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a lo mejor me lo merezco
uno
Pararse un momento
2
Detenerse un instante
después de haber andado todo el día
Con los pies reventados
de ir con prisas
Todo el día
hacia ninguna parte
con prisas a ninguna parte
decidiendo no parar
decidiendo no asumir
el riesgo de entender
que no he entendido nada
Que no he entendido absolutamente nada
A día 24 de septiembre
Del año 2004
ella Tengo 24 años. Nacida en el seno de una familia de clase media acomodada.
Padre y madre con estudios superiores, separados, pero eso no es un
handicap. Colegio concertado, de curas, pero ya lo superé. Instituto público de
niños bien, interesados por la cultura. De ahí guardo la mayoría de mis buenos
amigos. Un hermano: un tío cojonudo. Ciudad de residencia importante. No es
la panacea, pero tiene su encanto. Lugar de residencia, arrabalero. Pero es
temporal. Comparto piso con tres féminas. Es divertido y nunca te falta un
tampón cuando tienes la regla. Estudios superiores y artísticos. Muchos
hobbies. Hiperactiva. Vital. Mona, resultona. Pequeñita. Pocos traumas. Niñez
sana. Trabajo inestable, pero como para no quejarse. Algo de suerte o estrella
o luz o una coña impresionante, ya te lo digo. Algunos triunfos. Algunas malas
rachas, como todo hijo de vecino. Un hombre de la hostia a mi lado. Un cuerpo
que me entiende. Una cama saciada. Nunca me ha faltado un plato de comida,
nunca me ha faltado un suetercito mono o el CD de turno, nunca he tenido que
renunciar a nada, nunca nadie me ha levantado la mano, nunca me ha faltado
un hombro donde esconderme, ni un abrazo, ni un beso.
ella Vale.
La una de la madrugada aproximadamente,
Con el cuerpo roto
y dispuesto a romperse mucho más.
ella Vale.
Al tercer gin-tonic el cuerpo se empieza a derrumbar.
Vas al baño y te metes una raya.
Hay un chaval que te mira y te sonríe. Es mono, pero no tiene más de
dieciocho.
Así que te largas: pasas de criaturas: no traen más que problemas.
Y, además, te apetece bailar.
Lo comentas a la peña
y se apuntan tres tías que apenas conoces
y que no paran de hablar de follar.
Porque no follan, seguro.
Las aguantas porque te pasan una pastilla que te dicen que es genial.
Y la verdad es que es genial.
No debería seguir bebiendo, piensas. Pero sigues.
Y te metes otra raya para que el cuerpo aguante un poco más.
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ella Vale.
Te acercas a un tipo guapísimo que anda como perdido.
Le preguntas dónde estaba. Él te presenta a su novia.
Que es una chica muy mona y que te invita a una copa.
Tú la invitas a farlopa y en el baño te morrea
y te toca un poco el coño. Luego te pide perdón y se te pone a llorar.
Tú la abrazas y le acaricias el culo: parece buena tía
y no mola que piense que te ha molestado.
Te invita a dormir con ellos. Le dices que estás agotada,
que otro día, si no le importa.
Y buscas a las monotemáticas de las pastillas.
La segunda te la venden: has pasado bastante de ellas
y eso siempre hay que pagarlo.
Pagas: que le den por culo al mundo.
ella Vale.
Si te metes más alcohol, te saldrá por las orejas.
Hay un ex que está encantado de encontrarte sin compañía
y que se pone muy pesado.
Empiezas a estar caliente, pero a éste te lo sabes
y en la cama es un desastre.
Lo intentas con uno que fue profesor tuyo
en la universidad.
Pero, a los cinco minutos, el tipo te confiesa que es gay
y empieza a soltarte el rollo de lo importante
que es asumirte como eres.
Y tú, con el último gin-tonic que anda por ahí, reventándote neuronas
le preguntas qué hora es.
Las siete y media te dice.
Y te vuelves para casa.
ella A las once de la mañana llega el tipo que me regala flores los domingos.
Le preparo dos hamburguesas con tomate, cebolla, lechuga
y queso fundido.
Las devora en tres minutos y me folla
contra el frigorífico.
Me gusta que lo haga:
sólo tengo veintiséis años: necesito que me sorprendan.
Él se corre en el fregadero
y se larga a las once y veintiséis.
Y tú.
ella Y tú.
ella Y tú.
ella ¿Por qué te has ido?
ella De algún modo, nunca supe aceptar que las cosas, como dicen, cuestan.
De pequeña bailaba. Se me daba bien. Pero nunca tuve intención de
aprender.
Un día, mi madre sugirió llevarme a clases de baile.
Cuando baile, quiero que sea porque he aprendido yo sola, dije.
Hoy, con 25 años, todavía me sorprendo de toda la mierda que suponía
decir, defender y sentir aquello.
dos
Habitar tu mirada
aún con el riesgo y la sospecha
de que todo pueda quedar
como materia del olvido
Habitar tu mirada
en esta tarde
y no pensar
en todo lo que amé
en otro tiempo
en todo lo que amé
en tardes como ésta
él Nadie encuentra nada. Ocurre que las cosas suceden. Suceden y punto.
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él Y en cambio nadie sabe definir muy bien qué coño significa esto.
él Entender
comprender
encontrar justificados
o naturales
los actos o sentimientos
de otros
Entender o comprender
quién entiende algo
quién comprende algo
ella Mi padre nunca le puso la mano encima a mi madre. A veces, rompía cosas.
No sé: platos, jarrones, una puerta, ese tipo de cosas. En esas
ocasiones, mi madre solía ponerse histérica y llorar. Tampoco era para
tanto: es normal que un hombre con carácter pierda, de vez en cuando,
los nervios. Pero nunca le puso una mano encima.
ella Yo quería estudiar Bellas Artes. Pero mis padres no me dejaron: decían que
era una carrera sin ningún futuro. Así que estudié económicas. Es
normal que se preocuparan por mí: estaba a punto de cometer una
estupidez.
ella A mi madre le descubrieron un cáncer de matriz a los treinta y cinco. Pasó dos
años horribles y luego se murió. Durante ese tiempo, mi padre estuvo
enrollado con mi tía, la hermana de mi madre y no hicieron nada por
ocultarlo. Fue una situación bastante violenta. Pero es normal: un
hombre no puede pasarse dos años sin sexo.
ella A los veinte años quise irme a trabajar a Senegal, con una O.N.G. Al tipo con el
que estaba saliendo no le gustó mucho la idea. Se pasó dos semanas
sin dirigirme la palabra. Cuando lo llamaba por teléfono, sólo me decía
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ella Mi novio quería que nos casáramos. Yo no lo tenía claro. Así que me dejó
embarazada y, entonces, lo tuve bastante más claro. Ahora le quiero
más que nunca. Es normal lo que hizo. Fue su manera de demostrarme
que me amaba.
ella Mi chico nunca me ha levantado una mano. Es verdad que, a veces, rompe
cosas. No sé: botellas, ceniceros, el casco de la moto, ese tipo de
cosas. Pero es normal: lo pongo muy nervioso. No lo hago
intencionadamente. Pero es que se me olvidan las cosas que me dice
que le jode mil que haga.
ella A mi novio no le gusta que vaya los domingos a comer con mis padres. Es
normal: lo trataron del culo cuando nos enrollamos. Mis padres se
cabrean conmigo si no voy y él me manda a la mierda cuando decido ir.
Pero es normal: las relaciones entre suegros y yernos son
complicadísimas, lo sabe todo el mundo.
ella Un niño llora a las tres de la mañana. Una cama grande, de dos metros.
Un nórdico azul, a rayas, suave. Tu cuerpo caliente y desnudo. Un beso
largo, mojado. Tu respiración. La noche. Encontrarte en medio de la
noche, entre telarañas de sueños. Tocarte a tientas, tu pecho, tu
espalda, tu columna vertebral. Recibir tus caricias en mis pechos, mis
pezones, mis muslos. Volverme loca, respirar fuerte, respirar en tu boca,
las dos bocas abiertas. Un niño llora. Deslizar mis braguitas entre mis
piernas, quitármelas con los dedos de los pies sin dejar de besarte.
Besarte besarte sin parar mientras un niño llora a las tres de la mañana,
llora, llora desesperadamente. Hacer el amor, tu nariz rozando mi nariz.
Respirar más fuerte, gemir más fuerte porque un niño llora y no para de
llorar. Mirarnos a los ojos, con pena, escuchar. Un niño llora, alguien
grita. Estas putas paredes son de puto papel. Son las tres de la mañana
y un niño pequeño llora, llora como si lo estuvieran torturando. Parar el
movimiento, no me concentro, no puedo, así no. Un portazo seco y el
silencio después. Un abrazo largo, reconfortante. Su silencio, nuestro
silencio. Maldecir al aire, sin concretar. Desasosiego, pena,
incertidumbre. Abrazarnos tal cual. Intentar dormir.
ella Una pareja hace el amor a las tres de la mañana. Una cama prestada,
de alquiler. Una cuna adosada. Llegas sin permiso y me tocas, sin
cariño. Te ofuscas, te enfadas, me obligas a ceder. Me repugna tu olor,
me pincha tu barba mal afeitada, me ahoga tu cuerpo. Intento escapar
de tu boca, al menos de tu boca, no te quiero besar. Lo notas, te
enajenas, despiertas al niño, que llora. Maldigo mi vida, esta ciudad,
este cuarto, la puta vecina que no para de gemir, la muy zorra. Me
aparto de ti, cojo al niño, intento calmarlo, parece que va a ahogarse del
berrinche. Gritas, tiras cosas, montas el numerito de siempre, el niño
llora más y no sé cómo calmarlo. Le canto, le susurro cariños, le hablo
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él Entender
comprender
encontrar justificados
o naturales
los actos o sentimientos
de otros
Entender o comprender
quién entiende algo
quién comprende algo
Esta mañana de un día cualquiera
salgo a mi jardín
acaricio la cabeza de mi perro
te traigo el desayuno
beso tu boca
te amo
escucho tu respiración
me siento en una hamaca
degusto mi café
Ahora
un rayo de luz sobre mi rostro
ahora
están decapitando a un ingeniero británico
en Iraq.
doy uno. Hay que probar, no se me ocurre algo mejor. Pero se viene. Se
viene a comprar. No hay ningún sitio abierto. Pienso - mierda, no hay
ningún sitio abierto. Pienso - algo hay que decir, al menos para
mientras, no sé algo original, algo que enganche, algo que le motive a
quedarse o algo así. Lo digo. Pienso - Lo digo ya, qué digo joder qué
coño digo, algo original. Le pregunto - cómo te llamas. Y siento como he
caído en la primera ronda del concurso. Como he fracasado antes de
salir ahí, a concursar. Y se queda. La tía se queda, aún así, se queda. Y
me habla. Y me dice algo. Y después otro algo y muchos algos. Y bla,
bla, bla. Yo pienso - esta tía se debe estar muriendo por fumar. Yo
pienso - esta tía está que se muere por fumar. Yo pienso - no pienses
nada, porque si piensas, la cagas. Y de repente, todo empieza a
conectar. Como conectan las cosas que no tienen mucho sentido. Le
hablo de Rayuela y de los encuentros azarosos. Me habla de Neruda.
Es que a mí me gusta mucho, pero mucho Neruda. Y yo le hablo de
Neruda. Le taladro con Neruda. Me dice -Yo trabajo en una bocatería,
por las noches . Me canta a Sabina. Me encanta Sabina. Y nos dan las
diez y las once y las doce y la una y las dos y las tres hablando de mi
perro y de bocadillos de queso, de las cosas que pasan sin mucho
sentido. Le digo - yo no quiero una reina. Le digo – tú te vas a llamar, a
partir de este momento, ángel que aparece una noche para arreglarme
la vida. Y acabamos en mi casa. A mí estas cosas no me pasan todos
los días. Le digo - me gustas cuando callas y cuando no callas, pero
nunca ausente. Acabamos en mi casa. Estas cosas no pasan a
menudo. Al menos de esta forma. Yo les llamo momentos de luz. O
momentos de felicidad. O momentos que me hacen respirar cuando me
levanto de la cama. O posibles posibilidades imposibles... Quién coño
dice que la vida no es bonita. ¿Quién lo dice?
él ¿Quién? ¿Tú?
él Me dejó.
él ¿Piensas dejarme?
él Mucho mejor.
ella Pero se me hace raro pensar que un día puedas llegar a odiarme.
ella ¿De qué sirve odiar si la otra persona no se entera? Yo lo intento con mi
padre porque no me gusta terminar llorando cada vez que lo veo.
él No es lo mismo.
ella ¿No?
ella ¿Sí?
él Prueba a olvidarlo.
él No es lo mismo.
ella ¿No?
él A ella la elegí yo. Nos elegimos los dos. Los padres son impuestos. Si te
joden, puedes olvidarte de ellos.
él ¿No?
ella Nunca. Por eso, porque te han jodido. Y al joderte, han creado una
especie de vínculo. Un vínculo que no te deja olvidar.
él ¿Y odiándolo, lo olvidarías?
ella Tampoco. El odio hay que alimentarlo cada día. Si no, desaparece.
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él Eso es verdad.
él ¿Alimentarlo?
ella Sí.
ella ¿Y no te cansas?
él ¿De odiarla?
ella Yo también te quiero. Lo sé. Pero si lo odiara a él, todo sería más fácil.
él ¿Por qué?
él Eso es enfermizo.
él ¿Sí?
ella Cuando follamos somos nosotros. ¿No te has dado cuenta que el ser
humano no tiene suficiente sangre para regar el cerebro y la polla a la
vez?
él Tú no tienes polla.
él No es mala idea.
ella ¿Por qué los tíos os ponéis calientes con tanta facilidad? Sólo tengo
que decir la palabra bragas para que tu sangre pierda totalmente el
interés por tu cerebro.
ella Sí.
él Exageras.
él Estoy seguro.
ella Bueno, pues entonces, voy a cambiármelas. Hace rato que las estoy
mojando y, al principio, la sensación es genial, pero cuando están
empapadas, es un rollo: terminan escociéndote el coño.
ella Sí.
él ¿Con ella?
ella ¿Ahora?
él Pues perfecto.
ella No te vayas.
ella No, nadie hasta ahora se ha muerto por eso, pero yo, a lo mejor, me
muero. Es como lo de ser inmortal, quién ha dicho que yo no sea
inmortal. Vale, tenemos la certeza de la muerte, pero sólo hasta que se
demuestre lo contrario. Hasta que no me muera, nadie podrá afirmar
que no soy inmortal A lo mejor lo soy...
ella Te he dicho que a lo mejor soy inmortal, no te he dicho que lo sea, y que, a lo
mejor, me muero si te vas, ¿qué dices a eso, eh, listillo?
él Pero ¿qué me estás contando? No te ralles por favor, tengo que irme y
lo sabes. Es necesario que me vaya, sabes que es lo mejor.
ella No, eso nunca es lo mejor. Creo que quieres irte para saber si quieres
volver. Ya sé, es eso: tú no estás seguro de nada. Te vas a pirar para
no volver más. Me vas a dejar aquí sola, abandonada, hundida entre
mocos y lágrimas y, a lo mejor, muerta... Y vas a irte así, tan tranquilo,
sin mirar hacia atrás.
él Me estás asustando.
ella No lo entiendo.
¿Por qué estas ganas de llorar,
de pedirte perdón
o de meterme en un agujero y no salir
hasta el invierno que viene?
¿Por qué? Si eres tú
quien se está follando a otra,
si eres tú
el que lleva tres meses
contándome películas de que a tus padres
no les gusta
que duermas tantas noches fuera,
si eres tú
el único que ha hablado de fidelidad
y de compromiso.
No te entiendo
ella No te entiendo.
Ya lo sé: ¿quién entiende algo?
Pero es que yo soy idiota, ¿sabes?
Y me creí todo eso de
eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
O no me lo creí, pero
me hubiera encantado
que hubiera sido cierto.
¿Y ahora qué?
¿Es eso lo que has dicho?
Ahora me voy a que me den
por el culo en otro sitio.
Y no es una metáfora:
voy a entrar en un garito
y, al primer tipo que me guste, le voy
a preguntar:
¿te mola el sexo anal?
Y, como va a decir que sí,
le voy a dejar que me folle el culo toda
la noche.
El mismo culo que a ti
no te he dado en estos dos años.
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Ya sé que no entiendes
la venganza.
Pero no te agobies:
¿no eras tú el que decías:
quién entiende algo?
ella Pongamos por caso que tú y yo, somos infelices, jodidamente infelices.
Pongamos por caso que tú ya no tienes interés en mi persona. Que yo
ya no tengo interés en tu persona. Pongamos por caso que me cepillo
al primero que pillo, y que me da igual que tú lo sepas y que estoy
esperando el momento en que aparezca alguien especial, porque yo ya
no te amo pero reconozco tu especialidad, dentro de ese no amar, y no
te voy a cambiar por cualquiera, ¿vale?. Pongamos por caso que te
hago sufrir, porque a veces se sufre en estos casos. Te hago sufrir
durante un tiempo indeterminado.
Lo vas pillando, ¿no?
ella Pongamos por caso que estás al límite, que no puedes más. Que tu
autoestima está por los suelos. Que tú estás por los suelos ¿Qué
haces?
él Te dejo.
él ¿Y qué?
él Entender.
él Entender.
él Comprender.
ella La tristeza es un mecanismo inherente al ser humano, forma parte del proceso
de adaptación evolutiva. La tristeza es al bienestar lo que la sensación
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tres
ella ¿Jugamos?
él Venga.
él Una pista de alta velocidad desde mi coche rodeado de coches con luces rojas
y blancas que no alcanzo a ver ni por delante ni por detrás, que no
puedo contar, y la ciudad al fondo, lejos. Te toca.
ella Que una dominicana que trabaja doce horas diarias se pase por lo menos once
cantando bachatas, sonriendo y moviendo el culito con gracia.
ella Mi amiga Sara y yo frente al espejo comparando nuestros cuerpos una vez
más. Mi amiga Sara que me muestra sus pechos recién operados. Los
turgentes pechos de mi amiga Sara que hacen que mis pechos de
veinticuatro años parezcan pequeños y caídos.
él Que el hombre más poderoso del mundo tarde 10 minutos en reaccionar ante
la invasión de su país.
ella Las pelis porno de los 80, con las mujeres con los coños sin depilar y los
hombres con los culos peludos.
él Por favor...
él Soy un tío feliz. Tengo una vida feliz. Tengo un trabajo feliz. Y una mujer feliz.
Con mi felicidad feliz encajo en este mundo. Y quiero que me perdone la
gente infeliz por ser feliz. Y por encajar tan bien en este lugar. No soy
estúpido y pienso en los demás. Sé que podría, perfectamente, haber
nacido en otro lugar y en otra circunstancia. No soy estúpido. Valoro lo
que tengo porque otros no lo tienen. Éste es el llamado concepto de
conciencia social. Tengo conciencia de lo que tengo. Porque otros no lo
tienen. Al menos en otros lugares de la tierra. Como a ti, me gusta
divertirme. Como a ti, me gusta beber, de vez en cuando. Y ver una
película. Y comprarme algo. Como a ti, me gusta echar un polvo, de vez
en cuando, cuando puedo. Como a ti, me gusta quedar con mis amigos
y ponerme hasta el culo. Como a ti me gusta tener dinero. Como a ti,
me gustará tener dinero en el futuro, para que mis hijos, en el caso de
que algún día tenga hijos, puedan permitirse tener todo lo que yo tengo.
Para que puedan permitirse tener la felicidad que yo tengo. Para hacer
todo esto. Para asegurarse la felicidad. Como a ti, me gustará tener más
dinero. Algún día tener más dinero. Para que mis hijos sean igual de
felices que soy yo. Pero más todavía. Para que puedan seguir haciendo
todo esto. Pero la hostia de felices. Hasta que se mueran. Y como tú,
me levanto cada mañana con la felicidad de ser feliz. Me jode que
alguno de los factores de mi felicidad se vea alterados, porque,
entonces, ya no puedo ser absolutamente, jodidamente y radicalmente
feliz. Esto es fácil de entender. Es por esto, que todo el mundo me ha
entendido. O eso espero yo. Y a quien le parezca mal, que se vaya a la
mierda.
Como tú,
yo también,
como tú
a veces sueño
únicamente
cuando los ojos se me cierran.
Drogarme hasta las cejas más entradas a locales. 100 euros la noche,
flipas.
Apuntarte a clases de yoga, tai-chi, danza del vientre para salir del
estrés. 55 euros mes.
dejarnos querer.
ella Y a querer.
ella Morir antes, dependiendo de dónde hayas nacido. Sólo dios sabe cuando te
llegará la hora. Esto dice mi abuela, que pronto cumplirá 93. Sólo dios
sabe cuándo morirá mi abuela. Y en cambio todos sabemos cuando
morirán los que mueren antes, los que jamás morirán de amor, los que
nacieron en algún lugar, al otro lado, para finalmente morir en la primera
edición del telediario.
ella Porque lo natural es que si vives en Haití, tu casa sea una puta mierda y
no soporte un huracán.
ella ¿Y eso?
ella No sé: son cosas que se me ocurren, así, a bote pronto. Qué pasa. Un
refrán, es un refrán...
él Yo sé uno.
él Qué pasa.
ella Con un trabajo digno, durante toda su vida, hasta el momento de morir.
ella La suma de la utilidad de todas las personas de todas las épocas está
plenamente contenida en el mundo tal como es hoy.
ella De lo que se deriva: Nada es más moral que ser inútil. Milan Kundera.
ella El amor es el motor que mueve el mundo. El mundo tal como es hoy.
ella Y yo.
él Y yo.
ella Y yo.
ella Y yo.
él Y yo.
ella Entender.
¿Quién entiende algo?
cuatro
A lo mejor me lo merezco,
(Alejandro Sanz)
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ella Después de abrir la persiana aparece el olor, siempre el mismo olor, ácido y
dulzón. Luego todo se repite: las mismas baldosas, la misma luz, la
misma silla donde dejaré mi bolso. Me recojo el pelo, órdenes de arriba,
cuestión de higiene, me pongo el delantal. Enciendo la plancha, veamos
si hay suerte hoy con la cerilla. Giro el botón de la tostadora. Saco los
ingredientes, los coloco por orden, cada uno en su preciso lugar,
compruebo que todos los recipientes estén limpios y aseados. Las
tapas las tiro a lavar, enciendo el lavavajillas, hago la acción que
repetiré aproximadamente unas cincuenta veces esta noche. ¡Ah! El
extractor, siempre se me olvida el extractor, qué cabeza la mía, debo
encenderlo rápidamente o se llenará la cocina de humo. Destapo las
aceitunas, coloco los platitos de los panes, los de las ensaladas, los
cuchillos de los postres, las pinzas en cada ingrediente y las cucharas
para las salsas.
Con suerte hoy llega Toni unos minutos antes de su jornada laboral a tomarse
su café y fumarse su cigarro nobel. Toni trae alegría al local, una alegría
rutinaria que sobrepasa cualquier lógica. Siempre está fresco Toni,
como recién duchado, aunque no haya dormido nada o esté triste. Me
pregunto cómo conseguirá estar siempre tan fresco Toni, porque a mí
se me nota todo en la cara, hasta la indiferencia. Y ya llegó la hora de
que Toni empiece su jornada, así que pasa dentro de la barra, se coloca
el delantal y se prepara para la acción, y como esta barra es tan
pequeña me acerco a él por la espalda y lo huelo de soslayo, sin que
nadie se entere, sin que se entere él siquiera. Y es que Toni huele muy
bien y me saca de este olor amargo y dulzón y me trae sensaciones de
aire fresco, de ducha, de calle, de felicidad? Y aparco estos
pensamientos porque viene la faena, y nuestra eficiencia no puede
quedar en entredicho y hay que organizarse, porque se trata de hacer
más de una cosa al mismo tiempo, de programarse bien, calentar los
panes antes de nada, mientras tanto servir las ensaladas y después
colocar los ingredientes con rigor y gracia, con la cantidad exacta. Y
servimos algún postre y se acaba la mermelada de arándanos y voy a la
despensa a por un bote. Y no lo puedo abrir. Y lo intento pero no lo
puedo abrir. Y me rindo y se lo paso a Toni. Y bromeo con él y le digo
que para lo único que necesito un hombre es para abrir un bote de
mermelada. Que voy a pensar sobre ello, mejor que voy a escribir un
texto sobre ello. Y nos reímos y hablamos de proyectos y calentamos
aceite para freír los lomos.
La faena aumenta, el local está lleno de gente. Toni y yo forzamos
nuestra máquina, eficientes hasta el final, sin estresarse y descontrolar,
los bocatas saldrán cuando tengan que salir. Y ante el caos, coreamos
nuestro lema de soslayo, siempre de soslayo, por lo bajini, nos
comunicamos bien, esto va a servir para algo, seremos recompensados,
esto es transitorio. Y nos reímos ante el estrés, y seguimos hablando
de nuestras cosas entre panes, sobrasada y mojama en aceite.
Y en la nota colgada aparece mi bocata favorito, el Q6. Y Toni me cede
el bocata porque sabe que es mi favorito. Y coloco el tomate rojo en un
lado del pan y el aguacate verde en el otro, y después el queso fresco
en finas lonchas y el champi. Y mi bocata favorito está listo y lleno de
color, preparado con amor, con mucho amor y un gran sentido de la
estética. Y de pronto aparece otra nota con nada más y nada menos
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que seis de mis bocatas favoritos, y Toni me enseña la nota con una
sonrisa de postal, como ofreciendo el mejor regalo. Pero algo sucede y
el olor ácido y dulzón se empieza a hacer insoportable, y el aire está
viciado. Y me invade una sensación de pena profunda y de terror. Y
miro hacia la nota, y pienso que mi mayor alegría no debería ser una
nota con seis Q6. Y una lágrima resbala por mi mejilla, y otra y luego
otra y empiezo a llorar descontroladamente y no sé qué hacer porque
no puedo parar. Toni se ha dado cuenta y me mira preocupado y yo
intento disimular pero no puedo. Me escondo detrás de la sandwichera y
mis lágrimas caen sobre la plancha caliente y hago bocatas sin parar
para ver si me calmo, eficiente hasta el final, y me amarro a Toni por
detrás para oler su olor fresco, para huir del ácido y dulzón, del viciado,
y lo miro a los ojos fuerte diciéndole que estoy bien, que ya se pasa, y él
se preocupa y me dice que lo deje y me corea el lema por detrás, de
soslayo, siempre de soslayo, esto va a servir para algo, seremos
recompensados, esto es transitorio. Y no puedo dejar de llorar y un
cliente se acerca y me dice que sonría, que estoy más guapa cuando
sonrío, que preparo los mejores Q6 porque los hago con amor. Y lloro
todavía más, mientras me río y lloro y mojo los panes y los ingredientes
y la camisa de Toni que ya no sabe qué hacer.
Tocan las doce, es la hora de salir, se acabó mi jornada laboral. Recojo
mis cosas rápidamente, le doy un beso dulce a Toni y le mojo la mejilla
con mis lágrimas. En un gesto generoso Toni se chupa la mejilla, se
bebe mis lágrimas. Nos miramos a los ojos, no hablamos, nos
comunicamos bien. Salgo a la calle, respiro el aire fresco, me calmo.
Pienso con ilusión que esa noche voy a escribir un texto sobre la
mermelada y los hombres. Que mañana se lo pasaré a Toni a ver qué le
parece. Que Toni y yo haremos grandes cosas, grandes proyectos.
Sonrío de soslayo, siempre de soslayo. Doy un patadita a una colilla
que hay en el suelo. Camino por las calles.
Empiezo a imaginar
a tres mil millones de personas a la vez
caminando hacia atrás
Y después la palabra hecha eco
la palabra borrada lentamente
la palabra olvidada
la palabra repetida
una y otra vez
La humanidad entera caminando hacia atrás
Os pregunto: ¿A partir de qué momento dejamos de preguntarnos?
Va a llegar el momento
de sentar la cabeza
de relajar el cuello
Y sentar la cabeza
y comenzar a crecer
con la cabeza en el culo
!Que os follen a todos!