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INSTITUCIÓN EDUCATIVA “DOLORES MARÍA UCRÓS” DE SOLEDAD

Filosofía 10º
Profesor:
Jesús Batista Llamas Apreciados estudiantes en estos
tiempos difíciles:
Guía 1 (Segundo Período) “Ora, Ten Fe y no te preocupes”
San Pío de Pietrelcina
Trabajo en casa

CONCEPCIÓN ANTROPOLÓGICA DE SÓCRATES, PLATÓN Y ARISTÓTELES

Tiempo de entrega:

Aprendizajes esperados

Que los estudiantes:

1. Identifiquen y analicen las teorías antropológicas de los filósofos griegos.


2. Reconozcan los primeros sistemas antropológicos de Sócrates, Platón y
Aristóteles como fundamento de la antropología filosófica.

I. INDAGACIÓN
Saberes previos:
1. Para estudiar y conocer el ser del hombre debemos remontarnos a la
visión antropológica de los primeros filósofos griegos como Sócrates,
Platón y Aristóteles.
Que se plantearon una pregunta: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es su
naturaleza? ¿Cuál es su esencia?; ¿Por qué existimos? Y, ¿Para qué
existimos?
Son preguntas que el hombre consciente se formula en busca de una
concepción real humana de un ser que es un dilema para él mismo y la
sociedad en donde vive.
Apreciados estudiantes, todo depende de nuestra actitud, amor y
dedicación para tomar aquello que nos es útil para ser de nosotros
mejores seres humanos.
Por eso se hace necesario tener claros algunos conceptos como:
antropología, antropología filosófica, hombre; conocimiento, razón, alma;
sociedad, sentimiento, cuerpo; virtud y, realidad. Que nos van a permitir
comprender el lenguaje filosófico y a construir nuestro propio
pensamiento crítico a partir de nuestra realidad con ayuda de la
concepción antropológica de los primeros filósofos griegos.
II. CONCEPTUALIZACIÓN

1. Leer detenidamente el siguiente texto:

CONCEPCIÓN ANTROPOLÓGICA DE SÓCRATES, PLATÓN Y


ARISTÓTELES

¿Qué es el hombre?

No es posible pensar en dos


hombres iguales. Las diferencias
de uno a otro son tantas que
alguien podría atreverse a decir
que son elementos de especies
distintas. Pero cualquiera puede
darse cuenta que todos los
hombres pertenecen a la misma
especie. Todos somos iguales
cuando de nuestras características generales se habla. Entonces, ¿cuáles son
las características que hacen la naturaleza humana? o dicho de otro modo,
¿Qué es el Hombre?

A través de la historia de la Filosofía, el intento por dar respuesta a este


interrogante, se ha llamado Antropología Filosófica.

Ante la perspectiva de conocerse a sí mismo, el hombre se dio cuenta que este


conocimiento estaba determinado por su vida misma. Esta posee
características muy particulares tales como inteligencia, conciencia,
sentimientos, trabajo; características que por su realce se convirtieron en el
objeto específico de estudio.

La esencia o naturaleza humana está íntimamente ligada al trabajo técnico y


a la reflexión racional que el hombre ejerce sobre su medio. Por ello la
Antropología Filosófica al elaborar una concepción del hombre, tiene presente
las condiciones materiales en que éste vive y los conceptos de la Filosofía
Natural, o Cosmología.

LA ANTROPOLOGIA Y SU RELACION CON LA FILOSOFIA

La Filosofía como saber estructurado, sistemático y universal, busca ahondar


en la estructura del hombre, adentrándose en su propia existencia. La Filosofía
sirve de base a las otras disciplinas permitiéndoles formular diversas
concepciones en búsqueda de unas pautas universales sobre el hombre.

Con esto se da a entender que la filosofía se preocupa ante todo por esclarecer
las características de la verdadera esencia y existencia del hombre en general.
No se preocupa por el ser del hombre americano o europeo, por e blanco o por
el negro.
LA FILOSOFIA COMO CONCIENCIA DEL HOMBRE

El hombre al hacerse consciente de su mundo y de su situación creó una auto-


imagen, reflexionando y elaborando conceptos que lo identificarán como ser
privilegiado en la naturaleza.

Haciendo uso de sus principales facultades: la razón y los sentidos, logró


adecuarse al mundo problemático que se le presentaba, organizándolo de tal
manera, que pudiera sacar el mayor provecho de él.

En esta labor se dio cuenta que podía


reflexionar sobre sus logros, repasando los
caminos seguidos y así poder obtener una
conciencia más clara de su situación como
hombre en el mundo.

Esto le permitió forjarse una concepción de


la vida y, como es natural, de su propia vida.

Al entrar en la íntima reflexión sobre la vida, creó la atmósfera necesaria para


las más altas manifestaciones espirituales: la Filosofía, la religión, el arte y la
técnica, las cuales le permitieron tener una posición más firme en la lucha por
el dominio de la naturaleza. En esta lucha, la Filosofía juega un papel definitivo,
por ser para el hombre, conciencia de sí mismo y del mundo.

En la primera reflexión que el hombre hace de sí mismo, encuentra varias


características que lo definen y lo distinguen de los demás seres naturales. Al
mismo tiempo se hace consciente de que tales características no se han
desarrollado en él más que en una pequeña parte. Por tanto, su primera
preocupación será desarrollar esas características que ahora concibe como
capacidades humanas. Ese anhelo se convierte en su aspiración fundamental.

Un rasgo muy humano es la satisfacción de las necesidades a través del


trabajo; en el ejercicio de éste se desarrollan diversas técnicas y herramientas
cuyo correcto uso conforma el conocimiento. Se comprende de inmediato que
por medio del conocimiento se puede tener una relación más productiva con el
medio natural. Su primera aspiración es entonces la de conocer. Así lo
comprendieron y analizaron pensadores como Sócrates, Platón y Aristóteles.
Epicureistas y hedonistas no consideraron tan importante la necesidad de
conocer, cómo el deseo de ser feliz.. Para ellos, entonces, el hombre es un ser
que aspira a ser feliz.

Una última corriente del pensamiento formula que si bien la felicidad era un
anhelo muy humano, esta no se encontraba en la vida terrena. Por lo tanto, el
hombre fundamentalmente aspira a la vida eterna. San Agustín es su más
representativo autor. Estas tres corrientes serán el tema de la presente unidad.
ASPIRACION AL CONOCIMIENTO

Para intentar resolver los interrogantes sobre el hombre no se puede partir de


lo que vemos desde afuera del mismo hombre, tal como lo hacemos con las
demás cosas. Al hombre no lo podemos observar más que dentro de sí mismo,
ya que no nos es posible salirnos de nuestra condición de hombres al momento
de intentar resolver el problema.

Así, el estudio del hombre sería para los griegos,


el estudio de sus actividades propiamente
humanas. Y encontraron estos primeros
pensadores que dentro de las características, la
más significativa, y la más exclusiva del hombre,
era su necesidad, y por tanto su aspiración, al
conocimiento.

De este modo, en el esfuerzo por resolver los


interrogantes sobre la naturaleza y la finalidad del
hombre, jugó un papel muy importante la
concepción que a la par se iba teniendo sobre qué es lo que podernos
conocer, cómo lo conocemos y qué validez podemos dar a nuestros
conocimientos.

Sócrates: el conocimiento de la virtud

Una importante característica del pensamiento socrático es que si bien es el


iniciador de la reflexión antropológica, no tiene propiamente un discurso
antropológico. Una segunda característica, igualmente contradictoria es que
siendo uno de los filósofos que más profundamente ha marcado el
pensamiento, no tiene un sistema filosófico organizado, como lo tuvieron sus
ilustres sucesores, Plantón y Aristóteles.

Al unir estas dos características tenemos por resultado que en el pensamiento


de Sócrates sea factible encontrar mezcladas sus concepciones sobre el
hombre, sobre la moral y sobre el conocimiento.

Con este pensador, el problema del hombre es un problema de conocimiento.


Hay ante todo que empezar por “Conocerse a sí mismo”. Pero, ¿cómo
conocerse a sí mismo?

La introspección como método

Para alcanzar este autoconocimiento. Sócrates recomienda el método de la


introspección. Este método consiste en adentrarse en sí mismo en búsqueda
de aquello específicamente humano. De acuerdo con Sócrates, lo que
constituye nuestra naturaleza como hombres, es la virtud, entendida como el
saber actuar bien.

Por vil que pueda ser, en todo hombre es posible encontrar un mínimo de
virtud. En consecuencia entonces, en todo hombre hay un mínimo de saber o
conocimiento.
Origen de la mayéutica

La certeza de encontrar un mínimo de conocimiento en cualquier ser humano,


es el fundamento de la Mayéutica. Como ya se explicó detenidamente, ésta
consiste, en obtener conocimientos de un individuo que se supone en la
ignorancia, a través de un interrogatorio que le obligue a precisar sus
conceptos.

Tres premisas éticas

En ese viaje al fondo del hombre en busca de su esencia, Sócrates obtiene tres
premisas o fundamentos de la concepción de la virtud, y del actuar virtuoso.

a.La virtud es idéntica al conocimiento: ante todo expliquemos, que por


virtud se entiende el producto más excelso de la actividad moral. La
virtud, a la cual se llega con la práctica continua del bien, no es obtenida
con privaciones ni sacrificios rituales. La virtud es la práctica continua de
la reflexión racional sobre los actos propios. De allí concluimos que un
acto es bueno cuando tiene una justificación racional sólida.
Tenemos que toda justificación racional es válida universalmente. Al ser
las justificaciones Éticas producto de la razón coinciden con las
características del conocimiento; validez Y universalidad. Si dos cosas
poseen características idénticas, podemos concluir fácilmente que
estamos hablando de la misma cosa. Así demostramos que la virtud es
un conocimiento de lo racionalmente válido en el actuar humano.

En conclusión, el hombre sabio ha de ser virtuoso, pues la virtud es


consecuencia del conocimiento.

b. El vicio es ignorancia o error intelectual: si cometemos una acción que


podamos llamar falta moral, no es porque se desee el mal ni los perjuicios
que éste nos pueda traer. La razón verdadera está en la ignorancia que
tenemos de las reales consecuencias de la acción que cometemos.
c. Obrar mal es siempre involuntario: dado que no teníamos una idea
verdadera del fin al que nos llevaría la acción que emprendimos, no hubo
en nosotros intención de llegar a él. Esta situación si bien nos excusa de
las consecuencias de la acción misma, nos culpa de una falta aún más
grave: la ignorancia.

¿Qué es el hombre?

Aunque la reducción a fórmulas en Filosofía suele ser deficiente, podemos


intentar resumir la concepción antropológica de Sócrates en unas pocas frases.

En primer lugar podemos afirmar que el hombre es una criatura en constante


búsqueda de sí misma, que en todo momento de su existencia debe mantener
bajo examen y escrutinio racional las condiciones de ésta.

El hombre se distingue en Sócrates, por poder dar una respuesta racional a


cualquier pregunta racional que se le haga sobre él mismo.
Concepción platónica del hombre

En varios aspectos, la Filosofía de Platón es tomada en sus generalidades de


las enseñanzas de su maestro Sócrates. Pero en términos más específicos,
Platón desarrolló y sistematizó importantes detalles del sistema filosófico.

Uno de sus logros más inteligentes e importantes, fue la unidad que logró
establecer entre sus concepciones Cosmológicas. Antropológicas y
Gnoseológicas (Teoría del Conocimiento), superando la simple mezcla confusa
de su maestro en estos puntos.

El hombre es el alma

Observando al hombre, y encontrando en él dos elementos diferentes, cuerpo y


alma, Platón concluyó que lo real y verdaderamente humano se encontraba en
el alma.

Esto es muy claro para Platón. Primero, cuerpo y alma son dos cosas distintas
y por tanto sólo una de ellas podía ser el hombre, quedando la otra como
instrumento a su servicio.

En segundo lugar, le fue fácil observar cómo aquellas funciones propias del
alma, tales como sentimientos, razón, reflexión e imaginación, eran más
perfectas e independientes que las del cuerpo; ver, oír, hablar, caminar,
respirar, digerir el alimento, y demás, que eran actividades más propensas al
fallo.

En tercer lugar, Platón encontró que varios de los errores que se podían
presentar en funciones del alma, eran provocados por deficiencias en las
funciones corporales. Es el caso del error de razonamiento por una deficiente
observación de las cosas, o del mal comportamiento moral debido a los bajos
apetitos corporales, y mil ejemplos más.

Por último, y tal vez el argumento más definitivo de todos, el alma era a todas
luces, quien gobernaba y regulaba el comportamiento del cuerpo. Este era para
el alma más útil y servicial de lo que ella con aquél.

Las tres facultades del alma

Es sencillo observar que el alma humana tiene comportamientos diferentes y


opuestos de acuerdo con las circunstancias. ¿Si el alma fuese de una sola
naturaleza, sería posible que en un momento quisiera lanzarse a satisfacer un
deseo, como el comer y al tiempo se reprimiera a sí misma, por no ser la
situación la más oportuna? Es también fácil enfrentar una situación en la que
impulsados por sentimientos de ira y coraje llegamos a negar a nuestro cuerpo
la satisfacción de sus apetitos, como el comer, el resguardarse del frío, o el
protegerse del dolor. Esto permitió a Platón pensar en la existencia de
facultades distintas en el alma, que serían las encargadas de dominar los
diversos comportamientos del hombre.
Encontró que el alma, podía tener tres tipos diferentes de comportamiento. El
primero, correspondía a aquellas actividades en que la razón predomina, tales
como la reflexión, la represión de los impulsos agresivos y alimenticios, el
diálogo, etc. Existiría para éstas un alma racional.

Hay además momentos en los que se


es agresivo, belicoso y valiente; en los
que se enfrenta el peligro o al enemigo
sin temor alguno y sin miramientos de
las consecuencias que tal acción pueda
tener para nuestra supervivencia. Platón
encontró en esto la existencia de un
alma pasional.

Por último, tenemos comportamientos en que satisfacción de los apetitos


corporales son la finalidad de la acción. Tales apetitos son fundaméntame dos:
los de nutrición y los de reproducción. A fenómenos corresponde un alma
apetitiva.

Función y ubicación de las facultades del alma

Platón identificó la facultad racional con un cochero que trata de guiar un


carruaje tirado por dos caballos. Uno dócil y bello, correspondiente a la facultad
pasional, y otro indómito y feo que corresponde a la facultad apetitiva, y el cual
siempre tiende a descarriar al coche del camino.

Platón utiliza esta alegoría para explicar cómo la razón debe orientar el alma
hacia el conocimiento, valiéndose de la facultad pasional en su ascenso, y
luchando por el control del cuerpo y sus apetitos destructores.

Obsérvese además la manera curiosa como Platón ubica en el cuerpo las


diferentes facultades del alma. La facultad racional naturalmente la ubica en la
cabeza, debidamente aislada por la estrechez del cuello, de la facultad irascible
o pasional que se encuentra en el pecho. Por último, en el punto más alejado
posible y separada de las dos anteriores por el diafragma, está la facultad
apetitiva, la que por su distancia poco puede perturbar la actividad racional, con
sus continuos desenfrenos en la satisfacción de las necesidades que le atañen.

El hombre en Platón

Sintetizando todo lo expuesto hasta el momento tenemos que: el hombre es un


alma racional encadenada en un cuerpo material y sensible, que busca salir de
él para retornar a un estado original de perfección, a través de una continua
lucha por el logro de mayores y más perfectos conocimientos, y evitando caer
en los apetitos de su ser sensible y material.

De donde se concluye que la función prioritaria de todo ser humano, ha de ser


el cultivo de su inteligencia como un deber moral por el rescate de su alma y su
retorno al mundo de perfección.
Aristóteles: la unión entre alma y cuerpo

Muy contrario a Platón, para quien la relación entre alma y cuerpo además de
indeseable era un simple accidente, Aristóteles consideró que la unión entre
estos dos elementos era fundamental.

La prueba de tal unión se encuentra fácilmente al observar hechos comunes en


el hombre, donde no le es posible
divorciar los fenómenos del alma de
aquellos del cuerpo. Por ejemplo, el
encolerizarse, el tener: valor, y en
general tener sensaciones. Ni
siquiera el pensar mismo, pues
Aristóteles dice que "tampoco este
acto podría ser sin cuerpo".

No obstante esa inseparabilidad entre


alma y cuerpo, es en el alma donde se ubican las funciones propiamente
vivientes y racionales. Es entonces el alma quien conforma las características
del cuerpo y sus funciones. El alma nada podría hacer si no tuviera un cuerpo
en el cual actuar.

Las facultades del alma

Como Platón, Aristóteles encontró que el alma poseía varias facultades. Estas
para Platón no dejaban de ser antagónicas, ya que la facultad apetitiva
disturbaba gravemente la facultad racional. En Aristóteles, estas facultades son
más bien complementarias; es decir, que para que se presenten unas es
necesario que se den otras previamente.

Estas facultades según Aristóteles y en su orden de sucesión son la nutrición,


el apetito, la sensibilidad, la locomoción y el pensamiento. Es imposible que la
locomoción se presente, si no hay sensibilidad y el pensamiento tan sólo es
factible mientras se den las demás facultades.

La facultad nutritiva

Es la más común y la primera de las facultades del alma. Tiene por función
engendrar y nutrirse. Por naturaleza, todo ser tiende a reproducirse y así
participar en lo eterno del cosmos. Según Aristóteles, casi no puede
mencionarse un ser natural y viviente que no busque su perpetuación y
conservación en la reproducción.

Facultad sensitiva

Esta facultad tiene dos características principales. Primero, que es una


facultad pasiva contraria a la anterior. Al percibir un objeto, el sujeto no debe
salir en búsqueda de las características de éste. Estas llegan al sujeto sin que
él tenga que hacer ningún movimiento. La segunda característica según
Aristóteles, es que los sentidos tan sólo perciben la forma de los objetos, sin
percibir su materia. De este mudo, de una masa de piedra percibimos que es
piedra, sin que por esto algo de piedra entre en nosotros.

Aristóteles encontró cierta condición muy importante en los sentidos: cada


sentido está especializado en un tipo específico de característica. Así por
ejemplo, sólo nos es posible captar los sonidos, por medio de la audición y el
color y las formas geométricas a través de la visión. En esto, Aristóteles se
adelantó 24 siglos a la psicología y la neurología contemporánea.

Facultad locomotriz

Es exclusiva de aquellos seres que poseen las facultades anteriores lo


suficientemente desarrolladas como para poder sustentar la actividad de la
locomoción.

En términos generales, ninguna de las facultades hasta ahora mencionadas es


exclusiva del ser humano, si bien como ya se dijo, la perfecta función de todas
ellas, es condición indispensable para que se de aquella privativa del hombre:
el pensamiento.

Facultad Intelectiva

Finalmente, se encuentra una facultad esencialmente distintiva y exclusiva del


ser humano. Esta facultad que llamamos intelecto, está con las ideas, en la
misma relación en que se encuentran los sentidos respecto de las sensaciones.

Tenemos en el intelecto una semejanza con las ideas que le permite recibirlas,
siendo a la vez diferente de ellas. Así como en los sentidos, la visión es
diferente del color o de la forma que se ve, pero a la vez es semejante a éstas
en cuanto que puede recibir tales sensaciones; en el intelecto éste puede
recibir la idea de espacio sin que por esto se pueda decir que el espacio está
en el intelecto, ni que la idea de espacio sea por completo diferente en su
naturaleza al espacio mismo.

Hay que tener presente entonces que las ideas tienen su lugar natural,
específicamente en la facultad intelectiva del alma.

El hombre en Aristóteles

En conclusión, para Aristóteles el hombre es un compuesto natural, en donde


la relación entre el alma y el cuerpo está representada en un lazo fortísimo e
indisoluble de necesidad mutua. Encontramos además que en el ser humano,
el alma toma su forma más compleja al coordinar en si todas las facultades que
el hombre pueda tener. Como característica imprescindible de estas facultades,
se encuentra el que están en una relación de dependencia sucesiva, es decir,
de cada facultad respecto de la anterior como ya se explicó.

2. Teniendo en cuenta la lectura “Concepción antropológica de Sócrates,


Platón y Aristóteles” responde:
De la relación entre Antropología y Filosofía, piensa y establece el
tipo de relación que pueda existir entre la Antropología y la Biología,
la Psicología y la Economía.
¿Por qué la reflexión antropológica es tan importante en el
conocimiento del hombre? Explique de manera crítica.
¿Cuál es el tema central de la Antropología Filosófica?
Explique cuál es la concepción Antropológica de Sócrates (¿Cómo
define al hombre?)
¿En que consiste en método de la Introspección y la Mayéutica?
¿Cuál es la concepción platónica con respecto al hombre?
¿Cuál es la concepción del hombre según Aristóteles?
¿Qué hace la diferencia entre la concepción platónica del hombre y
la de Aristóteles?
De tres ejemplos donde la Facultad Apetitiva interfiera en la racional.
Según la concepción del ser del hombre en Sócrates, Platón y
Aristóteles, ¿Con cuál de ellas te identificas más y por qué?
(Argumente críticamente)

3. Lee atentamente el texto

El juicio de SÓCRATES: una lección de filosofía

A sus setenta años, Sócrates se precipitó en el ojo del huracán. Tres


atenienses (el poeta Meleto, el político Anito y el orador Licón) decidieron que
era un hombre extraño y malvado. Proclamaron que no veneraba a los dioses
de la ciudad, que había corrompido el tejido social de Atenas y que había
vuelto a los jóvenes en contra de sus padres. Creían justo obligarle a guardar
silencio y tal vez incluso matarle.

La ciudad de Atenas había establecido procedimientos para discernir lo


correcto y lo incorrecto. En el lado sur del ágora se alzaba el Tribunal de los
Heliastas, un gran edificio con estrados de madera para el jurado, en un
extremo y, en el otro, una tribuna para la acusación y para el acusado. Los
juicios comenzaban con un discurso a cargo de la acusación, seguido de un
alegato de la defensa. Luego un jurado, que oscilaba entre los doscientos y los
dos mil quinientos miembros, indicaba en qué lado recaía la verdad, mediante
una votación con papeletas o a mano alzada. Para la ciudad, la opinión de la
mayoría se equiparaba a la verdad. […]

Correspondía ahora los quinientos miembros del jurado llegar a una decisión.
Tras una breve deliberación, doscientos veinte decidieron que Sócrates no era
culpable y doscientos ochenta que sí lo era. El filósofo reaccionó con ironía.
“En efecto, no creía que iba a ser por tan poco, sino por mucho”. Pero no
perdió el aplomo; no dio muestras de alarma ni de vacilación; mantuvo su fe en
un proyecto filosófico que, de modo concluyente, una mayoría del 56% de los
oyentes había declarado inaceptable. […]
Por supuesto podía haber renegado de su filosofía y salvado así la vida. Aún
después de declarada su culpabilidad, podía haber eludido la pena de muerte,
pero su intransigencia le hizo tirar la oportunidad por la borda. En Sócrates no
encontraremos un buen consejero para librarnos de una sentencia de muerte.
Lo que en él hallamos es un ejemplo extremo de cómo conservar la confianza
en una posición inteligente que se ha topado con una posición ilógica. […]

Corremos el riesgo, sin embargo, de que la muerte de Sócrates nos seduzca


por las razones equivocadas. Puede alimentar una creencia sentimental en la
conexión certera entre ser odiado por la mayoría y estar en lo cierto. Acaso se
nos antoje que el destino de los genios y los santos consiste en sufrir temprana
incomprensión para ser luego premiados con estatuas de bronce firmadas por
Lisipo. Tal vez no seamos genios ni santos. Tal vez nos limitemos a anteponer
el gesto de desafío a las buenas razones para ello, puerilmente confiados en
que nunca nos asiste tanto la razón como cuando los demás nos dicen que
estamos equivocados.

No era ésta la intención de Sócrates. Tan ingenuo sería sostener que


impopularidad es sinónimo de verdad como creer que es sinónimo de error. La
validez de una idea o acción no está en función de su amplia aceptación ni de
su vasta detracción, sino de su grado de obediencia a las leyes de la lógica. El
rechazo mayoritario de un argumento no lo invalida, más tampoco es prueba de
su validez, mal que les pese a los propensos al desafío heroico.

El filósofo nos brinda una vía de escape ante dos potentes espejismos: que
tengamos que seguir siempre los dictados de la opinión pública o que jamás
debemos respetarlos.

Siguiendo su ejemplo, recibiremos nuestra mejor recompensa si nos


esforzamos por hacer siempre caso de los dictados de la razón.

De acuerdo a la lectura anterior responde:

¿Cómo concibe Sócrates la tarea de la Filosofía y el hombre en la vida?


¿Qué razones llevaron a Sócrates a despreocuparse de las cuestiones
acerca de la vida y de la naturaleza?
¿A qué dedica Sócrates su atención y con qué finalidad?
¿Por qué Sócrates prefirió tomar la cicuta y morir antes de abandonar la
ciudad?

III.APLICACIÓN
1. Realice una breve reflexión Antropológica Filosófica de quien eres
como ser humano y que lleve por título: ¿Quién soy?
2. Como complemento a la dimensión transcendente de los seres
humanos de manera reflexiva:
Leer los capítulos 1, 2 y 3 de Génesis
3. Observa cada mapa conceptual de la visión antropológica de
Sócrates, Platón y Aristóteles
CONCEPCIÓN ANTROPOLÓGICA DE SÓCRATES

¿QUÉ ES EL HOMBRE?

ES UN SER RACIONAL
QUE ASPIRA AL
LA VIRTUD ES CONOCIMEINTO
CONOCIMIENTO DE DE LA VIRTUD QUE ES
NOSOTROS MISMOS HACER SIEMPRE PREMISAS ÉTICAS
EL BIEN

CONÓCETE A TI MISMO LA VIRTUD ES IDÉNTICA


AL CONOCIMIENTO
QUE ES EL BIEN
COMO LO HAGO CON EL
MÉTODO DE LA INTROSPECCIÓN
(ADENTRARSE EN SÍ MISMO) EL VICIO ES IGNORANTE
¿QUIÉN SOY? O ERROR INTELECTUAL

CON EL MÉTODO DE LA MAYÉUTICA OBRAR MAL ES SIEMPRE


OBTIENDO DE UN INDIVIDUO EN LA INVOLUNTARIO
IGNORANCIA A TRAVÉS DE UN
INTERROGATORIO PRECISAR

EL HOMBRE ES UNA CRÍATURA EN CONSTANTE BÚSQUEDA DE SÍ MISMA QUE EN SU VIDA ESTA EN


EXAMEN RACIONAL PERMANENTE DANDO UNA RESPUESTA RACIONAL A SU VIDA PERSONAL

Observe el mapa conceptual de la concepción antropológica de Sócrates, para que conozca el


sistema antropológico el filósofo.
CONCEPCIÓN ANTROPOLÓGICA DE PLATÓN

¿QUÉ ES EL SER DEL HOMBRE?

EL HOMBRE ESTÁ CONSTITUIDO

EL CUERPO
ES CÁRCEL CUERPO
DEL ALMA
TODO ESTA LA
SEPARADOS ALMA NATURALEZA
HUMANA ESTA AHÍ

FACULTADES DEL ALMA

ALMA RACIONAL

ORIENTA EL ALMA HACIA EL


CONOCIMIENTO Y CONTROLA
LAS OTRAS ALMAS

ALMA PASIONAL

SON LOS SENTIMIENTOS DE


IRA Y AMOR

ALMA APETITIVA

SON LAS NECESIDADES DE


ALIMENTACIÓN Y
PROCREACIÓN HUMANA

PARA PLATÓN EL HOMBRE ES UN ALMA RACIONAL ENCADENADA EN UN CUERPO MATERIAL Y SENSIBLE QUE
LUCHA CONTRA SUS DEBILIDADES. TODO SER HUMANO DEBE CULTIVAR SU INTELIGENCIA, SU DEBER MORAL
RESCATAR SU ALMA Y RETORNAR AL MUNDO DE PERFECCIÓN

Observe el mapa conceptual de la concepción antropológica de platón para que conozca el


sistema antropológico del filósofo
IV. CRITERIOS DE EVALUACIÓN
1. Enviar solamente de las respuestas guía 1 (Segundo periodo) que
lleva por título “Concepción antropológica de Sócrates, Platón y
Aristóteles”
2. Enviar las respuestas de la lectura “El juicio de SÓCRATES: una
lección de filosofía”
3. Enviar la reflexión Antropológica ¿Quién soy?

NOTA: Favor Colocar Nombres, Apellidos, Grado y enviar solamente las


respuestas al correo del correspondiente docente:
trabajosdoloresucros@gmail.com (Jesús Batista)

V. BIBLIOGRAFÍA
Historia de la Filosofía. Julián María. Ed Revista de Occidente
Diccionario Filosófico
Diccionario De Lengua Castellana
Historia de la filosofía Paradigma 2
Filosofía 10 Ed Paulinas
Santa Biblia
El mundo de Sofía de Jostein Gaarder
Recursos de internet
Observar mapas conceptuales

Apreciados estudiantes en estos tiempos difíciles:


“Ora, Ten Fe y no te preocupes”
San Pío de Pietrelcina

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