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PRESEPTAL Y
ORBITARIA
Integrantes:
Presentado a:
IX SEMESTRE
2021
CONTENIDO
1. Introducción
2. Objetivos
2.1 Generales
2.2 Específicos
3. Consideraciones anatómicas
4. Definiciones
5. Epidemiologia
6. Etiología
7. Fisiopatología
8. Manifestaciones clínicas
9. Complicaciones y pronostico
10. Manejo
11. Diagnostico
12. Tratamiento
12.1 Medico
12.2 Antibiótico
12.3 Adyuvante
12.4 Quirúrgico
12.5 Función del pediatra en atención primaria
13. Conclusión
14. Bibliografía
1. INTRODUCCIÓN
Las celulitis periorbitarias constituyen la causa más frecuente de inflamación aguda de la órbita,
constituyen urgencias oftalmológicas relativamente frecuentes y que no deben ser subestimadas,
debido al riesgo de complicaciones potencialmente letales en la población pediátrica; se clasifican en
preseptales y orbitarias dependiendo del grado de extensión de la enfermedad con relación al septo
orbitario.El septo orbitario es una lámina fibrosa que se extiende desde el periostio del hueso de la
órbita hasta los párpados, constituyendo una barrera efectiva que evita la diseminación de la infección
a la órbita. Esta barrera anatómica permite diferenciar la celulitis preseptal de la orbitaria; cuando la
infección compromete las estructuras anteriores al septo la celulitis es preseptal, en tanto si es afectado
el tejido localizado por detrás de éste, el cuadro se denomina celulitis orbitaria. Ambas son
enfermedades distintas que comparten algunos signos y síntomas clínicos. Sin embargo, Es de crucial
importancia distinguir ambas entidades puesto que existen grandes diferencias en su manejo clínico
y su pronóstico. En general, la celulitis preseptal es una infección que no suele ocasionar grandes
complicaciones. Por el contrario, la celulitis orbitaria puede conllevar complicaciones graves, como
son la pérdida de agudeza visual o la infección del sistema nervioso central.
2. OBJETIVOS
2.1 Generales
Describir el comportamiento clínico y terapéutico de la celulitos preseptal y orbitaria en
niños.
2.2 Específicos
Establecer las distintas diferencias entre celulitis preseptal y orbitaria.
Identificar los gérmenes más frecuentes en la celulitis preseptal y orbitaria.
Definir las principales complicaciones en la celulitis orbitaria.
3. CONSIDERACIONES ANATOMICAS
4. DEFINICIONES
5. EPIDEMIOLOGIA
Tanto la celulitis preseptal como la celulitis orbitaria son mucho más frecuentes en niños que en
adultos. La primera entidad es mucho más frecuente que la segunda. La celulitis preseptal se produce
con más frecuencia en pacientes menores de 5 años y, por el contrario, la celulitis orbitaria afecta a
niños de mayor edad.
6. ETIOLOGÍA
7. PATOGENIA
La relación anatómica del tejido orbitario y periorbitario con estructuras vecinas resulta ser un
componente vital para el entendimiento de la fisiopatología de la infección. La celulitis preseptal y la
celulitis orbitaria son procesos patogénicamente diferentes. Tanto la celulitis preseptal como
la celulitis orbitaria son más frecuentes en niños. La celulitis preseptal es mucho frecuente que la
celulitis orbitaria. Sin embargo, la celulitis orbitaria es más peligrosa.
La celuitis preseptal generalmente ocurre frecuentemente por una lesión directa del párpado debido a
traumatismo, picadura de insecto u otras lesiones cutáneas. Las bacterias también pueden diseminar
por infecciones locales cercanas como sinusitis, dacriocistitis, dacrioadenitis, hordeola aguda y
conjuntivitis; y por diseminación hematógena por fuentes de infección distantes como otitis media
o neumonía.
Por otra parte la celulitis orbitaria en su mayoría de casos es consecuencia de la extensión por
contigüidad en más del 60% de los casos, secundaria a una sinusitis bacteriana aguda o crónica.
Aproximadamente entre un 86% a un 98% de los casos de celulitis orbitaria tenían una rinosinusitis
coexistente al momento de la infección. Las formas de rinosinusitis que más se asocian a
celulitis orbitaria son la pan sinusitis y la sinusitis etmoidal. Otras causas de CO menos frecuentes
pueden ser por extensión de procesos infecciosos de estructuras peri orbitarias (dacriocistitis,
infección dental), por causas exógenas (trauma y cirugía orbital y periorbitaria), por
causas endógenas (bacteremia con embolización séptica) y causas intraorbitarias (endoftalmitis y
dacrioadenitis).
8. MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Inflamación unilateral palpebral, eritema y aumento local de calor son síntomas frecuentes y
compartidos por la CP y CO. Ambas entidades pueden además presentar fiebre y
leucocitosis pero siendo más frecuente en celulitis orbitaria que en la celulitis periorbitaria.
En general, tanto la celulitis periorbitaria como la celulitis orbitaria tienen una buena evolución si se
instaura el tratamiento adecuado.
En el caso de la celulitis orbitaria, pueden producirse las siguientes complicaciones que ensombrecen
el pronóstico, pudiendo algunas conllevar a la pérdida de agudeza visual permanente o incluso a la
muerte
Absceso subperióstico: Es la complicación más frecuente de la celulitis orbitaria. Casi siempre se
originan en la zona media de la órbita. Para su diagnóstico, es siempre necesario la TC, prestando
especial atención a los cortes coronales.
Absceso orbitario: Los pacientes con esta complicación pueden tener mayor severidad de la proptosis,
oftalmoplejía y dolor a los movimientos oculares, aunque en general para su diagnóstico es necesario
la realización de TC.
Extensión extraorbitaria: Afectación del ápex orbitario que agrava la disminución de la agudeza
visual, meningitis, absceso cerebral o trombosis séptica del seno cavernoso. Debemos sospechar esta
última complicación en caso de aparición de proptosis bilateral.
La recurrencia de la celulitis periorbitaria es muy rara y casi siempre se debe a alguna causa
subyacente que la facilite. Como son las erosiones frecuentes de la piel del párpado secundarias a la
presencia de alergias ambientales, la infección por herpes simple o la dermatitis de contacto, o
alteraciones estructurales de los senos paranasales que faciliten las sinusitis de repetición.
10. MANEJO
No existen ensayos clínicos que hayan evaluado la eficacia de diferentes pautas de antibioterapia para
el tratamiento de la celulitis periorbitaria y orbitaria. Es siempre recomendable, en el caso de la
celulitis orbitaria, obtener hemocultivos, aunque su rendimiento es bajo y cultivo del material drenado
en caso de que se requiera intervención quirúrgica. El tratamiento antibiótico debe instaurarse de
manera precoz y empírica, basándose en el conocimiento de los agentes infecciosos más frecuentes.
La duración del tratamiento debe ser de 2–3 semanas, prolongando hasta 4–6 semanas en el caso de
afectación ósea importante de los senos paranasales. El paso de vía intravenosa a vía oral se realizará
cuando la fiebre haya desaparecido, los signos inflamatorios locales hayan mejorado y los reactantes
de fase aguda estén claramente en descenso.
El papel de los corticoides en la celulitis orbitaria ha sido poco estudiado. Su uso por vía oral como
tratamiento adyuvante en pacientes mayores de 10 años ha demostrado eficacia a la hora de acelerar
la resolución de los signos y los síntomas, incluida la recuperación de la agudeza visual.
11. DIAGNOSTICO
La prueba de imagen inicial de elección es la tomografía computarizada (TC) de órbita y cabeza con
contraste. La afectación difusa de la grasa periorbitaria y/o de la musculatura extrínseca del ojo son
los hallazgos más frecuentemente encontrados en la celulitis orbitaria. La TC también permite buscar
complicaciones asociadas, como son el absceso subperióstico, el absceso orbitario, la tromboflebitis
del seno cavernoso o el absceso cerebral. La resonancia magnética también podría ser de utilidad en
la valoración de las complicaciones de la celulitis orbitaria, en especial si se detecta en la TC una
trombosis de la vena oftálmica superior o si hay sospecha de afectación intracraneal.
El edema palpebral de origen infeccioso debe ser diferenciado de otras causas de edema no
infecciosas como son las reacciones alérgicas, el edema secundario de hipoproteinemia (ambas suelen
ser bilaterales) o la picadura aislada de un insecto. También en ocasiones la infección por virus de
Epstein-Barr o Trichinella puede dar edema palpebral bilateral.
Por otro lado, también existen causas no infecciosas de proptosis como son los tumores orbitarios
(neuroblastoma o rabdomiosarcoma), el seudotumor orbitario, el quiste dermoide periocular, la
histiocitosis de Langerhans o la enfermedad de Graves.
12. TRATAMIENTO
El tratamiento es inicialmente médico, con antibioterapia dirigida a cubrir las bacterias más
frecuentemente implicadas. El tratamiento quirúrgico está indicado en algunas complicaciones
orbitarias. Con relación al tratamiento de estos procesos, deberemos tener en cuenta dos aspectos
importantes, como son la elección de tratamiento médico y la necesidad de tratamiento quirúrgico.
• No existen estudios aleatorizados que determinen la eficacia de uno u otro tratamiento; por
lo que, la elección del antibiótico es empírica, garantizando la cobertura frente a estafilococos,
estreptococos y anaerobios. El tratamiento médico deberá tener en cuenta los gérmenes más
frecuentemente implicados en la etiología de las sinusitis y su diferente susceptibilidad antibiótica,
en función del área geográfica. Sigue habiendo controversia en cuanto a la vía de administración, oral
o intravenosa, especialmente en las CP y la duración del tratamiento.
• Se deben tratar los factores implicados en la etiología del proceso, con especial atención a la
presencia de una sinusitis concomitante.
El tratamiento de la CP con antibiótico intravenoso u oral sigue siendo debatido. En general, la mayor
parte de los niños con CP pueden ser manejados de forma ambulatoria, con antibiótico por vía oral y
realizándose controles periódicos. La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda el manejo
ambulatorio de los pacientes con CP leve-moderada (disminución del tamaño de la hendidura
palpebral <50%), con dosis altas de amoxicilina-clavulánico. Se debe valorar la observación
hospitalaria y el tratamiento intravenoso en niños menores de un año, si la exploración es dificultosa
debido al tamaño del edema y en pacientes con afectación del estado general, no correctamente
vacunados o inmunodeprimidos. También, se debe considerar el tratamiento intravenoso si existe una
mala respuesta al tratamiento oral, tras 24-48 horas de su inicio. La duración del tratamiento se
prolonga en general entre 7-10 días.
La celulitis orbitaria requiere el inicio de un rápido tratamiento antibiótico intravenoso, debido a la
posibilidad de complicaciones graves y potencialmente fatales. La AAP considera adecuada la
administración de vancomicina, para la cobertura del S. pneumoniae resistente a penicilina y S. aureus
resistente a meticilina, asociando bien ceftriaxona, ampicilina-sulbactam o piperacilina-tazobactam.
Deben asociarse medidas para el tratamiento de los factores predisponentes asociados, especialmente
la sinusitis. Algunos protocolos incluyen el empleo de descongestionantes tópicos y un estudio
reciente sugiere que el uso de corticoides sistémicos puede acelerar la resolución de la inflamación
sin exacerbar la infección subyacente. En cualquier caso, la evidencia sobre estos tratamientos es
escasa.
Uno de los aspectos más debatidos es la necesidad de tratamiento quirúrgico, especialmente en los
abscesos subperiósticos, y cuando debe realizarse. Hay múltiples estudios que relacionan la necesidad
del tratamiento quirúrgico con la edad del niño, tamaño y localización del absceso y síntomas. En el
año 2011, se publicó una revisión basada en la evidencia que resume estos aspectos. En esta revisión,
se señala que hay evidencia para recomendar el tratamiento médico expectante en los casos de
abscesos subperiósticos, siempre y cuando se garantice su seguimiento estrecho. Con los estudios
publicados hasta el momento, las posibles indicaciones de tratamiento quirúrgico son:
• Infección dental.
La celulitis preseptal y orbitaria son procesos infecciosos relativamente frecuentes que suelen
aparecer como complicación de una infección local, cutánea, conjuntival o de los senos paranasales.
La clínica se caracteriza por la inflamación de los párpados y, en muchas ocasiones, la presencia de
síntomas respiratorios y elevación de la temperatura.
En general, ante la sospecha de una celulitis periorbitaria, se debe referir el paciente a un centro
hospitalario, pero, en niños mayores de 1 año, sin factores de riesgo, ni signos de afectación general
o fiebre y aquellos con extensión palpebral leve-moderada (<50% de la apertura ocular), se puede
considerar inicialmente el tratamiento ambulatorio, con la asociación amoxicilina-clavulánico por vía
oral (amoxicilina a 80 mg/kg).
13. CONCLUSIÓN
La celulitis preseptal y orbitaria son consideradas urgencias oftalmológicas. A pesar de que la celulitis
preseptal se considera que tiene un bajo riesgo de complicaciones, existe la posibilidad de extenderse
y transformarse en una celulitis orbitaria, la cual acarrea complicaciones graves hasta fatales.
Ante un niño con sospecha de celulitis preseptal vs orbitaria es importante valorar la edad y el estado
general del niño, la presencia de fiebre, el grado de edema palpebral y quemosis conjuntival, la
agudeza visual, motilidad y reflejos pupilares; ya que estos nos orientarán hacia una celulitis preseptal
u orbitaria. Para determinar la etiología es importante la realización de una correcta anamnesis y la
toma de muestras de exudado conjuntival que han demostrado ser el más rentable, reservando el
hemocultivo en caso de sospecha de bacteriemia.
Ambas entidades deben diferenciarse muy bien, aunque su diagnóstico en ciertos casos puede ser
complicado y en ocasiones requerir imágenes médicas. La importancia en el diagnóstico correcto
radica en que dichas entidades tienen manejos distintos, y un tratamiento inadecuado podría llevar a
complicaciones desde localizadas hasta la muerte.
14. BIBLIOGRAFÍA