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Texto presentado al inicio del Ateneo ¿Es neutra la escuela?

Educación, género y
feminismos. Organizado por la Escuela de Ciencias de la Educación. Facultad de Filosofía y
Humanidades UNC. Ciudad Universitaria, Córdoba. Jueves 15 de Agosto de 2019.

¿Es neutra la escuela?[1]

Me interesa provocar para dificultar, sacudir las vísceras de esa pregunta, en su emergencia
agresiva a la que asistimos hoy, en su pertinaz repetición y reposición bajo términos como
“no ideológica” y “no política”, que en su macabra y compulsiva insistencia no hace más que
revelar su politicidad, es decir, su modo de organizar el mundo y los cuerpos, o en todo
caso, el mundo de los cuerpos.

Me interesa preguntar para implicar, y que esa pregunta se pudiera más que responder en
términos de algún monosílabo, intentar desplegarla y resituarla críticamente apelando a sus
propias trayectorias escolares, la de ustedes, a que esa pregunta atraviese con un tono
desprivatizador, sus experiencias corporales y su memoria del deseo, especialmente en sus
olvidos y fracasos.

Me interesa llenar para vaciar, llenar de preguntas esa interrogación como un modo de
vaciar productivamente lo que cela de manera abierta y vigilante, esa política de exterminio
de ciertos cuerpos, comunidades, imaginarios, deseos, afectos, palabras, pensamientos.
¿Porque acaso quien sostiene que la educación es neutra no está protegiendo un orden del
mundo que se mantiene gracias al aniquilamiento lento y violento de muchos cuerpos? ¿no
está anunciando su complicidad y lealtad con la injustica, la opresión, la desigualdad, la
explotación, componiendo un horizonte necropolítico para su tarea pedagógica?

¿A quién conviene esta pregunta en este momento histórico?


¿Con qué otros momentos históricos tiene afinidad?
¿Qué propuesta de conocimiento nos hace esa pregunta?
¿Qué es lo que nos impide pensar esta pregunta?
¿Qué es aquello que no soporta conocer?
¿Qué límites a la imaginación nos impone?
¿Qué significa esta pregunta para un cuerpo lesbiano, trans, travesti, marica, intersex, no
binarie, un cuerpo marrón, mapuche, negro, discapacitado, pobre, un cuerpo mujer?
¿Qué historias de dolor y violencia borra esta pregunta? ¿Qué placeres y goces silencia?
Desde las entrañas de esta pregunta ¿Qué tendría para decir la escuela del fusilamiento de
la Pepa Gaitán, del travesticido de Laura Moyano, de la lucha de las trabajadoras sexuales
de AMMAR, de la muerte de Patricia Solorza (presa por abortar), de los pibes asesinados
por el gatillo fácil, de los cuerpos intoxicados por Monsanto, de los libros enterrados
durante la dictadura y conocidos como “la biblioteca roja”?
¿Qué futuros reconoce esta pregunta? ¿y qué pasados imagina?
¿Qué lugar tiene la apuesta pedagógica de bell hooks -una educadora y teórica feminista
negra- de enseñar a transgredir?
Formular una pregunta nos habla de una política visualizadora ¿cuáles son las imágenes
que esta pregunta compone acerca de lo educativo? ¿qué escapa a esas visiones?
¿Qué lenguaje nos propone hablar esta pregunta? ¿qué heridas provoca? ¿qué le hace a las
palabras esta pregunta? ¿cómo estimula su capacidad extintora de toda ficción, imaginación
y justicia?

Me interesa buscar las torsiones de esa pregunta, abrirla hasta el absurdo, hasta lo
impensable. Hacer de esa pregunta una práctica de conocimiento para expandir el lenguaje
del no saber y las posibilidades de vida que captura. Perturbar la conformidad, habitar la
incomodidad, ensayar la tentativa. Eso aprendí de los feminismos, las disidencias sexuales,
la teoría queer, las teorías trans y la perspectiva decolonial.

Úrsula K Le Guin[2] decía que “La ficción es la imaginación que elabora la experiencia”. En
esa pregunta está en juego nuestro hacer poético como educadorxs, el universo ficcional de
nuestras prácticas, el poder de hacer sentido, de tramar imaginación y lengua de manera
singular. Unx educadorx dispuesto a ser sólo un operarix de las normas, claudica de su
soberanía intelectual y su potencia ética. Entonces, no hay pensamiento pedagógico sin
ficción, no hay sexualidad sin pregunta política, no hay escritura sin acontecimiento
poético. Entonces…

La neutralidad es un dispositivo predatorio de la conflictividad propia del saber.

Y repito
La neutralidad es un dispositivo cadavérico que sostiene el terrorismo heterosexual.

Y repito
La neutralidad es un dispositivo mordaza de la desobediencia epistémica.

Y repito
La neutralidad es un dispositivo policial que aprueba la tortura intelectual y afectiva.

Y repito
La neutralidad es un dispositivo eugenésico que vela por la servidumbre del deseo.

Y repito
La neutralidad es un dispositivo onírico que sueña un mundo sin poesía.

[1] Retomo la pregunta del Ateneo ¿Es neutra la escuela? Educación, género y feminismos.
Organizado por la Escuela de Ciencias de la Educación. Facultad de Filosofía y Humanidades
UNC. Ciudad Universitaria, Córdoba. Jueves 15 de Agosto de 2019.
[2] Escritora de ciencia ficción.

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