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PROCESOS GRUPALES Y RELACIONES INTERGRUPALES • 109

e inconvenientes, aconsejan al Presidente de la nación. Por ello resulta


importante estudiar los procesos que se generan en los grupos que llevan
a tomar determinadas decisiones, y tratar de conocer, y en su caso
atenuar, determinadas dinámicas, como la que describimos a
continuación, que en ocasiones pueden llevar a decisiones poco
adecuadas.
El pensamiento de grupo
El concepto de pensamiento de grupo trata de explicar por qué en
ocasiones ciertos grupos, a pesar de estar formados por personas
altamente cualificadas, se empeñan en una forma de pensar rígida que les
lleva a tomar decisiones catastróficas y alejadas de la realidad, haciendo
caso omiso de informaciones que podrían haberles ayudado a tomar una
decisión correcta.
La historia proporciona numerosos ejemplos de este tipo de decisiones.
Los autores americanos suelen citar episodios familiares para ellos, como
el mantenimiento de la flota Estadounidense en Pearl Harbor en 1941 (lo
que provocó su destrucción por los japoneses) o la fallida invasión de
Bahía de Cochinos, en Cuba, en 1960. Seguramente, en nuestro país, el
lector
podrá encontrar con facilidad ejemplos
parecidos.                                                     .17
El concepto de pensamiento de grupo fue acuñado por Janis (1972) para
referirse a un modo de pensamiento que se da en los grupos cohesivos
cuando los esfuerzos de los miembros por mantener la unanimidad
superan la motivación por evaluar de forma realista cursos de acción
alternativos. Ello da lugar a un deterioro de la
r-
eficacia en la toma de decisiones. Según el modelo de Janis, cabe
re–       —
distinguir entre los antecedentes y los síntomas del pensamiento dei
grupo que finalmente llevan a los defectos en la toma de
decisión.                                             L Entre los antecedentes del
pensamiento de grupo cabe distinguir:
la existencia de una alta cohesión grupal,
la existencia de defectos estructurales en la organización como, por
ejemplo, el aislamiento del grupo o la existencia de un liderazgo
autoritario, y
la existencia de un contexto situacional provocativo como, por ejemplo,
una amenaza externa o una situación de baja autoestima colectiva dentro
del grupo debida a fracasos anteriores. Todo ello conduce a una necesidad
imperiosa de buscar acuerdo dentro del grupo.
Entre los síntomas del pensamiento de grupo podernos señalar:
a) la sobreestimación del grupo, que vendría dada por la «ilusión de
invulnerabilidad» (la creencia de que el grupo no puede equivocarse) y el
sentimiento de «superioridad moral» con respecto a otros grupos,
la cerrazón mental, caracterizada por la tendencia a desestimar las
informaciones que podrían ir en contra de la decisión que el grupo desea
tornar, y
las presiones hacia la uniformidad, caracterizadas por la presión y
ridiculización de los miembros del grupo que no se muestran de acuerdo
con la decisión, lo que conduce a que los miembros del grupo se
«autocensuren».
Finalmente, entre los fallos en la toma de decisión a los que conduce el
pensamiento de grupo se pueden mencionar:
la consideración, tan sólo, de la alternativa y los objetivos preferidos ini-
cialmente, descartando sin mucha reflexión otras alternativas posibles,
el análisis insuficiente de los posibles riesgos de la elección,
los sesgos en el procesamiento de la información, y
el no desarrollar planes alternativos para el caso de que surja un problema
en el plan inicial.
Janis (1982) propone una serie de medidas que pueden contribuir a
dificultar el pensamiento grupal. Dichas medidas se centran en:
la creación de diversos subgrupos que evalúen por separado todas las al-
ternativas,
fomentar la imparcialidad del líder, y
recurrir a expertos o colegas cualificados que no sean miembros del
grupo, estimulándoles a que pongan en cuestión las decisiones.
Finalmente, lanis sugiere que después de llegar a un consenso preliminar
acerca de la alternativa a seguir debe hacerse una «reunión de segunda
oportunidad>, para expresar dudas y volver a reflexionar sobre las
ventajas de las alternativas no elegidas. El lector interesado puede
profundizar en el concepto de pensamiento de grupo en el trabajo de
Huici (2004b).
LAS RELACIONES [NTERGRUPALES
En esta segunda parte del capítulo abordamos el estudio de las relaciones
intergrupales. Dentro de ellas, por su particular interés para el
trabajador/a social nos centraremos concretamente en el conflicto
intergrupal y en algunas propuestas de solución formularias desde la
Psicología Social. Lógicamente, la solución de los conflictos entre grupos
tiene una enorme dificultad y requiere la colaboración de todos los actores
sociales. Sin embargo, un mejor conocimiento de los factores
psicosociales que propician el enfrentamiento entre los diversos colectivos
puede contribuir a formular soluciones que ayuden a reducirlos.
El conflicto intergrupal: definición y clases
Aunque existen muchas definiciones de conflicto, casi todos los autores
estarían dispuestos a admitir la existencia de un conflicto intergrupai
cuando dos grupos, sociedades o naciones perciben que sus objetivos
(entendiendo éstos en un sentido amplio), intenciones y/o acciones son
mutuamente incompatibles (Bar-Tal, Kruglanski y Klar, 1989). Bajo esta
definición general caben muchos tipos de conflicto. Así, Fisher (1993),
como veremos más adelante, distingue entre conflictos de baja y de alta
intensidad. En los conflictos de baja intensidad,
que son los que con mayor frecuencia ha estudiado la Psicología Social, la
competición no abarca todos los aspectos de las relaciones entre los
grupos. No obstante, si la situación no se resuelve en un tiempo
prudencial existe el riesgo de que la propia dinámica interna haga que el
conflicto vaya aumentando (o escalando) y se transforme en un conflicto
de alta intensidad.
A continuación pasaremos revista a las principales teorías de carácter
psicosocial que tratan de explicar el conflicto intergrupal. Expondremos
primero aquéllas que se centran con preferencia en un determinado tipo o
explicación del conflicto para pasar después a las perspectivas
integradoras.
La Teoría Realista del Conflicto grupa!
Bajo esta denominación, acuñarla por Campbell en 1965, se dan cita una
serie de teorías provenientes de la Sociología, la Antropología y la
Psicología Social que sostienen que el conflicto intergrupal está originado
por una competición real entre los grupos con el fin de acceder a recursos
escasos. Por lo tanto, desde esta perspectiva, el conflicto tiene un carácter
«objetivo» o «realista». Taylor y Moghadclam (1987) señalan que las
teorías realistas del conflicto comparten tres premisas básicas:
que el ser humano es egoísta y trata de obtener los mayores beneficios
posibles,
que el conflicto surge cuando están en juego intereses incompatibles, y
que los procesos psicosociales que acompañan al conflicto (actitudes
negativas, hostilidad hacia el grupo rival, etc.) surgen de la existencia de
intereses contrapuestos y no al revés.
Asimismo, desde esta perspectiva, existe la creencia, muchas veces
implícita, de que el conflicto es algo negativo y que por lo tanto debe ser
evitado. Los desarrollos más importantes de la Teoría Realista del
Conflicto dentro de nuestra disciplina son los derivados de los estudios
realizados por Sherif hace ya algunos años.
Los trabajos de Sherif
La Teoría Realista del Conflicto recibió un importante apoyo empírico a
través de una serie de experimentos de campo, clásicos ya en Psicología
Social, que fueron realizados por Sherif y sus colaboradores en los
primeros años cincuenta (véase Sherif, 1966). En ellos se demostró que la
competición entre grupos produce actitudes negativas, prejuicios y
comportamientos hostiles hacia los miembros del otro grupo. Por su
importancia describiremos brevemente en el Cuadro 4.2 dichos
experimentos.

Este trabajo se realizó a lo largo de varios años en campamentos de


verano. Los participantes eran adolescentes varones de similar estrato
social y sin problemas psicológicos aparentes. Los muchachos fueron asig-
nados por los investigadores a dos grupos diferentes. Al principio cada
grupo realizaba de forma independiente una serie de tareas con objeto de
que la cohesión grupa) se fuera consolidando. Posteriormente, los experi-
mentadores inducían el conflicto intergrupal a través de la realización de
juegos competitivos en los que sólo uno de los grupos podía ser vencedor.
El conflicto provocado por los investigadores tuvo fuertes repercusiones
(tanto internas como externas) para la vida grupa’. Dentro del grupo se
produjo un incremento de la solidaridad, y la estructura de roles se adaptó
a la nueva situación (los miembros más agresivos pasaron a ocupar po-
siciones de liderazgo). En las relaciones con el otro grupo se generaron
actitudes sumamente negativas y existía una gran carga de hostilidad.
Asimismo, se observó la aparición de un gran favoritismo endogrupal
(tendencia a favorecer al propio grupo).
En el tercer experimento se intentó buscar la manera de reducir el
conflicto. No resultó fácil, pues medidas tales como la difusión de
información positiva del otro grupo, el contacto en situaciones agradables,
las reuniones de líderes, o el apelar a normas morales resultaron
inadecuadas. La única medida eficaz fue la creación de lo que Sherif llamó
«metas sunraordenadasx. Dichas metas consistían en una serie de tareas
en las que los dos grupos debían colaborar necesariamente si querían
tener éxito tretomaremos este concepto en la parte final del tema al hablar
de la reducción del conflicto intergrupal). Los resultados alcanzados por
Sherif han sido corroborados con sujetos adultos en ámbitos
empresariales en un conjunto de investigaciones realizadas durante
muchos años por Blake y Mouton (1979) y por muchas otras
investigaciones empíricas realizadas desde entonces.
N
La Teoría Realista proporciona una explicación sólida del conflicto
intergrupal y de los fenómenos psicosociales que le acompañan. Sín
embargo, dicha explicación es aplicable principalmente a las relaciones
entre grupos de similar estatus que tienen, además, un carácter cerrado
(en los que el cambio de grupo sea difícil). En otros casos su poder
explicativo disminuye. Así, la realidad demuestra que los grupos
desfavorecidos, a pesar de su desigualdad de recursos, no siempre entran
en conflicto con el grupo dominante sino que, por el contrario, en muchas
ocasiones consideran de forma negativa al propio grupo y aceptan la
distribución desigual como algo legítimo (Apfelbaum, 1979). Por otra
parte, numerosos experimentos demuestran también que, en muchas
ocasiones, la rivalidad y la discriminación hacia
otros grupos se produce con anterioridad a cualquier tipo de competición
entre ellos. La Teoría de la Identidad Social (TIS), que veremos a
continuación, se ocupa directamente de estos asuntos.

La Teoría de la Identidad Social


Como señalan Tajfel y Turner (1979, p.34) la Teoría de la Identidad Social
«no tiene la intención de reemplazar a la Teoría Realista del conflicto,
sino de completarla en algunos aspectos que parecen esenciales para una
adecuada Psicología Social del conflicto intergrupal». Esta teoría parte de
la afirmación de que todas las personas tratamos de alcanzar y mantener
una identidad social positiva. Dicha identidad (Tajfel y Turner, 1979) está
formada por aquellos aspectos de la auto-imagen del individuo que
proceden de las categorías sociales (grupos) a las que pertenece. Esta
identidad social positiva se consigue realizando comparaciones
(favorables) entre el propio grupo y otros grupos relevantes. Para ello,
como demuestran los numerosos experimentos realizados bajo el
paradigma del grupo mínimo (descrito en el Cuadro 4.1), las personas no
dudan, aun en ausencia de toda competición por recursos objetivos, en
favorecer al propio grupo en detrimento del exogrupo, proceso que, como
hemos señalado, se denomina favoritismo enclogrupal. Además, las
investigaciones demuestran que no se busca tanto maximizar los
beneficios propios como diferenciarse positivamente del grupo de
comparación.
Otros conceptos claves de la Teoría de la Identidad Social (TIS) aplicada a
las relaciones intergrupales son los de movilidad y cambio social. En una
determinacla sociedad predominan las creencias cle movilidad social
cuando las personas que viven en ella están convencidas de que es posible
cambiar de grupo o categoría social con cierta facilidad cuando su grupo
de origen no logra satisfacer su necesidad de una identidad social positiva.
Por el contrario, predominarían las creencias de cambio social cuando los
sujetos perciben que el abandono, de forma individual, de su grupo de
pertenencia es casi imposible.
Combinando el concepto de identidad social positiva con los de movilidad
y cambio social, Tajfel y Turner (1979) tratan de explicar el surgimiento
de diferentes tipos cle conflicto intergrupal. Así, en una sociedad donde el
cambio de grupo es posible, cuando la persona no está satisfecha en el
grupo o categoría social a la que pertenece, simplemente lo abandonaría y
buscaría otro que se ajuste más a sus deseos. En buena lógica, en una
sociedad cle este tipo el conflicto intergrupal difícilmente llega a produ-
cirse. Por el contrario, cuando la persona no está satisfecha con su grupo
cle origen pero no puede abandonarlo fácilmente podría adoptar, según la
TIS, dos estrategias con el fin de salvaguardar su identidad social positiva
(hay que hacer notar que la identidad social positiva no es algo abstracto,
sino que está directamente relacionada con el estatus, el poder y la
cantidad cle recursos a los que un grupo tiene acceso): la creatividad
social y la competición social.
• Mediante la creatividad social la persona puede buscar una dimensión
de comparación nueva que le permita salir favorecida con respecto al
exogrupo. Por ejemplo, en el caso cle blancos y afroamericanos, la mayor
capacidad de estos últimos para algunos deportes. Puede, asimismo, cam-
biar los valores asignados a los atributos de su grupo de forma que las
comparaciones que previamente eran negativas se conviertan en positivas
asumiendo que «lo negro es bello». Puede, finalmente, cambiar el
exogrupo de comparación con objeto de salir beneficiado. Esto sucedería
cuando los miembros del grupo desfavorecido, por ejemplo los
afroamericanos en los Estados Unidos, se comparan con los inmigrantes
mejicanos y no con los norteamericanos blancos.
• La competición social se produce cuando los miembros de un grupo
deciden buscar su distintiviclad positiva a través de la competición directa
con el exogrupo. Este sería el tipo cíe conflicto intergrupal que ha venido
abordando la Teoría Realista del conflicto descrita anteriormente.
Cada una de estas estrategias tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La
estrategia de movilidad individual y algunas formas cíe creatividad social
pueden evitar el conflicto intergrupal a pesar de existir competencia por
recursos escasos. Sin embargo, como señalan Tajfel y Turner (1979), la
movilidad individual destruye la solidaridad del grupo subordinado y no
proporciona una solución contra la identidad social negativa para el grupo
en su conjunto. La creatividad social puede evitar también el conflicto y
restaurar una identidad grupal positiva, pero a costa de una cierta
alienación de los miembros del grupo porque, por mucha creatividad
social que se utilice, el grupo desfavorecido seguirá estando en una
posición desaventajada.
Desde la TIS se reconoce que aunque el conflicto intergrupal está
poderosamente condicionado por variables sociales, políticas y
económicas «reales», dichas variables tienen su traducción en una serie
de procesos «psicológicos» que pueden adquirir «una función autónoma
que les permita orientar en una u otra dirección el funcionamiento
posterior de los procesos de conflicto» (Tajfel y Turner, 1979, p. 46). La
TIS es, por tanto, una teoría psicosocial del conflicto intergrupal que tiene
un ámbito de aplicación mayor que la Teoría Realista del conflicto.
Explica cuándo y bajo qué condiciones la desigualdad de recursos ciará
origen a un conflicto intergrupal. Asimismo, tiene en cuenta la posibilidad
de que los grupos sean abiertos o cerrados y la influencia de este hecho
sobre el conflicto.
Hemos descrito la TIS con respecto al conflicto intergrupal tal como
quedó formulada a principios de los años 80. Desde entonces la teoría ha
generado una gran cantidad de investigación que, al mismo tiempo que la
ha dotado de contenido empírico, ha contribuido también a desarrollar
ciertos aspectos teóricos. Remitimos al lector interesacio al trabajo de
Huici (2004a) para una mayor ampliación.
La Teoría de la Privación Relativa
Esta teoría nace para explicar el hecho llamativo, observado ya por
estudiosos de la ciencia política desde hace muchos años, de que la
mayoría de las revoluciones y protestas no suceden cuando las
condiciones socioeconómicas están en su punto más bajo, sino
precisamente cuando se ha producido en ellas una relativa mejoría.
Traducido en términos psicológicos (Guimond y Tougas, 1996) esto
significa que «la gente protesta y se rebela no porque están objetivamente
privados o desprovistos, sino porque se sienten privados relativamente en
relación con otras personas, grupos o situaciones con los que se
comparan».
Para Taylor y Moghaddam (1987, p. 113) el sentimiento de privación
relativa incluye aspectos cognitivos (percepción de la discrepancia entre lo
que uno espera y lo que recibe) y aspectos emocionales (los sentimientos
de cólera, agravio y ofensa originados por dicha percepción). En cualquier
caso, como señalan Guimond y Tougas (1996, p. 173), la privación relativa
es una variable inferida para dar cuenta de ciertas observaciones. En
concreto de por qué las carencias reales de una persona o grupo no están
directamente
relacionadas con las acciones que emprende para mejorar su situación.
Estos autores dis- Fathah M. Mughacidam. tinguen, en función de la
naturaleza de la comparación implicada, tres clases de priva Geurgetawn
U ti iversily ción relativa: intrapersonal, interpersonal e intergrupal.
La privación relativa intrapersonal se produce cuando la insatisfacción
proviene de una comparación que la persona hace con otra situación
anterior vivida por ella o con las expectativas de futuro que ella misma
mantiene.
La Teoría de la Identidad Social
Como señalan Tajfel y Turner (1979, p.34) la Teoría de la Identidad Social
«no tiene la intención de reemplazar a la Teoría Realista del conflicto,
sino de completarla en algunos aspectos que parecen esenciales para una
adecuada Psicología Social del conflicto intergrupal». Esta teoría parte de
la afirmación de que todas las personas tratamos de alcanzar y mantener
una identidad social positiva. Dicha identidad (Tajfel y Turner, 1979) está
formada por aquellos aspectos de la auto-imagen del individuo que
proceden de las categorías sociales (grupos) a las que pertenece. Esta
identidad social positiva se consigue realizando comparaciones
(favorables) entre el propio grupo y otros grupos relevantes. Para ello,
como demuestran los numerosos experimentos realizados bajo el
paradigma del grupo mínimo (descrito en el Cuadro 4.1), las personas no
dudan, aun en ausencia de toda competición por recursos objetivos, en
favorecer al propio grupo en detrimento del exogrupo, proceso que, como
hemos señalado, se denomina favoritismo enclogrupal. Además, las
investigaciones demuestran que no se busca tanto maximizar los
beneficios propios como diferenciarse positivamente del grupo de
comparación.
Otros conceptos claves de la Teoría de la Identidad Social (TIS) aplicada a
las relaciones intergrupales son los de movilidad y cambio social. En una
determinacla sociedad predominan las creencias cle movilidad social
cuando las personas que viven en ella están convencidas de que es posible
cambiar de grupo o categoría social con cierta facilidad cuando su grupo
de origen no logra satisfacer su necesidad de una identidad social positiva.
Por el contrario, predominarían las creencias de cambio social cuando los
sujetos perciben que el abandono, de forma individual, de su grupo de
pertenencia es casi imposible.
Combinando el concepto de identidad social positiva con los de movilidad
y cambio social, Tajfel y Turner (1979) tratan de explicar el surgimiento
de diferentes tipos cle conflicto intergrupal. Así, en una sociedad donde el
cambio de grupo es posible, cuando la persona no está satisfecha en el
grupo o categoría social a la que pertenece, simplemente lo abandonaría y
buscaría otro que se ajuste más a sus deseos. En buena lógica, en una
sociedad cle este tipo el conflicto intergrupal difícilmente llega a produ-
cirse. Por el contrario, cuando la persona no está satisfecha con su grupo
cle origen pero no puede abandonarlo fácilmente podría adoptar, según la
TIS, dos estrategias con el fin de salvaguardar su identidad social positiva
(hay que hacer notar que la identidad social positiva no es algo abstracto,
sino que está directamente relacionada con el estatus, el poder y la
cantidad cle recursos a los que un grupo tiene acceso): la creatividad
social y la competición social.
• Mediante la creatividad social la persona puede buscar una dimensión
de comparación nueva que le permita salir favorecida con respecto al
exogrupo. Por ejemplo, en el caso cle blancos y afroamericanos, la mayor
capacidad de estos últimos para algunos deportes. Puede, asimismo, cam-
biar los valores asignados a los atributos de su grupo de forma que las
comparaciones que previamente eran negativas se conviertan en positivas
asumiendo que «lo negro es bello». Puede, finalmente, cambiar el
exogrupo de comparación con objeto de salir beneficiado. Esto sucedería
cuando los miembros del grupo desfavorecido, por ejemplo los
afroamericanos en los Estados Unidos, se comparan con los inmigrantes
mejicanos y no con los norteamericanos blancos.
• La competición social se produce cuando los miembros de un grupo
deciden buscar su distintiviclad positiva a través de la competición directa
con el exogrupo. Este sería el tipo cíe conflicto intergrupal que ha venido
abordando la Teoría Realista del conflicto descrita anteriormente.
Cada una de estas estrategias tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La
estrategia de movilidad individual y algunas formas cíe creatividad social
pueden evitar el conflicto intergrupal a pesar de existir competencia por
recursos escasos. Sin embargo, como señalan Tajfel y Turner (1979), la
movilidad individual destruye la solidaridad del grupo subordinado y no
proporciona una solución contra la identidad social negativa para el grupo
en su conjunto. La creatividad social puede evitar también el conflicto y
restaurar una identidad grupal positiva, pero a costa de una cierta
alienación de los miembros del grupo porque, por mucha creatividad
social que se utilice, el grupo desfavorecido seguirá estando en una
posición desaventajada.
Desde la TIS se reconoce que aunque el conflicto intergrupal está
poderosamente condicionado por variables sociales, políticas y
económicas «reales», dichas variables tienen su traducción en una serie
de procesos «psicológicos» que pueden adquirir «una función autónoma
que les permita orientar en una u otra dirección el funcionamiento
posterior de los procesos de conflicto» (Tajfel y Turner, 1979, p. 46). La
TIS es, por tanto, una teoría psicosocial del conflicto intergrupal que tiene
un ámbito de aplicación mayor que la Teoría Realista del conflicto.
Explica cuándo y bajo qué condiciones la desigualdad de recursos ciará
origen a un conflicto intergrupal. Asimismo, tiene en cuenta la posibilidad
de que los grupos sean abiertos o cerrados y la influencia de este hecho
sobre el conflicto.
Hemos descrito la TIS con respecto al conflicto intergrupal tal como
quedó formulada a principios de los años 80. Desde entonces la teoría ha
generado una gran cantidad de investigación que, al mismo tiempo que la
ha dotado de contenido empírico, ha contribuido también a desarrollar
ciertos aspectos teóricos. Remitimos al lector interesacio al trabajo de
Huici (2004a) para una mayor ampliación.
La Teoría de la Privación Relativa
Esta teoría nace para explicar el hecho llamativo, observado ya por
estudiosos de la ciencia política desde hace muchos años, de que la
mayoría de las revoluciones y protestas no suceden cuando las
condiciones socioeconómicas están en su punto más bajo, sino
precisamente cuando se ha producido en ellas una relativa mejoría.
Traducido en términos psicológicos (Guimond y Tougas, 1996) esto
significa que «la gente protesta y se rebela no porque están objetivamente
privados o desprovistos, sino porque se sienten privados relativamente en
relación con otras personas, grupos o situaciones con los que se
comparan».
Para Taylor y Moghaddam (1987, p. 113) el sentimiento de privación
relativa incluye aspectos cognitivos (percepción de la discrepancia entre lo
que uno espera y lo que recibe) y aspectos emocionales (los sentimientos
de cólera, agravio y ofensa originados por dicha percepción). En cualquier
caso, como señalan Guimond y Tougas (1996, p. 173), la privación relativa
es una variable inferida para dar cuenta de ciertas observaciones. En
concreto de por qué las carencias reales de una persona o grupo no están
directamente
relacionadas con las acciones que emprende para mejorar su situación.
Estos autores dis- Fathah M. Mughacidam. tinguen, en función de la
naturaleza de la comparación implicada, tres clases de priva Geurgetawn
U ti iversily ción relativa: intrapersonal, interpersonal e intergrupal.
La privación relativa intrapersonal se produce cuando la insatisfacción
proviene de una comparación que la persona hace con otra situación
anterior vivida por ella o con las expectativas de futuro que ella misma
mantiene.
La Teoría de la Identidad Social
Como señalan Tajfel y Turner (1979, p.34) la Teoría de la Identidad Social
«no tiene la intención de reemplazar a la Teoría Realista del conflicto,
sino de completarla en algunos aspectos que parecen esenciales para una
adecuada Psicología Social del conflicto intergrupal». Esta teoría parte de
la afirmación de que todas las personas tratamos de alcanzar y mantener
una identidad social positiva. Dicha identidad (Tajfel y Turner, 1979) está
formada por aquellos aspectos de la auto-imagen del individuo que
proceden de las categorías sociales (grupos) a las que pertenece. Esta
identidad social positiva se consigue realizando comparaciones
(favorables) entre el propio grupo y otros grupos relevantes. Para ello,
como demuestran los numerosos experimentos realizados bajo el
paradigma del grupo mínimo (descrito en el Cuadro 4.1), las personas no
dudan, aun en ausencia de toda competición por recursos objetivos, en
favorecer al propio grupo en detrimento del exogrupo, proceso que, como
hemos señalado, se denomina favoritismo enclogrupal. Además, las
investigaciones demuestran que no se busca tanto maximizar los
beneficios propios como diferenciarse positivamente del grupo de
comparación.
Otros conceptos claves de la Teoría de la Identidad Social (TIS) aplicada a
las relaciones intergrupales son los de movilidad y cambio social. En una
determinacla sociedad predominan las creencias cle movilidad social
cuando las personas que viven en ella están convencidas de que es posible
cambiar de grupo o categoría social con cierta facilidad cuando su grupo
de origen no logra satisfacer su necesidad de una identidad social positiva.
Por el contrario, predominarían las creencias de cambio social cuando los
sujetos perciben que el abandono, de forma individual, de su grupo de
pertenencia es casi imposible.
Combinando el concepto de identidad social positiva con los de movilidad
y cambio social, Tajfel y Turner (1979) tratan de explicar el surgimiento
de diferentes tipos cle conflicto intergrupal. Así, en una sociedad donde el
cambio de grupo es posible, cuando la persona no está satisfecha en el
grupo o categoría social a la que pertenece, simplemente lo abandonaría y
buscaría otro que se ajuste más a sus deseos. En buena lógica, en una
sociedad cle este tipo el conflicto intergrupal difícilmente llega a produ-
cirse. Por el contrario, cuando la persona no está satisfecha con su grupo
cle origen pero no puede abandonarlo fácilmente podría adoptar, según la
TIS, dos estrategias con el fin de salvaguardar su identidad social positiva
(hay que hacer notar que la identidad social positiva no es algo abstracto,
sino que está directamente relacionada con el estatus, el poder y la
cantidad cle recursos a los que un grupo tiene acceso): la creatividad
social y la competición social.
• Mediante la creatividad social la persona puede buscar una dimensión
de comparación nueva que le permita salir favorecida con respecto al
exogrupo. Por ejemplo, en el caso cle blancos y afroamericanos, la mayor
capacidad de estos últimos para algunos deportes. Puede, asimismo, cam-
biar los valores asignados a los atributos de su grupo de forma que las
comparaciones que previamente eran negativas se conviertan en positivas
asumiendo que «lo negro es bello». Puede, finalmente, cambiar el
exogrupo de comparación con objeto de salir beneficiado. Esto sucedería
cuando los miembros del grupo desfavorecido, por ejemplo los
afroamericanos en los Estados Unidos, se comparan con los inmigrantes
mejicanos y no con los norteamericanos blancos.
• La competición social se produce cuando los miembros de un grupo
deciden buscar su distintiviclad positiva a través de la competición directa
con el exogrupo. Este sería el tipo cíe conflicto intergrupal que ha venido
abordando la Teoría Realista del conflicto descrita anteriormente.
Cada una de estas estrategias tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La
estrategia de movilidad individual y algunas formas cíe creatividad social
pueden evitar el conflicto intergrupal a pesar de existir competencia por
recursos escasos. Sin embargo, como señalan Tajfel y Turner (1979), la
movilidad individual destruye la solidaridad del grupo subordinado y no
proporciona una solución contra la identidad social negativa para el grupo
en su conjunto. La creatividad social puede evitar también el conflicto y
restaurar una identidad grupal positiva, pero a costa de una cierta
alienación de los miembros del grupo porque, por mucha creatividad
social que se utilice, el grupo desfavorecido seguirá estando en una
posición desaventajada.
Desde la TIS se reconoce que aunque el conflicto intergrupal está
poderosamente condicionado por variables sociales, políticas y
económicas «reales», dichas variables tienen su traducción en una serie
de procesos «psicológicos» que pueden adquirir «una función autónoma
que les permita orientar en una u otra dirección el funcionamiento
posterior de los procesos de conflicto» (Tajfel y Turner, 1979, p. 46). La
TIS es, por tanto, una teoría psicosocial del conflicto intergrupal que tiene
un ámbito de aplicación mayor que la Teoría Realista del conflicto.
Explica cuándo y bajo qué condiciones la desigualdad de recursos ciará
origen a un conflicto intergrupal. Asimismo, tiene en cuenta la posibilidad
de que los grupos sean abiertos o cerrados y la influencia de este hecho
sobre el conflicto.
Hemos descrito la TIS con respecto al conflicto intergrupal tal como
quedó formulada a principios de los años 80. Desde entonces la teoría ha
generado una gran cantidad de investigación que, al mismo tiempo que la
ha dotado de contenido empírico, ha contribuido también a desarrollar
ciertos aspectos teóricos. Remitimos al lector interesacio al trabajo de
Huici (2004a) para una mayor ampliación.
La Teoría de la Privación Relativa
Esta teoría nace para explicar el hecho llamativo, observado ya por
estudiosos de la ciencia política desde hace muchos años, de que la
mayoría de las revoluciones y protestas no suceden cuando las
condiciones socioeconómicas están en su punto más bajo, sino
precisamente cuando se ha producido en ellas una relativa mejoría.
Traducido en términos psicológicos (Guimond y Tougas, 1996) esto
significa que «la gente protesta y se rebela no porque están objetivamente
privados o desprovistos, sino porque se sienten privados relativamente en
relación con otras personas, grupos o situaciones con los que se
comparan».
Para Taylor y Moghaddam (1987, p. 113) el sentimiento de privación
relativa incluye aspectos cognitivos (percepción de la discrepancia entre lo
que uno espera y lo que recibe) y aspectos emocionales (los sentimientos
de cólera, agravio y ofensa originados por dicha percepción). En cualquier
caso, como señalan Guimond y Tougas (1996, p. 173), la privación relativa
es una variable inferida para dar cuenta de ciertas observaciones. En
concreto de por qué las carencias reales de una persona o grupo no están
directamente
relacionadas con las acciones que emprende para mejorar su situación.
Estos autores dis- Fathah M. Mughacidam. tinguen, en función de la
naturaleza de la comparación implicada, tres clases de priva Geurgetawn
U ti iversily ción relativa: intrapersonal, interpersonal e intergrupal.
La privación relativa intrapersonal se produce cuando la insatisfacción
proviene de una comparación que la persona hace con otra situación
anterior vivida por ella o con las expectativas de futuro que ella misma
mantiene.

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