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LA TORÁ CON PITTER

Instrucciones y principios para vivir con alegría

Volumen 1

Contiene comentarios a la parashat de la semana y otras lecciones generales

Rabbí Dr. Williams Pitter


www.luz.academia.edu/WilliamsPitter
torainternacional.blogspot.com
www.youtube.com/ToraInternacional
wpitter@gmail.com

Lección No. 1: ¿QUÉ ES LA TORÁ Y CUÁL ES SU PROPÓSITO?

Lección No. 2: EL MISTERIO DEL ÁRBOL DE ACACIA

Lección No. 3: LOS ÁNGELES PUEDEN ESPERAR

Lección No. 4: LAS DOS VESTIDURAS DEL HOMBRE JUSTO

Lección No. 5: EL MISTERIO DEL ROSTRO DEL ETERNO

Lección No. 6: DOS PRINCIPIOS DEL REINO DE LOS CIELOS

Lección No. 7: ¿DEBERÍA SER EL LÍDER TAMBIEN EL TESORERO DE SU CONGREGACIÓN?

Lección No. 8: ¿QUÉ CLASE DE TRABAJO DEBEMOS ELEGIR Y EN CUÁL CIUDAD DEBEMOS VIVIR?

Lección No. 9: UN SOLO CAMINO

Lección No. 10: CUANDO SE DA LA VIDA PARA GANAR LA VIDA

Lección No. 11: ¿QUIÉN ERES?

Lección No. 12: TALENTO Y HUMILDAD

Lección No. 13: SABIDURÍA Y HUMILDAD


LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Lección No. 1: ¿Qué es la Torá y cuál es su propósito?

Shalom amigos! Les habla el Rabbí Williams Pitter y tengo el interés de compartir con Uds. mi fe y esperanza centrada en
la Torá y en la revelación del Mesías. El conjunto de lecciones que he preparado para Uds. la he titulado la Torá con Pitter
y tiene como fin enseñarles instrucciones y principios que les permitan vivir una vida con significado y con alegría, quiera
el Eterno ayudarme en este esfuerzo. La primera Lección la he titulado ¿Qué es la Torá y cuál es su propósito?

En una ocasión leí la historia de un viejo Rabino que estaba muy enfermo, y presintiendo que su fallecimiento estaba
cercano, convocó a todos sus discípulos a fin de anunciarles quien sería su sucesor. El anuncio creó gran expectativa entre
sus discípulos pues querían conocer el nombre del elegido para ser el nuevo rabino de la comunidad. Llegado el día, ya
reunidos, el Rabino les revela que el sucesor sería su joven hijo de apenas 19 años. Muchos no estuvieron de acuerdo con
la decisión pues les parecía que el hijo del Rabino, aunque era un erudito en la Torá, todavía era muy joven para asumir
esas funciones que serían mejor llevadas por alguien de mayor experiencia. Poco tiempo después el joven rabino se entera
de la situación y convoca a su comunidad. Y les dijo, “quiero que escuchen la siguiente parábola. En cierta ciudad se
esparció el rumor que había un lugar lejano en donde había una montaña y en ella estaba un hermoso pueblo integrado
por hombres y mujeres que habían encontrado la verdad y vivían en comunidad, ayudándose unos a otros. Un hombre
que escuchó sobre aquel pueblo se entusiasmó por viajar a ese lugar, y luego de muchos días de camino y subir por un
desfiladero estrecho, llegó a divisar a la montaña y con mucho esfuerzo pudo llegar a ese pueblo. Al llegar allí observó
maravillado el orden y la limpieza del poblado, y los hombres y mujeres parecían muy felices ocupados en sus labores. De
repente observó unos niños y otros jovencitos que correteaban. Y les llamó y con curiosidad les preguntó, cómo había
subido a esta montaña pues a él le había costado mucho esfuerzo llegar allí. Y ellos simplemente le respondieron:
nosotros nacimos aquí”.

La palabra “Torá” proviene de una raíz hebrea llamada “yará” que significa “arrojar, lanzar”, como quien lanza una flecha;
y por ello “Torá” ha sido entendida bajo la metáfora del arte de enseñar al niño en el manejo del arco y de la flecha, con
el propósito que dé en el blanco. Y es por esta causa que la tradición judía entiende que la Torá tiene como propósito
señalar y trazar la senda correcta en la que se debe caminar, nos provee de criterios para distinguir entre lo santo y lo
profano, entre el bien y el mal, y este sentido orienta al niño, al joven y al hombre en los caminos del Eterno, como
repetidas veces se menciona en la propia Torá y en los profetas. Esta idea es reforzada por lo que dice el Salmo 127: 4,5:
“Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su
aljaba de ellos; no será avergonzado, cuando hablare con los enemigos en la puerta.” Si nos percatamos que aquí
estamos en presencia de un paralelismo del pensamiento hebreo del tipo sinonímico, es decir, un pasuk es similar al que
le sigue; notamos, pues, que las saetas o flechas son los hijos y que en ellas están en la manos de sus padres, quienes
son los valientes.

La metáfora de este salmo nos muestra que los hijos son considerados por el Eterno como flechas en las manos de sus
padres, para decirnos que los padres tienen en sus manos a sus hijos, es decir, justo como el valiente ha de apuntar
correctamente para que sus flechas den en el blanco en la batalla, del mismo modo, los padres son los responsables de
dirigir correctamente la vida de los hijos para que éstos alcancen sus objetivos en la batalla de la vida. Por lo que en la
guerra de la fe, y en medio de los enemigos que se presentan para destruirla, él éxito de los hijos para que se dirijan y se
mantengan en los caminos del Eterno y alcancen su objetivo como la flecha del valiente, va a depender grandemente de la
fuerza del arco de su padre y de su destreza para apuntar en la dirección correcta. El viejo Rabino, con su sabiduría y
esfuerzo había preparado una comunidad y su hijo había nacido en ella, lo había entrenado; y llegado el momento lo había
lanzado como una saeta para que alcanzara el blanco al cual lo había destinado.

Tan pronto se captan estas ideas, uno entonces entiende el por qué el Midrash Bereshit Rabbá 1:1 dice que la Torá es
nuestro Tutor, pues la Torá es una instrucción divina diseñada con el propósito de guiarnos por la senda correcta, para
hacernos hombres completos, llenos de esperanza y de alegría (2 Tm 3:16,17). La realización de tal propósito es alcanzado
con la revelación del Mesías, por eso está escrito en Ro 10:4: “El propósito de la Torá es el Mesías, para todo aquél que
cree”. A muchos de nosotros nos ha costado mucho llegar a esta montaña de la redención, pero nuestros hijos han tenido
la bendición de nacer en ella. Quiera el Eterno enviar al Mesías, pronto y en nuestros días, y digan: Amén!
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Lección No. 2: El misterio del árbol de acacia

Shalom amigos! Les habla el Rabbí Williams Pitter, bienvenidos a mi serie de lecciones la Torá con Pitter. En esta ocasión
quiero comentar la perla de la parashat de la semana, que es la parashat Terumá.

En el Talmud se relata una pequeña pero aleccionadora historia. Se cuenta que un oficial romano vio a un anciano judío
sembrando un árbol de higuera, y conociendo ese hombre que la higuera tarda seis o siete años en dar su fruto, se le
acercó y le dijo: “Pareces tonto al sembrar ese árbol, yo creo que nunca vas a comer de su fruto”. Y aquel anciano y sabio
judío le respondió: “No lo estoy sembrando para mí, lo siembro para que mis hijos y nietos puedan disfrutar de sus frutos,
así como yo disfruté de los frutos de la higuera que sembró mi padre”.

Una de las primeras cosas que me sorprende de todas las instrucciones para construir el Mishkán es el asunto de la
madera de acacia. Observe que en Shemot 26:15-29 se dan las instrucciones de hacer las paredes del Mishkán con tablas
de madera de acacia de 10 codos de largo y codo y medio de ancho. El codo era una medida antropométrica usada en la
antigüedad, y en nuestras Biblia equivale a 45 cm aproximadamente; lo que implica que cada tabla de las paredes del
Miskán iba a tener entonces 4 metros y medio de largo, y 67.5 cm de ancho.

Y entonces quise saber sobre el peso de una tabla de acacia con estas dimensiones. Para este asunto consulté con un
Maestro carpintero y amigo, quien me dijo, que si suponemos un grosor mínimo de 3 cm para cada tabla, entonces cada
tabla podría pesar como mínimo unos 100 kilogramos. Bueno, el asunto es que si uno saca la cuenta, las paredes del
Mishkán dan un total como de 60 tablones, lo que da un peso de 6.000 Kilogramos. Es decir, 6 toneladas de madera de
acacia, sin contar la madera que se usó para construir el arca, el altar del incienso, el altar del holocausto, etc.

La pregunta es, ¿de dónde sacaron los israelitas más de 6 toneladas de madera para construir el Mishkán? ¿Del desierto?
Imposible. ¿Hubo un milagro? ¿Y por qué no? Ya que como caía del cielo maná todos los días, no le sería difícil al Eterno
dejar caer seis toneladas de tablas para el Mishkán!! Hubiera sido un espectáculo pavoroso ver caer del cielo esas tablas y
el ruido que provocarían al llegar al suelo; bueno, y contando que no se partieran ni rajaran para que el milagro fuese más
completo. Pero no fue así. La Torá nos cuenta, más adelante, en la parashat Vayakhel, que cuando Moshé convocó a la
gente a hacer donativos para el Mishkán había un grupo de israelitas que tenían madera de acacia! Pues así como habían
muchos que tenían oro y piedras preciosas, pieles de animales, etc., y los traían a Moshé, también está escrito: “TODO
AQUEL QUE POSEÍA MADERA DE ACACIA PARA CUALQUIER OBRA DEL SERVICIO LA TRAÍA” (35:24). ¿Pero de dónde sacó
esta gente tanta madera y además, cómo se les ocurre tener guardada tanta madera para llevarla de viaje? No parece
lógico, si se van a una nueva tierra, lo más natural es llevar sus enseres que más necesitarían, la urgencia de la salida de
Egipto por el asunto de las plagas también ameritaba que las cosas fueran así. Además, la tierra prometida está full de
árboles de buena madera.

Y he aquí la primera perla de esta parashat. El Midrash Shemot Rabbá 33:8, nos cuenta que antes de morir Yaacob
convocó a sus hijos y les transmitió la revelación según la cual, cuando el Eterno los redimiera de Egipto les mandaría a
construir un Santuario. El Midrash Bereshit Rabbá 94:4 nos da otra perla más, nos informa que esos árboles de acacia
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fueron traídos por Yaacob mismo cuando pasó por Bersheba antes de marchar a Egipto , aunque no sabemos que
variedad del árbol de acacia llevaría Yaacob a Egipto.

La tercera perla nos la regala el Midrash Tanjumá Terumá 9, quien nos dice que al llegar Yaacob a Egipto animó a sus hijos
y nietos a sembrar con tiempo estos árboles a fin de que cuando viniera el tiempo de la redención los árboles estuvieran
crecidos y la madera lista para ser cortada, pues la madera de acacia fue el único tipo de madera que sería usada para la
construcción de Mishkán como lo revela esta parashat y las siguientes.

Durante su larga estancia en Egipto, los que creyeron a esta revelación de la tradición oral, entregada desde los tiempos
de la vida del patriarca Yaacob, sembraron y cuidaron estos numerosos árboles de acacia para el futuro Mishkán. Tal vez
muchos de ellos murieron con esa esperanza, pero esos árboles daban testimonio que la redención llegaría tarde o

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Hoy día se tiene información científica que en el antiguo Egipto había muchos árboles de acacia, y ahora, por la información que nos
da el Midrash, la presencia de esos árboles es producto del trabajo de siembra de Yaacob y de sus hijos.
temprano pero sus hijos tendrían todo preparado para la salida de Egipto. Justo como lo planeaba el anciano judío de la
historia que recién les conté, había sembrado para sus hijos.

Con toda esta información que nos brinda la tradición oral podemos ahora tener una mejor visión de los eventos que
transcurrían en la tierra de Goshén. ¡Que gran expectativa habrá tenido aquella gente! Porque, durante el tiempo que
duraron las plagas los benei Israel estuvieron libres de los trabajos forzados en Egipto, y de seguro con mucho entusiasmo
cortaron los árboles de acacia y prepararon las maderas y las montaron en carruajes para el viaje de salida! ¡Que emoción!

Esa era la revelación que ellos tenían y con Emuná trabajaron para hacer el trabajo que ahora Moshé les estaba
ordenando, ya que estaban en la víspera de la redención y había llegado el tiempo de cortar la madera de acacia que
habían sembrado Yaacob y cuidado sus ancestros. Vemos pues, que los benei Israel no estuvieron ociosos en Goshén
mientras el Eterno destruía al resto de Egipto con sus plagas que duraron casi un año, los más fieles de ellos estaban
haciendo los preparativos para la redención que pronto habían de recibir. Mientras los hombres cortaban y preparaban las
maderas para el viaje, daban gracias al Eterno por los árboles que habían sembrado sus padres!

Aquel sabio judío de nuestra historia sabía que todo tiene su tiempo debajo del sol. Y así lo enseña el Mesías cuando
enseña sobre la víspera de la redención: “De la higuera aprendan la parábola: cuando su rama está tierna, y brotan las
hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando vean todas estas cosas, conozcan entonces que está
cerca, a las puertas, la redención” (Mt 24:32,33).

Amados, por las cosas que están pasando hoy tenemos clara evidencia que nuestro exilio en este mundo está pronto por
finalizar. Nuestros ancestros, sembraron con lágrimas y sufrimiento los árboles de nuestra de fe, para que ahora nosotros,
nos aprovechemos de esta bendición y construyamos un santuario kosher de madera de acacia2, no de otro tipo de
madera, sino la madera que el Eterno escogió, y así estemos en condiciones para que su Shekiná more con nosotros, hasta
que el Eterno envíe al Mesías, pronto y en nuestros días, y digan: Amén!!.

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Para las características de la madera de acacia ver: https://www.jardineriaon.com/cuales-son-las-caracteristicas-del-arbol-de-
acacia.html
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Lección No. 3: Los ángeles pueden esperar

Shalom amigos, bienvenidos a la Torá con Pitter, la lección No. 3 que quiero compartir con Uds. tiene la intención de
comentar un episodio del Nuevo Testamento y lleva por título Los ángeles pueden esperar, y tiene como punto de partida
una hermosa y sorprende historia de la vida del Rabino Israel Meir Hacohen, mejor conocido como el Jafetz Jaim.

Se cuenta que un viernes en la noche el Jafetz estaba sentado en la mesa para iniciar la cena del kabbalat shabbat, junto
con un grupo de discípulos y algunos invitados. Como Uds. saben, el seder u orden de esta cena comienza con el cántico
Shalom Alejem, un cántico por medio del cual se da la bienvenida a los ángeles del Eterno a nuestro hogar y cantan otras
alabanzas, luego sigue el cántico o la recitación sobre la mujer virtuosa, después la bendición a los hijos, el kidush y por
último el lavamiento de las manos y la bendición al Eterno por el pan y entonces procedemos a la cena propiamente dicha.
Pero esa noche el Jafetz Jaim, para sorpresa de muchos, no siguió orden antiguo, alteró la normativa tradicional y fue
directamente a recitar el kidush, y siguió con el orden ya establecido y al finalizar de comer no dijo el birkat hamazón, sino
que procedió a cantar el Shalom Aleijem y demás cánticos y rituales que precedían el Kidush, por donde precisamente
había empezado el Jafetz Jaim, y al final, entonces si recitó el birkat hamazón.

Luego, al despedir a los invitados, en privado los discípulos le preguntaron a su Rabino Jafetz Jaim por qué había alterado
el seder del shabbat, pues tenía que haber empezado dándoles la bienvenida a los ángeles con el cántico del Shalom
Alejem y luego seguir el orden ya conocido. Entonces el Rabino Jaim les explicó que uno de sus invitados había tenido una
larga jornada de viaje y con algunos tropiezos, y había llegado a su casa casi al comienzo del shabbat, y además no había
comido nada por el camino. Por lo que Jafetz determinó que el orden inicial del seder del shabbat podía suspendido
puesto que era prioritario atender la necesidad de alimentos de uno de sus invitados; porque los ángeles no pasan
hambre, y ellos pueden esperar hasta que le demos la bienvenida.

Amados, es cierto, el necesitado o el hambriento no puede esperar, los ángeles pueden esperar, y aun otros deberes
religiosos también pueden esperar o ser suspendidos cuando hay una necesidad que cubrir o alguna persona pobre que
ayudar. Debemos hacer todos los esfuerzos que estén a nuestro alcance para cumplir esta mitzvá.

Esta sensibilidad del Rabino Jafetz Jaim, ya había sido puesta de manifiesto por nuestro Mesías en un episodio que se
encuentra registrado en el capítulo 12 del libro de Mateo, allí surgió una disputa halájica o una controversia entre un
grupo de Rabinos fariseos y el Rabí Yeshua de Nazaret acerca de cómo debería guardarse mejor el shabbat. No se trata en
ningun caso que Yeshua estaba invalidando al shabbat como algunos piensan.

Los discípulos del Rabí Yeshua estaban por unos sembradíos la tarde de un shabbat y teniendo hambre comenzar a
arrancar espigas de trigo y comer, pero los fariseos le objetaron pues estaban profanando el shabbat pues el arrancar
espigas estaba prohibido por las leyes del shabbat de la tradición oral. Pero note lo siguiente, primero lo que no era lícito
era arrancar las espigas, no el acto de comer los granos de trigo; eso es lo central de la objeción farisea. Segundo, note
también que Yeshua no refuta esa ley del shabbat, sino que más bien da dos ejemplos contundentes.

En un ejemplo, les muestra que una de las leyes de la Torá fue suspendida para dar alimentos al hambriento, pues la Torá
ordena que solo los sacerdotes del Templo pueden comer el pan de la Presencia que permanece en el Lugar, pero los
sacerdotes, en vista de la necesidad presente, le dan de ese pan a David y a sus amigos. En el segundo ejemplo, el Mesías
les dice que los sacerdotes del Templo profanan el día de reposo, pues no descansan como los demás judíos, pues es su
deber ofrecer también en shabbat los sacrificios por la expiación del pecado. Con ello quiero decir que el shabbat puede
ser suspendido en aras de la salvación del hombre. La enseña central que el Rabí de Nazaret le dio a aquellos Rabinos es
que si los preceptos de la Torá pueden ser suspendidos en casos extremos de necesidad, cuanto más la ordenanza
rabínicas sobre las leyes de shabbat.

De la lección que el Rabbí Jafetz Jaim aprendimos que los ángeles pueden esperar para darles la bienvenida, si uno de
nuestros invitados, o incluso de la familia no ha comido o ha comido mal durante el día. Del Rabbí de Nazaret aprendimos
una lección más profunda, que el honor que le brindamos al Eterno en shabbat puede esperar o ser suspendido cuando
alguien esté en extrema necesidad. Y finalmente, la enseñanza central que conecta la lección del Rabí Jaim con la del Rabí
Yeshua, es que debemos anteponer el espíritu de la ley a la letra de la ley; y así bendecimos al prójimo, si invertimos esto,
nos volvemos unos religiosos y legalistas, dañándonos a nosotros y a nuestro prójimo. Y a esto precisamente se refería
Pablo cuando dijo: “la letra mata, pero el espíritu vivifica”.

Tengamos presentes esas lecciones, los ángeles pueden esperar, y aun nuestros deberes religiosos pueden esperar o
pueden ser suspendidos cuando nuestro prójimo requiera de nuestro auxilio, hagamos siempre, y asì esperemos que el
Eterno envía al Mesìas, pronto y nuestros días y digan Amèn.
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Parashat Tetzavé
Lección No. 4: LAS DOS VESTIDURAS DEL HOMBRE JUSTO
Rabbí Dr. Williams Pitter

Se cuenta de un soldado del rey de Rusia que estaba parado en el sol guardando su puesto en la orilla del río. Y debido al
fuerte sol que hacía, se le ocurrió la idea de aprovechar la calma y meterse en el río a refrescarse. De repente escuchó el
sonido de trompeta anunciando la llegada del Zar o rey de Rusia. No tuvo tiempo para vestirse y se paró en su puesto
completamente desnudo. Cuando el carruaje del rey pasó por el lugar, el rey mandó parar el carro para averiguar por qué
el soldado estaba parado ahí, vestido tal como llegó al mundo. “¿Sabes el castigo que te corresponde por semejante falta
de respeto?” preguntó el rey. “Su Majestad,” respondió el soldado, “¿Qué es lo que realmente necesita en el puesto, a mi
o a mi ropa? ¡Para los efectos de vigilancia, yo estoy en mi puesto cumpliendo con mi deber!, mi ropa no hace falta para
eso”.

El soldado tenía parcialmente razón, lo importante era él no su ropa, pero las leyes del recato público y la ley militar que
estipula la clase de ropa que ha de llevar el soldado en determinado momento lo condenaban. Esa no era la manera de
presentarse ante un Rey. Amados, la manera como nos vestimos envía un mensaje a la gente acerca de nuestros gustos,
del recato que tenemos, y hasta del oficio que desempeñamos, y a veces revela también nuestra condición social por la
calidad o caro de la confección de nuestra ropa. Por otro lado, nosotros debemos observar las reglas del tipo de ropa
adecuado que necesitamos vestir para cada ocasión. En resumen, de una manera u otra, nuestra vestimenta refleja
nuestra personalidad.

En la parashat Tetzavé vemos una amplia descripción de la vestimenta del kohen gadol y también la de los sacerdotes. Por
ejemplo, la ropa de los sacerdotes regulares estaba integrada por cuatro tipos de vestidos e indumentarias, en cambio la
ropa del kohen gadol era más espléndida con oro, plata y piedras preciosas distribuidas armoniosamente en ocho
vestiduras. El cohen gadol tenía además la instrucción de vestir un tipo de ropa adecuada según la ocasión. Por ejemplo;
durante los 364 días del año el cohen gadol oficiaba entre el atrio exterior y el lugar santo del Templo vestido con sus
ropas de galas; pero en Yom Kippur, solo vestía unas sencillas prendas de lino blanco. ¿A qué se debe la diferencia?

Intentaré explicar esta diferencia de vestuario citando otra porción de esta parashat cuyo contenido ha intrigado a los
Rabinos y estudiosos de Torá, así está escrito; el Eterno le dice a Moshé: “Harás vestimentas sagradas para tu hermano
Aarón, para su honor y para su gloria”. (Ex 28:2), Luego, en el versículo siguiente, la instrucción es diferente: “Y hablarás a
todos los hombres sabios de corazón, a quienes he llenado de espíritu de sabiduría, y ellos harán las vestimentas de
Aarón” (Éxodo 28:3). La conclusión que han sacado los Rabinos es que el cohen gadol debe llevar dos tipos de vestiduras:
Las primeras iban a ser hechas por Moshé, y tales vestiduras serán para su honor y su gloria; las segundas vestiduras iban
a ser hecha por expertos sastres; y estas son las vestiduras cuyas descripción leemos a lo largo de esta parashat y que
mencionamos hace un rato.

Pero las vestiduras que Moshé iba a tejer para el cohen gadol no aparecen por ninguna parte. Bajo esta interpretación los
jajamim piensan que Moshé era el hombre idóneo para enseñarle a Aharón las cualidades que deberían adornarle: que las
vestiduras que dan honor y gloria al hombre, son la humildad y el temor de Dios, como bien lo enseña Pirket Abbot o Ética
de los Padres (6:1) que esas son precisamente las vestiduras de un hombre justo.

Por tanto, las vestiduras exteriores de gala, adornadas con oro y piedras preciosas y que deslumbraban a todos, era un
impresionante símbolo del elevado rango del cohen gadol y de la autoridad que le era conferida; pero las vestiduras
interiores, diseñadas y modeladas por Moshé, eran según la Torá: la que le daban gloria honor. De aquí es claro que las
vestiduras exteriores que deslumbraban a todos debería ser el reflejo de la vestidura interior de un carácter elevado de un
justo que despertara admiración e inspiración a la gente. Otro Rabino nos da el interesante comentario que las ropas
externas servían para recordarle a Aharón la calidad de sus ropas internas.

Ahora bien, llegaba un día al año, Yom Kippur, en el cual el cohen gadol tenía que despojarse de la gloria de sus ropas
exteriores y vestir ropas sencillas de lino blanco, como la de los otros sacerdotes. Ahora bien, esta nueva vestidura
exterior era la indicada para entrar en audiencia privada con el Dios de Israel en el Lugar Santísimo. Es como si el Eterno le
dijera, “cuando te conduzcas en el mundo delante de los hombres, tu vestimenta externa debe ser un reflejo de tu
vestimenta interna, los adornos exteriores han de ser una representación de tu carácter justo; esto por causa de los
hombres, para impresionar sus corazones para que crean en Mi por medio de ti, y sean inspirados por ti. Debes
mantenerte enfocado y coherente. Pero cuando vengas a Mí, no necesitas impresionarme con tus vestiduras de gala, ven
con la sencillez y limpieza de tu corazón como la del resto de tus compañeros, pero lo único que te permite entrar en mi
presencia son las vestiduras de Moshé, la de la humildad y del temor de Dios, para que salgas vivo de acá. Nunca
abandones esas ropas”.

Hay un viejo proverbio que: “El hábito no hace el monje”; eso es verdad, pero el monje debe comportarse como un monje
y llevar el hábito de monje, pues ropa le indica a la gente quien es y a quien sirve, pero su carácter es lo que último
determina si su vida es coherente con su ropa.

Amados, posiblemente muchos de nosotros usamos trajes baratos y otros, tienen la bendición de tener mejores vestidos,
pero en cualquier caso todos deben estar limpios y bien presentables, y además, todos deben llevar sin distinción social
alguna, o de rango o de autoridad las ropas que Moshé hizo para el cohen gadol, su hermano, la de un carácter de un
hombre o mujer humilde y con temor del Eterno.

Estas ropas, son una alusión a la justicia perfecta del Mesías, las vestiduras que él diseñó y tejió para nosotros por medio
de Su aflicción y muerte, y nos la ofrece completamente gratis, el ya pagó el precio por ellas. Despojemos de nuestros
harapos y vistámonos con las ropas del Mesías (Zac 3:1-10).

Estas vestiduras blancas, que representan los méritos del Mesías, nos servirán para presentarnos, no en el Lugar Santísimo
del Templo, sino en el día del juicio, en un Rosh Hashana de un cercano futuro. Compra por la fe esas vestiduras (Ap 3:18).
No puedes darte el lujo de presentarte desnudo ante el Rey, como aquel tonto soldado que pensaba hacerle creer al rey
de Rusia que estaba cumpliendo con su deber. Mientras ese día llega, roguemos al Eterno que nos preparemos con las
vestiduras adecuadas para la ocasión, hasta que el Mesías venga, esperando que sea pronto y en nuestros días, y digan
Amén.
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Parashat Ki Tisá
Lección No. 5: EL MISTERIO DEL ROSTRO DEL ETERNO
Rabbí Dr. Williams Pitter

Shalom amigos, bienvenidos a la Lección No. 5 de la Torá con Pitter, en esta ocasión nos toca estudiar la Parashat Ki Tisá,
que va del 30:11 hasta 34:35 del libro de Éxodo.

Esta porción de la parashat Ki Tisá contiene varios de los más grandes enigmas de la Torá, y a lo largo de la historia han
sido objeto de muchos comentarios de grandes rabinos tanto de la antigüedad hasta los tiempos modernos. Para resumir,
podríamos decir que todos estos enigmas giran en torno al rostro o cara del Eterno. La Torá relata en Ex 33:11 que Moshé
se reunía con el Eterno en la Tienda del Encuentro, y allí hablaba con el Eterno “cara a cara, panim al panim, como habla
un hombre a su prójimo”. Acá la palabra “cara” no es una traducción apropiada pues la palabra hebrea “panim” significa
literalmente “rostros”, en plural, pues según el pensamiento hebreo los seres humanos vamos cambiando el rostro desde
el nacimiento hasta la vejez, incluso, también nuestro rostro cambia según nuestro estado de ánimo.

En principio, en este pasuk la Torá nos parece comunicar la idea que Moshé no era como lo demás profetas que recibían el
mensaje divino por medio de sueños, en estados de trance, o por medio de una voz, e incluso se desmayaban o caían de
rodillas cuando el Eterno se les revelaba. Moshé tenía literalmente una conversación con el Eterno como cualquiera que
habla con un amigo, él le preguntaba sobre sus inquietudes personales o le preguntaba sobre una duda acerca de las
instrucciones que había recibido y el Eterno le contestaba, y manifestaba más bien gozo por la revelación que había
recibido. Sin embargo, más adelante, en Ex 33:13, Moshé le hace una petición insólita y enigmática: “..si por favor, he
encontrado gracia en tus ojos hazme conocer, por favor, camino, y Te conoceré para encontrar gracia a tus ojos”. ¿Qué
quiere decir Moshé que quiere conocer el camino del Eterno y cuando lo conozca entonces él va a saber cómo encontrar
siempre gracia ante el Eterno? Parece que Moshé sabe algo o intuye algo que nosotros no conocemos ni vislumbramos
por lo menos. Dejemos esto acá por un rato.

Luego, al concederle el Eterno la petición a Moshé (Ex 33:14-17), este entonces añade: “Muéstrame, por favor, tu gloria ”
(33:18). Al comparar este pasuk con el anterior es claro que “el camino del Eterno”, sea lo que sea o lo que signifique,
constituye la gloria de Hashem. Ahora el Eterno le aclara como va a ocurrir esa revelación asombrosa, pero parece que la
aclaratoria es más difícil de entender todavía: “Yo haré pasar…” (), y remata con la siguiente advertencia: “No podrás ver
mi rostro, porque no me verá alguna persona y vivirá… verás mi espalda pero no mi rostro” (Ex 33:20-23). Y este punto,
esta última parte entra en abierta contradicción con el pasuk que leímos al principio: que Moshé hablaba cara a cara con
Moshé, y ahora en esta nueva revelación dice que le va a ocultar su cara su “panim”, para traducirlo literalmente.

Los jajamim explican, que la palabra hebrea “panim” como todas las palabras hebreas tiene varios significados, y el
contexto determina el significado de una palabra, caso que también tenemos en nuestra lengua española. En el primer
caso, la expresión “panim al panim” significa una revelación clara y directa, el Eterno, como un buen amigo siempre estaba
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dispuesto a responder a todas las inquietudes de su vida . “Panim” en referencia al Eterno significa lo que él puede revelar
o dar a conocer a sus profetas. No obstante, ante esta nueva inquietud: “la de conocer los caminos del Eterno” el Eterno
se niega al típico modo de revelación “panim al panim”, pues lo que Moshé pide es muy profundo, está escondido, y allí
en el misterio de Dios no puede penetrar ningún hombre, y quien lo haga muere. En este contexto, “Panim” significa Su
Luz admirable que nadie puede contemplar, los secretos en los cuales ningún hombre puede penetrar.

Pero en su gracia, el Eterno le va a permitir ver su “espalda”, que parece también otro misterio. ¿Qué es lo que ha pedido
Moshé entonces para que el Eterno le de semejante respuesta? La sabiduría judía, por medio de Midrash Tanjumá, al
comentar sobre la solicitud de Moshé nos enseña: “Moshé deseaba comprender aquella sabiduría del Eterno que le
permite a él discernir dar a cada persona lo que sea mejor para ella, ya sea en forma de recompensa o en forma de
castigo, es decir, a Moshé le preocupaba los designios del Eterno, es decir, su camino, cuál es la decisión más sabia para
tomar con respecto a una persona o con respecto a un pueblo y que momento preciso ejecutarla; cómo discierne con
sabiduría para ejecutar sus juicios en cada caso particular sin que ello afecto la libre decisiones de los hombre”.

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Dr. Yair Barkai, “Face to Face, Hart to Hart”, https://www. biu.ac.il/JH/Parasha/eng/kitisa/bar.html
Es esto lo que pedía Moshé, y a esta inquietud muy humana de Moshé el por qué y el cómo actúa Hashem, el Eterno le
dice: “No puedes saberlo, esa es mi gloria, y en este caso, no hay revelación “panim al panim” como antes”. Por tanto, el
Hester Panim, significa acá, el ocultamiento del Rostro del Eterno, es decir, los secretos insondables de la sabiduría del
Eterno a quien a ningún se le concede escrutar, como bien dice Rav Shaul en el contexto del tropiezo de Israel y como
ahora los gentiles son llamados: “!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán
insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! …” (Rm 11:33-36). Esto es sencillamente fantástico, pero aún no
he terminado, lo mejor está por venir.

Una vez aclarado estos dos misterios, nos queda ahora penetrar en el significado de aquello que es lo único que Hashem
le puede conceder a Moshé: le mostrará “su espalda”. A fin de entender esto último, y que nos ayudará también a aclarar
mucho más lo que anteriormente ya hemos entendido, quisiera contarles una historia del Talmud que encontré y que me
4
parece fantástica . Se cuenta que un Rabino llamado Rav era a su vez discípulo de un Rabino mucho mayor y más sabio
que él llamado Rabbí Meir. Rav cuenta que en aquellos tiempos todos los discípulos de Rabbí Meir en círculos alrededor
de él, y era natural que algunos solo veían la espalda del Rav, entre los cuales se encontraba el Rabino Rav. Y este Rabino
cuenta que si él se hubiese sentado enfrente del Rabino Meir su entendimiento de la Torá hubiese sido más profundo,
pues si hubiese tenido el privilegio de ver el rostro de su Rabino cuando enseñaba hubiese captado la fuerza de sus
explicaciones al cambiar las expresiones de su rostro y sus gestos, sonriendo o poniéndose serio según la naturaleza de la
enseñanza que impartía.

Lo que Rav nos quiere decir, es que ver el rostro de su maestro le añadía la revelación extra necesaria para completar su
entendimiento de la Torá, y el hecho de que le estuviera oculta implicaba que no podía penetrar más allá de las palabras
que había escuchado a sus espaldas. Y esta la experiencia que justamente el Eterno quiere comunicarle a Moshé, vas a
obtener solo a una revelación parcial de mis caminos, de la manera como yo actúo: solo verás mi espalda cuando quieras
saber parte de lo que yo quiero que sepas acerca de Mi gloria y mi Luz admirable.

Muy bien, y he aquí la otra perla, incluso más preciosa y grande que las anteriores. Comentando al respecto, el Rabbí Or
Hayyim nos dice, que todos los hombres desean conocer de su Luz y de su ser, adentrarse en los misterios de los caminos
del Eterno, pero esto es imposible, como se lo hizo entender a Moshé Rabbenu, sin embargo, el Eterno preparó un velo a
través del cual uno podría vislumbrar algo de su inmensa gloria. Ese velo, es llamado ahorayim, no es una revelación
profética, es una parte del Eterno que Él dará a conocer.

En Hebreos 10:20 enseña: “Así que hermanos, teniendo libertad para entrar en los lugares santos por la sangre del Mesías,
por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es de su carne..”. En otras palabras, “el velo” en la
antigua tradición judía es una alusión al Mesías, del sacrificio de su vida que nos permitió contemplar un poco más la
gloria del Eterno.

Por tanto, la espalda del Eterno es una alusión a la encarnación del Mesías, la gloria del Eterno velada por su humanidad,
quien nos daría a conocer más de la Luz admirable del Padre, y por eso el rey Ezequías al conocer por medio del profeta
Isaías que sanaría de su enfermedad declaró: “He aquí que amargura grande me sobrevino en la paz, más a ti te agradó
librar mi vida del hoyo de la corrupción; porque echaste tras tus espaldas todo mis pecados” (Is 38:17). Es decir, lo que
ahora conocemos del carácter del Eterno y de su trato con los hombres, lo conocemos a través del Mesías, la espalda del
Eterno, la revelación. A quien esperamos en toda su gloria pronto y en nuestros días y digan Amén!!

4
Citada en Sforno, comentario a la Torá. Traducida y explicada por Rabbí Raphael Pelcovitz. Mesorah Publications, 2004,
p. 473.
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Lección No. 6: DOS PRINCIPIOS DEL REINO DE LOS CIELOS
Rabbí Dr. Williams Pitter

Shalom amigos, bienvenidos a la Lección No. 6 de la Torá con Pitter, una serie de enseñanzas dedicadas al estudio de la
Torá a fin de extraer principios y lecciones para nuestra vida. La Lección No. 6 la he titulado DOS PRINCIPIOS DEL REINO DE
LOS CIELOS.

Hace como cinco años atrás, nuestro Rabino y líder de nuestra de red de sinagogas de Venezuela convocó a los diversos
líderes de las regiones a una reunión en Caracas. Y una de las conferencias centrales la dictó, quien para entonces era su
mano derecha, y el título de su conferencia era, según me acuerdo: Las credenciales de un líder judío. Tomando como
base lo que está escrito en el Capítulo 3 de la primera epístola de Pablo a su discípulo Timoteo, que dice así:….

Al escuchar esta descripción todos nos quedamos mudos, viendo la pantalla de la proyección en donde esta esa porción
bíblica que describe las características que Pablo exigía a los líderes de las sinagogas, porque sabíamos que todos
estábamos fallando en uno o varios de los puntos allí señalados. Entonces, uno de los líderes, un médico brillante y
excelente amigo, alzó la mano y dijo: “de todas esas características yo solo cumplo con una: marido de una sola mujer”, y
todos nos echamos a reír por la genial ocurrencia del doctor; pero yo le repliqué y dije: “yo ni siquiera cumplo con esa,
porque no estoy casado”, bueno, todos nos echamos a reír también otra vez.

Pero esta simpática anécdota es un asunto serio. Pues al meditar sobre el asunto, la lógica básica en estos casos, es que si
se pide una lista de requisitos como las que menciona Pablo a Timoteo, e incluso, si se pide una lista de requisitos para un
puesto en una empresa y si falla en uno de ellos, la persona está descalificada: no sirve para ser el líder de una
congregación y ni tampoco obtendrá el empleo. Cualquiera podría estar de acuerdo con esa inferencia elemental porque
así opera y funciona el razonamiento lógico de la cultura occidental en la que hemos sido formados.

Pero en el pensamiento hebreo no es así, la persona no es descalificada porque ha fallado por lo menos en un requisito,
sino porque si falla o no cumple en un punto se considera que ha fallado también todos. Esta lógica se basa en el hecho,
que los requisitos que se le exigen a un líder de una congregación, son vistos en el pensamiento hebreo con una unidad
integral e indivisible, cada una de las partes están relacionadas entre sí. Este principio de retribución de la justicia divina,
lo encontramos claramente en el libro de Santiago 2:10: “Porque cualquiera que guardare toda la Torá pero ofendiere en
un punto se hace culpable de todos…”.

Por ejemplo, si una esposa le está siendo infiel a su marido es natural pensar que solo es culpable del pecado de adulterio
y nada más. No es así, pues la persona viola el precepto que dice “no tendrás otros dioses delante de mí”, pues la adúltera
al dar riendas sueltas a sus pasiones ella misma se ha convertido en un dios al servirse a ella por encima del Eterno,
también viola el precepto “no codiciarás” porque desea sexualmente a un hombre que no es su esposo, también viola el
precepto de shabbat aunque prenda las velas y haga pan jalá, porque cuando le recite el esposo la porción de mujer
virtuosa, el gozo del shabbat se esfuma de inmediato porque tiene que fingir lo que no es y en su mente o se va a sentir
atormentada o no le importará comportarse de manera hipócrita, es obvio que no está santificando el shabbat, etc. Y para
escapar de esta situación de angustia mental de cada viernes por la noche buscará cualquier excusa para no estar en la
casa esa noche. Y así podemos seguir vinculando el precepto del adulterio con la ofensa que le está haciendo al resto de
los mandamientos.

La Torá es una unidad, como un inmenso lienzo de hilos entretejidos, dañar uno de sus hilos es desgarrar toda la tela. Este
es el principio de retribución divina, si violas uno de los preceptos de la Torá, se considera como si hubieses violado todos
en virtud de la unidad indivisible de la Torá, por esta razón, cuando nuestros primeros padres violaron el precepto de no
comer del árbol prohibido el mundo se vino abajo, se corrompió la naturaleza humana y toda la flora y la fauna se
deterioraron, etc.

Ya hemos visto una cara de la moneda, que es el principio de retribución divina, veamos ahora la otra cara de la misma
moneda. El talmud cuenta que cuando R. Gamaliel leía la lista de virtudes dignas de alabanza que están en el Salmo 15, y
que deben ser requeridas de un talmid jajam o líder de una sinagoga, él lloraba, diciendo, "¿Quién podría adquirir todas
éstas?" R. Akibá, por otra parte, se reía. "¿Cómo es que tú estar tan feliz ante la precisa cosa que a mí me hace llorar?" R.
Gamaliel lo interrogó. R. Akibá explicó, "La Torá declara (Vaikrá 11:31), 'Estos son tamé (impuros) para vosotros entre las
criaturas que se arrastran,' listando un número de insectos. La Torá concluye con la advertencia (íbid 18:24), 'No os
impurifiquéis vosotros mismos con todos estos.' Estas palabras parecen implicar que una persona se vuelve impura
cuando toque a todos de los insectos listados. De hecho, la ley o halajá es diferente. Un Judío que toca siquiera uno de
ellos, y siquiera el más diminuto de los insectos entre ellos, se vuelve impuro. Él es considerado como si los hubiera
tocado a ellos todos. Este es justo otro ejemplo del principio de retribución divina.

Y entonces añade un principio de la tradición judía, que era precisamente la base de su risa. “Nosotros sabemos el
principio de que la medida proporcional de la recompensa de Hashem es mucho más grande que Su castigo”. ¿Qué
quiere decir Rabí Akiba?. Rabí Akiba nos está enseñando el principio que la recompensa por nuestra fidelidad que nos da
el Eterno por su gracia es mucho más grande que la justicia retributiva, aquella que nos da el Eterno cuando nos disciplina.
Pensemos, ¿Dónde está ejemplificado este extraordinario principio? En la Torá está escrito, lo que una vez dijo
públicamente en el monte Sinaí: “Yo castigo la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera cuarta generación de
los que me aborrecen, pero hago misericordia a miles de los que me aman y guardan mis mandamientos” (Ex 20). Aquí
el Eterno no está hablando de maldiciones generacionales, nada que ver, simplemente está revelando su manera de
actuar, que hay un contraste en la manera cómo juzga a los hombres según sus obras, su gracia cuando recompensa es
mucho más grande que su justicia cuando castiga. Era a esto a lo que se refería precisamente Rabí Akiva cuando le dijo a
Rabbí Gamaliel: “Nosotros sabemos el principio de que la medida proporcional de la recompensa de Hashem es mucho
más grande que Su castigo”.

Ahora continuemos escuchando a Rabí Akiva cuando le termina de aclarar la razón por la cual se ríe de la preocupación de
Rabbí Gamaliel por lo que dice el Salmo 15. “¡Si una persona que tocó sólo un insecto impuro es considerada como si los
tocó a todos ellos, ciertamente que un hombre que adquirió siquiera una de las enumeradas virtudes de carácter es
considerado por el Todopoderoso como si él las poseyera a ellas todas!", porque todas ellas son una unidad indivisible y
cuando se adquiere una, por la unidad que hay entre ellas, nos impregnamos también de las otras. Como vemos, su
misericordia es mucho más grande que su justicia. Y entonces, dijo Rabbí Gamaliel "Tú me has consolado, Akiba, me has
consolado”.

Amados, Pablo nos explica en Romanos 5 que un solo pecado de un hombre trajo la destrucción del mundo entero, pero
cuando abundó el pecado sobre abundó la gracia, es decir, por el extraordinario esfuerzo del Mesías en mantener su
fidelidad al Eterno aseguró la posibilidad de perdón y vida eterna. Por eso está que las aflicciones del tiempo presente,
incluso la enfermedad y la muerte del justo, no son nada comparable con la gloria que en nosotros habrá de manifestarse.
En el mundo venidero nos daremos cuenta con plenitud que merecíamos la muerte eterna por nuestras faltas, pero un
acto de fe genuina nos dio la vida eterna, una gracia inmerecida que es mucho más grande que su justicia retributiva la
cual si merecíamos. La inauguración de este mundo comenzará con la venida del Mesías a quien esperamos, venga pronto
y en nuestros días, y digan: Amén!
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Parashat Vayakhel-Pecudei
Lección No. 7: ¿DEBERÍA SER EL LÍDER TAMBIEN EL TESORERO DE SU CONGREGACIÓN?
Rabbí Dr. Williams Pitter

Hay dicho venezolano que dice: cuentas claras conservan amistades, este refrán nos quiere enseñar que la transparencia
en el manejo del dinero conserva la amistad entre aquellos que han establecido algún tipo de relación de negocios. Yo
añadiría que también conservan la reputación. Por otro lado, tenemos otro dicho acá en que Venezuela que advierte de
poner a manejar dinero u otros tipos de recursos materiales a personas que uno ya tiene conocimiento que no son de
confianza, este refrán dice lo siguiente: “No se puede poner a un zamuro a cuidar carne”.

La historia que voy a contar nos muestra hasta qué punto es éticamente correcto poner de tesorero al líder de una
congregación. En cierta ocasión escuché la historia de un pastor que motivó a su iglesia para recoger fondos para construir
un Templo para que todos se congregaran. Bueno, la gente se entusiasmó comenzó a entregar sus ofrendas y el pastor y
su esposa se encargaron de recoger todo el dinero y cobrar los cheques pro-templo. La sorpresa fue, que algunos meses
después el pastor le comunica a sus feligreses que él, su esposa e hijos se van de vacaciones a Israel. Todos se alegraron.
Al regreso del viaje el pastor le trajo algunos regalitos a su gente y les informa sin vergüenza alguna que él había sufragado
los gastos del viaje con el dinero que se había destinado para construir la iglesia. Sin comentarios…

En este punto creo conveniente citar lo que comenta el Midrash sobre la conducta de los hombres y sus consecuencias:
“Cuando Rabbí Tanjumá comenzó su disertación (sobre el pasuk de Shemot 38:21) el citó: El hombre de fidelidad es de
muchas bendiciones, más el que se apresura a enriquecerse no quedará impune (Prov 28:20)” (Shemot Rabbá 60:1). Tú
encontrarás que Dios siempre trae bendiciones por la mano de un hombre que es fiel, pero el que no es fiel y se apresura
a enriquecerse no quedará impune. Un hombre fiel, se refiere a Moshé, que era el hombre de confianza del Eterno, pues
así está escrito de Moshé: Mi siervo Moshé…es fiel en toda mi casa (Nm 12:7).

En virtud de esto mi comentario a las parashot Vayakhel y Pekudé lleva por título: ¿DEBERÍA SER EL LÍDER TAMBIEN EL
TESORERO DE SU CONGREGACIÓN?

En el ciclo anual de lecturas que seguimos en este año leemos juntas las parashot Vayakhel (35:1-38:20) y Pekudé (38:21-
40:38), y vamos a estudiar la conducta de Moshé que se describen en estas parashot en sus funciones de líder de la
congregación de Israel. En la parashat Vayakhel Moshé convoca a los hijos de Ysrael a traer la ofrenda para la construcción
del Mishkán (35:4-20), y el pueblo responde con entusiasmo trayendo una rica diversidad de ofrendas (35:21-29).

Con respecto al manejo de todas ofrendas y donativos, nótese que la Torá dice que Moshé recibía todos los aportes
(35:21-29); es decir, Moshé era el Libertador de Ysrael, Profeta, Pastor, Maestro de Torá, y ahora también es el tesorero!!
Considerando nuestros tiempos, y con tanto casos de corrupción y abusos de autoridad que hemos leído, tanto monopolio
de poder con todos estos cargos que tiene Moshé, y aun la tesorería, no parece correcto. Aún más, Moshé es también
quien designa a los hombres que van a trabajar con esas ofrendas (35:30-36:1-3). Tal concentración de poder es una gran
prueba para Moshé. Tal vez no cuestionemos la decisión del Eterno de nombrar a Moshé el tesorero. Sin embargo, es
importante que indaguemos un poco sobre las razones que tuvo el Eterno para designar a Moshé, ¿acaso no habían otros
hombres confiables? ¿Qué credenciales o que méritos tenía Moshé para que fuera elegido el tesorero?

Ya había un precedente que calificaba a Moshé como tesorero. Recordemos, cuando por medio del mismo Moshé el
Eterno se dieron instrucciones de pedir oro, plata, piedras preciosas, etc., al pueblo de Egipto, de seguro, muchos de los
israelitas se apresuraron con codicia a expoliar a los asustados egipcios, otros lo hicieron con otra actitud, la de ser
indemnizados por el abuso de la esclavitud de los egipcios. Pero Moshé no tomó ninguna de estas dos actitudes, él
personalmente se encargó de buscar los huesos de Yosef, a fin de cumplir la promesa que le hicieron sus ancestros…Todos
los israelitas salieron ricos de Egipto, con las manos llenas de oro y plata, ¡pero Moshé llevaba en sus manos los huesos de
Yosef!. Por su integridad, por este gesto de desprendimiento extraordinario, al considerar los huesos de Yosef como su
mayor tesoro, fue elegido por el Eterno como el tesorero del pueblo de Ysrael. Es más, si se hubiese realizado una
auditoría, como se dice ahora, en todas las tiendas israelitas, se encontraría que todos los hebreos tenían toda clase de
joyas y metales preciosos en sus tiendas, pero Moshé, los huesos de Yosef.
Pero ahora tenemos una prueba práctica de la ética de Moshé. Los sabios artesanos de recibir las ofrendas y trabajar con
ellas, le informan a Moshé que, de acuerdo con el presupuesto que se ha estimado para la construcción del Mishkán y de
todo su mobiliario y utensilios, ya tienen suficiente material y aún sobra (36:4,5). Ante tal reporte, Moshé ordena que
corran la voz por todo el campamento para que ya no se siga trayendo más donativos (36:6,7). Y este dato es el primer
indicio que tenemos para evaluar la ética de Moshé, pues si quería enriquecerse podía haberse aprovechado del
entusiasmo que tenía gente, animarlos a seguir donando y él quedarse con la diferencia o sobrante de las ofrendas. Y para
hacer esto, y no se notara su enriquecimiento ilícito Moshé tenía que alterar o inflar el presupuesto de los gastos a
ejecutar, como lo hacen muchos empresarios o líderes religiosos sin escrúpulos. Nada de eso hizo Moshhé. Sigamos
indagamos sobre la conducta de Moshé y otras lecciones que nos brinda la Torá cuando estemos involucrados en asuntos
del manejo de dinero y de otros recursos para la construcción del Mishkán.

Pero la integridad de Moshé en el manejo del tesoro que le fue encomendado quedó demostrado doblemente cuando él
mismo reporta lo que recibió y en que se invirtió, y además menciona que Ytamar, hijo de Aharón, encabezó el grupo de
líderes que supervisaron los ingresos y egresos de los donativos: “Estas son las cuentas del tabernáculo, del tabernáculo
del testimonio, que fue contado por orden de Moshé. Trabajo de los leviim, dirigidos por Ytamar, hijo de Aharón, el
cohen” (38:21).

La designación de ayudantes en la tesorería fue una sabia decisión de Moshé, ello evitaría sospechas y lashón hará entre el
pueblo (Shemot Rabbá 60:6). El Midrash nos dice: “Nuestros Rabinos enseñan que no se debe designar a no menos de dos
personas para que se encarguen de las finanzas de la comunidad” (Shemot Rabbá 60:1). Y esto se aprende de Moshé
porque él nombró a otros hombres como sus ayudantes a fin de que las cuentas estuvieran claras ante todos. Si hemos
seguido con atención el relato de la parashat Pekudé notamos que Moshé no esperó a que se inaugurara el Mishkán para
presentar después las cuentas, tan pronto fue terminado en todo sus detalles, él convoca al pueblo, y con sus asistentes
reporta todas las donaciones que ingresaron al tesoro del Mishkán y con detalle menciona que se hizo con el oro, las
piedras preciosas, etc. (38:21 al 39).

Después de este reporte financiero por parte de Moshe se inauguró el Mishkán. Ya dijimos antes que la Shekiná que se
posó sobre el Mishkán constituía el sello de aprobación de que la obra de construcción se había llevado a cabo conforme
al diseño revelado por el Eterno. Pero en el contexto de lo que venimos hablando podemos añadir que la Shekiná era el
sello del Eterno con el cual se cerraba la boca a aquellos que dudaban de Moshé y/o de sus asistentes. La Shekiná sobre el
Mishkán era la prueba de la integridad de Moshé, que ni él ni sus asistentes se habían enriquecido con el dinero y los
donativos de los benei Ysrael.

Y esta es la manera, con la presencia de la Shejiná en sus vidas, como el Eterno honra a los hombres y mujeres íntegros
que dirigen con rectitud y orden las finanzas de las congregaciones: hace reposar su gloria sobre sus hogares! Y que
permanezca así hasta que el Eterno envíe al Mesías, y rogamos que sea pronto y en nuestros días, y digan Amén!
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Lección No. 8: ¿Qué clase de trabajo debemos elegir y en cuál ciudad debemos vivir?
Rabbí Dr. Williams Pitter

Todo el tiempo en la vida estamos tomando decisiones, pero sea cual sea el asunto que nos preocupa o estamos
interesados y en torno al cual queremos tomar una decisión, siempre el mejor camino a seguir es tener los mejores
criterios para hacerlo, entre esos criterios, los consejos de personas sabias deben ser pedidos, escuchados y tomados en
cuenta. Pero en lo concerniente a la búsqueda de un trabajo bien remunerado que nos brinde una mejor calidad de vida y
si ello también implica la mudanza; en muchas de esas decisiones por general prevalen los contactos que tenemos, los
gustos y destrezas personales que poseemos para tal o cual oficio.

Si a la elección de un trabajo se refiere, ¿qué aconseja la sabiduría judía? En una ocasión tuve una conversación con un
gran amigo judío ortodoxo y él me contaba que tenía un trabajo secular bien remunerado, que le permitía tener un estilo
de vida confortable para él y su familia, además se sentía muy cómodo con su trabajo porque estaba acorde con sus
gustos y destrezas profesionales. No obstante, a pesar de todas ventajas y beneficios materiales que disfrutaba, se sentía
un poco incómodo, ya que en ocasiones, por las propias exigencias de su empleo, tenía dificultades para observar el
shabbat y algunas festividades. Entonces me dijo algo impresionante: “Pitter, el mejor trabajo para un judío que ame la
Torá es aquel que le dé la oportunidad de guardar la mayor cantidad de mitzvot posibles”. Poco tiempo después me
comentó que se cambió de trabajo, con una remuneración similar a la que tenía antes, pero no estaba muy de acuerdo
con sus gustos y su formación profesional pero que se estaba adaptando porque ese trabajo le permitía observar todas las
mitzvot y siempre estaba en shabbat y en las festividades con la familia, que es en últimas lo más importante.

Amigos, amados, si Ud. va a buscar empleo y además Ud. es una persona que ama la Torá y es temeroso del Eterno, yo le
sugiero que tome este criterio que es capital importancia para seleccionar un trabajo: elija aquel trabajo que le permita
guardar la mayor cantidad de mitzvot posibles. Aún más, si pone este criterio como el principal, le aseguro que el Eterno le
asistirá con un buen empleo, pues está escrito en nuestra tradición: “cuando un hombre o una mujer se quiere purificar, el
cielo lo ayuda”.

Ahora bien, si la oportunidad de conseguir empleo implica que se tiene que mudar a otra ciudad de su país, o incluso a la
ciudad de un país extranjero; no sólo los contactos le pueden ayudar a elegir la ciudad apropiada, hay un mejor criterio.

Al respecto tenemos una buena y aleccionadora historia en nuestra tradición5. “Rabí Yosé, hijo de Kismah, decía: En una
ocasión iba yo de camino y me encontré con un hombre. El me saludó y le devolví el saludo. Me dijo Rabí, ¿de qué lugar
vienes? Le respondí: de una gran ciudad de sabios y escribas. Me dijo: ¿Quisieras venir a residir con nosotros en nuestro
pueblo? Te daré millones de denarios de oro y piedras preciosas. Le contesté: Hijo mío, aunque me dieras toda la plata,
todo el oro y todas las piedras preciosas que hay en este mundo, no residiría sino en el lugar de la Torá, porque en el
momento en que fallece el hombre no lo acompaña la plata, ni el oro, ni las piedras preciosas, sino exclusivamente la Torá
y las buenas acciones, tal como está escrito: cuando camines, te guiará; cuando yazcas acostado, te custodiará; cuando
despiertes, hablará contigo (Pr 6:22)… Así está escrito en el libro de los salmos por medio de David, rey de Israel: prefiero
la enseñanza de tu boca que millares de oro y plata (Sal 119:72)” (Mishná Abbot 6:9).

En esta historia Rabí Yosef puso en una balanza los beneficios materiales y la Torá, y él se decidió en quedarse en el “lugar
de la Torá”, es decir, un lugar de una ciudad en dónde podía congregarse y estudiar Torá. Amados, esto puede poner a
temblar a más de uno. Porque si aparte de conseguir un empleo que no le permite guardar ni siquiera el shabbat y por si
fuera poco tampoco tiene una congregación para asistir Ud. y llevar a su familia y para estudiar Torá; yo le aconsejo que
huya de allí, con todo y los ganancias materiales que pueda tener y estilo confortable de vida que pueda llevar. Pero si Ud.
y su familia decide quedarse por santas, justas y buenas razones, tendrían que estar bien centrados en su fe para observar
en privado las mitzvot hasta donde se pueda.

Aunque esto también lo pone en una situación de delicada a su Ud. y en particular a sus hijos que crecen aislados de una
congregación; pues el fervor religioso puede menguar con el tiempo junto con la prosperidad pueden contribuir a poner
en riesgo la fe, y Ud. y sus hijos pueden involucrarse en compromisos que lo distancien aún más del Camino que

5
Talmud Sota 40a
originalmente tanto estimaba. En este caso, le aconsejo que inicie contactos con amigos o conocidos que estén en una
ciudad que haya Torá y también pueda ofrecerle un trabajo que guarde mucho más mitzvot que los que ahora guarda con
dificultad, y por supuesto, con los beneficios económicos como los que ahora disfruta.

Tenga presente la experiencia de Lot, se fue a un lugar donde había prosperidad pero no había Torá, sino más bien estaba
llena de gente desordenada que provocó la ira del Eterno; y al final la vida de Lot fue un desastre perdió sus propiedades,
a su familia, y salvó su vida de puro milagro. Lot cometió dos errores, si bien es cierto eligió una ciudad próspera, tal
prosperidad lo deslumbró y no le permitió ver con claridad la dificultad que había allí para observar mitzvot, pues está
escrito en él se angustiaba con la malvada conducta de la gente de Sodoma. Pero si esta elección fue un grave error, el
segundo fue peor, pues como un justo Lot observó que ese no era el mejor lugar para prosperar espiritualmente, sin
embargo, no tuvo el valor de salir con tiempo. Solo la gracia del Eterno lo salvó.

Pero si Ud. está empleado en un trabajo que le impide guardar las mitzvot del Eterno y a lo mejor tampoco se siente a
gusto porque no está bien remunerado o porque se ve obligado a ejercer un oficio que ni le gusta o no está preparado
mentalmente para ejercerlo, y si además tiene donde congregarse, que no hay Torá, entonces no hay duda alguna que
Ud. salir de inmediato de ese lugar, a esa ciudad el Eterno no lo ha conducido. Por favor, múdese de allí, y como en el
caso anterior le aconsejo que tome la iniciativa de contactar amigos y conocidos de un lugar en el cual Ud. conozca que
por lo menos haya Torá, un lugar en donde pueda congregarse.

Amados, estos dos consejos o criterios usados con fe e inteligencia le puede poner a Ud. en una mejor posición para ser
guiado por el Eterno a fin de que sea Él el que le abra las puertas para una mejor vida para Ud. y los suyos. ¡Ah! Dos
consejos finales, antes de salir recite la oración del viajero y planifique el viaje de modo que te permita guardar el shabbat
y otros preceptos de la Torá. Si tienes que parar en alguna ciudad para guardar en tu largo camino hacia tu destino, verás
que será una bendición para tu vida.

Todo hombre temeroso del Eterno debe tener en cuenta estos cuatro consejos que hoy les he dado a conocer, lamento
no haberlo hecho antes, de todos modos, muchos de los que ahora escuchan esta lección podrán hacer los correctivos
que sean necesarios. Hay dicho venezolano que reza así, “el que no escucha consejo no llega a viejo”. Pero si los escuchas,
y pones en primer lugar la Torá, es decir, la justicia, lo que es correcto, entonces todo lo demás te será añadido, no hay
necesidad de tanto afán, y entonces verás que se cumplirá en tu vida lo que dice el libro de Devarim: “Bendito serás tú en
la ciudad y en el campo…Bendita será tu canasta y su artesa. Bendito serás en tu entrada y en tu salida” (Dt 28:1-6).

Quiera el Eterno que sea así, hasta que Él envíe al Mesías, y rogamos que sea pronto y en nuestros días, y digan Amén!
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Parashat Vayikrá
Lección No. 9: UN SOLO CAMINO
Rabbí Dr. Williams Pitter

Shalom amigos, bienvenidos a la novena lección de la Torá con Pitter, dedicada a comentar la parashat Vayikrá, y cuyo
título es UN SOLO CAMINO. La buena noticia, es que en esta semana ofreceré un comentario adicional sobre esta misma
parashat, que es la lección número diez. Para empezar, quisiera compartir con Uds. que en cierta ocasión leí que entre la
intelectualidad alemana del primera mitad del siglo veinte se decía que cuando la gente llegaba al paraíso se le ponía en
una encrucijada que tenía dos carteles. En uno de ellos decía: “Dios” y todo el mundo el mundo tomaba esa vía, pero los
arrogantes filósofos alemanes decían que cuando ellos llegaban a tal encrucijada tomaban la vía del cartel que decía:
“Conferencias sobre Dios”. Esto lo decían para burlarse de los creyentes cristianos, al tiempo que proclamaban con orgullo
que ellos habían tomado el camino correcto.

En esta semana comienza el ciclo de lecturas del libro de Levítico también conocido como Vayikrá, el cual está dedicado a
una amplia y detalla descripción del sistema de sacrificios y de sus rituales correspondientes. En la antigüedad se le llama
Torat Kohanim, o Torá de los Sacerdotes porque el libro de Levítico constituía el manual básico para todos los sacerdotes.
Vayikrá se ha considerado un libro muy difícil de entender pero el tiempo que se invierta en estudiarlo será retribuido en
la bendición de la comprensión del plan de la redención y de la obra que el Mesías iría a ejecutar.

Otra de las características del libro de Vayikrá es que se aparta de estilo narrativo de los libros de Génesis y Éxodo, y se
dedica extensamente a describir mitzvot a ser realizadas por los sacerdotes o cualquiera del pueblo de Israel, desde el
Kohen Gadol, el rey hasta el israelita más humildes; apenas contiene el relato de dos episodios. La característica más
notable es la estructura que a simple vista se nota en el texto hebreo, y cuando los rabinos dividieron el libro Vayikrá en
parashot respetaron esa estructura original de modo tal que podemos ahora tener la oportunidad de estudiarlo de una
manera más didáctica o amigable.

Por ejemplo, La primera parashat del libro Vayikrá lleva su mismo nombre, y para tener una visión global de ella, podemos
decir en primer lugar, que esta parashat ocupa los 5 primeros capítulos de este libro. Estos 5 capítulos están dedicados a
describir las ofrendas voluntarias y las ofrendas obligatorias por el pecado que cada persona debería traer al Mishkán; las
ofrendas comunitarias las tratará más adelante. En segundo lugar, las ofrendas personales voluntarias están contenidas en
los primeros tres capítulos, y las ofrendas obligatorias por el pecado están contenidas en los capítulos 4 y 5. Aquí ya
tenemos una primera lección, si alguien deseaba de su buena voluntad traer una ofrenda al Mishkán, ya sea de ofrenda de
animal o de origen vegetal, podía hacerlo siempre y cuando fueran los tipos de ofrendas kosher mencionadas.

De igual modo, si alguna persona de los benei Israel, reconocía que había faltado en algunos del mitzvot señaladas en la
Torá, y deseaba solicitar expiación por su falta, entonces podía presentar la ofrenda que el Eterno, según el caso, le
ordenara. De esta manera, se establecía un orden, y conforme a ese orden los sacerdotes efectuaban los sacrificios. Esta
disposición es importante, pues la Torá especifica que la expiación solo es posible por efecto de la sustitución del tipo
animal kosher seleccionado a tal efecto por el Eterno. El korbán, que generalmente es traducido como “animal de la
ofrenda” u “ofrenda” significada más bien “acercar”, por lo que la Torá nos quiere enseñar que si nos queremos acercar el
Eterno, Él ya con anterioridad ha dispuesto que nos acerquemos a Él por medio del korbán que Él mismo ha elegido. Esto
implica que el Eterno quiere que nos acerquemos a Su presencia, y que lo hagamos a través del korbán que Él ha elegido
para que por medio del ritual expiatorio se disuelta la distancia que el pecado ha creado entre Él y nosotros.

Es decir, la Torá nos enseña que la salvación del pecado y de la angustia que esta genera en el hombre no es posible
obtenerla por medios o artificios que el hombre pueda inventar como hemos leído de los rituales paganos, y si había de
hacerse un sacrificio era el animal elegido por el Eterno, inmolado de manera kosher por los sacerdotes y con el ritual de
sangre también especificado. Esto es una clara alusión a lo que dice Pedro del Mesías: “No hay otro hombre bajo el cielo
dado a los hombres en que podamos ser salvos” (Hch 4:12). El Mesías Yeshua es el Korbán, el único que por medio de su
sangre derramada nos puede acercar al Eterno, y así obtener el perdón de los pecados, paz interior y por si fuera poco, la
oportunidad de participar en el mundo venidero. De hecho, el tratado Sanedrín del Talmud comparte también la
interpretación que los sacrificios son una alusión a los sufrimientos del Mesías6, lo que también resumiría de manera
magistral Juan el bautista cuando en el río Jordan presentó al Mesías delante del pueblo con las siguientes palabras: “He
aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 3:29-34).

El libro de Levítico nos habla del amor del Eterno a su manera, como lo hace el libro de Éxodo a la suya. Todo su vasto
sistema de korbanot, y en particular en la parashat Vayikrá que nos ocupa, muestra que el Dios de Israel, es el único y
verdadero Dios, que está interesado por todos y cada uno de nosotros, y nos pide que veamos en este libro la única y clara
vía que ha diseñado para salvarnos del pecado, de la condenación y la muerte que éste trae consigo, cualquier otro
camino de salvación es idolatría y perdición. El Mesías Yeshua, es el camino, la verdad y la vida, y nadie puede acercarse al
Eterno sino por sus méritos (Jn 14:6). Y por esta razón titulé este comentario a la parashat Vayikrá: Un solo camino.

Con este breve comentario a la parashat Vayikrá quise presentarles un resumen de las ideas centrales del libro de Levítico,
y a fin de mostrarle lo hermoso que es, voy a dar un segundo comentario a la parashat de esta semana en la Lección No.
10 que pueden escuchar a continuación.

Por favor, dedique tiempo de estudio y oración a este libro maravilloso, y aprenda de él que todos aquellos centenares de
miles de nobles e inocentes animales que fueron inmolados, y que nunca debían haber muerto, son una alusión al Mesías,
puro e inocente, “el cordero sin mancha y contaminación” (1 P 1:19), quien tampoco debió haber sido inmolado de la
manera que fue ejecutado. Él sufrió la muerte nuestra para que nosotros tuviéramos la vida suya, Él fue tratado como
nosotros merecemos ser tratados, a fin de que fuésemos tratado como Él merece ser tratado.

Yeshua es el Korbán, el único y genuino Camino que nos acerca al Padre, y pidámosle al Padre que ahora nos acerque de
nuevo al Mesías, porque ahora sabemos quién es Él y lo que hizo por nosotros, y rogamos que sea pronto y en nuestros
días, y digan: Amén!!

6
Talmud Bavlí 97a
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Parashat Vayikrá
Lección No. 10: CUANDO SE DA LA VIDA PARA GANAR LA VIDA
Rabbí Dr. Williams Pitter

La lección No. 10 de la Torá con Pitter será mi segundo comentario a la parashat Vayikrá que realizo en esta semana del
año 2018 de nuestra era, año 5778 de acuerdo a la tradición judía. Y este segundo comentario tiene la intención de
motivarles al estudio del libro de Levítico mostrándole algunas de sus maravillosas lecciones que contiene en medio de un
vasto y aparentemente complicado sistema de sacrificios. He titulado …

Como les comenté en la lección anterior, que es la Lección No. 9, que la parashat Vayikrá contiene los primeros cinco
capítulos del libro de Levítico, los cuales están dedicados a describir las ofrendas voluntarias u obligatorias por el pecado
que cada persona debería traer al Mishkán. Las ofrendas personales voluntarias están contenidas en los primeros tres
capítulos, y las ofrendas obligatorias por el pecado están contenidas en los capítulos 4 y 5.

Y mi comentario lo he titulado: Cuando se da la vida para ganar la vida y gira en torno a las tres categorías de ofrendas que
se presentan en los dos primeros capítulos. La parashat Vayikrá abre con el conjunto de instrucciones relativas al Korban
Olah, es decir, al sacrificio de holocausto que cada persona debe ofrecer cuando este tipo ofrenda o korbán se toma de los
animales cuadrúpedos, y comienza diciendo así: “Llamó a Moshé y habló el Eterno a él desde la tienda de reunión y le
habló diciendo: Habla a los hijos de Israel y les dirás: Cuando una persona entre Uds. que acercare una ofrenda al Eterno,
de la bestia, del vacuno y del rebaño, ha de acercar vuestras ofrendas” (1,2). Acá la regla es muy sencilla, la persona debe
traer su ofrenda de ganado vacuno, y del rebaño, es decir, de las ovejas y de las cabras como luego especifica en el
versículo 10 más abajo. Luego desde el versículo 3 hasta el 13, se describe todo el ritual que los cohanim han de realizar
con este tipo de korbán. Como ven es muy sencillo. Ahora bien, del verso 14 hasta el 17, contiene las instrucciones de lo
que deben hacer los cohanim cuando la persona trae como korbán una ofrenda de ave, ya sean tórtolas o palominos.
Luego, todo el capítulo dos presenta todas las tareas de que los cohanim deben realizar cuando la persona trae una
ofrenda de oblación, es decir, una ofrenda de harina de trigo, pero el texto hebreo es más específico y se refiere a la
“sémola” o la harina fina de trigo (ver Ex 29:2)

Resumiendo, la ofrenda personal estaba clasificada en tres categorías: (1) ganado vacuno, caprino y ovino; (2) las ofrendas
de tórtolos o palominos, y (3) la ofrenda de harina de trigo. Aquí viene en nuestro auxilio la tradición oral judía que nos
explica cómo se implementaba en la práctica esta variedad de korbanot. Los rabinos nos enseñan que esta clasificación
que ordenó el Eterno a Moshé tiene que ver con los recursos o medios financieros que posee la persona que tiene el
interés de presentar ante el Mishkán una ofrenda: Las personas ricas o aquellos que en su momento disponía de fondos
suficiente debían traer ofrendas de ganado vacuno, ovino o caprino, pero las personas cuyos ingresos o medios no le
alcanzaban para comprar estos tipos de animales, entonces podían traer tórtolas o palominos, básicamente, este es el tipo
de ofrendas que traían las personas pobres.

En cambio, las personas en extrema pobreza se les daban la oportunidad de traer una ofrenda de harina de trigo. Así lo
enseña Rashí7, en su comentario citando al Talmud Menajot 104b, para afirmar que la ofrenda de harina fina de trigo era
la típica ofrenda de los más pobres, y por ello, es como si el Eterno dijera: “al ser poco lo que él ofrece (y que es parte de
su sustento), Yo lo consideraré como si hubiera ofrendado su vida misma”.

La lección es clara, todos pueden ofrecer sus ofrendas al Eterno, el que tiene recursos ya se la ha indicado el tipo de
ofrendas que debe presentar (vacas, ovejas o cabras), no puede aparecerse con un pajarito ni con una bolsita de harina de
trigo; es una negligencia y hasta una mezquindad contraria a la voluntad del Eterno, y su ofrenda no será aceptada. Y el
pobre, aun el más pobre, puede presentar una ofrenda de harina de trigo. Pero acá hay un pequeño detalle, ¿y si el pobre
no consigue la harina como va a hacer? Si no ha sido una negligencia suya, la culpa ha de atribuirse a la falta de solidaridad
de los judíos ricos de su comunidad.

7
La Torá con Rashí, p. 26.
Pero no solo tenemos que aclarar ese detalle sino que además hay un problema. Me explico. El Rabbí Moshe Sofer8, ha
notado que esta hermosa explicación que ofrece el Talmud y que Rashí apoya tiene un grave problema: la sémola o harina
de trigo es más mucho más cara que una tórtola o un palomino, ¿cómo es posible que se afirme que esta sea la ofrenda de
los más pobres? Aún más, la explicación del Talmud es realizada sobre la base de lo que ha ordenado el Eterno en esta
parashat. Entonces tenemos que preguntarle al Eterno, el por qué ha dispuesto las cosas de esta manera, ordenando al
pobre que no puede ni siquiera comprar una simple paloma que traiga la cara y fina harina de trigo.

El Eterno ha dispuesto que la persona en extrema pobreza pueda ofrecer al Mishkán esa fina harina de trigo porque en la
Torá él a su vez a una ordenado una mitzvá para toda persona rica que tiene un campo sembrado con trigo o un viñedo.
Así está escrito: “Cuando segaren la cosecha de vuestra tierra, no terminarás hasta la punta (o esquina) de tu campo para
segarla. Y la espiga caída de tu siega no espigarás. En tu viña no rebuscarás, y la uva caída de tu viña no recogerás. Para el
pobre y el para el peregrino las abandonarás. Yo soy el Eterno vuestro Dios” (Lv 19:9,10). Si el rico, por su egoísmo falla en
hacer esta mitzvá ordenada por el Eterno, no sólo se hace sufrir innecesariamente a los pobres, empobrece además a los
cohanim que se alimentan de estas ofrendas, y traen condenación y ruinas para sus vidas.

Pero acá hay un detalle que no se debe pasar por alto. La Mishná, en el tratado Peá (Esquina del campo) enseña que varios
tipos de mitzvot en la Torá que no tienen medida, entre ellas, esta dejar una porción del terreno de las esquinas de un
sembradío. La dimensión del área dejada a los pobres va a depender de la generosidad del dueño del campo, sin embargo,
para evitar algún tipo de mezquindad del terrateniente, los rabinos reglamentaron que esa porción no debería ser menos
que una sexagésima parte del área total del campo.

Es el cumplimiento de esta mitzvá de los dueños de los campos que le permite al pobre ofrecer la harina de trigo, que
prepara en su casa para llevarla al Eterno. Si, la ofrenda de fina harina de trigo es más cara que una tórtola, pero le sale
gratis al pobre gracias a la solidaridad de los judíos ricos, pero al ofrecer parte de ella al Eterno, aun cuando es su sustento,
el Eterno la considera como si hubiese ofrecido su vida misma!!

He aquí una pequeña parte de la riqueza y belleza extraordinaria del libro de Levítico y de la sabiduría rabínica que ha
captado el espíritu de la Torá. Sigamos estudiando este libro y extrayendo de él principios y lecciones para vivir con alegría
hasta que el Eterno envíe al Mesías, y rogamos que sea pronto y en nuestros días, y digan: Amén!!

LA TORÁ CON PITTER (Para después)


Instrucciones y principios para vivir con alegría
Parashat Vayikrá
Lección No. : EL SHABBAT Y LA OFRENDA DE HARINA
Rabbí Dr. Williams Pitter

Hay una hermosa canción de shabbat que gusta muchísimo, se titula Baruj Kel Elyon, cuya traducción es más o menos
“Bendito sea el Di_s Altísimo”. Me gusta porque tiene una letra y música preciosa, y además porque el coro tiene dos
melodías, es decir, cuando uno canta el coro lo canta con una melodía y luego lo repite con otra.

La fonética del coro es así: Hashomer Shabat Haben im habat lakel yeratzú keminjá al majabat. Y la traducción es así:
Aquel que observe el Shabat, tanto el hijo como la hija, encontrara' el favor de Hashem como una ofrenda de harina
(sobre el altar del Beit HaMikdash). La idea que desea transmitir el coro de esta alabanza es que todo aquel que cuida
Shabat es comparado al que ofrece un minjá (ofrenda de harina) en el altar del Bet HaMikdash. ¿Cuál es la razón para
establecer esta comparación?

Cuando uno estudia el libro de Levítico uno puede darse cuenta que la Torá usa el término genérico “adam” para referirse
a cualquier persona que lleva al Templo ofrendas de vacuno, ovino o caprino. Pero cuando es una persona pobre la que
voluntariamente lleva una ofrenda de harina al Templo, pues carece de los medios para llevar un animal o un ave, la Torá
usa el término “nefesh” que significa vida para referirse a esa persona. La sabiduría judía explica que tal diferencia se debe
al hecho, que el Eterno considera dicho ofrecimiento humilde como si el hombre pobre estuviera ofreciendo su vida
misma (Talmud Bablí Menajot 104b).

8
Citado por Rabbi Mordechai Kamenetzky http://www.torah.org/learning/drasha/5758/vayikra.html
De igual manera, la observancia del shabbat puede ser también vista como una forma de ofrenda de sacrificio, ya que el
que cuida shabbat pierde la oportunidad de ganar más dinero al renunciar hacer negocios en shabbat. En este caso,
como el del hombre pobre que lleva su humilde ofrenda de harina, el que guarda el shabbat es considerado por Hashem
como si ofreciera su propia vida por el honor del día de descanso.

BARUJ KEL ELYÓN

BARUJ KEL ELYÓN (Bendito sea el Di_s Altísimo)


ASHER NATÁN MENUJÁ (que concedió descanso)
LENAFSHÉNU FIDYOM (para nuestra vida es redención)
MISHET VAANAJÁ (de desgracias y suspiro)
VEHÚ YIDROSH LETZIÓN (Y Él buscará a Tzión)
IR HANIDAJÁ (la ciudad deportada)
AD ÁNA TUGUEYÓN (¿Hasta cuándo la tristeza..)
NEFESH NEENAJÁ (del alma que suspira?)

Coro: HASHOMÉR SHABBAT HABE IN HABAT LAKEL YERATZÚ KEMINJÁ AL MAJABAT


Aquel que observe el Shabat, tanto el hijo como la hija, encontrara' el favor de Hashem como una ofrenda de harina
(sobre el altar del Beit HaMikdash).
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Lección No. 11: ¿Quién eres?
Rabbí Dr. Williams Pitter

Cierta vez, llegó un joven judío a la casa de un importante Rabino a quién aún no conocía. Al presentarse ante el Rabino, el
Rabino le preguntó: “¿quién eres?”. El joven le respondió: “me llamo Moshé”. El Rabino insatisfecho por su respuesta le
dijo: “No te he preguntado cómo te llamas, sino que te he preguntado ¿quién eres?”. Confundido un poco y luego de
meditar unos instantes le dijo: Creó que ya comprendí su pregunta, soy el hijo de Jaim Donner. El rabino, nuevamente
insatisfecho volvió a decirle: “No te he preguntado por la identidad de tu padre, sino que te he preguntado: ¿quién eres?”.
Decidió reflexionar un poco más sobre la pregunta del Rabino, hasta que finalmente le dijo: “Soy un estudiante de la
Yeshivá ‘Torat Jaim’”. El Rabino lo miró fijamente a los ojos y por tercera vez le dijo: “no te he preguntado cuál es tu
ocupación ni dónde estudias. Te he preguntado sencillamente ¿quién eres?”. Sintiéndose superado por la insistente y
“amenazadora” pregunta aún no contestada, se dirigió el joven al Rabino y le dijo: “me rindo señor Rabino, ¿podría por
favor decirme quién soy? El Rabino lo miro fijamente a los ojos y le dijo: Tú eres el corazón que está en ti. No eres ni tu
nombre, ni tu ropa, ni tampoco aquello que estudias ni que haces9.

Amados, si yo le preguntara a Ud: ¿Quién eres? ¿qué contestaría? Por favor, no me vaya a responder diciendo: “Yo soy el
corazón que hay en mi”, porque si lo hace así, no ha entendido lo que quiso decir el Rabino de nuestra historia. Una de las
cosas que debemos tener claro es nuestra identidad, si te preguntas quién eres: no puedes decir: “soy médico” o “soy
carpintero”, porque esa es tu profesión, tampoco puedes decir, “soy estudiante” pues tú no eres lo que haces, ni siquiera
al dar tu nombre y apellido define quien eres porque quizás muchas otras personas también se llamen como tú, y mucho
menos puedes decir: “soy un hombre rico” o “soy un hombre pobre” porque la condición social no dice quien tu eres en
verdad.

¿Cómo contestar esta pregunta vital que tiene que ver con nuestra identidad? Y no solo eso, ¿si sabemos contestarla
debemos hacerlo con honestidad? Permítanme contarles otra historia10. El Rabbí Israel Salanter (1810-1883), un
importante Rabino del siglo, tenía una nieta que se comprometió con un joven rabino, el padre del novio le envió al Rabbi
Salanter una brillante exposición en donde su hijo disertaba sobre un importante tema de Torá, y el Rabbí Salanter
respondió: “Está escrito en la Torá: a mi hija la di a este hombre” (Dt 22:16). Y entonces el Rabino añadió: En este versículo
bíblico la palabra hebrea “ish” que traducimos como “hombre” significa un hombre con un carácter ético y refinado; una
verdadera persona. Ya sé que este joven es un genio de Torá pero tengo que saber que también es una persona”. En otras
palabras, el Rabbí Salanter deseaba asegurarse acerca de la identidad del novio, deseaba saber quién era en verdad.

Esta reflexión del Rabino Salanter, tomada del contexto de un asunto sobre un caso de un matrimonio que se expone en la
Torá, está a su vez basado en otro episodio sobre el matrimonio, de hecho, el primer matrimonio del jardín del Edén. Pues
allí, es donde por primera vez aparece la palabra “ish”, cuando Adán, le dice a su esposa Eva: “serás llamada ishá porque
del ish fue tomada” (Gn 2:23). Es decir, la identidad de Adán llegó a ser definida como “ish” en relación con Eva, que ahora
es llamada “isha”, esto se refiere a una distinción de sexos, ni tampoco que ahora son esos sus nuevos nombres, sino que
ahora su personalidad, su identidad, lo que ellos son en verdad, quedaban completamente definidos en esa relación
dialógica. Adán, es entonces el prototipo, el “ish” por excelencia, un tzadik y con temor del Eterno; y como dice Pablo,
“figura de Aquel que había de venir”, el Mesías (Rm 5:14). Resumiendo, si le preguntamos a Adán, ¿quién eres?, él hubiese
respondido: “ani hu ish”, “yo soy el hombre”, es decir, mi carácter temeroso del Eterno, un auténtico y genuino hombre,
que es todo lo que es y designa al ish, eso soy, esa es mi identidad”.

Aclarado esto, puedo Ud. responder ahora ¿quién es usted? Se atrevería a decir, que es un ish, que es un auténtico
hombre, un tzadik, una persona temerosa del Eterno, o que Ud. amada, podrá decir, que es Ud. es una “ishá”, una mujer
temerosa del Eterno. El plural de ish es anashim, por tanto, los anashim son los hombres justos y llenos del temor del
Eterno.

9
http://masuah.org/recursos-educativos/prueva/
10
Rabino S. Moguilevsky, Anécdotas talmúdicas y de Rabinos famosos, p. 170.
Sin embargo, es bueno que se haga la advertencia siguiente para que no nos apresuremos a contestar a la pregunta
¿quién eres?, porque hay una cierta clase de “anashim”, es decir, hombres, que ya no se quieren llamar “ish”, y han
adoptado desde hace tienen un sobrenombre por medio del cual definen su identidad. ¿Puede Ud. adivinar quiénes son?

La respuesta es: los judíos, pues ya no se considera “ish” sino “yehudí”. Pablo así lo enseña en Romanos 2: “He aquí tú
tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la Torá, y te glorías en Dios, y que conoces su voluntad, e instruido por la
Torá apruebas lo mejor, y confías que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, maestro de niños, que
tienes en la Torá la forma de la ciencia y la verdad” (17-20). He aquí la primera crítica de Pablo, que ahora ish ha sufrido
una metamorfosis, porque ha definido su identidad por lo que le ha sido concedido y por lo que hace, ha confundido su
misión con su identidad, y eso no es correcto. Peor aún, en los versículos siguientes (del 21 al 27), Pablo hace la segunda y
más directa y cruda critica, que la revelación que tienen y el rol que ahora creen que juega en el mundo, es puro orgullo y
además es una falta de coherencia entre lo que enseña y lo que hace en la práctica. Ni siquiera es un yehudí, es un
hipócrita, y mucho menos un ish; no tiene temor del Eterno, y por esta mala conducta, los gentiles odian la Torá y al
pueblo judío. Por nuestra mala conducta bajo el sobrenombre de judío ha dado origen al prejuicio, odio y persecución, he
aquí la raíz esencial del anti-semitismo.

Después de esta crítica terrible a la falsa identidad yehudí asumida por una parte importante el liderazgo de su tiempo,
porque ni siquiera hacen honor a su sobrenombre como los que alaban al Eterno, Pablo entonces les define la verdadera
identidad de un yehudí; “no es una operación en la carne lo que te hace un judío, sino una operación en el corazón lo que
te convierte en un genuino yehudí” (28,29); nacer de nuevo por el poder de la Ruaj HaKodesh. Esa es la verdadera
circuncisión no hecha por manos humanas sino que es la circuncisión del Mesías, la que define tu verdadero carácter e
identidad como judío, y la que te eleva para que seas más que un yehudí, para que seas un ish, un verdadero hombre con
un corazón renovado y temeroso del Eterno.

Muchos proclaman por allí que son judíos porque tienen una madre judía o porque hicieron conversión, yo no tengo
ningún problema que ellos, al igual que yo, llevemos ese sobrenombre; pero el asunto central es que por lo menos
hagamos honor a nuestro sobrenombre para no recibir una reprimenda en este mundo como las que no da Pablo, o como
nos la puede podría dar el Eterno en el día del juicio. De todos modos tengamos cuidado, porque en tiempo de los
apóstoles, como en nuestros tiempos, abundan ciertos personajes, que como dice Juan: “dicen ser judíos, pero no lo son,
sino que son sinagoga de satanás” (Ap 2:9); puro diablos circuncidados y con kipá en la cabeza para ocultar los cachos, esa
es su verdadera identidad.

En tiempos de Abraham, este patriarca era reconocido simplemente como Abraham el hebreo, pero en su contacto con
los cananeos mostró un carácter tal elevado, que esta gente impresionada como estaba cayeron en cuenta de la
verdadera identidad de Abraham cuando le confesaron: “eres un príncipe de Dios entre nosotros” (Gn 23:6).

Amados, ¿cuál es tu verdadera identidad? ¿quién eres en verdad? , o más personalmente, ¿quién soy yo? Sin lugar a
dudas, esta enseñanza es demasiado fuerte y tengo que tomar de mi propia medicina, y prefiero preguntar a mi Rabino el
Mesías, como preguntó el joven tembloroso de la primera historia que conté: “me rindo señor Rabino, ¿podría por favor
decirme quién soy?”.

Que el Eterno tenga piedad de nosotros, que nos ayude a ser un ish, temeroso del Eterno, un ish con el sobrenombre de
yehudí, y nos envíe urgentemente al Mesías, y que sea pronto y nuestros días, y digan: amén!!
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Parashat Tzav
Lección No. 12: TALENTO Y HUMILDAD
La ética y la alegría en el servicio al Eterno
Rabbí Dr. Williams Pitter

Shalom amigos, bienvenidos a la Torá con Pitter, cada vez es mayor el número de personas que solicitan sean anexados
sus números de celulares al listado de envíos de mis lecciones, y también muchas de ellas formulan preguntas sobre la
Torá o presentan sus inquietudes personales. Agradecemos el interés de todos, pero cuando deseen establecer contacto
conmigo escriban a mi correo wpitter@gmail.com y con gusto atenderé sus preguntas o inquietudes.

La parashat de esta semana tiene por nombre “Tzav” que significa “encargar”, o “estimular a alguien que realice algo con
entusiasmo”. A simple vista parece que la parashat Tzav es similar a la parashat Vayikrá que es la parashat anterior; pero
no es así. La parashat Tzav es más sencilla, contiene las instrucciones específicas dadas a los sacerdotes relacionadas con
el procedimiento ritual de cómo ofrecer cada uno de los tipos de ofrendas que eran llevadas al Templo por la persona
individual. Las palabras o frase clave para darse cuenta de este hecho es que la Torá repite en varias ocasiones: “esta es la
ley del holocausto”, “esta es la ley de la oblación”, etc., y en cada caso se narra el procedimiento a ejecutar por el
sacerdote. Pero se debe notar que el texto hebreo dice literalmente, por ejemplo, “esta es la torá del holocausto” o “esta
es la torá de la oblación”, y en este contexto la palabra torá debe ser traducida como “procedimiento”, en otras palabras
deberíamos mejor traducir: “este es procedimiento del holocausto” o “este es el procedimiento de la oblación”.

Con esto queda muy claro que, efectivamente la parashat Tzav contiene los procedimientos de cómo han de presentarse
ante el Eterno todos los tipos de ofrendas especificadas en la parashat Vayikrá. Al aprender esto, aprendemos de paso que
la palabra “Torá” es una palabra polisémica, que tiene su significado específico según el contexto, y en el caso que nos
ocupa, la palabra “Torá” significa una instrucción ciertamente, pero dada en una forma de un manual o procedimiento a
seguir.

Ahora vamos a extraer de la parashat una lección práctica para nuestra vida. Quiero compartir con Uds. una historia de la
vida real de un joven judío que recién había sido nombrado Rabino en una de las comunidades judías de su ciudad. Este
joven Rabino tenía una inquietud y se dirigió a la casa de su Rabino a fin de presentarle la dificultad que estaba
atravesando y que además le diera algunas orientaciones para salir de ella. Ya en casa de su Rabino, un hombre ya muy
mayor y sabio consejero, le dice que está teniendo problemas en su matrimonio, que tiene conflictos con su esposa. El
joven Rabino le dice que los problemas comenzaron cuando lo nombraron Rabino, pues le dijo a su esposa que debido al
alto cargo que ahora le tocaba asumir, ya no podía ayudarla recoger la basura de la comida y ponerla en una bolsa en la
calle, porque los vecinos se darían cuenta que el Rabino estaba tratando con la basura de su casa y esa no era una labor
digna de un Rabino. Pero su esposa no estaba de acuerdo y le pedía que siguiera colaborando con ella como siempre lo
hacía. Luego de contar su historia, le dice a su Rabino consejero: “¿Se da cuenta del problema en que estoy Rabino?
Necesito que Ud. hable con mi esposa y le haga entender la situación”. Su Rabino le responde: “Hijo, comprendo la
situación y voy a hablar con tu esposa”, y entonces añadió: “Hagamos lo siguiente, dile a tu esposa que yo voy a cenar
mañana con Uds. y entonces yo hablaré con ella”. Así quedaron.

Al siguiente día, el Rabino llega a la casa de su discípulo, disfrutan de la cena y al final después de recitar la oración al
Eterno por los alimentos, el joven le insiste a su Rabino que hable con su esposa. Entonces el Rabino le dice a la esposa de
su discípulo: “por favor, lléveme a la cocina para recoger la basura y me da una bolsa para echar la basura y ponerla en la
calle para que se la lleve el camión del aseo urbano”. Aquel matrimonio quedó paralizado, y el joven Rabino le dijo: “Rav
Ud. no puede ser hacer esto Ud. es un gran Rabino”. Y el Rabino le contestó enojado: “Si yo soy un gran Rabino como tú
dices y estoy dispuesto a colaborar con tu esposa y sacar la basura a la calle, cuanto más tú que eres su esposo y apenas
un aprendiz de Rabino”.

Esta historia viene como anillo al dedo para explicar la yuxtaposición entre el ritual de la ofrenda del holocausto y la
mitzvá o procedimiento de limpiar el altar de las cenizas de la madera y de los restos de los animales consumidos por el
fuego, que aparece al principio de esta parashat. Así dice la Torá: “(Tzav) Encarga a Aharón y a sus hijos diciendo: esta es la
ley del holocausto: el holocausto que estará sobre el fogata que está sobre el altar toda la noche hasta la mañana; y el
fuego del altar estará ardiendo sobre él. Se vestirá el cohen su vestidura de lino.. y limpiará la ceniza de lo que consumiere
el fuego del holocausto”.

Como ven, eran los hijos del cohen gadol y sus descendientes y no los levitas los encargados de los más elevados oficios
del Templo, como por ejemplo, la tarea de presentar la ofrenda del holocausto, pero al mismo tiempo la Torá ordena que
la más elevada casta sacerdotal se encargue de realizar el oficio más humilde de recoger y limpiar el altar del holocausto
de los restos que ha dejado el fuego del servicio del holocausto. Es claro entonces, por muy elevado que sea el servicio
que un hombre rinda al Eterno eso no lo exime de ninguna manera de realizar un servicio humilde, tal como el de remover
la basura del altar del holocausto. En verdad, ambos servicios tienen igual importancia, cada uno a su nivel, pues si nadie
limpia el altar llegará un momento que será casi imposible presentar la ofrenda del holocausto. El viejo y sabio Rabino de
nuestra historia conocía la ética del servicio del Templo y por esta razón tuvo que darle una lección a su talentoso pero
orgulloso discípulo; no había entendido el concepto hebreo de liderazgo, que fue resumido en las palabras del Mesías:
“quien desee ser el primero entre vosotros, debe ser el servidor de todos”.

Aún más, es importante recalcar el hecho que la palabra Tzav, que ya he mencionado que significa “encargar”, o
“estimular a alguien que realice algo con entusiasmo” aparece al principio de este mandato de la Torá, lo cual enseña que
tanto el servicio de la presentación de la ofrenda del holocausto como la mitzvá de limpiar el altar deben hacerse con igual
entusiasmo, con la misma alegría. Esta comprensión del servicio al Eterno ya era parte de la filosofía del servicio del
Templo que la Mishná cuenta que los jóvenes cohanim competían por la rampa que lleva al altar del holocausto porque el
que llegara primero tendría el honor de barrer las cenizas del altar del holocausto.

Quisiera terminar con otra historia. Leí un hermoso relato de una Yeshivá en Rusia, que inspirados por lo que nos presenta
la Torá escrita y la tradición judía, establecieron un premio anual para los mejores estudiantes de la Yeshivá; el premio
consistía en limpiar los pisos y los baños de las instalaciones de la Yeshivá. ¡Qué diferencia con el mundo de hoy! ¡Los
jóvenes son estimulados a realizar sus mejores esfuerzos para que al hacerse profesionales consigan los mejores y más
elevados empleos! Eso no está mal, lo que sí está mal, es subestimar o despreciar a aquellos que trabajan en el aseo
urbano, o limpiando calles y posetas, pues desde la óptica de esta cultura, estos son oficios bajos, despreciables y lo deben
hacer gente muy pobre o sin profesión alguna. No es correcto.

La cultura judía enseña que el talento o el elevado cargo que el Eterno nos conceda en Su gracia deben ir junto a la
humildad en el servicio que realicemos, ya seamos jefes de una empresa o líderes de una congregación. Amados, el
Mesías, el más elevado y puro de todos los hombres, no tenía personal de seguridad contratado, se inclinó para lavar los
pies a sus discípulos y dio su vida por ellos, para enseñarnos como debemos servir al Eterno. Esta es la manera que
debemos servir al Eterno, perseveremos en este Camino hasta que el Eterno envíe al Mesías, y que sean pronto y en
nuestros días, y digan: Amén!!

Nota

Por causa de la enseñanza es bueno que recordemos que se dijo que los rabinos dividieron las parashat de la Torá
respetando la estructura del texto hebreo. Por ejemplo, recordemos parashat Vayikrá que va desde el 1:1 al 5:26 se
refiere al tipo de ofrendas voluntarias u obligatorias que debe traer una persona individual, y tales ofrendas se dividían en
tres categorías en conformidad con los recursos materiales de las personas: (1) las ofrendas de ganados vacuno, ovino o
caprino, era traídos por las personas ricas; (2) las ofrendas de pájaros, ya sean tórtolas o palominos, eran traídos por los
pobres; (3) y las ofrendas de harina, era traída por la gente que estaba en extrema pobreza, y estas personas sacaban la
harina del trigo que recogían del campo dejado para la cosecha para los pobres como lo dice Lv 19:9,10. Además, estas
ofrendas, también era divididas en ofrendas de holocausto, que a excepción de la piel, eran quemadas totalmente, las
ofrendas por pecados generales y por pecado específicos, por la culpa y ofrendas festivas como las shelamim u ofrendas
pacíficas. De todas estas ofrendas, la del holocausto que consumía toda la carne a excepción de la piel, era considerada la
ofrenda más elevados de todas las ofrecidas en el sistema de sacrificios del libro de Vayikrá.
LA TORÁ CON PITTER
Instrucciones y principios para vivir con alegría
Lección No. 13: SABIDURÍA Y HUMILDAD
Y el ejemplo de Hillel y de Shammay
Rabbí Dr. Williams Pitter

Bienvenidos a la Torá con Pitter, instrucciones y principios para vivir con alegría. Esta es la lección No. 13 y la he titulado
Sabiduría y humildad, y está en estrecha relación con la Lección No. 12 dedicada a comentar la parashat Tzav cuyo título
era Talento y humildad, la ética y la alegría en el servicio del Eterno.

Si recuerdan, al comienzo de la parashat Tzav aparece la yuxtaposición entre el servicio de la ofrenda del holocausto, el
más importante de todas las ofrendas, y la mitzvá de recoger y limpiar las cenizas del altar del holocausto (Lv 6:1,2), con la
ayuda de la tradición judía pudimos captar y apreciar varias enseñanzas y lecciones de vida: (1) que la más elevada casta
sacerdotal, los cohanim hijos de Aarón y eventualmente algunos de ellos llegarían a ser kohen gadol, la Torá les ordena a
ellos que se encarguen y que lo hagan con alegría tanto el servicio del holocausto con la mitzvá de asear el altar, (2) que el
talento y disposición anímica para servir al Eterno debe ir acompañada con una actitud similar cuando se trate de la
realización de tareas más humildes. En otras palabras, talento y humildad son dos virtudes indispensables de la ética y la
alegría en nuestro servicio al Eterno.

En esta ocasión quiero compartir con Uds. una enseñanza rabínica en donde hacen un collar, es decir, una cadena de
textos bíblicos en los que se yuxtaponen dos atributos del carácter del Eterno, el poder (guevurá) y la humildad
(anventanut) a fin de enseñarnos, no sólo que estos atributos actúan conjuntamente en todas los juicios o decisiones del
Eterno sino que también enseñan la lección, que la humildad es la señal distintiva de la omnipotencia del Eterno. Estudiar
esta lección es muy importante porque conocemos incontables casos de hombre y mujeres que han ostentado el poder y
no han sabido conducirse con humildad, como si el poder cegara a la mente de las personas y les hiciera pensar que no
sólo son omnipotentes sino que además creen que son eternos y que nunca darán cuenta por sus actos a nadie. La caída
de grandes dictadores y ambiciosos hombre de negocios, son excelente ejemplo de esta clase de personajes.

Veamos ahora en varios textos bíblicos las yuxtaposiciones entre el poder de Dios y su humildad. En el Talmud de
Babilonia, Meguilá 31a, se cuenta lo siguiente: Rabí Yojanán decía: En los lugares en los que se encuentra mencionado el
poder (gevurá) del Santo -bendito sea- también encontramos mencionada su humildad ('anvetanut). Esto está escrito en la
Torá, redoblado en los Profetas y triplicado en los Escritos. Está escrito en la Torá Porqué el Eterno, vuestro Dios es Dios de
dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible... (Dt 10,17) y justo después está escrito... que hace justicia al
huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero... (Dt 10,18). Está redoblado en los Profetas Porqué así dijo el Alto y
Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad (Is 57,15); justo
después está escrito y con el quebrantado y humilde de espíritu para hacer vivir el espíritu de los humildes y para vivificar
el corazón de los oprimidos (Is 57,15). Está triplicado en los Escritos, como está escrito: “Exaltad al que cabalga sobre los
cielos. Yah es nombre; alegraos delante de él” (Sl 68,5); y justo después debajo está escrito Padre de huérfanos y defensor
de viudas (Sl 68,6)”.

Los rabinos explican que11, Rabí Yojanán nos quiere enseñar que el poder del Eterno al mismo tiempo va acompañado con
sus acciones para confortar a los pobres, los huérfanos y a las viudas. Este cadena de textos bíblicos, este collar de perlas
de las palabras de la Escritura, pone de manifiesto que toda la Torá proclama el amor del Dios omnipotente para con los
pobres. La humildad del Eterno es la señal de su omnipotencia. Y de allí extraen otra importante lección: El que se rebaja
en la verdadera humildad se abre a su omnipotencia, y será elevado. Esto último coincide con la enseña Rav Shaul, “el que
se humilla, será exaltado”, esa es la recompensa de todo aquel que se sabe doblegarse en el tiempo apropiado; y lo
inverso: “el que se exalta, será humillado”, esa es el castigo de todo aquel que abusó del poder que tuvo en sus manos.

A continuación voy invocar una historia con el objeto de dar un ejemplo práctico de la vida de dos grandes rabinos,
hombre de poder y autoridad y muy sabios pero con distintos caracteres, me refiero a Hillel y Shamai. El Talmud de
Babilonia, en tratado Shabat 30b-31a, los jajamim enseñaron que un hombre debe ser humilde y dócil como Hillel, y no

11
La Torá: las lecturas de la escritura http://jinuj.net/articulos/530/midraix.html
debe ser nunca intransigente e impaciente como Shammay, y vamos a ver la razón de esta conclusión sobre el carácter del
sabio Shammay. El Talmud nos cuenta la historia de dos paganos que se acercaron a estos dos grandes maestros de Torá.

“Sucedió una vez que un pagano se presentó ante Shamay y le preguntó: "¿Cuántas Torot tenéis?" Le respondió: "Dos, la
Torá escrita y la oral." Le dijo: "En lo que se refiere a la Torá escrita te creo; pero sobre la Torá oral, no te creo. Haz de mi
un prosélito, con la condición de que solo me enseñes la Torá escrita." Pero Shamay se enfureció contra él y lo echó con
ira. El pagano se presentó entonces ante Hillel, y éste lo convirtió en prosélito. El primer día Hilel le enseñó !Alef, bet,
guimel, dalet,..." Al día siguiente se lo enseñó en orden inverso. El pagano le dijo: "¡Pero ayer no me habías enseñado
esto!" Hilel le contestó: "¿No tienes confianza en mí? Confía en mí en lo que se refiere a la Torá oral". Fue otro pagano a
presentarse ante Shammay y le dijo: "Haz de mi un prosélito con la condición de enseñarme toda la Torá mientras me
sostengo sobre una sola pierna." Shammay lo echó con el bastón … que tenía en la mano. El prosélito se presentó ante
Hilel y le dijo lo mismo: “Haz de mi un prosélito con la condición de enseñarme toda la Torá mientras me sostengo sobre
una sola pierna.". Hilel le dijo: "Lo que no quieras que te hagan a ti, no lo hagas a los otros. Esta es toda la Torá, el resto
es un comentario; ve y estudia.", y entonces se hizo un prosélito.... Un tiempo después, estos paganos convertidos al
Judaísmo se encontraron en el mismo sitio y dijeron: "La impaciencia e intransigencia de Shamay quiso echarnos del
mundo, pero la humilde impaciencia de Hilel nos ha acercado y nos ha llevado bajo las alas de la Presencia Divina
(Shejiná)”.

Shammay, con todo su conocimiento de Torá no fue capaz de dominar su mal genio, era un hombre irascible, que se
enojaba con facilidad y maltrataba a sus discípulos y a los paganos que se acercaban a él con preguntas que le parecía
impertinentes. Hillel, por su parte también era también un erudito en Torá, pero era un hombre más paciente con el
prójimo como cuenta esta y otras historias que están en el Talmud. Y las consecuencias de no saber manejar el poder que
se tiene como rabino con la humildad saltan a la vista, la intransigencia de Shammay pudo haber enviado a la perdición a
dos paganos, gracias al Eterno, ellos tuvieron un encuentro con Shammay que con humildad y genuina sabiduría hizo de
ellos conversos al Judaísmo y participarán en el mundo venidero. Hillel tenía autoridad, Shammay era autoritario. Por muy
buenas que sean las enseñanzas de un hombre autoritario, la gente no está obligada a sujetarse a un líder déspota y
desconsiderado. De seguro, mucha gente huirá de él, y los que se quedan lo hacen por miedo y/o porque tienen intereses
personales de poder y de dinero.

La radical diferencia de carácter entre estos grandes rabinos tuvo repercusiones importantes para la tradición judía. El
Talmud pregunta: ¿Por qué la halajá se decide por lo que reglamenta Hillel y no por lo que reglamenta Shammay? La
respuesta que dan es: “porque Hillel era humilde”. De hecho, el orden del encendido de las velas de Jánuka sigue la halajá
de Hillel.

Por tanto, así como la señal de la omnipotencia del Eterno era la humildad, de la misma manera, la señal de la sabiduría de
Hillel era su humildad, y esa la verdadera sabiduría y poder para dirigir discípulos y congregaciones. Al respecto, enseña
Yaacob haTzadik, mejor conocido como Santiago: “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros. Muestre por la buena
conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos y contención en vuestro corazón; no os jactéis, ni mintáis
contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Pero la sabiduría
que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, llena de misericordia y de buenos frutos…” (3:13-17).

Amados, el mejor ejemplo de un maestro de Torá, sabio y humilde es nuestro Mesías, el mejor representante de la
escuela de Hillel, y a todos a quienes les gusta enseñar les recomiendo que sigan este modelo, hasta que el Eterno nos
envíe al Mesías, para escuchar de sus labios la Torá del Eterno, y esperamos que sea pronto y en nuestros días, y digan:
Amén!!.

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