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Figuras Del Discurso. Intro
Figuras Del Discurso. Intro
Figuras de la exclusión.
Herramientas teóricas para su crítica
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En los debates colectivos e interdisciplinarios de los proyectos “Figuras de la
exclusión en el discurso filosófico y político” (Conacyt núm. 242673) de la Facul-
tad de Humanidades, UAEM; y “Formación en humanidades. La importancia del
debate crítico e interdisciplinario desde la alteridad” (PAPIME PE 400214) que
trabajó hasta el primer semestre de 2016 en la Facultad de Filosofía y Letras de la
UNAM con el apoyo de la DGAPA.
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En el sentido derridiano (Cf. Derrida 362-369).
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Hemos defendido el siguiente sentido de la crítica: “Ejercicios y tareas em-
prendidas en la diversidad y pluralidad del espacio público para defensa de la
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INTRODUCCIÓN
una figura” (93).
Esta tesis, que sostiene que todo lenguaje es figurativo, debe
ubicarse en el ámbito epistemológico y específicamente en su
dimensión estética entendida ésta como una teoría de la sensibili-
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De herencia aristotélica. En “Sobre la interpretación” podemos leer: Así, pues,
lo <que hay> en el sonido son símbolos (sýmbola) de las afecciones <que hay>
en el alma, y la escritura <es símbolo (sýmbola)> de lo que hay en el sonido. Y
así como las letras no son las mismas para todos, tampoco los sonidos son los
mismos. Ahora bien, aquello de los que esas cosas son signos (sēmeîa) primor-
dialmente, las afecciones del alma, <son> las mismas para todos, y aquello de
los que éstas son semejanzas (omoiōmata), las cosas también <son> las mismas
(Sobre la interpretación I, 16a 1). De acuerdo con Aristóteles entonces, entre
las afecciones del alma y los objetos de la sensibilidad habría una relación de
semejanza: se supone que la experiencia sensible es la misma para todos los
hombres porque la relación entre las cosas y los hombres es inmediata. Las len-
[El creador del lenguaje] se limita a designar las relaciones de las co-
sas con respecto a los hombres y para expresarlas apela a las metáforas
más audaces. ¡En primer lugar, un impulso nervioso extrapolado en
una imagen! Primera metáfora. ¡La imagen transformada de nuevo
en sonido! Segunda metáfora. Y en cada caso, un salto total de una es-
fera a otra completamente distinta (Sobre verdad 22).
Las figuras son entonces esa fuerza mediadora, esa esfera inter-
media. La metáfora no se entiende ya como un tropo de dicción
que se presenta como una comparación abreviada, sino una ope-
ración en la lengua que produce relaciones entre los cuerpos, una
fuerza que permite la extrapolación o la traducción entre esferas
heterogéneas de la experiencia. Y estas relaciones no son necesa-
rias, son producidas poéticamente. Lo poético, o lo figurativo, es
el único modo de producir significados: de interpretar el mundo y
de relacionarnos con él.7
El segundo tropo que sirve a Nietzsche para dar cuenta de los
procedimientos lingüísticos de mediación entre el hombre y el
mundo es la sinécdoque: la relación entre un todo y sus partes.
Para Nietzsche, la experiencia sensible siempre se limita a una
percepción parcial de la cosa que se quiere conocer, percepción
que es generalizable gracias a este artificio de la lengua:
INTRODUCCIÓN
dice “vela en vez de barco”, “ola” en vez de “mar” –a esto se llama
sinécdoque– se introduce una co-implicación; sin embargo, es lo
mismo cuando δράκων quiere decir serpiente, es decir, literalmente,
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Quizá una cita de G. Vico ayude a entender la manera muy peculiar en que se
entiende aquí esta fuerza poética, las semejanzas entre la propuesta viquiana y
la de Nietzsche en esta materia son importantes. Como Nietzsche lo hiciera más
tarde, Vico describió la experiencia sensible como la serie de relaciones que se
dan entre las cosas y las imágenes que el hombre se forma de ellas mediante la
fantasía. Esta facultad de formar imágenes, este agrandar, transformar, fingir y
descubrir se describe mediante una figura retórica: la metáfora, que es, para Vico,
uno de los primeros tropos. De hecho es, para él, “el más luminoso y, por lumi-
noso, más necesario y más frecuente”; es el tropo “que da sentido y pasión a las
cosas insensibles”. Esto fue lo que hicieron los primeros hombres, explica Vico:
“los primeros poetas dieron a los cuerpos la existencia de sustancias animadas,
dotadas sólo de cuanto ellos eran capaces, o sea, de sentido y de pasión, y así
hicieron fábulas; de modo que toda metáfora así hecha es una pequeña fábula”
(Vico 197).
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Además de lograr la puesta en cuestión de un postulado fundamental de la
epistemología moderna: que la relación causal entre un objeto y el sujeto es el
fundamento y la garantía de verdad de todo conocimiento empírico, como sostuvo
Paul de Man [130-133], dicha puesta en cuestión se hace posible precisamente por
la operación metonímica de inversión, no solamente causal, sino también temporal
y espacio-temporal. De Man analiza el siguiente fragmento de La voluntad de poder
para mostrar la capacidad deconstructiva (en el sentido que él mismo le dio al
término) de los tropos. “La inversión cronológica que hace que la causa llegue a la
conciencia antes que el efecto. Hemos visto de qué manera el dolor es proyectado
a una parte del cuerpo sin tener su origen allí; hemos visto que las percepciones
que ingenuamente se consideran determinadas por el mundo exterior son más
INTRODUCCIÓN
bien determinadas por el sentido interno; que el verdadero impacto del mundo
exterior nunca es consciente […] el fragmento del mundo exterior del cual somos
conscientes es un elemento correlativo del efecto que ha llegado a nosotros desde
fuera y que luego es proyectado, a posteriori, como su ʻcausaʼ […]” (Nietzsche
275). El fragmento se refiere a una oposición clásica en el pensamiento moderno:
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El procedimiento genealógico de lectura que corresponde al análisis de las
interpretaciones históricas específicas de un objeto determinado fue heredado
por Michel Foucault y la misma Butler. Foucault lo utiliza en Vigilar y Castigar
y Butler en casi todo su trabajo. Lo importante es que los tres relacionan la in-
terpretación, este “plegar las cosas a otros fines”, con el cuerpo, el castigo y la
reiteración de las normas. Con distintas temáticas, empero, podríamos decir que
ellos constituyen la tradición crítica que más ha pensado las relaciones de poder
y las transformaciones que sufren los cuerpos históricamente, liberando el pro-
blema del cuerpo de una reflexión biológica (de naturaleza) y evolucionista (de
aptitud para la sobrevivencia, lo cual implica repetir la cuestión de la naturaleza
biológica mejor dotada) (Cf. Villegas y Lindig 187-188).
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Como lo mostrara Foucault en El orden del discurso (15), quien además en-
contró también en los textos de Nietzsche los elementos que proporcionan un
modelo para el análisis histórico de lo que él llamó una política de la verdad (Fou-
cault, La verdad 29), es decir “el problema de la formación de ciertos dominios
INTRODUCCIÓN
histórico. Si no hay garantía metafísica de la verdad, si esta se en-
tiende como la posibilidad de hablar de una realidad que sería
independiente de las palabras que la nombran, ya que el hom-
bre no puede tener acceso a las “cosas como son”, y la lengua no
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Para sostenerlo, Gadamer recurre a una de las oposiciones excluyentes más exi-
tosas en la historia del pensamiento occidental: lo animal/lo humano. Los animales
(todas las formas de lo viviente están comprendidas en esta figura), de acuerdo con
Gadamer, tendrían entorno, no mundo. El mundo es privilegio del hombre y el
lenguaje la instancia que le permitiría, según él, “elevarse” por encima del entorno.
Bibliografía
INTRODUCCIÓN
Lynch. Barcelona: Gedisa, 2008.
_____. El orden del discurso. Trad. Alberto González Troyano.
Barcelona: Tusquets, 1999.
GADAMER, Hans-Georg. Verdad y método. Trad. Ana Agud Apari-
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