebles y le mostraste el ropero.
H. Se metió aquí para algo... y el reloj le Pero... ¿y el reloj ahí? ¿Alguien se saca el reloj
molestaba. (Lo dice, pero todavía no lo cree; el para mirar un ropero?
pensamiento ha ido más lejos que el sentimiento: es LUISA: ¡Osvaldo... por favor! Mañana le doy el reloj...
inconcebible una Luisa haciendo algo del orden de no hablemos más de eso.
cosas que insinúa la reflexión; simplemente
OSVALDO: (Con irritada ironía) ¡Ah, bueno... eso arregla
necesita herirla; pero de todos modos, se ha abierto
todo! Sí, mi problema es que el pobre H. H.
un camino por lo lógico, y las cosas comienzan a
olvidó su reloj. (Golpea con el canto del puño
ponerse realmente feas para Luisa). No... si lo
sobre la puerta del ropero) ¡Aquí pasó algo que no
hubieses traído para que yo no lo viera... no lo
podés explicar! (La señala) ¡Esa cara que tenés
ibas a dejar ahí, a la vista. Y además... cuando te
ahora, es una cara de algo que pasó!
lo mostré... no sabías de qué se trataba, eso se
veía con claridad. ¡Lo dejó él! ¡Estuvo aquí... eso LUISA: (Agobiada) ¡Me estoy descomponiendo,
nadie me lo saca de la cabeza! Osvaldo! (Ruega) ¡Por favor, Osvaldo... ¡no nos
LUISA: (Cede estratégicamente) Bueno, muy bien, hará bien esto!!
estuvo aquí... ¿qué tiene?... Osvaldo la ha estado escuchando con la boca
OSVALDO: (Como si hablaran por primera vez de eso) abierta mientras la presunción va convirtiéndose
en certidumbre; ahora sabe que algo pasó; se
¿Estuvo aquí? mete la camisa dentro del pantalón.
LUISA: Sí, entró un momento.
OSVALDO: La puta... ¿Así que el tipo entró en el OSVALDO: Le voy a llevar el reloj..., le voy a preguntar si
dormitorio? Entonces... es de confianza. también estaba distraído. (Trans.) ¿En qué
LUISA: (Desestimando) Estábamos hablando, y yo departamento vive?
entré... y él vino detrás.

56 JULIO MAURICIO 57
La valija

LUISA: (Musita ahogada rogando, como previniéndolo de OSVALDO: ¡¿Te acostaste con él?!
un mal peor) ¡No lo hagas, Osvaldo! Luisa le toma la mano para desprenderse; grita:
OSVALDO: Encontré esto en mi mesita señor H. H.,
LUISA: ¡Soltame... me duele!
¿Cómo lo hizo? (A ella) Mirá: si hay algo que
uno puede olvidar en una mesita de noche es el Osvaldo la suelta para que conteste. Espera.
reloj. ¿Eh... qué pasó aquí? ¿Por qué no viene a LUISA: Sí, nos acostamos.
buscarlo? (Se toma la cabeza) ¡Uy, mama mía! Osvaldo se inclina mirándola con estupor,
LUISA: (Se cubre las mejillas) ¡Ay, ay...! desorbitado.
OSVALDO: ¡Uy, mama mía, mama mía!
LUISA: Él me lo pidió...
Camina encogido, la cabeza entre manos. Luisa se
OSVALDO: ¡Él te lo pidió!...
deja caer sentada sobre la cama, las manos
abandonadas sobre la falda, tomada por repentina Alza los puños como para aplastarla de una sola
atonía. vez. Ella suelta un alarido.

OSVALDO: ¿Te acostaste con él? (Movido por irracional LUISA: ¡No me pegues, Osvaldo!
impulso, descorre la colcha y contempla las sábanas Osvaldo giró y se aleja caminando con las piernas
como si esperara encontrar algún rastro allí. Luego entreabiertas, los brazos colgándole. De pronto se
insiste, conservando tomada la colcha). vuelve.
OSVALDO: ¡¡Contestame!! OSVALDO: ¿Y ahora...?
LUISA: (Mueve la cabeza y musita) Sí. LUISA: ¡Yo te quiero, Osvaldo!
Osvaldo deja caer la colcha y rodea la cama OSVALDO: (Regresa a ella) Pero... ¿de veras?
agazapado, acercándose a ella. Luisa permanece LUISA: (Asiente) Sí.
inmóvil, mirando al piso. OSVALDO: (Se dobla) ¡Uy!, ¡uy!!, ¡uy...!
OSVALDO: ¿De veras? Un silencio, luego Osvaldo la mira desgarrado.
Luisa está paralizada, no contesta. Osvaldo la toma OSVALDO: ¡Me estabas haciendo los cuernos! (Se sienta en
por los cabellos para levantarle la cabeza.
la cama en el lado opuesto al de ella, se toma la
LUISA: (Gime) ¡Dejame! cabeza, de pronto echa a reír, una risa gruesa

58 JULIO MAURICIO 59
La valija

impostada por una ligera tendencia al llanto, Este alarga los brazos desplazando las manos por
sobre la mesa hasta tomar los bordes de la tabla,
volcado sobre las rodillas. Luisa espera blandamente,
comenta con drástica serenidad
las manos sobre la falda, las piernas unidas, el
cuello ligeramente ladeado. Osvaldo se vuelve OSVALDO: Es inútil que me ponga a masticar esto. Que yo
hacia ella, le habla como si acabara de tomar no lo hubiese podido imaginar, no cambia las
conciencia) Pero... ¡cómo! (Se levanta) ¿Estoy cosas. (Se levanta) Así ocurrirá siempre...;
soñando... o qué? siempre habrá un idiota preguntándose: ¿y
Luisa se mantiene en silencio. Osvaldo echa a
cómo pudo ser?
andar, abre los brazos y los deja caer golpeándose LUISA: No es como otras mujeres que tienen un
los flancos. hombre.
OSVALDO: ¡Entonces no se puede creer en nada! (Se vuelve) Un silencio, Osvaldo parece ensimismado,
tardíamente, responde.
¿Te das cuenta? (Pausa, estalla) ¡¡Y hablá!! ¡Estás
ahí tranquila... como si no hubiese pasado nada! OSVALDO: Todas las mujeres creerán que no es como las
LUISA: No estoy tranquila..., estoy esperando que pase otras. ¡Abriste las piernas igual que todas! Eso es
esto. lo que cuenta.
OSVALDO: ¿Que pase esto? Ella desiste. Osvaldo camina, se detiene en
LUISA: Yo no me fijé en la hora... eran las seis y media, proscenio de cara a la platea.
pensé que tenía media hora todavía..., y de
OSVALDO: Se me cerraron todas las puertas.(Se emociona
pronto llegaste.
como un niño a quien se le cerraron todas las
OSVALDO: (Estupefacto) Pero... ¿qué me estás explicando?
puertas, se lleva una mano a la frente, acongojado.
LUISA: (Desalentada) No voy a poder explicártelo.
Estalla al borde del llanto).
OSVALDO: Está bien.
OSVALDO: Pero ¡¿qué clase de gusano soy?! (Se vuelve hacia
Arranca hacia el comedor, se apoya en la mesa un ella, se ríe trágicamente) Pero ¡todo el mundo me
instante, se sienta, se acoda sobre la tabla, la
caga encima! (Pausa) ¡Muy bien...!(Cruza la
cabeza entre las manos. Luisa se levanta y avanza
con las manos unidas bajo la barbilla, se detiene habitación, entra en el dormitorio, abre una hoja
junto al marco de la puerta, contempla a Osvaldo. lateral del ropero, busca en el interior, se vuelve,

60 JULIO MAURICIO 61
La valija

mira en torno para orientarse, mira luego sobre el OSVALDO: ¡Claro! (Trans.) Me hubieras dicho: voy a
ropero). pedirle un huevo a la vecina, y le habrías llevado
LUISA: (Desde la puerta) ¿Qué estás buscando? el reloj, ¿eh?, mientras yo me bañaba.
Osvaldo no responde. Retorna al comedor, LUISA: Me puse nerviosa cuando llegaste.
repentinamente se vuelve. OSVALDO: (Para sí) ¡Ahora caminaré libre! (Ambula por
proscenio en ida y vuelta) Lo que me ataba era
OSVALDO: ¿Dónde está la valija?
esta casa que mantener. Un sueldo pasable. (Se
LUISA: (Desconcertada por lo de la valija) ¿Qué valija?
ríe irónico) ¡Los cálculos...!, ¡un sueldo que
OSVALDO: ¡La valija!
aguante! ¡¡La inflación!! ¡La preocupación
LUISA: Se la presté a la señora del cuatro.
metida entre las cejas¡ ¿En qué queda todo?
Osvaldo se pasa una mano por la cara, de pronto
(Trans.) ¡¡Mañana mandaré a la mierda a
echa a reír.
Fortunati!! (Le suelta otro puntapié a la silla
OSVALDO: ¡Ni siquiera la valija...!(Vuelca una silla de un caída) ¡¡Le escupiré en la cara a Fortunati!! (Se
puntapié. Se sienta a la mesa). vuelve hacia ella, extiende un brazo) ¡Mirá... creo
LUISA: (Se juega) ¿Para qué querías la valija? que me devolviste la libertad! ¡Pariste mi
OSVALDO: ¿Para qué quiere uno una valija...? ¡Para irme! libertad en esa cama!(Camina exaltado, ahora la
LUISA: ¿Ahora? perspectiva Fortunati está por encima de todo lo
OSVALDO: ¡Sí!, ¡Ahora! (Trans.) No puedo quedarme a demás. Agrega)...Ahora nada me retiene.
dormir aquí.
Luisa se inclina para levantar la silla.
LUISA: Creo que no vamos a tener ganas de dormir, hoy.
OSVALDO: (Se levanta) Muy bien... saldré sin valija. OSVALDO: (Grita) ¡Dejá eso ahí!(Aplica otro puntapié a la
Caminaré por ahí hasta mañana. (Se palpa los silla. Ella recoge los brazos y se endereza).
bolsillos). OSVALDO: ¡Y vos! Mañana te llevaré a tu casa... hablaré con
LUISA: (Para sí, descorazonada) ¿Por qué no habré visto tu padre y te dejaré con él.
ese reloj? (Otro tono) ¡¡Por qué no habré visto el Luisa lo mira un instante, sobrecogida; echa a llorar.
reloj...!! OSVALDO: Prepará tus cosas tranquilamente. Ahora

62 JULIO MAURICIO 63
La valija

empieza una nueva vida. OSVALDO: (Irónico) ¡Por él...! ¡hum! (Pausa, reacciona)
LUISA: ¡No me lleves a casa, Osvaldo! ¿Cediste por él? ¿Sólo por él?, ¿cómo una
OSVALDO: (Extiende un brazo) Bueno, ahora, por lo samaritana? Entonces cualquiera que te lo
menos, sé qué te está pasando por dentro. hubiese pedido porque era importante para él...
LUISA: Ellos... no lo van a comprender. LUISA: (Concede) Me gustaba que me viera así.
OSVALDO: ¿Y yo lo comprendo? OSVALDO: ¡Te sopló en la oreja! ¡Te calentó la sangre
LUISA: Él me lo pidió ¡tanto! Era... ¡tan importante! como a una idiota cualquiera!
Para él que lo hiciera... LUISA: (Grita) ¡No fue así!
OSVALDO: Pero... ¿qué argumento? OSVALDO: ¡Está bien...! ¡Está bien! (Trans.) Ahora no
LUISA: Se iba a morir pensando que no pudo ser. importa el matiz.
OSVALDO: ¡Yo me moriré pensando que fue! LUISA: ¡No me lleves a casa... mi madre se morirá!
LUISA: Mi madre está enferma, Osvaldo. OSVALDO: No te puedo dejar aquí, desde mañana seré un
OSVALDO: Debiste pensarlo antes. hombre sin trabajo.
LUISA: No pude imaginar que esto ocurriría así. LUISA: Le vas a hablar a papá... ¿qué culpa tiene él?
OSVALDO: Muy bien... pero ocurrió así. Ahora... OSVALDO: (Agita las manos a la altura de la orejas) ¡No,
LUISA: ¡Querido! no... no! Lo de tus padres lo siento, pero... ¡esto
OSVALDO: ¡No me digas querido! lo hiciste vos!
LUISA: ¿Qué haré yo si me dejás? LUISA: Me mataré si me llevás.
OSVALDO: Podés pedirle al tipo ese que te lleve con él. OSVALDO: Bueno, se va a morir toda la familia. (Trans.)
LUISA: No le voy a pedir que me lleve con él. No te matarás, apechugarás dos o tres días, y
OSVALDO: ¡Je! ¡Me gustaría saber si pasa más allá de la listo.
situación romántica con la señora! LUISA: Me sentaré en una silla y me dejaré morir.
LUISA: ¡No me interesa ir con él! Fue ese momento... OSVALDO: (Camina) Muy bien, les diré que no nos
nada más. llevábamos bien. Nos separamos porque
OSVALDO: Entonces estás loca. estamos hartos. (Aspira, menea la cabeza) ¡Es
LUISA: No lo hice por mí, lo hice por él. absurdo! ¡No lo van a creer! (La mira

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La valija

angustiado) ¡Nos llevábamos bien! ¿Qué pasó? LUISA: Cuando él entró, se puso a hablarme... y me
LUISA: ¡Yo te quiero, Osvaldo! sentí bien. Más joven. Una... ¡placidez! Después
OSVALDO: Una mujer que quiere a un hombre no puede se levantó para irse... entonces le pregunté:
acostarse con otro, ¿qué estás diciendo? ¿tomamos un café? Y lo hice porque no podía
LUISA: Sí puede, yo lo hice. quedar sola otra vez. (Breve pausa) Me dio
OSVALDO: Entonces sos una amoral. alegría recordar el café para no quedar sola
LUISA: No lo pude evitar. después de haber podido hablar un poco. (Otra
OSVALDO: ¿No pudiste?..., de acuerdo. (Camina) Tampoco pausa) Y de pronto se puso a decirme cosas. Y
puedo evitar yo, ahora, el curso de los hechos. yo entendí todo lo que le estaba pasando.
(Con serenidad, sobreponiéndose) Después que Como si hablara yo. (Se acongoja ligeramente)
arregle con Fortunati, me iré a vivir con mi ¡Era como si hubiese estado esperando una cosa
primo. Me habló de un corretaje a la provincia. así... algo que tenía que ocurrir alguna vez! (Se
Me iré por los caminos de la Patria. quiebra, se contiene... Lo que está diciendo, llega
LUISA: Estaba aquí... mirando correr las agujas del cargado de tensiones. No es simplemente la
reloj..., sin ganas de moverme, respirando confidencia. Hay también un viejo y hondo
solamente. reproche, siempre callado).
OSVALDO: ¡Aburrida, hastiada, inapetente! Osvaldo se inclina y levanta la silla. Ella se limpia
LUISA: Me pasaba el día esperándote. Después me los ojos. Osvaldo traga saliva, luego se decide y
hablabas de tus cosas de la oficina. Me hablabas hace la pregunta, con mucho esfuerzo, le cuesta
del señor Fortunati. enormemente, pero necesita saber.

OSVALDO: ¿Y qué? ¡Lo hago para no reventar...! OSVALDO: ¿Te hizo sentir?
LUISA: (Se anuda las manos) Me digo: ahora empieza LUISA: No. (Se encoge de hombros) No... ¿cómo iba a
con Fortunati. sentir? Sabés que sólo puedo hacerlo si estoy
Osvaldo queda mirándola con la boca abierta, muy tranquila.
buscando respuesta. Ella camina sumida en íntima OSVALDO: ¿Y entonces... así, en blanco?, ¿como si te
indagación. cortaras las uñas?

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La valija

LUISA: ¡No, no...! Era... emocionante. OSVALDO: (Se hunde, luego) ¿Estabas desnuda?
OSVALDO: ¡¿Emocionante?! ¿Lo hiciste porque era Luisa vacila.
emocionante?
OSVALDO: (Casi en ruego) ¡No me mientas!
LUISA: (Se toma el pecho) Una... agitación. No lo pude
LUISA: (No quiere mentir) Sí, estaba desnuda... lo hice
resistir. Tenía miedo de que se cortara. Creo
como nosotros. Pero cerré todo... no se veía
que... si él hubiese cedido un poco..., creo que,
nada.
entonces, lo hubiera ayudado. Pero no porque
OSVALDO: (Estalla) ¡Ah, putita asquerosa! (Hunde la frente
no tuviera ganas de hacer... Era porque sucedía
entre las manos, musita) ¡Ah, putita asquerosa!
algo distinto... que se sentía. (Camina recreando
LUISA: (Luego de un silencio) Hoy era suave y dulce,
el suceso en la imaginación) Pero tampoco pensé
ahora soy eso. ¡Cómo puede una cambiar tanto
que terminaría en eso... Me gustaba oírlo
en media hora! Los hombres debieran ponerse
diciéndome cosas que yo no... debía oír. Estuvo
de acuerdo sobre lo que esperan de una mujer.
hablándome como media hora. Y yo me reía de
OSVALDO: (Regresando) Y ahora... ¡¿cómo te toco yo?!
él. Me causaba gracia...: no, no era gracia..., era
¡¿Cómo hago para poner estas manos en tu
una sensación... En el fondo estaba tranquila,
cuerpo sin recordar que ya está sobado?!
porque me sentía segura. Y de pronto... no sé...
LUISA: ¡No estoy sucia! (Trans.) Ahora me daré un
(Se pasa una mano por la frente) Me emocioné...
baño y estaré igual que antes.
OSVALDO: (Puro oídos) ¿Y qué hicieron?, ¿se metieron en la
OSVALDO: (Exasperado) ¡¡Pero yo no me podré bañar el
cama?
cerebro, putita!!
LUISA: Sí.
LUISA: (Ruega) ¡No me grites, Osvaldo! (Otro tono)
Osvaldo aspira desalentado, hondamente sentido.
¡Por favor, Osvaldo, no me grites!
Se sienta, deja caer los brazos sobre la mesa.
OSVALDO: ¡Estoy lleno de gritos! (Se levanta, hace caer la
LUISA: Pero no pasó nada... no sentí nada. Estuve silla con un giro del brazo, camina masticando su
viendo como hacía él. desazón) ¡Si pudiera sentirlo todo ahora!
OSVALDO: (En un quejido) ¿Te acarició? ¡Aullarlo de una sola vez! Pero esto seguirá
LUISA: ¿Ehh...? (Pausa) Sí. taladrándome los sesos ¡Lo estaré viendo a él,

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acariciándote en mi casa silenciosa, mientras yo tomado así.


andaba por la calle! OSVALDO: (La mira perplejo, se ríe) ¡Es grandioso!
LUISA: ¡Fue tan sencillo y natural! No hubo nada (Camina) ¡Es para morirse de risa!
asqueroso. Se queda en jarras de espaldas a ella. Un silencio.
OSVALDO: ¿Qué cosa fue sencilla y natural? ¡Prefiero que Luego él se vuelve.
me rompan en dos pedazos a imaginarte ahí
OSVALDO: ¿Qué sentías cuando te acariciaba?
tumbada! (Grita) ¡Luisa, me hubiese dejado
LUISA: (Menea la cabeza) No me preguntes más cosas.
matar para impedirlo! (Suelta un sollozo de
Te enojás cuando te contesto.
exaltación).
OSVALDO: ¿Qué sentías? (Trans.) ¿Te excitaba?
LUISA: ¡No te mortifiques así, querido!
LUISA: No, no me excitaba. A veces me hacía un poco
OSVALDO: ¡¡No me digas querido!! (Camina mientras repite
de cosquillas. Pero no era eso. Sentía... (Alza la
como un lamento, bamboleando la cabeza) ¡No
cabeza para memorizar) una sensación... dulce.
me digas querido!, ¡no me digas querido...!
Sentía deseos de que él hiciera bien. Era como
Un silencio. si fuese un chico grande... que me necesitaba.
OSVALDO: (Amargamente) Repasaré toda nuestra vida y me Un sentimiento que me envolvía...
preguntaré un millón de veces: ¿cómo pudo OSVALDO: Sí, un chico grande. (Pausa) ¿Alguna vez lo
hacerlo esa mujer que vivía conmigo? sentiste conmigo?
LUISA: No me vas a dejar. LUISA: (Un silencio de vacilación) Es que... nunca me
OSVALDO: (Agresivo) ¡¿Qué no te voy a dejar?! ocurrió así con vos. Nosotros lo hacemos de
LUISA: Tal vez después te acostumbres. otra manera. Ya se sabe que lo haremos.
OSVALDO: ¿A qué me voy a acostumbrar? OSVALDO: Entonces..., él llegó hasta donde yo no pude
LUISA: A esto que pasó. Ahora estás así porque es una llegar.
cosa recién sabida..., pero después... Yo LUISA: Pero... ¡él no llegó a ninguna parte! ¡Sólo lo dejé
recuerdo..., cuando era chica... y me ocurría hacer!
algo malo, me deprimía; después... transcurría OSVALDO: ¡Ahora andará por ahí, con el recuerdo en la
el tiempo, y pensaba que no debí haberlo cabeza! ¿Quién borra eso?

70 JULIO MAURICIO 71
La valija

LUISA: (Suspira) ¡Por qué no habrá ocurrido algo que te OSVALDO: ¡Claro!
retuviera! Un silencio. Osvaldo camina, ladeando la cabeza,
OSVALDO: ¿Y qué cambiaba? agobiado. Luisa se sienta, las manos anudadas
LUISA: El pudo haber llevado el recuerdo sin que te sobre las rodillas, mirando al piso, él se vuelve.
molestara. OSVALDO: (Entre dientes) ¡Y el cretino...! (Se pasa la mano
OSVALDO: ¡¡Claro!! (Breve pausa) ¿Y qué cara de idiota por la cara) ¿Te das cuenta...? (Larga pausa)
habría tenido yo, funcionando aquí sin saber ¿Estás arrepentida?
qué cosas había atrás? (Camina agitadamente)
Un silencio.
¿Eh...?
LUISA: Me estás interrogando... y eso te hace sufrir.
Se sienta, se acoda sobre las rodillas y hunde la
cabeza entre las manos. Luisa se le acerca, tiende OSVALDO: (Impaciente) ¡¡No!! ¡Prefiero saber!
una mano para acariciarlo... Osvaldo la esquiva y la LUISA: No estoy arrepentida. (Breve pausa) Yo lo sentía
para con el antebrazo. de veras... Yo sabía que estaba decidiendo algo
OSVALDO: ¡No me toques! mío..., como si todo lo demás hubiese
desaparecido.
Luisa se queda un instante con la mano tendida. Él
se levanta. Luisa deja caer la mano. Osvaldo habla OSVALDO: ¿Y yo?
con infinita amargura. LUISA: Sólo había eso. (Breve pausa) Creí que llegarías
a las siete, como todos los días.
OSVALDO: Nunca más volveré a verte como te veía.
OSVALDO: ¡Pero no llegué, y todo cambió! ¡Hoy salí de la
LUISA: (Musita, un poco para sí) Creo que no me veías
oficina media hora antes, y todo cambió! ¡Ahora
de ninguna manera.
soy una llaga de la cabeza a los pies! (La mira
OSVALDO: ¿Qué sentías cuando salieron de la cama?
aterrado) ¿Desde cuándo lo venían haciendo?
LUISA: (Impaciente) ¡Osvaldo! (Da un rodeo, se detiene,
LUISA: (Lo mira con estupor) ¡Te dije que vino sólo hoy!
mira lejanamente, responde con sinceridad)
OSVALDO: ¡Te dije... te dije! ¿Qué casualidad, no?
Estaba tranquila.
LUISA: (Se le acerca) Osvaldo... ¡fue sólo hoy!
OSVALDO: ¿Y él?
OSVALDO: (Desiste) Bueno..., ahora da lo mismo.
LUISA: Se arrodilló y me besó las manos.

72 JULIO MAURICIO 73
La valija

LUISA: ¡Te conté cómo ocurrió! El entró aquí con el OSVALDO: (En jarras) En la oficina hay una mujer... Hace
libro... meses que me viene provocando. Me he dicho:
OSVALDO: ¿Y cómo hago ahora para creerte? no le puedo hacer esto a Luisa (Sacude la
LUISA: ¡Te dije la verdad! ¡Todo lo que me preguntaste cabeza) ¡Qué infeliz! (Sopla) Es una mujer
lo contesté! agradable ¡y me la estuve prohibiendo!
OSVALDO: (Musita angustiado) ¡Liquidaste todo de un LUISA: ¿Es la señorita Aída?
golpe! Así... ¡pum...! OSVALDO: (La mira, reacciona) ¡No importa quién es!
LUISA: Yo veía cómo él se esforzaba, y sentía que todo LUISA: Sí, es ella. Siempre hablás de la señorita Aída.
dependía de mí. OSVALDO: Sale en la conversación... Es la que distribuye el
OSVALDO: Bueno, ¡basta! trabajo.
Un silencio. LUISA: Bueno... (Desiste, retorna) Pero, ¡es ella!
OSVALDO: Sí, es ella (Desafiante) ¡¿Qué hay?! (Un silencio)
LUISA: Ahora estamos hablando de todo esto... y siento
Está ahí... y me mira, me clava los ojos.
también una excitación. Me estás preguntando...
LUISA: (Alerta) ¡¿Te mira...?!
y pongo todo mi esfuerzo por hablar yo misma.
OSVALDO: Cada vez que levanto la cabeza, encuentro dos
Creo que nunca lo había hecho antes.
ojos que me hablan. (Pausa) ¡Y me hago el
OSVALDO: (Reacciona) Pero... ¡cómo! ¡Entró por primera
burro!
vez y lo consiguió! ¡Sos un monstruo!
LUISA: (Tantea) Tal vez ella no esté buscando nada.
LUISA: Estás imaginando las cosas porque no las viste.
OSVALDO: ¿Ah, no?
OSVALDO: (Irónico) ¡Sí... me lo perdí!
LUISA: Tal vez sólo sea una... travesura.
Un silencio. OSVALDO: (Estupefacto) ¡¿Una travesura?!
LUISA: (Tímidamente) ¿Te vas a bañar? LUISA: Una mujer puede estar mirando a un hombre,
OSVALDO: (Se vuelve picado) ¿Qué te pasa? ¿Le pongo y sin embargo...
punto a esto y me voy a bañar? OSVALDO: ¡Está bien claro lo que quiere!, ¿qué estás
LUISA: (Se sienta) Siento un peso en el estómago diciendo? (Trans.) Me gustaría saber qué piensa
¡Quisiera poder llorar un poco! de mí: ¡pedazo de idiota que no hace nada!

74 JULIO MAURICIO 75
La valija

LUISA: (Escandalizada) ¡No se puede mirar a los media hora.


hombres! OSVALDO: Muy bien... después yo hablo de Fortunati.
OSVALDO: Estuve jugando limpio..., quise ser lo que se LUISA: Sí. Entonces me quedo como vacía. Espero que
esperaba de mí..., porque creí que se podría alguna vez te des cuenta.
confiar en los otros. OSVALDO: ¡No puedo ser uno afuera y otro aquí! ¡No
LUISA: Seguramente no te gusta la señorita Aída. puedo sacudirme en el palier, el hombre que soy
OSVALDO: ¡Sí, me gusta! Les gusta a todos en la oficina. todo el día en la calle! (Trans.) ¡Luisa, soy yo el
(Alza la voz) ¡Me inflama la sangre! (Trans.) que necesita comprensión!
Creo que ahora te lo puedo decir. LUISA: ¿Debo pasarme la vida comprendiendo eso?
LUISA: Bueno, yo lo hice porque no me inflamaba. (Ambos se escrutan tensos. Ella asocia con la
OSVALDO: (Vibrante) ¡Mañana mandaré a la mierda a reflexión de Horacio) ¡¿Es que acaso estás
Fortunati! haciendo algo para que cambie?! (Pausa, el rostro
LUISA: (Temblorosa) ¿Vas a poder dejarme? de Osvaldo pierde firmeza) ¡Le conozco hasta los
OSVALDO: ¡¿Qué clase de estúpido creés que soy?! ¡Tengo poros a ese señor Fortunati! (Pausa, toma
que dejarte! Ahora sólo estoy tratando de conciencia de su fuerza). Creo que en el fondo
entender lo que pasó. estás muy conforme con lo que te pasa, a pesar
LUISA: (Sentida) Perdoname, Osvaldo. de Fortunati... porque no hacés nada por
OSVALDO: ¿Se trata de un perdón? ¿Lo arreglo con un cambiarlo. Me parece que alguien que se queja
perdón? (La mira interrogativamente. Ella baja de cómo están las cosas, debe ponerse a hacer
los ojos y queda quieta, las manos anudadas sobre algo para que cambien.
la falda. Osvaldo se vuelve y se pone en jarras). Osvaldo camina desairado. Comenta tardíamente.
OSVALDO: (Lentamente) ¡Qué vida inútil! (Otro tono) ¡Qué
OSVALDO: Bueno, no te preocupes... hoy hiciste el gran
vida inútil!
cambio. Ahora cambiaré yo. ¡Ya he cambiado!
LUISA: Lo mejor que me pasa durante el día, es esa
Una cadena de cambios. (La mira, asiente)
media hora antes de que llegues. (Conmovida)
Ahora soy otro aquí... también lo seré afuera.
Cuando veo las seis y media, me digo: sólo falta
(Reacciona retomando el diálogo anterior) ¡Pero

76 JULIO MAURICIO 77
La valija

llego a casa corriendo! ¡Me meto en el subte y demás!


me vengo para aquí! ¡Lo mejor que se me ocurre LUISA: (Persuasiva) Pero... fue una circunstancia
a mí, es ese viaje del subte cuando vengo a casa, especial...
Luisa! (Se pone de espaldas, hondamente OSVALDO: ¡Hubiera puesto las manos en el fuego porque
conmovido, se estira las mejillas, se serena) no habría circunstancias especiales!
¡Llegaré a la oficina y lo buscaré a Fortunati! LUISA: (Admite) Yo también... ayer no hubiese creído
Después saldré mirando hacia adelante. una cosa así de mí.
LUISA: ¿Qué vas a hacer solo? OSVALDO: (Deprimido) Ahora... se acabó la intimidad. (Se
OSVALDO: Me iré lejos. Tengo que irme lejos. Hacer cosas levanta, acaricia el borde de la mesa) Ya no es
distintas. No ver nada que me recuerde lo que posible la intimidad. (Se va congestionando, se
fue hasta hoy. ¡Cómo si llegara de otro país! vuelve hacia ella) Estoy muy herido, Luisa. (Se
LUISA: (En una mezcla de ruego y de afirmación) ¡No vas aleja, se pasa una mano por la frente) ¡Lo único
a poder dejarme, Osvaldo! que me sostiene es esa oficina que voy a dejar!
OSVALDO: (Suelta una risa nerviosa, retoma seriedad) (Para sí) ¿Qué seré yo, mañana... cuando salga
¿Todavía no ves el abismo que abriste? de esa oficina?
LUISA: (Niega con energía) ¡No hay ningún abismo! LUISA: Te vas a sentir bien.
(Afirmativa) Te vas a preocupar por mí. No vas OSVALDO: (Se anima) Pero... ¡cómo no lo hice antes!
a poder olvidar que yo me quedo aquí. (Alarga las manos interrogativamente) Saldré y
OSVALDO: (Clama) ¡Ay qué cansancio tengo en los huesos! miraré el sol. Me sacaré este olor a expediente,
(Se sienta, aspira dolorido) Somos dos ¡al sol!
desconocidos. Ahora me hundiré a mí mismo. LUISA: Mañana te iré a esperar a la salida.
Yo y mi libertad. (Un silencio). OSVALDO: Pero... ¿qué estoy haciendo allí? Pero... ¡¡es
LUISA: Yo te conozco. Sos igual que siempre, sólo que absurdo que yo esté en esa oficina!!
ahora estamos hablando de otras cosas. LUISA: Vas a necesitar que alguien te esté esperando.
OSVALDO: (Prorrumpe dolorido) ¡De pronto descubro que OSVALDO: (Se encoge de hombros) Tenés la mentalidad de
soy un cornudo! ¡Algo que sólo les pasa a los un mosquito.

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La valija

LUISA: (Empecinadamente creciendo su emoción) Yo voy (Imita) ¿Habló el Director? ¡Je! (Camina
a ir. (Breve pausa) Aunque no me hables. (Se alrededor de la mesa; imita) ¿Preguntó por mí el
acongoja, pero no llora) Iré... caminando detrás señor Director? ¡Se caga de miedo! (Se detiene de
de ti. pronto ante Luisa, que está sentada, abatida).
OSVALDO: (Está en otra cosa, comenta gozoso) ¡No!, le diré Bueno... ¿qué hacés allí? ¿Por qué no comés vos?
simplemente esto: señor Fortunati: ¡me voy! (Luisa desborda en un sollozo; se lleva las manos a
¡No era Fortunati, era yo! ¡Ahora lo veo claro! la cara y llora sin reservas; un llanto potente, sano,
¡Fortunati es un pobre tipo! (Iluminado) ¡¡Ahora sin quejumbre).
me estoy dando cuenta!! ¡Era yo el que lo hacía OSVALDO: (Sigue camino) ¡Si pudiera ir ahora mismo...!
a Fortunati! (Suelta una gruesa carcajada) ¡Mi (Trans.) ¡Bueno... no te pongas a llorar! (Grita)
miedo, mi necesidad de un empleo seguro! ¡¡Luisa, no llores!! (Luisa hace un esfuerzo, se
(Sopla, se pasa una mano por la frente) ¿Qué contiene, vuelve las manos a la falda. Osvaldo la
estuve haciendo? ¡Una rata miedosa! ¡Una contempla tenso).
asquerosa rata con miedo: buenos días, señor OSVALDO: ¡Chiquilina estúpida! (Se aleja. Ella lo sigue con
Fortunati (Camina radiante prendido de esa la mirada).
nueva imagen de las cosas). LUISA: ¿Vas a dejarme?
LUISA: ¿Pongo la comida? OSVALDO: ¡Siii...! (Un silencio. Ella retorna a su postración.
OSVALDO: ¡¡No tengo ganas de comer!! (Trans.) Pero... En realidad, espera. Osvaldo, en jarras, musita
¡qué idiota! ¡¿Cómo tardé tanto en darme con amargura).
cuenta?! (Admirado) ¡Je! (Camina con sonrisa OSVALDO: ¡¿Qué cara tiene esto ahora?!
fija) Lo que me pasa con esa mujer que me LUISA: Yo sé que me vas a extrañar.
mira, se debe también a mi miedo. ¿Qué hago OSVALDO: (Para sí entre dientes) ¡Necesito esa valija!
después con el paquete? Miedo a meterme en LUISA: Se la voy a pedir a la señora del cuatro. (Un
líos, miedo a perder el empleo. Estoy carcomido silencio. Luisa se levanta). ¿Voy?
por el miedo. (La mira, le habla a ella) ¡Sí él OSVALDO: Sí, andá. ¡Estoy reclamando esa valija! ¿Qué
también está lleno de miedo! Me pregunta: preguntás? (Luisa va hacia la puerta, abre, se

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vuelve). metiste en esa cama... Luisa! ¡Necesito ser otro


LUISA: Pero yo sé que me vas a extrañar. hombre para no seguir hun-dién-dome en la
OSVALDO: ¡¡Esa valija, Luisa!! (Luisa sale, Osvaldo se dobla, mierda! (Luisa se le echa encima, aprisionándole
los brazos caídos, se deja caer sobre la silla, la la cabeza, acariciándolo, mientras va cayendo el
cabeza volcada hacia atrás, sobre el respaldo. telón).
Musita). LUISA: ¡Ahora todo cambiará...! ¡Vas a ver... ahora todo
OSVALDO: ¡Ay, ay, ay, ay...! (Se endereza lentamente, mira el cambiará!
contorno sin verlo. Hamaca el cuerpo ligeramente,
con un gran cansancio, sin gesticulaciones. Regresa TELÓN
Luisa. Trae la valija. Osvaldo se acoda sobre las
rodillas).
LUISA: ¿Qué vas a llevar?
Silencio.

LUISA: (Con un hilo de voz) Te pongo... ¿el traje


marrón? (Traga), ¿la campera?
OSVALDO: ¡¡Dejá esa valija ahí!! (Luisa pone la valija
cuidadosamente sobre la mesa, de canto. Osvaldo
echa una mano y la deja caer con fuerza sobre la
agarradera).
OSVALDO: (Clama mortificado) ¡¡Claro que no te voy a
dejar!! (Tira la valija desplazándola, barriendo la
mesa) ¡¡No te podré dejar!! (Alza la valija
tomándola con las dos manos, por sobre la cabeza
y se estrella sobre la mesa) ¡¡Pero necesito ser otro
hombre!! (Repite el golpe) ¡Necesito ser otro
hombre! (Se echa sobre la valija sollozando) ¡Te

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